- Hasta los huesos.

increible...
no sabes todo lo que me has transmitido con lo que estaba narrando Angel
dios, si es que me has dejado sin palabras
precioso...

Vale, ¿qué decirte del capi? QUE ES PERFECTO. Legna creo que acaba de tener un orgasmo o algo xDDDD.

Jajaja la vdd sk has descrito las cosas de manera tan perfecta... has puesto las palabras adecuadas en el lugar indicado y has formado una descripcion paralela de lo que creemos que le ha ido pasando a angel durante estos años... ese amor prohibido. Ese amor inalcanzado... los amores platonicos, que son los más bonitos.... ayysssss

Y ahora, después de esto yo me pregunto... PORQUE YO NO HABÍA LEIDO LOS 2 CAPITULOS ANTERIOREEEESSS??????

Porque si, tu me dijiste: colgué capi. Y llego super contenta, leo capi sin entender muy bien como de repente estan ahi tan genialosos... y es que no había leido dos capis ¡¡DOOOOSSS!!. JAJAJAJAJAJA, pero esto que es? PERO ESTO QUE ESSS????

Continuas, clau, guapa???? xDDD jajajaja

Si el nivel baja no he sido yo, ha sido que una cosa que empieza por capítulo y termina por 1OO me tiene ida...
gracias a todas!!! <33333

Capítulo 23:

Patricia: ¿Ángel? –Preguntó sin abrir los ojos, despertándose por el pitido del termómetro. –
Él cerró rápidamente el portátil, y se acercó a comprobar la fiebre marcada.

Ángel: Ahora tienes 38…

Ella cruzó los brazos enfadada, y él entendió lo que tocaba hacer ahora.

**

Patricia: ¿Te falta mucho? –Le preguntó apoyándose en el marco de la puerta, con el pijama ya puesto. –
Ángel: Eres tú la que se pega media hora en la bañera llena de hielo y luego me dices que me de prisa… manda huevos
Patricia: No te enfades hombre, que era una broma. –Dijo acercándose maliciosamente. –

Él la miró mientras seguía intentando derretir los cubos de hielo que todavía quedaban en la bañera. Ella se quitó la bata que llevaba encima dejándola caer en el suelo y se arrodilló a su lado, sonriéndole.

Patricia: Venga, te ayudo

Él aceptó convencido, aunque era de esperar en ella que precisamente no quisiera ayudar. Inesperadamente se encontró con un hielo recorriendo su torso por debajo de su camisa, y como era de esperar escuchó una de sus carcajadas.

Ángel: ¡Patricia!
Patricia: ¿Está frío?
Ángel: Estás tarada, ¿quieres que me ponga malo yo también? –Le preguntó levantándose ligeramente la camisa. –
Patricia: Claro, así nos cuidamos mutuamente
Ángel: Sí, venga… deja de hacer el idiota y ayúdame a secar todo esto

Ella, al ver que él se había puesto serio, se dio la vuelta para coger una toalla del armario. Pero se sorprendió cuando sintió otras manos alrededor de su cadera y de nuevo, un escalofrío. O mejor dicho dos. Un cubo de hielo bajaba por su espalda, dejando un par de gotas por su camino, haciendo que pasara de tener muchísimo calor a la sensación contraria.

Patricia: ¡Serás gilipollas! –Gritó agarrándole de los brazos, intentando separarlo. –
Ángel: Oye, sin pasarse, que has empezado tú
Patricia: Pero has jugado sucio, me has engañado, eso no se hace

Forcejearon hasta que ella consiguió liberarse, secándose la espalda con la misma toalla que iba a coger antes. Lo miraba seria, pero divertida.
Tiró la toalla al suelo y volvió a acercarse, y esta vez cogió dos cubitos de hielo. Uno se lo introdujo en la boca, chupándolo, tragándose el agua que desprendía. Otro lo mantuvo agarrado con su mano derecha, que la escondió detrás de la espalda.

Patricia: Eftá rico
Ángel: Si de ésta no se te baja la fiebre yo ya no sé que hacer…

Y al girarse, no pudo evitar callarse. Quería dejar de mirarla pero esa imagen era superior a él, y ella lo sabía. Sabía que quería provocarle, sabía que quería conseguir que se desesperara y que se rindiera, sabía que quería ponerle nervioso.
Y cuanto más se iba acercando, más se descontrolaba. Y tanto frío pero tanto calor.

Cogió el hielo con las manos, mojándose, y luego llevó sus manos a su espalda. Mojándolo con caricias escondidas por encima de la ropa, sin sentirse con derecho a más. Él cerró los ojos. La tenía muy cerca, quizás demasiado, tanto que podía oler el aroma de su pelo.

Ángel: Patricia…

Y cerró los ojos con más fuerza, esperándose cualquier cosa. Pero nada ocurrió. Seguía sintiéndola abrazada a él, con la cabeza apoyada sobre su hombro y respirando agitadamente. Simplemente eso. Y comenzó a pensar que eran como esos pequeños hielos de la bañera. Fríos, independientes. Pero con el paso del tiempo comenzaban a derretirse, lentamente y muy despacio, casi llegando a desesperarse. Y después de eso, agua. Agua que se mezclaba, que se unía, que ya no se podía separar.

De pronto notó como ella se separaba, mirándolo. Estaba seguro de que habían pasado un par de minutos sin moverse.

Patricia: Lo siento, lo necesitaba. –Dijo sentándose en el baño, encogiendo las rodillas y apoyándose sobre ellas. Él se sentó a su lado. –
Ángel: ¿Qué pasa?
Patricia: No sé, últimamente no me encuentro muy bien

Él la miró preocupado.

Ángel: ¿A qué te refieres? Ya sabes que soy muy malo con las indirectas

Ella se rió. En realidad no lo pensaba, siempre las usaba para hablar con ella. Y lo sabía.

Patricia: Ángel… ¿te das cuenta cuántos sueños tenía? ¿Y te das cuenta del tiempo que me queda para conseguirlos? Me he dado cuenta de que no todo es tan fácil como yo pensaba, y me duele haberlo hecho. Porque a veces creo que prefiero vivir en la ignorancia. Me duele no ser como yo esperaba al estar feliz con alguien, alguien con quien compartir todo lo que tengo y alguien al que realmente no le importe el que dirán. Pero siento que el tiempo pasa, y que a medida que lo hace todo es mucho más difícil. Y realmente envidio a todas esas parejas, a todos esos matrimonios, a todos esos amantes, tengan la edad que tengan, que realmente saben lo que es el amor. Porque yo creía haberlo sentido, pero ahora me doy cuenta de que probablemente sólo haya estado engañada.
Y quiero estar segura, y me da miedo no enamorarme de verdad. Quiero vivir la primera vez que mis hijos me llamen mamá, quiero enseñarles a caminar, quiero tener todo eso que siento que no puedo.

Y conforme hablaba, una lágrima se derramaba por su mejilla. Intentó esconderla, hacerle pensar que era del hielo de antes, pero él la conocía. La conocía y realmente su voz se había ido resquebrajando, su mirada había ido bajando hasta quedarse clavada en el suelo, y su sonrisa había ido desapareciendo.
La miró sincero.

Ángel: Patricia… sabes que no tienes que ponerte así. Sabes que puedes tener a cualquiera, y sabes que en cuanto menos te lo esperes estarás con la persona que realmente te llena. Y tendrás hijos, y te comprarás una casa mucho más grande que esta, y tendrás un perro del tamaño de un caballo

Ella soltó una carcajada.

Patricia: ¿Me lo prometes? –Le preguntó poniendo morritos, secándose esa lágrima que jamás debería haber salido. –
Ángel: Te lo prometo

no se que decir, me has dejado muerta...
pero como pueden ser tan... aisssss
me encanta artista!!!

Mira, Clau, yo de este fic deduzco dos cosas primordiales:

1- Que es precioso
2- Si Ángel le puede prometer con certeza que será mamá, que tendrá sus hijos, que se casará y tendrá un futuro genialoso, es porque él se lo va a proporcionar, el se va a encargar de que eso sea así... asi que nada, yo te lo dejo caer, mona xDDD.

Y tu fic... en su linea, genialoso a la vez que divertido. Lo que dice Patri, yo creo que en la vida real, se ha parado más de una vez a pensarlo. Porque siempre ha dejado muy claro que quiere tener una familia, cuidarla, ser feliz y que eso es lo que realmente considera que es dificil de mantener. En "Ratones Coloraos" lo dijo. Yo tengo unas teorias por ahi... pero creo que ya lo dije una vez... que las contaré por privado xD. No son nada del otro mundo, pero creo q son certeras... ¿quien sabe?

sigue claudia de mi amol!!!

Ayyys, pero santo diooos, eres tan grandeeee!!!! *miles de tus ojitos por aquí*

Sabes que me ha encantado... lo sabes! El momento de jugar con los hielos... el abrazo... buuuufffffffff, se me han puesto los pelos como escarpias y eso que yo no tengo hielos cerca!!! Y lo que ella le dice... que lo necesitaba... todo lo que le cuenta... aysss, es tan Patri... y Ángel prometiéndole eso... MUERO MUERO MUEROOOO!!!!!

Pero sin lugar a dudas, me quedo con estooo:

"Y comenzó a pensar que eran como esos pequeños hielos de la bañera. Fríos, independientes. Pero con el paso del tiempo comenzaban a derretirse, lentamente y muy despacio, casi llegando a desesperarse. Y después de eso, agua. Agua que se mezclaba, que se unía, que ya no se podía separar"

Te hago la ola, te aplaudo y me compro llaveritos con tu nombre si hace falta, "aquella que camina mal" JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA. (Nosotras nos entendemos... xDDD)
Sigueee, que me tienes enganchadísima!!!!

Ante esto solo tengo dos cosas que decir:

1) ERES UNA PUTA DIOSA y adoro como escribes, siempre te lo digo tan cutre por aquí porque por messenger te halago más, que quedo mejor haciéndolo en privado (en realidad es porque después de morir con Bones y sus DOS BESACOS, no puedo pensar)

2) El perrito se llamará Replay, ¿verdad?
REPLAYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY!

bueno, aquí vengo con otro más... ya hace días que el toro me cogió, pero bueno, ahí voy tirando xDDDDDDDD eso sí, normalmente de jueves a sábado mi mente no funciona bien... o al menos esta semana (lalalaaaaaa ) así que aprovecho cuando buenamente me sale algo!
gracias a tooooooooooooodas!! <3333 ah, y este es más "larguito" de lo habitual

Capítulo 24:

Ricardo: ¿Quién de ellas va a ser la que me acompañe esta noche?
Ángel: Berta y Paula no creo que tengan problema… pero yo no les pienso decir nada
Ricardo: Veo que no has cambiado

Le sonrió y le dio una palmada en el hombro. En realidad se alegraba de ver después de tanto tiempo a su primo.

-

Patricia: Así que tú eres Ricardo… -dijo sonriéndole y dándole dos besos. Él tardó unos segundos en contestar, mirándola. –
Ricardo: ¿Te ha hablado Ángel de mí?
Patricia: Mucho… pero ganas más en persona. –Contestó guiñándole un ojo. –

Después de saludarla se acercó a los demás, repitiendo los mismos gestos de cortesía.

Ricardo: La verdad es que necesito una acompañante para esta noche, tengo una reunión importante y me gustaría causar buena impresión… y Ángel me ha dicho que alguna de vosotras podría acompañarme.
Patricia: ¡Yo misma! –dijo sonriendo. –
Ángel: ¿Tú? ¿Tú no tenías algo que hacer hoy? Yo había pensado más en Berta o en Paula… -Patricia le miró mal y luego siguió a lo suyo. –
Berta: Bueno, a mí no me importaría
Ricardo: Perfecto, ¿te recojo a las 9?
Berta: Claro. –Contestó sonriendo. –

Le dejó su móvil en un pequeño trozo de papel y luego se marchó por las escaleras. Todos se miraron. Era tal y como Ángel les había contado.

-

Ricardo: ¿Pero estás bien?
Berta: Sí, sí… pero es que no me encuentro muy bien, y no creo que sea buena idea que vaya, por si pasa algo… no quiero estropearte lo que tengas planeado
Ricardo: Vale... no te preocupes, entonces quédate en tu casa
Berta: Mira, haz una cosa, llama a Patricia que ella seguro que te acompaña
Ricardo: Bien, ya nos veremos… muchas gracias de todas formas, y mejórate
Berta: ¡Suerte!

Tras colgar la llamó. Quedaron a la misma hora y en el mismo sitio, sólo que esta vez él tenía muchas más ganas de que llegara ese momento.

A las 9 estuvo con el coche enfrente de su casa, esperándola. Le dio un toque al móvil y vio como la puerta se abría, dejando paso a una preciosa mujer rubia con un traje negro muy sencillo. Era ella, sin duda.
Abrió la puerta del coche.

Ricardo: Estás muy guapa. –Le dijo mirándola de arriba a abajo. –
Patricia: ¡Muchas gracias! –Contestó riéndose. – La verdad es que tú no te quedas atrás

Por el camino fueron hablando sobre la reunión, ella le preguntaba de qué iba y él contestaba sin mucho entusiasmo, quería que la conversación fuera más interesante, quizás preguntándole si tenía novio. Ángel nunca le hablaba de ella. Pero justo cuando iba a sacar el tema llegaron, así que no tuvo más remedio que aparcar el coche, y tras bajarse, saludar a todo el mundo.

Ricardo: Todo el mundo nos mira, creo que es porque te has puesto tú más guapa que yo. –Ella se rió. – ¿No me crees? Mira, allí está mi jefe.

Se acercaron, se miraron para darse el visto bueno, hablaron, comieron y bebieron.
Al poco rato ella, ya cansada, se dirigió hacia un muro y se sentó, contemplando el ambiente que reinaba en aquel local. Él se acercó en cuanto pudo.

Ricardo: ¿te lo estás pasando bien?
Patricia: Sí, bueno, la verdad es que es más entretenida de lo que pensaba
Ricardo: Oye, ¿sales con alguien? –Ella soltó una carcajada. –
Patricia: Veo que vas al grano
Ricardo: Es que Ángel nunca me ha hablado de ti, cada vez que le pregunto me cambia de tema, a pesar de que sé que os lleváis bien.
Patricia: Debe ser casualidad, no creo que le moleste…
Ricardo: ¿Entonces estás libre? –dijo acercándose más a ella. –
Patricia: Hasta esta noche sí…

De pronto, en un abrir y cerrar de ojos, le sorprendió el contacto de sus labios. Y poco a poco, fueron profundizando el beso. Aquello le parecía raro, no sabía por qué, pero se sentía mal. Como si le estuviera fallando a alguien. Y aunque quería olvidarse no podía, y sin querer se acordó de Ángel. En qué diría si lo viera. En qué pensaría. Y sobre todo, cómo reaccionaría. “Vamos Patricia, eres libre de hacer lo que te de la gana”. Y con ese pensamiento, consiguió olvidarlo por un momento.

-

Berta: ¿Qué tal ayer? –Le preguntó cogiéndola del brazo y metiéndola en su camerino. No la había visto en toda la mañana. –
Patricia: Sin mucho que contar… ¿y tú qué tal? ¿mejor?
Berta: Os liasteis, ¿verdad?
Patricia: ¡Berta!
Berta: Te conozco, sino no estarías así… ¡parece que estás esquivando a todo el mundo!
Patricia: Simplemente voy con prisas tía

Berta la miró curiosa.

Berta: ¿besa bien? –Soltó una carcajada. –
Patricia: ¡No pienso hablar de eso!
Berta: ¿Lo sabe ya Ángel?
Patricia: ¿Y qué más da? Si lo sabe me da igual, como si yo fuera propiedad de alguien… -Dijo con tono enfadado, más que con su amiga consigo misma. Todo le recordaba a él, incluso sin ella quererlo. –
Berta: Sabes que no me refería a eso

Patricia abrió la puerta y caminó por el pasillo, despidiéndose. Miró su reloj con prisas.

-

Al cabo de un rato, mientras bajaba a plató, se cruzó con él. Y un enorme sentimiento de culpa le invadió. No sabía por qué, y tampoco quería que pasara porque ella no le debía explicaciones a nadie. Se paró.

Patricia: ¿Ya no se saluda o qué? –Él se giró. –
Ángel: No te había visto
Patricia: Oye, tengo que hablar contigo
Ángel: Dime. –dijo acercándose a la máquina de café, sacando uno. –
Patricia: ¿no te ha contado nada tu primo?
Ángel: No… ¿qué debería haberme contado?
Patricia: Al final lo acompañé yo… y…
Ángel: Os besasteis. –concluyó. Ella lo miró sorprendida. –
Patricia: ¿Cómo lo sabes?
Ángel: Siempre es igual. También te habrá contado que yo soy el “fracasado” –dijo haciendo el gesto de las comillas con sus dedos – de la familia.
Patricia: Ángel…
Ángel: Y tú, aún así, lo volviste a besar. No te preocupes. Ya no tienes que decirme nada.
Patricia: Per
Ángel: No te he pedido explicaciones. No me las des. Así de fácil.
Patricia: Eres un borde. –dijo casi más para ella que para él. Se giró. –
Ángel: Mira, me da igual lo que hagas.
Patricia: Tienes razón, ¿qué más da?... no somos nada

Y aquello le dolió. Le dolió decirlo tanto que nunca se lo hubiera llegado a imaginar, y le dolió ver su cara y su reacción. Y quiso volver hacia atrás, porque hay veces que las palabras salen por su propia cuenta y expresan más de lo que queremos decir. Como si tuvieran prisa, como si no nos dejaran pensar bien. Y luego miró hacia el suelo.

Él la miró serio por unos segundos. Tiró el vaso de plástico en la papelera y luego siguió caminando en dirección contraria a ella. Entró en la redacción dando un portazo. Sin decir nada y diciéndolo todo.

Estaba cansado. Cansado de que siempre pasara lo mismo, cansado de nunca aprender la lección. Pero esta vez, sin saber por qué, le había dolido más. Quizás porque pensaba que ella no lo haría, porque pensaba que no caería. Porque a pesar de todo se había creado una serie de expectativas que al final, resultaron no asemejarse a la realidad. Y lo que más rabia le daba era no poder decirle nada y no tener derecho a enfadarse con cualquiera de los dos. Y la impotencia crecía cada día, mientras él no podía hacer nada.
Es como cuando tienes algo que crees y que tratas como tuyo, pero que en realidad no lo es. En realidad no tienes ninguna clase de poder sobre eso. No puedes pedirle explicaciones por nada, no puedes decirle que cosas debe hacer y cuales no. Y menos a alguien como Patricia.
Suspiró.
Lo empezaría a asumir. Poco a poco, pero lo haría. Al fin y al cabo, él sólo era uno más. Ni siquiera, a estas alturas, se consideraba un amigo.

Escuchó unos tacones al otro lado de la puerta.
Y luego, como siempre, terminaría escuchándola. Porque la miraba y no era capaz de pensar por sí mismo. No frente a esos ojos que siempre lograban hipnotizarle.
Volvió a suspirar.
No tenía remedio.

Tía. Eres dios. Pero DIOS.

Me encanta TODO. Da capo a fine. En serio te lo digo. Te coronas con cosas como estas: "Y quiso volver hacia atrás, porque hay veces que las palabras salen por su propia cuenta y expresan más de lo que queremos decir. Como si tuvieran prisa, como si no nos dejaran pensar bien."
Pero qué grande eres. Lo expresas así, sin más, sin preaviso y eso es una de las cosas que más me gustan de este fic... Buah! Cuando menos te lo esperas estas grandes gotas de sabiduría.

Hablando así, del capi... Patri es muy tonta... y tiene sentimiento de culpa más que nada porque QUIERE A ÁNGEEEEEL!!!!!! Que parece tonta, ende! y Ángel también, ya de paso... pshé. Par de cebollinos los dos... JAJAJAJAJAJAJA. Pero cómo se enrolla con el primo??? Pero esta chica es tonta?!?!?

Ya te lo he dicho por msn... el capi es malrollero pero está tan bien escrito que te lo perdono, más que nada porque me ha encantado, porque adoro tu manera de escribir... Pero vamos, que si mejoras esto tampoco te voy a decir que estás loca ni nada de eso... JAJAJAJAJAJAJAJAJA.

Ayys, me encanta. Síguelo, bonitaaa!!!! *miles de ojitos tuyooooos*

me encanta!!!
aiss si es que se quieren, que no lo nieguen mas leñe!

Y la impotencia crecía cada día, mientras él no podía hacer nada.
Es como cuando tienes algo que crees y que tratas como tuyo, pero que en realidad no lo es. En realidad no tienes ninguna clase de poder sobre eso. No puedes pedirle explicaciones por nada, no puedes decirle que cosas debe hacer y cuales no.

e ahi la cuestión...
genial como siempre!

Uau, este capi me ha gustado especialmente(no es que los otros no me gusten ehhxD ya me entendéis..), por lo bien que has descrito como se siente Ángel, de verdad, me quito el sombrero. Has sabido describirlo a la perfección y me he sentido algo identificado con ello, sigue así clauu me encanta este fic, un besito.
Siento la escasez de mis comentarios pero es que no estoy muy inspirada que digamos..

y si el otro era largo, este un poco más cortito...
gracias a todas como siempre ^^

Capítulo 25:

Árboles. Una larga carretera con miles de coches sobrepasándola. Nubes que cubrían un cielo azul. Pájaros que volaban sin preocupaciones. Un cristal. Y luego, ella.
Se giró al escuchar la puerta abrirse.

Ángel: ¿Por qué estás aquí tan temprano? –Le dijo sin detenerse, siguiendo por el pasillo. –
Patricia: Espera un momento Ángel
Ángel: Tengo prisa

Le cogió del brazo e hizo que la mirara a los ojos. Él bajó la mirada al suelo. Hoy no dejaría que le pasara lo de siempre.

Ángel: ¿Qué quieres?
Patricia: Lo siento, ¿vale? ¿Eso es todo lo que quieres oír?
Ángel: No, lo que quiero oír tú no me lo puedes decir. Creo que ni siquiera se te pasa por la cabeza.
Patricia: ¿Vamos a empezar ahora con las adivinanzas?
Ángel: En realidad es mucho más sencillo que todo eso. En serio, ¿vas a tardar mucho?

Ella abrió su mano y le entregó un papel enrollado. Lo miró.

Patricia: No. De hecho ya me iba.

Y con paso rápido y firme desapareció por el final del pasillo. Él se quedó un rato mirando aquello, y luego se dirigió hacia su coche.

Llegó, abrió la puerta y se sentó. Metió la llave de contacto y arrancó. Después miró lo que Patricia le había dado. Quitó la llave y, con paciencia, desplegó aquel folio.

“Sabía que te negarías a escucharme. A pesar de que sólo tengas que llegar a tu casa, abrir una cerveza y tumbarte en el sillón. Siempre quieres hacerte el interesante. Te conozco. Y también sé muchas otras cosas que tú no sabes que sé. –Sonrió, poniéndose más cómodo en el asiento. – En realidad me gustaría habértelo dicho hace un momento mientras yo me iba por el pasillo y tú me mirabas, pero como te he dicho antes conozco que eres tan cabezón y tan orgulloso como yo. Supongo que por eso te tengo que dar esto.

No te voy a pedir perdón, porque no tengo que hacerlo por nada. O al menos eso es lo que pienso. Pero sí que voy a tener la oportunidad de decirte lo que pienso y de contarte como fue realmente todo. Tampoco es que haya sido gran cosa, simplemente pasó. Y ya está. Puede que me arrepienta o que no lo haga, pero eso no significada nada. No significa que piense que eres lo que tu primo me dijo. Porque si fueras un fracasado, no me habrías hecho reír tantas veces. No me habrías hecho sentir especial. No me habrías mirado cuando más lo necesitaba. No me habrías dado, a tu manera, todos esos consejos que sin tú saberlo me han ayudado tanto.

Y tampoco significa que no supiera que habría sido mejor no hacer nada. Pero hay veces que no te da tiempo a pensar. Que cuando quieres reaccionar, lo que odiabas que pasara ya ha pasado. Y luego, cuando lo piensas, te das cuenta. Y querrías esconderte debajo de la tierra o volver a ser un niño, para que todo lo hecho no tuviera ninguna importancia.

Pero ya no es así. Y afrontar lo que hacemos mal es lo que, de una u otra manera, nos hace crecer como personas. Es lo que hace que no tropecemos con la misma piedra, aunque luego lo hagamos. Y también es lo que hace que nos demos cuenta de las personas que realmente son importantes.

Y ahora, después de todo esto, yo me pararía a pensar quién es el fracasado realmente. Y no, no hace falta que me vengas a buscar a dar las gracias. Sólo piensa, que eso ya te llevará toda la tarde.”

Volvió a releerla. Incluso más de dos veces. Y cada vez le parecía mejor. Desde el hecho de que no perdiera su toque personal hasta lo que, tan ocultamente, le había dicho. Porque había cosas que sólo ellos entendían, y ésta era una de ellas. Cogió el móvil.

“No te voy a ir a ver porque como has dicho, mi orgullo está por encima de todo. Pero, francamente, ya no pienso que sea un fracasado. Ahora, según lo que has dicho, soy dios. Gracias”

-

La décima llamada que le llegaba en todo el día. Y otra vez él, y su insistencia, y su pesadez. Y empezaba a estar harta.

Patricia: ¿Qué quieres?
Ricardo: Hablar, quedar, no sé… tú sabrás, si crees que puedes ir besando por ahí a la gente y luego quedarte tan tranquila
Patricia: ¿No te da pistas que no te haya contestado a ninguna llamada ni a ningún mensaje? ¡No quiero verte! Ni siquiera sé por qué lo hice
Ricardo: Si nos vemos otra vez seguro que lo adivinas
Patricia: Eres un gilipollas, primero con Ángel, y luego conmigo
Ricardo: ¿Qué pasa ahora con mi primo?
Patricia: Oye, déjame, ¡no quiero hablar contigo!
Ricardo: Pues me lo has cogido
Patricia: ¡Porque era eso o cambiarme de número!

Y tras esto, le colgó. Se tumbó en el sofá, y a los pocos minutos le llegó un sms. Sonrió. Siempre lo conseguía. En cualquier situación, con cualquier problema, a todas horas del día. Lo releyó. No se imagina cuanto deseaba tenerlo ahí. Haciéndole cosquillas. Mirándola. Riéndose. Acariciándola. Besándola.
Y, por fin, se atrevió a decir en un suspiro lo que nunca había pasado de ser un pensamiento.
“Le quiero”.

lo ha dicho lo ha dicho!!!
aissss cuanto se conocen el uno al otro...
me encanta me encanta me encanta!!!!
"ya no pienso que sea un fracasado. Ahora, según lo que has dicho, soy dios"
jajajaja lo es, lo es... xD

No había leido el capi anterior! No me avisaste!
Del primer capi, me ha gustado el momentito en que Patri y Ángel hablan después del beso de Patri con Ricardo. No es que me mole que estén mal, porque eso un pangelista no lo puede llegar ni a pensar, pero... ver la reacción de Ángel, su lado sensible, que si le tocan algo que le gustaría que fuese suyo, le duele. Y no es nada suyo al fin y al cabo, pero ese simple deseo del otro, cuando sentimos que es de otro... mmm duele.

Y del segundo capi, me encanta que Patri se haya dado cuenta que la ha cagao. Todo el mundo tenemos errores, y Patri es humana. Se ha dado cuenta, pero ambos son tan orgullosos que ni una va a pedir perdón (y no es que tenga que hacerlo, realmente no eran nada... solo que sabía perfectamente lo que sentía angel por ella), ni el otro se va a arrastrar para conseguirla. Lo que pasa es que el amor nos enternece a todos.

Y sí, estoy de acuerdo con Patri, hay veces que no te da tiempo a pensar las cosas, que el tiempo se va volando, o que no sabes reaccionar ante ciertas situaciones, o que las reacciones que tienes piensas que son correctas y te puedes arrepentir al segundo de hacerlas o en el mismo momento. Todo depende de muchas cosas... El entorno, las personas con las que estás, el lugar, momento personal que atraviesas... todo son factores externos o internos que nos afectan. En fin, excelente como siempre, clau.

jajajaja me encantan los análisis sobre la vida de tuckylina.

Pero más me encanta tu fic. Con el final me has emocionado. Creo que no hace falta que diga más.

Bueno, pues ahora, si siguiera a bones aquí debería ir una escena desgarradora y que aún la veo y se me saltan las lagrimicas... pero como ninguno de estos dos es tan frío y tan apático como una que yo me sé.....
a leer!

Capítulo 26:

No sabía cómo había permitido que todo eso pasase. Siempre había sido capaz de guardar las distancias, de hablar con ella sin acercarse demasiado y sin meterse en sus problemas personales para no dejar que también le afectaran. Hasta que todo fue cambiando, incluso hasta el punto de no imaginarse su vida sin ella. Y era muy simple y muy absurdo, pero a la vez muy complejo. Había roto su coraza, ella había sido capaz de descubrir cómo hacerlo feliz, cómo lograr que estuviera tranquilo, cómo hacerle sentir bien. Tenía locura pero también tranquilidad, era mujer pero también niña, era impulsiva pero también precavida. Y para él era felicidad, pero también frustración. Y no se había dado cuenta, porque todo pasó muy rápido, o quizás demasiado lento. Tanto como para no notarlo, tanto que le confundía. Se imaginaba a sí mismo antes de conocerla, pero ya no se veía igual. Y quizás se dio cuenta porque cuando quieres no lo notas tanto, pero cuando amas todo eso te hace daño. Y cuando la quería no tenía los mismos miedos ni las mismas inseguridades. Y cuando la quería no le dolía tanto verla feliz con otros. Y cuando la quería no la deseaba con esas ansias. Pero ahora, cualquier paso que intentaba dar hacia adelante se convertía en dos hacia atrás.


Aquella noche de lluvia, después de haber pensado muy bien cómo y qué hacer, se dirigió a su casa. Por el camino iba pensando en que cara pondría ella después de que el pronunciase aquellas palabras que tanto le habían costado aceptar, que le diría, simplemente que pasaría después de todo. Porque arriesgaba mucho haciendo aquello, muchísimo. Elegir entre una relación de trabajo o su propia felicidad. Difícil. Pero nadie puede estar toda la vida así, arrepintiéndose de algo que no ha hecho por miedo, o arrepintiéndose de haberlo hecho y haber fallado. Y al menos, él prefería haberlo intentado.

…

Tocó el timbre nervioso, impaciente, colocándose la chaqueta y aclarándose la voz. Si hace unos meses le hubieran dicho que iba a estar allí dispuesto a hacer lo que tenía pensado, no se lo hubiera creído. Pero así era él.

Escuchó unos tacones al otro lado de la puerta, y al cabo de un par de minutos la vio. Preciosa, perfecta.

Ángel: Tenemos que hablar… –Le dijo sin preámbulos, pasando al pasillo. –
Patricia: ¿De qué? –Contestó ella, dándole la espalda para mirarse en el espejo. –
Él la sorprendió por detrás agarrándola de la cintura y dándole la vuelta. Se encontraron cara a cara.

Se acercó a su rostro y pegó su frente a la de ella. Pudo ver como la ponía nerviosa, como no podía dejar de mover sus manos sin saber cómo colocarlas y como sus ojos evitaban mirarlo, sin éxito.

Y después de torturarla acercándose lento y despacio, la besó. La besó colocando sus manos en su cadera, con miedo pero intentando mostrarse decidido, para no estropearlo. La besó como deseaba hacerlo desde hace tiempo, con cuidado pero pretendiendo decirle todo lo que se le estaba pasando por la cabeza en ese mismo instante. Todo lo que significaba para él, todo lo que le había enseñado y lo que le había dado. Ella, que se había quedado completamente quieta y sin saber cómo reaccionar pasó a poner sus manos sobre la nuca de él, profundizando el beso.

La ropa comenzaba a sobrar. Creyó haber oído que tenía prisa, pero no le hizo caso. Hoy no. Empezó a quitarle el vestido, primero una asilla, y luego la otra. Despacio, besando y acariciando cada parte de su cuerpo que dejaba descubierta. Y mientras la miraba, para ver cada expresión de placer que le regalase. Quería ver si todo sería igual que cómo se lo había imaginado. Ella por su parte comenzó a quitarle la camisa, acariciando cada parte de su torso, haciendo pequeños círculos en su ombligo y recorriendo su espalda con la palma de sus manos.

Patricia: No podemos hacer esto… -Le susurró acelerada, mientras no apartaba sus manos. Su corazón latía cada vez más fuerte conforme él la besaba, conforme la acariciaba, conforme la desnudaba. Avanzaron entre trompicones hasta su habitación. –
Ángel: Yo creo que sí –susurró él también mordiéndole el labio inferior, mirándola. – Podemos y debemos… y sobre todo, queremos

Ella soltó una carcajada ahogada por los besos.

Patricia: ¿qué te hace pensar que yo sí?

Él comenzó a desabrocharle el sujetador y, casi en un abrir y cerrar de ojos ella se encontró desnuda ante él. O al menos casi. Se acostó sobre la cama boca arriba, pudiendo ver como Ángel se ponía encima de ella y llevaba su boca hacia sus pechos, jugando y pasando su lengua por ellos despacio. Y luego, ligeros mordiscos que le hicieron soltar un gemido irreprimible.

Ángel: Esto es lo que me hace pensarlo. –contestó finalmente con una sonrisa de medio lado, mirándola. Ahora se ayudaba de sus manos para estimularla, acariciándola desde la espalda hasta las piernas. Lentamente, casi desesperándola. –

Ella llevó sus manos y las enroscó en su pelo. Después de ir deslizándose por su cuerpo con ayuda de su lengua llegó hasta sus ingles. Le quitó las braguitas con cuidado, y luego se detuvo un momento tanteando la zona. Disfrutaba al verla nerviosa, al sentirla desesperada.

Patricia: ¿Vas a moverte de ahí? –Le preguntó entre jadeos y entrecerrando los ojos. –
Ángel: Pídemelo… -contestó levantando la cabeza y mirándola. –
Patricia: Joder Ángel… ¿mi cara no te dice nada?

Él soltó una carcajada y luego cogió su mano. Introdujo uno de sus dedos en ella, provocando que sus gemidos fueran más notables. Luego acompañó con un segundo. Ella le pedía más, a ratos gritando y a veces susurrando. Y él la miraba, disfrutando de cada una de sus expresiones. Finalmente, después de marcar el ritmo, dejó libre la mano de ella y terminó con la suya. Primero lento y luego rápido. Con movimientos que la hacían enloquecer.

Y no dejaba de gritar su nombre. Y sintió que no aguantaría mucho más.

Él, aunque sin parecerlo también desesperado, abandonó la zona con un ligero juego de lengua y dientes de nuevo. Y después se colocó sobre ella.

Ángel: No sabes lo que llevo queriendo hacer esto. –Le susurró. – No sabes lo loco que me vuelve verte disfrutar. Y no sabes lo que me gusta oírte decir mi nombre mientras lo haces.

Ella hacía ya rato que había comenzado a sudar.
Volvió a decirlo. Volvió a llamarlo. Para provocarle, para jugar con él. Y él lo entendió al ver que Patricia le rodeaba con sus piernas.

Se introdujo en ella sin más rodeos, también él desesperado. Primero despacio y luego incrementando el ritmo. Sin miedo, procurando disfrutar de cada segundo. Cada segundo que se había imaginado, y que ni siquiera se podía comparar.

Ella le pedía más. Se agarraba a su espalda clavando sus uñas. Desde hacía rato lo único que se oía en aquella habitación eran gemidos. Jadeos. Respiraciones aceleradas. Él recorrió con la lengua todo su cuello. Y ella seguía dejándose hacer, mientras lo empujaba animándolo a seguir.

Y al cabo de un par de segundos, sintió como todo estaba a punto de terminar. Sintió que sus piernas se contraían, sintió como ni siquiera podía mantener los ojos abiertos. Y él, al sentirla así, se excitaba mucho más.

Y le pidió más. Y más rápido. Patricia soltó un gemido mucho más fuerte que los anteriores, y mucho más agudo, dejándose ir. Y él también lo hizo dentro de ella.

-

Todo estaba calmado y tranquilo. En la habitación volvía a reinar el silencio, sólo hablaban las miradas.
Miradas llenas de miedo, miradas llenas de inseguridades, miradas llenas de dudas y preguntas. Pero también miradas que se querían y que intentarían luchar por mantenerse a flote y no dejarse vencer… miradas sinceras y reales.

dios... me has dejado muerta, olé tú!
aisss si es que ha sido...
sin palabras
me encanta como lo has redactado todo... PERFECTO!

Dios!!! POR FIN!!
Este fic es de los grandes! ¿Que por qué? Os voy a dar unas cuantas razones:

1- Lo escribe Clau
2-Va todo a su tiempo, y como ya se sabe, las cosas de palacio van despacio
3- Cuando algo se hace esperar... la recompensa es mucho mayor que si tienes recompensa a la primera de cambio... y ellos han pasado de hablar, picarse, etc. A acostarse, genial. xD. Nosotras esperando el beso y toma, si no te gusta el té toma dos tazas xDDDDDD. Gracias Clau por recompensarnos!!! (lo del té es una metafora!, q el te no me gusta, pero tu fic me encanta. Es para comparar el desquicio que llevabamos todas con la espera de ese momento.)

Muajajaja, estoy deseando ver la continuación... lalalalalà, viendose en plató y todo, seguro q meterán cositas fuera de guion que solo entenderán ellos, y si no es así da igual Yo ya me lo he imaginado, así que... chincha rabiña.

Clau bonitaaa continuaaaa

JAJAJAJAJAJA
Ha sido piadosa, no como Hart Hanson xD no se podrán quejar, ¿eh? que les ha dado "secso" y ni siquiera han pasado 5 años de tensión sexual no resuelta ni nada JAJAJAJAJA

Qué grande eres, Clau!
aunque ya te lo he dicho muchas veces por msn, pero da igual... todo es poco para ti, artistaca!

Pero vamos a ver. Sois unas lectoras de mierda.
¿Por qué aquí nadie pregunta a qué viene esta escena? Quiero decir... Lo último que pasó fue que Patri se lio con Ricardo, Ángel se picó, y ella se lo explicó por escrito y decidió pasar de Ricardo. Finalmente llegó a la conclusión de que quería a Ángel. Pero esta escena así de repente... y encabezada por lo que escribió Ángel en el ordenador mientras Patri estaba mala... No sabemos qué ha pasado. Y no sé vosotras pero yo me muero de ganas de saberlo.
No merecéis leer lo que escribe esta grandísima artista.
Escoria!

Y tú no te mereces seguir viviendo y nadie te dice nada.

Bueno, vale, es broma... (o no).

OH DIOS MÍO!! me había perdido dos o tres capis..ñaaai, legna cállate, a mí me ha sorprendido pero supongo que ya lo explicará en el próximo..Seguro que Ángel se ha dado cuenta al sentirse tan celoso por Ricardo que le ha abierto los ojos.. HA SIDO PRESIOCÉRRIMOOO enserio, me encanta.. el beso, la forma de hacerse el amor..me encanta cuando hay mezcla de pasión y risas, es mi debilidad! siguee prontito, aún me flipa tu forma de escribir, me encanta. Un besitoo guapa.

WEEEEEEEEE AREEEE THE CHAMPIIOOOOONS, MY FRIEEEEEEEEEEEEEEEND!!!!!!!!

No existen palabras, ni las suficientes manos para aplaudir el PEDAZO CAPITULAZO que te has marcadoooo!!!!!! No hay mejor manera de imaginárselo que la tuyaaaaaaa!!!!!!! Ni mejores ojos para leer que los nuestroooos!!!!! Ni mejores manos para escribir que las tuyaaaaaaaaaaas!!!! Artistaaaaaaaaaaa, artistazaaaaaaaaaaaaa, Bécquer sólo era un maldito aficionado comparado con tu jodido arteeeeeeeee!!!!!!!!!!!!!!

Yooo soooooyyyy CLAUDISTAAA!!! Quiero un libro tuyo firmado por tiii!!!! Sí, porque un libro tuyo firmado por el Cachuli debe ser chunguísimo... además de que Cachuli sólo sabe escribir números... Bueno, también sabe escribir "Pagar un millón de euros a María Patiño regularmente", pero ese es otro tema...

TE QUIEROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Ahora sigue y como esto sea un sueño te arracaré los ojos, los dedos, el corazón y los ovarios.

Capítulo 27:

Una mañana aparentemente normal, como otra cualquiera. Prisas, agobios, zapatos chocando contra el suelo. Hojas que se imprimen, sketches que se graban.
Pero desde hace días todo esto no era más que un mundo paralelo.

Ondeaba su melena al viento cuando un brazo la sorprendió arrastrándola hacia uno de los camerinos. Un portazo, y allí afuera, todo seguía igual.

Ángel: ¿No me oyes cuándo te llamo? –Preguntó apoyándola en la pared. –
Patricia: ¿En qué quedamos?
Ángel: Venga, no va a pasar nada porque me mires
Patricia: ¿Ya terminaste el guión?
Ángel: ¿De verdad lo que más te importa es eso?

Ella le miró sonriendo.

Patricia: ¿Tú que crees? –habló mientras se acercaba más a él. –
Ángel: No sé, me haces dudar…
Patricia: ¿te hago dudar? –Soltó una carcajada. –

Se miraron. Nada era como antes, y nada lo sería. Pero pretendían llevarlo lo mejor posible. Desde aquello podría decirse que todo era “raro”.

Le besó. Primero con intención de marcharse rápido, pero después, al sentir sus manos sobre su cintura, fue prácticamente imposible.

Patricia: Ángeeeel… ya lo hemos hablado… -dijo prácticamente liberándose de su boca. –
Ángel: Perdona, es tu culpa, que mira como te pones
Patricia: ¡Me tienes aprisionada!
Ángel: Me dirás que no querías
Patricia: ¡Imbécil! –Contestó soltándose de su brazo. –

Se dirigió hacia la puerta y se dio la vuelta. Le guiñó un ojo y, después de comprobar que no tuviera arrugas en el vestido salió, pretendiendo no causar sospechas.
Varios guionistas que pasaban por delante. Alguien que no pudo reconocer de espaldas en la máquina de café. Y un suspiro de alivio.

Todo como siempre, o como casi siempre.

-

Lo volvió a ver en el backstage pero no se sentó a su lado. Pensó en una mano que se salía de lugar y se ponía en otro que no debía, en un roce indebido, en una caricia que debía ser escondida, así que se quedó de pie apoyada en el brazo de sofá en el que él estaba sentado hablando con Dani.

Lo miraba. No sabía cómo, al final, había pasado todo aquello. En un abrir y cerrar de ojos. Besos. Risas. Y poco a poco, un secreto aún más peligroso. Pero debían hacerlo así, y lo sabían. Al menos si querían seguir estando tranquilos.

**Flashback**

Patricia: ¿Qué vas a hacer? –Le preguntó riéndose, moviendo las piernas hacia arriba y hacia abajo sin parar. No podía moverse. Al final resultó que Ángel tenía más fuerza de la que se pensaba. –
Ángel: Eso te pasa por llenarme la cara de harina
Patricia: ¡Ángel! ¡Qué seguro que está helada!
Ángel: Tampoco he sido tan malo… está… tibia
Patricia: ¿¡Tibia?! ¡Te conozco, así que tibia mis cojones!

Él soltó una carcajada, y al bajar la guardia, ella pudo soltarse un poco más. Pero no del todo.

Ángel: No seas cabezona que, nos vamos a caer
Patricia: Si me soltaras no pasarían estas cosas…
Ángel: si te soltara me harías croqueta pero con agua en vez de con aceite
Patricia: ¡Eso no se puede, ignorante!
Ángel: ¿Vas a seguir riéndote de mí?

Le preguntó avanzando por el pasillo y tropezándose con casi todas las mesillas.

Patricia: Tú verás… si me sueltas no

Abrió la puerta del baño. Un espejo con el lavabo a la derecha le dejó verse la cara, completamente blanca. Estaba loca.

Ángel: Estás muy tarada, pero ahora veremos
Patricia: No me hagas nada… -dijo con un tono más agudo de lo normal, poniendo una de sus caras de pena. –

Él avanzó con ella a cuestas todavía y la puso de pie con la idea de que sólo se metiera ella, pero perdió el equilibro y acabó justo encima empapándose de agua y aplastándola.

Patricia: Eres muy idiota, ¿lo sabías?

La miró mal e intentó levantarse, pero no contaba con el peso añadido de la ropa mojada. Ella se rió más.

Patricia: ¡Y muy torpe!

Ángel simplemente la besó. Desde que pasaba más tiempo con ella vivía todo tipo de situaciones surrealistas. Y le encantaba.

Ángel: ¿Ya se te quitaron las ganas de reírte de mí?
Patricia: Un poco… -Contestó traviesa, escurriéndose debajo de él. Levantó la vista para mirarle. – ¿Sabes que nunca lo he hecho en una bañera?

Él la miró, primero sorprendido y luego sonriendo.
Sí, definitivamente le encantaba.

**Fin flashback**

Dani: ¿Me estás oyendo tío?
Ángel: ¿El qué? –su amigo soltó una carcajada. –
Dani: ¡Que vamos a grabarlo ya, que se nos hace tarde!

Se levantaron. Él se paró enfrente de ella. Demasiados impulsos para acercarse, pero demasiadas razones por controlarse. Simplemente le sonrió.

Patricia: Espera, Ángel…

Y sin darse cuenta se acercó. Él pensó que lo iba a hacer y negó con la cabeza un par de veces disimuladamente, pero ella simplemente le quitó una pelusa de la chaqueta. Le sonrió.

Patricia: Ya está, hombre. Tampoco hace falta ponerse tan tenso… -Comentó entre risas. –

Él la miró amenazante. Luego se acordó de que Dani estaba detrás, y al mirarlo simplemente sonrió nervioso. Se le daba muy mal disimular, no era tan natural como ella.
Y simplemente se dio la vuelta y se fue, dejándola con la pelusa en la mano, pero aprovechó el despiste de los demás para guiñarle el ojo al girarse.

Y con el sabor de sus besos comenzaba otro día en el que volvería a ser duro mentir, engañar y disimular por los dos. Aunque lo hacía. Al fin y al cabo, valía la pena.

ahhhh *grito histérico* xD
me encanta!!!!!
no me entretengo más, con este pedazo de capi, me las piro a estudiar
artista!