Retazos de mentira, retazos de verdad
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Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
Oye hablando de msn podiamos agregarnos no?? o mas bien agregarme jajaja asi hablamos mas !!! un beso!!! y a ver si sigues cn otro capituo pronto que ya me he enganhado xdd
Beavalenciana20- Mensajes : 129
Fecha de inscripción : 05/11/2010
Edad : 34
Localización : Valencia
Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
me encantaaaaa!!! cuanto detalle, que realismooooo!! y que grande eres!!
ardo en deseos de seguir leyendoo!!
ardo en deseos de seguir leyendoo!!
Pam- Mensajes : 51
Fecha de inscripción : 23/06/2010
Edad : 32
Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
Muchas gracias por los comentarios!
Este capi se lo dedico a Legna, que es mi pesadilla particular y quien ha conseguido que suba hoy.
Un besooo
Nota adicional: contiene indicios de infierno. Yo lo advierto, por si hay menores, para que... lo sepan y me ignoren, claro xD
CAPÍTULO 5
Estaba tan inmersa en aquella especie de… diario… de Ángel que ni siquiera era capaz de darme cuenta de que no había cenado. Mis tripas empezaban a quejarse pero no pensaba levantarme de la silla hasta dar por finalizado el Documento. ¿Cómo podía negarme a entender a Ángel? ¿Cómo iba a negarme a leer todo lo que siempre ocultaba?
Seguí la lectura, ansiosa de más recuerdos.
Salí a correr antes de tiempo y frené en seco justo a su lado. Un fallo lo tiene cualquiera, pero la señorita Conde tuvo que hacerse oír insistiendo en mi pequeña e inconsciente trampa, mientras se explayaba tocándome espalda y brazo.
Herido en mi orgullo, no me quedó más remedio que volver a subir para correr de nuevo.
Ángel: También te digo, ahora estoy cansado, como bata ahora el récord me vais a… bueno – me corté a mí mismo, pero el caso es que ya había dejado entrever mi malhumor.
Volví a correr y volví a pararme a su vera, frenando esta vez mi llegada haciendo apoyo en su silla. Ella pegó un leve saltito al notar el frenazo, pero no se inmutó demasiado. Pedí repetición, por supuesto, los lerdos de realización nunca atinaban a la hora de parar el cronómetro… Patricia tocó mi hombro de nuevo y reprimí las ganas de corresponder al gesto.
Ángel: ¡Quiero ver repetición ya! ¡Me da igual! ¡Quiero ver repetición!
Patricia: No tenemos retro, esta de luto por el pulpo Paul.
Ángel: ¿Pero no pueden ponerlo? Yo creo que he batido el récord, hablo en serio…
Patricia: Sí, y yo también... – su intención era seguir hablando pero la interrumpí.
Ángel: ¡Mira! – señalé el retro - ¡Que lo paren justo cuando toco la mesa, porfa!
Tino, en un alarde de humor, puso el sonidico de “¡CUIDAO!” y Patricia soltó una carcajada mientras me miraba.
Congelaron la imagen en el momento que llegaba a la mesa.
Patricia: 4.80, clavadico.
Desde el público se oyó un iluminado que me gritó un certero “LENTO”.
Patricia: Eso no ha sido Tino, eso no ha sido Tino.
Ángel: Pero porque estoy cansado de la antes… - renegué mientras me sentaba.
Patricia: ¿Estás cansado de la de antes? Cambia…
Ángel: Lo he hecho dos veces – me di cuenta de lo que había dicho, pero disimulé continuando con mi tema – Dos veces, todo el mundo sabe que un hombre no puede hacerlo dos veces…
Sí, lo cierto es que yo no había intentado hacerle un comentario inocente, pero creí que no se había dado cuenta del sentido real de aquellas palabras, ya que no me lo había comentado ni echado en cara después, entre vídeos. Me sorprendió leerlo allí… Y más me sorprendió leer lo siguiente.
Puse la mano firmemente en el pomo de la puerta; me había costado decidirme, pero ya había llegado hasta allí, no tenía sentido dar marcha atrás aunque ella no me hubiese visto aún.
Tomé aire y lo expulsé una última vez, dándole la vuelta al pomo y abriendo la puerta sin llamar antes. Me colé rápidamente y la vi de pie, frente a mí, quitándose los tacones y girándose para ver quién había entrado. La expresión de su rostro la delató: se sorprendía de verme ahí, pero también se alegraba. Eso me envalentonó para sonreír y acercarme a ella un poco más.
Ángel: ¿Te estabas cambiando?
Patricia: Sí, iba a cambiarme ahora, pero tranquilo, no has interrumpido nada – rió.
Ángel: Me alegro.
Volví a avanzar, quedándome a escasos pasos de ella que se había girado buscando algo en el tocador.
Patricia: ¿Te alegras de no verme desnuda? Debes ser el único tío sobre la faz de la Tierra… - bromeó.
Yo no recordaba eso, de hecho, eso no había pasado. Ni esa conversación, ni esa situación.
Yo sonreí, recorriendo la escasa distancia que nos separaba y cogiéndola de la cintura, obligándola a girarse hacia mi cuerpo donde la tenía aprisionada.
No, no había pasado.
Patricia: ¿Qué haces? – susurró.
La miré largamente, comprendiendo que aquella pregunta no era un reproche y que, pese a estar extrañada, no intentaba separarme.
Ángel: Cambio.
Patricia: ¿Qué?
Ángel: Estoy cansado de la de antes, ¿recuerdas?
Cuando leí en sus ojos el reconocimiento de sus propias palabras, me arriesgué a besarla. Gimió cuando mis labios entraron en contacto con los suyos y supe que no había motivo para seguir aprisionándola.
No, no había pasado en absoluto. ¿POR QUÉ NO HABÍA SUCEDIDO?
Destensé mis brazos alrededor de su cintura y acaricié su espalda llevando una de mis manos a su nuca como aviso de que quería profundizar más el contacto. Su cuerpo se relajó frente al mío y, partícipe de aquel momento, rodeó mi cuello con sus brazos, abriendo la boca lo suficiente como para que mi lengua se colase.
Sus manos recorrían mi cuerpo, temblorosas, estirando de mi camisa cuando llegaba a los costados.
Aferré su cintura con cuidado de no hacerle daño pero con firmeza, guiándola hacia la puerta cerrada y apoyándola en ella con ímpetu.
Sin romper el contacto, llevó sus manos a mi pecho buscando los botones de la camisa y comenzando a desabrocharlos impacientemente. Apoyé un brazo en la puerta, al lado de su cabeza y llevé la mano que me quedaba libre junto a las suyas, tratando de ayudarla a deshacernos de la camisa. Estiré de la prenda y un par de botones cayeron al suelo. Ella, tomándome como ejemplo, rompió los botones que quedaban y estiró hacia atrás de la camisa, dejándola caer al suelo.
Sin dejar de besarnos noté sus uñas arañando suavemente mi cintura ascendiendo lenta y sensualmente, casi haciéndome cosquillas, y arrastrando la camiseta con ella.
Levanté los brazos para permitirle que me desnudase y gemí cuando lamió mi cuello, succionando la nuez y obligándome a tragar saliva, completamente excitado. Cerré los ojos cuando sus manos recorrieron mi vientre, endureciéndolo instintivamente.
Cogí su rostro y la besé cortamente, apartando su pelo y enredándolo en mis dedos.
Mordí su barbilla y acaricié uno de sus muslos y ella, como si hiciese tiempo que esperaba ese contacto, alzó la pierna y rodeó mi cintura con ella. Levanté su vestido poco a poco, disfrutando del suave tacto de cada centímetro de la piel que descubría.
Las yemas de mis dedos dieron con su ropa interior, esa que tantas veces había visto e intuido en el programa. Ignoré la prenda y seguí subiendo con la misma suavidad mientras su respiración entrecortada me hacía saber que le gustaba mi manera de llevar aquello. Sonreí al observar su boca entreabierta, los ojos cerrados y la contracción de placer de su rostro. Sus manos, aferradas a mis hombros, resultaban la mejor guía en ese momento; apretaban cuando le hacía cosquillas y arañaban cuando mis caricias se tornaban insoportablemente placenteras.
Ángel: Levanta los brazos – susurré cerca de su oído.
Patricia obedeció al instante, permitiéndome deshacerla de aquel vestido tan ceñido. Lo dejé caer al suelo y me separé unos centímetros para observar la perfección de su cuerpo que, a pesar de que todavía vestía la ropa interior, era la cosa más perfecta que había visto nunca.
Pasé una mano por su vientre antes de llevarla a su cintura. Su piel tersa y suave se estremeció ante el contacto de mi palma fría. Su cintura era tan estrecha que mis manos la abarcaban por completo.
Mis ojos recorrieron su cuerpo una vez más, deteniéndose en su pecho, que subía y bajaba rápidamente como muestra de la excitación que sentía. Trepé hasta el cierre de su sujetador, mirándola a los ojos cuando lo abrí. Me devolvió una mirada serena, sensual, consciente de lo que estaba pasando. Yo, arrastrado por la urgencia del momento, bajé sus tirantes y descubrí sus pechos, erectos.
Su sonrisa se volvió insegura, como si se avergonzase de su desnudez, como si se hubiese quedado bloqueada.
Cogí sus manos y las llevé a la hebilla de mi cinturón, animándola a que me desnudase, creyendo que, si aquello significaba lo mismo para ella que para mí, estaría deseando poder hacerlo ella misma y era algo de lo que no pretendía privarla.
Ella siguió mirándome, reconstruyendo su sonrisa hacia una más tierna e inocente. Acaricié su rostro, temiéndome que no quisiese seguir con todo aquello y ella besó mi mano cerrando los ojos.
Ángel: Patricia – susurré, llamándola y besándola para que abriese los ojos – Si no estás segura de…
Me callé cuando noté que mi cinturón desaparecía de mi pantalón.
Patricia: Estoy segura. Sólo quería mirarte a los ojos para saber que tú también.
Ángel: Lo estoy.
Patricia: Me alegro, porque si no sería muy raro – se rió, contagiándome.
Besé la desnudez de sus pechos mientras ella se afanaba en desabrochar los botones de la bragueta de mi pantalón.
Cerré los ojos cuando sus labios buscaron los míos de nuevo, distrayendo mi atención hacia las sensaciones que me provocaba su lengua invadiendo mi boca.
Cuando volví a abrirlos, ya no vestía mis bóxers y mi pene, erecto, disfrutaba de las caricias que Patricia le propiciaba.
Todavía con la respiración entrecortada, invadí su boca con mi lengua, estirando de sus braguitas ansioso. El deseo de hacerla mía que me perseguía desde hacía ya varios años se había vuelto ahora en algo más que una necesidad.
Joder con el enano… Qué… ¿capacidad de redacción?
Este capi se lo dedico a Legna, que es mi pesadilla particular y quien ha conseguido que suba hoy.
Un besooo
Nota adicional: contiene indicios de infierno. Yo lo advierto, por si hay menores, para que... lo sepan y me ignoren, claro xD
CAPÍTULO 5
Estaba tan inmersa en aquella especie de… diario… de Ángel que ni siquiera era capaz de darme cuenta de que no había cenado. Mis tripas empezaban a quejarse pero no pensaba levantarme de la silla hasta dar por finalizado el Documento. ¿Cómo podía negarme a entender a Ángel? ¿Cómo iba a negarme a leer todo lo que siempre ocultaba?
Seguí la lectura, ansiosa de más recuerdos.
Salí a correr antes de tiempo y frené en seco justo a su lado. Un fallo lo tiene cualquiera, pero la señorita Conde tuvo que hacerse oír insistiendo en mi pequeña e inconsciente trampa, mientras se explayaba tocándome espalda y brazo.
Herido en mi orgullo, no me quedó más remedio que volver a subir para correr de nuevo.
Ángel: También te digo, ahora estoy cansado, como bata ahora el récord me vais a… bueno – me corté a mí mismo, pero el caso es que ya había dejado entrever mi malhumor.
Volví a correr y volví a pararme a su vera, frenando esta vez mi llegada haciendo apoyo en su silla. Ella pegó un leve saltito al notar el frenazo, pero no se inmutó demasiado. Pedí repetición, por supuesto, los lerdos de realización nunca atinaban a la hora de parar el cronómetro… Patricia tocó mi hombro de nuevo y reprimí las ganas de corresponder al gesto.
Ángel: ¡Quiero ver repetición ya! ¡Me da igual! ¡Quiero ver repetición!
Patricia: No tenemos retro, esta de luto por el pulpo Paul.
Ángel: ¿Pero no pueden ponerlo? Yo creo que he batido el récord, hablo en serio…
Patricia: Sí, y yo también... – su intención era seguir hablando pero la interrumpí.
Ángel: ¡Mira! – señalé el retro - ¡Que lo paren justo cuando toco la mesa, porfa!
Tino, en un alarde de humor, puso el sonidico de “¡CUIDAO!” y Patricia soltó una carcajada mientras me miraba.
Congelaron la imagen en el momento que llegaba a la mesa.
Patricia: 4.80, clavadico.
Desde el público se oyó un iluminado que me gritó un certero “LENTO”.
Patricia: Eso no ha sido Tino, eso no ha sido Tino.
Ángel: Pero porque estoy cansado de la antes… - renegué mientras me sentaba.
Patricia: ¿Estás cansado de la de antes? Cambia…
Ángel: Lo he hecho dos veces – me di cuenta de lo que había dicho, pero disimulé continuando con mi tema – Dos veces, todo el mundo sabe que un hombre no puede hacerlo dos veces…
Sí, lo cierto es que yo no había intentado hacerle un comentario inocente, pero creí que no se había dado cuenta del sentido real de aquellas palabras, ya que no me lo había comentado ni echado en cara después, entre vídeos. Me sorprendió leerlo allí… Y más me sorprendió leer lo siguiente.
Puse la mano firmemente en el pomo de la puerta; me había costado decidirme, pero ya había llegado hasta allí, no tenía sentido dar marcha atrás aunque ella no me hubiese visto aún.
Tomé aire y lo expulsé una última vez, dándole la vuelta al pomo y abriendo la puerta sin llamar antes. Me colé rápidamente y la vi de pie, frente a mí, quitándose los tacones y girándose para ver quién había entrado. La expresión de su rostro la delató: se sorprendía de verme ahí, pero también se alegraba. Eso me envalentonó para sonreír y acercarme a ella un poco más.
Ángel: ¿Te estabas cambiando?
Patricia: Sí, iba a cambiarme ahora, pero tranquilo, no has interrumpido nada – rió.
Ángel: Me alegro.
Volví a avanzar, quedándome a escasos pasos de ella que se había girado buscando algo en el tocador.
Patricia: ¿Te alegras de no verme desnuda? Debes ser el único tío sobre la faz de la Tierra… - bromeó.
Yo no recordaba eso, de hecho, eso no había pasado. Ni esa conversación, ni esa situación.
Yo sonreí, recorriendo la escasa distancia que nos separaba y cogiéndola de la cintura, obligándola a girarse hacia mi cuerpo donde la tenía aprisionada.
No, no había pasado.
Patricia: ¿Qué haces? – susurró.
La miré largamente, comprendiendo que aquella pregunta no era un reproche y que, pese a estar extrañada, no intentaba separarme.
Ángel: Cambio.
Patricia: ¿Qué?
Ángel: Estoy cansado de la de antes, ¿recuerdas?
Cuando leí en sus ojos el reconocimiento de sus propias palabras, me arriesgué a besarla. Gimió cuando mis labios entraron en contacto con los suyos y supe que no había motivo para seguir aprisionándola.
No, no había pasado en absoluto. ¿POR QUÉ NO HABÍA SUCEDIDO?
Destensé mis brazos alrededor de su cintura y acaricié su espalda llevando una de mis manos a su nuca como aviso de que quería profundizar más el contacto. Su cuerpo se relajó frente al mío y, partícipe de aquel momento, rodeó mi cuello con sus brazos, abriendo la boca lo suficiente como para que mi lengua se colase.
Sus manos recorrían mi cuerpo, temblorosas, estirando de mi camisa cuando llegaba a los costados.
Aferré su cintura con cuidado de no hacerle daño pero con firmeza, guiándola hacia la puerta cerrada y apoyándola en ella con ímpetu.
Sin romper el contacto, llevó sus manos a mi pecho buscando los botones de la camisa y comenzando a desabrocharlos impacientemente. Apoyé un brazo en la puerta, al lado de su cabeza y llevé la mano que me quedaba libre junto a las suyas, tratando de ayudarla a deshacernos de la camisa. Estiré de la prenda y un par de botones cayeron al suelo. Ella, tomándome como ejemplo, rompió los botones que quedaban y estiró hacia atrás de la camisa, dejándola caer al suelo.
Sin dejar de besarnos noté sus uñas arañando suavemente mi cintura ascendiendo lenta y sensualmente, casi haciéndome cosquillas, y arrastrando la camiseta con ella.
Levanté los brazos para permitirle que me desnudase y gemí cuando lamió mi cuello, succionando la nuez y obligándome a tragar saliva, completamente excitado. Cerré los ojos cuando sus manos recorrieron mi vientre, endureciéndolo instintivamente.
Cogí su rostro y la besé cortamente, apartando su pelo y enredándolo en mis dedos.
Mordí su barbilla y acaricié uno de sus muslos y ella, como si hiciese tiempo que esperaba ese contacto, alzó la pierna y rodeó mi cintura con ella. Levanté su vestido poco a poco, disfrutando del suave tacto de cada centímetro de la piel que descubría.
Las yemas de mis dedos dieron con su ropa interior, esa que tantas veces había visto e intuido en el programa. Ignoré la prenda y seguí subiendo con la misma suavidad mientras su respiración entrecortada me hacía saber que le gustaba mi manera de llevar aquello. Sonreí al observar su boca entreabierta, los ojos cerrados y la contracción de placer de su rostro. Sus manos, aferradas a mis hombros, resultaban la mejor guía en ese momento; apretaban cuando le hacía cosquillas y arañaban cuando mis caricias se tornaban insoportablemente placenteras.
Ángel: Levanta los brazos – susurré cerca de su oído.
Patricia obedeció al instante, permitiéndome deshacerla de aquel vestido tan ceñido. Lo dejé caer al suelo y me separé unos centímetros para observar la perfección de su cuerpo que, a pesar de que todavía vestía la ropa interior, era la cosa más perfecta que había visto nunca.
Pasé una mano por su vientre antes de llevarla a su cintura. Su piel tersa y suave se estremeció ante el contacto de mi palma fría. Su cintura era tan estrecha que mis manos la abarcaban por completo.
Mis ojos recorrieron su cuerpo una vez más, deteniéndose en su pecho, que subía y bajaba rápidamente como muestra de la excitación que sentía. Trepé hasta el cierre de su sujetador, mirándola a los ojos cuando lo abrí. Me devolvió una mirada serena, sensual, consciente de lo que estaba pasando. Yo, arrastrado por la urgencia del momento, bajé sus tirantes y descubrí sus pechos, erectos.
Su sonrisa se volvió insegura, como si se avergonzase de su desnudez, como si se hubiese quedado bloqueada.
Cogí sus manos y las llevé a la hebilla de mi cinturón, animándola a que me desnudase, creyendo que, si aquello significaba lo mismo para ella que para mí, estaría deseando poder hacerlo ella misma y era algo de lo que no pretendía privarla.
Ella siguió mirándome, reconstruyendo su sonrisa hacia una más tierna e inocente. Acaricié su rostro, temiéndome que no quisiese seguir con todo aquello y ella besó mi mano cerrando los ojos.
Ángel: Patricia – susurré, llamándola y besándola para que abriese los ojos – Si no estás segura de…
Me callé cuando noté que mi cinturón desaparecía de mi pantalón.
Patricia: Estoy segura. Sólo quería mirarte a los ojos para saber que tú también.
Ángel: Lo estoy.
Patricia: Me alegro, porque si no sería muy raro – se rió, contagiándome.
Besé la desnudez de sus pechos mientras ella se afanaba en desabrochar los botones de la bragueta de mi pantalón.
Cerré los ojos cuando sus labios buscaron los míos de nuevo, distrayendo mi atención hacia las sensaciones que me provocaba su lengua invadiendo mi boca.
Cuando volví a abrirlos, ya no vestía mis bóxers y mi pene, erecto, disfrutaba de las caricias que Patricia le propiciaba.
Todavía con la respiración entrecortada, invadí su boca con mi lengua, estirando de sus braguitas ansioso. El deseo de hacerla mía que me perseguía desde hacía ya varios años se había vuelto ahora en algo más que una necesidad.
Joder con el enano… Qué… ¿capacidad de redacción?
KeLa_13- Mensajes : 343
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
CAPITULAZO!!! y la frase final me encanta sigue asi eres una artista
pangel_94_love- Mensajes : 33
Fecha de inscripción : 29/05/2010
Edad : 30
Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
Me encanta!!sigue cuando puedas un beso
Beavalenciana20- Mensajes : 129
Fecha de inscripción : 05/11/2010
Edad : 34
Localización : Valencia
Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
Un poco tarde para comentar pero acabo de llegar y no hay mas que hablar *se pone chulo* xDD, ¡Capitulazo! me encanta la manera de expresar cada momento con todo detalle, es sencillamente genial. Me siento como si esto fuera una droga y quiero mi dosis lo antes posible xDD, siguelo artista!!!
Davilito- Mensajes : 185
Fecha de inscripción : 27/05/2010
Localización : La Isla de Leon
Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
Jajaja ma matao el final, que arte!!
Como cada intervención que iba haciendo Patricia
No, no había pasado, como iba a pasar aquello!! xD
Ahí se ven las ganas que también tiene Patricia a que pase
Joer me estoy creyendo el fic y todo, sigue artistaza, que me encanta!!
Como cada intervención que iba haciendo Patricia
Yo no recordaba eso, de hecho, eso no había pasado. Ni esa conversación, ni esa situación.
Yo sonreí, recorriendo la escasa distancia que nos separaba y cogiéndola de la cintura, obligándola a girarse hacia mi cuerpo donde la tenía aprisionada.
No, no había pasado.
No, no había pasado, como iba a pasar aquello!! xD
Ángel: Cambio.
Patricia: ¿Qué?
Ángel: Estoy cansado de la de antes, ¿recuerdas?
Cuando leí en sus ojos el reconocimiento de sus propias palabras, me arriesgué a besarla. Gimió cuando mis labios entraron en contacto con los suyos y supe que no había motivo para seguir aprisionándola.
No, no había pasado en absoluto. ¿POR QUÉ NO HABÍA SUCEDIDO?
Ahí se ven las ganas que también tiene Patricia a que pase
Joer me estoy creyendo el fic y todo, sigue artistaza, que me encanta!!
Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
Es genial, eres una artista escribiendo!!
Me encanta la idea de Angel escribiendo fics pangel.
Sigue cauando puedas que estoy enganchadisima
Me encanta la idea de Angel escribiendo fics pangel.
Sigue cauando puedas que estoy enganchadisima
irune- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
Mira... kelita kelota... (lo de kelota es en plan colega, ¿eh? que no quiero que me pegues la próxima vez que nos veamos)
Eres una puta artistaza de mierda (sí, esto pretende ser un piropo)
Y te quiero mááááás que a las papitas arrugás con mojo (que en realidad las papitas las pelo, porque no me gusta el "arrugamiento"), más que a TIRMA y sus chocolatinas, más que a mi playa de Las Canteras (que cuando hay algas es asquerosa) y mááááás que al bigote de la pantoja... GRANDE... QUE ERES UNA GRANDE!
Eres una puta artistaza de mierda (sí, esto pretende ser un piropo)
Y te quiero mááááás que a las papitas arrugás con mojo (que en realidad las papitas las pelo, porque no me gusta el "arrugamiento"), más que a TIRMA y sus chocolatinas, más que a mi playa de Las Canteras (que cuando hay algas es asquerosa) y mááááás que al bigote de la pantoja... GRANDE... QUE ERES UNA GRANDE!
p.a.t.r.ii- Mensajes : 440
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
No había comentado aún, pero es puente y tengo tiempo. He ido leyendo desde que empezaste a colgar y tengo que decir que eres una puta artista. Es muy, muy real, como si realmente hubiera pasado.
Del capítulo de ahora destaco dos frases, que creo que ya las han puesto por arriba.
No, no había pasado en absoluto. ¿POR QUÉ NO HABÍA SUCEDIDO?
Se nota que Patricia quiere que pase algo y que lo que está leyendo realmente hubiese pasado. Eso demuestra que ella también siente algo.
Joder con el enano… Qué… ¿capacidad de redacción?
Claro que sí, capacidad de redacción... eso es para no poner una barbaridad, pero no es en esas palabras en las que piensa al decir eso.
Simplemente decirte que son unos puntazos los de Patricia mientras va leyendo lo que hay escrito en el ordenador de Ángel.
Del capítulo de ahora destaco dos frases, que creo que ya las han puesto por arriba.
No, no había pasado en absoluto. ¿POR QUÉ NO HABÍA SUCEDIDO?
Se nota que Patricia quiere que pase algo y que lo que está leyendo realmente hubiese pasado. Eso demuestra que ella también siente algo.
Joder con el enano… Qué… ¿capacidad de redacción?
Claro que sí, capacidad de redacción... eso es para no poner una barbaridad, pero no es en esas palabras en las que piensa al decir eso.
Simplemente decirte que son unos puntazos los de Patricia mientras va leyendo lo que hay escrito en el ordenador de Ángel.
Albeta- Mensajes : 114
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Edad : 34
Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
Lo de los comentarios de Patri que habéis dicho bei_ta, Albeta y no sé si alguien más (perdóón)... La verdad es que iba a poner más, pero no quería caer en el error de cortar el hilo narrativo de Ángel, así que al final puse los que me salió del... alma. De todas maneras y, a modo de resumen, en el capítulo 7 (que es el siguiente de este) sí que hay un resumen de Patricia de lo que cree, piensa y opina. Más que nada porque es necesario, yo creo. xDDD
Y después de soltaros el rollo (perdóón de nuevo), os dejo capi que empieza el programa ya!!
CAPÍTULO 6
Patricia, entre murmullos agitados me suplicaba que lo hiciese ya y lo cierto es que no encontraba la razón para no hacerlo. Pegando mi cuerpo al suyo, acaricié uno de sus muslos, obligándola a levantarlo y pegarlo en mi cintura. Interpretó el gesto a la perfección y se aupó para rodear mis caderas con sus piernas. La cogí por las nalgas, pegando su espalda a la pared para no tener todo su peso encima y alcé mi rostro hacia el suyo para besarla.
Con una mano guié mi miembro hacia su entrada, provocando que gimiese demasiado alto para lo que podíamos permitirnos. Cuando ya estuve dentro, sostuve su peso con una mano y llevé la otra a su boca, tapándola fuertemente para que no se le escapasen más sonidos delatores. Era hora punta y podía escucharnos cualquiera.
Comencé a moverme dentro de ella suavemente mientras la puerta se movía en su marco con cada embestida. Apreté la espalda de Patricia con más rudeza contra ella, como si eso fuese a solventar los ruidos. Pero no sirvió de nada.
Solté la mano con la que enmudecía a Patricia y coloqué el brazo justo encima del pomo, probando si presionando el juego la vibración cesaba. Tampoco funcionó.
Patricia: Si hay alguien detrás de la puerta debe estar flipando… - susurró.
Ángel: Si hay alguien detrás de la puerta es un cotilla – le respondí en el mismo tono.
Patricia: ¿Nos arriesgamos a apartarnos?
Ángel: No tiene cierre…
Patricia: ¿Qué sugieres? ¿Parar? ¿Dar el cante?
Ángel: Venga, a lo loco – con ella en brazos, me aparté de la puerta y me dirigí al sofá de su camerino.
A fin de cuentas, aquel era nuestro morbo. Quizá por eso nos escondíamos tan poco últimamente delante de las cámaras, por el morbo de ser vistos pero no comprendidos.
La dejé caer suavemente sobre el sofá, lleno de hojas de guión.
Ángel: Voy a eyacular sobre mis propias palabras… - canturreé.
Patricia: Eres un burro, Ángel – se rió.
Ángel: Ya, ya…
Me agaché buscando su boca e inicié de nuevo la penetración. Abrió la boca y gimió de nuevo, exhalando el aire de sus pulmones.
Ángel: ¿Vas a obligarme a taparte la boca otra vez?
Patricia: No te creas, me excitaba.
Ángel: ¡Anda! ¡Mírala ella! – ironicé.
Patricia: ¿Qué? Es como si me dices que a ti no te excita que te metan un dedo por el culo.
Ángel: De hecho, no me excita.
Patricia: Ya lo probaremos.
Ángel: Te pegaré, ¿eh? Te juro que te pegaré…
Me puso morritos y acarició mi espalda.
Patricia: Venga, tonto, a lo loco…
Ángel: A lo loco te quedarías tú de la hostia.
Patricia: Pues ahora me enfado y no disfruto – se cruzó de brazos y giró la cabeza a un lado, altanera.
Ángel: Sabes que eso no implica que mi disfrute descienda, ¿verdad? – me moví un poco dentro de ella, para incitarle a que acabase con aquel pique.
Patricia: Tu ego y tu autoestima sí descenderán.
Ángel: Qué hija de puta.
La besé cortamente, sabiéndome perdedor.
Ángel: No vas a meterme un dedo en el trasero.
Ella, sonriente, acarició mi pelo.
Patricia: Ya lo sé, tonto, sólo quería chinarte.
Ángel: ¿Mi esfínter está a salvo?
Patricia: Oye, que mis dedos son finos, no estamos hablando de las morcillas de Falete.
Me reí y volví a besarla, empezando otra vez con las embestidas, sin preocuparme esa vez de si nos oían o nos dejaban de oír… Total, ya era un milagro que no nos hubiesen pillado antes, ¿qué más daba tentar algo más a la suerte?
Ahogábamos nuestros gemidos con los besos más pasionales que nuestros pulmones nos permitían, era como si nuestra táctica de disimule fuese ahogarnos antes que gritar de placer.
A veces nos murmurábamos palabras que no tenían el por qué significar nada y, a la vez, significarlo todo, otras sus manos arañaban mi espalda con demasiado ímpetu, como si se esforzase en dejarme heridas y, otras, simplemente me acariciaba con tanta ternura que me parecía posible que pudiese sanar las heridas que ella misma me creaba, sólo con las palmas de sus manos.
Con Patricia el sexo era la escalada más llevadera hasta la cumbre más alta, eran golpes que te dejaban sin respiración, caricias que aliviaban el alma y palabras que prometían mundos sólo aptos para los sueños. Porque Patricia, toda ella, es un pequeño sueño, el sueño por el que cualquier hombre se aferraría a su almohada dispuesto a no despertar jamás.
Volví a leer ese párrafo mientras sonreía sin poder evitarlo. Ángel me había convertido en un sueño y, no sabía por qué, pero me pareció una idea perfecta.
Ángel: Patricia… - quería avisarla de que yo estaba a punto de llegar pero, una vez más, nos entendimos sin palabras.
Patricia: Espera – se aferró a mi nuca y me obligó a descender lo suficiente como para besarla, gimiendo contra nuestras bocas, notando bajo mis manos los temblores de su cuerpo, las contracciones que nuestro orgasmo provocaban en ambos.
Me dejé caer sobre ella, con el corazón latiéndome desbocado, notando cómo me abrazaba, acariciando mi espalda y mi nuca.
Me enderecé cuando empecé a tener frío y cogí una de las hojas del guión que había quedado inservible.
Ángel: ¡Si ya decía yo que estos chistes son la leche!
Patricia: ¡Por favor, Ángel…! ¡Ogh…! ¡Pero qué guarrada, joder! Nunca volveré a mirar uno de tus guiones con los mismos ojos…
Reí al leer lo último. Muy típico de Ángel.
Parpadeé un par de veces y desvié la mirada de la pantalla. Sería ridículo no admitirme a mí misma que aquella lectura había sido de lo más… amena y excitante. Sobre todo excitante.
Sin embargo, otra cosa que no podía negar es que me sentía igual de desorientada que excitada.
Y después de soltaros el rollo (perdóón de nuevo), os dejo capi que empieza el programa ya!!
CAPÍTULO 6
Patricia, entre murmullos agitados me suplicaba que lo hiciese ya y lo cierto es que no encontraba la razón para no hacerlo. Pegando mi cuerpo al suyo, acaricié uno de sus muslos, obligándola a levantarlo y pegarlo en mi cintura. Interpretó el gesto a la perfección y se aupó para rodear mis caderas con sus piernas. La cogí por las nalgas, pegando su espalda a la pared para no tener todo su peso encima y alcé mi rostro hacia el suyo para besarla.
Con una mano guié mi miembro hacia su entrada, provocando que gimiese demasiado alto para lo que podíamos permitirnos. Cuando ya estuve dentro, sostuve su peso con una mano y llevé la otra a su boca, tapándola fuertemente para que no se le escapasen más sonidos delatores. Era hora punta y podía escucharnos cualquiera.
Comencé a moverme dentro de ella suavemente mientras la puerta se movía en su marco con cada embestida. Apreté la espalda de Patricia con más rudeza contra ella, como si eso fuese a solventar los ruidos. Pero no sirvió de nada.
Solté la mano con la que enmudecía a Patricia y coloqué el brazo justo encima del pomo, probando si presionando el juego la vibración cesaba. Tampoco funcionó.
Patricia: Si hay alguien detrás de la puerta debe estar flipando… - susurró.
Ángel: Si hay alguien detrás de la puerta es un cotilla – le respondí en el mismo tono.
Patricia: ¿Nos arriesgamos a apartarnos?
Ángel: No tiene cierre…
Patricia: ¿Qué sugieres? ¿Parar? ¿Dar el cante?
Ángel: Venga, a lo loco – con ella en brazos, me aparté de la puerta y me dirigí al sofá de su camerino.
A fin de cuentas, aquel era nuestro morbo. Quizá por eso nos escondíamos tan poco últimamente delante de las cámaras, por el morbo de ser vistos pero no comprendidos.
La dejé caer suavemente sobre el sofá, lleno de hojas de guión.
Ángel: Voy a eyacular sobre mis propias palabras… - canturreé.
Patricia: Eres un burro, Ángel – se rió.
Ángel: Ya, ya…
Me agaché buscando su boca e inicié de nuevo la penetración. Abrió la boca y gimió de nuevo, exhalando el aire de sus pulmones.
Ángel: ¿Vas a obligarme a taparte la boca otra vez?
Patricia: No te creas, me excitaba.
Ángel: ¡Anda! ¡Mírala ella! – ironicé.
Patricia: ¿Qué? Es como si me dices que a ti no te excita que te metan un dedo por el culo.
Ángel: De hecho, no me excita.
Patricia: Ya lo probaremos.
Ángel: Te pegaré, ¿eh? Te juro que te pegaré…
Me puso morritos y acarició mi espalda.
Patricia: Venga, tonto, a lo loco…
Ángel: A lo loco te quedarías tú de la hostia.
Patricia: Pues ahora me enfado y no disfruto – se cruzó de brazos y giró la cabeza a un lado, altanera.
Ángel: Sabes que eso no implica que mi disfrute descienda, ¿verdad? – me moví un poco dentro de ella, para incitarle a que acabase con aquel pique.
Patricia: Tu ego y tu autoestima sí descenderán.
Ángel: Qué hija de puta.
La besé cortamente, sabiéndome perdedor.
Ángel: No vas a meterme un dedo en el trasero.
Ella, sonriente, acarició mi pelo.
Patricia: Ya lo sé, tonto, sólo quería chinarte.
Ángel: ¿Mi esfínter está a salvo?
Patricia: Oye, que mis dedos son finos, no estamos hablando de las morcillas de Falete.
Me reí y volví a besarla, empezando otra vez con las embestidas, sin preocuparme esa vez de si nos oían o nos dejaban de oír… Total, ya era un milagro que no nos hubiesen pillado antes, ¿qué más daba tentar algo más a la suerte?
Ahogábamos nuestros gemidos con los besos más pasionales que nuestros pulmones nos permitían, era como si nuestra táctica de disimule fuese ahogarnos antes que gritar de placer.
A veces nos murmurábamos palabras que no tenían el por qué significar nada y, a la vez, significarlo todo, otras sus manos arañaban mi espalda con demasiado ímpetu, como si se esforzase en dejarme heridas y, otras, simplemente me acariciaba con tanta ternura que me parecía posible que pudiese sanar las heridas que ella misma me creaba, sólo con las palmas de sus manos.
Con Patricia el sexo era la escalada más llevadera hasta la cumbre más alta, eran golpes que te dejaban sin respiración, caricias que aliviaban el alma y palabras que prometían mundos sólo aptos para los sueños. Porque Patricia, toda ella, es un pequeño sueño, el sueño por el que cualquier hombre se aferraría a su almohada dispuesto a no despertar jamás.
Volví a leer ese párrafo mientras sonreía sin poder evitarlo. Ángel me había convertido en un sueño y, no sabía por qué, pero me pareció una idea perfecta.
Ángel: Patricia… - quería avisarla de que yo estaba a punto de llegar pero, una vez más, nos entendimos sin palabras.
Patricia: Espera – se aferró a mi nuca y me obligó a descender lo suficiente como para besarla, gimiendo contra nuestras bocas, notando bajo mis manos los temblores de su cuerpo, las contracciones que nuestro orgasmo provocaban en ambos.
Me dejé caer sobre ella, con el corazón latiéndome desbocado, notando cómo me abrazaba, acariciando mi espalda y mi nuca.
Me enderecé cuando empecé a tener frío y cogí una de las hojas del guión que había quedado inservible.
Ángel: ¡Si ya decía yo que estos chistes son la leche!
Patricia: ¡Por favor, Ángel…! ¡Ogh…! ¡Pero qué guarrada, joder! Nunca volveré a mirar uno de tus guiones con los mismos ojos…
Reí al leer lo último. Muy típico de Ángel.
Parpadeé un par de veces y desvié la mirada de la pantalla. Sería ridículo no admitirme a mí misma que aquella lectura había sido de lo más… amena y excitante. Sobre todo excitante.
Sin embargo, otra cosa que no podía negar es que me sentía igual de desorientada que excitada.
KeLa_13- Mensajes : 343
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
No sé que decirte, enserio te lo digo, eres una diosa!!
Ya tengo ganas de leer el 7 para ver lo que se le pasa por la cabeza a Patri
A veces nos murmurábamos palabras que no tenían el por qué significar nada y, a la vez, significarlo todo
Por destacar algo destaco esto, pero ha sido todo...Con Patricia el sexo era la escalada más llevadera hasta la cumbre más alta, eran golpes que te dejaban sin respiración, caricias que aliviaban el alma y palabras que prometían mundos sólo aptos para los sueños. Porque Patricia, toda ella, es un pequeño sueño, el sueño por el que cualquier hombre se aferraría a su almohada dispuesto a no despertar jamás.
Ya tengo ganas de leer el 7 para ver lo que se le pasa por la cabeza a Patri
Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
Pensaba decirte que eras la leche, pero leyendo el final del cap creo que mejor voy a decir otra cosa xD, ya en serio, eres la hostia de verdad, me encanta el fic que se a montado Angel en su propia cabeza, y las reacciones de Patricia totalmente realistas =D, me encanta de verdad ^^ sigue cuando puedas
Davilito- Mensajes : 185
Fecha de inscripción : 27/05/2010
Localización : La Isla de Leon
Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
INFIERNO INFIERNO INFIERNO INFIERNO (modoPatriciaCondeOn)
Og, aunque ya lo había leído he vuelto a hacerlo porque nunca está de más ponernos las botas así, sin pagar ni nada (nunca he ido de putos, lo prometo... es solo que me he expresado mal y no me apetecía cambiarlo)
A parte de volver a decirte que eres la puta ama, me quedo bastante tranquila porque cuando lo hagan de verdad, tiene que ser más FUERTE que esta vez... wiiiiiiii
Og, aunque ya lo había leído he vuelto a hacerlo porque nunca está de más ponernos las botas así, sin pagar ni nada (nunca he ido de putos, lo prometo... es solo que me he expresado mal y no me apetecía cambiarlo)
A parte de volver a decirte que eres la puta ama, me quedo bastante tranquila porque cuando lo hagan de verdad, tiene que ser más FUERTE que esta vez... wiiiiiiii
p.a.t.r.ii- Mensajes : 440
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
Me encanta!! siguelo cuando puedas
Beavalenciana20- Mensajes : 129
Fecha de inscripción : 05/11/2010
Edad : 34
Localización : Valencia
Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
oseaa me has matadooo! hacia tiempoq no me metia en el foro y hoy por pura casualidad me metí y encontre este fic q me ha dejado jaja me encantaaaa siguee pronto porfa!
Yo soy Patri y ya estaría llamando a Ángel para hacer su sueño realidad
Yo soy Patri y ya estaría llamando a Ángel para hacer su sueño realidad
Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
Sí, vale, he tardado la tira de tiempo en subir otro capítulo y encima este es la leche de corto... Ya os lo compensaré pidiendo por vosotras (y por ti, chico) en la carta a Papá Noel... I swear!
CAPÍTULO 7
Jamás pensé que Ángel podría tener ese tipo de pensamientos tan explícitos conmigo. Sí había llegado a pensar que alguna vez podría habérsele pasado la posibilidad de acostarse conmigo, pero era algo normal. De hecho, aquella idea también había rondado por mi cabeza, algunas veces con más frecuencia que otras. En especial en épocas en las que mi vida sexual permanecía encadenada a la más vacía soledad. Nunca había querido darle muchas vueltas: Ángel es un hombre con un culo increíble y un humor y personalidad desbordante y yo, en aquellas épocas, una mujer que quería satisfacer una serie de necesidades carnales que empezaban a agobiarle. El hecho de que mis ojos se fijasen en Ángel y no en Dani o en Miki era una mera casualidad del destino. Sí, la mayoría del tiempo la pasaba con Miki, en especial por las noches, recorriéndonos fiesta a fiesta, pero le conocía desde hacía tanto tiempo que para mí sólo era un amigo, un hermano, quizá. Pero nunca un hombre al que pudiese mirar con deseo.
Y lo mismo me pasaba con Dani, es una persona tan cercana que jamás podría plantearme la idea de tener algo con él.
Sin embargo Ángel… es un mundo aparte.
Creo que la razón por la que conectamos de esa manera tan automática casi desde un principio, es simple y llana: somos las caras contrarias de un espejo. Él está a un lado y yo justo al otro, eso nos hace ser inversos pero iguales a la vez.
Y sin embargo… ¿qué llevaba a Ángel a pensar en mí de esa manera? Él tenía pareja desde siempre por lo que verme de aquella forma no podía tener como justificación estar a pan y agua.
Y, ciertamente, si lo pensaba fríamente… en mi caso tampoco valía como excusa. Sí, vale, yo había pasado más momentos de sequía que él, pero pese a tener pareja seguía sin poder resistirme a “nuestros momentos”, como los había llamado Ángel.
Me entró curiosidad. Me quedaban unas cuantas páginas por leer y las posibilidades de que hubiera más escenas como la anterior me llevaban a ignorar cualquier otra cosa que no fuese el bendito portátil de Ángel.
Sin embargo, basta que desees una cosa fehacientemente para que el universo conspire en tu contra… y te llame tu madre por teléfono.
Patricia: ¡Hola, mami!
Madre: Hola, cariño. ¿Cómo estás?
Patricia: Bastante cansada. ¿Y tú? ¿Y el papá?
Madre: Bien, estamos bien, como siempre – sonreí - ¿Vas a aprovechar el puente para irte a Mallorca?
Patricia: No, qué va… Carlos va a estar trabajando.
Madre: ¿Y por qué no te has venido entonces a casa? – me preguntó, indignada.
Patricia: No descarto subir mañana. Me han abandonado todos… Julia, Miki, Berti, Ángel… - al pronunciar su nombre, miré el ordenador.
Madre: Ay, hija, no te he llamado para que me hagas una lista de tus amigos, que sé que son muchos… cuéntame – reí ante el tono maruja que le había salido - ¿qué tal con ese chico?
Patricia: ¿Con Ángel? – enarqué una ceja – Pues mejor que nunca… Le está cogiendo gusto a eso de salir con Miki, Berta y conmigo y cada vez lo noto más… cercano, por decirlo de alguna manera – sonreí pícaramente, sí que lo iba a sentir cercano cuando acabase mi lectura, sí.
Madre: Cariño, yo me refería a Carlos… ya sabes, tu novio.
Asentí levemente con la cabeza, como si ella pudiese verme.
Patricia: Ay, chica, perdona, me has cambiado de tema y me has liado… - renegué.
Madre: Sí, sí, por supuesto, ha sido culpa mía – bromeó – Bueno, pues… cuéntame entonces…
Patricia: Mira que eres cotilla…
Madre: ¿Acaso una madre no tiene derecho a curiosear en la vida de sus hijos?
Sonreí negando con la cabeza.
Patricia: Pues con Carlos bien. Todo lo bien que puede ser una relación a distancia, claro…
Madre: Cariño, no quiero que te molestes, pero casi me has hablado con más ilusión de Ángel…
Patricia: No es eso, mamá – claro que es eso - yo sigo teniendo ilusión en la relación, pero eso no implica que la distancia no suponga un desgaste a tener en cuenta.
Madre: Y eso que sólo lleváis juntos unos meses…
Patricia: Ese es precisamente el tema. Que yo no sé si quiero seguir muchos meses más así. Y es obvio que tampoco voy a dejarlo todo por él ni tampoco espero que él lo haga por mí, pero… - esperaba que el silencio hablase por mí, porque no sabía si quería añadir algo más.
Ella, al otro lado de la línea, se limitó a suspirar.
Madre: ¿Por qué no subes mañana y hablamos tranquilamente?
Patricia: Probablemente lo haga. Tengo ganas de veros al ti y al papá.
Madre: ¿Te esperamos a comer, entonces?
Patricia: Venga, sí – decidí.
Me despedí de ella y volví a sentarme frente al ordenador. No podía llevármelo a Valladolid, eso estaba claro, pero me quedaban muchas hojas por leer… Y, por supuesto, quería leerlas; aquella era una oportunidad tan grande de enterarme de todo lo que Ángel pensaba o sentía que no podía desaprovecharla tan gratuitamente.
CAPÍTULO 7
Jamás pensé que Ángel podría tener ese tipo de pensamientos tan explícitos conmigo. Sí había llegado a pensar que alguna vez podría habérsele pasado la posibilidad de acostarse conmigo, pero era algo normal. De hecho, aquella idea también había rondado por mi cabeza, algunas veces con más frecuencia que otras. En especial en épocas en las que mi vida sexual permanecía encadenada a la más vacía soledad. Nunca había querido darle muchas vueltas: Ángel es un hombre con un culo increíble y un humor y personalidad desbordante y yo, en aquellas épocas, una mujer que quería satisfacer una serie de necesidades carnales que empezaban a agobiarle. El hecho de que mis ojos se fijasen en Ángel y no en Dani o en Miki era una mera casualidad del destino. Sí, la mayoría del tiempo la pasaba con Miki, en especial por las noches, recorriéndonos fiesta a fiesta, pero le conocía desde hacía tanto tiempo que para mí sólo era un amigo, un hermano, quizá. Pero nunca un hombre al que pudiese mirar con deseo.
Y lo mismo me pasaba con Dani, es una persona tan cercana que jamás podría plantearme la idea de tener algo con él.
Sin embargo Ángel… es un mundo aparte.
Creo que la razón por la que conectamos de esa manera tan automática casi desde un principio, es simple y llana: somos las caras contrarias de un espejo. Él está a un lado y yo justo al otro, eso nos hace ser inversos pero iguales a la vez.
Y sin embargo… ¿qué llevaba a Ángel a pensar en mí de esa manera? Él tenía pareja desde siempre por lo que verme de aquella forma no podía tener como justificación estar a pan y agua.
Y, ciertamente, si lo pensaba fríamente… en mi caso tampoco valía como excusa. Sí, vale, yo había pasado más momentos de sequía que él, pero pese a tener pareja seguía sin poder resistirme a “nuestros momentos”, como los había llamado Ángel.
Me entró curiosidad. Me quedaban unas cuantas páginas por leer y las posibilidades de que hubiera más escenas como la anterior me llevaban a ignorar cualquier otra cosa que no fuese el bendito portátil de Ángel.
Sin embargo, basta que desees una cosa fehacientemente para que el universo conspire en tu contra… y te llame tu madre por teléfono.
Patricia: ¡Hola, mami!
Madre: Hola, cariño. ¿Cómo estás?
Patricia: Bastante cansada. ¿Y tú? ¿Y el papá?
Madre: Bien, estamos bien, como siempre – sonreí - ¿Vas a aprovechar el puente para irte a Mallorca?
Patricia: No, qué va… Carlos va a estar trabajando.
Madre: ¿Y por qué no te has venido entonces a casa? – me preguntó, indignada.
Patricia: No descarto subir mañana. Me han abandonado todos… Julia, Miki, Berti, Ángel… - al pronunciar su nombre, miré el ordenador.
Madre: Ay, hija, no te he llamado para que me hagas una lista de tus amigos, que sé que son muchos… cuéntame – reí ante el tono maruja que le había salido - ¿qué tal con ese chico?
Patricia: ¿Con Ángel? – enarqué una ceja – Pues mejor que nunca… Le está cogiendo gusto a eso de salir con Miki, Berta y conmigo y cada vez lo noto más… cercano, por decirlo de alguna manera – sonreí pícaramente, sí que lo iba a sentir cercano cuando acabase mi lectura, sí.
Madre: Cariño, yo me refería a Carlos… ya sabes, tu novio.
Asentí levemente con la cabeza, como si ella pudiese verme.
Patricia: Ay, chica, perdona, me has cambiado de tema y me has liado… - renegué.
Madre: Sí, sí, por supuesto, ha sido culpa mía – bromeó – Bueno, pues… cuéntame entonces…
Patricia: Mira que eres cotilla…
Madre: ¿Acaso una madre no tiene derecho a curiosear en la vida de sus hijos?
Sonreí negando con la cabeza.
Patricia: Pues con Carlos bien. Todo lo bien que puede ser una relación a distancia, claro…
Madre: Cariño, no quiero que te molestes, pero casi me has hablado con más ilusión de Ángel…
Patricia: No es eso, mamá – claro que es eso - yo sigo teniendo ilusión en la relación, pero eso no implica que la distancia no suponga un desgaste a tener en cuenta.
Madre: Y eso que sólo lleváis juntos unos meses…
Patricia: Ese es precisamente el tema. Que yo no sé si quiero seguir muchos meses más así. Y es obvio que tampoco voy a dejarlo todo por él ni tampoco espero que él lo haga por mí, pero… - esperaba que el silencio hablase por mí, porque no sabía si quería añadir algo más.
Ella, al otro lado de la línea, se limitó a suspirar.
Madre: ¿Por qué no subes mañana y hablamos tranquilamente?
Patricia: Probablemente lo haga. Tengo ganas de veros al ti y al papá.
Madre: ¿Te esperamos a comer, entonces?
Patricia: Venga, sí – decidí.
Me despedí de ella y volví a sentarme frente al ordenador. No podía llevármelo a Valladolid, eso estaba claro, pero me quedaban muchas hojas por leer… Y, por supuesto, quería leerlas; aquella era una oportunidad tan grande de enterarme de todo lo que Ángel pensaba o sentía que no podía desaprovecharla tan gratuitamente.
KeLa_13- Mensajes : 343
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
Ole, ole y ole, gracias por acordarte de mi, que si no me indigno xD, el fic genial como siempre, me encanta de verdad, ese momento de confusion de Patricia hablandole a la madre de Angel me a matado, me a recordado la madre de Patricia demasiado a la mia, y eso me ayuda a meterme mas en la historia (no le importa a nadie pero yo lo digo) siguelo pronto por Dios =) y ya aprovecho y os lo digo por aqui ¡Felices fiestas a todas! =D
Davilito- Mensajes : 185
Fecha de inscripción : 27/05/2010
Localización : La Isla de Leon
Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
Imprsionante... me encanta como lo describes todo.
Sigue escribiendo cuando puedas Felices fiestas
Sigue escribiendo cuando puedas Felices fiestas
Última edición por paulitaslqh el Vie Dic 24, 2010 1:27 pm, editado 1 vez
paulitaslqh- Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 23/12/2009
Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
Felices fiestas!!!Davilito escribió:¡Felices fiestas a todas! =D
--
Me encanta el monólogo interno de Patri, tratando de convencerse a sí misma de que lo que siente por Ángel no es nada serio. Y un puntazo la equivocación al hablar por teléfono con su madre. Me encantan estos momentos delatores.
I lof yu sou mach
Legna- Mensajes : 516
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
Ángel es un hombre con un culo increíble
Touché!
Ainsss me ha encantado, Patri ya intenta convencerse que sus pensamientos por Ángel no son nada... JA! Eso es el comienzo de todo
Me ha gustado la equivocación en la conversación con su madre. Sigue sigue!
PD. Feliz navidad a tod@s!!
Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
Gracias por los comentarios y Feliz Navidad!!!!!
Hoy estoy contenta porque ayer Don Padre Noel me trajo un gorrito (las que me conozcan aquí pensarán: OTROO?!?!?), así que dejo capi para solventar todo el tiempo que estuve sin colgar, escribir, ... xDDD
Este es la hostia de largo, la verdad... o al menos así lo recuerdo... Así que... lo siento por el tostón mazo largo que vais a tragaros...
Gracias por comentar, artistas!!!! Besooos y Feliz Navidaaaaaaad!!!!!
CAPÍTULO 8
De nuevo a intentar superar mi récord, la misma payasada que me permitía interactuar con Patricia sin guión existente, sin palabras pactadas.
Ángel: Oye, tú, oye…
Patricia se puso a silbar mirando hacia otro lado, como si la cosa no fuese con ella. Era su manera de decirme que así no iba a conseguir su atención.
Ángel: Oyee… laaa… ¡la del micro! La que lleva micro, la que silba…
Al ver que describía lo que estaba haciendo, se puso a tararear, intentando picarme.
Ángel: ¿A que me voy y te haces una hora sola, por la chulería?
Se rió y agachó la mirada, todavía ignorándome.
Ángel: Venga, nos vemos mañana… ¡No, mañana no, nos vemos el lunes! – me reí – Venga, hasta luego, pásalo bien – empecé a bajar las escaleras pero me detuve al instante - ¿Me vas a hacer caso o no?
Ella se giró a mirarme, con los ojos entrecerrados y los labios fruncidos tratando de que no se le escapase una sonrisa.
Ángel: ¡Oye!
Me hizo un gesto con las cejas, como diciéndome que no siga por ahí.
Ángel: Ya está ya casi la tengo – ella se rió espontáneamente, como a mí me gusta - ¡Oyee! Ya es mía…
Ella abrió la boca sorprendida de lo último que había dicho, pero no pudo evitar sonreír.
Ángel: Oye…
Todavía centrada en el comentario anterior, me contestó:
Patricia: No, no te equivoques…
Ángel: Mira, ya está – la vi alzar las cejas sorprendida, todavía con la mente centrada en ese “ya eres mía”- ya está, has caído, lo siento. Cronométrame.
Patricia: Pero ¿por qué no me puedes llamar por mi nombre? ¿No te gusta?
Ángel: No, pero como te digo “oye” y también me contestas…
Aquel mismo día y en ese mismo programa tuve la oportunidad de devolverle la negativa al “ya eres mía”.
Con la actuación de Miki como Martínez Soria obtuve mi venganza verbal. Me ofrecía una gallina a cambio de Patricia, a la que denominó como “mi rubia” y, pese a que me costó decirlo y casi lo dije para el cuello de mi camisa, tuve que mascullar un “es que no es mi rubia”.
Rencoroso… Sabía que lo había hecho por rencor…
Hora y media más tarde y, apoyado en su coche, la vi caminar hacia mí, todavía sin verme. Iba buscando en el bolso las llaves, preocupada de que la chaqueta que sostenía de cualquier manera no se le cayese al suelo.
Dejé de mirarla justo antes de que ella empezase a levantar la vista, y fingí estar distraído. Después de unos segundos manteniendo aquella postura, la miré como si acabase de reparar en ella, viéndola sonreír cuando nuestros ojos se cruzaron.
Patricia: ¿Me estabas esperando?
Ángel: No – fruncí el ceño, como si aquella idea fuese algo aberrante - ¿Por qué lo piensas?
Me miró fijamente, con una media sonrisa empezando a dibujarse en sus labios.
Patricia: Porque tu culo está en mi coche.
Y aquí llegaba la parte irreal del Sr. Martín.
Me giré, mirando el Mini y apoyando mi mano en el capó, para luego exclamar de la forma más sobreactuada que pude:
Ángel: Vaaaaya… menudo error… Creía que era mi coche – me di un golpe en la frente, ocultando una sonrisa porque sí, la estaba esperando, pero no tenía una razón.
Patricia: Y si creías que era tu coche, ¿por qué no has entrado y arrancado?
Ángel: Es evidente que porque el mando no me abría – saqué la llave de mi coche del bolsillo y la moví delante de su cara.
Patricia: ¡Venga ya! – me quitó la llave con un rápido movimiento, fingiendo enfado – Deja de vacilarme, ¿quieres?
Ángel: ¡Tú me haces preguntas y yo te respondo! ¡Cuando te ignoro, porque te ignoro y si te hago caso y te contesto, porque te hablo! ¡Te pasas la vida quejándote de mí!
Patricia: ¡Porque eres un rancio!
Ángel: ¡Y tú una bipolar de mierda!
Abrió la boca, sorprendida, y levantó el dedo para señalarme, aguantándose la risa al igual que yo, mientras nos mirábamos entrecerrando los ojos. Para evitar reírse, acabó girándose y cruzándose de brazos, dándome la espalda.
Ángel: Oye, tú. ¿No sabes que dar la espalda a la gente es de muy mal gusto? – no obtuve respuesta alguna - ¿Por qué te has girado?
Patricia: Porque no quiero mirarte.
Ángel: Eres una niña…
Patricia: Eres un maleducado y estás empezando a caerme mal.
Ángel: No te pongas así, no quería que te enfadases – sabía que no se había enfadado, pero aún así quise tocarle la patata.
No me contestó. Sonreí y seguí intentándolo.
Ángel: No me gusta que me den la espalda… Me siento ignorado.
De nuevo silencio.
Ángel: Oye, hazme caso. ¡Oye! – le toqué un hombro, pero se apartó bufando – Eh, eh, Patricia – me puse delante de ella – mírame – ella, levantando una ceja, se giró hacia otro lado.
Volví a ponerme delante de ella, dando vueltas a su alrededor cada vez que cambiaba de postura. Cuando me cansé, que fue a la segunda o tercera vuelta, la cogí por los brazos y la obligué a mirarme, pero ella, enrabietada, cerró los ojos con fuerza.
Sonreí mirándola. La presión que ejercía cerrando los ojos hacía que sus labios quedasen apretados, como si pidiese que la besase. ¿Y quién era yo para negarme?
Dejé de hacer fuerza en sus brazos y los acaricié, pasando la palma lentamente por su piel mientras avanzaba un paso hacia ella. Sin darle opción a réplica, posé mis labios en los suyos. Noté al instante que la tensión de su rostro desaparecía, permitiendo que pudiese profundizar el beso manteniendo siempre un ritmo lento y tranquilo.
Me separé instantes después, dejando nuestros cuerpos aún pegados. Cuando buscó mis labios de nuevo, eché la cabeza hacia atrás, negando suavemente. Su ceño fruncido me obligó a hablar entre susurros:
Ángel: Di que eres mía.
Ella sonrió, sabiendo a qué me refería.
Patricia: No si tú no dices antes que soy tu rubia.
Me reí.
Ángel: Eres una rencorosa.
Patricia: El único rencoroso aquí eres tú, que no has tardado nada en devolvérmela.
Le di un suave beso, corto, sin ánimo de querer que fuese algo más sino una simple forma de hacer que su enfado se disipase un poco.
Ángel: Eres mi rubia – acaricié su pelo, apartando el rebelde flequillo de sus ojos.
Patricia: Entonces soy tuya. ¿Contento?
Ángel: En realidad no. Si realmente quieres hacerme feliz… - me acerqué a su oído y susurré – sígueme a mi casa y déjame hacerte mía de verdad.
Ella miró al suelo, escondiendo una sonrisa tímida. Sin embargo, cuando sus ojos coincidieron con los míos, no había ni rastro de aquella timidez.
Patricia: Me encanta cuando tu felicidad coincide con la mía.
¿Cómo cojones lo hacía para tergiversar la realidad de esa manera?
Lo peor de todo es que si esa conversación hubiese llegado a darse de verdad, probablemente habría sido encaminada de esa forma. ¿Qué quería decir eso? ¿Que Ángel me conocía a la perfección o que, en estos casi cinco años, yo me había acostumbrado tanto a su forma de llevar las cosas y todo lo veía igual que él?
El Ángel de aquella historia era el Ángel que yo conocía. Quizá un poquito más seguro y decidido, pero en esencia era el mismo Ángel que me volvía loca. Lo que me daba miedo, era que la Patricia de su historia era más parecida a mí de lo que quería aceptar en un primer momento… Sin embargo, Ángel narraba cosas, como el sexo, en las que ninguno de los dos conocíamos al otro, y aún así, no es que hubiese acertado poco.
Al final lo he cortado... la parte que sigue... la quiero pulir. Lalalàààà
Hoy estoy contenta porque ayer Don Padre Noel me trajo un gorrito (las que me conozcan aquí pensarán: OTROO?!?!?), así que dejo capi para solventar todo el tiempo que estuve sin colgar, escribir, ... xDDD
Este es la hostia de largo, la verdad... o al menos así lo recuerdo... Así que... lo siento por el tostón mazo largo que vais a tragaros...
Gracias por comentar, artistas!!!! Besooos y Feliz Navidaaaaaaad!!!!!
CAPÍTULO 8
De nuevo a intentar superar mi récord, la misma payasada que me permitía interactuar con Patricia sin guión existente, sin palabras pactadas.
Ángel: Oye, tú, oye…
Patricia se puso a silbar mirando hacia otro lado, como si la cosa no fuese con ella. Era su manera de decirme que así no iba a conseguir su atención.
Ángel: Oyee… laaa… ¡la del micro! La que lleva micro, la que silba…
Al ver que describía lo que estaba haciendo, se puso a tararear, intentando picarme.
Ángel: ¿A que me voy y te haces una hora sola, por la chulería?
Se rió y agachó la mirada, todavía ignorándome.
Ángel: Venga, nos vemos mañana… ¡No, mañana no, nos vemos el lunes! – me reí – Venga, hasta luego, pásalo bien – empecé a bajar las escaleras pero me detuve al instante - ¿Me vas a hacer caso o no?
Ella se giró a mirarme, con los ojos entrecerrados y los labios fruncidos tratando de que no se le escapase una sonrisa.
Ángel: ¡Oye!
Me hizo un gesto con las cejas, como diciéndome que no siga por ahí.
Ángel: Ya está ya casi la tengo – ella se rió espontáneamente, como a mí me gusta - ¡Oyee! Ya es mía…
Ella abrió la boca sorprendida de lo último que había dicho, pero no pudo evitar sonreír.
Ángel: Oye…
Todavía centrada en el comentario anterior, me contestó:
Patricia: No, no te equivoques…
Ángel: Mira, ya está – la vi alzar las cejas sorprendida, todavía con la mente centrada en ese “ya eres mía”- ya está, has caído, lo siento. Cronométrame.
Patricia: Pero ¿por qué no me puedes llamar por mi nombre? ¿No te gusta?
Ángel: No, pero como te digo “oye” y también me contestas…
Aquel mismo día y en ese mismo programa tuve la oportunidad de devolverle la negativa al “ya eres mía”.
Con la actuación de Miki como Martínez Soria obtuve mi venganza verbal. Me ofrecía una gallina a cambio de Patricia, a la que denominó como “mi rubia” y, pese a que me costó decirlo y casi lo dije para el cuello de mi camisa, tuve que mascullar un “es que no es mi rubia”.
Rencoroso… Sabía que lo había hecho por rencor…
Hora y media más tarde y, apoyado en su coche, la vi caminar hacia mí, todavía sin verme. Iba buscando en el bolso las llaves, preocupada de que la chaqueta que sostenía de cualquier manera no se le cayese al suelo.
Dejé de mirarla justo antes de que ella empezase a levantar la vista, y fingí estar distraído. Después de unos segundos manteniendo aquella postura, la miré como si acabase de reparar en ella, viéndola sonreír cuando nuestros ojos se cruzaron.
Patricia: ¿Me estabas esperando?
Ángel: No – fruncí el ceño, como si aquella idea fuese algo aberrante - ¿Por qué lo piensas?
Me miró fijamente, con una media sonrisa empezando a dibujarse en sus labios.
Patricia: Porque tu culo está en mi coche.
Y aquí llegaba la parte irreal del Sr. Martín.
Me giré, mirando el Mini y apoyando mi mano en el capó, para luego exclamar de la forma más sobreactuada que pude:
Ángel: Vaaaaya… menudo error… Creía que era mi coche – me di un golpe en la frente, ocultando una sonrisa porque sí, la estaba esperando, pero no tenía una razón.
Patricia: Y si creías que era tu coche, ¿por qué no has entrado y arrancado?
Ángel: Es evidente que porque el mando no me abría – saqué la llave de mi coche del bolsillo y la moví delante de su cara.
Patricia: ¡Venga ya! – me quitó la llave con un rápido movimiento, fingiendo enfado – Deja de vacilarme, ¿quieres?
Ángel: ¡Tú me haces preguntas y yo te respondo! ¡Cuando te ignoro, porque te ignoro y si te hago caso y te contesto, porque te hablo! ¡Te pasas la vida quejándote de mí!
Patricia: ¡Porque eres un rancio!
Ángel: ¡Y tú una bipolar de mierda!
Abrió la boca, sorprendida, y levantó el dedo para señalarme, aguantándose la risa al igual que yo, mientras nos mirábamos entrecerrando los ojos. Para evitar reírse, acabó girándose y cruzándose de brazos, dándome la espalda.
Ángel: Oye, tú. ¿No sabes que dar la espalda a la gente es de muy mal gusto? – no obtuve respuesta alguna - ¿Por qué te has girado?
Patricia: Porque no quiero mirarte.
Ángel: Eres una niña…
Patricia: Eres un maleducado y estás empezando a caerme mal.
Ángel: No te pongas así, no quería que te enfadases – sabía que no se había enfadado, pero aún así quise tocarle la patata.
No me contestó. Sonreí y seguí intentándolo.
Ángel: No me gusta que me den la espalda… Me siento ignorado.
De nuevo silencio.
Ángel: Oye, hazme caso. ¡Oye! – le toqué un hombro, pero se apartó bufando – Eh, eh, Patricia – me puse delante de ella – mírame – ella, levantando una ceja, se giró hacia otro lado.
Volví a ponerme delante de ella, dando vueltas a su alrededor cada vez que cambiaba de postura. Cuando me cansé, que fue a la segunda o tercera vuelta, la cogí por los brazos y la obligué a mirarme, pero ella, enrabietada, cerró los ojos con fuerza.
Sonreí mirándola. La presión que ejercía cerrando los ojos hacía que sus labios quedasen apretados, como si pidiese que la besase. ¿Y quién era yo para negarme?
Dejé de hacer fuerza en sus brazos y los acaricié, pasando la palma lentamente por su piel mientras avanzaba un paso hacia ella. Sin darle opción a réplica, posé mis labios en los suyos. Noté al instante que la tensión de su rostro desaparecía, permitiendo que pudiese profundizar el beso manteniendo siempre un ritmo lento y tranquilo.
Me separé instantes después, dejando nuestros cuerpos aún pegados. Cuando buscó mis labios de nuevo, eché la cabeza hacia atrás, negando suavemente. Su ceño fruncido me obligó a hablar entre susurros:
Ángel: Di que eres mía.
Ella sonrió, sabiendo a qué me refería.
Patricia: No si tú no dices antes que soy tu rubia.
Me reí.
Ángel: Eres una rencorosa.
Patricia: El único rencoroso aquí eres tú, que no has tardado nada en devolvérmela.
Le di un suave beso, corto, sin ánimo de querer que fuese algo más sino una simple forma de hacer que su enfado se disipase un poco.
Ángel: Eres mi rubia – acaricié su pelo, apartando el rebelde flequillo de sus ojos.
Patricia: Entonces soy tuya. ¿Contento?
Ángel: En realidad no. Si realmente quieres hacerme feliz… - me acerqué a su oído y susurré – sígueme a mi casa y déjame hacerte mía de verdad.
Ella miró al suelo, escondiendo una sonrisa tímida. Sin embargo, cuando sus ojos coincidieron con los míos, no había ni rastro de aquella timidez.
Patricia: Me encanta cuando tu felicidad coincide con la mía.
¿Cómo cojones lo hacía para tergiversar la realidad de esa manera?
Lo peor de todo es que si esa conversación hubiese llegado a darse de verdad, probablemente habría sido encaminada de esa forma. ¿Qué quería decir eso? ¿Que Ángel me conocía a la perfección o que, en estos casi cinco años, yo me había acostumbrado tanto a su forma de llevar las cosas y todo lo veía igual que él?
El Ángel de aquella historia era el Ángel que yo conocía. Quizá un poquito más seguro y decidido, pero en esencia era el mismo Ángel que me volvía loca. Lo que me daba miedo, era que la Patricia de su historia era más parecida a mí de lo que quería aceptar en un primer momento… Sin embargo, Ángel narraba cosas, como el sexo, en las que ninguno de los dos conocíamos al otro, y aún así, no es que hubiese acertado poco.
Al final lo he cortado... la parte que sigue... la quiero pulir. Lalalàààà
KeLa_13- Mensajes : 343
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
Aiiiiiii que bonito regalo de navidad
Me encanta!! (para variar un poco xD)
Aunque me jode mucho tu fic jajaja Narras cosas que han pasado verdaderamente en el programa y acercándolo todo a la realidad (eso me encanta ), pero cuando sigue narrando Ángel la historia, lo que no ha sucedido de verdad, yo me lo creo!! Aunque sé que no ha pasado, que todo está en la imaginación de él, yo me hago ilusiones jo, si es que no aprendo, me meto demasiado en los fics xD Qué mal me explico leñe jajaja da igual, que sigas ARTISTAZA
Quiero ver que más pasa por la imaginación de Ángel y los pensamientos de Patricia
Me encanta!! (para variar un poco xD)
Aunque me jode mucho tu fic jajaja Narras cosas que han pasado verdaderamente en el programa y acercándolo todo a la realidad (eso me encanta ), pero cuando sigue narrando Ángel la historia, lo que no ha sucedido de verdad, yo me lo creo!! Aunque sé que no ha pasado, que todo está en la imaginación de él, yo me hago ilusiones jo, si es que no aprendo, me meto demasiado en los fics xD Qué mal me explico leñe jajaja da igual, que sigas ARTISTAZA
Quiero ver que más pasa por la imaginación de Ángel y los pensamientos de Patricia
Re: Retazos de mentira, retazos de verdad
Yujuuu! con un poco de resaca pero siempre es bueno leer este fic xD, gran regalo de navidad =D, me pasa lo mismo que a Bea xD, mezclo demasiado entre lo que es real y lo que no, me lo creo y eso no puede ser... esa mente calenturienta de Angel y mas aun la de Patricia me mata, "Y aquí llegaba la parte irreal del Sr. Martín" me encanta esa observacion de Patricia xD, luego que narras la parte de uno de los programas que mas gustaron, cuando lo de "No es mi rubia"... me parecio tambien un poco como recordandole lo que dijo ella al principio en la escalera de "No, no te equivoques", en resumidas cuentas, genial como siempre =D y sigue pronto ¡¡¡¡¡artistaza!!!!!
Davilito- Mensajes : 185
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