Adictos (recuperación)
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Re: Adictos (recuperación)
Suscribo todo el comentario de Legna y uno el de Clau, Kela, etc... que me duele el estómago y, como no voy a encontrar palabras para describir lo maravillosamente bien que escribes, voy a aprovechar para tomarme algo mientras te hago la ola de camino a la cocina.
¿LA BESA? ¿SE LA TIRA? ¿QUÉ COJONES HACE? SIGUEEEEEEEEEEEEE.
¿LA BESA? ¿SE LA TIRA? ¿QUÉ COJONES HACE? SIGUEEEEEEEEEEEEE.
p.a.t.r.ii- Mensajes : 440
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: Adictos (recuperación)
en dos palabras IM-PREZIONANTE
sigue porfaavoor ¿QUE HACE ANGEEEL?
sigue porfaavoor ¿QUE HACE ANGEEEL?
pangel_94_love- Mensajes : 33
Fecha de inscripción : 29/05/2010
Edad : 30
Re: Adictos (recuperación)
corto y malo? no te estarás cachondeando jej, venga ya por favoor! está genial en serio!
continualo cuando puedas!
continualo cuando puedas!
anaGO92- Mensajes : 115
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Edad : 32
Re: Adictos (recuperación)
oiish! a mi tambien me ha encantado!
No se porqe dices qe es pésimo.. si esta genial!
Sigue por diios..y no lo dejes ahiiiii! jajaja
No se porqe dices qe es pésimo.. si esta genial!
Sigue por diios..y no lo dejes ahiiiii! jajaja
NuuKa- Mensajes : 23
Fecha de inscripción : 24/05/2010
Re: Adictos (recuperación)
Vale, si cuando me gustan yo lo digo . Este me ENCANTA. Ale, ya os dejo en paz
El tiempo ha pasado.
Día 551.
No se si debería seguir contando así mi periodo de abstinencia. El Programa de Doce Pasos de desintoxicación de Ángel Martín ha sido complejo y difícil y he sufrido la tentación de recaer muy a menudo, pero lo llegué a completar. Vease:
1. Olvidarme del tono de voz que usaba cuando me hacía el amor.
2. Olvidarme del encogimiento del estómago cuando abría la puerta y allí estaba él.
3. Olvidarme de buscar notitas con fechas y horas en algún lugar del estudio.
4. Olvidarme de que me trajera el desayuno a la cama de nuevo.
5. Olvidarme del brillo de sus ojos cuando nos mirábamos.
6. Olvidarme del sabor de su lengua.
7. Olvidarme de su risa juguetona cuando me hacía cosquillas.
8. Olvidarme de la sensación de urgencia que tenían sus caricias.
9. Olvidarme de que no podía pensar en ningún otro hombre si él era mío.
10. Olvidarme del modo en que me hacía gemir.
11. Olvidarme de que mi corazón daba saltos cuando él estaba a mi lado.
12. Olvidarme de él, en definitiva.
Doce pasos.
Y olvidarme también de todas las veces que lloré por él, de aquellos días horribles en los que no podía levantarme sin mirar a mi lado en la cama, como si él fuera a estar allí y la sensación de angustia fuera producto solo de una mala pesadilla. Olvidarme del latigazo de dolor que me recorría cada vez que pasaba a su lado en el estudio y ni me miraba. Olvidarme de todo lo malo.
No se si debería seguir contando así mis días de abstinencia, porque es cierto que completé mi Programa de Doce Pasos uno por uno. Pero, si bien es cierto que muchos los sigo cumpliendo, hay alguno de los pasos que empieza a flaquear últimamente.
Me sigo absteniendo de besarle, y de encerrarle en el baño y no dejarle salir hasta que tenga marcas de mis uñas en la espalda y yo tenga marcas de sus dientes en mi cuello y él tenga marcas de carmín en sus labios… y yo tenga sus marcas en el alma. Me abstengo de muchas cosas. Pero ya no de tantas.
Al principio fue sencillo seguir mi perfectamente planificado Programa de Doce Pasos, porque él me ignoró categóricamente. A veces me gustaba pensar que en su indiferencia había un deje de frustración, de rabia, como si le costara todas sus fuerzas no mirarme, pero lo importante es que, de hecho, no me miraba, le costara lo que le costase. Y a cada señal de indiferencia yo me sentía más furiosa con él, más indignada.
¿Qué había hecho yo para merecerme ese trato? ¿Es que no quería que “fueramos amigos”? ¿No quería que las cosas fueran como antes? Difícilmente podrían serlo si él ni se dignaba a mirarme. Él era el que le ponía los cuernos a su novia, ¡y tenía que pagarlo yo perdiendo a uno de mis mejores amigos! Me parecía del todo injusto. Después de todo lo que Ángel y yo habíamos pasado juntos, simplemente no me parecía normal su actitud. De modo que me enfadé con él, tanto que a cada ápice de indiferencia suya yo le contestaba con una provocación. No directa, por supuesto. Sólo quería que reaccionara, que me hablara, que se enfadara conmigo, lo que fuera. Pero dejar de serle indiferente, porque eso me estaba matando. Pensar que ya no era nada para él. Nada.
Empecé a comportarme como la perfecta señorita Zorra. Jamás había hecho algo así con nadie, pero es verdad que tampoco nadie me había hecho sentir tan humillada y tan insignificante, sobre todo cuando lo peor es que yo deseaba ser el mundo entero para él. Empecé a ignorarle tanto como él a mí, a soltar verdades (y mentiras) a sus espaldas. Me sentí incluso tentada de llamar a su novia y ponerla al día sobre los paseos nocturnos que solía tener su novio. Durante unas pocas semanas, traté de que el más dañado fuera él, porque no quería asumir lo que ya entonces era evidente: que en el fondo, yo era la que había perdido.
Y llegó el día en que llegué al estudio y le ví y su rostro estaba casi demacrado, sus ojeras se marcaban más de lo normal y tenía los hombros hundidos y la expresión cansada y triste. Y supe que, quizá no todo era por mi culpa, pero tampoco había ayudado. Me sentí la peor persona del mundo, quise correr hacia él y abrazarle y sostenerle, y susurrarle al oído que lo sentía, suplicarle que me perdonara, prometerle que sería la mejor amiga del mundo si eso le ayudaba a él, porque aunque a mí me destrozara, sólo quería que él estuviera bien. Me di cuenta aquel día de que aquel hombre era más importante para mí de lo que lo había sido nadie hasta entonces, y sólo atiné a salir corriendo hasta mi camerino y echarme a llorar. Aquella pelea estúpida no tenía sentido. No quería que él fuera el más dañado. No quería que nada ni nadie le hicieran daño, de hecho.
Y entonces llegó el verano y yo dejé de ser la señorita Zorra y nuestro trato se hizo distante y tímido, pero ya no era tan frío. Las distancias parecían insalvables, pero yo solo quería que pasara el suficiente tiempo como para que pudiera perdonarme. Y durante ese tiempo me esforcé todo lo que pude por olvidarle. Incluso llegué a darle a Dani esa segunda oportunidad que me había pedido la noche antes de mi borrachera en el parque, la noche antes del final. Se la di, y no sirvió para nada. No me volví a enamorar de él. Pero al menos me ayudó a seguir con mi Programa de Doce Pasos, hasta que llegó el día en que no pensé en él. Quiero decir, claro que pensé en él, pero no pensé en sus besos ni en su cuerpo desnudo contra el mío ni en sus susurros al oído. No pensé en él de aquella forma. A partir de aquel día las cosas se hicieron más llevaderas.
Aquello duró meses. Yo incluso tuve alguna que otra relación esporádica por motivos completamente ajenos a Ángel y a mi Programa. Las cosas se tranquilizaron, ya no nos odiabamos, y yo empecé a pensar en toda nuestra aventura como en un sueño extraño y muy vivido del que ya había despertado.
Y ahora de repente todo empieza a torcerse de nuevo.
Hace unas semanas que no puedo controlar la afinidad que tengo con él. Desde el principio del programa, desde que nos conocemos, él y yo siempre hemos tenido una química extraña, muy nuestra. Hay veces que la gente se siente incómoda con nosotros, incluso. Hace un par de semanas me atreví a ir a ver su monólogo con una amiga, y al día siguiente ella me dijo que era extraño estar con nosotros dos porque parecía que estábamos en nuestra propia burbuja. Aquello me alarmó. Yo siempre había sabido que tenía esa clase de conexión con Ángel, pero desde que lo nuestro se terminó yo había tratado por todos los medios de cortar esa conexión. No me convenía si lo que quería era olvidarme de él.
Pero no me está saliendo tan bien como pensaba. Ángel está últimamente de muy buen humor, sus guiones son excelentes y hacía años que no me lo pasaba tan bien en el trabajo, y no puedo evitar reírme con él como me reía al conocerle: como si fuera una niña pequeña fascinada por un ilusionista y con sus trucos. Vuelve a estar cómodo y feliz en la redacción, o grabando sketches, o sentado en su silla a apenas un metro de la mía. Lo se porque, en el fondo, le conozco. Y no se si mi Programa de Doce Pasos puede resistirse a lo dulce que resulta ver a Ángel feliz.
Así que no consigo controlarme del mismo modo, nuestra afinidad de pronto empieza a salir a flote de nuevo y cuando me quiero dar cuenta le trato de nuevo como hace dos años, como a mi mejor amigo. Y él también me trata así a mí. No deja de ser agridulce.
Hace 551 días que me dejó, y el tiempo no ha dejado de pasar, y aquí estoy yo en mi camerino abriendole la puerta cuando entra para dejarme el guión del día. Un jueves cualquiera.
- ¿Ya? - le pregunto, sorprendida por la hora -. Habéis sido rápidos hoy. Seguro que os ha salido un guión pésimo.
- Habló Doña Guionista - me responde con una horriblemente aguda imitación de mi voz que me hace reírme mientras cierro la puerta. Cuando me giro soy consciente de que estamos solos y juraría que es la primera vez que nos quedamos solos desde… bueno, desde la última vez que durmió en mi casa. Le observo sin querer. Parece el centro de la estancia, el centro de mi pequeño mundo, rodeado por gomas del pelo y brillos de labios y mi móvil y el bolso y un par de revistas que hay sobre la mesita. Parece el absoluto centro de mi mundo y contengo un suspiro.
A la mierda mi Programa de Doce Pasos.
Y lo cierto es que él parece sentirse tan nervioso como yo. Sus dedos tamborilean sobre sus rodillas y noto que mira a todos lados menos en mi dirección, y por un momento parece un niño al que hubieran llevado al despacho del director y estuviera esperando a que algo explotara delante de él, una reprimenda o una amenaza o algo. Me resulta tan enternecedor que no puedo evitar empezar a reírme a carcajada limpia.
- ¿Qué te pasa? Te noto tenso.
Se tensa aún más y mi sonrisa se hace más amplia.
- ¿Tenso, yo? No, no, para nada… - balbucea -. Quiero decir, ¿por qué iba a estar tenso?
Ruedo los ojos, con un nudo en el estómago pero aparentemente relajada. ¿Qué por qué iba a estar tenso? Sí, Patricia, ¿por qué? Tú eres la única que tiene ganas de besarle ahora mismo.
- Qué poquita memoria tienes… - murmuro, más para mí que para él, y entonces me acerco al sofá donde se ha sentado para coger el guión y dar por terminada el momento más surrealista de un año y medio -. Anda, déjame echarle un vistazo al guión.
Él se levanta rápidamente y de pronto está cerca de mí. Muy cerca. Sus ojos están a apenas diez centímetros de los míos, y su cuerpo, aún sin tocarme, está tan cerca que puedo notar la tensión en sus músculos. El corazón se me para.
- Mi memoria está intacta - me dice con la voz más baja de lo normal, sin dejar de mirarme a los ojos. Yo de repente siento ganas de llorar y ganas de salir corriendo de aquí y de abrazarle y de mil cosas más, pero no puedo ni moverme -. Créeme, Patricia, lo recuerdo todo. Todo. Todos los días.
Su voz deja de ser firme y su mirada vuelve a hacerse huidiza y yo no quiero que se aleje ni un centímetro.
- No pasa nada - le susurro, con la voz temblorosa, como él -. Yo también lo recuerdo. Sé a qué te refieres.
A la mierda del Programa de Doce Pasos, a las pesadillas por las noches. A que mi vida no ha vuelto a ser la misma desde entonces.
Sin poder evitarlo más me acerco a él, muy lentamente, y apoyo la cabeza en su hombro al abrazarle. Le estrecho contra mí, sintiendo su pecho contra el mío y su respiración agitada en mi cuello. Cierro los ojos y el instante me parece eterno.
Un jueves cualquiera, el día 551 de mi programa, el 27 de Mayo del 2010, y a las 15:43 estoy en mi mesa presentando el programa como todos los días cuando Ángel entra, se sienta, y me deja este papel delante.
Jardín Botánico, 22:15
El tiempo ha pasado.
Día 551.
No se si debería seguir contando así mi periodo de abstinencia. El Programa de Doce Pasos de desintoxicación de Ángel Martín ha sido complejo y difícil y he sufrido la tentación de recaer muy a menudo, pero lo llegué a completar. Vease:
1. Olvidarme del tono de voz que usaba cuando me hacía el amor.
2. Olvidarme del encogimiento del estómago cuando abría la puerta y allí estaba él.
3. Olvidarme de buscar notitas con fechas y horas en algún lugar del estudio.
4. Olvidarme de que me trajera el desayuno a la cama de nuevo.
5. Olvidarme del brillo de sus ojos cuando nos mirábamos.
6. Olvidarme del sabor de su lengua.
7. Olvidarme de su risa juguetona cuando me hacía cosquillas.
8. Olvidarme de la sensación de urgencia que tenían sus caricias.
9. Olvidarme de que no podía pensar en ningún otro hombre si él era mío.
10. Olvidarme del modo en que me hacía gemir.
11. Olvidarme de que mi corazón daba saltos cuando él estaba a mi lado.
12. Olvidarme de él, en definitiva.
Doce pasos.
Y olvidarme también de todas las veces que lloré por él, de aquellos días horribles en los que no podía levantarme sin mirar a mi lado en la cama, como si él fuera a estar allí y la sensación de angustia fuera producto solo de una mala pesadilla. Olvidarme del latigazo de dolor que me recorría cada vez que pasaba a su lado en el estudio y ni me miraba. Olvidarme de todo lo malo.
No se si debería seguir contando así mis días de abstinencia, porque es cierto que completé mi Programa de Doce Pasos uno por uno. Pero, si bien es cierto que muchos los sigo cumpliendo, hay alguno de los pasos que empieza a flaquear últimamente.
Me sigo absteniendo de besarle, y de encerrarle en el baño y no dejarle salir hasta que tenga marcas de mis uñas en la espalda y yo tenga marcas de sus dientes en mi cuello y él tenga marcas de carmín en sus labios… y yo tenga sus marcas en el alma. Me abstengo de muchas cosas. Pero ya no de tantas.
Al principio fue sencillo seguir mi perfectamente planificado Programa de Doce Pasos, porque él me ignoró categóricamente. A veces me gustaba pensar que en su indiferencia había un deje de frustración, de rabia, como si le costara todas sus fuerzas no mirarme, pero lo importante es que, de hecho, no me miraba, le costara lo que le costase. Y a cada señal de indiferencia yo me sentía más furiosa con él, más indignada.
¿Qué había hecho yo para merecerme ese trato? ¿Es que no quería que “fueramos amigos”? ¿No quería que las cosas fueran como antes? Difícilmente podrían serlo si él ni se dignaba a mirarme. Él era el que le ponía los cuernos a su novia, ¡y tenía que pagarlo yo perdiendo a uno de mis mejores amigos! Me parecía del todo injusto. Después de todo lo que Ángel y yo habíamos pasado juntos, simplemente no me parecía normal su actitud. De modo que me enfadé con él, tanto que a cada ápice de indiferencia suya yo le contestaba con una provocación. No directa, por supuesto. Sólo quería que reaccionara, que me hablara, que se enfadara conmigo, lo que fuera. Pero dejar de serle indiferente, porque eso me estaba matando. Pensar que ya no era nada para él. Nada.
Empecé a comportarme como la perfecta señorita Zorra. Jamás había hecho algo así con nadie, pero es verdad que tampoco nadie me había hecho sentir tan humillada y tan insignificante, sobre todo cuando lo peor es que yo deseaba ser el mundo entero para él. Empecé a ignorarle tanto como él a mí, a soltar verdades (y mentiras) a sus espaldas. Me sentí incluso tentada de llamar a su novia y ponerla al día sobre los paseos nocturnos que solía tener su novio. Durante unas pocas semanas, traté de que el más dañado fuera él, porque no quería asumir lo que ya entonces era evidente: que en el fondo, yo era la que había perdido.
Y llegó el día en que llegué al estudio y le ví y su rostro estaba casi demacrado, sus ojeras se marcaban más de lo normal y tenía los hombros hundidos y la expresión cansada y triste. Y supe que, quizá no todo era por mi culpa, pero tampoco había ayudado. Me sentí la peor persona del mundo, quise correr hacia él y abrazarle y sostenerle, y susurrarle al oído que lo sentía, suplicarle que me perdonara, prometerle que sería la mejor amiga del mundo si eso le ayudaba a él, porque aunque a mí me destrozara, sólo quería que él estuviera bien. Me di cuenta aquel día de que aquel hombre era más importante para mí de lo que lo había sido nadie hasta entonces, y sólo atiné a salir corriendo hasta mi camerino y echarme a llorar. Aquella pelea estúpida no tenía sentido. No quería que él fuera el más dañado. No quería que nada ni nadie le hicieran daño, de hecho.
Y entonces llegó el verano y yo dejé de ser la señorita Zorra y nuestro trato se hizo distante y tímido, pero ya no era tan frío. Las distancias parecían insalvables, pero yo solo quería que pasara el suficiente tiempo como para que pudiera perdonarme. Y durante ese tiempo me esforcé todo lo que pude por olvidarle. Incluso llegué a darle a Dani esa segunda oportunidad que me había pedido la noche antes de mi borrachera en el parque, la noche antes del final. Se la di, y no sirvió para nada. No me volví a enamorar de él. Pero al menos me ayudó a seguir con mi Programa de Doce Pasos, hasta que llegó el día en que no pensé en él. Quiero decir, claro que pensé en él, pero no pensé en sus besos ni en su cuerpo desnudo contra el mío ni en sus susurros al oído. No pensé en él de aquella forma. A partir de aquel día las cosas se hicieron más llevaderas.
Aquello duró meses. Yo incluso tuve alguna que otra relación esporádica por motivos completamente ajenos a Ángel y a mi Programa. Las cosas se tranquilizaron, ya no nos odiabamos, y yo empecé a pensar en toda nuestra aventura como en un sueño extraño y muy vivido del que ya había despertado.
Y ahora de repente todo empieza a torcerse de nuevo.
Hace unas semanas que no puedo controlar la afinidad que tengo con él. Desde el principio del programa, desde que nos conocemos, él y yo siempre hemos tenido una química extraña, muy nuestra. Hay veces que la gente se siente incómoda con nosotros, incluso. Hace un par de semanas me atreví a ir a ver su monólogo con una amiga, y al día siguiente ella me dijo que era extraño estar con nosotros dos porque parecía que estábamos en nuestra propia burbuja. Aquello me alarmó. Yo siempre había sabido que tenía esa clase de conexión con Ángel, pero desde que lo nuestro se terminó yo había tratado por todos los medios de cortar esa conexión. No me convenía si lo que quería era olvidarme de él.
Pero no me está saliendo tan bien como pensaba. Ángel está últimamente de muy buen humor, sus guiones son excelentes y hacía años que no me lo pasaba tan bien en el trabajo, y no puedo evitar reírme con él como me reía al conocerle: como si fuera una niña pequeña fascinada por un ilusionista y con sus trucos. Vuelve a estar cómodo y feliz en la redacción, o grabando sketches, o sentado en su silla a apenas un metro de la mía. Lo se porque, en el fondo, le conozco. Y no se si mi Programa de Doce Pasos puede resistirse a lo dulce que resulta ver a Ángel feliz.
Así que no consigo controlarme del mismo modo, nuestra afinidad de pronto empieza a salir a flote de nuevo y cuando me quiero dar cuenta le trato de nuevo como hace dos años, como a mi mejor amigo. Y él también me trata así a mí. No deja de ser agridulce.
Hace 551 días que me dejó, y el tiempo no ha dejado de pasar, y aquí estoy yo en mi camerino abriendole la puerta cuando entra para dejarme el guión del día. Un jueves cualquiera.
- ¿Ya? - le pregunto, sorprendida por la hora -. Habéis sido rápidos hoy. Seguro que os ha salido un guión pésimo.
- Habló Doña Guionista - me responde con una horriblemente aguda imitación de mi voz que me hace reírme mientras cierro la puerta. Cuando me giro soy consciente de que estamos solos y juraría que es la primera vez que nos quedamos solos desde… bueno, desde la última vez que durmió en mi casa. Le observo sin querer. Parece el centro de la estancia, el centro de mi pequeño mundo, rodeado por gomas del pelo y brillos de labios y mi móvil y el bolso y un par de revistas que hay sobre la mesita. Parece el absoluto centro de mi mundo y contengo un suspiro.
A la mierda mi Programa de Doce Pasos.
Y lo cierto es que él parece sentirse tan nervioso como yo. Sus dedos tamborilean sobre sus rodillas y noto que mira a todos lados menos en mi dirección, y por un momento parece un niño al que hubieran llevado al despacho del director y estuviera esperando a que algo explotara delante de él, una reprimenda o una amenaza o algo. Me resulta tan enternecedor que no puedo evitar empezar a reírme a carcajada limpia.
- ¿Qué te pasa? Te noto tenso.
Se tensa aún más y mi sonrisa se hace más amplia.
- ¿Tenso, yo? No, no, para nada… - balbucea -. Quiero decir, ¿por qué iba a estar tenso?
Ruedo los ojos, con un nudo en el estómago pero aparentemente relajada. ¿Qué por qué iba a estar tenso? Sí, Patricia, ¿por qué? Tú eres la única que tiene ganas de besarle ahora mismo.
- Qué poquita memoria tienes… - murmuro, más para mí que para él, y entonces me acerco al sofá donde se ha sentado para coger el guión y dar por terminada el momento más surrealista de un año y medio -. Anda, déjame echarle un vistazo al guión.
Él se levanta rápidamente y de pronto está cerca de mí. Muy cerca. Sus ojos están a apenas diez centímetros de los míos, y su cuerpo, aún sin tocarme, está tan cerca que puedo notar la tensión en sus músculos. El corazón se me para.
- Mi memoria está intacta - me dice con la voz más baja de lo normal, sin dejar de mirarme a los ojos. Yo de repente siento ganas de llorar y ganas de salir corriendo de aquí y de abrazarle y de mil cosas más, pero no puedo ni moverme -. Créeme, Patricia, lo recuerdo todo. Todo. Todos los días.
Su voz deja de ser firme y su mirada vuelve a hacerse huidiza y yo no quiero que se aleje ni un centímetro.
- No pasa nada - le susurro, con la voz temblorosa, como él -. Yo también lo recuerdo. Sé a qué te refieres.
A la mierda del Programa de Doce Pasos, a las pesadillas por las noches. A que mi vida no ha vuelto a ser la misma desde entonces.
Sin poder evitarlo más me acerco a él, muy lentamente, y apoyo la cabeza en su hombro al abrazarle. Le estrecho contra mí, sintiendo su pecho contra el mío y su respiración agitada en mi cuello. Cierro los ojos y el instante me parece eterno.
Un jueves cualquiera, el día 551 de mi programa, el 27 de Mayo del 2010, y a las 15:43 estoy en mi mesa presentando el programa como todos los días cuando Ángel entra, se sienta, y me deja este papel delante.
Jardín Botánico, 22:15
Última edición por Trequanda el Sáb Jun 12, 2010 12:47 pm, editado 1 vez
Trequanda- Mensajes : 22
Fecha de inscripción : 27/05/2010
Re: Adictos (recuperación)
Madre mía! Ha sido precioso!!!!!!
Adoro tu manera de escribir. Me encanta como lo describes todo, los sentimientos de Patricia, las situaciones... Pero sobretodo me ha gustado muchísimo como has escrito la manera de Patricia de intentarse olvidar de Ángel y como al final, deja de hacerle daño.
Y llegó el día en que llegué al estudio y le ví y su rostro estaba casi demacrado, sus ojeras se marcaban más de lo normal y tenía los hombros hundidos y la expresión cansada y triste. Y supe que, quizá no todo era por mi culpa, pero tampoco había ayudado. Me sentí la peor persona del mundo, quise correr hacia él y abrazarle y sostenerle, y susurrarle al oído que lo sentía, suplicarle que me perdonara, prometerle que sería la mejor amiga del mundo si eso le ayudaba a él, porque aunque a mí me destrozara, sólo quería que él estuviera bien. Me di cuenta aquel día de que aquel hombre era más importante para mí de lo que lo había sido nadie hasta entonces, y sólo atiné a salir corriendo hasta mi camerino y echarme a llorar. Aquella pelea estúpida no tenía sentido. No quería que él fuera el más dañado. No quería que nada ni nadie le hicieran daño, de hecho.
Pero es que el final del capítulo... me has matado!
Un jueves cualquiera, el día 551 de mi programa, el 27 de Mayo del 2010, y a las 15:43 estoy en mi mesa presentando el programa como todos los días cuando Ángel entra, se sienta, y me deja este papel delante.
Jardín Botánico, 20:15
Eres una artistaza!
Adoro tu manera de escribir. Me encanta como lo describes todo, los sentimientos de Patricia, las situaciones... Pero sobretodo me ha gustado muchísimo como has escrito la manera de Patricia de intentarse olvidar de Ángel y como al final, deja de hacerle daño.
Y llegó el día en que llegué al estudio y le ví y su rostro estaba casi demacrado, sus ojeras se marcaban más de lo normal y tenía los hombros hundidos y la expresión cansada y triste. Y supe que, quizá no todo era por mi culpa, pero tampoco había ayudado. Me sentí la peor persona del mundo, quise correr hacia él y abrazarle y sostenerle, y susurrarle al oído que lo sentía, suplicarle que me perdonara, prometerle que sería la mejor amiga del mundo si eso le ayudaba a él, porque aunque a mí me destrozara, sólo quería que él estuviera bien. Me di cuenta aquel día de que aquel hombre era más importante para mí de lo que lo había sido nadie hasta entonces, y sólo atiné a salir corriendo hasta mi camerino y echarme a llorar. Aquella pelea estúpida no tenía sentido. No quería que él fuera el más dañado. No quería que nada ni nadie le hicieran daño, de hecho.
Pero es que el final del capítulo... me has matado!
Un jueves cualquiera, el día 551 de mi programa, el 27 de Mayo del 2010, y a las 15:43 estoy en mi mesa presentando el programa como todos los días cuando Ángel entra, se sienta, y me deja este papel delante.
Jardín Botánico, 20:15
Eres una artistaza!
Albeta- Mensajes : 114
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Edad : 34
Re: Adictos (recuperación)
"OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH"
sí, esto es lo que he soltado justo al terminar de leerme el capi... un OOOOHHHH enorme, grandioso, tierno... como haces que me meta en la historia, que me enganche, que me angustie por los sentimientos de la historia, PERRACA! es muy muy muy genial... eres grande!!! espero que sigas pronto porque DIOOOOOS no puedo dejar de leer xd puta obra de arte y puta artista!! (normal que te encante, sí, normal, DEMASIADO NORMAL)
sí, esto es lo que he soltado justo al terminar de leerme el capi... un OOOOHHHH enorme, grandioso, tierno... como haces que me meta en la historia, que me enganche, que me angustie por los sentimientos de la historia, PERRACA! es muy muy muy genial... eres grande!!! espero que sigas pronto porque DIOOOOOS no puedo dejar de leer xd puta obra de arte y puta artista!! (normal que te encante, sí, normal, DEMASIADO NORMAL)
cLau-90- Mensajes : 625
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Localización : -
Re: Adictos (recuperación)
jajaja a mi también se me ha escapado un ohhhh al terminar de leer el capi, aunque lo más vergonzoso es que lo he leido en clase y la chica de mi lado se me ha quedado mirando de una manera muy extraña xD pero me da igual, yo seguía con mi sonrisaca en la boca
aissss ha sido genial
Conforme iba leyendo el capi me estaba diciendo, seguro que lo deja para no saber que és lo que hace Ángel, pero no has sido tan mala, ha sido precioso el momento en el camerino, con ese abrazo entre los dos
Ahora estoy deseando ver que pasa en el parque, porque espero que vayan los dos...
perfecto!!!
aissss ha sido genial
Conforme iba leyendo el capi me estaba diciendo, seguro que lo deja para no saber que és lo que hace Ángel, pero no has sido tan mala, ha sido precioso el momento en el camerino, con ese abrazo entre los dos
Ahora estoy deseando ver que pasa en el parque, porque espero que vayan los dos...
perfecto!!!
Re: Adictos (recuperación)
DIOSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS! Es perfecto
Me ha encantado cómo ha reaccionado Ángel..."-Mi memoria está intacta - me dice con la voz más baja de lo normal, sin dejar de mirarme a los ojos"
"Créeme, Patricia, lo recuerdo todo. Todo. Todos los días."
Es que me imagino la situación y MUERO!!!!!!
Y con el final ya, lo bordas! Jardín Botánico, 20:15
Siguelo cuando puedas artista! es decir, YA POR FAVORRRRRRR
Me ha encantado cómo ha reaccionado Ángel..."-Mi memoria está intacta - me dice con la voz más baja de lo normal, sin dejar de mirarme a los ojos"
"Créeme, Patricia, lo recuerdo todo. Todo. Todos los días."
Es que me imagino la situación y MUERO!!!!!!
Y con el final ya, lo bordas! Jardín Botánico, 20:15
Siguelo cuando puedas artista! es decir, YA POR FAVORRRRRRR
Vic- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 14/12/2009
Edad : 32
Re: Adictos (recuperación)
Mola ver las cosas desde la perspectiva de ambos. Cambia mucho cuando sabes los motivos. Y mola ver el proceso por el que fueron pasando.
Olvidarme del latigazo de dolor que me recorría cada vez que pasaba a su lado en el estudio y ni me miraba.
Al principio fue sencillo seguir mi perfectamente planificado Programa de Doce Pasos, porque él me ignoró categóricamente. A veces me gustaba pensar que en su indiferencia había un deje de frustración, de rabia, como si le costara todas sus fuerzas no mirarme, pero lo importante es que, de hecho, no me miraba, le costara lo que le costase.
De modo que me enfadé con él, tanto que a cada ápice de indiferencia suya yo le contestaba con una provocación. No directa, por supuesto. Sólo quería que reaccionara, que me hablara, que se enfadara conmigo, lo que fuera.
El caso es que después de todo eso, se da cuenta de que sólo quiere lo mejor para él (el párrafo que ha puesto Albeta) y eso me parece tan precioso como realista.
Y luego el tema del verano y de volver con Dani
Hace un par de semanas me atreví a ir a ver su monólogo con una amiga, y al día siguiente ella me dijo que era extraño estar con nosotros dos porque parecía que estábamos en nuestra propia burbuja
Me encanta que expliques lo de la burbuja con ejemplos reales
Y no se si mi Programa de Doce Pasos puede resistirse a lo dulce que resulta ver a Ángel feliz.
Ooohhh
Lo del camerino me ha matado, pero lo de la nota… eso ya me ha emocionado.
Olvidarme del latigazo de dolor que me recorría cada vez que pasaba a su lado en el estudio y ni me miraba.
Al principio fue sencillo seguir mi perfectamente planificado Programa de Doce Pasos, porque él me ignoró categóricamente. A veces me gustaba pensar que en su indiferencia había un deje de frustración, de rabia, como si le costara todas sus fuerzas no mirarme, pero lo importante es que, de hecho, no me miraba, le costara lo que le costase.
De modo que me enfadé con él, tanto que a cada ápice de indiferencia suya yo le contestaba con una provocación. No directa, por supuesto. Sólo quería que reaccionara, que me hablara, que se enfadara conmigo, lo que fuera.
El caso es que después de todo eso, se da cuenta de que sólo quiere lo mejor para él (el párrafo que ha puesto Albeta) y eso me parece tan precioso como realista.
Y luego el tema del verano y de volver con Dani
Hace un par de semanas me atreví a ir a ver su monólogo con una amiga, y al día siguiente ella me dijo que era extraño estar con nosotros dos porque parecía que estábamos en nuestra propia burbuja
Me encanta que expliques lo de la burbuja con ejemplos reales
Y no se si mi Programa de Doce Pasos puede resistirse a lo dulce que resulta ver a Ángel feliz.
Ooohhh
Lo del camerino me ha matado, pero lo de la nota… eso ya me ha emocionado.
Legna- Mensajes : 516
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Re: Adictos (recuperación)
ME ENCANTA! xD
yo esqe no soy de analis muuy extenso pero hoy qeria hacer uno..pero no tengo tiempo!:S
Aunque el capitulo me ha encantado! Yo con lo de la perspectiva coincido..me gusta mucho poder saber que han pensado los dos en las diferentes situaciones! En el proximo vas a aburrirte de leer mi comentario! jajaja
yo esqe no soy de analis muuy extenso pero hoy qeria hacer uno..pero no tengo tiempo!:S
Aunque el capitulo me ha encantado! Yo con lo de la perspectiva coincido..me gusta mucho poder saber que han pensado los dos en las diferentes situaciones! En el proximo vas a aburrirte de leer mi comentario! jajaja
NuuKa- Mensajes : 23
Fecha de inscripción : 24/05/2010
Re: Adictos (recuperación)
Yo me muero, en serio...
Puf... estaba hoy de bajonazo (aunque intento que no se me note porque soy idiota) y ha sido ponerme a leer y meterme en la historia y sentir todas las cosas que sentía Patricia y... joder, te admiro MUCHÍSIMO.
Si algún día sacas un libro mete el "trequanda" por algún lado para saber que es tuyo o... más fácil, avísanos y hacemos campaña... YO QUIERO QUE ME LO FIRMEEEES!
Puf... estaba hoy de bajonazo (aunque intento que no se me note porque soy idiota) y ha sido ponerme a leer y meterme en la historia y sentir todas las cosas que sentía Patricia y... joder, te admiro MUCHÍSIMO.
Si algún día sacas un libro mete el "trequanda" por algún lado para saber que es tuyo o... más fácil, avísanos y hacemos campaña... YO QUIERO QUE ME LO FIRMEEEES!
p.a.t.r.ii- Mensajes : 440
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: Adictos (recuperación)
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anaGO92- Mensajes : 115
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Edad : 32
Re: Adictos (recuperación)
Que? No hay mas?? O_O He tardado un jodido dia en leerme todo. Dios es que parece tan real, parece tan ellos. Que te juro que si el jueves despues del programa hubiesemos ido al jardin botanico, seeguro que estaban ellos. Quiero que escribas, ¿me oyes? Que se donde vives y yo si te puedo acosar cada dia xDD
Me esta gustando mucho, tienes un jodido don. Lo malo es que despues de leer lo tuyo no les puedo ver a ellos xD porque pienso en la Patry y el Angel de tu fic, y me da "vergüenza" verlos de ese modo xD. En fin, lo que decia... ¡¡que sigas!!
Me esta gustando mucho, tienes un jodido don. Lo malo es que despues de leer lo tuyo no les puedo ver a ellos xD porque pienso en la Patry y el Angel de tu fic, y me da "vergüenza" verlos de ese modo xD. En fin, lo que decia... ¡¡que sigas!!
Alba_pangel- Mensajes : 28
Fecha de inscripción : 02/06/2010
Re: Adictos (recuperación)
preciosoo!! ¿pero que pasa ahoraaa? sube yaaa o me quedoo sin uñas a este paso jajaj
escribes genial ES UNA MARAVILLA!!!
escribes genial ES UNA MARAVILLA!!!
pangel_94_love- Mensajes : 33
Fecha de inscripción : 29/05/2010
Edad : 30
Re: Adictos (recuperación)
Jajajaja, no sabes la gracia que me ha hecho lo de los Doce Pasos de Desintoxicación, y la manera de llamarse a sí misma “la señorita Zorra”.
También me ha gustado eso de relatar la misma escena desde los dos puntos de vista: siempre resulta interesante.
El momento en el que él se acerca para decirle que su memoria está intacta… BUAH, me ha encantado! Pero muchísimo, además! Es, es… es… para derretirse…
Y el abracito… pufff, es que me lo imagino y se me ponen los pelos de punta. Eres muy grande, tía! Y encima ahora el Jardín Botánico… Patricia irá, verdad?
Ayyy, sigue por favor!!!!
También me ha gustado eso de relatar la misma escena desde los dos puntos de vista: siempre resulta interesante.
El momento en el que él se acerca para decirle que su memoria está intacta… BUAH, me ha encantado! Pero muchísimo, además! Es, es… es… para derretirse…
Y el abracito… pufff, es que me lo imagino y se me ponen los pelos de punta. Eres muy grande, tía! Y encima ahora el Jardín Botánico… Patricia irá, verdad?
Ayyy, sigue por favor!!!!
KeLa_13- Mensajes : 343
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Re: Adictos (recuperación)
Estoy escribiendo, que conste, pero hasta la noche no podré actualizar.
Y por cierto, he cometido un error garrafal pero como lo pienso solucionar en el siguiente capitulo, no os voy a decir cual es
Y por cierto, he cometido un error garrafal pero como lo pienso solucionar en el siguiente capitulo, no os voy a decir cual es
Trequanda- Mensajes : 22
Fecha de inscripción : 27/05/2010
Re: Adictos (recuperación)
MMM a ver cual seraa Vamos a investigar chicas xD
Alba_pangel- Mensajes : 28
Fecha de inscripción : 02/06/2010
Re: Adictos (recuperación)
Este no se ni si me gusta o sino xD. Así que vosotras mismas.
El abrazo me estremece. Ya casi había olvidado el aroma que despide su cuello, y que solo puede olerse cuando te acurrucas allí. Había olvidado la tibieza de su piel y la suavidad de su pelo en mi mejilla, y había olvidado lo que es sentirla temblar entre mis brazos. Los recuerdos que me trae son demasiados, demasiado intensos, y apenas consigo dominarme. Lo único que quiero en ese momento es besarla de nuevo y comprobar si el recuerdo de su boca está tan distante de la realidad como todo los recuerdos que conservo de ella. Porque ninguno le hacía justicia.
Pero no lo hago, desde luego. No la beso.
En vez de eso me separo de ella, con una sonrisa que se me antoja tímida. No se por qué he decidido decirle eso, la verdad, que la recuerdo todos los días. Que soy consciente de lo que pasó entre nosotros y que no lo he olvidado, aunque siempre finja que sí. Simplemente quería dejar de actuar delante de ella, aunque solo fuera un momento. Porque cada vez me resulta más complicado comportarme con ella de forma distante, cada vez me cuesta más mantener una máscara con ella porque siempre ha conseguido hacerme ser yo mismo. Incluso mientras duró nuestra aventura. No era sólo sexo, era que con ella yo podía ser quien quisiera ser, y siempre fui yo mismo, siempre. Nunca hubo una mentira. Así es como me sale ser con ella, y por eso se lo dije, por eso le devolví el abrazo. Porque no quiero ser ninguna otra persona.
Pero todo esto lo pienso después, claro. Cuando ya estoy de vuelta en la redacción ultimando detalles y dándole vueltas a la cabeza sobre por qué soy tan gilipollas.
Es entonces cuando llego a una conclusión obvia: tengo que hablar con ella.
Le dejo la nota sobre el guión y hago como si nada, más que nada porque tampoco quería que todo el mundo se diera cuenta de que le acababa de dejar una notita como si estuviéramos todavía en el instituto. Pero me giro brevemente para mirarla y veo que su sonrisa no flaquea, que recompone la expresión con tanta naturalidad que no se nota nada, y siento un retazo de orgullo en el pecho. En realidad es una buena actriz.
El programa se me hace raro. Nos reímos demasiado, el guión se me va de la cabeza, incluso el público parece darse cuenta de que estamos más distraídos de lo habitual. Yo porque estoy pensando en ella. Y ella no se por qué, pero me gustaría pensar que porque está pensando en mí.
No, Ángel. ¿De verdad quieres que piense tanto en ti? Ya lo hizo una vez y tú decidiste cortar lo que teníais cuando te dijo aquello. Que estaba enamorándose de ti. ¿Por qué la buscas ahora? ¿Por qué no puedes evitarlo?
La tarde es de las más divertidas que he pasado en el estudio en mucho tiempo, pero yo solo estoy pendiente de la noche, de las diez y cuarto, del Jardín Botánico y de su sonrisa de algodón.
El abrazo me estremece. Ya casi había olvidado el aroma que despide su cuello, y que solo puede olerse cuando te acurrucas allí. Había olvidado la tibieza de su piel y la suavidad de su pelo en mi mejilla, y había olvidado lo que es sentirla temblar entre mis brazos. Los recuerdos que me trae son demasiados, demasiado intensos, y apenas consigo dominarme. Lo único que quiero en ese momento es besarla de nuevo y comprobar si el recuerdo de su boca está tan distante de la realidad como todo los recuerdos que conservo de ella. Porque ninguno le hacía justicia.
Pero no lo hago, desde luego. No la beso.
En vez de eso me separo de ella, con una sonrisa que se me antoja tímida. No se por qué he decidido decirle eso, la verdad, que la recuerdo todos los días. Que soy consciente de lo que pasó entre nosotros y que no lo he olvidado, aunque siempre finja que sí. Simplemente quería dejar de actuar delante de ella, aunque solo fuera un momento. Porque cada vez me resulta más complicado comportarme con ella de forma distante, cada vez me cuesta más mantener una máscara con ella porque siempre ha conseguido hacerme ser yo mismo. Incluso mientras duró nuestra aventura. No era sólo sexo, era que con ella yo podía ser quien quisiera ser, y siempre fui yo mismo, siempre. Nunca hubo una mentira. Así es como me sale ser con ella, y por eso se lo dije, por eso le devolví el abrazo. Porque no quiero ser ninguna otra persona.
Pero todo esto lo pienso después, claro. Cuando ya estoy de vuelta en la redacción ultimando detalles y dándole vueltas a la cabeza sobre por qué soy tan gilipollas.
Es entonces cuando llego a una conclusión obvia: tengo que hablar con ella.
Le dejo la nota sobre el guión y hago como si nada, más que nada porque tampoco quería que todo el mundo se diera cuenta de que le acababa de dejar una notita como si estuviéramos todavía en el instituto. Pero me giro brevemente para mirarla y veo que su sonrisa no flaquea, que recompone la expresión con tanta naturalidad que no se nota nada, y siento un retazo de orgullo en el pecho. En realidad es una buena actriz.
El programa se me hace raro. Nos reímos demasiado, el guión se me va de la cabeza, incluso el público parece darse cuenta de que estamos más distraídos de lo habitual. Yo porque estoy pensando en ella. Y ella no se por qué, pero me gustaría pensar que porque está pensando en mí.
No, Ángel. ¿De verdad quieres que piense tanto en ti? Ya lo hizo una vez y tú decidiste cortar lo que teníais cuando te dijo aquello. Que estaba enamorándose de ti. ¿Por qué la buscas ahora? ¿Por qué no puedes evitarlo?
La tarde es de las más divertidas que he pasado en el estudio en mucho tiempo, pero yo solo estoy pendiente de la noche, de las diez y cuarto, del Jardín Botánico y de su sonrisa de algodón.
Trequanda- Mensajes : 22
Fecha de inscripción : 27/05/2010
Re: Adictos (recuperación)
No se en qué está pensando. ¿Quién se cree que soy? ¿Qué se cree, que si me dice ven, lo dejo todo? Yo tenía planes esta noche. No pienso ir. No. Me niego. Que le den.
Me dirijo a mi camerino refunfuñando, y en cuanto cierro la puerta detrás de mí y cojo el móvil llamo al chico con el que había quedado esta noche y le digo amablemente que vamos a tener que posponerlo, porque me ha surgido un imprevisto, y mientras tanto yo me siento idiota.
¿Pero a santo de qué me cita en el Jardín Botánico? Precisamente allí. Después de lo que va a ser una tarde agotadora, porque tenemos programa doble. Genial. Si lo que quiere es volver a ponerle los cuernos a su novia, conmigo que no cuente.
Y lo malo es que durante los dos programas no estoy ni la mitad, ni una cuarta parte, ni una décima parte de lo fría que debería estar con él, porque esto me ha descolocado y me ha distraído y no puedo evitar pensar en para qué me habrá citado, en por qué estamos como estamos, en ese abrazo y en lo que me ha hecho sentir. Y pensar en lo que no quiero pensar nunca, en por qué ninguna de mis relaciones ha funcionado desde que no es él quien llama a medianoche a mi puerta. En que sigo soñando con él casi todas las noches.
Así que cuando me pregunta entre un video y otro si voy a ir, solo acierto a decirle que sí con un rápido gesto. Maldito Ángel Martín.
Llego a mi casa con un nudo en el estómago, con los nervios a flor de piel, y me dirijo directamente a la ducha. Me pongo unos vaqueros y una camiseta, porque no quiero que piense que me arreglo demasiado para él, y apenas paso veinte minutos peinándome, todo un récord para mí. Pero me echo la colonia que me dijo una vez que le gustaba tanto, y no puedo evitar la sensación de que me estoy tendiendo una trampa a mí misma con cada cosa que hago o que digo o que pienso. Que me estoy ilusionando por ir a un maldito jardín.
Y lo que me jode es que no lo entiendo, no entiendo la ilusión ni las mariposas en el estómago, porque yo pensé que le quería, sí, pero de eso hace ya tiempo. Porque lo he superado, ¿no? El Programa de Doce Pasos tuvo que servir para algo. No siento nada por él, nada. Solo siento curiosidad por saber qué es lo que quiere citándome a las diez y media de la noche en el Jardín Botánico. Donde aún está mi nombre grabado con las llaves de su casa.
Cojo el coche y pongo la música a todo volúmen, nada que me recuerde a él, para poder distraerme, y cuando al fin aparco a una manzana de la entrada del jardín me doy cuenta de que ya es noche cerrada. Las diez y veinte de la noche. Salgo del coche a toda prisa, me miro en el espejo retrovisor para asegurarme de que todo sigue en su sitio, y echo a andar hacia la puerta dy hierro enrejado. Vislumbro su silueta apoyada en la pared y es entonces cuando me doy cuenta de un detalle absurdo en el que mi mente no había caído hasta ahora.
El Jardín Botánico ya está cerrado a estas horas, por supuesto.
- Buenas noches - me saluda Ángel con una sonrisa en los labios. Juraría que puede leer en mi cara la sorpresa como si fuera un libro abierto, y sabe que me acabo de dar cuenta de que la puerta está cerrada ya.
- Buenas noches - le devuelvo el saludo, acercándome a él. Es curioso, es la primera vez que le veo fuera del trabajo desde aquella noche fatídica en la que me emborraché y le confesé todo. Y la sensación de complicidad es aún más potente que entonces, si cabe. Me asusto al comprender que Ángel siempre va a tener de mí lo que le de la gana, porque nunca he podido decirle que no. A nada.
- Hace una noche perfecta - me dice con un tono casi soñador, alzando la vista hacia el cielo cobalto salpicado de lucecitas blancas. Yo le imito y levanto la mirada y de repente lamento no poder entrar en el Jardín y tirarnos en el césped a mirar las estrellas -. ¿Entramos? - me pregunta, bajando mucho la voz.
- Está cerrado…
- Entonces saltaremos - responde, con un tono juguetón que restalla como un látigo en mis oídos porque hacía mucho que no lo oía, y duele. Agarra mi muñeca y corre subiendo la calle, conmigo detrás, hasta que llega a un árbol que está plantado en la acera, me suelta, y se dedica a inspeccionarlo detenidamente. Y parece de su agrado, porque apoya el pie en uno de los salientes de la corteza y se impulsa hacia arriba, hasta la rama más baja. No puedo evitar admirar la soltura de sus gestos -. Sube conmigo - me pide, y con esa misma sonrisa traviesa me tiende la mano, y esta vez es como todas y yo no puedo decirle que no. Escondo mi propia sonrisa y le doy la mano para ayudarme a subir hasta la misma rama, y después escalamos a otra rama más alta que justo pasa por encima del muro de ladrillo que bordea el Jardín. Me alegro inmensamente de haber elegido los vaqueros y no un vestido o una falda o cualquier otra cosa, y tras recorrer la rama hasta el muro buscamos una forma de bajar y Ángel acaba descolgándose por unas enredaderas que trepan por la pared.
- No bajes por ahí, yo he acabado con las manos llenas de arañazos… Espera - me dice, y entonces sale corriendo de nuevo. Yo estoy a punto de decirle que ni se le ocurra dejarme aquí arriba sola cuando aparece de nuevo con un par de cajas de madera en las que deben guardar abono o semillas o a saber qué. Ángel las apila con cuidad hasta que las dos le llegan más o menos por la barbilla y desde aquí sí que puedo saltar con facilidad. Bajo hasta las cajas y luego me siento en ellas, para que el último salto no sea tan brusco, pero de nuevo él me tiende la mano para ayudarme y no se qué pasa pero de repente estoy de nuevo en el suelo, pegada a él porque casi me caigo y noto mi corazón latiendo a toda velocidad. Y no por la adrenalina. Sus manos están aún en mi cintura, donde han acabado para evitar que me cayera, y las mías se apoyan en sus hombros y estoy tan cerca que huelo su olor, que no es producto de ninguna colonia sino de la mezcla de su jabón y del aroma de su piel, y me siento estúpida de repente. Mi perfume de cien euros no puede competir con esto. Me tiene ganada desde antes de luchar.
Me separo de él con las mejillas encendidas y me alegro de que al menos esté lo suficientemente oscuro como para que no vea el rubor.
- ¿Y no nos pillarán? - le pregunto, mirando alrededor por si aparece algún vigilante nocturno.
- No, te lo aseguro. Solo hay seguridad nocturna en julio y en agosto - me contesta con un tono de voz de lo más seguro. Yo enarco una ceja, sorprendida.
- ¿Cómo lo sabes?
- Bueno… me lo ha dicho Marga.
- ¿Quién es Marga?
Juraría que él parece azorado, porque baja la vista aunque siga sonriendo.
- La señora mayor que se encarga de las entradas. Digamos que hace un tiempo que vengo mucho y hemos acabado entablando amistad…
- ¿Hace cuanto que vienes mucho? - le pregunto en voz baja. Porque si sus “un tiempo” significan lo mismo que los míos, ya se la respuesta. Él alza la mirada de nuevo y no logro entender la expresión de su rostro. ¿Es tristeza, es frustración, es dulzura? ¿Es acaso resignación?
- Un año y medio, más o menos.
Y no me equivocaba.
Me quedo en silencio, aún demasiado cerca de él para poder pensar con claridad.
- Yo no he querido volver - murmuro al final, con un nudo en el estómago que va subiendo rápidamente por mi garganta. Y no se por qué pero creo que ahora mismo lo que me apetece es llorar -. ¿Para qué? Volvería a recordarlo todo, el nombre en la secuoya, el beso que me diste antes de marcharte…
No puedo seguir hablando porque su dedo se ha posado en mis labios y los ha interrumpido, y las piernas empiezan a temblarme, porque Ángel está tocando mis labios, de nuevo, aunque sea con su dedo, y en este momento solo puedo hacer una cosa, y es besárselo. Beso su dedo en silencio mientras siento como los ojos me arden y entonces me doy cuenta.
El Programa de Doce Pasos nunca funcionó. Yo le amé. Yo le amaba. De verdad. Y le perdí, y no supe hacer que se quedara a mi lado. Y cada día que ha pasado desde entonces no ha tenido ningún sentido para mí.
Y no volverá a tenerlo hasta que le recupere.
Porque nunca he dejado de amarle.
Me dirijo a mi camerino refunfuñando, y en cuanto cierro la puerta detrás de mí y cojo el móvil llamo al chico con el que había quedado esta noche y le digo amablemente que vamos a tener que posponerlo, porque me ha surgido un imprevisto, y mientras tanto yo me siento idiota.
¿Pero a santo de qué me cita en el Jardín Botánico? Precisamente allí. Después de lo que va a ser una tarde agotadora, porque tenemos programa doble. Genial. Si lo que quiere es volver a ponerle los cuernos a su novia, conmigo que no cuente.
Y lo malo es que durante los dos programas no estoy ni la mitad, ni una cuarta parte, ni una décima parte de lo fría que debería estar con él, porque esto me ha descolocado y me ha distraído y no puedo evitar pensar en para qué me habrá citado, en por qué estamos como estamos, en ese abrazo y en lo que me ha hecho sentir. Y pensar en lo que no quiero pensar nunca, en por qué ninguna de mis relaciones ha funcionado desde que no es él quien llama a medianoche a mi puerta. En que sigo soñando con él casi todas las noches.
Así que cuando me pregunta entre un video y otro si voy a ir, solo acierto a decirle que sí con un rápido gesto. Maldito Ángel Martín.
Llego a mi casa con un nudo en el estómago, con los nervios a flor de piel, y me dirijo directamente a la ducha. Me pongo unos vaqueros y una camiseta, porque no quiero que piense que me arreglo demasiado para él, y apenas paso veinte minutos peinándome, todo un récord para mí. Pero me echo la colonia que me dijo una vez que le gustaba tanto, y no puedo evitar la sensación de que me estoy tendiendo una trampa a mí misma con cada cosa que hago o que digo o que pienso. Que me estoy ilusionando por ir a un maldito jardín.
Y lo que me jode es que no lo entiendo, no entiendo la ilusión ni las mariposas en el estómago, porque yo pensé que le quería, sí, pero de eso hace ya tiempo. Porque lo he superado, ¿no? El Programa de Doce Pasos tuvo que servir para algo. No siento nada por él, nada. Solo siento curiosidad por saber qué es lo que quiere citándome a las diez y media de la noche en el Jardín Botánico. Donde aún está mi nombre grabado con las llaves de su casa.
Cojo el coche y pongo la música a todo volúmen, nada que me recuerde a él, para poder distraerme, y cuando al fin aparco a una manzana de la entrada del jardín me doy cuenta de que ya es noche cerrada. Las diez y veinte de la noche. Salgo del coche a toda prisa, me miro en el espejo retrovisor para asegurarme de que todo sigue en su sitio, y echo a andar hacia la puerta dy hierro enrejado. Vislumbro su silueta apoyada en la pared y es entonces cuando me doy cuenta de un detalle absurdo en el que mi mente no había caído hasta ahora.
El Jardín Botánico ya está cerrado a estas horas, por supuesto.
- Buenas noches - me saluda Ángel con una sonrisa en los labios. Juraría que puede leer en mi cara la sorpresa como si fuera un libro abierto, y sabe que me acabo de dar cuenta de que la puerta está cerrada ya.
- Buenas noches - le devuelvo el saludo, acercándome a él. Es curioso, es la primera vez que le veo fuera del trabajo desde aquella noche fatídica en la que me emborraché y le confesé todo. Y la sensación de complicidad es aún más potente que entonces, si cabe. Me asusto al comprender que Ángel siempre va a tener de mí lo que le de la gana, porque nunca he podido decirle que no. A nada.
- Hace una noche perfecta - me dice con un tono casi soñador, alzando la vista hacia el cielo cobalto salpicado de lucecitas blancas. Yo le imito y levanto la mirada y de repente lamento no poder entrar en el Jardín y tirarnos en el césped a mirar las estrellas -. ¿Entramos? - me pregunta, bajando mucho la voz.
- Está cerrado…
- Entonces saltaremos - responde, con un tono juguetón que restalla como un látigo en mis oídos porque hacía mucho que no lo oía, y duele. Agarra mi muñeca y corre subiendo la calle, conmigo detrás, hasta que llega a un árbol que está plantado en la acera, me suelta, y se dedica a inspeccionarlo detenidamente. Y parece de su agrado, porque apoya el pie en uno de los salientes de la corteza y se impulsa hacia arriba, hasta la rama más baja. No puedo evitar admirar la soltura de sus gestos -. Sube conmigo - me pide, y con esa misma sonrisa traviesa me tiende la mano, y esta vez es como todas y yo no puedo decirle que no. Escondo mi propia sonrisa y le doy la mano para ayudarme a subir hasta la misma rama, y después escalamos a otra rama más alta que justo pasa por encima del muro de ladrillo que bordea el Jardín. Me alegro inmensamente de haber elegido los vaqueros y no un vestido o una falda o cualquier otra cosa, y tras recorrer la rama hasta el muro buscamos una forma de bajar y Ángel acaba descolgándose por unas enredaderas que trepan por la pared.
- No bajes por ahí, yo he acabado con las manos llenas de arañazos… Espera - me dice, y entonces sale corriendo de nuevo. Yo estoy a punto de decirle que ni se le ocurra dejarme aquí arriba sola cuando aparece de nuevo con un par de cajas de madera en las que deben guardar abono o semillas o a saber qué. Ángel las apila con cuidad hasta que las dos le llegan más o menos por la barbilla y desde aquí sí que puedo saltar con facilidad. Bajo hasta las cajas y luego me siento en ellas, para que el último salto no sea tan brusco, pero de nuevo él me tiende la mano para ayudarme y no se qué pasa pero de repente estoy de nuevo en el suelo, pegada a él porque casi me caigo y noto mi corazón latiendo a toda velocidad. Y no por la adrenalina. Sus manos están aún en mi cintura, donde han acabado para evitar que me cayera, y las mías se apoyan en sus hombros y estoy tan cerca que huelo su olor, que no es producto de ninguna colonia sino de la mezcla de su jabón y del aroma de su piel, y me siento estúpida de repente. Mi perfume de cien euros no puede competir con esto. Me tiene ganada desde antes de luchar.
Me separo de él con las mejillas encendidas y me alegro de que al menos esté lo suficientemente oscuro como para que no vea el rubor.
- ¿Y no nos pillarán? - le pregunto, mirando alrededor por si aparece algún vigilante nocturno.
- No, te lo aseguro. Solo hay seguridad nocturna en julio y en agosto - me contesta con un tono de voz de lo más seguro. Yo enarco una ceja, sorprendida.
- ¿Cómo lo sabes?
- Bueno… me lo ha dicho Marga.
- ¿Quién es Marga?
Juraría que él parece azorado, porque baja la vista aunque siga sonriendo.
- La señora mayor que se encarga de las entradas. Digamos que hace un tiempo que vengo mucho y hemos acabado entablando amistad…
- ¿Hace cuanto que vienes mucho? - le pregunto en voz baja. Porque si sus “un tiempo” significan lo mismo que los míos, ya se la respuesta. Él alza la mirada de nuevo y no logro entender la expresión de su rostro. ¿Es tristeza, es frustración, es dulzura? ¿Es acaso resignación?
- Un año y medio, más o menos.
Y no me equivocaba.
Me quedo en silencio, aún demasiado cerca de él para poder pensar con claridad.
- Yo no he querido volver - murmuro al final, con un nudo en el estómago que va subiendo rápidamente por mi garganta. Y no se por qué pero creo que ahora mismo lo que me apetece es llorar -. ¿Para qué? Volvería a recordarlo todo, el nombre en la secuoya, el beso que me diste antes de marcharte…
No puedo seguir hablando porque su dedo se ha posado en mis labios y los ha interrumpido, y las piernas empiezan a temblarme, porque Ángel está tocando mis labios, de nuevo, aunque sea con su dedo, y en este momento solo puedo hacer una cosa, y es besárselo. Beso su dedo en silencio mientras siento como los ojos me arden y entonces me doy cuenta.
El Programa de Doce Pasos nunca funcionó. Yo le amé. Yo le amaba. De verdad. Y le perdí, y no supe hacer que se quedara a mi lado. Y cada día que ha pasado desde entonces no ha tenido ningún sentido para mí.
Y no volverá a tenerlo hasta que le recupere.
Porque nunca he dejado de amarle.
Trequanda- Mensajes : 22
Fecha de inscripción : 27/05/2010
Re: Adictos (recuperación)
O sea... O SEA.... que no me salen palabras, joder. Bueno, sí, unas cuantas, pero muy bonitas no son, que digamos. AI DIOS. Las ganas que teníamos Kela y yo de matarte eran pocas (ya Legna te hizo llegar el mensaje, ella tan amable y colaboradora, como siempre) PERO ES QUE AHORA... no sé si tengo más ganas o si te puedo empezar a abrir las puertas del cielo. Simplemente diré que si no sabes si te gusta ya estoy yo aquí para decirte que es una PUTA OBRA DE ARTE, pero la próxima vez que nos vuelvas a dejar dos noches colgadas te las verás con nosotras, eso sí (en verdad no, después de leer esto no, al menos hasta que termine)
así que nada bonita, damos por dado ya el capítulo me gusta-no me gusta de Barrio Sésamo y mis uñas también te matarán algún día, por obligarme a matarlas, ¿PERO QUÉ HAN HECHO ELLAS? D:
Maldita ídola...
así que nada bonita, damos por dado ya el capítulo me gusta-no me gusta de Barrio Sésamo y mis uñas también te matarán algún día, por obligarme a matarlas, ¿PERO QUÉ HAN HECHO ELLAS? D:
Maldita ídola...
cLau-90- Mensajes : 625
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Localización : -
Re: Adictos (recuperación)
La verdad es que me encantaría decirte con palabras como he acabado al terminar de leer... pero no me sale, decir que he flipado con el final tan precioso que has escrito sería quedarme corta. Así que solo puedo decir, una vez más, que eres una jodida artista y que este fic es una obra de arte!!!
Albeta- Mensajes : 114
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Edad : 34
Re: Adictos (recuperación)
DIOOOS!!!!!!! DIOOOS!!!! Es que Claudia ha expresado lo que yo venía a deciiiir!!!! DOS NOCHEEES, DOOOOOOOOS!!!!
Y ENCIMA LO DEJAS AHÍÍÍÍÍÍ?!?!?!?!??!?!?!?!?!?!?! Claaaaaaaaaaaaaaau, a las barricadaaaaaaaaaaaaas!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
No, es broma, adoro demasiado este fic y tu manera de escribir... LIBRAS POR ESO, EH! Porque de lo contrario ya me habría molestado en mandar sicarios a tus puertas...
Lo de saltar al Jardín... ooohhh, me ha encantadooo, además siendo ilegales las cosas se disfrutan más... ejeeem ejeeeem, no hay polis aquí no? Porque no me gustaría decir que robo fruta de la "güerta" si hay por aquí polocas...
UFF, tía... no vuelvas a tardar dos noches en subir, que ya no me quedan uñas ni pestañas...
Un beso
Y ENCIMA LO DEJAS AHÍÍÍÍÍÍ?!?!?!?!??!?!?!?!?!?!?! Claaaaaaaaaaaaaaau, a las barricadaaaaaaaaaaaaas!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
No, es broma, adoro demasiado este fic y tu manera de escribir... LIBRAS POR ESO, EH! Porque de lo contrario ya me habría molestado en mandar sicarios a tus puertas...
Lo de saltar al Jardín... ooohhh, me ha encantadooo, además siendo ilegales las cosas se disfrutan más... ejeeem ejeeeem, no hay polis aquí no? Porque no me gustaría decir que robo fruta de la "güerta" si hay por aquí polocas...
UFF, tía... no vuelvas a tardar dos noches en subir, que ya no me quedan uñas ni pestañas...
Un beso
KeLa_13- Mensajes : 343
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Re: Adictos (recuperación)
Me rindo. No me veo con fuerzas para analizar esto. Es todo demasiado perfecto. Lo bien que encaja todo, la historia en sí, tu forma de expresar los sentimientos. Y hasta tu forma de describir cómo trepan. Todo.
No quería destacar frases porque son todas geniales pero hay un par que me han llamado la atención por ser “diferentes”:
estoy tan cerca que huelo su olor, que no es producto de ninguna colonia sino de la mezcla de su jabón y del aroma de su piel, y me siento estúpida de repente. Mi perfume de cien euros no puede competir con esto. Me tiene ganada desde antes de luchar.
Porque si sus “un tiempo” significan lo mismo que los míos, ya se la respuesta.
No quería destacar frases porque son todas geniales pero hay un par que me han llamado la atención por ser “diferentes”:
estoy tan cerca que huelo su olor, que no es producto de ninguna colonia sino de la mezcla de su jabón y del aroma de su piel, y me siento estúpida de repente. Mi perfume de cien euros no puede competir con esto. Me tiene ganada desde antes de luchar.
Porque si sus “un tiempo” significan lo mismo que los míos, ya se la respuesta.
Legna- Mensajes : 516
Fecha de inscripción : 08/12/2009
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