Lo que vi mientras soñaba
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Re: Lo que vi mientras soñaba
macrocapitulo?????????????? pues a mi se me ha hecho corto chiquilla!!!!!!!!!!!!!!!!
El Guaje- Mensajes : 129
Fecha de inscripción : 13/01/2010
Re: Lo que vi mientras soñaba
ayyyy si es que me encanta!!!!!
no he parado de sonreir en todo el capitulo, si no por lo bonito que era, por las risas que me has sacado xD
pero que monisimos que son
sublime! sin palabras estoy
no he parado de sonreir en todo el capitulo, si no por lo bonito que era, por las risas que me has sacado xD
pero que monisimos que son
sublime! sin palabras estoy
Re: Lo que vi mientras soñaba
jo k bueno el capi. y k buen rato cuando a llegao el repartidor jajja pobre angel, se tenia k estar acordando del arbol genealogico de patri cuando a ido esta a la puerta con la manta jajja , weno k m enroyo, k el capi a estao chuli pero se me a exo mu corto
reboltosa05- Mensajes : 59
Fecha de inscripción : 03/02/2010
Edad : 32
Localización : ciudad real
Re: Lo que vi mientras soñaba
TÍAAAAAA!
te adoro!!mucho mucho a pesar de que me eches de la cama..(qé mal suena eso xD) NÁ, esque he leído tres paginillas de golpe y bueno se me lían las cosillas pa comentar, así soy yo wiiii, pero comentarte que me he partido el culo con muchas cosas sobretodo con las travesuras de Patri cuando estaba ella desnuda y él con el "bultito" bueno bultazo jijiji ay OMÁAAAAA, y con lo de las yoyas, cochas,conchas como se llamen también me he reído un montón porque yo soy propensa a esas confusiones xD
y el infiernitooo aish.. genial no conocía yo esta faceta tuya..muahahaha
nada, que no continúo porque no lo haría en condiciones así que el próximo me lo voy a currar más y a detallar más las cosas que me gustan wijijij
te adoro!!mucho mucho a pesar de que me eches de la cama..(qé mal suena eso xD) NÁ, esque he leído tres paginillas de golpe y bueno se me lían las cosillas pa comentar, así soy yo wiiii, pero comentarte que me he partido el culo con muchas cosas sobretodo con las travesuras de Patri cuando estaba ella desnuda y él con el "bultito" bueno bultazo jijiji ay OMÁAAAAA, y con lo de las yoyas, cochas,conchas como se llamen también me he reído un montón porque yo soy propensa a esas confusiones xD
y el infiernitooo aish.. genial no conocía yo esta faceta tuya..muahahaha
nada, que no continúo porque no lo haría en condiciones así que el próximo me lo voy a currar más y a detallar más las cosas que me gustan wijijij
copito- Mensajes : 136
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Re: Lo que vi mientras soñaba
Que se os hizo corto? Tengo el número de un manicomio... en serio, eh, os lo digo en serio... xDDDDDDD.
Y tú, copito! Cállate! No hables de esas largas noches!!! CHITÓN!!! Aunque por lo menos has dejado claro que era YO la que te echaba de la cama.. por lo que... lo siento: ha quedado como que querías sexo conmigo y yo te rechazaba.. qué esperabas, cariño? Después de que Ángel me pidiese que le diese lo suyo no podía conformarme con cualquier rubia de risa extravagante. JÁ.
Que no tontita, que tú sabes que te ai lof yu.
Dejo un nuevo capi... más cortito! Y es ya el penúltimo! Wiiiiiii
Capítulo 13
Me siento extraña. Sé dónde estoy, es el mismo escenario de siempre con la diferencia de que no hace ese frío tan salvaje de otras veces y tampoco llueve. Y pese a ello sigo abrazándome a mí misma, más por reconfortarme que por protegerme de los leves golpe de viento que mueven las ramas más finas de los árboles provocando silbidos, poniéndome nerviosa e insegura mientras no dejo de mirar de lado a lado.
En un claro gesto de indecisión, paso una mano por mi pelo suelto, echándolo hacia atrás a la vez que un suspiro se escapa de mi boca. De repente, caigo en la cuenta y miro mis manos: ni rastro de los guantes que me acompañaban siempre. Palpo mi cuello descubierto y confirmo que tampoco la bufanda está ahí. ¿Por qué hoy es diferente?
Trago saliva mientras un nudo se apodera de mi estómago; siento un peso en el pecho, a la espera de que algo suceda. Como otras veces, siento ganas de huir, de marcharme corriendo y obligarme a despertar, pero el miedo atenaza mis piernas: tengo miedo a perderme y quedarme encerrada allí, en mis propios sueños.
Cierro los ojos; si no puedo irme, me negaré a mirarle, porque si no le veo evitaré pensar al despertar, evitaré caer en un bucle sin sentido despreciando a lo más importante que tengo ahora a mi lado: Ángel.
No hay sueño, ni persona irreal o idealizada capaz de compararse a él. Ni a él, ni a lo que me provoca… a todos los sentimientos que afloran en mí y no puedo ocultar cuando estoy a su lado.
Niego con la cabeza mientras las lágrimas mojan mis mejillas. Yo sólo quiero despertar y ver la cara de Ángel… con eso soy feliz, no pido nada más. Renunciaría a mis siete horas de descanso sólo por verle dormir a mi lado, por sentir sus manos rodeando mi cintura, por verle sonreír en sueños mientras pienso que soy yo quien los invade… ¿Por qué Ángel no puede invadir los míos? ¿Por qué no es él quien me persigue cada noche? ¿Por qué? Si yo sólo quiero quererle a él…
Me llevo las manos a la cara, tapando mi rostro con ellas, sumiéndome en mi propia oscuridad mientras mis hombros se balancean suavemente. No puedo evitar llorar con más intensidad que hace unos minutos, fruto de la desesperación que no quiero volver a sentir y que se empeña en amargarme el dulce despertar que debía tener.
Patricia: No quiero verle… Ángel, Ángel, por favor, no quiero... Quiero estar contigo, joder, no quiero estar aquí. Despiértame, Ángel, por favor, ronca un poquito o lo que sea, pero llévame contigo… - mis labios no paran de pronunciar su nombre entre jadeos y lágrimas.
Sólo soy capaz de llamarle, de pedirle estar a su lado, de decir una y otra vez que le quiero. Empiezo a llorar más fuerte cuando noto unas manos envolviendo mis muñecas, tratando de descubrir mi rostro; pero no me dejo.
Patricia: No, ¡no! ¡Déjame en paz! ¡Quiero a Ángel, quiero a Ángel, joder! – me oigo gritar, apretando mis ojos y golpeando su pecho.
Voz: Hey, relájate, pequeña. Me estás moliendo a hostias… - pero en medio de mis lágrimas y mis gritos, yo no le escucho.
En un movimiento rápido, caza mis brazos y me aprieta contra su cuerpo mientras yo me revuelvo para intentar librarme.
Voz: Patricia, joder, que soy yo… Estoy aquí, ¿vale? – me paro un poquito cuando sus brazos inmovilizan mi cuerpo contra el suyo – Tranquila, tarada, tranquila…
En mi cerebro se activa un resorte y, delicadamente, me separo de él. Abro los ojos, admirando una chaqueta de cuero negra a pocos milímetros de mi rostro agachado. El hombre que permanece de pie enfrente de mí es de mi misma altura; siento que cada vez mi corazón cada vez late más fuerte, excitado, nervioso. Levanto la vista lentamente, apreciando la nuez marcada de su garganta, su barbita de dos días, sus finos labios, las arrugas de desconcierto y preocupación que se forman en su frente. Sus ojos… podría perderme con tanta facilidad en ellos… como muchas otras veces…
Patricia: ¿A…A… Ángel?
Ángel: Sí, así me llaman los tartamudos… A...a...Ángel – me retira un mechón de pelo de la cara con dulzura, rozando mi frente con las yemas de sus dedos.
Yo no puedo evitar sonreír y él también lo hace conmigo.
Ángel: Me encanta tu sonrisa cuando la usas para tapar tus lágrimas… - dice paseando su dedo por mi rostro, llevándose las lágrimas que, curiosamente, había derramado por él.
Patricia: Y a mí me encanta despertar a tu lado cada mañana – susurro provocando que se ría.
Ángel: Todavía no lo has hecho, así que, venga… ¡A despertar, cariño!
Lentamente abrí los ojos, parpadeando varias veces para acostumbrarme a los suaves rayos de sol que entraban por la ventana. No quise moverme y de hecho apenas lo hice, ya que estaba encima de Ángel y no quería despertarle. Mi cabeza reposaba en su pecho, sintiendo el calmado sube y baja de su respiración al dormir, sus brazos rodeaban mi espalda por debajo de la sábana, quedando completamente abrazada a él con mis piernas entre las suyas.
Me sentía a gusto, feliz entre sus brazos, pero inquieta por mi sueño.
¿Ángel? ¿Me había tirado tanto tiempo soñando con él? Me resistía a pensarlo porque me resistía a creer en mi incapacidad para recordar su identidad al despertar. ¿Y si todo era una trama de mi cerebro?
Posiblemente sólo fuese eso; mi subconsciente, cansado de maltratarme con sus sueños, había decidido proyectar en ellos la imagen de Ángel porque yo acababa de descubrir que estaba enamorada de él, que le quería y le necesitaba para ser feliz.
O quizá yo ya llevaba enamorada de él desde hacía tiempo y mis sueños sólo querían hacer a mi cerebro partícipe de lo que sentía mi corazón…
Aunque también cabía la posibilidad de que tratase de satisfacer la carencia de identidad de ese tío poniendo el rostro de Ángel, con quien había pasado la noche anterior.
Demasiado enrevesado, me estaba empezando a doler la cabeza intensamente de tanto comerme la cabeza, de enfrentar mis pensamientos y de abarcar todas las opciones posibles…
Suspiré contra el pecho de Ángel y cerré los ojos con fuerza. Me daba igual, esa era mi decisión. Me daba igual el sueño, me daba igual quién saliese en él, me daba igual todo lo que tuviese que ver o se relacionase mínimamente con mis ensoñaciones nocturnas. Iba a centrarme en Ángel, en lo que sentía por él, en lo que él me hacía sentir, iba a centrarme en tenerle a mi lado, en quererle y en dejar que me quisiese, sin preocuparme de si volvía a soñar con más bosques…
Quería a Ángel, lo tenía clarísimo, y no iba a consentir que mis dudas se encargasen de destruir lo que sentía por él. No valía la pena perderle ahora que descubría que era feliz a su lado.
Sonreí y le besé el pecho cuando el despertador empezó a sonar. Movió un poco las piernas al despertarse, chafando las mías. Sus brazos se apretaron a mi espalda, abrazándome fuertemente mientras bostezaba ruidosamente tanteando la mesita de noche de su derecha hasta topar con el despertador y pararlo.
Patricia: Buenos días, dormilón… - me enderecé un poquito para besarle la nuez, mientras él todavía hacía ruidos.
Ángel: No, no, no… Buenos días no… Dime que es una broma y que en el reloj pone que todavía son las 05.00h de la mañana o algo así…
Patricia: Pues son laaaas… - me apoyé en su pecho y estiré un brazo para coger el despertador – las 08.30h, cariño.
Ángel: ¿Tan tarde? – abrió los ojos sobresaltado.
Sonreí al ver sus pupilas, completamente pequeñitas al huir de la luz que entraba en la habitación. Me hice a un lado, para dejar que se levantase.
Él buscó mi cuerpo y me abrazó, besándome tiernamente.
Ángel: ¿Cómo has dormido?
Patricia: Mejor que nunca – contesté sinceramente.
Ángel: Anda… ¿y la compañía ha tenido algo que ver?
Patricia: La compañía lo ha sido todo – otorgué.
Ángel: Pues esta compañía va a besarte una vez más y se va a ir con el sabor de tus labios a darse una duchita…
Sonreí cuando su boca se acercó a la mía y nos besamos como si fuese la primera vez, con esa mezcla de ternura y desenfreno que tanto me gustaba, pasando a mayores, repasando su espalda con mis manos, haciéndole cosquillas mientras ambos sonreíamos a la vez que profundizábamos el beso, torpes, inquietos, decididos… Pasé una mano por su pecho, bajando sensualmente hasta llegar a su ombligo, donde él me paró.
Ángel: No me hagas esto que no nos da tiempo, Patricia…
Patricia: Sí que nos da, ni siquiera tenemos que desnudarnos porque ya lo estamos – intenté convencerle.
Ángel: Y después de hacerlo querrás ducharte, maquillarte, peinarte, ir a tu casa a por ropa porque la que llevabas anoche todavía estará mojada… o peor aún… querrás repetir y entonces sí que no nos daría tiempo… - dijo apartando mi mano con delicadeza.
Patricia: Jo, Ángel… te prometo que no me maquillo, ni me peino y que no voy a mi casa con la condición de que me prestes una de tus horribles camisetas… Por faaa – junté mis manos a la altura de mi rostro.
Ángel: Patricia, no nos da tiempo, mira la hora que es… - me señaló el reloj.
Patricia: Estoy segura de que si llegamos un poquito más tarde nadie se enfadará – traté de negociar.
Ángel: Estoy seguro de que puedes aguantar a esta noche…
Puse morritos y me crucé de brazos.
Patricia: Para esta noche quedan como mínimo doce horas… ¡Doce horas! ¿Tú crees que ambos podemos soportar esa cantidad de tiempo? Piénsalo… Vas a hacer que salga a presentar un programa en directo con este calentón… Que si al menos me descargase ahora, podría soportar verte durante una hora pensando en lo a gusto y feliz que he estado esta mañana retozando por tu cama… Joder Ángel… ¡que estoy más caliente que un edificio ardiendo!
Ángel: Te prometo que iré a verte a tu camerino a media mañana… - susurró besándome levemente.
Patricia: ¿Y eso que significa?
Ángel: Que arregles tu sofá, cariño.
Se quitó la sábana y se dirigió al baño desnudo, perseguido por mi mirada que se clavaba en su cuerpo. Me encantaba la suave musculatura de sus hombros, sus brazos anchos y el bíceps que se le marcaba cuando los doblaba, el balanceo de los mismos al andar, la forma en que su espalda se estrechaba al llegar a la cintura, la línea muscular tan sensual que se marcaba en sus riñones y ascendía hasta sus omóplatos… Adoraba su espalda pero también en lo que culminaba: su culito. Gordito, duro, con los glúteos bien definidos… No sabía qué tipo de deporte o ejercicio físico hacía para tener ese cuerpo, pero esperaba que no lo abandonase nunca, sospechaba que boxeo, debido a algunos bailes que hacía cruzando los pies cuando salía a plató pletórico, efusivo, y que no eran más que algunos pasos de entrenamiento de ese deporte, y también por la forma en la que aquella vez que, jugando a la Wii con Paquirrín a un juego de boxeo, había tratado de defenderse de este… Seguí bajando mi vista y me centré en sus piernas: sus muslos fuertes, el cuádriceps tensándose a cada paso que daba, al igual que sus gemelos que se ensanchaban hasta sus tobillos. Desde donde yo estaba, sus piernas parecían gordas y bastas, pero en realidad escondían años de deporte. Al parecer, su musculatura tendía a ensanchar más que a marcar, pero a mí me gustaba, le quedaba varonil, sensual, atrayente…
Me quedé unos minutos mirando a la puerta cuando Ángel desapareció por ella y luego me tumbé de nuevo en la cama, apoyándome en el cabezal mientras esperaba a que saliese de la ducha. Mis ojos pasearon por la habitación, curioseando. Tenía una estantería de libros apilados sin ningún tipo de orden; películas, el portátil encima de una silla de madera, la funda de su teclado tirada por el suelo y el teclado encima de un escritorio… Y entonces mis ojos dieron con él, dejándome sin aliento y con la boca abierta de par en par.
Y tú, copito! Cállate! No hables de esas largas noches!!! CHITÓN!!! Aunque por lo menos has dejado claro que era YO la que te echaba de la cama.. por lo que... lo siento: ha quedado como que querías sexo conmigo y yo te rechazaba.. qué esperabas, cariño? Después de que Ángel me pidiese que le diese lo suyo no podía conformarme con cualquier rubia de risa extravagante. JÁ.
Que no tontita, que tú sabes que te ai lof yu.
Dejo un nuevo capi... más cortito! Y es ya el penúltimo! Wiiiiiii
Capítulo 13
Me siento extraña. Sé dónde estoy, es el mismo escenario de siempre con la diferencia de que no hace ese frío tan salvaje de otras veces y tampoco llueve. Y pese a ello sigo abrazándome a mí misma, más por reconfortarme que por protegerme de los leves golpe de viento que mueven las ramas más finas de los árboles provocando silbidos, poniéndome nerviosa e insegura mientras no dejo de mirar de lado a lado.
En un claro gesto de indecisión, paso una mano por mi pelo suelto, echándolo hacia atrás a la vez que un suspiro se escapa de mi boca. De repente, caigo en la cuenta y miro mis manos: ni rastro de los guantes que me acompañaban siempre. Palpo mi cuello descubierto y confirmo que tampoco la bufanda está ahí. ¿Por qué hoy es diferente?
Trago saliva mientras un nudo se apodera de mi estómago; siento un peso en el pecho, a la espera de que algo suceda. Como otras veces, siento ganas de huir, de marcharme corriendo y obligarme a despertar, pero el miedo atenaza mis piernas: tengo miedo a perderme y quedarme encerrada allí, en mis propios sueños.
Cierro los ojos; si no puedo irme, me negaré a mirarle, porque si no le veo evitaré pensar al despertar, evitaré caer en un bucle sin sentido despreciando a lo más importante que tengo ahora a mi lado: Ángel.
No hay sueño, ni persona irreal o idealizada capaz de compararse a él. Ni a él, ni a lo que me provoca… a todos los sentimientos que afloran en mí y no puedo ocultar cuando estoy a su lado.
Niego con la cabeza mientras las lágrimas mojan mis mejillas. Yo sólo quiero despertar y ver la cara de Ángel… con eso soy feliz, no pido nada más. Renunciaría a mis siete horas de descanso sólo por verle dormir a mi lado, por sentir sus manos rodeando mi cintura, por verle sonreír en sueños mientras pienso que soy yo quien los invade… ¿Por qué Ángel no puede invadir los míos? ¿Por qué no es él quien me persigue cada noche? ¿Por qué? Si yo sólo quiero quererle a él…
Me llevo las manos a la cara, tapando mi rostro con ellas, sumiéndome en mi propia oscuridad mientras mis hombros se balancean suavemente. No puedo evitar llorar con más intensidad que hace unos minutos, fruto de la desesperación que no quiero volver a sentir y que se empeña en amargarme el dulce despertar que debía tener.
Patricia: No quiero verle… Ángel, Ángel, por favor, no quiero... Quiero estar contigo, joder, no quiero estar aquí. Despiértame, Ángel, por favor, ronca un poquito o lo que sea, pero llévame contigo… - mis labios no paran de pronunciar su nombre entre jadeos y lágrimas.
Sólo soy capaz de llamarle, de pedirle estar a su lado, de decir una y otra vez que le quiero. Empiezo a llorar más fuerte cuando noto unas manos envolviendo mis muñecas, tratando de descubrir mi rostro; pero no me dejo.
Patricia: No, ¡no! ¡Déjame en paz! ¡Quiero a Ángel, quiero a Ángel, joder! – me oigo gritar, apretando mis ojos y golpeando su pecho.
Voz: Hey, relájate, pequeña. Me estás moliendo a hostias… - pero en medio de mis lágrimas y mis gritos, yo no le escucho.
En un movimiento rápido, caza mis brazos y me aprieta contra su cuerpo mientras yo me revuelvo para intentar librarme.
Voz: Patricia, joder, que soy yo… Estoy aquí, ¿vale? – me paro un poquito cuando sus brazos inmovilizan mi cuerpo contra el suyo – Tranquila, tarada, tranquila…
En mi cerebro se activa un resorte y, delicadamente, me separo de él. Abro los ojos, admirando una chaqueta de cuero negra a pocos milímetros de mi rostro agachado. El hombre que permanece de pie enfrente de mí es de mi misma altura; siento que cada vez mi corazón cada vez late más fuerte, excitado, nervioso. Levanto la vista lentamente, apreciando la nuez marcada de su garganta, su barbita de dos días, sus finos labios, las arrugas de desconcierto y preocupación que se forman en su frente. Sus ojos… podría perderme con tanta facilidad en ellos… como muchas otras veces…
Patricia: ¿A…A… Ángel?
Ángel: Sí, así me llaman los tartamudos… A...a...Ángel – me retira un mechón de pelo de la cara con dulzura, rozando mi frente con las yemas de sus dedos.
Yo no puedo evitar sonreír y él también lo hace conmigo.
Ángel: Me encanta tu sonrisa cuando la usas para tapar tus lágrimas… - dice paseando su dedo por mi rostro, llevándose las lágrimas que, curiosamente, había derramado por él.
Patricia: Y a mí me encanta despertar a tu lado cada mañana – susurro provocando que se ría.
Ángel: Todavía no lo has hecho, así que, venga… ¡A despertar, cariño!
Lentamente abrí los ojos, parpadeando varias veces para acostumbrarme a los suaves rayos de sol que entraban por la ventana. No quise moverme y de hecho apenas lo hice, ya que estaba encima de Ángel y no quería despertarle. Mi cabeza reposaba en su pecho, sintiendo el calmado sube y baja de su respiración al dormir, sus brazos rodeaban mi espalda por debajo de la sábana, quedando completamente abrazada a él con mis piernas entre las suyas.
Me sentía a gusto, feliz entre sus brazos, pero inquieta por mi sueño.
¿Ángel? ¿Me había tirado tanto tiempo soñando con él? Me resistía a pensarlo porque me resistía a creer en mi incapacidad para recordar su identidad al despertar. ¿Y si todo era una trama de mi cerebro?
Posiblemente sólo fuese eso; mi subconsciente, cansado de maltratarme con sus sueños, había decidido proyectar en ellos la imagen de Ángel porque yo acababa de descubrir que estaba enamorada de él, que le quería y le necesitaba para ser feliz.
O quizá yo ya llevaba enamorada de él desde hacía tiempo y mis sueños sólo querían hacer a mi cerebro partícipe de lo que sentía mi corazón…
Aunque también cabía la posibilidad de que tratase de satisfacer la carencia de identidad de ese tío poniendo el rostro de Ángel, con quien había pasado la noche anterior.
Demasiado enrevesado, me estaba empezando a doler la cabeza intensamente de tanto comerme la cabeza, de enfrentar mis pensamientos y de abarcar todas las opciones posibles…
Suspiré contra el pecho de Ángel y cerré los ojos con fuerza. Me daba igual, esa era mi decisión. Me daba igual el sueño, me daba igual quién saliese en él, me daba igual todo lo que tuviese que ver o se relacionase mínimamente con mis ensoñaciones nocturnas. Iba a centrarme en Ángel, en lo que sentía por él, en lo que él me hacía sentir, iba a centrarme en tenerle a mi lado, en quererle y en dejar que me quisiese, sin preocuparme de si volvía a soñar con más bosques…
Quería a Ángel, lo tenía clarísimo, y no iba a consentir que mis dudas se encargasen de destruir lo que sentía por él. No valía la pena perderle ahora que descubría que era feliz a su lado.
Sonreí y le besé el pecho cuando el despertador empezó a sonar. Movió un poco las piernas al despertarse, chafando las mías. Sus brazos se apretaron a mi espalda, abrazándome fuertemente mientras bostezaba ruidosamente tanteando la mesita de noche de su derecha hasta topar con el despertador y pararlo.
Patricia: Buenos días, dormilón… - me enderecé un poquito para besarle la nuez, mientras él todavía hacía ruidos.
Ángel: No, no, no… Buenos días no… Dime que es una broma y que en el reloj pone que todavía son las 05.00h de la mañana o algo así…
Patricia: Pues son laaaas… - me apoyé en su pecho y estiré un brazo para coger el despertador – las 08.30h, cariño.
Ángel: ¿Tan tarde? – abrió los ojos sobresaltado.
Sonreí al ver sus pupilas, completamente pequeñitas al huir de la luz que entraba en la habitación. Me hice a un lado, para dejar que se levantase.
Él buscó mi cuerpo y me abrazó, besándome tiernamente.
Ángel: ¿Cómo has dormido?
Patricia: Mejor que nunca – contesté sinceramente.
Ángel: Anda… ¿y la compañía ha tenido algo que ver?
Patricia: La compañía lo ha sido todo – otorgué.
Ángel: Pues esta compañía va a besarte una vez más y se va a ir con el sabor de tus labios a darse una duchita…
Sonreí cuando su boca se acercó a la mía y nos besamos como si fuese la primera vez, con esa mezcla de ternura y desenfreno que tanto me gustaba, pasando a mayores, repasando su espalda con mis manos, haciéndole cosquillas mientras ambos sonreíamos a la vez que profundizábamos el beso, torpes, inquietos, decididos… Pasé una mano por su pecho, bajando sensualmente hasta llegar a su ombligo, donde él me paró.
Ángel: No me hagas esto que no nos da tiempo, Patricia…
Patricia: Sí que nos da, ni siquiera tenemos que desnudarnos porque ya lo estamos – intenté convencerle.
Ángel: Y después de hacerlo querrás ducharte, maquillarte, peinarte, ir a tu casa a por ropa porque la que llevabas anoche todavía estará mojada… o peor aún… querrás repetir y entonces sí que no nos daría tiempo… - dijo apartando mi mano con delicadeza.
Patricia: Jo, Ángel… te prometo que no me maquillo, ni me peino y que no voy a mi casa con la condición de que me prestes una de tus horribles camisetas… Por faaa – junté mis manos a la altura de mi rostro.
Ángel: Patricia, no nos da tiempo, mira la hora que es… - me señaló el reloj.
Patricia: Estoy segura de que si llegamos un poquito más tarde nadie se enfadará – traté de negociar.
Ángel: Estoy seguro de que puedes aguantar a esta noche…
Puse morritos y me crucé de brazos.
Patricia: Para esta noche quedan como mínimo doce horas… ¡Doce horas! ¿Tú crees que ambos podemos soportar esa cantidad de tiempo? Piénsalo… Vas a hacer que salga a presentar un programa en directo con este calentón… Que si al menos me descargase ahora, podría soportar verte durante una hora pensando en lo a gusto y feliz que he estado esta mañana retozando por tu cama… Joder Ángel… ¡que estoy más caliente que un edificio ardiendo!
Ángel: Te prometo que iré a verte a tu camerino a media mañana… - susurró besándome levemente.
Patricia: ¿Y eso que significa?
Ángel: Que arregles tu sofá, cariño.
Se quitó la sábana y se dirigió al baño desnudo, perseguido por mi mirada que se clavaba en su cuerpo. Me encantaba la suave musculatura de sus hombros, sus brazos anchos y el bíceps que se le marcaba cuando los doblaba, el balanceo de los mismos al andar, la forma en que su espalda se estrechaba al llegar a la cintura, la línea muscular tan sensual que se marcaba en sus riñones y ascendía hasta sus omóplatos… Adoraba su espalda pero también en lo que culminaba: su culito. Gordito, duro, con los glúteos bien definidos… No sabía qué tipo de deporte o ejercicio físico hacía para tener ese cuerpo, pero esperaba que no lo abandonase nunca, sospechaba que boxeo, debido a algunos bailes que hacía cruzando los pies cuando salía a plató pletórico, efusivo, y que no eran más que algunos pasos de entrenamiento de ese deporte, y también por la forma en la que aquella vez que, jugando a la Wii con Paquirrín a un juego de boxeo, había tratado de defenderse de este… Seguí bajando mi vista y me centré en sus piernas: sus muslos fuertes, el cuádriceps tensándose a cada paso que daba, al igual que sus gemelos que se ensanchaban hasta sus tobillos. Desde donde yo estaba, sus piernas parecían gordas y bastas, pero en realidad escondían años de deporte. Al parecer, su musculatura tendía a ensanchar más que a marcar, pero a mí me gustaba, le quedaba varonil, sensual, atrayente…
Me quedé unos minutos mirando a la puerta cuando Ángel desapareció por ella y luego me tumbé de nuevo en la cama, apoyándome en el cabezal mientras esperaba a que saliese de la ducha. Mis ojos pasearon por la habitación, curioseando. Tenía una estantería de libros apilados sin ningún tipo de orden; películas, el portátil encima de una silla de madera, la funda de su teclado tirada por el suelo y el teclado encima de un escritorio… Y entonces mis ojos dieron con él, dejándome sin aliento y con la boca abierta de par en par.
KeLa_13- Mensajes : 343
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Re: Lo que vi mientras soñaba
¿La tiene a ella de fondo de pantalla o qué? jajajaja
Me ha matado lo de: - Sí, asi me llaman los tartamudos! puntazo! jajaja
Y otra cosa, eres un poco cruel háciéndonos visualizar esa imagen tan descriptiva y perfecta de la anatomía de Ángel, que nunca llegaremos a tener en la realidad! jajaja Es muy duro, muy duro... Y con este lamento me despido, y añado otro: penúltimo? Sólo 6 hojas de fic! no puedes terminarlo ya! Lo prohibe la norma de... de... de los fics perfectos! (cuela?)un besito
Me ha matado lo de: - Sí, asi me llaman los tartamudos! puntazo! jajaja
Y otra cosa, eres un poco cruel háciéndonos visualizar esa imagen tan descriptiva y perfecta de la anatomía de Ángel, que nunca llegaremos a tener en la realidad! jajaja Es muy duro, muy duro... Y con este lamento me despido, y añado otro: penúltimo? Sólo 6 hojas de fic! no puedes terminarlo ya! Lo prohibe la norma de... de... de los fics perfectos! (cuela?)un besito
estrelitha- Mensajes : 115
Fecha de inscripción : 10/12/2009
Re: Lo que vi mientras soñaba
jajajaja ese momento descripcion divina lo hizo por mí, estrellita. soy la mejor.
bueno miento, la mejor es kela por hacer este fic tan genial.
te quiero cari
bueno miento, la mejor es kela por hacer este fic tan genial.
te quiero cari
Legna- Mensajes : 516
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Re: Lo que vi mientras soñaba
Mira otra que coparte mi teoria del boxeo jajaja, apoyada quizas por aquellas fotos del blog de emma, las de los boxeadores en el gimnasio... no se...¿Compañeros de Ángel? además es cierto la formma que tenia de golpear y cubrirse con la wii era la correcta... ahora los comentarios e Dani de "Que paliza le esta dando"... era paliza de angel al kiko o de kiko a angel?
jajaja bueno, que muy chulo el fic lastima que termine pronto
ah...
que ve patri??? que????
jajaja
jajaja bueno, que muy chulo el fic lastima que termine pronto
ah...
que ve patri??? que????
jajaja
El Guaje- Mensajes : 129
Fecha de inscripción : 13/01/2010
Re: Lo que vi mientras soñaba
AIIIIIIIIIINNNNNNNNS!!
Si es que aunque ya lo haya leído, la sensación que se me queda al acabar es... puf... demasiado difícil de explicar...
Me encanta cómo lo describes todo, en serio... es perfecto el trozo del sueño, pero con el despertar no te quedas corta! Patricia ahí más caliente que el palo de un churrero y el otro poniendo la cordura al momento... *_* menos cordura y más secso!!
(L)
Si es que aunque ya lo haya leído, la sensación que se me queda al acabar es... puf... demasiado difícil de explicar...
Me encanta cómo lo describes todo, en serio... es perfecto el trozo del sueño, pero con el despertar no te quedas corta! Patricia ahí más caliente que el palo de un churrero y el otro poniendo la cordura al momento... *_* menos cordura y más secso!!
(L)
p.a.t.r.ii- Mensajes : 440
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: Lo que vi mientras soñaba
El Guaje escribió:Mira otra que coparte mi teoria del boxeo jajaja, apoyada quizas por aquellas fotos del blog de emma, las de los boxeadores en el gimnasio... no se...¿Compañeros de Ángel? además es cierto la formma que tenia de golpear y cubrirse con la wii era la correcta... ahora los comentarios e Dani de "Que paliza le esta dando"... era paliza de angel al kiko o de kiko a angel?
Lo de las fotos de Emma no las he visto! No soy muy asidua a su blog, así que no sé de qué me sorprendo jajaja. Los comentarios de Dani eran de la paliza que Kiko le estaba dando a Ángel, creo yo. Porque de hecho, Ángel dice en un momento algo parecido a que cómo es posible que sólo esté dando él (hablando de Kiko).
No, no es un capi nuevo, lo siento
KeLa_13- Mensajes : 343
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Re: Lo que vi mientras soñaba
aissss me encanta!!!!!
penúltimo ya, jo no quiero que acabe
me ha gustado mucho el sueño, me has transmitido lo que sentía Patri, genial como logras describir todo a la perfección
penúltimo ya, jo no quiero que acabe
me ha gustado mucho el sueño, me has transmitido lo que sentía Patri, genial como logras describir todo a la perfección
Re: Lo que vi mientras soñaba
¡¡TUUUUUUUUU!! ¡¡¡¡INSENSATAAAAAA!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ME ENCANTAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!! pero no un me encanta de.... sí, es guay.... no, un me encanta de que me lo podría aprender palabra palabra y punto por punto!!! en serio, que crack, y que bien descrito todo... el único fallo es que es el penúltimo capi, y no quiero que acabe tan pronto ¬¬ ¿te secuestro? me parece una buena idea.... voy a idear el plan, ya hablaremos
'¡ARTISTA TÚ!'
'¡ARTISTA TÚ!'
cLau-90- Mensajes : 625
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Localización : -
Re: Lo que vi mientras soñaba
Quiero otroo!! Me encanta!
noteolvides- Mensajes : 695
Fecha de inscripción : 10/12/2009
Re: Lo que vi mientras soñaba
Joeee, un capi sólo? sólo uno para comentar? Dios eres una puta vaga!!xD pero bueno te quiero igual, aunque me hagas sufrir con esas descripciones, porque lo visualizo y sufro, sufro mucho, ese cuerpo tiene que ser mío...Muy bien descrito si señor, wijijij lástima que luego Ángel no se girase y fuese en dirección hacia Patri así tendríamos la descripción COMPLETITA muahahahah xD (a veces me doy miedo xD) nada, una que también está más caliente que Patricia al despertarse junto a ese maromo,ñaaaaaaai
Por cierto me flipa tu capacidad de descripción perfestisima, es que claro yo no me junto con cualquiera wijiji
pd:lo que me pasaste..am me pide contraseña..xD bueno, cuando decidas conectarte lo miramosss! te quierooo kelóoon!^^ (perdón x la gente que por mi culpa se ha pensado que había subido capi..xD)
Por cierto me flipa tu capacidad de descripción perfestisima, es que claro yo no me junto con cualquiera wijiji
pd:lo que me pasaste..am me pide contraseña..xD bueno, cuando decidas conectarte lo miramosss! te quierooo kelóoon!^^ (perdón x la gente que por mi culpa se ha pensado que había subido capi..xD)
copito- Mensajes : 136
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Re: Lo que vi mientras soñaba
Me encanta tu fic. No había tenido tiempo de leerlo antes, pero empecé ayer y acabo de terminar y es perfecto. Me encanta cómo escribes
Me quedo con el momento del primer eso, es precioso *____* Y éste último capi, la escena del sueño también ha sido preciosa :333
Continúa pronto! ^__^
Me quedo con el momento del primer eso, es precioso *____* Y éste último capi, la escena del sueño también ha sido preciosa :333
Continúa pronto! ^__^
Re: Lo que vi mientras soñaba
Hola es la primera vez que te comento. me encanta tu fic!!!!!!! esque son monisimos (L) me encanta cuando patri el llama corazon a angel! me encanta todo (L)
karmen- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 27/02/2010
Re: Lo que vi mientras soñaba
Después de abandonar este fic... creo que es el momento de colgar el último capi... UEEE!!!!!!
Muchísimas gracias a todas por comentaaaaar!! (Y al Guaje, que no es una mujer... ahora me dice que sí y me meo... jajaja). Sois unos soleteeees!!!!
Menos Clau, que me ha llamado insensata! Pero qué se cree? Ah ah, y Copón tampoco, que ella me ha llamado vaga... no te jode la tía perraca?! Ella sólo corría cuando teníamos que subir o bajar las escaleras, pero luego, para pillar el metro la tiparraca iba arrastrándose...
Bueno, que muchas gracias por leer!!! Y que allá va el último capi, que no me mola mucho, pero tampoco lo voy a cambiar porque más que nada soy una vaga insensata (vaya... quizá Clau y Copito me conozcan demasiado...).
El epílogo no sé cuándo lo colgaré... Un besazoooooo!!!!!!
ÚLTIMO CAPÍTULO
Justo enfrente de mí había un cuadro grande, lo suficiente como para preguntarme por qué no lo había visto antes. Era un bosque, el claro de un bosque… El mismo que cada noche durante tanto tiempo yo recorría.
Me quedé en shock unos instantes y me levanté corriendo a mirarlo de cerca, sin creerme la evidencia que tenía ante los ojos. No había duda: era el mismo… Quizá aquella roca del fondo estaba mal ubicada en el cuadro, o en mi sueño, mejor dicho, pero todo lo demás era idéntico, incluso la línea divisoria de árboles que se arremolinaban entre sí formando un gran círculo dentro del cual yo hacía las veces de eje…
Una lágrima se escapó de mi rostro, pero no fue derramada por frustración, confusión, dudas, indecisión, dolor… Sino por tener la prueba de que tantas noches de insomnio sólo habían tratado de mostrarme que estaba enamorada de Ángel incluso antes de admitirlo…
Sentí un escalofrío cuando mi cerebro empezó a recordar sin darse cuenta… Cuando empezó a establecer conexiones con la realidad…
El olor a hierba húmeda del bosque que cuadraba con el césped mojado por la lluvia de la terraza de Ángel; el olor a cuero de la chaqueta del hombre de mis sueños, que coincidía exactamente con el olor a cuero de la chaqueta del pequeñín; las palabras que ambos me habían dedicado… Semejantes, iguales, rematadas con el mismo fin…
Todo eso estaba claro, pero ¿y el cuadro? Yo no había visto ese cuadro antes, así que era imposible que mis recuerdos lo retuviesen… ¿O sí? Me vi a mí misma hacía ya mucho tiempo, entrando por la puerta de casa de Ángel en una de sus fiestas, saludando a todo el mundo mientras él me guiaba con el dedo hacia la puerta del fondo para que dejase la chaqueta… Me vi entrando en su habitación, dejando la chaqueta encima de la cama, junto a las del resto de la gente y también me vi curioseando por su cuarto, toqueteando sus discos y sus libros, mirando de refilón el maldito cuadro…
Salí corriendo hacia la ducha, donde hacía rato que escuchaba el agua correr y toqué la puerta:
Patricia: Ángel, Ángel, ¿me escuchas?
Ángel: Sí, dime – escuché desde dentro.
Patricia: El cuadro de tu habitación… el del bosque… ¿sabes cuál te digo? – titubeé.
Ángel: ¿El de mi hermana?
Patricia: ¿Qué?
Ángel: Oye, ¿puedes entrar? No te entiendo una mierda, Patricia – se quejó.
Intentando no parecer desesperada, abrí la puerta y me senté en la tapa de váter, viendo cómo él se secaba con la toalla el pelo y tratando de no mirar fijamente la toalla que rodeaba su cuerpo de cintura para abajo, para no incomodarle y para no perder el norte.
Ángel: ¿Qué pasa con el cuadro?
Patricia: ¿Has dicho que es de tu hermana?
Ángel: Sí, me lo pintó cuando me vine a Madrid. ¿Por? – me miró extrañado, sin entender nada, mientras se ataba una toalla a la cintura.
Patricia: No, no… por nada… Porque… ¡qué bien pinta tu hermanita!
Sonreí forzadamente, tratando de disimular. Pero por su cara supe que no lo había conseguido.
Patricia: Bueno, vale, que me gusta ese sitio… Tengo la sensación de que lo conozco, sólo es eso…
Ángel: ¿Has estado alguna vez en el Valle de Cardó?
Patricia: ¿Mande? – frunció el ceño.
Él simplemente se rió y me hizo levantarme para sentarse él en el váter. Luego, me cogió por la cintura y me hizo sentarme de lado sobre sus piernas, para que pudiese mirar bien su rostro.
Ángel: El claro del cuadro es un bosque muy muy muy pequeñito de Cataluña donde solíamos ir mi hermana y yo con mis padres desde bien pequeñitos… Nos encantaba ir allí… En Navidades jugábamos con mis padres a tirarnos bolas de nieve y en Pascua íbamos a volar la cometa y comernos la mona… Yo adoraba el paisaje, pero en realidad iba por la cara de felicidad que se le quedaba a mi hermana; disfrutaba viéndola reírse cuando mi cometa volaba más que la suya… - sonrió melancólicamente.
Patricia: ¿No has vuelto a ir?
Ángel: No, desde que me vine a Madrid no he ido – me besó en la nariz con cariño – Pero mi hermana sí. Me manda un mensaje cada Navidad y cada Pascua, invitándome a acompañarla con mi sobrino y mi cuñado…
Le miré seria, reprochándole que no aceptase.
Patricia: ¿Y por qué no has ido nunca? ¿No te das cuenta de que harías inmensamente feliz a tu hermana?
Ángel: Por pereza, supongo. Y porque ya sabes que yo no soy hombre de mantener tradiciones moñas… - me acarició el pelo.
Dudé un poco acerca de si debía seguir la conversación. Parpadeé varias veces mientras observaba las gotas de vaho que resbalan por las paredes de la ducha, completamente sumida en mis pensamientos. Así que lo del cuadro no era casualidad, Ángel había estado en ese lugar… El bosque existía y simplemente era el escenario que mi subconsciente había elegido para dejarme claro lo que sentía por Ángel. Me sorprendí a mí misma: incluso cuando no pensaba, era lo suficientemente lista y retorcida como para mandarme mensajes tan sutiles y liosos que ni siquiera yo era capaz de comprender.
Ángel: ¿Patricia? – Ángel me zarandeó el brazo para captar mi atención.
Patricia: Dime, dime, perdona…
Ángel: Que llegamos tarde a trabajar…
Patricia: ¿Tarde?
Asintió.
Patricia: ¿Cómo de tarde?
Ángel: Yo debería estar sentándome ante el ordenador justo ahora… - explicó.
Patricia: O sea que tardísimo…
Ángel: Tardísimo, sí – me miró sin comprender, con una ceja alzada.
Patricia: ¿Lo suficiente como para tardar un poquito más? – me moví encima de él y pasé una pierna a cada lado de las suyas.
Ángel: Me rindo… - murmuró cuando mis manos pelearon con su toalla.
Me incliné para besarle agarrándole por la barbilla. Uní mi frente a la suya terminando con el beso, sonriendo al saber que no podía resistirse a mí, al igual que yo no podía resistirme a él. Froté su pelo mojado, jugando con sus mechones, haciéndole una crestita cortita, peinándole de lado, poniéndoselo de pincho…
Patricia: Ala, qué guapo estás así…
Ángel: Déjame el pelo… - jadeó.
Patricia: ¿Por qué? Si te encanta que lo haga… - susurré, mordiendo su oreja.
Con otro gemido, coló sus manos por mi camiseta y acarició mi espalda desnuda. Se separó esta vez él, para mirarme a los ojos con una leve sonrisa que brillaba también en sus ojos, un atisbo de felicidad que me contagiaba a mí también. Sabía lo que estaba deseando escuchar y no pretendía hacerme de rogar:
Patricia: Te quiero – sonrió ampliamente.
Ángel: Te amo.
En esta ocasión sonreí yo, mientras se me ponía la carne de gallina al escuchar su voz susurrándome que me amaba. Posiblemente yo hubiese tardado demasiado en darme cuenta de que le quería como algo más que un simple compañero de trabajo, pero por lo menos me había dado cuenta y ahora contaba con la posibilidad de recuperar tanto tiempo perdido.
Mientras clavaba mis ojos en los suyos, me fue desnudando lentamente, acariciando mi cuerpo con la yema de sus dedos, haciéndome cosquillas sin pretenderlo. Besó mi clavícula apretando mi espalda con sus manos y yo me estremecí al sentir sus labios bajando fogosamente por mi cuerpo, recorriendo mis pechos y volviendo a ascender hasta mi cuello, mi mandíbula… y de nuevo mis labios.
Aferrándose a mis muslos, se levantó conmigo en brazos y nos metimos en la ducha, sin dejar de besarnos. Apoyó mi espalda en la pared con cuidado, mientras arrimaba su cuerpo al mío para aguantar el equilibrio. Su miembro rozó directamente mi sexo provocando que un escalofrío de placer recorriese mi espalda culminando en un grito ahogado al sentir la presión del agua fría resbalando por mi cabeza y mi cuerpo.
Patricia: ¡Cabrón! ¡Para el agua que me congelo! – grité entre risas.
El agua empezó a volverse tibia y luego caliente.
Patricia: ¡Cabrón! ¡Para el agua que me abraso! – reí aún más fuerte a coro con sus carcajadas.
Volvió a modular la temperatura del agua mientras yo le besaba en la comisura de la boca, tratando de desviar su atención hacia mis labios. Mis manos rodeaban su cuello, acariciando de vez en cuando su espalda y otras tantas arañándole, sobretodo al sentir su lengua recorriendo ávidamente mi cuello, mordiéndolo levemente.
Patricia: Ángel… - gemí.
Ángel: ¿Qué?
Me excitaba su voz ronca y me excitaba sentir sus manos ceñidas a mi trasero, agarrándome con fuerza para que no me resbalase.
Patricia: Basta de preliminares, por Dios… Me estoy empezando a desesperar…
Ángel: Te jodes… - gruñó.
Patricia: ¿Perdona? – me reí, sorprendida.
Ángel: Que te jodas, leches – murmuró contra mi boca – Aguanta como un hombre…
Patricia: ¡Soy una mujer!
Ángel: ¡Y ahora le echarás la culpa a tus tetas!
Patricia: ¡Ángel!
Se separó para mirarme, sorprendido del grito que había pegado.
Patricia: No aguanto más…
Mientras pronunciaba esas palabras, empecé a sentir cómo entraba en mí, reprimiendo un sonoro gemido.
Ángel: Mejor, porque yo tampoco aguanto…
En cuanto empezó a consolidar el ritmo haciéndolo cada vez más profundo, enredé mis manos en su pelo mojado, estirando y apretando mi barbilla en su hombro a la vez que gemía en su oído sin tratar de contenerme porque sabía que le encantaba escuchar mi placer, porque era él quien lo causaba, porque era él quien me provocaba ese sentimiento de plenitud, de felicidad extrema, de conexión con la otra persona…
Cuando alcanzamos el orgasmo, nos dejamos resbalar hasta el suelo de la bañera, sentándonos en la misma postura en la que lo habíamos hecho. Miré su rostro que brillaba como iluminado, sonriente y con los ojos cerrados. Aparté mi pelo hacia un lado dejándolo caer por encima del hombro y me agaché para besarle: primero la nariz, esa nariz anchita que me volvía loca, sobretodo cuando se enfadaba y la arrugaba levemente en señal de desacuerdo; los pómulos y sus mofletes gorditos que las abuelas tanto disfrutarían en estirar y pellizcar…; sus ojos cerrados buscando recuperar el aliento; las arruguitas de su frente al notar mis labios por su rostro; las patillas tan largas que se dejaba; sus orejas…; y por último, sus labios. Tan finos pero tan excitantes, rematados por la barbita que le crecía y que tan poco le gustaba recortar…
Me separé antes de que lograse profundizar el beso y él sonrió al abrir los ojos, acariciando mi pelo y peinándolo hacia atrás con sus dedos.
Ángel: Me haces cosquillas con las puntas en el pecho…
Patricia: Perdona…
Ángel: No, no, si me encanta… Pero no quiero que me distraiga justo ahora…
Acaricié sus hombros y su pecho bajo su atenta mirada.
Patricia: Te amo… Sabía que eras tú, Ángel… Sólo podías ser tú el protagonista de mis sueños…
Ángel: ¿Soñabas conmigo?
Patricia: Todas las noches, corazón… Todas las noches…
Ángel: ¿Sabes que yo también soñaba contigo?
El corazón me dio un vuelco.
Patricia: ¿En serio? – asintió sonrojado - ¿Y qué soñabas?
Ángel: Te soñaba de mil maneras distintas… Unas veces te soñaba maquillada, otras natural… Otras con el pelo suelto o con esos moños tan raros que te hacen en el programa y que no me gustan… Te he soñado vestida… Pero también te he soñado desnuda… Algunas veces me daba tiempo a decirte que te quería antes de despertar… y muchas veces tú también me lo decías… Pero siempre, Patricia… Siempre soñaba que te hacía el amor. No importaba dónde y muchos menos cómo… Cada noche sabía que te encontraría en mis sueños y me aferraba a ellos con la desesperación de un hombre enamorado… Porque pensaba que sólo en ellos era donde iba a poder acariciarte como deseaba durante el día…
Hacía rato que las lágrimas habían empezado a resbalar por mi rostro, mezclándose con el agua que caía de mi pelo. Me sentía morir de felicidad con cada palabra que Ángel me dedicaba y no podía evitar emocionarme al escucharle.
Ángel: Pero bueno… ¿por qué lloras?
Patricia: Porque te quiero, Ángel – le besé de sopetón, sin que se lo esperase – Te quiero tanto…
Ángel: ¿Y eso es algo por lo que debas llorar? Si me dijeses que yo no te correspondo, pues aún lo entendería, cariño…
Patricia: Es que estoy feliz, soy feliz a tu lado…
Se rió al escucharme, pasando sus manos por mi espalda y obligándome a acomodarme en su pecho.
Ángel: Hay que ver, mi vida, con qué poquito te conformas…
Patricia: Con quererte y que me quieras, que no es poco – sonreí.
Ángel: No, no es poco… Para mí es el mundo…
Patricia: Y para mí el universo entero…
Muchísimas gracias a todas por comentaaaaar!! (Y al Guaje, que no es una mujer... ahora me dice que sí y me meo... jajaja). Sois unos soleteeees!!!!
Menos Clau, que me ha llamado insensata! Pero qué se cree? Ah ah, y Copón tampoco, que ella me ha llamado vaga... no te jode la tía perraca?! Ella sólo corría cuando teníamos que subir o bajar las escaleras, pero luego, para pillar el metro la tiparraca iba arrastrándose...
Bueno, que muchas gracias por leer!!! Y que allá va el último capi, que no me mola mucho, pero tampoco lo voy a cambiar porque más que nada soy una vaga insensata (vaya... quizá Clau y Copito me conozcan demasiado...).
El epílogo no sé cuándo lo colgaré... Un besazoooooo!!!!!!
ÚLTIMO CAPÍTULO
Justo enfrente de mí había un cuadro grande, lo suficiente como para preguntarme por qué no lo había visto antes. Era un bosque, el claro de un bosque… El mismo que cada noche durante tanto tiempo yo recorría.
Me quedé en shock unos instantes y me levanté corriendo a mirarlo de cerca, sin creerme la evidencia que tenía ante los ojos. No había duda: era el mismo… Quizá aquella roca del fondo estaba mal ubicada en el cuadro, o en mi sueño, mejor dicho, pero todo lo demás era idéntico, incluso la línea divisoria de árboles que se arremolinaban entre sí formando un gran círculo dentro del cual yo hacía las veces de eje…
Una lágrima se escapó de mi rostro, pero no fue derramada por frustración, confusión, dudas, indecisión, dolor… Sino por tener la prueba de que tantas noches de insomnio sólo habían tratado de mostrarme que estaba enamorada de Ángel incluso antes de admitirlo…
Sentí un escalofrío cuando mi cerebro empezó a recordar sin darse cuenta… Cuando empezó a establecer conexiones con la realidad…
El olor a hierba húmeda del bosque que cuadraba con el césped mojado por la lluvia de la terraza de Ángel; el olor a cuero de la chaqueta del hombre de mis sueños, que coincidía exactamente con el olor a cuero de la chaqueta del pequeñín; las palabras que ambos me habían dedicado… Semejantes, iguales, rematadas con el mismo fin…
Todo eso estaba claro, pero ¿y el cuadro? Yo no había visto ese cuadro antes, así que era imposible que mis recuerdos lo retuviesen… ¿O sí? Me vi a mí misma hacía ya mucho tiempo, entrando por la puerta de casa de Ángel en una de sus fiestas, saludando a todo el mundo mientras él me guiaba con el dedo hacia la puerta del fondo para que dejase la chaqueta… Me vi entrando en su habitación, dejando la chaqueta encima de la cama, junto a las del resto de la gente y también me vi curioseando por su cuarto, toqueteando sus discos y sus libros, mirando de refilón el maldito cuadro…
Salí corriendo hacia la ducha, donde hacía rato que escuchaba el agua correr y toqué la puerta:
Patricia: Ángel, Ángel, ¿me escuchas?
Ángel: Sí, dime – escuché desde dentro.
Patricia: El cuadro de tu habitación… el del bosque… ¿sabes cuál te digo? – titubeé.
Ángel: ¿El de mi hermana?
Patricia: ¿Qué?
Ángel: Oye, ¿puedes entrar? No te entiendo una mierda, Patricia – se quejó.
Intentando no parecer desesperada, abrí la puerta y me senté en la tapa de váter, viendo cómo él se secaba con la toalla el pelo y tratando de no mirar fijamente la toalla que rodeaba su cuerpo de cintura para abajo, para no incomodarle y para no perder el norte.
Ángel: ¿Qué pasa con el cuadro?
Patricia: ¿Has dicho que es de tu hermana?
Ángel: Sí, me lo pintó cuando me vine a Madrid. ¿Por? – me miró extrañado, sin entender nada, mientras se ataba una toalla a la cintura.
Patricia: No, no… por nada… Porque… ¡qué bien pinta tu hermanita!
Sonreí forzadamente, tratando de disimular. Pero por su cara supe que no lo había conseguido.
Patricia: Bueno, vale, que me gusta ese sitio… Tengo la sensación de que lo conozco, sólo es eso…
Ángel: ¿Has estado alguna vez en el Valle de Cardó?
Patricia: ¿Mande? – frunció el ceño.
Él simplemente se rió y me hizo levantarme para sentarse él en el váter. Luego, me cogió por la cintura y me hizo sentarme de lado sobre sus piernas, para que pudiese mirar bien su rostro.
Ángel: El claro del cuadro es un bosque muy muy muy pequeñito de Cataluña donde solíamos ir mi hermana y yo con mis padres desde bien pequeñitos… Nos encantaba ir allí… En Navidades jugábamos con mis padres a tirarnos bolas de nieve y en Pascua íbamos a volar la cometa y comernos la mona… Yo adoraba el paisaje, pero en realidad iba por la cara de felicidad que se le quedaba a mi hermana; disfrutaba viéndola reírse cuando mi cometa volaba más que la suya… - sonrió melancólicamente.
Patricia: ¿No has vuelto a ir?
Ángel: No, desde que me vine a Madrid no he ido – me besó en la nariz con cariño – Pero mi hermana sí. Me manda un mensaje cada Navidad y cada Pascua, invitándome a acompañarla con mi sobrino y mi cuñado…
Le miré seria, reprochándole que no aceptase.
Patricia: ¿Y por qué no has ido nunca? ¿No te das cuenta de que harías inmensamente feliz a tu hermana?
Ángel: Por pereza, supongo. Y porque ya sabes que yo no soy hombre de mantener tradiciones moñas… - me acarició el pelo.
Dudé un poco acerca de si debía seguir la conversación. Parpadeé varias veces mientras observaba las gotas de vaho que resbalan por las paredes de la ducha, completamente sumida en mis pensamientos. Así que lo del cuadro no era casualidad, Ángel había estado en ese lugar… El bosque existía y simplemente era el escenario que mi subconsciente había elegido para dejarme claro lo que sentía por Ángel. Me sorprendí a mí misma: incluso cuando no pensaba, era lo suficientemente lista y retorcida como para mandarme mensajes tan sutiles y liosos que ni siquiera yo era capaz de comprender.
Ángel: ¿Patricia? – Ángel me zarandeó el brazo para captar mi atención.
Patricia: Dime, dime, perdona…
Ángel: Que llegamos tarde a trabajar…
Patricia: ¿Tarde?
Asintió.
Patricia: ¿Cómo de tarde?
Ángel: Yo debería estar sentándome ante el ordenador justo ahora… - explicó.
Patricia: O sea que tardísimo…
Ángel: Tardísimo, sí – me miró sin comprender, con una ceja alzada.
Patricia: ¿Lo suficiente como para tardar un poquito más? – me moví encima de él y pasé una pierna a cada lado de las suyas.
Ángel: Me rindo… - murmuró cuando mis manos pelearon con su toalla.
Me incliné para besarle agarrándole por la barbilla. Uní mi frente a la suya terminando con el beso, sonriendo al saber que no podía resistirse a mí, al igual que yo no podía resistirme a él. Froté su pelo mojado, jugando con sus mechones, haciéndole una crestita cortita, peinándole de lado, poniéndoselo de pincho…
Patricia: Ala, qué guapo estás así…
Ángel: Déjame el pelo… - jadeó.
Patricia: ¿Por qué? Si te encanta que lo haga… - susurré, mordiendo su oreja.
Con otro gemido, coló sus manos por mi camiseta y acarició mi espalda desnuda. Se separó esta vez él, para mirarme a los ojos con una leve sonrisa que brillaba también en sus ojos, un atisbo de felicidad que me contagiaba a mí también. Sabía lo que estaba deseando escuchar y no pretendía hacerme de rogar:
Patricia: Te quiero – sonrió ampliamente.
Ángel: Te amo.
En esta ocasión sonreí yo, mientras se me ponía la carne de gallina al escuchar su voz susurrándome que me amaba. Posiblemente yo hubiese tardado demasiado en darme cuenta de que le quería como algo más que un simple compañero de trabajo, pero por lo menos me había dado cuenta y ahora contaba con la posibilidad de recuperar tanto tiempo perdido.
Mientras clavaba mis ojos en los suyos, me fue desnudando lentamente, acariciando mi cuerpo con la yema de sus dedos, haciéndome cosquillas sin pretenderlo. Besó mi clavícula apretando mi espalda con sus manos y yo me estremecí al sentir sus labios bajando fogosamente por mi cuerpo, recorriendo mis pechos y volviendo a ascender hasta mi cuello, mi mandíbula… y de nuevo mis labios.
Aferrándose a mis muslos, se levantó conmigo en brazos y nos metimos en la ducha, sin dejar de besarnos. Apoyó mi espalda en la pared con cuidado, mientras arrimaba su cuerpo al mío para aguantar el equilibrio. Su miembro rozó directamente mi sexo provocando que un escalofrío de placer recorriese mi espalda culminando en un grito ahogado al sentir la presión del agua fría resbalando por mi cabeza y mi cuerpo.
Patricia: ¡Cabrón! ¡Para el agua que me congelo! – grité entre risas.
El agua empezó a volverse tibia y luego caliente.
Patricia: ¡Cabrón! ¡Para el agua que me abraso! – reí aún más fuerte a coro con sus carcajadas.
Volvió a modular la temperatura del agua mientras yo le besaba en la comisura de la boca, tratando de desviar su atención hacia mis labios. Mis manos rodeaban su cuello, acariciando de vez en cuando su espalda y otras tantas arañándole, sobretodo al sentir su lengua recorriendo ávidamente mi cuello, mordiéndolo levemente.
Patricia: Ángel… - gemí.
Ángel: ¿Qué?
Me excitaba su voz ronca y me excitaba sentir sus manos ceñidas a mi trasero, agarrándome con fuerza para que no me resbalase.
Patricia: Basta de preliminares, por Dios… Me estoy empezando a desesperar…
Ángel: Te jodes… - gruñó.
Patricia: ¿Perdona? – me reí, sorprendida.
Ángel: Que te jodas, leches – murmuró contra mi boca – Aguanta como un hombre…
Patricia: ¡Soy una mujer!
Ángel: ¡Y ahora le echarás la culpa a tus tetas!
Patricia: ¡Ángel!
Se separó para mirarme, sorprendido del grito que había pegado.
Patricia: No aguanto más…
Mientras pronunciaba esas palabras, empecé a sentir cómo entraba en mí, reprimiendo un sonoro gemido.
Ángel: Mejor, porque yo tampoco aguanto…
En cuanto empezó a consolidar el ritmo haciéndolo cada vez más profundo, enredé mis manos en su pelo mojado, estirando y apretando mi barbilla en su hombro a la vez que gemía en su oído sin tratar de contenerme porque sabía que le encantaba escuchar mi placer, porque era él quien lo causaba, porque era él quien me provocaba ese sentimiento de plenitud, de felicidad extrema, de conexión con la otra persona…
Cuando alcanzamos el orgasmo, nos dejamos resbalar hasta el suelo de la bañera, sentándonos en la misma postura en la que lo habíamos hecho. Miré su rostro que brillaba como iluminado, sonriente y con los ojos cerrados. Aparté mi pelo hacia un lado dejándolo caer por encima del hombro y me agaché para besarle: primero la nariz, esa nariz anchita que me volvía loca, sobretodo cuando se enfadaba y la arrugaba levemente en señal de desacuerdo; los pómulos y sus mofletes gorditos que las abuelas tanto disfrutarían en estirar y pellizcar…; sus ojos cerrados buscando recuperar el aliento; las arruguitas de su frente al notar mis labios por su rostro; las patillas tan largas que se dejaba; sus orejas…; y por último, sus labios. Tan finos pero tan excitantes, rematados por la barbita que le crecía y que tan poco le gustaba recortar…
Me separé antes de que lograse profundizar el beso y él sonrió al abrir los ojos, acariciando mi pelo y peinándolo hacia atrás con sus dedos.
Ángel: Me haces cosquillas con las puntas en el pecho…
Patricia: Perdona…
Ángel: No, no, si me encanta… Pero no quiero que me distraiga justo ahora…
Acaricié sus hombros y su pecho bajo su atenta mirada.
Patricia: Te amo… Sabía que eras tú, Ángel… Sólo podías ser tú el protagonista de mis sueños…
Ángel: ¿Soñabas conmigo?
Patricia: Todas las noches, corazón… Todas las noches…
Ángel: ¿Sabes que yo también soñaba contigo?
El corazón me dio un vuelco.
Patricia: ¿En serio? – asintió sonrojado - ¿Y qué soñabas?
Ángel: Te soñaba de mil maneras distintas… Unas veces te soñaba maquillada, otras natural… Otras con el pelo suelto o con esos moños tan raros que te hacen en el programa y que no me gustan… Te he soñado vestida… Pero también te he soñado desnuda… Algunas veces me daba tiempo a decirte que te quería antes de despertar… y muchas veces tú también me lo decías… Pero siempre, Patricia… Siempre soñaba que te hacía el amor. No importaba dónde y muchos menos cómo… Cada noche sabía que te encontraría en mis sueños y me aferraba a ellos con la desesperación de un hombre enamorado… Porque pensaba que sólo en ellos era donde iba a poder acariciarte como deseaba durante el día…
Hacía rato que las lágrimas habían empezado a resbalar por mi rostro, mezclándose con el agua que caía de mi pelo. Me sentía morir de felicidad con cada palabra que Ángel me dedicaba y no podía evitar emocionarme al escucharle.
Ángel: Pero bueno… ¿por qué lloras?
Patricia: Porque te quiero, Ángel – le besé de sopetón, sin que se lo esperase – Te quiero tanto…
Ángel: ¿Y eso es algo por lo que debas llorar? Si me dijeses que yo no te correspondo, pues aún lo entendería, cariño…
Patricia: Es que estoy feliz, soy feliz a tu lado…
Se rió al escucharme, pasando sus manos por mi espalda y obligándome a acomodarme en su pecho.
Ángel: Hay que ver, mi vida, con qué poquito te conformas…
Patricia: Con quererte y que me quieras, que no es poco – sonreí.
Ángel: No, no es poco… Para mí es el mundo…
Patricia: Y para mí el universo entero…
KeLa_13- Mensajes : 343
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Re: Lo que vi mientras soñaba
¡ARTISTA! ¡DIOSA! ¡TÍA BUENA!
Buah, en serio... yo debería estar ahora mismo haciendo una cosa de informática (que para eso estoy aquí) y me dio por entrar a ver si ya habían comentado Ohana (me encanta leer los comentarios, lo reconozco) y veo que has subido capi y claro... ¡YO NO ME VOY DE AQUÍ SIN LEERLO! Aunque ya lo había hecho, pero las obras de arte, aunque me contradiga a mí misma en este momento, SE RELEEN hasta que se aprenden de memoria ^^ Me pasó lo mismo con "Ojalá fuera cierto", que jamás releo un libro y este lo estaría leyendo toda mi vida xD Que cursi soy, joder...
¿HAS DICHO CLAVÍCULA?
No sabes lo que me has matado con ese momento... NO LO SABES, ¿a que no?
Og... por favor... es que tuviste una idea genial con lo del sueño (un poquito autobiográfico, creo que me contaste una vez) pero eso lo hace aún más perfecto...
Eres grande tía, de verdad...
Señalaría lo que más me ha gustado, pero probablemente pondría todo el capítulo y ahora mismo tocará la sirena...
Así que, por Dios, no tardes mucho en tener otra idea genial y en plasmarla aquí para que todos podamos disfrutarla!
Te quieroo más que a los palichocs y los guanchitos juntos!
Buah, en serio... yo debería estar ahora mismo haciendo una cosa de informática (que para eso estoy aquí) y me dio por entrar a ver si ya habían comentado Ohana (me encanta leer los comentarios, lo reconozco) y veo que has subido capi y claro... ¡YO NO ME VOY DE AQUÍ SIN LEERLO! Aunque ya lo había hecho, pero las obras de arte, aunque me contradiga a mí misma en este momento, SE RELEEN hasta que se aprenden de memoria ^^ Me pasó lo mismo con "Ojalá fuera cierto", que jamás releo un libro y este lo estaría leyendo toda mi vida xD Que cursi soy, joder...
¿HAS DICHO CLAVÍCULA?
No sabes lo que me has matado con ese momento... NO LO SABES, ¿a que no?
Og... por favor... es que tuviste una idea genial con lo del sueño (un poquito autobiográfico, creo que me contaste una vez) pero eso lo hace aún más perfecto...
Eres grande tía, de verdad...
Señalaría lo que más me ha gustado, pero probablemente pondría todo el capítulo y ahora mismo tocará la sirena...
Así que, por Dios, no tardes mucho en tener otra idea genial y en plasmarla aquí para que todos podamos disfrutarla!
Te quieroo más que a los palichocs y los guanchitos juntos!
p.a.t.r.ii- Mensajes : 440
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: Lo que vi mientras soñaba
que bonito
aiss ha sido precioso, me encanta!
y los puntazos que metes geniales!
ayy que cosa más bonita, ya el último capi
espero que pongas pronto el epílogo
aiss ha sido precioso, me encanta!
y los puntazos que metes geniales!
ayy que cosa más bonita, ya el último capi
espero que pongas pronto el epílogo
Re: Lo que vi mientras soñaba
BUeno, me has dejado sin palabras, pero literalmente, así que sólo te diré que se me ha puesto la piel de gallina, y eso conseguirlo leyendo una historia inventada es muy dificil, de verdad... Tan perfecto este capítulo, que aún vas a hacer más dificil que superemos que sea el último! Esperaré ansiosa el siguiente fic (y el epílogo) porque escribes q da gusto! (en todos los sentiods! jajaja) un beso
estrelitha- Mensajes : 115
Fecha de inscripción : 10/12/2009
Re: Lo que vi mientras soñaba
FERPEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEECCCCCCCCTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!
y hasta aquí mi comentario en profundidad.
y hasta aquí mi comentario en profundidad.
copito- Mensajes : 136
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Re: Lo que vi mientras soñaba
Jajajaja, Karol, eres una puta artista, y no he comentado tu fic, pero bueno, me lo perdonas porque yo lo leía mientras escribias... xDDDD
Y me enfadaba con Patri o con Ángel, me alegraba por los dos, jajaja me indignaba muchas veces, madre mia... Yo hablaba con tus fics... eres lo peor jajajaja
Y bueno, bueno, que ya hablamos sobre eso que tienes entre manos! xDDD
Y me enfadaba con Patri o con Ángel, me alegraba por los dos, jajaja me indignaba muchas veces, madre mia... Yo hablaba con tus fics... eres lo peor jajajaja
Y bueno, bueno, que ya hablamos sobre eso que tienes entre manos! xDDD
tuckylina- Mensajes : 53
Fecha de inscripción : 10/12/2009
Re: Lo que vi mientras soñaba
¡GRANDE KELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!
y aquí termina mi comentario... no sin antes decir... artista!!!!!!!!!!!!!!!
y aquí termina mi comentario... no sin antes decir... artista!!!!!!!!!!!!!!!
cLau-90- Mensajes : 625
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Localización : -
Re: Lo que vi mientras soñaba
Clau no te copies!xD
copito- Mensajes : 136
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Re: Lo que vi mientras soñaba
Muchas gracias a todas por leer, comentar y seguir el fic... del que me había olvidado que quedaba el epílogo... ejem...
¡¡¡¡¡¡GRACIAS!!!!!!!
P.d: Os explico... Lo que está en cursiva es Ángel (porque todo el fic lo ha narrado Patricia y bueno, quería también poner algo de Ángel) y lo que está en normal es Patri
Es un tochaco de epílogo, lo siento. Un besitoooooo.
Epílogo
Tapo sus ojos con una mano, mientras la otra reposa en su vientre, acercándola a mi pecho con cuidado y guiando cada paso que da. Estoy deseando apartar mi mano y que Patricia vea el lugar al que la he traído. No sé por qué exactamente, pero intuyo que para ella aquel bosquecito es especial.
Patricia: ¿Me dejas ver ya, Ángel?
Ángel: Espérate, cariño – noto cómo la mano que tapa mis ojos se aprieta delicadamente a mi rostro, como si temiese que estuviese haciendo trampa para poder ver algo.
Me empuja levemente con su cuerpo, haciéndome andar a pasitos cortitos, provocando que bufe de exasperación.
Patricia: De verdad, Ángel, cuánta expectación estás creando para llevarme a la fuente de un parque, hijo…
A la fuente de un parque… Eso cree ella… No tenía pensado llevarla allí, ni mucho menos, pero con motivo del cumpleaños de mi sobrino y debido a que dos años después todavía comprobaba cómo miraba Patricia el cuadro de mi hermana, me había decidido a volver a Cataluña, a aquel rinconcito que me traía recuerdos de mi infancia. No había querido decirle nada a Patricia; lo planeé todo con mi hermana, advirtiéndola de que iríamos por Semana Santa, cuando fuese el cumpleaños del ya no tan pequeño Jonay, y que por favor no dijese adónde íbamos exactamente. Entre mi cuñado, mi hermana y yo hemos conseguido engañarla para hacerle creer que el cumpleaños se celebra en un Parque Natural del Montsant cuando nuestra idea desde un principio era ir al claro del Valle de Cardó.
Durante el trayecto en coche, no ha dejado de hacer preguntas, pidiéndome que le contase cómo era el parque… y yo me he visto obligado a mentir, mentir como un cosaco con ayuda de mi hermana, diciéndole que no era nada del otro mundo, que tenía cuatro columpios, un tobogán, una fuente preciosa…
Patricia: Oye, Ángel, para ser un parque no oigo gritos de niños disfrutando al jugar ni nada de eso… - empiezo a sospechar que no es exactamente el parque que yo me imaginaba…
Ángel: Ya… bueno, es que... ya sabes cómo son los críos de hoy en día… están todos sentados en el suelo jugando a la DS… por eso no les escuchas…
Patricia: Venga ya, ¿dónde me habéis traído?
Llegamos al lugar que yo quería y con un beso en su cuello, separo mis manos de su cuerpo, dejándola a su aire, separándome apenas medio paso de ella.
Noto cómo Ángel se separa de mí lentamente y abro los ojos con ganas de ver dónde estoy. Una leve sonrisa se forma en mis ojos y se va ensanchando a medida que reconozco la zona…
Me encantaría poder ver su rostro en estos momentos, pero permanezco quieto y callado a su espalda, dejando que disfrute de las maravillosas vistas.
Suspiro encantada mientras contengo las lágrimas que quieren empezar a brotar de mis ojos. Noto la mirada de Ángel clavada en mi rostro, pero no quiero girarme hasta relajarme un poco. Miro a mi alrededor… casi todo es tal y como yo lo soñaba… quizá otros colores, quizá me faltan árboles en algunas zonas y me sobran en otras, pero en esencia es el mismo lugar… Miro a la lejanía, no pudiendo evitar reír levemente a carcajadas. Estamos justo en lo que yo llamaba “la frontera”, el lugar por el que el hombre de mi sueño, mi Ángel, siempre aparecía.
Me giro repentinamente, todavía riéndome y me abrazo a Ángel bruscamente, rodeando su cuello con mis brazos. No es capaz de imaginarse la ilusión que me hace estar allí con él…
Por el abrazo tan efusivo que me da descubro, como ya sospechaba, que la sorpresa le ha encantado.. La escucho murmurar algo en mi oído, quizá un “Tú siempre apareces por aquí”, pero no sé de qué habla, de manera que pienso que la he escuchado mal.
Ángel: Es más bonito estar aquí que verlo en un cuadro, ¿verdad? – me susurra al oído.
Asiento sonriendo y, sin que él pueda verme, aprieto con fuerza mis ojos para retener las lágrimas de emoción, porque a fin de cuentas, él no sería capaz de entenderlas todavía y no me apetece preocuparle. Noto sus manos aferrando mi cintura con decisión, empujando suavemente para apartarme de él y le entiendo; entiendo que quiera ver mi rostro, que se preocupe después de los varios minutos que dura este abrazo y que no entienda nada, excepto que estoy junto a él.
Abro los ojos y parpadeo varias veces, deseando que no se note que he sentido ganas de llorar o, al menos, que sepa leer en mis ojos que las casi lágrimas son de alegría.
La miro de nuevo, la miro como sé que nunca he mirado a nadie… Y lo sé porque nunca antes he sentido con otra tanto con una simple mirada como con ella.
Tiene los ojos brillantes y vidriosos, pero en su rostro se expande una sonrisa desmesurada cuando me mira, y sé que ella también tiene las mismas sensaciones que yo. Paso una mano por su mejilla y la acaricio, disfrutando del tacto de su piel mientras siento cómo se estremece.
Patricia: Dime que no es un sueño…
Ángel: No, mi amor, no lo es – la miro sin comprender nada - ¿Te pellizco?
Me abraza impulsivamente y yo sitúo mis brazos alrededor de su cuerpo, aún desorientado.
Ángel: Espera, espera… ¿Qué te pasa? ¿Estás llorando?
Patricia: No – me responde hecha un mar de lágrimas.
Ángel: Sí que lo estás – la separo y acaricio sus mejillas con ternura - ¿Cuál es el problema, cariño?
Patricia: Es que… es que… - sorbe los mocos como una niña pequeña – Llevo mucho tiempo soñando contigo sin saber que eras tú y con este bosque sin saber que era este bosque, y estar aquí hoy contigo, pues… no sé, me emociona…
Ángel: Cálmate, bonita, que no entiendo nada… - respiro hondo – A ver, cuéntame.
Patricia: Pues que siempre tenía el mismo sueño: yo deambulando por un bosque y acudiendo siempre al mismo lugar, Ángel: este. Y tú siempre aparecías por aquí – señalo hacia los árboles emocionada – Y yo no podía verte porque estabas lejos y siempre te acercabas despacito y muchas veces no llegabas a alcanzarme y otras me abrazabas y me decías cosas al oído que luego me repetías en la vida real y eso me desconcertaba porque yo no sabía que eras tú porque… porque no sabía que te quería… Todo me llevaba a ti pero yo era incapaz de verlo…
Ángel: No entiendo nada – pone su mejor cara de asustado.
Patricia: Pues que mis sueños trataban de hacerme ver que estaba enamorada de ti y tu rostro no apareció en ellos hasta que lo acepté aquella noche… ¿te acuerdas del día de la lluvia?
Ángel: Sí… ¿Me estás queriendo decir tienes poderes?
Patricia: No, por Dios – me reí – Es cosa del subconsciente.
Abre la boca como si lo hubiese entendido, pero luego niega con la cabeza, disculpándose con una sonrisa.
Patricia: Cada sueño tiene una razón, un por qué. Y ese por qué viene dictaminado por el subconsciente. Y yo confío en él: a fin de cuentas, me conoce más que yo misma o al menos lo suficiente como para expresarme mis miedos, deseos, dudas, etcétera, aunque sea con tramas mal hiladas que no acabe de comprender. ¿Entiendes ahora? – le cojo la mano.
Ángel: Sí, aunque ya te digo que fiarse del subconsciente no es bueno…
Patricia: ¿Por qué?
Ángel: Porque tergiversa la realidad, la manipula.
Patricia: Pon un ejemplo – sonrío.
Ángel: Vale – pone cara de estar pensando – Estás sola en casa, de noche. Tienes miedo y tu subconsciente se encarga de inventarse sonidos que tu imaginación asocia con un ladrón entrando por la ventana o forzando la puerta de tu casa. Voilá. Realidad manipulada – sonríe victorioso pero duda al ver que yo también lo hago.
Patricia: Tú mismo te has contestado.
Ángel: ¿Qué?
Patricia: Tengo miedo, eso es lo que el subconsciente trata de decirme.
Se lleva un dedo a los labios y entrecierra los ojos, pero pronto acaba sonriendo.
Ángel: Vale, sí. Bien. Tienes razón.
Patricia: ¿En decirte que te quiero? Sí, toda la razón del mundo.
No puedo esperar más, necesito besarla, necesito que sus labios me cuenten sin palabras que me quiere… La necesito.
Estos dos años a su lado sumados a los cuatro que hacía que nos conocíamos antes de formalizar nuestra relación como pareja, me habían servido para entender a la perfección el lenguaje corporal de Ángel, y sé que en estos momentos lo único que desea es besarme, lo noto en su mano vacilante, resbalando poco a poco por mi mejillas hasta llegar a acariciar mis labios, en su mirada fija, su respiración agitada…
Con fingida calma, acerco mis labios a los suyos, rozándolos apenas. Él suspira y se abandona a mi boca, adentrándose cuidadosamente en ella, mientras desplaza la mano de mi mejilla hasta mi nuca.
Me perdía, cada vez que la besaba me perdía. No importaba que fuese el primer beso del día o uno de tantos, siempre acabábamos entregándonos como si no pudiésemos hacer otra cosa…
Llevamos dos años juntos y la sigo amando como cuando lo hacía en secreto. Me vuelve loco sentir sus manos acariciando mi espalda, o cuando me despierta soplándome en la nuca, recorrer a besos sus piernas, que se siente encima de mis rodillas para decirme que la pizza se ha quemado en el horno… Y las noches… Adoro cada noche que hemos pasado juntos y me siento extrañamente sólo cuando algún día no podemos compartir nuestra cama… Necesito que eso acabe, contar con que tenemos toda una vida para compartirla juntos, necesito un compromiso, una promesa… En otras palabras: la necesito a ella.
Sandra: Ala, alaaaaa… ¡Que hay niños delante!
Nos separamos con pesar, sonriendo pícaramente.
Ángel: Pues tápale los ojos al enano… yo qué quieres que te diga…
Con una carcajada, me pongo detrás de Ángel y le tapo los ojos con mis manos.
Ángel: ¿Qué haces, cariño?
Patricia: Le tapo los ojos al enano…
Separa mis manos de sus ojos y las besa sonriendo. Luego se acerca a su sobrino y le revoluciona el pelo, provocando que el pequeño le mire con los ojos entrecerrados mientras vuelve a peinarse con las manos desesperadamente.
Ángel: Míralo, si ha salido a su padre… Siempre con la manía de peinarse y repeinarse… - bromea.
Eduardo: Tú lo que tienes es envidia… Como tu cabeza es todo entradas…
Ángel y él hacen como que se pelean mientras mi cuñada y yo nos distraemos jugando con el pequeño Jonay a pasarnos una pelota de baloncesto. El niño se ha ganado mi corazón en apenas dos segundos y medio.
Jonay: ¡Tío, tío! ¡Cógela! – le pasa el balón riéndose - ¡Chicos contra chicas! ¡Vamos a darles una paliza! ¡Que no la cojan, tío, que no la cojaan!
Se tiran un rato pasándose el balón mientras nosotras tratamos de interceptarlo, hasta que finalmente, en un mal pase, conseguimos hacernos con él. En cuanto el balón está en mis manos, noto los brazos de Ángel rodeándome, levantándome en volandas para hacerme soltar el balón, que mantengo firmemente apretado contra mi estómago. Pataleo para que me suelte e incluso pego algún que otro berrido entre carcajadas, pero me ignora y sigue haciéndome cosquillas por donde puede. Al final, acabo soltando la pelota pero eso no impide que mantenga su cuerpo pegado al mío.
Sandra: Ala vengaaa… Cómo tenemos la temperatura hoy, ¿eh? Madre mía…
Me libro de él y le doy un golpe en el pecho, pero ignora mi ataque y se gira hacia su hermana.
Ángel: Hermanita, ¿os importa si Patricia y yo…? – señala a su espalda.
Sandra: No, tranquilos…
Me coge por la mano y me apremia a seguirle estirando de ella. Sé que quiere estar a solas conmigo, lo leo en sus ojos desde que hemos bajado del coche con el que hemos llegado hasta allí, pero no me imaginaba que iba a aguantar tan poco para hacer que nos perdiésemos por el bosque. Yo también siento la necesidad de compartir un ratito los dos solos, pero me sabe mal por su hermana, a fin de cuentas esto debía ser un reencuentro y no un: “bueno, pues ya estamos aquí… emmm… nosotros nos vamos”.
Nos alejamos bastante; no lo suficiente como para perderles de vista, pero sí lo justo para que no escuchen nuestra conversación. Ángel se ha apoyado galantemente en una roca que le llega a la altura de la cintura, estirando sus piernas para meterme entre ellas mientras cuela sus manos por los bolsillos traseros de mis jeans. Me acerca a su cuerpo posesivamente a la vez que yo cojo las solapas de su chaqueta y las retuerzo nerviosa. Sé que el silencio al que nos estamos sometiendo no es más que una excusa para buscar las palabras adecuadas que no nos atrevemos a decir en voz alta.
Ángel: Tengo que preguntarte algo, Patricia – al final resulta ser él más valiente que yo empezando la conversación.
Patricia: ¿El qué?
Ángel: Sabes que ya tengo una edad… Y que, bueno… A ciertas edades lo que corresponde es asentar la cabeza… con… con la persona que quieres que viva a tu lado en… otras edades… ¿Me estoy explicando como el culo?
Patricia: Tanto como si todavía pusieses vídeos de la Patiño, corazón.
Ángel: Vale, que… - se rasca la cabeza y cierra los ojos suspirando, como tratando de encontrar el rincón en el que las palabras se han quedado agazapadas, temblando ante la idea de ser mal pronunciadas – Este lugar es especial para mí, por muchas cosas… Porque me sentía unido a mi familia cuando estaba aquí, principalmente, y eso, como a todo niño pequeño, me gustaba. Me sentía protegido y querido cuando veía a mis padres agarrados de la mano, sonriendo ampliamente mientras nos veían corretear a mi hermana y a mí por esta explanada. Y yo… yo disfrutaba de verles juntos, de saber que mis padres se querían. En este lugar, ahora no recuerdo exactamente dónde, mi hermana dio sus primeros pasos… y fueron hacia mí, Patricia. Vino directa a darme un abrazo. Y también en este lugar mi padre le pidió matrimonio a mi madre… y ella aceptó, claro, porque de lo contrario no podría estar soltándote este rollo que te estoy soltando… Lo que quiero decirte, Patricia, es algo que creía que nunca le propondría a una mujer; porque en realidad siempre envidié a mis padres, siempre temí no saber encontrar a la persona con la que compartir mi vida, no saber reconocer a la persona de la que, muchos años después de casados, siguiese enamorado. Me daba pánico no verla, Patricia, no verte por estar parpadeando, haciendo la siesta, o en la panadería equivocada, incluso. Y ahora me doy cuenta de que esos miedos eran absurdos, porque cuando esa persona aparece, los astros se vuelven aliados para que te fijes en ella… Arriesgarte o no, depende de ti. Y nosotros nos arriesgamos, Patricia, después de mucho tiempo jugando, tanteando el terreno, provocándonos… me di cuenta de que te quería, que me había enamorado de ti… Y supe que tú eras esa persona y no quise pensar más. Estos dos años junto a ti han sido tan especiales… - murmura quedamente.
Producto de los nervios, me quedo callado y la miro pensativo. ¿Y si me dice que no? ¿O que necesita pensarlo? ¿O que no soy la persona adecuada para dar ese paso?¿Y si se ríe de mí?
Trago saliva y dudo entre hablar o quedarme callado. Ella me mira desorientada, sin saber qué hacer, tratando de camuflar su confusión con una preciosa sonrisa. La siento expectante, deseando que las palabras salgan de mi boca.
Ángel: Y… me he dado cuenta de que quiero que mi vida siga siendo especial y que, para eso, te necesito a ti – se está mordiendo el labio inferior, quizá nerviosa por intuir el camino que están cogiendo mis palabras – Y que… que…
Su voz tiembla.
Patricia: Ángel, por dios, ¡dímelo yo!
Mi don nunca fue la paciencia, lo sé.
Ángel: Que… ¡que no es fácil, jolines! – cierra los ojos y toma aire lentamente.
Cuando vuelve a abrir los ojos veo en ellos algo diferente, más maduro y sobretodo más decidido. Me coge de los brazos y me hace apoyarme en el mismo árbol donde estaba él, quedando situado su cuerpo enfrente del mío.
Ante mi mirada atónita, se arrodilla hincando una rodilla en el suelo. No puedo evitar quedarme boquiabierta pensando “oh, Dios. Lo va a hacer, lo va a hacer”.
Ángel: ¿Quieres casarte conmigo, Patricia?
Lo suelto así, sin anestesia. Como quien le pregunta la hora a un tío con el que se cruza en el metro. Cojo una de sus manos, esperando una respuesta y a poder ser afirmativa, pero lo único que encuentro en su rostro son sus ojos abiertos de par en par, sus labios entreabiertos, un rictus de sorpresa. Su mano tiembla ligeramente entre las mías a la vez que yo me empiezo a asustar.
¿Me va a decir que no? ¿Por qué mierdas se queda tan callada? ¿Por qué me mira así? ¿Por qué tengo ganas de echarme a temblar como un pollo?
Patricia: ¿Me acabas de pedir… matrimonio? – balbuceé.
¿En qué parte se había perdido? ¿No se lo había preguntado claramente?
Ángel: Sí – apreté la mandíbula y sin darme cuenta también su mano.
Tenía sus ojos fijos en mí, pero dudo que me estuviese mirando. Y cuando ya lo daba todo por perdido…
Sonreí. Y chillé. Y me reí a carcajadas. Y me tiré sobre él, le tiré al suelo sin querer, le besé mil veces todavía chillando y empecé a llorar de alegría.
Así era yo. Y pronto sería igual… pero casada.
Ángel: ¿Aún no me has dicho que sí y ya lo estás celebrando?
Patricia: SÍÍÍÍÍÍÍ. ¡Sí, Ángel, quiero casarme contigo y celebrar cada noche que al día siguiente estaremos juntos y casados y haciendo el amor, y que me traigas el desayuno a la cama todos los días, y que me compres un lavavajillas y no tener que fregar los platos nunca más en mi vida, y…!
Ángel: Eh eh eh… ¿Voy a casarme con una desequilibrada? – nos reímos ambos.
Patricia: ¿Es que acaso no lo sabías?
Me hizo rodar en el suelo y se puso sobre mí, manteniendo su rostro a escasos centímetros del mío.
Ángel: ¿El qué? ¿Que me voy a casar con la mujer más maravillosamente perfecta de este mundo? ¿Con la única que ha sido capaz de hacer que le pida matrimonio a una mujer?
Patricia: Y a la única a la que se lo vas a pedir, porque como algún día quieras el divorcio… ¡ay de ti!
Volvimos a reírnos. Sus labios cayeron suavemente sobre los míos y nos besamos con ternura, con cuidado, con el sabor dulce de la noticia…
Y hablando de noticias… Yo aún no le había dicho nada…
Patricia: Oye, Ángel… - le dije tímidamente – Yo también tengo que decirte una cosita…
La miré sorprendido y como la vi algo apurada, decidí bromear.
Ángel: Tranquila, mujer, ya sé que roncas y aún así te quiero.
Patricia: ¿En serio? – me siguió el juego.
Ángel: Pues claro, mi amor – volví a besarla, pero esta vez cortamente para dejarla hablar.
Patricia: ¿Aunque no puedas volver a dormir nunca más?
Ángel: Lo soportaré si tú soportas que te llamen “Señora”…
Subió una ceja.
Patricia: Y una mierda, que a partir de ahí es cuando salen las arrugas…
Ángel: Venga, cariño, ¿qué era lo que querías decirme?
Me atreví y di el paso. A fin de cuentas él también lo había hecho. Se había decidido por mí cuando podría no haberlo hecho, pero yo… no podía ocultárselo.
Patricia: Pues que yo también tengo que darte una noticia, corazón… Una noticia que no te va a gustar… - me miró frunciendo el entrecejo – Pero tranquilo… Tendrás unos ocho meses para acostumbrarte…
Su cara pasó por varias fases: incomprensión, parpadeando varias veces de manera muy seguida; sorpresa, comenzando a abrir la boca; catatónico, cuando ni siquiera era capaz de parpadear… Y supe que había asumido por fin mis palabras cuando abrió la boca y la cerró repetitivamente sin decir nada.
¿Padre? ¿Padre yo? ¿Yo padre? Papá, papi, papaíto, “quiero esto”, “quiero aquello” “¡¡cómprame!!”, “tengo pipi”, “me hago caca”…
Preso del pánico me vi con una de esas réplicas de Nenuco pero que evidentemente se movían más, en los brazos… Me imaginé cambiándole los pañales, levantándome cada noche a altas horas de la madrugada, dándole el biberón, de nuevo cambiando pañales… Y también me imaginé a Patricia haciendo todo eso… Y me sentí mejor, infinitamente mejor. Y supe que quizá no era tan mala noticia.
E incluso me hizo ilusión, ¿por qué no?
Patricia: ¿Ángel? Oye, que ya sé que te ha venido de nuevas y todo eso, pero que…
Ángel: Xavi.
Patricia: ¿Qué? – le miré preocupada.
Ángel: Que si podemos llamarle Xavi.
Patricia: Cla… Claro… - sonreí desmesuradamente sin llegar a creérmelo - ¿Xavi? ¿Cómo sabes que será un nene?
Ángel: Porque como no lo sea, Dani se llevará un disgusto al ver que no puede llevar a su ahijado al fútbol.
Patricia: Ya, pero es que si no es una nena Berta se morirá de pena al no poder hacerle trencitas…
Ángel: Pues como no sean mellizos, alguno se va a pillar un rebote… - rió.
Patricia: ¡Espera, espera! ¡He tenido una idea: ¡tengamos un hijo hippy! ¡Dani le lleva al fútbol y Berta le hace trenzas en la melena!
Arrugó la nariz.
Ángel: Nuestro hijo no va a ser un guarro…
Patricia: Nuestro hijo… - repito – Suena tan bien…
La dulzura de su voz me hace sonreír.
Ángel: Suena maravilloso… Voy a ser papá…
Patricia: Vas a ser papá – afirma ella sonriendo.
Me río todavía sin llegar a creérmelo mientras llevo una mano a su vientre, que sigue igual de plano que siempre.
Ángel: Oye, estás segura, ¿verdad? A ver si me estoy ilusionando y luego no hay bombo ni platillo…
Patricia: Estoy completamente segura, mi amor – pone su mano sobre la mía y la acaricia - ¿Te hace ilusión?
Ángel: Me hace más ilusión que saber que nos vamos a casar, fíjate lo que digo… - bajo mi rostro hasta su vientre – Hola, cosita, soy el papa… ¿Quién es el fetito más bonito del mundo, eh? ¿Quién es el fetito de los ojitos de su papi? Tú, tú, tú, tú…
Patricia: Ángel, pareces gilipollas, cariño… Pero me encanta.
Sus manos trepan hasta mis mejillas y me regala el beso más dulce del día. Creí que se lo iba a tomar peor, pero cuando me ha pedido matrimonio me he dado cuenta de que no iba a ser así, que no tenía nada que temer.
Ángel: Estoy deseando que nazca… - me vuelve loca diciendo esas cosas.
Y lo digo con sinceridad. Puede que no me lo esperase, que me haya impactado e incluso que sienta miedo ante la noticia, pero, a fin de cuentas… ¿quién no lo sentiría? ¿Acaso ella no debe estar asustada?
Y con este pensamiento cualquier signo de terror se disipa dando paso a la alegría. ¿Qué es miedo cuando vas a casarte con Patricia Conde? ¿Qué es el miedo cuando Patricia Conde está esperando un hijo tuyo? ¿Qué es el miedo cuando tu hijo empiece a andar, a hablar… cuando te llame “papá” por primera vez?
…No es nada…
¡¡¡¡¡¡GRACIAS!!!!!!!
P.d: Os explico... Lo que está en cursiva es Ángel (porque todo el fic lo ha narrado Patricia y bueno, quería también poner algo de Ángel) y lo que está en normal es Patri
Es un tochaco de epílogo, lo siento. Un besitoooooo.
Epílogo
Tapo sus ojos con una mano, mientras la otra reposa en su vientre, acercándola a mi pecho con cuidado y guiando cada paso que da. Estoy deseando apartar mi mano y que Patricia vea el lugar al que la he traído. No sé por qué exactamente, pero intuyo que para ella aquel bosquecito es especial.
Patricia: ¿Me dejas ver ya, Ángel?
Ángel: Espérate, cariño – noto cómo la mano que tapa mis ojos se aprieta delicadamente a mi rostro, como si temiese que estuviese haciendo trampa para poder ver algo.
Me empuja levemente con su cuerpo, haciéndome andar a pasitos cortitos, provocando que bufe de exasperación.
Patricia: De verdad, Ángel, cuánta expectación estás creando para llevarme a la fuente de un parque, hijo…
A la fuente de un parque… Eso cree ella… No tenía pensado llevarla allí, ni mucho menos, pero con motivo del cumpleaños de mi sobrino y debido a que dos años después todavía comprobaba cómo miraba Patricia el cuadro de mi hermana, me había decidido a volver a Cataluña, a aquel rinconcito que me traía recuerdos de mi infancia. No había querido decirle nada a Patricia; lo planeé todo con mi hermana, advirtiéndola de que iríamos por Semana Santa, cuando fuese el cumpleaños del ya no tan pequeño Jonay, y que por favor no dijese adónde íbamos exactamente. Entre mi cuñado, mi hermana y yo hemos conseguido engañarla para hacerle creer que el cumpleaños se celebra en un Parque Natural del Montsant cuando nuestra idea desde un principio era ir al claro del Valle de Cardó.
Durante el trayecto en coche, no ha dejado de hacer preguntas, pidiéndome que le contase cómo era el parque… y yo me he visto obligado a mentir, mentir como un cosaco con ayuda de mi hermana, diciéndole que no era nada del otro mundo, que tenía cuatro columpios, un tobogán, una fuente preciosa…
Patricia: Oye, Ángel, para ser un parque no oigo gritos de niños disfrutando al jugar ni nada de eso… - empiezo a sospechar que no es exactamente el parque que yo me imaginaba…
Ángel: Ya… bueno, es que... ya sabes cómo son los críos de hoy en día… están todos sentados en el suelo jugando a la DS… por eso no les escuchas…
Patricia: Venga ya, ¿dónde me habéis traído?
Llegamos al lugar que yo quería y con un beso en su cuello, separo mis manos de su cuerpo, dejándola a su aire, separándome apenas medio paso de ella.
Noto cómo Ángel se separa de mí lentamente y abro los ojos con ganas de ver dónde estoy. Una leve sonrisa se forma en mis ojos y se va ensanchando a medida que reconozco la zona…
Me encantaría poder ver su rostro en estos momentos, pero permanezco quieto y callado a su espalda, dejando que disfrute de las maravillosas vistas.
Suspiro encantada mientras contengo las lágrimas que quieren empezar a brotar de mis ojos. Noto la mirada de Ángel clavada en mi rostro, pero no quiero girarme hasta relajarme un poco. Miro a mi alrededor… casi todo es tal y como yo lo soñaba… quizá otros colores, quizá me faltan árboles en algunas zonas y me sobran en otras, pero en esencia es el mismo lugar… Miro a la lejanía, no pudiendo evitar reír levemente a carcajadas. Estamos justo en lo que yo llamaba “la frontera”, el lugar por el que el hombre de mi sueño, mi Ángel, siempre aparecía.
Me giro repentinamente, todavía riéndome y me abrazo a Ángel bruscamente, rodeando su cuello con mis brazos. No es capaz de imaginarse la ilusión que me hace estar allí con él…
Por el abrazo tan efusivo que me da descubro, como ya sospechaba, que la sorpresa le ha encantado.. La escucho murmurar algo en mi oído, quizá un “Tú siempre apareces por aquí”, pero no sé de qué habla, de manera que pienso que la he escuchado mal.
Ángel: Es más bonito estar aquí que verlo en un cuadro, ¿verdad? – me susurra al oído.
Asiento sonriendo y, sin que él pueda verme, aprieto con fuerza mis ojos para retener las lágrimas de emoción, porque a fin de cuentas, él no sería capaz de entenderlas todavía y no me apetece preocuparle. Noto sus manos aferrando mi cintura con decisión, empujando suavemente para apartarme de él y le entiendo; entiendo que quiera ver mi rostro, que se preocupe después de los varios minutos que dura este abrazo y que no entienda nada, excepto que estoy junto a él.
Abro los ojos y parpadeo varias veces, deseando que no se note que he sentido ganas de llorar o, al menos, que sepa leer en mis ojos que las casi lágrimas son de alegría.
La miro de nuevo, la miro como sé que nunca he mirado a nadie… Y lo sé porque nunca antes he sentido con otra tanto con una simple mirada como con ella.
Tiene los ojos brillantes y vidriosos, pero en su rostro se expande una sonrisa desmesurada cuando me mira, y sé que ella también tiene las mismas sensaciones que yo. Paso una mano por su mejilla y la acaricio, disfrutando del tacto de su piel mientras siento cómo se estremece.
Patricia: Dime que no es un sueño…
Ángel: No, mi amor, no lo es – la miro sin comprender nada - ¿Te pellizco?
Me abraza impulsivamente y yo sitúo mis brazos alrededor de su cuerpo, aún desorientado.
Ángel: Espera, espera… ¿Qué te pasa? ¿Estás llorando?
Patricia: No – me responde hecha un mar de lágrimas.
Ángel: Sí que lo estás – la separo y acaricio sus mejillas con ternura - ¿Cuál es el problema, cariño?
Patricia: Es que… es que… - sorbe los mocos como una niña pequeña – Llevo mucho tiempo soñando contigo sin saber que eras tú y con este bosque sin saber que era este bosque, y estar aquí hoy contigo, pues… no sé, me emociona…
Ángel: Cálmate, bonita, que no entiendo nada… - respiro hondo – A ver, cuéntame.
Patricia: Pues que siempre tenía el mismo sueño: yo deambulando por un bosque y acudiendo siempre al mismo lugar, Ángel: este. Y tú siempre aparecías por aquí – señalo hacia los árboles emocionada – Y yo no podía verte porque estabas lejos y siempre te acercabas despacito y muchas veces no llegabas a alcanzarme y otras me abrazabas y me decías cosas al oído que luego me repetías en la vida real y eso me desconcertaba porque yo no sabía que eras tú porque… porque no sabía que te quería… Todo me llevaba a ti pero yo era incapaz de verlo…
Ángel: No entiendo nada – pone su mejor cara de asustado.
Patricia: Pues que mis sueños trataban de hacerme ver que estaba enamorada de ti y tu rostro no apareció en ellos hasta que lo acepté aquella noche… ¿te acuerdas del día de la lluvia?
Ángel: Sí… ¿Me estás queriendo decir tienes poderes?
Patricia: No, por Dios – me reí – Es cosa del subconsciente.
Abre la boca como si lo hubiese entendido, pero luego niega con la cabeza, disculpándose con una sonrisa.
Patricia: Cada sueño tiene una razón, un por qué. Y ese por qué viene dictaminado por el subconsciente. Y yo confío en él: a fin de cuentas, me conoce más que yo misma o al menos lo suficiente como para expresarme mis miedos, deseos, dudas, etcétera, aunque sea con tramas mal hiladas que no acabe de comprender. ¿Entiendes ahora? – le cojo la mano.
Ángel: Sí, aunque ya te digo que fiarse del subconsciente no es bueno…
Patricia: ¿Por qué?
Ángel: Porque tergiversa la realidad, la manipula.
Patricia: Pon un ejemplo – sonrío.
Ángel: Vale – pone cara de estar pensando – Estás sola en casa, de noche. Tienes miedo y tu subconsciente se encarga de inventarse sonidos que tu imaginación asocia con un ladrón entrando por la ventana o forzando la puerta de tu casa. Voilá. Realidad manipulada – sonríe victorioso pero duda al ver que yo también lo hago.
Patricia: Tú mismo te has contestado.
Ángel: ¿Qué?
Patricia: Tengo miedo, eso es lo que el subconsciente trata de decirme.
Se lleva un dedo a los labios y entrecierra los ojos, pero pronto acaba sonriendo.
Ángel: Vale, sí. Bien. Tienes razón.
Patricia: ¿En decirte que te quiero? Sí, toda la razón del mundo.
No puedo esperar más, necesito besarla, necesito que sus labios me cuenten sin palabras que me quiere… La necesito.
Estos dos años a su lado sumados a los cuatro que hacía que nos conocíamos antes de formalizar nuestra relación como pareja, me habían servido para entender a la perfección el lenguaje corporal de Ángel, y sé que en estos momentos lo único que desea es besarme, lo noto en su mano vacilante, resbalando poco a poco por mi mejillas hasta llegar a acariciar mis labios, en su mirada fija, su respiración agitada…
Con fingida calma, acerco mis labios a los suyos, rozándolos apenas. Él suspira y se abandona a mi boca, adentrándose cuidadosamente en ella, mientras desplaza la mano de mi mejilla hasta mi nuca.
Me perdía, cada vez que la besaba me perdía. No importaba que fuese el primer beso del día o uno de tantos, siempre acabábamos entregándonos como si no pudiésemos hacer otra cosa…
Llevamos dos años juntos y la sigo amando como cuando lo hacía en secreto. Me vuelve loco sentir sus manos acariciando mi espalda, o cuando me despierta soplándome en la nuca, recorrer a besos sus piernas, que se siente encima de mis rodillas para decirme que la pizza se ha quemado en el horno… Y las noches… Adoro cada noche que hemos pasado juntos y me siento extrañamente sólo cuando algún día no podemos compartir nuestra cama… Necesito que eso acabe, contar con que tenemos toda una vida para compartirla juntos, necesito un compromiso, una promesa… En otras palabras: la necesito a ella.
Sandra: Ala, alaaaaa… ¡Que hay niños delante!
Nos separamos con pesar, sonriendo pícaramente.
Ángel: Pues tápale los ojos al enano… yo qué quieres que te diga…
Con una carcajada, me pongo detrás de Ángel y le tapo los ojos con mis manos.
Ángel: ¿Qué haces, cariño?
Patricia: Le tapo los ojos al enano…
Separa mis manos de sus ojos y las besa sonriendo. Luego se acerca a su sobrino y le revoluciona el pelo, provocando que el pequeño le mire con los ojos entrecerrados mientras vuelve a peinarse con las manos desesperadamente.
Ángel: Míralo, si ha salido a su padre… Siempre con la manía de peinarse y repeinarse… - bromea.
Eduardo: Tú lo que tienes es envidia… Como tu cabeza es todo entradas…
Ángel y él hacen como que se pelean mientras mi cuñada y yo nos distraemos jugando con el pequeño Jonay a pasarnos una pelota de baloncesto. El niño se ha ganado mi corazón en apenas dos segundos y medio.
Jonay: ¡Tío, tío! ¡Cógela! – le pasa el balón riéndose - ¡Chicos contra chicas! ¡Vamos a darles una paliza! ¡Que no la cojan, tío, que no la cojaan!
Se tiran un rato pasándose el balón mientras nosotras tratamos de interceptarlo, hasta que finalmente, en un mal pase, conseguimos hacernos con él. En cuanto el balón está en mis manos, noto los brazos de Ángel rodeándome, levantándome en volandas para hacerme soltar el balón, que mantengo firmemente apretado contra mi estómago. Pataleo para que me suelte e incluso pego algún que otro berrido entre carcajadas, pero me ignora y sigue haciéndome cosquillas por donde puede. Al final, acabo soltando la pelota pero eso no impide que mantenga su cuerpo pegado al mío.
Sandra: Ala vengaaa… Cómo tenemos la temperatura hoy, ¿eh? Madre mía…
Me libro de él y le doy un golpe en el pecho, pero ignora mi ataque y se gira hacia su hermana.
Ángel: Hermanita, ¿os importa si Patricia y yo…? – señala a su espalda.
Sandra: No, tranquilos…
Me coge por la mano y me apremia a seguirle estirando de ella. Sé que quiere estar a solas conmigo, lo leo en sus ojos desde que hemos bajado del coche con el que hemos llegado hasta allí, pero no me imaginaba que iba a aguantar tan poco para hacer que nos perdiésemos por el bosque. Yo también siento la necesidad de compartir un ratito los dos solos, pero me sabe mal por su hermana, a fin de cuentas esto debía ser un reencuentro y no un: “bueno, pues ya estamos aquí… emmm… nosotros nos vamos”.
Nos alejamos bastante; no lo suficiente como para perderles de vista, pero sí lo justo para que no escuchen nuestra conversación. Ángel se ha apoyado galantemente en una roca que le llega a la altura de la cintura, estirando sus piernas para meterme entre ellas mientras cuela sus manos por los bolsillos traseros de mis jeans. Me acerca a su cuerpo posesivamente a la vez que yo cojo las solapas de su chaqueta y las retuerzo nerviosa. Sé que el silencio al que nos estamos sometiendo no es más que una excusa para buscar las palabras adecuadas que no nos atrevemos a decir en voz alta.
Ángel: Tengo que preguntarte algo, Patricia – al final resulta ser él más valiente que yo empezando la conversación.
Patricia: ¿El qué?
Ángel: Sabes que ya tengo una edad… Y que, bueno… A ciertas edades lo que corresponde es asentar la cabeza… con… con la persona que quieres que viva a tu lado en… otras edades… ¿Me estoy explicando como el culo?
Patricia: Tanto como si todavía pusieses vídeos de la Patiño, corazón.
Ángel: Vale, que… - se rasca la cabeza y cierra los ojos suspirando, como tratando de encontrar el rincón en el que las palabras se han quedado agazapadas, temblando ante la idea de ser mal pronunciadas – Este lugar es especial para mí, por muchas cosas… Porque me sentía unido a mi familia cuando estaba aquí, principalmente, y eso, como a todo niño pequeño, me gustaba. Me sentía protegido y querido cuando veía a mis padres agarrados de la mano, sonriendo ampliamente mientras nos veían corretear a mi hermana y a mí por esta explanada. Y yo… yo disfrutaba de verles juntos, de saber que mis padres se querían. En este lugar, ahora no recuerdo exactamente dónde, mi hermana dio sus primeros pasos… y fueron hacia mí, Patricia. Vino directa a darme un abrazo. Y también en este lugar mi padre le pidió matrimonio a mi madre… y ella aceptó, claro, porque de lo contrario no podría estar soltándote este rollo que te estoy soltando… Lo que quiero decirte, Patricia, es algo que creía que nunca le propondría a una mujer; porque en realidad siempre envidié a mis padres, siempre temí no saber encontrar a la persona con la que compartir mi vida, no saber reconocer a la persona de la que, muchos años después de casados, siguiese enamorado. Me daba pánico no verla, Patricia, no verte por estar parpadeando, haciendo la siesta, o en la panadería equivocada, incluso. Y ahora me doy cuenta de que esos miedos eran absurdos, porque cuando esa persona aparece, los astros se vuelven aliados para que te fijes en ella… Arriesgarte o no, depende de ti. Y nosotros nos arriesgamos, Patricia, después de mucho tiempo jugando, tanteando el terreno, provocándonos… me di cuenta de que te quería, que me había enamorado de ti… Y supe que tú eras esa persona y no quise pensar más. Estos dos años junto a ti han sido tan especiales… - murmura quedamente.
Producto de los nervios, me quedo callado y la miro pensativo. ¿Y si me dice que no? ¿O que necesita pensarlo? ¿O que no soy la persona adecuada para dar ese paso?¿Y si se ríe de mí?
Trago saliva y dudo entre hablar o quedarme callado. Ella me mira desorientada, sin saber qué hacer, tratando de camuflar su confusión con una preciosa sonrisa. La siento expectante, deseando que las palabras salgan de mi boca.
Ángel: Y… me he dado cuenta de que quiero que mi vida siga siendo especial y que, para eso, te necesito a ti – se está mordiendo el labio inferior, quizá nerviosa por intuir el camino que están cogiendo mis palabras – Y que… que…
Su voz tiembla.
Patricia: Ángel, por dios, ¡dímelo yo!
Mi don nunca fue la paciencia, lo sé.
Ángel: Que… ¡que no es fácil, jolines! – cierra los ojos y toma aire lentamente.
Cuando vuelve a abrir los ojos veo en ellos algo diferente, más maduro y sobretodo más decidido. Me coge de los brazos y me hace apoyarme en el mismo árbol donde estaba él, quedando situado su cuerpo enfrente del mío.
Ante mi mirada atónita, se arrodilla hincando una rodilla en el suelo. No puedo evitar quedarme boquiabierta pensando “oh, Dios. Lo va a hacer, lo va a hacer”.
Ángel: ¿Quieres casarte conmigo, Patricia?
Lo suelto así, sin anestesia. Como quien le pregunta la hora a un tío con el que se cruza en el metro. Cojo una de sus manos, esperando una respuesta y a poder ser afirmativa, pero lo único que encuentro en su rostro son sus ojos abiertos de par en par, sus labios entreabiertos, un rictus de sorpresa. Su mano tiembla ligeramente entre las mías a la vez que yo me empiezo a asustar.
¿Me va a decir que no? ¿Por qué mierdas se queda tan callada? ¿Por qué me mira así? ¿Por qué tengo ganas de echarme a temblar como un pollo?
Patricia: ¿Me acabas de pedir… matrimonio? – balbuceé.
¿En qué parte se había perdido? ¿No se lo había preguntado claramente?
Ángel: Sí – apreté la mandíbula y sin darme cuenta también su mano.
Tenía sus ojos fijos en mí, pero dudo que me estuviese mirando. Y cuando ya lo daba todo por perdido…
Sonreí. Y chillé. Y me reí a carcajadas. Y me tiré sobre él, le tiré al suelo sin querer, le besé mil veces todavía chillando y empecé a llorar de alegría.
Así era yo. Y pronto sería igual… pero casada.
Ángel: ¿Aún no me has dicho que sí y ya lo estás celebrando?
Patricia: SÍÍÍÍÍÍÍ. ¡Sí, Ángel, quiero casarme contigo y celebrar cada noche que al día siguiente estaremos juntos y casados y haciendo el amor, y que me traigas el desayuno a la cama todos los días, y que me compres un lavavajillas y no tener que fregar los platos nunca más en mi vida, y…!
Ángel: Eh eh eh… ¿Voy a casarme con una desequilibrada? – nos reímos ambos.
Patricia: ¿Es que acaso no lo sabías?
Me hizo rodar en el suelo y se puso sobre mí, manteniendo su rostro a escasos centímetros del mío.
Ángel: ¿El qué? ¿Que me voy a casar con la mujer más maravillosamente perfecta de este mundo? ¿Con la única que ha sido capaz de hacer que le pida matrimonio a una mujer?
Patricia: Y a la única a la que se lo vas a pedir, porque como algún día quieras el divorcio… ¡ay de ti!
Volvimos a reírnos. Sus labios cayeron suavemente sobre los míos y nos besamos con ternura, con cuidado, con el sabor dulce de la noticia…
Y hablando de noticias… Yo aún no le había dicho nada…
Patricia: Oye, Ángel… - le dije tímidamente – Yo también tengo que decirte una cosita…
La miré sorprendido y como la vi algo apurada, decidí bromear.
Ángel: Tranquila, mujer, ya sé que roncas y aún así te quiero.
Patricia: ¿En serio? – me siguió el juego.
Ángel: Pues claro, mi amor – volví a besarla, pero esta vez cortamente para dejarla hablar.
Patricia: ¿Aunque no puedas volver a dormir nunca más?
Ángel: Lo soportaré si tú soportas que te llamen “Señora”…
Subió una ceja.
Patricia: Y una mierda, que a partir de ahí es cuando salen las arrugas…
Ángel: Venga, cariño, ¿qué era lo que querías decirme?
Me atreví y di el paso. A fin de cuentas él también lo había hecho. Se había decidido por mí cuando podría no haberlo hecho, pero yo… no podía ocultárselo.
Patricia: Pues que yo también tengo que darte una noticia, corazón… Una noticia que no te va a gustar… - me miró frunciendo el entrecejo – Pero tranquilo… Tendrás unos ocho meses para acostumbrarte…
Su cara pasó por varias fases: incomprensión, parpadeando varias veces de manera muy seguida; sorpresa, comenzando a abrir la boca; catatónico, cuando ni siquiera era capaz de parpadear… Y supe que había asumido por fin mis palabras cuando abrió la boca y la cerró repetitivamente sin decir nada.
¿Padre? ¿Padre yo? ¿Yo padre? Papá, papi, papaíto, “quiero esto”, “quiero aquello” “¡¡cómprame!!”, “tengo pipi”, “me hago caca”…
Preso del pánico me vi con una de esas réplicas de Nenuco pero que evidentemente se movían más, en los brazos… Me imaginé cambiándole los pañales, levantándome cada noche a altas horas de la madrugada, dándole el biberón, de nuevo cambiando pañales… Y también me imaginé a Patricia haciendo todo eso… Y me sentí mejor, infinitamente mejor. Y supe que quizá no era tan mala noticia.
E incluso me hizo ilusión, ¿por qué no?
Patricia: ¿Ángel? Oye, que ya sé que te ha venido de nuevas y todo eso, pero que…
Ángel: Xavi.
Patricia: ¿Qué? – le miré preocupada.
Ángel: Que si podemos llamarle Xavi.
Patricia: Cla… Claro… - sonreí desmesuradamente sin llegar a creérmelo - ¿Xavi? ¿Cómo sabes que será un nene?
Ángel: Porque como no lo sea, Dani se llevará un disgusto al ver que no puede llevar a su ahijado al fútbol.
Patricia: Ya, pero es que si no es una nena Berta se morirá de pena al no poder hacerle trencitas…
Ángel: Pues como no sean mellizos, alguno se va a pillar un rebote… - rió.
Patricia: ¡Espera, espera! ¡He tenido una idea: ¡tengamos un hijo hippy! ¡Dani le lleva al fútbol y Berta le hace trenzas en la melena!
Arrugó la nariz.
Ángel: Nuestro hijo no va a ser un guarro…
Patricia: Nuestro hijo… - repito – Suena tan bien…
La dulzura de su voz me hace sonreír.
Ángel: Suena maravilloso… Voy a ser papá…
Patricia: Vas a ser papá – afirma ella sonriendo.
Me río todavía sin llegar a creérmelo mientras llevo una mano a su vientre, que sigue igual de plano que siempre.
Ángel: Oye, estás segura, ¿verdad? A ver si me estoy ilusionando y luego no hay bombo ni platillo…
Patricia: Estoy completamente segura, mi amor – pone su mano sobre la mía y la acaricia - ¿Te hace ilusión?
Ángel: Me hace más ilusión que saber que nos vamos a casar, fíjate lo que digo… - bajo mi rostro hasta su vientre – Hola, cosita, soy el papa… ¿Quién es el fetito más bonito del mundo, eh? ¿Quién es el fetito de los ojitos de su papi? Tú, tú, tú, tú…
Patricia: Ángel, pareces gilipollas, cariño… Pero me encanta.
Sus manos trepan hasta mis mejillas y me regala el beso más dulce del día. Creí que se lo iba a tomar peor, pero cuando me ha pedido matrimonio me he dado cuenta de que no iba a ser así, que no tenía nada que temer.
Ángel: Estoy deseando que nazca… - me vuelve loca diciendo esas cosas.
Y lo digo con sinceridad. Puede que no me lo esperase, que me haya impactado e incluso que sienta miedo ante la noticia, pero, a fin de cuentas… ¿quién no lo sentiría? ¿Acaso ella no debe estar asustada?
Y con este pensamiento cualquier signo de terror se disipa dando paso a la alegría. ¿Qué es miedo cuando vas a casarte con Patricia Conde? ¿Qué es el miedo cuando Patricia Conde está esperando un hijo tuyo? ¿Qué es el miedo cuando tu hijo empiece a andar, a hablar… cuando te llame “papá” por primera vez?
…No es nada…
KeLa_13- Mensajes : 343
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