"Ohana"
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"Ohana"
Capítulo 1. Estrés.
Leyre: Vamos a llegar tarde…
Patricia: Lo siento cariño, me quedé dormida…
Agarró a la niña de la mano y nada más ponerse el semáforo en rojo cruzó la calle tirando de ella.
Patricia: Lo siento, de verdad –Murmuró arrepentida mientras seguía caminado a paso ligero- La cena de anoche se alargó y no pude escaparme antes… Hablaré con tu profesora, ¿vale?
Leyre: ¿Para qué era la cena? –Preguntó mientras su madre le colgaba la mochila al hombro-
Patricia: Era un evento para ayudar a los enfermos de cáncer… -La niña la miró sonriendo, se acercó e hizo que se agachara para darle un beso en la mejilla-
Leyre: ¡Te quiero mamá! –Gritó mientras subía rápidamente por las escaleras del colegio-
Patricia: Y yo a ti, princesa… -Susurró cuando la niña desapareció por el umbral de la puerta-
Después de esto, corrió hasta una tienda cercana y compró lo necesario para que no le quitaran a su hija acusándola de tenerla desnutrida y fue a su casa con prisas para dejarlo todo y coger el coche. Llegar tarde a llevar a Leyre al colegio, implicaba tener que correr para llegar a tiempo a Globomedia.
Desde hacía varios meses había decidido pagar el comedor del colegio para que la niña estuviese en él hasta las cuatro. Luego, una niñera se encargaba de acercarla al plató y quedarse con ella en el camerino el tiempo que Patricia trabajaba.
Antes, una amiga la recogía de clase, le daba de comer y estaba con ella hasta que su madre fuera a buscarla. Le pagaba por hacerlo pero tuvo que buscar soluciones cuando su niñera particular le informó de que había encontrado trabajo y, por supuesto, le pagaban bastante más que ella.
Nada más llegar al camerino, soltó su bolso sobre el sillón y fue corriendo a maquillaje mientras le mandaba un mensaje a Ángel para que le llevase el guión allí.
La peinaron lo más rápido que pudieron mientras la maquilladora le pintaba los ojos y le ponía un poco de colorete y rimel.
Ángel: ¿Qué ha pasado Patri? –Le preguntó mientras dejaba los papeles sobre los brazos de su compañera-
Patricia: Anoche, el maldito evento… -Ángel sonrió compasivo y se sentó en una silla al lado de Patricia- He llegado tarde a dejar a la niña en el colegio, he tenido que comprar con prisas, mi casa parece el camarote de los hermanos Marx y mis ojeras son peores que las de Belén Esteban después de una noche en el after. Pero bueno, nadie dijo que ser madre soltera y famosa fuera fácil, ¿no? –Esta vez, Ángel rió con ganas- ¿Te hace gracia que me salgan canas? –Él borró la sonrisa enseguida-
Ángel: Para eso está el tinte, ¿no? –Patricia sonrió mientras le pegaba el tocho de folios en el hombro y le sacaba la lengua-
Patricia: La niña está harta… -Dijo con el semblante serio mientras repasaba el guión-
Ángel: ¿De qué?
Patricia: De que mi trabajo influya en su vida… -Sentenció levantando la vista hacia su compañero-
Ángel: Es pequeña, pero llegará un momento que lo entienda…
Patricia: ¿Qué tiene que entender? ¿Que nos persiga un grupo de paparazzis hasta cuando vamos al burger? ¿O que cuando llega a casa y pone la tele para desconectar de mí, me vea también ahí?
Ángel: Patri, no digas tonterías que llegáis a casa las dos juntas y nunca te ve por la tele… -Dijo pasándole la mano por el hombro y caminando hacia la puerta-
Patricia: Vale, tienes razón…Ya sabes que cuando me entra la vena maternal me vuelvo loca.
Ángel: Más todavía, quieres decir, ¿no?
Patricia: Idiota… -Dije sonriendo y entrecerrando los ojos-
Ángel: Estúdiate el primer sketch que grabamos dentro de un cuarto de hora –Fue lo último que dijo antes de irse-
Cuando la maquilladora y la peluquera terminaron su obra de arte, o sea, de maquillarla y peinarla, se encaminó a su camerino e intentó aprenderse el guión del sketch antes de que Ángel fuese a buscarla y la arrastrara como hacía siempre que había prisas.
Justo cuando le quedaban cinco minutos para estudiárselo, le sonó el móvil.
Mierda, mierda, mierda y por si no quedaba claro: ¡MIERDA! –Pensó nada más colgar el teléfono- Dejó los papeles sobre la mesa, cogió su bolso y echó a correr hacia la sala de guionistas.
Patricia: Ángel, me vas a matar… -Dijo extasiada sujetándose al marco de la puerta-
Ángel: ¿Qué pasa? –Le preguntó él mientras dejaba de escribir unos segundos-
Patricia: ¿Tienes a alguien que te pueda hacer ese sketch?
Ángel: ¿Ha pasado algo?
Patricia: Me han llamado del colegio… La niña se encontraba mal y por lo visto tiene fiebre. Tengo que ir a buscarla y no sé que haré, si traérmela para acá o… -Él no la dejó acabar-
Ángel: Llévala a urgencias y cuando acabes te vienes… Pilar puede presentar la primera parte del programa pero luego tiene que irse a hacer un reportaje, así que supongo que debes estar aquí a las cuatro y media como mucho…
Patricia: Vale, haré lo que pueda… ¿Y el sketch?
Dani: ¡Berta! –Gritó casi sin apartar los ojos de su ordenador-
Berta: ¿Qué pasa? Que esto parece mi pueblo en época de matanza… -Dijo ella mientras agarraba a Patricia por la cintura para poder alargarse y ver por encima de su hombro-
Dani: Tienes que estudiarte un sketch en poco tiempo, ¿crees que podrás?
Berta: ¿Lo dudas? –Preguntó haciéndose la interesante-
Patricia: Está en mi camerino, sobre la mesa… Gracias guapa –Le dijo a su amiga mientras le daba un beso en la mejilla- Vuelvo en cuanto pueda. –Pronunció mientras echaba a correr por el pasillo-
Capítulo 2. Varicela.
Nada más llegar al colegio, habló con la directora, que entendió perfectamente que Patricia tuviese prisa y ni siquiera le hizo firmar los papeles reglamentarios para llevarse a su hija, la abrigó con una chaqueta suya que llevaba en el bolso y caminaron hacia el coche.
Patricia: ¿Estás bien, mi vida?
Leyre: Me duele la cabeza y tengo frío… -Contestó mientras su madre le ponía el cinturón-
Patricia: Vale, tranquila que seguro que es una simple gripe y mañana ya estás con Elena y Marina de nuevo… -Le sonrió a través del espejo retrovisor y la niña le devolvió el gesto con menos entusiasmo-
Llegaron al hospital, rellenó unos impresos y en poco más de diez minutos las hicieron pasar a una sala donde las esperaba una doctora.
Claudia: ¿Qué le pasa a esta niña tan guapa? –Leyre miró a Patricia y esta le hizo un gesto con la cabeza para que contestase ella-
Leyre: Me duele la cabeza, tengo fiebre y estoy cansada… -La doctora sonrió y la sentó sobre una camilla para explorarla-
Claudia: Pues yo diría… Que con los síntomas que tiene la pequeñaja, esto es una varicela con todas las de la ley… -Le explicó a Patricia, que permanecía de pie al lado de la doctora sujetando el abrigo que le había puesto a su hija- Le voy a recetar paracetamol para la fiebre y mucho reposo durante 6 días como mínimo… -Patricia frunció los labios y entrecerró los ojos- ¿La meto en líos? –Intentó sonreírle a la doctora y luego miró a su hija con el mismo gesto-
Patricia: Bueno… Es que vivo sola y la chica que me la cuidaba ya no puede hacerlo… Tendré que llevármela al trabajo.
Claudia: Primero debería asegurarse de que todos sus compañeros la han pasado.
Patricia: Lo haré, muchas gracias. –Le dio la mano a Claudia, volvió a ponerle la chaqueta a su hija y salió del hospital con ella en brazos-
Leyre: Lo siento mamá, no quería fastidiarte el día… -Susurró la niña cerca del oído de su madre-
Patricia: No mi amor, no es culpa tuya… -Le contestó ella mientras le acariciaba el pelo con la mano libre y la sentaba en su elevador-
Se subió en el coche y llamó a producción para informar de lo que había pasado y que ellos fueran preguntando a todos los trabajadores si habían pasado la varicela.
Luego arrancó y se encaminó a su casa. Cogió unos juguetes, un termómetro, paracetamol, la merienda de la niña y una mantita y regresó al parking para dirigirse a Globomedia.
Cuando aparcó, volvió a marcar el teléfono de producción y ellos le comunicaron que todos la habían pasado menos dos: Ángel y Berta. Al parecer, ellos no se acordaban y sus padres tampoco. Patricia suspiró, no podía dejar que sus compañeros se acercaran a la niña.
Entraron y fueron al camerino intentando hacerlo lo más rápido posible.
Patricia: Tienes que hacerme un favor muy grande –Le susurró poniéndose a su altura y acariciándole la mejilla-
Leyre: ¿El qué? –Preguntó la niña mientras apretaba dulcemente los lunares de la cara de su madre-
Patricia: Yo tengo que trabajar… Te he traído la consola, una mantita, un bocadillo y galletas. Ahora te traeré una botella de agua y vas a tener que quedarte aquí solita un rato porque podrías contagiar a Ángel y a la tita. ¿Trato hecho? –Le preguntó tendiéndole la mano-
Leyre: ¿Puede ser coca cola? –Se encogió de hombros y sonrío, Patricia se incorporó y le acarició el pelo-
Patricia: Te traigo coca cola pero solo un vasito, ¿vale? –Salió del camerino- No podía heredar mi gusto vistiendo y ser feliz con ello, no… También tenía que gustarle la coca cola… -Murmuraba mientras sacaba el refresco y una botella de agua de la máquina-
Ángel: ¿Hablas sola? Lo que nos faltaba… –Patricia sonrió y se giró al escucharle-
Patricia: No se te ocurra pasarte por mi camerino… Sería como trabajar en la apicultura sin traje ni guantes. –Ángel sonrió-
Ángel: ¿Qué tal la niña?
Patricia: Bien… Bueno, supongo que se aburrirá mucho mientras presentamos pero no puedo hacer otra cosa…
Ángel: Has tardado muy poco… Ni siquiera ha empezado el programa. –Ella miró el reloj-
Patricia: Pero queda poquísimo y no me he repasado nada del principio…
Ángel: Saldrá bien, ya verás… Vamos ya a plató o Gonzalito vendrá a restregarnos su apellido cuando menos los esperemos… -Se rieron-
Patricia le dijo a Ángel que bajase él. Ella aún tenía que explicarle unas cosas a su hija.
Patricia: Aquí tienes el agua y el vaso de refresco. Ya sabes que si te lo acabas… -La niña la cortó mientras bebía agua de la botella-
Leyre: Sí… No tendré más hasta pasado mañana… -Sonrieron-
Patricia: ¿Te traigo una tele y ves el programa? –Leyre asintió- Espera un segundo.
Salió al pasillo y le pidió a uno de sus compañeros que le instalaran una televisión pequeña que había en la sala de guionistas en su camerino. El chico lo hizo enseguida y prometió que le echaría un vistazo a Leyre durante la publicidad. Después de agradecérselo, Patricia bajó corriendo al plató.
Presentó el sumario y en el descanso aprovechó para informar también a Berta de que no se pasara por su camerino.
La sección de Ángel transcurrió muy bien. Fue una de esas veces en que había dos videos tomateros y los demás eran burradas de La Tárrega, Peñafiel, etc.
Patricia y él se estaban riendo mucho y el sketch que tenía que hacer ella y finalmente hizo Berta, había quedado bastante gracioso.
En el descanso de 2 minutos, Patricia volvió a advertirle a su compañero que no fuera al camerino. Ángel se rió y le dijo que no se preocupara tanto y siguiera con el programa tranquila.
Patricia se quedó presentando a Miki y Ángel subió a la sala de reprografía a por el guión de QEP.
Ángel: ¿Qué haces aquí? –Preguntó tapándose la boca con las manos-
Leyre: Tenía ganas de chocolate y en el camerino de mamá no hay… -Ángel no pudo evitar reírse al ver un gesto muy característico de Patricia en la niña-
Ángel: Pero aquí no hay chocolate… Ven que te saco una chocolatina. –La niña le siguió-
Leyre: No se lo digas… -Ángel sonrió de nuevo mientras introducía la moneda en la máquina expendedora- Por favor… Me dijo que no saliera de su camerino y yo…
Ángel: No se lo digo si tú tampoco le dices que nos hemos visto… -Le dio el kit kat y la niña sonrió-
Leyre: Trato hecho. –Corrió de nuevo al camerino de su madre y Ángel volvió a por el guión para después bajar corriendo a plató. Dani estaría preguntando por él-
Cuando acabó el programa, Patricia se despidió de todos más rápido de lo normal y subió a su camerino.
Patricia: ¿Te has aburrido mucho? –Preguntó casi sin haber terminado de abrir la puerta- Ups… -Susurró al entrar-
Se acercó al sillón y comprobó que Leyre estaba durmiendo. Agarró su bolso, se puso las llaves del coche entre los dientes y cogió a la niña en brazos como buenamente pudo.
Al salir al pasillo, volvió a pedirle al mismo compañero de antes que tapara a la niña con la chaqueta que llevaba colgada al bolso. Él volvió a hacerlo encantado y Patricia se lo agradeció antes de marcharse.
Leyre: Vamos a llegar tarde…
Patricia: Lo siento cariño, me quedé dormida…
Agarró a la niña de la mano y nada más ponerse el semáforo en rojo cruzó la calle tirando de ella.
Patricia: Lo siento, de verdad –Murmuró arrepentida mientras seguía caminado a paso ligero- La cena de anoche se alargó y no pude escaparme antes… Hablaré con tu profesora, ¿vale?
Leyre: ¿Para qué era la cena? –Preguntó mientras su madre le colgaba la mochila al hombro-
Patricia: Era un evento para ayudar a los enfermos de cáncer… -La niña la miró sonriendo, se acercó e hizo que se agachara para darle un beso en la mejilla-
Leyre: ¡Te quiero mamá! –Gritó mientras subía rápidamente por las escaleras del colegio-
Patricia: Y yo a ti, princesa… -Susurró cuando la niña desapareció por el umbral de la puerta-
Después de esto, corrió hasta una tienda cercana y compró lo necesario para que no le quitaran a su hija acusándola de tenerla desnutrida y fue a su casa con prisas para dejarlo todo y coger el coche. Llegar tarde a llevar a Leyre al colegio, implicaba tener que correr para llegar a tiempo a Globomedia.
Desde hacía varios meses había decidido pagar el comedor del colegio para que la niña estuviese en él hasta las cuatro. Luego, una niñera se encargaba de acercarla al plató y quedarse con ella en el camerino el tiempo que Patricia trabajaba.
Antes, una amiga la recogía de clase, le daba de comer y estaba con ella hasta que su madre fuera a buscarla. Le pagaba por hacerlo pero tuvo que buscar soluciones cuando su niñera particular le informó de que había encontrado trabajo y, por supuesto, le pagaban bastante más que ella.
Nada más llegar al camerino, soltó su bolso sobre el sillón y fue corriendo a maquillaje mientras le mandaba un mensaje a Ángel para que le llevase el guión allí.
La peinaron lo más rápido que pudieron mientras la maquilladora le pintaba los ojos y le ponía un poco de colorete y rimel.
Ángel: ¿Qué ha pasado Patri? –Le preguntó mientras dejaba los papeles sobre los brazos de su compañera-
Patricia: Anoche, el maldito evento… -Ángel sonrió compasivo y se sentó en una silla al lado de Patricia- He llegado tarde a dejar a la niña en el colegio, he tenido que comprar con prisas, mi casa parece el camarote de los hermanos Marx y mis ojeras son peores que las de Belén Esteban después de una noche en el after. Pero bueno, nadie dijo que ser madre soltera y famosa fuera fácil, ¿no? –Esta vez, Ángel rió con ganas- ¿Te hace gracia que me salgan canas? –Él borró la sonrisa enseguida-
Ángel: Para eso está el tinte, ¿no? –Patricia sonrió mientras le pegaba el tocho de folios en el hombro y le sacaba la lengua-
Patricia: La niña está harta… -Dijo con el semblante serio mientras repasaba el guión-
Ángel: ¿De qué?
Patricia: De que mi trabajo influya en su vida… -Sentenció levantando la vista hacia su compañero-
Ángel: Es pequeña, pero llegará un momento que lo entienda…
Patricia: ¿Qué tiene que entender? ¿Que nos persiga un grupo de paparazzis hasta cuando vamos al burger? ¿O que cuando llega a casa y pone la tele para desconectar de mí, me vea también ahí?
Ángel: Patri, no digas tonterías que llegáis a casa las dos juntas y nunca te ve por la tele… -Dijo pasándole la mano por el hombro y caminando hacia la puerta-
Patricia: Vale, tienes razón…Ya sabes que cuando me entra la vena maternal me vuelvo loca.
Ángel: Más todavía, quieres decir, ¿no?
Patricia: Idiota… -Dije sonriendo y entrecerrando los ojos-
Ángel: Estúdiate el primer sketch que grabamos dentro de un cuarto de hora –Fue lo último que dijo antes de irse-
Cuando la maquilladora y la peluquera terminaron su obra de arte, o sea, de maquillarla y peinarla, se encaminó a su camerino e intentó aprenderse el guión del sketch antes de que Ángel fuese a buscarla y la arrastrara como hacía siempre que había prisas.
Justo cuando le quedaban cinco minutos para estudiárselo, le sonó el móvil.
Mierda, mierda, mierda y por si no quedaba claro: ¡MIERDA! –Pensó nada más colgar el teléfono- Dejó los papeles sobre la mesa, cogió su bolso y echó a correr hacia la sala de guionistas.
Patricia: Ángel, me vas a matar… -Dijo extasiada sujetándose al marco de la puerta-
Ángel: ¿Qué pasa? –Le preguntó él mientras dejaba de escribir unos segundos-
Patricia: ¿Tienes a alguien que te pueda hacer ese sketch?
Ángel: ¿Ha pasado algo?
Patricia: Me han llamado del colegio… La niña se encontraba mal y por lo visto tiene fiebre. Tengo que ir a buscarla y no sé que haré, si traérmela para acá o… -Él no la dejó acabar-
Ángel: Llévala a urgencias y cuando acabes te vienes… Pilar puede presentar la primera parte del programa pero luego tiene que irse a hacer un reportaje, así que supongo que debes estar aquí a las cuatro y media como mucho…
Patricia: Vale, haré lo que pueda… ¿Y el sketch?
Dani: ¡Berta! –Gritó casi sin apartar los ojos de su ordenador-
Berta: ¿Qué pasa? Que esto parece mi pueblo en época de matanza… -Dijo ella mientras agarraba a Patricia por la cintura para poder alargarse y ver por encima de su hombro-
Dani: Tienes que estudiarte un sketch en poco tiempo, ¿crees que podrás?
Berta: ¿Lo dudas? –Preguntó haciéndose la interesante-
Patricia: Está en mi camerino, sobre la mesa… Gracias guapa –Le dijo a su amiga mientras le daba un beso en la mejilla- Vuelvo en cuanto pueda. –Pronunció mientras echaba a correr por el pasillo-
Capítulo 2. Varicela.
Nada más llegar al colegio, habló con la directora, que entendió perfectamente que Patricia tuviese prisa y ni siquiera le hizo firmar los papeles reglamentarios para llevarse a su hija, la abrigó con una chaqueta suya que llevaba en el bolso y caminaron hacia el coche.
Patricia: ¿Estás bien, mi vida?
Leyre: Me duele la cabeza y tengo frío… -Contestó mientras su madre le ponía el cinturón-
Patricia: Vale, tranquila que seguro que es una simple gripe y mañana ya estás con Elena y Marina de nuevo… -Le sonrió a través del espejo retrovisor y la niña le devolvió el gesto con menos entusiasmo-
Llegaron al hospital, rellenó unos impresos y en poco más de diez minutos las hicieron pasar a una sala donde las esperaba una doctora.
Claudia: ¿Qué le pasa a esta niña tan guapa? –Leyre miró a Patricia y esta le hizo un gesto con la cabeza para que contestase ella-
Leyre: Me duele la cabeza, tengo fiebre y estoy cansada… -La doctora sonrió y la sentó sobre una camilla para explorarla-
Claudia: Pues yo diría… Que con los síntomas que tiene la pequeñaja, esto es una varicela con todas las de la ley… -Le explicó a Patricia, que permanecía de pie al lado de la doctora sujetando el abrigo que le había puesto a su hija- Le voy a recetar paracetamol para la fiebre y mucho reposo durante 6 días como mínimo… -Patricia frunció los labios y entrecerró los ojos- ¿La meto en líos? –Intentó sonreírle a la doctora y luego miró a su hija con el mismo gesto-
Patricia: Bueno… Es que vivo sola y la chica que me la cuidaba ya no puede hacerlo… Tendré que llevármela al trabajo.
Claudia: Primero debería asegurarse de que todos sus compañeros la han pasado.
Patricia: Lo haré, muchas gracias. –Le dio la mano a Claudia, volvió a ponerle la chaqueta a su hija y salió del hospital con ella en brazos-
Leyre: Lo siento mamá, no quería fastidiarte el día… -Susurró la niña cerca del oído de su madre-
Patricia: No mi amor, no es culpa tuya… -Le contestó ella mientras le acariciaba el pelo con la mano libre y la sentaba en su elevador-
Se subió en el coche y llamó a producción para informar de lo que había pasado y que ellos fueran preguntando a todos los trabajadores si habían pasado la varicela.
Luego arrancó y se encaminó a su casa. Cogió unos juguetes, un termómetro, paracetamol, la merienda de la niña y una mantita y regresó al parking para dirigirse a Globomedia.
Cuando aparcó, volvió a marcar el teléfono de producción y ellos le comunicaron que todos la habían pasado menos dos: Ángel y Berta. Al parecer, ellos no se acordaban y sus padres tampoco. Patricia suspiró, no podía dejar que sus compañeros se acercaran a la niña.
Entraron y fueron al camerino intentando hacerlo lo más rápido posible.
Patricia: Tienes que hacerme un favor muy grande –Le susurró poniéndose a su altura y acariciándole la mejilla-
Leyre: ¿El qué? –Preguntó la niña mientras apretaba dulcemente los lunares de la cara de su madre-
Patricia: Yo tengo que trabajar… Te he traído la consola, una mantita, un bocadillo y galletas. Ahora te traeré una botella de agua y vas a tener que quedarte aquí solita un rato porque podrías contagiar a Ángel y a la tita. ¿Trato hecho? –Le preguntó tendiéndole la mano-
Leyre: ¿Puede ser coca cola? –Se encogió de hombros y sonrío, Patricia se incorporó y le acarició el pelo-
Patricia: Te traigo coca cola pero solo un vasito, ¿vale? –Salió del camerino- No podía heredar mi gusto vistiendo y ser feliz con ello, no… También tenía que gustarle la coca cola… -Murmuraba mientras sacaba el refresco y una botella de agua de la máquina-
Ángel: ¿Hablas sola? Lo que nos faltaba… –Patricia sonrió y se giró al escucharle-
Patricia: No se te ocurra pasarte por mi camerino… Sería como trabajar en la apicultura sin traje ni guantes. –Ángel sonrió-
Ángel: ¿Qué tal la niña?
Patricia: Bien… Bueno, supongo que se aburrirá mucho mientras presentamos pero no puedo hacer otra cosa…
Ángel: Has tardado muy poco… Ni siquiera ha empezado el programa. –Ella miró el reloj-
Patricia: Pero queda poquísimo y no me he repasado nada del principio…
Ángel: Saldrá bien, ya verás… Vamos ya a plató o Gonzalito vendrá a restregarnos su apellido cuando menos los esperemos… -Se rieron-
Patricia le dijo a Ángel que bajase él. Ella aún tenía que explicarle unas cosas a su hija.
Patricia: Aquí tienes el agua y el vaso de refresco. Ya sabes que si te lo acabas… -La niña la cortó mientras bebía agua de la botella-
Leyre: Sí… No tendré más hasta pasado mañana… -Sonrieron-
Patricia: ¿Te traigo una tele y ves el programa? –Leyre asintió- Espera un segundo.
Salió al pasillo y le pidió a uno de sus compañeros que le instalaran una televisión pequeña que había en la sala de guionistas en su camerino. El chico lo hizo enseguida y prometió que le echaría un vistazo a Leyre durante la publicidad. Después de agradecérselo, Patricia bajó corriendo al plató.
Presentó el sumario y en el descanso aprovechó para informar también a Berta de que no se pasara por su camerino.
La sección de Ángel transcurrió muy bien. Fue una de esas veces en que había dos videos tomateros y los demás eran burradas de La Tárrega, Peñafiel, etc.
Patricia y él se estaban riendo mucho y el sketch que tenía que hacer ella y finalmente hizo Berta, había quedado bastante gracioso.
En el descanso de 2 minutos, Patricia volvió a advertirle a su compañero que no fuera al camerino. Ángel se rió y le dijo que no se preocupara tanto y siguiera con el programa tranquila.
Patricia se quedó presentando a Miki y Ángel subió a la sala de reprografía a por el guión de QEP.
Ángel: ¿Qué haces aquí? –Preguntó tapándose la boca con las manos-
Leyre: Tenía ganas de chocolate y en el camerino de mamá no hay… -Ángel no pudo evitar reírse al ver un gesto muy característico de Patricia en la niña-
Ángel: Pero aquí no hay chocolate… Ven que te saco una chocolatina. –La niña le siguió-
Leyre: No se lo digas… -Ángel sonrió de nuevo mientras introducía la moneda en la máquina expendedora- Por favor… Me dijo que no saliera de su camerino y yo…
Ángel: No se lo digo si tú tampoco le dices que nos hemos visto… -Le dio el kit kat y la niña sonrió-
Leyre: Trato hecho. –Corrió de nuevo al camerino de su madre y Ángel volvió a por el guión para después bajar corriendo a plató. Dani estaría preguntando por él-
Cuando acabó el programa, Patricia se despidió de todos más rápido de lo normal y subió a su camerino.
Patricia: ¿Te has aburrido mucho? –Preguntó casi sin haber terminado de abrir la puerta- Ups… -Susurró al entrar-
Se acercó al sillón y comprobó que Leyre estaba durmiendo. Agarró su bolso, se puso las llaves del coche entre los dientes y cogió a la niña en brazos como buenamente pudo.
Al salir al pasillo, volvió a pedirle al mismo compañero de antes que tapara a la niña con la chaqueta que llevaba colgada al bolso. Él volvió a hacerlo encantado y Patricia se lo agradeció antes de marcharse.
p.a.t.r.ii- Mensajes : 440
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: "Ohana"
Capítulo 3. Travesuras.
Aunque hacía lo mismo casi todos los días, hoy estaba más cansada que de costumbre.
Cuando llegó a casa pensó en acostar a la niña en su cama y ponerse a ver una película en el salón mientras esperaba a que se hiciera la noche para acostarse.
Sopesó los pros y los contras y decidió que lo mejor sería despertar a Leyre, ducharla y ponerle el pijama para no tener que hacerlo todo por la mañana.
Al final, acabó metiéndola en la bañera aún con los ojos cerrados.
Patricia: Dime al menos si está muy fría…
Leyre: Um… -Murmuró mientras acomodaba su cuerpo en la bañera. Patricia sonrió-
Patricia: Cariño, no puedo bañarte así… Abre los ojitos un momento, anda…
Leyre: ¿Qué pasa? –Preguntó desperezándose poco a poco-
Patricia: Que si te pasas toda la tarde dormida no vas a pegar ojo por la noche. –Comenzó a enjabonarla-
Leyre: No me he quedado dormida viéndote… -Patricia volvió a reírse-
Patricia: No pasa nada si te aburre el programa… Es normal que aún no pilles algunas cosas.
Leyre: Solo tengo siete años… -Dijo sonriendo-
Patricia: Exacto…
Leyre: Soy pequeñita… -Patricia se extrañó-
Patricia: ¿A dónde quieres llegar, bicho? –La niña sonrió levemente-
Leyre: Tú siempre me dices que si estoy malita puedo hacer algunas cosas que nunca me dejas hacer…
Patricia: Siempre que antes me preguntes que cosas son… ¿O de eso no te acuerdas? –Sonrió mientras le aclaraba el jabón de la cara-
Leyre: ¿Puedo terminar de bañarme sola? –Patricia volvió a sonreír-
Patricia: Claro, yo lo seguía haciendo porque pensaba que te gustaba… Pero toma, que ya eres mayor para esto. –Le dio la ducha y ella se giró para marcharse del baño y dejarla acabar sin ayuda-
Leyre abrió el grifo y apuntó directamente a la espalda de su madre, empapándola de arriba a abajo. Patricia abrió los ojos completamente y levantó los brazos mientras se giraba mordiéndose el labio.
Patricia: ¿Se puede saber qué has hecho? –Preguntó intentado parecer enfadada. La niña se encogió de hombros- ¿Qué se supone que debo hacer yo ahora? –Dijo más para ella misma que a su hija-
Leyre: ¿Jugar? –Le preguntó ella traviesa-
Patricia la miró a los ojos, sonrió levemente y se quitó la blusa y los pantalones.
Patricias: ¿Quieres guerra? Pues la vas a tener… -Caminó hasta la bañera y se metió dentro mientras le hacía cosquillas a la niña y le echaba jabón por encima-
Leyre: ¡Para mamá! Por favor… -Pero no dejaba de reírse ni Patricia de hacerle cosquillas-
Patricia: No paro… Que estás malita para lo que te interesa, guapa… -Le echó agua por encima para aclararle el jabón que le había echado por el pelo y la niña comenzó a jugar con un patito de plástico-
Patricia: ¿Ya te has cansado de jugar conmigo? –Leyre le sonrió-
Leyre: Solo quería que te metieses…
Patricia: Con la tontería del baño y todo eso ya son las siete y media… ¿Estás cansadita?
Leyre: ¿Nos podemos quedar un ratito más? –Preguntó juntando las manos-
Patricia: Vale, pero solo un poquito, ¿eh? –La niña se movió en la bañera y se sentó entre las piernas de su madre mientras seguía jugando con sus muñecos. Ella la observaba sonriendo-
Leyre: ¿Te puedo pedir ya la segunda cosa?
Patricia: No más perrerías… -Leyre negó con la cabeza- Dime…
Leyre: ¿Puedo dormir contigo esta noche?
Patricia: Estás tú muy cariñosita, ¿no? –Le preguntó mientras se incorporaba y se envolvía en una toalla- Quítate bien el jabón que ahora vengo a secarte.
Patricia salió del baño, se puso un pijama y fue de nuevo a secar a Leyre. Después cenaron y se pusieron a ver una película tiradas en el sillón.
Patricia: ¿Nos vamos ya a la camita?
Leyre: ¿Puedo dormir contigo o no?
Patricia: Venga, vale… Pero solo esta noche. –La niña se levantó dando saltos y corrió hacia la habitación- Anda, tira que voy a recoger todo esto.
Limpió los platos y los vasos de la cena y se acostó en el lado derecho de su cama.
Patricia: Tápate bien para que no cojas frío y te cures antes.
Leyre: Me pica…
Patricia: Claro, ahora te empezarán a salir ronchitas y te picará, pero si te rascas se te quedarán marcas…
Leyre: ¿Y qué hago?
Patricia: Pues cuando te pique me lo dices y yo te soplo a ver si se te pasa…
Leyre: Mami…
Patricia: Dime…
Leyre: Hoy no te he hecho caso… -Comenzó a murmurar arrepentida. Patricia se giró en la cama y la miró- Salí del camerino porque quería chocolate y me encontré con Ángel…
Patricia: Pero mi vida… ¿No te dije que se lo podías pegar?
Leyre: Ya… Fue él el que me acompañó al camerino de nuevo y me compró una chocolatina…
Patricia: Pues se ha metido en un buen lío… Y tú a dormir, que ya me he enfadado…
Leyre: ¿En serio? –Preguntó asustada-
Patricia: No… Pero es muy tarde corazón, duérmete que mañana te tienes que venir conmigo a comprar por la mañana.
La niña le hizo caso, le dio un beso en la frente a su madre y se tumbó hacia el otro lado. Patricia cogió el móvil de la mesilla y escribió: ”Ya te vale… Como te haya pegado la varicela a mi no me vengas llorando. Y encima le das chocolate, reza para que mañana esté de buen humor. Un besito.”
Cuando ya pensaba que él no le iba a responder, el teléfono vibró y leyó el mensaje: ”Creo que tu hija ha salido a ti… No sabe disimular. ¿O es que ya le has hecho el tercer grado? De momento me encuentro bien. Buenas noches gamberrillas.
Patricia no pudo evitar sonreír al darse cuenta de que la última frase estaba en plural. Volvió a dejar el móvil sobre la mesa, tapó bien a Leyre y se recostó.
Capítulo 4. Desobedecer a Patricia puede tener terribles consecuencias… O no.
A la mañana siguiente, Patricia se levantó a las 9 y mientras Leyre seguía durmiendo, ella se duchó y preparó el desayuno para las dos.
Patricia: Leyre… -Le susurró a la vez que la destapaba un poco para que se fuera despertando-
La niña abrió los ojos y Patricia le dijo que se fuera vistiendo en lo que ella hacía la cama. Así lo hicieron y una vez hubieron terminado, fueron a la cocina y desayunaron tostadas mientras charlaban.
Leyre: ¿Vamos a ir a comprar?
Patricia: No, después compraremos algo para merendar y para cenar hacemos una pizza que hay en el congelador. –La niña sonrió-
Salieron de casa en torno a las 10 y llegaron a Globomedia a las 10:25.
Nada más entrar al camerino, Patricia dejó sus cosas y fue a saludar a sus compañeros.
Patricia: Buenos días chicos… -Dijo sonriendo. Dani y los demás la saludaron- ¿Y Ángel?
Dani: Ahora vendrá, pero no se queda a presentar –Lo soltó tan tranquilo que inquietó más a Patricia-
Patricia: ¿Qué? ¿Por qué? –Preguntó extrañada-
Dani: Llámale y te enteras. Es un panorama bastante… interesante. –Se rió y Patricia sacó el móvil de su bolsillo y se fue al pasillo a hablar-
Ángel: ¿Patricia? –Preguntó-
Patricia: ¿Hoy es día de rascarse las pelotas?
Ángel: Eh… Sé que te vas a cabrear y que probablemente me haya ganado una buena bronca pero… -Se quedó en silencio unos instantes-
Patricia: ¡¿Has pillado la varicela?! –Gritó más de la cuenta en cuanto ató cabos-
Ángel: Em… Yo diría que sí.
Patricia: Eres…
Ángel: ¿Completamente adorable?
Patricia: Completamente gilipollas… -Ángel no pudo evitar soltar una carcajada ahogada- No me hace ninguna gracia Ángel… ¿Ahora qué?
Ángel: No me seas pesimista que Albertote me sustituye encantado. Tengo que ir a ayudar con el guión de todas maneras pero no voy a presentar, supongo que me iré a casa en cuanto acabe.
Patricia: Vale… ¿Te das cuenta de que es la primera vez que llego yo antes que tú?
Ángel: Lo sé… Te dejo, que voy a coger el coche.
Patricia: Hasta ahora… -Colgó y fue a maquillaje y peluquería-
Cuando ya llevaban un rato adecentándola, apareció Ángel con una mochila en la mano.
Patricia: Anda que vaya cara traes…
Ángel: Son los efectos segundarios de los niños… -Patricia le miró mal-
Patricia: Son los efectos secundarios de no hacerle caso a una chica lista…
Ángel: Rubia…
Patricia: Teñida…
Ángel: Buenos días Patricia. –Dijo cuando se cansó de esa conversación que no llevaba a ningún lado-
Patricia: Buenos días, inminente adolescente… -Ángel se extrañó- Mañana tendrás más granos que Angelino cuando empezó en Telecinco. –Se rió-
Ángel: Hoy se ha despertado graciosilla… Voy a ayudar con el guión.
Patricia: Ey Ángel, no te enfades, que estoy de bromas hombre… -Ángel se giró hacia ella sonriendo-
Ángel: No estoy enfadado.
El programa fue bastante digno. Alberto hizo la sección de Ángel lo mejor que pudo pero Patricia no podía evitar sonreír cuando notaba alguna frase de guión más digna de Ángel que suya.
Miki estuvo espléndido, el reportaje de Berta había tenido bastantes famosos y la sección de Dani era de deportes, por lo que no era tan aburrida como cuando hablaba de política.
El sketch final era de todos intentando localizar a Ángel y justo cuando dábamos con él y nos iba a decir donde estaba, salía la cortinilla de la sexta. A la gente le jodería pero a nosotros nos resultaba divertido.
Nada más acabar, Patricia se dirigió a su camerino intentando no entretenerse mucho porque suponía que Leyre ya estaría aburrida de esperar por ella. Al entrar, no pudo evitar sonreír al ver la estampa: Ángel sentado en el sillón con las piernas cruzadas encima y su hija tirada en el suelo. Los dos jugando a la wii y riéndose escandalosamente.
Patricia: ¿Quién va ganando? –Preguntó mientras se sentaba en una silla al lado de Ángel-
Ángel: Tu hija es una crack con la consola… Me está metiendo una paliza… -Ella sonrió y la niña negó con la cabeza-
Leyre: Se está dejando ganar… -Siguieron jugando-
Patricia: ¿Has hecho los deberes?
Ángel: Sí, me ha ayudado Ángel… Le gustan las matemáticas… -Ángel miró a Patricia-
Patricia: Yo las detesto… -Él sonrió- Soy más de letras…
Ángel: A mí no es que me gusten, pero siempre se me han dado bien…
Leyre se levantó del suelo en cuanto se acabó la partida.
Ángel: Bueno, pues creo que ya es hora de marcharme a casa a descansar, me estalla la cabeza… -Patricia se rió y le agarró por el brazo en cuando él intentó cruzar la puerta-
Patricia: Tú no te vas a ningún sitio solo… Vente conmigo que te acerco a casa, coges ropa y te vienes a la mía estos días.
Ángel: ¿Qué? –Le preguntó extrañado-
Patricia: Me has desobedecido y ahora vas a cuidar de mi hija…
Ángel: Creo que tu hija cuidará de mí, soy muy mal enfermo… -Patricia sonrió-
Patricia: Tómatelo como quieras pero te vienes a casa… Y tú –Le dijo a Leyre mientras le daba una torta en el trasero- Arreando que es gerundio.
Después de ponerle la chaqueta a su hija y de esperar a que Ángel hiciese lo mismo con la suya, fueron a casa de él para que cogiera ropa.
Cuando llegaron a casa de Patricia, ella le informó de que podría dormir en su cama y que ella se quedaría en la habitación de Leyre.
Ángel: No, yo dormiré en el sofá, tú en tu cama y Leyre en la suya. Como debe ser. –Patricia soltó el bolso de Ángel sobre la cama de su habitación, a la que habían llegado sin darse cuenta mientras discutían-
Patricia: Ni de coña… Tú te quedas aquí, duermes tranquilito y yo me voy con Leyre, que hay una cama de sobra en su habitación.
Ángel: Te estás poniendo muy pesadita… Hubiese sido mejor que me quedara en mi casa… -Murmuró mientras se sentaba en el borde de la cama-
Patricia: No quiero que duermas incómodo en el sofá… Estás enfermo y mejor te quedas en mi cama, no hay más que hablar. –Cogió un pijama de su armario y salió de la habitación, él la siguió y la miró, pero Patricia no consiguió descifrar lo que quería decirle con ella- ¿Qué pasa? –Le preguntó al verle parado en el pasillo, observándola-
Ángel: Quédate conmigo –Contestó sin más-
Patricia: Mejor no, Ángel… Yo he pasado la varicela pero no creo que sea bueno que durmamos juntos… -Leyre, que en ese momento salía de la habitación, miró a su madre extrañada pero no dijo nada-
Ángel: Vale, pero mañana cambiamos o cojo mis cosas y me voy a casa… -Patricia sonrió complacida-
Patricia: Está bien… ¿De qué queréis la pizza? –Preguntó mientras se dirigía a la cocina-
Ángel: No importa, me gustan todas…
Leyre: Yo de atún.
Patricia comenzó a hacer la cena mientras Ángel y Leyre charlaban en el salón.
Ángel: Entonces a ti lo que más te gusta es plástica, ¿no? –Le preguntó mientras observaba como la niña hacía un dibujo sentada en el suelo-
Leyre: La profesora dice que lo hago muy bien, pero a veces no se me apetece dibujar…
Ángel: Ya bueno, yo escribo y de vez en cuando se me va la inspiración y no puedo hacer nada…
Leyre: ¿Inspiración? –Ángel sonrió-
Ángel: Es cuando te quedas sin ideas y necesitas descansar hasta que te vuelvan.
Leyre: Entonces eso es lo que me pasa a mí algunos días…–Dijo mientras borraba una de las líneas del dibujo-
Patricia: ¿Qué es lo que te pasa a ti? –Preguntó Patricia, que acababa de irrumpir en el salón con dos bandejas-
Ángel: Espera, que te ayudo –Se incorporó y retiró las cosas que había sobre la mesa para que ella pudiese poner la cena sobre ella-
Leyre: Que se me va la inspiración y no puedo dibujar… -Contestó mientras le enseñaba el folio a su madre-
Patricia: Cariño, no creo que tú tengas problemas con eso…-Le acercó el papel a Ángel y este le devolvió la mirada asombrado-
Ángel: ¿Esta flor la has hecho tú? –La niña asintió-
Leyre: Mamá me las busca en Internet y yo las voy haciendo poco a poco…
Patricia: Tienes que ver la foto que le encontré, son clavadas –Corroboró su madre-
Ángel: No lo dudo, es preciosa… -Leyre se levantó del suelo, corrió hasta su habitación y volvió con una carpeta que depositó sobre los brazos de Ángel-
Leyre: Te regalo los que quieras por dejarme ganar hoy… -Ángel sonrió-
Ángel: Me llevaré alguno pero juro que no me he dejado ganar.
Patricia: Ale, a cenar… -Los tres se sentaron en el sillón y comenzaron a comerse la pizza- ¿Te has dado cuenta de que estás hablando con una niña de 6 años? –Preguntó antes de darle un sorbo a su refresco-
Ángel: ¿Por qué dices eso? Claro que lo sé…
Patricia: Es una niña y supuestamente, a ti no te gustan los niños…
Ángel: Tu hija no es como los demás…
Patricia: ¿Ah, no? ¿Y cómo es? –Le incitó sonriendo-
Ángel: Es… Como tú pero en pequeño. –Contestó casi sin darle importancia a lo que acaba de decir y encogiéndose de hombros-
Patricia: No lo entiendo…
Ángel: Ya te haré un croquis algún día –Se levantó del sillón y llevó su bandeja y su vaso a la cocina-
Aunque hacía lo mismo casi todos los días, hoy estaba más cansada que de costumbre.
Cuando llegó a casa pensó en acostar a la niña en su cama y ponerse a ver una película en el salón mientras esperaba a que se hiciera la noche para acostarse.
Sopesó los pros y los contras y decidió que lo mejor sería despertar a Leyre, ducharla y ponerle el pijama para no tener que hacerlo todo por la mañana.
Al final, acabó metiéndola en la bañera aún con los ojos cerrados.
Patricia: Dime al menos si está muy fría…
Leyre: Um… -Murmuró mientras acomodaba su cuerpo en la bañera. Patricia sonrió-
Patricia: Cariño, no puedo bañarte así… Abre los ojitos un momento, anda…
Leyre: ¿Qué pasa? –Preguntó desperezándose poco a poco-
Patricia: Que si te pasas toda la tarde dormida no vas a pegar ojo por la noche. –Comenzó a enjabonarla-
Leyre: No me he quedado dormida viéndote… -Patricia volvió a reírse-
Patricia: No pasa nada si te aburre el programa… Es normal que aún no pilles algunas cosas.
Leyre: Solo tengo siete años… -Dijo sonriendo-
Patricia: Exacto…
Leyre: Soy pequeñita… -Patricia se extrañó-
Patricia: ¿A dónde quieres llegar, bicho? –La niña sonrió levemente-
Leyre: Tú siempre me dices que si estoy malita puedo hacer algunas cosas que nunca me dejas hacer…
Patricia: Siempre que antes me preguntes que cosas son… ¿O de eso no te acuerdas? –Sonrió mientras le aclaraba el jabón de la cara-
Leyre: ¿Puedo terminar de bañarme sola? –Patricia volvió a sonreír-
Patricia: Claro, yo lo seguía haciendo porque pensaba que te gustaba… Pero toma, que ya eres mayor para esto. –Le dio la ducha y ella se giró para marcharse del baño y dejarla acabar sin ayuda-
Leyre abrió el grifo y apuntó directamente a la espalda de su madre, empapándola de arriba a abajo. Patricia abrió los ojos completamente y levantó los brazos mientras se giraba mordiéndose el labio.
Patricia: ¿Se puede saber qué has hecho? –Preguntó intentado parecer enfadada. La niña se encogió de hombros- ¿Qué se supone que debo hacer yo ahora? –Dijo más para ella misma que a su hija-
Leyre: ¿Jugar? –Le preguntó ella traviesa-
Patricia la miró a los ojos, sonrió levemente y se quitó la blusa y los pantalones.
Patricias: ¿Quieres guerra? Pues la vas a tener… -Caminó hasta la bañera y se metió dentro mientras le hacía cosquillas a la niña y le echaba jabón por encima-
Leyre: ¡Para mamá! Por favor… -Pero no dejaba de reírse ni Patricia de hacerle cosquillas-
Patricia: No paro… Que estás malita para lo que te interesa, guapa… -Le echó agua por encima para aclararle el jabón que le había echado por el pelo y la niña comenzó a jugar con un patito de plástico-
Patricia: ¿Ya te has cansado de jugar conmigo? –Leyre le sonrió-
Leyre: Solo quería que te metieses…
Patricia: Con la tontería del baño y todo eso ya son las siete y media… ¿Estás cansadita?
Leyre: ¿Nos podemos quedar un ratito más? –Preguntó juntando las manos-
Patricia: Vale, pero solo un poquito, ¿eh? –La niña se movió en la bañera y se sentó entre las piernas de su madre mientras seguía jugando con sus muñecos. Ella la observaba sonriendo-
Leyre: ¿Te puedo pedir ya la segunda cosa?
Patricia: No más perrerías… -Leyre negó con la cabeza- Dime…
Leyre: ¿Puedo dormir contigo esta noche?
Patricia: Estás tú muy cariñosita, ¿no? –Le preguntó mientras se incorporaba y se envolvía en una toalla- Quítate bien el jabón que ahora vengo a secarte.
Patricia salió del baño, se puso un pijama y fue de nuevo a secar a Leyre. Después cenaron y se pusieron a ver una película tiradas en el sillón.
Patricia: ¿Nos vamos ya a la camita?
Leyre: ¿Puedo dormir contigo o no?
Patricia: Venga, vale… Pero solo esta noche. –La niña se levantó dando saltos y corrió hacia la habitación- Anda, tira que voy a recoger todo esto.
Limpió los platos y los vasos de la cena y se acostó en el lado derecho de su cama.
Patricia: Tápate bien para que no cojas frío y te cures antes.
Leyre: Me pica…
Patricia: Claro, ahora te empezarán a salir ronchitas y te picará, pero si te rascas se te quedarán marcas…
Leyre: ¿Y qué hago?
Patricia: Pues cuando te pique me lo dices y yo te soplo a ver si se te pasa…
Leyre: Mami…
Patricia: Dime…
Leyre: Hoy no te he hecho caso… -Comenzó a murmurar arrepentida. Patricia se giró en la cama y la miró- Salí del camerino porque quería chocolate y me encontré con Ángel…
Patricia: Pero mi vida… ¿No te dije que se lo podías pegar?
Leyre: Ya… Fue él el que me acompañó al camerino de nuevo y me compró una chocolatina…
Patricia: Pues se ha metido en un buen lío… Y tú a dormir, que ya me he enfadado…
Leyre: ¿En serio? –Preguntó asustada-
Patricia: No… Pero es muy tarde corazón, duérmete que mañana te tienes que venir conmigo a comprar por la mañana.
La niña le hizo caso, le dio un beso en la frente a su madre y se tumbó hacia el otro lado. Patricia cogió el móvil de la mesilla y escribió: ”Ya te vale… Como te haya pegado la varicela a mi no me vengas llorando. Y encima le das chocolate, reza para que mañana esté de buen humor. Un besito.”
Cuando ya pensaba que él no le iba a responder, el teléfono vibró y leyó el mensaje: ”Creo que tu hija ha salido a ti… No sabe disimular. ¿O es que ya le has hecho el tercer grado? De momento me encuentro bien. Buenas noches gamberrillas.
Patricia no pudo evitar sonreír al darse cuenta de que la última frase estaba en plural. Volvió a dejar el móvil sobre la mesa, tapó bien a Leyre y se recostó.
Capítulo 4. Desobedecer a Patricia puede tener terribles consecuencias… O no.
A la mañana siguiente, Patricia se levantó a las 9 y mientras Leyre seguía durmiendo, ella se duchó y preparó el desayuno para las dos.
Patricia: Leyre… -Le susurró a la vez que la destapaba un poco para que se fuera despertando-
La niña abrió los ojos y Patricia le dijo que se fuera vistiendo en lo que ella hacía la cama. Así lo hicieron y una vez hubieron terminado, fueron a la cocina y desayunaron tostadas mientras charlaban.
Leyre: ¿Vamos a ir a comprar?
Patricia: No, después compraremos algo para merendar y para cenar hacemos una pizza que hay en el congelador. –La niña sonrió-
Salieron de casa en torno a las 10 y llegaron a Globomedia a las 10:25.
Nada más entrar al camerino, Patricia dejó sus cosas y fue a saludar a sus compañeros.
Patricia: Buenos días chicos… -Dijo sonriendo. Dani y los demás la saludaron- ¿Y Ángel?
Dani: Ahora vendrá, pero no se queda a presentar –Lo soltó tan tranquilo que inquietó más a Patricia-
Patricia: ¿Qué? ¿Por qué? –Preguntó extrañada-
Dani: Llámale y te enteras. Es un panorama bastante… interesante. –Se rió y Patricia sacó el móvil de su bolsillo y se fue al pasillo a hablar-
Ángel: ¿Patricia? –Preguntó-
Patricia: ¿Hoy es día de rascarse las pelotas?
Ángel: Eh… Sé que te vas a cabrear y que probablemente me haya ganado una buena bronca pero… -Se quedó en silencio unos instantes-
Patricia: ¡¿Has pillado la varicela?! –Gritó más de la cuenta en cuanto ató cabos-
Ángel: Em… Yo diría que sí.
Patricia: Eres…
Ángel: ¿Completamente adorable?
Patricia: Completamente gilipollas… -Ángel no pudo evitar soltar una carcajada ahogada- No me hace ninguna gracia Ángel… ¿Ahora qué?
Ángel: No me seas pesimista que Albertote me sustituye encantado. Tengo que ir a ayudar con el guión de todas maneras pero no voy a presentar, supongo que me iré a casa en cuanto acabe.
Patricia: Vale… ¿Te das cuenta de que es la primera vez que llego yo antes que tú?
Ángel: Lo sé… Te dejo, que voy a coger el coche.
Patricia: Hasta ahora… -Colgó y fue a maquillaje y peluquería-
Cuando ya llevaban un rato adecentándola, apareció Ángel con una mochila en la mano.
Patricia: Anda que vaya cara traes…
Ángel: Son los efectos segundarios de los niños… -Patricia le miró mal-
Patricia: Son los efectos secundarios de no hacerle caso a una chica lista…
Ángel: Rubia…
Patricia: Teñida…
Ángel: Buenos días Patricia. –Dijo cuando se cansó de esa conversación que no llevaba a ningún lado-
Patricia: Buenos días, inminente adolescente… -Ángel se extrañó- Mañana tendrás más granos que Angelino cuando empezó en Telecinco. –Se rió-
Ángel: Hoy se ha despertado graciosilla… Voy a ayudar con el guión.
Patricia: Ey Ángel, no te enfades, que estoy de bromas hombre… -Ángel se giró hacia ella sonriendo-
Ángel: No estoy enfadado.
El programa fue bastante digno. Alberto hizo la sección de Ángel lo mejor que pudo pero Patricia no podía evitar sonreír cuando notaba alguna frase de guión más digna de Ángel que suya.
Miki estuvo espléndido, el reportaje de Berta había tenido bastantes famosos y la sección de Dani era de deportes, por lo que no era tan aburrida como cuando hablaba de política.
El sketch final era de todos intentando localizar a Ángel y justo cuando dábamos con él y nos iba a decir donde estaba, salía la cortinilla de la sexta. A la gente le jodería pero a nosotros nos resultaba divertido.
Nada más acabar, Patricia se dirigió a su camerino intentando no entretenerse mucho porque suponía que Leyre ya estaría aburrida de esperar por ella. Al entrar, no pudo evitar sonreír al ver la estampa: Ángel sentado en el sillón con las piernas cruzadas encima y su hija tirada en el suelo. Los dos jugando a la wii y riéndose escandalosamente.
Patricia: ¿Quién va ganando? –Preguntó mientras se sentaba en una silla al lado de Ángel-
Ángel: Tu hija es una crack con la consola… Me está metiendo una paliza… -Ella sonrió y la niña negó con la cabeza-
Leyre: Se está dejando ganar… -Siguieron jugando-
Patricia: ¿Has hecho los deberes?
Ángel: Sí, me ha ayudado Ángel… Le gustan las matemáticas… -Ángel miró a Patricia-
Patricia: Yo las detesto… -Él sonrió- Soy más de letras…
Ángel: A mí no es que me gusten, pero siempre se me han dado bien…
Leyre se levantó del suelo en cuanto se acabó la partida.
Ángel: Bueno, pues creo que ya es hora de marcharme a casa a descansar, me estalla la cabeza… -Patricia se rió y le agarró por el brazo en cuando él intentó cruzar la puerta-
Patricia: Tú no te vas a ningún sitio solo… Vente conmigo que te acerco a casa, coges ropa y te vienes a la mía estos días.
Ángel: ¿Qué? –Le preguntó extrañado-
Patricia: Me has desobedecido y ahora vas a cuidar de mi hija…
Ángel: Creo que tu hija cuidará de mí, soy muy mal enfermo… -Patricia sonrió-
Patricia: Tómatelo como quieras pero te vienes a casa… Y tú –Le dijo a Leyre mientras le daba una torta en el trasero- Arreando que es gerundio.
Después de ponerle la chaqueta a su hija y de esperar a que Ángel hiciese lo mismo con la suya, fueron a casa de él para que cogiera ropa.
Cuando llegaron a casa de Patricia, ella le informó de que podría dormir en su cama y que ella se quedaría en la habitación de Leyre.
Ángel: No, yo dormiré en el sofá, tú en tu cama y Leyre en la suya. Como debe ser. –Patricia soltó el bolso de Ángel sobre la cama de su habitación, a la que habían llegado sin darse cuenta mientras discutían-
Patricia: Ni de coña… Tú te quedas aquí, duermes tranquilito y yo me voy con Leyre, que hay una cama de sobra en su habitación.
Ángel: Te estás poniendo muy pesadita… Hubiese sido mejor que me quedara en mi casa… -Murmuró mientras se sentaba en el borde de la cama-
Patricia: No quiero que duermas incómodo en el sofá… Estás enfermo y mejor te quedas en mi cama, no hay más que hablar. –Cogió un pijama de su armario y salió de la habitación, él la siguió y la miró, pero Patricia no consiguió descifrar lo que quería decirle con ella- ¿Qué pasa? –Le preguntó al verle parado en el pasillo, observándola-
Ángel: Quédate conmigo –Contestó sin más-
Patricia: Mejor no, Ángel… Yo he pasado la varicela pero no creo que sea bueno que durmamos juntos… -Leyre, que en ese momento salía de la habitación, miró a su madre extrañada pero no dijo nada-
Ángel: Vale, pero mañana cambiamos o cojo mis cosas y me voy a casa… -Patricia sonrió complacida-
Patricia: Está bien… ¿De qué queréis la pizza? –Preguntó mientras se dirigía a la cocina-
Ángel: No importa, me gustan todas…
Leyre: Yo de atún.
Patricia comenzó a hacer la cena mientras Ángel y Leyre charlaban en el salón.
Ángel: Entonces a ti lo que más te gusta es plástica, ¿no? –Le preguntó mientras observaba como la niña hacía un dibujo sentada en el suelo-
Leyre: La profesora dice que lo hago muy bien, pero a veces no se me apetece dibujar…
Ángel: Ya bueno, yo escribo y de vez en cuando se me va la inspiración y no puedo hacer nada…
Leyre: ¿Inspiración? –Ángel sonrió-
Ángel: Es cuando te quedas sin ideas y necesitas descansar hasta que te vuelvan.
Leyre: Entonces eso es lo que me pasa a mí algunos días…–Dijo mientras borraba una de las líneas del dibujo-
Patricia: ¿Qué es lo que te pasa a ti? –Preguntó Patricia, que acababa de irrumpir en el salón con dos bandejas-
Ángel: Espera, que te ayudo –Se incorporó y retiró las cosas que había sobre la mesa para que ella pudiese poner la cena sobre ella-
Leyre: Que se me va la inspiración y no puedo dibujar… -Contestó mientras le enseñaba el folio a su madre-
Patricia: Cariño, no creo que tú tengas problemas con eso…-Le acercó el papel a Ángel y este le devolvió la mirada asombrado-
Ángel: ¿Esta flor la has hecho tú? –La niña asintió-
Leyre: Mamá me las busca en Internet y yo las voy haciendo poco a poco…
Patricia: Tienes que ver la foto que le encontré, son clavadas –Corroboró su madre-
Ángel: No lo dudo, es preciosa… -Leyre se levantó del suelo, corrió hasta su habitación y volvió con una carpeta que depositó sobre los brazos de Ángel-
Leyre: Te regalo los que quieras por dejarme ganar hoy… -Ángel sonrió-
Ángel: Me llevaré alguno pero juro que no me he dejado ganar.
Patricia: Ale, a cenar… -Los tres se sentaron en el sillón y comenzaron a comerse la pizza- ¿Te has dado cuenta de que estás hablando con una niña de 6 años? –Preguntó antes de darle un sorbo a su refresco-
Ángel: ¿Por qué dices eso? Claro que lo sé…
Patricia: Es una niña y supuestamente, a ti no te gustan los niños…
Ángel: Tu hija no es como los demás…
Patricia: ¿Ah, no? ¿Y cómo es? –Le incitó sonriendo-
Ángel: Es… Como tú pero en pequeño. –Contestó casi sin darle importancia a lo que acaba de decir y encogiéndose de hombros-
Patricia: No lo entiendo…
Ángel: Ya te haré un croquis algún día –Se levantó del sillón y llevó su bandeja y su vaso a la cocina-
Última edición por p.a.t.r.ii el Lun Dic 14, 2009 1:19 am, editado 1 vez
p.a.t.r.ii- Mensajes : 440
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: "Ohana"
Capítulo 5. Flashbacks.
Patricia acompañó a Leyre a la cama y volvió al salón, donde estaba Ángel viendo la tele sentado en el sillón.
Patricia: ¿Por qué no te pones algo más cómodo y vemos una película? –Él le sonrió y se incorporó-
Ángel: Vale… Voy a ponerme un pijama y ahora vengo.
Fue a la habitación de Patricia y sacó toda la ropa que había llevado. Colocó todo sobre una silla que había al otro lado de la puerta y se puso el pijama.
Se quitó el reloj que llevaba y lo colocó encima de la mesa de noche, justo al lado de una foto que le pareció preciosa.
Patricia tirada boca abajo en un césped en el que se podía apreciar un poco de nieve y su hija sobre ella con una sonrisa de oreja a oreja. Las dos estaban guapísimas y él no pudo evitar levantarse y mirar otros marcos que tenía sobre la cómoda.
Hubo una imagen que le llamó muchísimo la atención.
En ella aparecía Patricia tumbada en la cama del hospital con su niña recién nacida en brazos y sus padres sentados en el sillón a su lado. Ella sonreía aunque se le notaba cansada. Sus ojos brillaban más que nunca y a Ángel le pareció que estaba hermosa.
Patricia: ¿Te has quedado dormido? –Preguntó sacándole de sus pensamientos-
Ángel: No, no. Puedes pasar… -Ella entró con su pijama ya puesto y se sentó en la cama- Me había quedado pasmado mirando las fotos y… -Patricia le sonrió-
Patricia: En la del hospital parece que acabo de ordeñar cinco vacas sin descansar… -Ángel cogió la foto en sus manos y volvió a observarla-
Ángel: A mí me parece que estás guapísima…
Patricia: Estoy muy feliz, eso sí es verdad… Pero tanto como guapísima…
Ángel: ¿Qué edad tenías? –Patricia le miró frunciendo el ceño- No tengo ganas de restar… -Concluyó como si fuera lo más normal del mundo-
Patricia: Tenía 22 años… -Le contestó mientras le quitaba la foto de las manos y la miraba ella también-
Ángel: ¿No eras muy joven para tener un hijo? –Patricia abrió uno de los cajones de la cómoda y sacó un álbum de fotos con un montón de dibujos-
Patricia: Se suponía que era feliz con mi chico y… No sé, vino y yo aún era una chiquilla pero me hizo muchísima ilusión… No me arrepiento pero quizá hubiese esperado hasta tener los 26 años o por ahí… -Le entregó el álbum a Ángel que comenzó a mirarlo con interés-
Ángel: Que morenita era, ¿no? –Preguntó mostrándole una foto en la que aparecía Leyre tumbada en su cama dormidita-
Patricia: Sí, nació con el pelo casi negro y se le ha ido aclarando con el tiempo…
Ángel: ¿Te pasabas el día sacándole fotos? –Ella se echó a reír-
Patricia: Aunque no te lo creas, el que más le hacía era su padre… -Su rostro se tensó al pronunciar la última palabra y Ángel se sentó a su lado poniendo el libro sobre la cama-
Ángel: No hace falta que me cuentes nada, ¿eh? –Patricia le sonrió levemente mientras se incorporaba-
Patricia: Bueno qué, ¿hace o no hace la peli? –Él se levantó y se dirigieron juntos al salón-
Patricia se sentó en el sillón quitándose los zapatos y subiendo los pies encima. Él fue a hacer lo mismo pero ella se colocó un cojín sobre las piernas.
Patricia: Túmbate que estarás más cómodo. –Él sonrió nervioso-
Ángel: ¿Eres siempre tan buena enfermera?
Patricia: No hombre, es que me siento un poco culpable porque si no hubiese llevado a la niña al trabajo tú no tendrías varicela ahora… -Ángel se recostó en el sillón y apoyó su cabeza en el cojín-
Ángel: Bueno, si te vas a sentir mejor me tumbo, ¿eh? –Ella soltó una carcajada y le dio al play-
Después de mirar algunos DVD, se había decidido por “Definitivamente, quizás” y comenzaron a verla.
Al rato de empezar, Ángel se había quedado dormido encogido en el sillón y Patricia le acariciaba el pelo dulcemente mientras seguía viendo la película.
Cuando se dio cuenta, sonrió y le observó mientras dormía. Pensó que lo estaba haciendo porque así es como suele ver la tele con Leyre y siempre termina haciéndole cosquillas en la cabeza. Se tranquilizó un poco y fue levantándose despacio mientras agarraba el cojín y lo colocaba sobre el sillón intentando no despertarle.
Apagó la televisión y se fue a por una manta para taparle. Él abrió los ojos y se colocó de una forma en la que estaba más cómodo. Los volvió a cerrar enseguida cuando notó que Patricia volvía al salón y le tapaba.
Patricia: Buenas noches –Susurró mientras volvía a su habitación-
Ángel: Buenas noches –Le respondió cuando ella ya no podía oírle-
Y mientras pensaba que él dormía, ella había echado la vista atrás.
*Flashback*
Berta y yo estábamos sentadas en el sillón del backstage al acabar el programa. Teníamos que quedarnos un rato más para una sesión fotográfica y pasábamos el tiempo intentando solucionar un problema.
Patricia: Sí, no se les ocurre otra cosa que avisarme anoche y yo ahora no sé con quién puedo dejar a la niña ni nada… -Berta miraba su móvil-
Berta: Pues sabes que yo me quedaría encantada con ella pero justo estoy viendo que tengo reportaje… -Cogí aire e intenté pensar-
Patricia: Estoy tan desesperada que hasta he pensado en decírselo a Dani y Ángel… -Berta se echó a reír- Bueno, serían un par de horas, no creo que pase nada, ¿no?
Berta: No sé, Patri… La niña tiene 5 años y el cerebro de ellos dos juntos no creo que llegue a cuatro… -No pude evitar soltar una carcajada - Es broma, seguro que te hacen el favor.
En ese momento aparecían Gonzalo, Ángel y Dani para avisarnos de que ya iba a empezar la sesión y aproveché el camino por el pasillo para proponérselo.
Patricia: ¿Me hacéis el favor entonces? –Dani asintió sonriendo-
Dani: No es un favor, es un trato…
Patricia: Que sí Daniel, que sí… Que os invito a cenar a algún sitio caro cuando queráis, ¿vale? –Ángel asintió-
Ángel: ¿Cuándo nos la traes?
Patricia: ¿A dónde debo llevarla?
Ángel: Pues mi casa está recogida y en la de Dani hay cajas de pizzas por alfombras… -Reflexionó- A mi casa. –Concluyó-
Patricia: ¿Nos a las ocho entonces? –Preguntó mirando a Ángel, que observó a Dani y se echó a reír-
Ángel: Claro…
Terminamos de hacernos las fotos y tuve que salir escopetada de Globomedia. Recogí a Leyre de casa de Elena, volví a la mía a ducharme y vestirme, cogí ropa y comida para la niña y llegué casa de Ángel a las ocho en punto.
Ángel: Entonces quedamos en que la vienes a recoger a las tres, ¿no? –Ángel le dio la mano a la niña y agarró su mochila con la otra-
Patricia: Sí, tendré que despertaros pero mañana es sábado y podéis dormir lo que os dé la gana… -Él me sonrió-
Ángel: No te preocupes, los viernes solemos dormirnos a esa hora más o menos…
Patricia: Pues hasta luego… -Me agaché y le di un beso a mi hija-
Ángel: Hasta luego…
Patricia: Gracias Ángel… -Fue lo último que dije antes de acercarme a él nerviosa y darle un beso en la mejilla-
*Fin Flashback*
Y él, que seguía intentando dormir, también estaba pensando en esos primeros momentos de tensión entre ellos.
*Flashback*
Me quedé descolocado por el beso hasta que escuché la voz de Dani a mis espaldas.
Dani: ¿Por qué solo te da las gracias a ti? –Se acercó más a donde yo estaba y cogió a la niña en brazos- ¿Cómo está la requetepeque? –La niña se echó a reír-
Ángel: Pues… No sé. –Contesté sinceramente a la primera pregunta mientras dejaba la mochila sobre el sillón-
Dani: Porque tú le gustas y yo no… -Concluyó él como si fuera el comentario más obvio del mundo-
Ángel: Bah Dani, no digas tonterías…
Dani: Sí, tonterías pero bien que te has puesto como un tomate con el beso… -Y tenía razón, así que no intenté discutir con él.-
Patricia se había encargado de que la niña ya estuviera duchada y solo teníamos que encargarnos de darle la cena y acostarla a dormir.
Dani le preparó lo que ella nos había llevado mientras yo le ponía el pijama y le decía tonterías para hacerla reír. Era tan sencillo como conseguir que Patricia soltara una carcajada, su hija tenía que ser…
Yo la senté sobre mis piernas y Dani le dio de comer. Era bastante fácil y Leyre parecía estárselo pasando muy bien con nosotros. Al terminar, noté como acomodaba su cabeza en mi pecho y cerraba los ojos. Volví a desorientarme por segunda vez en una noche y solo pude acunarla en mis brazos y esperar a que se durmiera para llevarla a la cama.
Dani: Vaya… -Murmuró Dani asombrado al volver de la cocina- Me vas a dejar conseguir una prueba fotográfica de esto, ¿verdad?
Ángel: No seas crío… Se ha quedado dormida y…
Dani: Y a ti te ha tocado la patata y has tenido que abrazarla y dejar que se acomodara en tu pecho, ¿no? Ángel, es lo que hubiese hecho cualquier persona con un poquito de sensibilidad… Estoy orgulloso tío. –Quise levantarme del sillón y darle una patada en el culo, pero volvía a tener razón y decidí callarme de nuevo-
Me levanté con Leyre en brazos y la tumbé en el sillón. Dani se encargó de taparla.
Dani: Oye… Que tú tienes esto controlado y que si… -Se le veía el plumero desde el principio-
Ángel: Sí, no te preocupes colega…
Dani: Gracias tío… -Se acercó a mí y me dio un abrazo con más énfasis del necesario- ¿Te vale con esto o también quieres un besito? –Esta vez sí, le di un codazo- Lárgate que te estará esperando…
Dani se fue y yo me recosté en el otro sillón a descansar un poco hasta que llegara Patricia y pudiese irme a la cama. Antes de quedarme dormido del todo, puse la alarma del móvil a las dos y media y bastante bajita para no despertar a Leyre, que ya me había dicho Patricia que tenía muy mal despertar.
Caí rendido enseguida y sin darme cuenta, el teléfono empezó a vibrarme en el bolsillo. Me levanté y fui al baño a lavarme la cara. Parecía que estábamos en carnavales y yo había decidido disfrazarme de zombi. Luego me acerqué de nuevo al salón y me puse la televisión para hacer tiempo.
A las tres menos diez sonó el timbre.
Ángel: ¿Te aburrías en la fiesta? –Le pregunté justo antes de volver a donde estaba la niña acostada y cogerla en brazos para acercársela a la puerta-
Patricia: Un poco… Y no era una fiesta. –Me reí-
Cogí la mantita que le había puesto Dani por encima y la tapé con la mano que me quedaba libre. La niña acomodó la cabeza en mi hombro y yo fui hasta Patricia, que esperaba apoyada en el resquicio de la puerta prestando mucha atención a todo lo que estaba haciendo.
Cuando llegué a esta ella, alargó su mano y la apoyó en la espalda de su hija. Sin darse cuenta había rozado mi mano, haciéndome sonreír. Yo estiré los brazos y le acomodé a su hija en los suyos. Patricia no dejaba de mirarme y me estaba poniendo realmente nervioso. Abrazó a su hija.
Patricia: Muchísimas gracias… Te debo una muy grande, ¿eh? –Le sonreí-
Ángel: Me voy a hinchar a comer…
Y sin apenas tener tiempo para que ella me devolviese el gesto, me besó en los labios.
Patricia: Has… Hasta mañana… -Tartamudeó nerviosa mientras se giraba y echaba a andar-
Ángel: Hasta mañana… -Respondí tocándome los labios cuando ella ya no podía oírme-
*Fin Flashback*
Capítulo 6. Mensajes ocultos.
Patricia se despertó temprano y fue a la cocina a beber agua. Vio a Ángel tumbado de lado en el sillón y le pareció que debía estar incómodo. Dejó el vaso en el fregadero y volvió.
Ángel: Buenos días… -Ella sonrió al verle intentando desperezarse-
Patricia: De buenos días nada que son las seis de la mañana… Sigue durmiendo anda, que aún puedes descansar un rato más. –Volvió a cerrar los ojos y no dijo nada- Oye Ángel… -Él la miró- Vete a mi cama las horas que te quedan, ¿vale? Ya me quedo yo aquí…
Ángel: No hace falta…
Patricia: No empieces, ¿eh? Se supone que hoy dormías tú allí y al final ganaste… Así que venga. –Patricia se acercó a él y le destapó-
Ángel: Bueno, vale… Gracias. –Se levantó del sillón y se fue a dormir a la habitación de Patricia. Ella se tumbó y se tapó con la manta que aún tenía en sus manos-
El móvil de Ángel sonó a las nueve. Patricia se despertó y lo apagó. Él se lo había dejado en el salón, así que tuvo que levantarse e ir a despertarle.
Patricia: Ángel…
Ángel: Mmm… -Murmuró mientras se daba la vuelta en la cama. Patricia sonrió- Ángel, que ya son las nueve y tienes que ir a trabajar… -Siguió diciendo ella mientras apretaba su hombro con una mano-
Ángel: Un ratito más… -Patricia volvió a reírse-
Patricia: Que no puede ser chiquitín, que se te va a hacer tarde… -Él abrió los ojos y Patricia apartó su mano enseguida- Anda que…
Ángel: Perdón, es que estoy cansado… -Le dijo mientras se levantaba y se llevaba la ropa al baño para ducharse-
Patricia: Lo siento, no sabía que el sillón fuera tan incómodo… -Comentó ella detrás de la puerta-
Ángel: No, si no es por eso… Es que me he dormido tarde.
Patricia: Ah… Pues como yo.
Ángel: Duérmete si quieres, luego te pongo yo el despertador a las diez.
Patricia: Vale, hasta luego.
Ángel: Descansa…
Ángel dejó el móvil de Patricia preparado para que le sonara a la hora que debía despertarse y se fue a Globomedia.
Entre Dani, Alberto y él escribieron casi todo el guión y Mario y Jose se encargaron de preparar algunos sketches y rodarlos con Berta, Pilar y Cristina.
Patricia llegó a su hora y se revisó lo que llevaban escrito de su guión mientras la peinaban y maquillaran. Ángel apareció por maquillaje justo cuando ya estaban acabando.
Patricia: ¿Has terminado? –Él se sentó en la otra silla-
Ángel: Sí… ¿Tu hija está en tu camerino? –Patricia asintió- Pues voy con ella. Suerte. –Ella le sonrió-
Patricia: Oye Ángel… Que si quieres os podéis ir a casa los dos y así estáis más tranquilos, ¿no?
Ángel: Yo le pregunto a tu hija si se quiere marchar y si no, pues ya nos quedamos jugando a la consola.
Patricia: Querrás decir haciendo los deberes… -Ángel se echó a reír-
Ángel: Claro, claro… Haciendo los deberes.
Patricia: Pues anda, tira que tengo que seguir leyéndome esto…
Ángel: Hasta luego…
El programa transcurrió sin imprevistos. No era de los guiones más currados del mundo pero estaba gracioso y todos los colaboradores tenían un día especialmente bueno.
Miki, Berta y Patricia cargaron con el mayor peso mientras, Alberto hacía el papel de Ángel y Mario y Jose se hacían con el control del foro.
Al terminar, Patricia se dirigía a su camerino cuando Berta se cruzó en su camino.
Berta: ¿Cómo está la niña?
Patricia: ¿Los niños? Bien… -Sonrió y Berta la miró extrañada- Ángel se está quedando en mi casa y me está ayudando a cuidar a Leyre.
Berta: ¿Qué? ¿Y se puede saber por qué no me enterado yo de esto antes?
Patricia: Bueno, te estás enterando ahora, ¿no? –Patricia abrió la puerta y Berta intentó entrar- Eh, eh… ¿Dónde te crees que vas? –Le dijo mientras la agarraba por el hombro- Esto ahora mismo es zona cero para ti, guapa. –Berta se echó a reír-
Berta: Que no… Que ya he hablado con mis padres y buscando fotos por ahí encontraron unas mías interpretando a una paella. –Patricia tardó unos segundos en coger el chiste y luego se rió y dejó pasar a su compañera- ¿Cómo están los enfermitos?
Leyre: ¡Tita Berta! –La niña se levantó del suelo y corrió a abrazarla-
Berta: ¿Qué tal, pequeñina?
Leyre: Bien, aquí jugando con Ángel… Es muy malo. –Le susurró en el oído-
Patricia: ¿Has hecho los deberes?
Leyre: Sí… -Le contestó mientras volvía a coger el mando de la consola y seguía jugando con Ángel-
Berta: ¿Cómo estás? –Le preguntó a él, que le sonrió-
Ángel: Bien.
Berta: ¿Contento de no tener que presentar?
Ángel: Estaría más contento estando en mi casa rascándome los…
Patricia: ¡ÁNGEL! –Le gritó mientras señalaba a su hija-
Ángel: Los dedos de los pies, malpensada… -Patricia y Berta se miraron sonriendo- Bueno qué, ¿nos vamos o nos quedamos aquí a dormir?
Patricia: Nos vamos… ¿Te vienes a cenar a casa? –Le preguntó a Berta-
Berta: Mejor no, que tampoco quiero tentar a la suerte…
Patricia: Pues hasta mañana entonces. –Se despidieron todos de ella y se marcharon-
Pasaron por casa de Ángel para que él cogiera algunas cosas y después fueron a casa de Patricia.
Mientras Ángel se duchaba, Patricia y Leyre preparaban la cena y colocaban la mesa.
Cenaron, recogieron todo entre los tres y volvieron al salón.
Ángel: Creo que me voy a ir a la cama, estoy agotado…
Patricia: Vale, nosotras también nos acostaremos ahora mismo… -Ángel se levantó del sillón, se despidió de ellas y se fue a dormir-
Ellas hicieron lo mismo a los pocos minutos. Leyre se acostó en su cama y Patricia en una supletoria que tenían por si algún día se quedaba alguien.
Leyre: No tengo mucho sueño…
Patricia: Claro, porque cuando vas a clase te levanto a las 7:30 y ahora te estás levantando a las 9:30. –Dijo mientras se tapaba- Tienes que acostumbrarte a la rutina porque si no luego te va a costar mucho…
Leyre: Ya… Hoy he hecho también los deberes de mañana –Patricia la miró extrañada-
Patricia: ¿En serio?
Leyre: Sí, también me ayudó Ángel –Contestó ella sonriendo- Por cierto mamá… ¿Por qué le has dicho a Ángel que no dormías con él? –Patricia no se esperaba esa pregunta y tuvo que pensarse bien la respuesta-
Patricia: Porque a lo mejor tiene fiebre o algo… -No sonó muy convincente y en cuanto lo dijo, lo notó-
Leyre: Pero si conmigo dormiste el otro día… -Su madre volvió a quedarse en silencio unos segundos-
Patricia: A veces es mejor mentir… -Murmuró por fin mientras se daba la vuelta en la cama- Hasta mañana cariño.
Leyre: Hasta mañana…
Cuando ya llevaban un rato acostadas, el móvil de Patricia vibró en la mesilla. Abrió el mensaje y pudo leer: ¿A veces es mejor mentir?
¿Le había escuchado decirlo? ¿Cómo? ¿No se había acostado antes que ellas? No pudo evitar ponerse un poco nerviosa y se pensó seriamente hacerse la dormida para no tener que responderle al mensaje. Decidió hacerle otra pregunta: ¿Cómo es mi hija y por qué se parece tanto a mí?
No tardó nada en llegarle la contestación: Es clavadita a ti, piensa tú en qué….
Y claro, ella ya se estaba animando: Pues piensa tú también por qué a veces es mejor mentir
- Me hago una idea…
- A veces puedes ser demasiado listo… Yo sin embargo, no sé aún en qué se parece a mí mi hija…
- Tú eres muy lista… Simplemente, a veces pecas de ingenua
- Ya, claro… Hasta mañana enano…
- Que descanses…
Pero aunque los dos intentaron con todas sus fuerzas dormirse, no podían.
Patricia se entretenía mirando los dibujos de la pared de su hija y Ángel estaba leyendo un libro con la luz de la mesilla de Patricia encendida. Él sabía que ella tenía el móvil en silencio y que si estaba durmiendo no la molestaría, así que volvió a escribirle un mensaje: No sé si seré yo solo, pero no puedo dormir
Patricia sonrió al leerlo y le contestó: ¿No te parece cómoda mi cama?
- Es demasiado grande para mi… –Ella se puso nerviosa al leer el último mensaje y otra vez, estuvo tentada de no responderle. Pero su curiosidad pudo más que su vergüenza-
- No creo que yo pueda solucionar eso…
- Podrías venirte y hablar sin necesidad de quedarnos sin saldo…
- Podría… –Fue lo último que respondió antes de levantarse de la cama y dirigirse a su habitación-
Se quedó cerca de la puerta unos minutos, pero no los suficientes para pensar por qué se había levantado y había ido hasta allí sabiendo que Ángel estaba en su cama. Decidió entrar, no le iba a hacer ningún mal hablar un rato con él y aún era temprano.
Ángel: Empezaba a creer que no vendrías… -Patricia se sentó en el otro lado de la cama-
Patricia: ¿Qué ha sido eso? –Preguntó susurrando mientras señalaba su móvil-
Ángel: No lo sé… -Reconoció- Túmbate anda, estaba leyendo el libro que me recomendaste.
Patricia: ¿Te gusta? –Le preguntó mientras se tumbaba boca arriba en la cama observando como él seguía leyendo-
Ángel: He empezado hace un rato y estaba más pendiente de otras cosas… -Sonrió y dirigió su mirada a su teléfono. Patricia le devolvió la sonrisa-
Patricia: Leyre me ha dicho que la has ayudado también con los deberes de mañana… -Ángel se extrañó por el cambio de tema repentino-
Ángel: Eh… Sí, bueno… Así mañana podemos jugar más a la wii. –Patricia se rió-
Patricia: Aún no me has dicho en qué se parece a mí mi hija… -Murmuró indignada e hizo sonreír a Ángel-
Ángel: Te pones muy pesadita… -Patricia asintió- Pues se parece en ti en que tiene las cosas muy claras, es bastante madura aunque tiene un puntito infantil… Algo más normal en ella que en ti, la verdad… -Ella volvió a reírse- Cuando le dices que no a algo, lo entiende y no se pone pesada…
Patricia: ¿En eso se parece a mí? –Ángel la miró-
Ángel: No, en eso si es verdad que no… Por mucho que te he dicho que durmieras tú aquí, no te has bajado del burro… -Patricia sonrió levemente y se acomodó bajo la sábana-
Patricia: A lo mejor sí que se parece a mí en eso también…
Ángel: Me alegro. –Dejó el libro sobre la mesita y también se metió bajo las sábanas- Oye… Nunca te he preguntado pero… ¿Qué fue del padre de Leyre?
Patricia: Vive en Valladolid… -Contestó sin más-
Ángel: Ah…
Patricia: Puedes preguntar lo que quieras Ángel, está superado…
Ángel: ¿Por qué lo dejasteis? –Preguntó haciéndole caso-
Patricia: Porque él ya no me quería y yo estaba cansada de que me tuviera como una esclava… No nací para obedecer a nadie.
Ángel: ¿No se hace cargo de la niña?
Patricia: Le manda un dinero todos los meses y Leyre lo usa para comprarse sus cosas de pintar e invitar a sus amigas a merendar cuando quiere… Supuestamente ese dinero es para sus estudios pero a la niña no le va a faltar de nada mientras yo esté aquí, así que, que se lo gaste en lo que quiera… -Ángel sonrió- ¿Por qué te ríes?
Ángel: Porque me acuerdo de cosas que me contaba Miki de cuando estabais en el informal y me extraña mucho que hayas cambiado tanto…
Patricia: A saber lo que te ha contado el cabezón… -Los dos rieron-
Ángel: Nada, tonterías… Pero me dijo que cuando te quedaste embarazada llegaste llorando de emoción a la redacción y ya no volviste a ser la misma loca de siempre.
Patricia: En la intimidad lo sigo siendo, Ángel…
Ángel: Pues yo aún no te he visto hacer ninguna locura hoy… Un lugar más intimo que tu ca… –Pero ella no le dejó acabar y se lanzó a sus labios, tumbándose sobre él y mordiéndole suavemente el inferior- sa –Terminó de decir Ángel cuando ella se separó de su boca y se tumbó hacia el otro lado-
Patricia: Buenas noches Ángel…
Ángel: Bue…nas noches Patricia… -Murmuró él bastante desconcertado-
Y aunque pensó que no iba a poderse dormir, cayó rendido enseguida.
Patricia se levantó de la cama en cuanto escuchó su respiración más tranquila y fue de nuevo a dormir con su hija.
Patricia acompañó a Leyre a la cama y volvió al salón, donde estaba Ángel viendo la tele sentado en el sillón.
Patricia: ¿Por qué no te pones algo más cómodo y vemos una película? –Él le sonrió y se incorporó-
Ángel: Vale… Voy a ponerme un pijama y ahora vengo.
Fue a la habitación de Patricia y sacó toda la ropa que había llevado. Colocó todo sobre una silla que había al otro lado de la puerta y se puso el pijama.
Se quitó el reloj que llevaba y lo colocó encima de la mesa de noche, justo al lado de una foto que le pareció preciosa.
Patricia tirada boca abajo en un césped en el que se podía apreciar un poco de nieve y su hija sobre ella con una sonrisa de oreja a oreja. Las dos estaban guapísimas y él no pudo evitar levantarse y mirar otros marcos que tenía sobre la cómoda.
Hubo una imagen que le llamó muchísimo la atención.
En ella aparecía Patricia tumbada en la cama del hospital con su niña recién nacida en brazos y sus padres sentados en el sillón a su lado. Ella sonreía aunque se le notaba cansada. Sus ojos brillaban más que nunca y a Ángel le pareció que estaba hermosa.
Patricia: ¿Te has quedado dormido? –Preguntó sacándole de sus pensamientos-
Ángel: No, no. Puedes pasar… -Ella entró con su pijama ya puesto y se sentó en la cama- Me había quedado pasmado mirando las fotos y… -Patricia le sonrió-
Patricia: En la del hospital parece que acabo de ordeñar cinco vacas sin descansar… -Ángel cogió la foto en sus manos y volvió a observarla-
Ángel: A mí me parece que estás guapísima…
Patricia: Estoy muy feliz, eso sí es verdad… Pero tanto como guapísima…
Ángel: ¿Qué edad tenías? –Patricia le miró frunciendo el ceño- No tengo ganas de restar… -Concluyó como si fuera lo más normal del mundo-
Patricia: Tenía 22 años… -Le contestó mientras le quitaba la foto de las manos y la miraba ella también-
Ángel: ¿No eras muy joven para tener un hijo? –Patricia abrió uno de los cajones de la cómoda y sacó un álbum de fotos con un montón de dibujos-
Patricia: Se suponía que era feliz con mi chico y… No sé, vino y yo aún era una chiquilla pero me hizo muchísima ilusión… No me arrepiento pero quizá hubiese esperado hasta tener los 26 años o por ahí… -Le entregó el álbum a Ángel que comenzó a mirarlo con interés-
Ángel: Que morenita era, ¿no? –Preguntó mostrándole una foto en la que aparecía Leyre tumbada en su cama dormidita-
Patricia: Sí, nació con el pelo casi negro y se le ha ido aclarando con el tiempo…
Ángel: ¿Te pasabas el día sacándole fotos? –Ella se echó a reír-
Patricia: Aunque no te lo creas, el que más le hacía era su padre… -Su rostro se tensó al pronunciar la última palabra y Ángel se sentó a su lado poniendo el libro sobre la cama-
Ángel: No hace falta que me cuentes nada, ¿eh? –Patricia le sonrió levemente mientras se incorporaba-
Patricia: Bueno qué, ¿hace o no hace la peli? –Él se levantó y se dirigieron juntos al salón-
Patricia se sentó en el sillón quitándose los zapatos y subiendo los pies encima. Él fue a hacer lo mismo pero ella se colocó un cojín sobre las piernas.
Patricia: Túmbate que estarás más cómodo. –Él sonrió nervioso-
Ángel: ¿Eres siempre tan buena enfermera?
Patricia: No hombre, es que me siento un poco culpable porque si no hubiese llevado a la niña al trabajo tú no tendrías varicela ahora… -Ángel se recostó en el sillón y apoyó su cabeza en el cojín-
Ángel: Bueno, si te vas a sentir mejor me tumbo, ¿eh? –Ella soltó una carcajada y le dio al play-
Después de mirar algunos DVD, se había decidido por “Definitivamente, quizás” y comenzaron a verla.
Al rato de empezar, Ángel se había quedado dormido encogido en el sillón y Patricia le acariciaba el pelo dulcemente mientras seguía viendo la película.
Cuando se dio cuenta, sonrió y le observó mientras dormía. Pensó que lo estaba haciendo porque así es como suele ver la tele con Leyre y siempre termina haciéndole cosquillas en la cabeza. Se tranquilizó un poco y fue levantándose despacio mientras agarraba el cojín y lo colocaba sobre el sillón intentando no despertarle.
Apagó la televisión y se fue a por una manta para taparle. Él abrió los ojos y se colocó de una forma en la que estaba más cómodo. Los volvió a cerrar enseguida cuando notó que Patricia volvía al salón y le tapaba.
Patricia: Buenas noches –Susurró mientras volvía a su habitación-
Ángel: Buenas noches –Le respondió cuando ella ya no podía oírle-
Y mientras pensaba que él dormía, ella había echado la vista atrás.
*Flashback*
Berta y yo estábamos sentadas en el sillón del backstage al acabar el programa. Teníamos que quedarnos un rato más para una sesión fotográfica y pasábamos el tiempo intentando solucionar un problema.
Patricia: Sí, no se les ocurre otra cosa que avisarme anoche y yo ahora no sé con quién puedo dejar a la niña ni nada… -Berta miraba su móvil-
Berta: Pues sabes que yo me quedaría encantada con ella pero justo estoy viendo que tengo reportaje… -Cogí aire e intenté pensar-
Patricia: Estoy tan desesperada que hasta he pensado en decírselo a Dani y Ángel… -Berta se echó a reír- Bueno, serían un par de horas, no creo que pase nada, ¿no?
Berta: No sé, Patri… La niña tiene 5 años y el cerebro de ellos dos juntos no creo que llegue a cuatro… -No pude evitar soltar una carcajada - Es broma, seguro que te hacen el favor.
En ese momento aparecían Gonzalo, Ángel y Dani para avisarnos de que ya iba a empezar la sesión y aproveché el camino por el pasillo para proponérselo.
Patricia: ¿Me hacéis el favor entonces? –Dani asintió sonriendo-
Dani: No es un favor, es un trato…
Patricia: Que sí Daniel, que sí… Que os invito a cenar a algún sitio caro cuando queráis, ¿vale? –Ángel asintió-
Ángel: ¿Cuándo nos la traes?
Patricia: ¿A dónde debo llevarla?
Ángel: Pues mi casa está recogida y en la de Dani hay cajas de pizzas por alfombras… -Reflexionó- A mi casa. –Concluyó-
Patricia: ¿Nos a las ocho entonces? –Preguntó mirando a Ángel, que observó a Dani y se echó a reír-
Ángel: Claro…
Terminamos de hacernos las fotos y tuve que salir escopetada de Globomedia. Recogí a Leyre de casa de Elena, volví a la mía a ducharme y vestirme, cogí ropa y comida para la niña y llegué casa de Ángel a las ocho en punto.
Ángel: Entonces quedamos en que la vienes a recoger a las tres, ¿no? –Ángel le dio la mano a la niña y agarró su mochila con la otra-
Patricia: Sí, tendré que despertaros pero mañana es sábado y podéis dormir lo que os dé la gana… -Él me sonrió-
Ángel: No te preocupes, los viernes solemos dormirnos a esa hora más o menos…
Patricia: Pues hasta luego… -Me agaché y le di un beso a mi hija-
Ángel: Hasta luego…
Patricia: Gracias Ángel… -Fue lo último que dije antes de acercarme a él nerviosa y darle un beso en la mejilla-
*Fin Flashback*
Y él, que seguía intentando dormir, también estaba pensando en esos primeros momentos de tensión entre ellos.
*Flashback*
Me quedé descolocado por el beso hasta que escuché la voz de Dani a mis espaldas.
Dani: ¿Por qué solo te da las gracias a ti? –Se acercó más a donde yo estaba y cogió a la niña en brazos- ¿Cómo está la requetepeque? –La niña se echó a reír-
Ángel: Pues… No sé. –Contesté sinceramente a la primera pregunta mientras dejaba la mochila sobre el sillón-
Dani: Porque tú le gustas y yo no… -Concluyó él como si fuera el comentario más obvio del mundo-
Ángel: Bah Dani, no digas tonterías…
Dani: Sí, tonterías pero bien que te has puesto como un tomate con el beso… -Y tenía razón, así que no intenté discutir con él.-
Patricia se había encargado de que la niña ya estuviera duchada y solo teníamos que encargarnos de darle la cena y acostarla a dormir.
Dani le preparó lo que ella nos había llevado mientras yo le ponía el pijama y le decía tonterías para hacerla reír. Era tan sencillo como conseguir que Patricia soltara una carcajada, su hija tenía que ser…
Yo la senté sobre mis piernas y Dani le dio de comer. Era bastante fácil y Leyre parecía estárselo pasando muy bien con nosotros. Al terminar, noté como acomodaba su cabeza en mi pecho y cerraba los ojos. Volví a desorientarme por segunda vez en una noche y solo pude acunarla en mis brazos y esperar a que se durmiera para llevarla a la cama.
Dani: Vaya… -Murmuró Dani asombrado al volver de la cocina- Me vas a dejar conseguir una prueba fotográfica de esto, ¿verdad?
Ángel: No seas crío… Se ha quedado dormida y…
Dani: Y a ti te ha tocado la patata y has tenido que abrazarla y dejar que se acomodara en tu pecho, ¿no? Ángel, es lo que hubiese hecho cualquier persona con un poquito de sensibilidad… Estoy orgulloso tío. –Quise levantarme del sillón y darle una patada en el culo, pero volvía a tener razón y decidí callarme de nuevo-
Me levanté con Leyre en brazos y la tumbé en el sillón. Dani se encargó de taparla.
Dani: Oye… Que tú tienes esto controlado y que si… -Se le veía el plumero desde el principio-
Ángel: Sí, no te preocupes colega…
Dani: Gracias tío… -Se acercó a mí y me dio un abrazo con más énfasis del necesario- ¿Te vale con esto o también quieres un besito? –Esta vez sí, le di un codazo- Lárgate que te estará esperando…
Dani se fue y yo me recosté en el otro sillón a descansar un poco hasta que llegara Patricia y pudiese irme a la cama. Antes de quedarme dormido del todo, puse la alarma del móvil a las dos y media y bastante bajita para no despertar a Leyre, que ya me había dicho Patricia que tenía muy mal despertar.
Caí rendido enseguida y sin darme cuenta, el teléfono empezó a vibrarme en el bolsillo. Me levanté y fui al baño a lavarme la cara. Parecía que estábamos en carnavales y yo había decidido disfrazarme de zombi. Luego me acerqué de nuevo al salón y me puse la televisión para hacer tiempo.
A las tres menos diez sonó el timbre.
Ángel: ¿Te aburrías en la fiesta? –Le pregunté justo antes de volver a donde estaba la niña acostada y cogerla en brazos para acercársela a la puerta-
Patricia: Un poco… Y no era una fiesta. –Me reí-
Cogí la mantita que le había puesto Dani por encima y la tapé con la mano que me quedaba libre. La niña acomodó la cabeza en mi hombro y yo fui hasta Patricia, que esperaba apoyada en el resquicio de la puerta prestando mucha atención a todo lo que estaba haciendo.
Cuando llegué a esta ella, alargó su mano y la apoyó en la espalda de su hija. Sin darse cuenta había rozado mi mano, haciéndome sonreír. Yo estiré los brazos y le acomodé a su hija en los suyos. Patricia no dejaba de mirarme y me estaba poniendo realmente nervioso. Abrazó a su hija.
Patricia: Muchísimas gracias… Te debo una muy grande, ¿eh? –Le sonreí-
Ángel: Me voy a hinchar a comer…
Y sin apenas tener tiempo para que ella me devolviese el gesto, me besó en los labios.
Patricia: Has… Hasta mañana… -Tartamudeó nerviosa mientras se giraba y echaba a andar-
Ángel: Hasta mañana… -Respondí tocándome los labios cuando ella ya no podía oírme-
*Fin Flashback*
Capítulo 6. Mensajes ocultos.
Patricia se despertó temprano y fue a la cocina a beber agua. Vio a Ángel tumbado de lado en el sillón y le pareció que debía estar incómodo. Dejó el vaso en el fregadero y volvió.
Ángel: Buenos días… -Ella sonrió al verle intentando desperezarse-
Patricia: De buenos días nada que son las seis de la mañana… Sigue durmiendo anda, que aún puedes descansar un rato más. –Volvió a cerrar los ojos y no dijo nada- Oye Ángel… -Él la miró- Vete a mi cama las horas que te quedan, ¿vale? Ya me quedo yo aquí…
Ángel: No hace falta…
Patricia: No empieces, ¿eh? Se supone que hoy dormías tú allí y al final ganaste… Así que venga. –Patricia se acercó a él y le destapó-
Ángel: Bueno, vale… Gracias. –Se levantó del sillón y se fue a dormir a la habitación de Patricia. Ella se tumbó y se tapó con la manta que aún tenía en sus manos-
El móvil de Ángel sonó a las nueve. Patricia se despertó y lo apagó. Él se lo había dejado en el salón, así que tuvo que levantarse e ir a despertarle.
Patricia: Ángel…
Ángel: Mmm… -Murmuró mientras se daba la vuelta en la cama. Patricia sonrió- Ángel, que ya son las nueve y tienes que ir a trabajar… -Siguió diciendo ella mientras apretaba su hombro con una mano-
Ángel: Un ratito más… -Patricia volvió a reírse-
Patricia: Que no puede ser chiquitín, que se te va a hacer tarde… -Él abrió los ojos y Patricia apartó su mano enseguida- Anda que…
Ángel: Perdón, es que estoy cansado… -Le dijo mientras se levantaba y se llevaba la ropa al baño para ducharse-
Patricia: Lo siento, no sabía que el sillón fuera tan incómodo… -Comentó ella detrás de la puerta-
Ángel: No, si no es por eso… Es que me he dormido tarde.
Patricia: Ah… Pues como yo.
Ángel: Duérmete si quieres, luego te pongo yo el despertador a las diez.
Patricia: Vale, hasta luego.
Ángel: Descansa…
Ángel dejó el móvil de Patricia preparado para que le sonara a la hora que debía despertarse y se fue a Globomedia.
Entre Dani, Alberto y él escribieron casi todo el guión y Mario y Jose se encargaron de preparar algunos sketches y rodarlos con Berta, Pilar y Cristina.
Patricia llegó a su hora y se revisó lo que llevaban escrito de su guión mientras la peinaban y maquillaran. Ángel apareció por maquillaje justo cuando ya estaban acabando.
Patricia: ¿Has terminado? –Él se sentó en la otra silla-
Ángel: Sí… ¿Tu hija está en tu camerino? –Patricia asintió- Pues voy con ella. Suerte. –Ella le sonrió-
Patricia: Oye Ángel… Que si quieres os podéis ir a casa los dos y así estáis más tranquilos, ¿no?
Ángel: Yo le pregunto a tu hija si se quiere marchar y si no, pues ya nos quedamos jugando a la consola.
Patricia: Querrás decir haciendo los deberes… -Ángel se echó a reír-
Ángel: Claro, claro… Haciendo los deberes.
Patricia: Pues anda, tira que tengo que seguir leyéndome esto…
Ángel: Hasta luego…
El programa transcurrió sin imprevistos. No era de los guiones más currados del mundo pero estaba gracioso y todos los colaboradores tenían un día especialmente bueno.
Miki, Berta y Patricia cargaron con el mayor peso mientras, Alberto hacía el papel de Ángel y Mario y Jose se hacían con el control del foro.
Al terminar, Patricia se dirigía a su camerino cuando Berta se cruzó en su camino.
Berta: ¿Cómo está la niña?
Patricia: ¿Los niños? Bien… -Sonrió y Berta la miró extrañada- Ángel se está quedando en mi casa y me está ayudando a cuidar a Leyre.
Berta: ¿Qué? ¿Y se puede saber por qué no me enterado yo de esto antes?
Patricia: Bueno, te estás enterando ahora, ¿no? –Patricia abrió la puerta y Berta intentó entrar- Eh, eh… ¿Dónde te crees que vas? –Le dijo mientras la agarraba por el hombro- Esto ahora mismo es zona cero para ti, guapa. –Berta se echó a reír-
Berta: Que no… Que ya he hablado con mis padres y buscando fotos por ahí encontraron unas mías interpretando a una paella. –Patricia tardó unos segundos en coger el chiste y luego se rió y dejó pasar a su compañera- ¿Cómo están los enfermitos?
Leyre: ¡Tita Berta! –La niña se levantó del suelo y corrió a abrazarla-
Berta: ¿Qué tal, pequeñina?
Leyre: Bien, aquí jugando con Ángel… Es muy malo. –Le susurró en el oído-
Patricia: ¿Has hecho los deberes?
Leyre: Sí… -Le contestó mientras volvía a coger el mando de la consola y seguía jugando con Ángel-
Berta: ¿Cómo estás? –Le preguntó a él, que le sonrió-
Ángel: Bien.
Berta: ¿Contento de no tener que presentar?
Ángel: Estaría más contento estando en mi casa rascándome los…
Patricia: ¡ÁNGEL! –Le gritó mientras señalaba a su hija-
Ángel: Los dedos de los pies, malpensada… -Patricia y Berta se miraron sonriendo- Bueno qué, ¿nos vamos o nos quedamos aquí a dormir?
Patricia: Nos vamos… ¿Te vienes a cenar a casa? –Le preguntó a Berta-
Berta: Mejor no, que tampoco quiero tentar a la suerte…
Patricia: Pues hasta mañana entonces. –Se despidieron todos de ella y se marcharon-
Pasaron por casa de Ángel para que él cogiera algunas cosas y después fueron a casa de Patricia.
Mientras Ángel se duchaba, Patricia y Leyre preparaban la cena y colocaban la mesa.
Cenaron, recogieron todo entre los tres y volvieron al salón.
Ángel: Creo que me voy a ir a la cama, estoy agotado…
Patricia: Vale, nosotras también nos acostaremos ahora mismo… -Ángel se levantó del sillón, se despidió de ellas y se fue a dormir-
Ellas hicieron lo mismo a los pocos minutos. Leyre se acostó en su cama y Patricia en una supletoria que tenían por si algún día se quedaba alguien.
Leyre: No tengo mucho sueño…
Patricia: Claro, porque cuando vas a clase te levanto a las 7:30 y ahora te estás levantando a las 9:30. –Dijo mientras se tapaba- Tienes que acostumbrarte a la rutina porque si no luego te va a costar mucho…
Leyre: Ya… Hoy he hecho también los deberes de mañana –Patricia la miró extrañada-
Patricia: ¿En serio?
Leyre: Sí, también me ayudó Ángel –Contestó ella sonriendo- Por cierto mamá… ¿Por qué le has dicho a Ángel que no dormías con él? –Patricia no se esperaba esa pregunta y tuvo que pensarse bien la respuesta-
Patricia: Porque a lo mejor tiene fiebre o algo… -No sonó muy convincente y en cuanto lo dijo, lo notó-
Leyre: Pero si conmigo dormiste el otro día… -Su madre volvió a quedarse en silencio unos segundos-
Patricia: A veces es mejor mentir… -Murmuró por fin mientras se daba la vuelta en la cama- Hasta mañana cariño.
Leyre: Hasta mañana…
Cuando ya llevaban un rato acostadas, el móvil de Patricia vibró en la mesilla. Abrió el mensaje y pudo leer: ¿A veces es mejor mentir?
¿Le había escuchado decirlo? ¿Cómo? ¿No se había acostado antes que ellas? No pudo evitar ponerse un poco nerviosa y se pensó seriamente hacerse la dormida para no tener que responderle al mensaje. Decidió hacerle otra pregunta: ¿Cómo es mi hija y por qué se parece tanto a mí?
No tardó nada en llegarle la contestación: Es clavadita a ti, piensa tú en qué….
Y claro, ella ya se estaba animando: Pues piensa tú también por qué a veces es mejor mentir
- Me hago una idea…
- A veces puedes ser demasiado listo… Yo sin embargo, no sé aún en qué se parece a mí mi hija…
- Tú eres muy lista… Simplemente, a veces pecas de ingenua
- Ya, claro… Hasta mañana enano…
- Que descanses…
Pero aunque los dos intentaron con todas sus fuerzas dormirse, no podían.
Patricia se entretenía mirando los dibujos de la pared de su hija y Ángel estaba leyendo un libro con la luz de la mesilla de Patricia encendida. Él sabía que ella tenía el móvil en silencio y que si estaba durmiendo no la molestaría, así que volvió a escribirle un mensaje: No sé si seré yo solo, pero no puedo dormir
Patricia sonrió al leerlo y le contestó: ¿No te parece cómoda mi cama?
- Es demasiado grande para mi… –Ella se puso nerviosa al leer el último mensaje y otra vez, estuvo tentada de no responderle. Pero su curiosidad pudo más que su vergüenza-
- No creo que yo pueda solucionar eso…
- Podrías venirte y hablar sin necesidad de quedarnos sin saldo…
- Podría… –Fue lo último que respondió antes de levantarse de la cama y dirigirse a su habitación-
Se quedó cerca de la puerta unos minutos, pero no los suficientes para pensar por qué se había levantado y había ido hasta allí sabiendo que Ángel estaba en su cama. Decidió entrar, no le iba a hacer ningún mal hablar un rato con él y aún era temprano.
Ángel: Empezaba a creer que no vendrías… -Patricia se sentó en el otro lado de la cama-
Patricia: ¿Qué ha sido eso? –Preguntó susurrando mientras señalaba su móvil-
Ángel: No lo sé… -Reconoció- Túmbate anda, estaba leyendo el libro que me recomendaste.
Patricia: ¿Te gusta? –Le preguntó mientras se tumbaba boca arriba en la cama observando como él seguía leyendo-
Ángel: He empezado hace un rato y estaba más pendiente de otras cosas… -Sonrió y dirigió su mirada a su teléfono. Patricia le devolvió la sonrisa-
Patricia: Leyre me ha dicho que la has ayudado también con los deberes de mañana… -Ángel se extrañó por el cambio de tema repentino-
Ángel: Eh… Sí, bueno… Así mañana podemos jugar más a la wii. –Patricia se rió-
Patricia: Aún no me has dicho en qué se parece a mí mi hija… -Murmuró indignada e hizo sonreír a Ángel-
Ángel: Te pones muy pesadita… -Patricia asintió- Pues se parece en ti en que tiene las cosas muy claras, es bastante madura aunque tiene un puntito infantil… Algo más normal en ella que en ti, la verdad… -Ella volvió a reírse- Cuando le dices que no a algo, lo entiende y no se pone pesada…
Patricia: ¿En eso se parece a mí? –Ángel la miró-
Ángel: No, en eso si es verdad que no… Por mucho que te he dicho que durmieras tú aquí, no te has bajado del burro… -Patricia sonrió levemente y se acomodó bajo la sábana-
Patricia: A lo mejor sí que se parece a mí en eso también…
Ángel: Me alegro. –Dejó el libro sobre la mesita y también se metió bajo las sábanas- Oye… Nunca te he preguntado pero… ¿Qué fue del padre de Leyre?
Patricia: Vive en Valladolid… -Contestó sin más-
Ángel: Ah…
Patricia: Puedes preguntar lo que quieras Ángel, está superado…
Ángel: ¿Por qué lo dejasteis? –Preguntó haciéndole caso-
Patricia: Porque él ya no me quería y yo estaba cansada de que me tuviera como una esclava… No nací para obedecer a nadie.
Ángel: ¿No se hace cargo de la niña?
Patricia: Le manda un dinero todos los meses y Leyre lo usa para comprarse sus cosas de pintar e invitar a sus amigas a merendar cuando quiere… Supuestamente ese dinero es para sus estudios pero a la niña no le va a faltar de nada mientras yo esté aquí, así que, que se lo gaste en lo que quiera… -Ángel sonrió- ¿Por qué te ríes?
Ángel: Porque me acuerdo de cosas que me contaba Miki de cuando estabais en el informal y me extraña mucho que hayas cambiado tanto…
Patricia: A saber lo que te ha contado el cabezón… -Los dos rieron-
Ángel: Nada, tonterías… Pero me dijo que cuando te quedaste embarazada llegaste llorando de emoción a la redacción y ya no volviste a ser la misma loca de siempre.
Patricia: En la intimidad lo sigo siendo, Ángel…
Ángel: Pues yo aún no te he visto hacer ninguna locura hoy… Un lugar más intimo que tu ca… –Pero ella no le dejó acabar y se lanzó a sus labios, tumbándose sobre él y mordiéndole suavemente el inferior- sa –Terminó de decir Ángel cuando ella se separó de su boca y se tumbó hacia el otro lado-
Patricia: Buenas noches Ángel…
Ángel: Bue…nas noches Patricia… -Murmuró él bastante desconcertado-
Y aunque pensó que no iba a poderse dormir, cayó rendido enseguida.
Patricia se levantó de la cama en cuanto escuchó su respiración más tranquila y fue de nuevo a dormir con su hija.
p.a.t.r.ii- Mensajes : 440
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: "Ohana"
Capítulo 6. ¿Ha sido real?
Ángel se despertó de madrugada para ir al baño y no pudo evitar alargar un poco la mano y pasarla por el otro lado de la cama, intentando tocar a Patricia y cerciorarse de que todo había sido real. Pero ella no estaba y él tuvo que pensarse seriamente si sus sueños podían llegar a ser tan reales que hasta podía dudar a la mañana siguiente.
Cogió su móvil de la mesilla para leer todos los mensajes de la noche anterior y se encontró con que tenía uno nuevo. Lo abrió: Ha sido todo real, enano. Besas muy bien aunque ni te lo esperaras. Descansa.
Después de que su cara cambiara de desconcierto a sonrisa y viceversa, volvió a dejar el móvil donde estaba y fue al baño.
Patricia: Ya salgo –Él sintió verdaderas ganas de volver a acostarse y no tener que enfrentarse a ella-
Ángel: No te preocupes, no hay prisa… -Pero su boca habló antes que su cerebro-
Ella salió poco después con el pelo revuelto y los ojos medio cerrados. Ángel sonrió y se apartó un poco de la puerta para que pasara.
Patricia: Te he puesto el despertador a las 9 porque ha llamado Dani para que vayas a ayudar con el guión…
Ángel: ¿A qué hora ha llamado? –Preguntó ya desde el baño-
Patricia: Ahora mismo, lo he pillado porque iba al baño y lo he escuchado vibrar…
Ángel: ¿Se puede saber por qué llama tan temprano?
Patricia: Supongo que quería joderte a ti, porque ha llamado a tu móvil…
Ángel: Lo siento –Murmuró a su lado cuando salió del baño-
Patricia: ¿Has dormido bien?
Ángel: Quiero volver a dormir y tú deberías hacer lo mismo… Son solo las 7:30…
Patricia: Vale, pues descansa… -Se dirigió al pasillo y Ángel la agarró por el brazo-
Ángel: No te vas a librar de hablar conmigo… -Patricia sonrió sin que la viera y luego se giró hacia él-
Patricia: No pretendía escaquearme… -Soltó mientras se encaminaba a la habitación-
Ángel volvió a acostarse un rato más y Patricia también. Ella no pudo conciliar el sueño y se dedicó a leer un libro tirada en el sillón.
Él salió de la habitación a las 9:30 con su mochila en la mano y bastante mala cara.
Sonrió al ver a Patricia tirada en el sillón, con un libro sobre la cabeza y durmiendo con la boca abierta. Se acercó a ella, puso el libro sobre la mesa y la tapó con una manta que había en el sillón pequeño. Después cogió un papel y un bolígrafo de su bolsa y le escribió una nota que dejó sobre la mesa antes de irse.
Cuando Patricia se despertó, eran las 10:20 de la mañana.
Se estiró como pudo y se quejó del dolor que le había causado dormir varias horas en un sillón que no era precisamente cómodo. Al levantarse, vio la nota que Ángel le había dejado sobre la mesa, al lado del libro que estaba leyendo.
¿Sabes que me he pasado varias horas de esta noche intentando averiguar si todo había sido real? Nos vemos luego.
Sonrió y volvió a dejar el papel sobre la mesa mientras bostezaba y llamaba a su hija para que se fuese vistiendo.
Leyre: ¿Y Ángel? –Patricia se acercó a ella-
Patricia: Buenos días mamá, que guapa estás por la mañana aunque no te haya maquillado aún. ¿Me das un besito de buenos días? –Dijo riéndose-
Leyre: Buenos días mami –La niña alargó los brazos y cuando Patricia se agachó, le dio un beso en la mejilla y la abrazó-
Patricia: Te falta decirme que guapa estoy…
Leyre: Tú siempre me has dicho que no mienta. –Su madre se rió, la cogió en brazos como pudo y la tiró sobre el sillón, haciéndole cosquillas- ¡Mamá, para!
Patricia: Me has llamado fea en mi propia cara, te mereces que no te de de comer en una década por lo menos… -La niña no paraba de reírse-
Leyre: Es que tienes cara de no haber dormido –Patricia no dejaba de hacerle cosquillas- Para, que sabes que no me gustan las cosquillas… -Paró y se sentó a su lado-
Patricia: ¿Tan fea estoy? –Leyre negó con la cabeza-
Leyre: Solo lo hacía para molestarte un poquito –Susurró mientras corría a la habitación para vestirse-
Patricia: ¿A quién habrás salido? –Gritó mientras hacía lo mismo-
Leyre: A ti… -Murmuró cuando la vio pasar por el pasillo y Patricia le sacó la lengua-
Cuando terminaron de vestirse, recoger y desayunar, se dirigieron a Globomedia en el coche. Las dos charlaban de todo un poco y Patricia se dio cuenta en medio de la conversación de que la niña tenía mala cara.
Patricia: ¿Estás bien? –Preguntó cuando aparcaron-
Leyre: Tengo un poco de frío… -Le respondió ella abrazándose a si misma-
Patricia: Puede que tengas fiebre, cariño… Ponte la chaqueta y no abras la boca hasta que entremos, ¿vale? –Su hija asintió-
La dejó en el camerino con el termómetro puesto y fue a la sala de guionistas a saludar.
Ángel y Dani no estaban, así que se conformó con decirles hola a Jose, Mario, Alberto y Rober, que andaban por allí escribiendo y luego se acercó al ordenador de Ángel, que tenía un documento de Word abierto en el que estaba el guión de su sección de hoy.
Se sentó en su silla, llevó los dedos al teclado y justo encima de todo el guión, escribió:
¿Y has llegado a alguna conclusión?
No dejó ningún nombre, nada que hiciera que Ángel supiera que había sido ella la que lo escribió. Simplemente dejó el Word abierto por el lugar en el que estaba “la nota” y se marchó de nuevo a su camerino.
Leyre: Tengo 38. –Le dijo en cuanto vio aparecer a su madre-
Patricia: Tómate esto y ahora mismo vendrá Ángel a estar contigo en lo que yo presento, ¿vale? Le pagaré o haré lo que sea –Sonrió-
Leyre: Le gusta jugar a la Wii conmigo, seguro que viene…
Patricia: Voy a buscarle, quédate aquí tranquilita que vengo enseguida… -Leyre se quedó viendo la tele que el compañero de su madre había puesto para ella en el camerino y Patricia volvió a la sala de guionistas-
Patricia: ¿Dónde estabais? –Les preguntó a Ángel y Dani, que ya estaban sentados en sus ordenadores y seguían escribiendo-
Dani: Hemos ido a desayunar algo… ¿Qué tal está la niña? –Preguntó Dani mientras le daba un beso en la mejilla a Patricia-
Patricia: A eso venía… Quería pedirle a Ángel que se quedara con ella esta tarde… Tiene fiebre y no quiero que se quede sola en mi camerino –Ángel sonrió y se levantó del ordenador-
Ángel: Claro, siempre es un honor jugar a la consola con tu hija.
Patricia: Gracias.
Caminaron sin pronunciar palabra por el largo pasillo que llevaba a los camerinos y los baños. Ángel agarró a Patricia del brazo cuando se dio cuenta de que no había nadie alrededor y se metió con ella en el camerino de los chicos.
Patricia: ¿Qué pasa? –Preguntó cuando se vio sentada en el sillón y con el a su lado-
Ángel: Que sí que he llegado a una conclusión… -Patricia sonrió levemente-
Patricia: ¿Y bien? –Volvió a preguntar al comprobar que Ángel no tenía la intención de seguir hablando-
Ángel: Necesito volver a besarte para saber si fue real. –Dijo él casi sin pensar-
Patricia: ¿Y si yo te aseguro que lo fue? –Sonrió levemente-
Ángel: No me vale tu palabra… -Ella le miró extrañada- Te creo, pero aún así quiero comprobarlo por mi mismo.
Patricia se levantó del sillón y se dirigió a la puerta.
Patricia: Gánatelo –Fue lo último que le dijo antes de salir. Él fue detrás-
Caminaron hasta el camerino de Patricia y él la detuvo antes de entrar.
Ángel: Yo cuido de Leyre si cuando me ponga bueno me dejas invitarte a cenar…
Patricia: ¿Y si no? ¿No me harías el favor? –Preguntó sonriéndole-
Ángel: Sabes que si me miras así… -Patricia se giró sin dejarle terminar de hablar y entraron-
Patricia: Aquí te traigo a tu profesor particular. –La niña sonrió y le tendió la DS a Ángel-
Leyre: No consigo pasarme esta parte… -Ángel se sentó a su lado en el sillón con la Game Boy en sus manos-
Ángel: Pues si no puedes tú… -Patricia se la arrebató y empezó a jugar-
Patricia: ¿Qué hay que hacer aquí? ¿Matar bichos y llegar al final? –Preguntó con cara de concentración-
Leyre: Sí –Respondió su hija riéndose-
Patricia: Hecho –Volvió a darle la consola a la niña sonriéndoles a los dos- Está tirado –Se chuleó mientras se marchaba a ensayar el guión-
El programa estaba siendo muy bueno a pesar de que había algunos fallos al meter los videos. Patricia se estaba riendo por todo y cada error le hacía más gracia que el anterior.
Miki salió a hacer su sección más animado que de costumbre y metiéndose amistosamente con Chispi y los cámaras, que también habían tenido alguna que otra metedura de pata con los planos.
En el reportaje de Berta, salieron muchos actores españoles y consiguió que Ana Milán le cantara el movie record a Ángel. Además, estaba Dani Mateo con su chica pululando por el evento y no dejó de hacer el tonto por detrás de Berta, intentando molestarla.
La sección de Dani fue un poco más corta que de costumbre y eso hizo que Patricia se metiera con él y no dejara de repetirle que para el tiempo que estaba, mejor se iba al paro.
Capítulo 7. Volver a sentirte.
Cuando el programa acabó, la presentadora se dirigió a su camerino mientras hacía una llamada a una amiga que le había dado un toque en la publicidad.
Patricia: Hola guapa.
Elena: Hola Patri –Entró haciéndole gestos a Ángel y Leyre de que estaba hablando por teléfono- Te llamaba porque Cristina me estaba diciendo que como mañana es sábado y ella ya ha pasado la varicela, si Leyre podría quedarse con ella esta noche…
Patricia: Bueno, a mí no me importa… Espera que te la pase y hablas con ella… Es Elena –Le dijo a su hija mientras le tendía el móvil-
Leyre: Hola –Contestó la niña entusiasmada-
Patricia y Ángel fueron recogiendo todas sus cosas mientras Leyre hablaba con Elena. Cuando la niña colgó el teléfono abrazó a su madre y esta sonrió.
Patricia: No hace falta que me hagas la pelota, ya le he dicho que sí podías quedarte. –Leyre sonrió también y la apretujó aún más- Anda, vamos a casa a coger ropa…
Ángel: Oye Patri, que como mañana no tenemos que trabajar…
Patricia: Te quedas en casa. –Le cortó señalándole con el dedo y sin dejarle acabar la frase-
Ángel: Claro, claro, lo que yo decía… -Murmuró mientras los tres se encaminaban al parking-
Ángel se quedó solo en casa de Patricia y ella fue a llevar a su hija a casa de su amiga. Se tomó un café con Elena, charlaron un rato y se excusó con que tenía cosas que hacer para marcharse a las 8.
Antes de irse, se acercó a la habitación de Cristina a despedirse de su hija.
Patricia: Bueno cariño, me voy ya que Ángel está solo en casa, ¿vale? –Leyre se levantó del suelo y fue a abrazar a su madre-
Leyre: ¿Se va a quedar hoy también?
Patricia: Sí. –Contestó ella sin tener en cuenta la pregunta de Leyre-
Leyre: Ah, vale… -Corrió de nuevo hasta donde estaba Cristina y siguió jugando con ella- Hasta mañana. –Sonrió y Patricia le guiñó un ojo antes de irse-
Nada más abrir la puerta, notó un olor que provenía de la cocina y sonrió imaginándose que Ángel estaría preparando la cena. Se acercó sin hacer ruido y su sonrisa se ensanchó al verle sin camiseta y con un delantal metiendo un pollo en el horno a la vez que silbaba alguna canción que ella no lograba descifrar.
Patricia: ¿Sabes que estás muy sexy cocinando? –Le susurró a su espalda, haciendo que él se sobresaltase y se diese la vuelta enseguida-
Ángel: ¿Y tú sabes que si me das otro susto como este me matas? –Patricia sonrió-
Patricia: ¿De dónde has sacado todo esto? –Preguntó mientras señalaba los ingredientes que había sobre la encimera-
Ángel: He ido a comprar porque supuse que si juntabas a un loro con su amiga… -Se echó a reír y ella le miró de reojo- Es mi intento de currarme un segundo beso no tan fugaz…
Patricia: Así que te gustó… -Arqueó las cejas y sonrió levemente-
Ángel: No te lo creas tanto, es solo para comprobar si mi cerebro desconecta por las noches…
Los dos se quedaron en silencio unos segundos, mirándose.
Ángel: Oye, que además de ir a comprar, me he pasado por casa y he pillado mi piano… ¿Te importa que después de cenar toque un poco? –Patricia sonrió más relajada después de ese silencio bastante incómodo-
Patricia: Claro que no… Es más, me encantará escucharte tocar. –Ángel le correspondió la sonrisa y comenzó a sacar la comida del horno y colocarla en unos platos- Espera que te ayudo… -Se acercó a la encimera a coger los vasos-
Ángel: Eh, eh… Mejor vas al salón y quitas las cosas de la mesa.
Patricia: Está bien. –Le obedeció sin rechistar y él apareció a los pocos minutos con la cena-
Mientras iban comiendo, charlaban animadamente sobre cine y algunas películas por las que Ángel sentía verdadera pasión. Era conocido por todos que le encantaba Al Pacino y Patricia no dejaba de gastarle bromas con lo del autógrafo que le había conseguido Pilar en uno de sus reportajes.
Patricia: Sí, tú ríete pero bien contento que te pusiste al verlo… -Ángel soltó una carcajada-
Ángel: Claro, me hizo ilusión… Es como si a ti te firmase un autógrafo… Yo que sé… -Dirigió su mirada a Patricia intentando que ella le ayudase-
Patricia: ¿Quién? –Le instó sonriendo-
Ángel: Nunca me has dicho que seas fan de nada en especial…
Patricia: Pues no sé… No soy muy fanática. Quizá Audrey Tautou… Me gusta mucho como actúa. –Ángel sonrió- ¿Qué pasa?
Ángel: Mi hermana ha visto Amelie tantas veces como yo he presentado sé lo que hicisteis…
Patricia: ¿Ninguna? –Ángel la miró extrañada- Te recuerdo que la presentadora soy yo… -Él volvió a sonreír haciéndole una mueca y mostrándole la lengua- Me encanta esa película, yo también la he visto muchísimas veces…
Siguieron hablando de música, viajes que habían hecho, familia… Patricia le contó que se enteró de que estaba embarazada en unas vacaciones que tuvo en Nueva York con una amiga y Ángel volvió a repetirle que su hija se parece mucho a ella.
Después de dos horas de conversación, él se levantó a recoger los platos y Patricia, después de que Ángel rechazase su ayuda, fue a su habitación a ponerse el pijama y lavarse los dientes.
Patricia: Bueno… ¿Vas a tocar algo o me puedo ir ya a dormir? –Preguntó desde el salón, mirando el piano que reposaba sobre el sillón pequeño-
Ángel: Claro que sí… Ya he pensado la canción que quiero tocar para ti. –Patricia sonrió-
Ángel se acercó al sillón, cogió el piano y con él sobre sus piernas, se sentó al lado de Patricia. Lo apoyó en la mesa y estiró sus manos hacia las teclas.
Patricia observó cada movimiento que él realizaba con muchísima atención. Vio como posaba sus dedos con delicadeza sobre él, como cerraba los ojos y respiraba profundamente antes de empezar a hacerlo sonar… Y entonces, justo cuando Ángel iba a empezar a tocar, le susurró que cerrara los ojos con la misma delicadeza que había usado anteriormente para tratar su instrumento. Patricia le obedeció y él comenzó a tocar.
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Cuando ella escuchó esa melodía, se le iluminó la cara y le vinieron a la cabeza escenas del nacimiento de su hija. No podía comprender como Ángel había podido elegir esa canción entre todas las opciones que tenía y por un momento, ni siquiera estuvo segura de que él estuviera tocándola de verdad.
Sonrió levemente y aún con los ojos cerrados como él le había pedido, no pudo evitar que algunas lágrimas brotaran de sus ojos lentamente, acariciando sus mejillas.
Abrió los ojos en un momento dado y observó que él también estaba emocionado. Sintió verdaderos deseos de preguntarle por qué lloraba, si para él también era especial esa canción y por qué la había escogido para tocársela, pero se contuvo.
Él giró la cara levemente y le sonrió de medio lado. Patricia se sonrojó y volvió a cerrar los ojos.
Ángel terminó de tocar la canción y sin apartar las manos del piano, sintió como la mano de Patricia acariciaba su hombro y hacía presión hacia ella. Se dio la vuelta despacio y observó sus lágrimas sin decir nada.
Frunció los labios, que le temblaban de los nervios y acercó sus dedos a las mejillas de ella, siguiendo el recorrido de sus lágrimas pausadamente. Patricia cerró los ojos de nuevo y dejó que sus dedos acariciaran su cara como una pluma. Era el roce más tierno que alguien le había dedicado jamás y no sabía por qué, agradecía que se lo estuviese proporcionando Ángel.
Patricia: Bésame. –Dijo sin más. Sin abrir los ojos, sin siquiera coger aire-
Ángel sonrió y se acercó a ella lentamente, con su cara aún entre sus manos e intentando mantener él también los ojos cerrados para sentir más el contacto que estaba a punto de producirse entre ellos.
Patricia ladeó la cabeza y estiró sus manos, apoyándolas sobre el pecho de él y aproximándose lentamente.
Sus labios se rozaron despacio, acariciándose dulcemente. Ángel fue el primero en ejercer un poco de presión sobre la boca de Patricia y ella no pudo evitar sonreír levemente. Estaba empezando a creer que era demasiado tierno para ella. Ángel se separó y le devolvió la sonrisa antes de volver a besarla con más intensidad.
Patricia: ¿Sabes ya si es real? –Le preguntó susurrándole cerca de su oído-
Ángel: Ahora tengo mucho más claro que no lo fue. El real es este. –Respondió volviéndola a besar-
Ángel se despertó de madrugada para ir al baño y no pudo evitar alargar un poco la mano y pasarla por el otro lado de la cama, intentando tocar a Patricia y cerciorarse de que todo había sido real. Pero ella no estaba y él tuvo que pensarse seriamente si sus sueños podían llegar a ser tan reales que hasta podía dudar a la mañana siguiente.
Cogió su móvil de la mesilla para leer todos los mensajes de la noche anterior y se encontró con que tenía uno nuevo. Lo abrió: Ha sido todo real, enano. Besas muy bien aunque ni te lo esperaras. Descansa.
Después de que su cara cambiara de desconcierto a sonrisa y viceversa, volvió a dejar el móvil donde estaba y fue al baño.
Patricia: Ya salgo –Él sintió verdaderas ganas de volver a acostarse y no tener que enfrentarse a ella-
Ángel: No te preocupes, no hay prisa… -Pero su boca habló antes que su cerebro-
Ella salió poco después con el pelo revuelto y los ojos medio cerrados. Ángel sonrió y se apartó un poco de la puerta para que pasara.
Patricia: Te he puesto el despertador a las 9 porque ha llamado Dani para que vayas a ayudar con el guión…
Ángel: ¿A qué hora ha llamado? –Preguntó ya desde el baño-
Patricia: Ahora mismo, lo he pillado porque iba al baño y lo he escuchado vibrar…
Ángel: ¿Se puede saber por qué llama tan temprano?
Patricia: Supongo que quería joderte a ti, porque ha llamado a tu móvil…
Ángel: Lo siento –Murmuró a su lado cuando salió del baño-
Patricia: ¿Has dormido bien?
Ángel: Quiero volver a dormir y tú deberías hacer lo mismo… Son solo las 7:30…
Patricia: Vale, pues descansa… -Se dirigió al pasillo y Ángel la agarró por el brazo-
Ángel: No te vas a librar de hablar conmigo… -Patricia sonrió sin que la viera y luego se giró hacia él-
Patricia: No pretendía escaquearme… -Soltó mientras se encaminaba a la habitación-
Ángel volvió a acostarse un rato más y Patricia también. Ella no pudo conciliar el sueño y se dedicó a leer un libro tirada en el sillón.
Él salió de la habitación a las 9:30 con su mochila en la mano y bastante mala cara.
Sonrió al ver a Patricia tirada en el sillón, con un libro sobre la cabeza y durmiendo con la boca abierta. Se acercó a ella, puso el libro sobre la mesa y la tapó con una manta que había en el sillón pequeño. Después cogió un papel y un bolígrafo de su bolsa y le escribió una nota que dejó sobre la mesa antes de irse.
Cuando Patricia se despertó, eran las 10:20 de la mañana.
Se estiró como pudo y se quejó del dolor que le había causado dormir varias horas en un sillón que no era precisamente cómodo. Al levantarse, vio la nota que Ángel le había dejado sobre la mesa, al lado del libro que estaba leyendo.
¿Sabes que me he pasado varias horas de esta noche intentando averiguar si todo había sido real? Nos vemos luego.
Sonrió y volvió a dejar el papel sobre la mesa mientras bostezaba y llamaba a su hija para que se fuese vistiendo.
Leyre: ¿Y Ángel? –Patricia se acercó a ella-
Patricia: Buenos días mamá, que guapa estás por la mañana aunque no te haya maquillado aún. ¿Me das un besito de buenos días? –Dijo riéndose-
Leyre: Buenos días mami –La niña alargó los brazos y cuando Patricia se agachó, le dio un beso en la mejilla y la abrazó-
Patricia: Te falta decirme que guapa estoy…
Leyre: Tú siempre me has dicho que no mienta. –Su madre se rió, la cogió en brazos como pudo y la tiró sobre el sillón, haciéndole cosquillas- ¡Mamá, para!
Patricia: Me has llamado fea en mi propia cara, te mereces que no te de de comer en una década por lo menos… -La niña no paraba de reírse-
Leyre: Es que tienes cara de no haber dormido –Patricia no dejaba de hacerle cosquillas- Para, que sabes que no me gustan las cosquillas… -Paró y se sentó a su lado-
Patricia: ¿Tan fea estoy? –Leyre negó con la cabeza-
Leyre: Solo lo hacía para molestarte un poquito –Susurró mientras corría a la habitación para vestirse-
Patricia: ¿A quién habrás salido? –Gritó mientras hacía lo mismo-
Leyre: A ti… -Murmuró cuando la vio pasar por el pasillo y Patricia le sacó la lengua-
Cuando terminaron de vestirse, recoger y desayunar, se dirigieron a Globomedia en el coche. Las dos charlaban de todo un poco y Patricia se dio cuenta en medio de la conversación de que la niña tenía mala cara.
Patricia: ¿Estás bien? –Preguntó cuando aparcaron-
Leyre: Tengo un poco de frío… -Le respondió ella abrazándose a si misma-
Patricia: Puede que tengas fiebre, cariño… Ponte la chaqueta y no abras la boca hasta que entremos, ¿vale? –Su hija asintió-
La dejó en el camerino con el termómetro puesto y fue a la sala de guionistas a saludar.
Ángel y Dani no estaban, así que se conformó con decirles hola a Jose, Mario, Alberto y Rober, que andaban por allí escribiendo y luego se acercó al ordenador de Ángel, que tenía un documento de Word abierto en el que estaba el guión de su sección de hoy.
Se sentó en su silla, llevó los dedos al teclado y justo encima de todo el guión, escribió:
¿Y has llegado a alguna conclusión?
No dejó ningún nombre, nada que hiciera que Ángel supiera que había sido ella la que lo escribió. Simplemente dejó el Word abierto por el lugar en el que estaba “la nota” y se marchó de nuevo a su camerino.
Leyre: Tengo 38. –Le dijo en cuanto vio aparecer a su madre-
Patricia: Tómate esto y ahora mismo vendrá Ángel a estar contigo en lo que yo presento, ¿vale? Le pagaré o haré lo que sea –Sonrió-
Leyre: Le gusta jugar a la Wii conmigo, seguro que viene…
Patricia: Voy a buscarle, quédate aquí tranquilita que vengo enseguida… -Leyre se quedó viendo la tele que el compañero de su madre había puesto para ella en el camerino y Patricia volvió a la sala de guionistas-
Patricia: ¿Dónde estabais? –Les preguntó a Ángel y Dani, que ya estaban sentados en sus ordenadores y seguían escribiendo-
Dani: Hemos ido a desayunar algo… ¿Qué tal está la niña? –Preguntó Dani mientras le daba un beso en la mejilla a Patricia-
Patricia: A eso venía… Quería pedirle a Ángel que se quedara con ella esta tarde… Tiene fiebre y no quiero que se quede sola en mi camerino –Ángel sonrió y se levantó del ordenador-
Ángel: Claro, siempre es un honor jugar a la consola con tu hija.
Patricia: Gracias.
Caminaron sin pronunciar palabra por el largo pasillo que llevaba a los camerinos y los baños. Ángel agarró a Patricia del brazo cuando se dio cuenta de que no había nadie alrededor y se metió con ella en el camerino de los chicos.
Patricia: ¿Qué pasa? –Preguntó cuando se vio sentada en el sillón y con el a su lado-
Ángel: Que sí que he llegado a una conclusión… -Patricia sonrió levemente-
Patricia: ¿Y bien? –Volvió a preguntar al comprobar que Ángel no tenía la intención de seguir hablando-
Ángel: Necesito volver a besarte para saber si fue real. –Dijo él casi sin pensar-
Patricia: ¿Y si yo te aseguro que lo fue? –Sonrió levemente-
Ángel: No me vale tu palabra… -Ella le miró extrañada- Te creo, pero aún así quiero comprobarlo por mi mismo.
Patricia se levantó del sillón y se dirigió a la puerta.
Patricia: Gánatelo –Fue lo último que le dijo antes de salir. Él fue detrás-
Caminaron hasta el camerino de Patricia y él la detuvo antes de entrar.
Ángel: Yo cuido de Leyre si cuando me ponga bueno me dejas invitarte a cenar…
Patricia: ¿Y si no? ¿No me harías el favor? –Preguntó sonriéndole-
Ángel: Sabes que si me miras así… -Patricia se giró sin dejarle terminar de hablar y entraron-
Patricia: Aquí te traigo a tu profesor particular. –La niña sonrió y le tendió la DS a Ángel-
Leyre: No consigo pasarme esta parte… -Ángel se sentó a su lado en el sillón con la Game Boy en sus manos-
Ángel: Pues si no puedes tú… -Patricia se la arrebató y empezó a jugar-
Patricia: ¿Qué hay que hacer aquí? ¿Matar bichos y llegar al final? –Preguntó con cara de concentración-
Leyre: Sí –Respondió su hija riéndose-
Patricia: Hecho –Volvió a darle la consola a la niña sonriéndoles a los dos- Está tirado –Se chuleó mientras se marchaba a ensayar el guión-
El programa estaba siendo muy bueno a pesar de que había algunos fallos al meter los videos. Patricia se estaba riendo por todo y cada error le hacía más gracia que el anterior.
Miki salió a hacer su sección más animado que de costumbre y metiéndose amistosamente con Chispi y los cámaras, que también habían tenido alguna que otra metedura de pata con los planos.
En el reportaje de Berta, salieron muchos actores españoles y consiguió que Ana Milán le cantara el movie record a Ángel. Además, estaba Dani Mateo con su chica pululando por el evento y no dejó de hacer el tonto por detrás de Berta, intentando molestarla.
La sección de Dani fue un poco más corta que de costumbre y eso hizo que Patricia se metiera con él y no dejara de repetirle que para el tiempo que estaba, mejor se iba al paro.
Capítulo 7. Volver a sentirte.
Cuando el programa acabó, la presentadora se dirigió a su camerino mientras hacía una llamada a una amiga que le había dado un toque en la publicidad.
Patricia: Hola guapa.
Elena: Hola Patri –Entró haciéndole gestos a Ángel y Leyre de que estaba hablando por teléfono- Te llamaba porque Cristina me estaba diciendo que como mañana es sábado y ella ya ha pasado la varicela, si Leyre podría quedarse con ella esta noche…
Patricia: Bueno, a mí no me importa… Espera que te la pase y hablas con ella… Es Elena –Le dijo a su hija mientras le tendía el móvil-
Leyre: Hola –Contestó la niña entusiasmada-
Patricia y Ángel fueron recogiendo todas sus cosas mientras Leyre hablaba con Elena. Cuando la niña colgó el teléfono abrazó a su madre y esta sonrió.
Patricia: No hace falta que me hagas la pelota, ya le he dicho que sí podías quedarte. –Leyre sonrió también y la apretujó aún más- Anda, vamos a casa a coger ropa…
Ángel: Oye Patri, que como mañana no tenemos que trabajar…
Patricia: Te quedas en casa. –Le cortó señalándole con el dedo y sin dejarle acabar la frase-
Ángel: Claro, claro, lo que yo decía… -Murmuró mientras los tres se encaminaban al parking-
Ángel se quedó solo en casa de Patricia y ella fue a llevar a su hija a casa de su amiga. Se tomó un café con Elena, charlaron un rato y se excusó con que tenía cosas que hacer para marcharse a las 8.
Antes de irse, se acercó a la habitación de Cristina a despedirse de su hija.
Patricia: Bueno cariño, me voy ya que Ángel está solo en casa, ¿vale? –Leyre se levantó del suelo y fue a abrazar a su madre-
Leyre: ¿Se va a quedar hoy también?
Patricia: Sí. –Contestó ella sin tener en cuenta la pregunta de Leyre-
Leyre: Ah, vale… -Corrió de nuevo hasta donde estaba Cristina y siguió jugando con ella- Hasta mañana. –Sonrió y Patricia le guiñó un ojo antes de irse-
Nada más abrir la puerta, notó un olor que provenía de la cocina y sonrió imaginándose que Ángel estaría preparando la cena. Se acercó sin hacer ruido y su sonrisa se ensanchó al verle sin camiseta y con un delantal metiendo un pollo en el horno a la vez que silbaba alguna canción que ella no lograba descifrar.
Patricia: ¿Sabes que estás muy sexy cocinando? –Le susurró a su espalda, haciendo que él se sobresaltase y se diese la vuelta enseguida-
Ángel: ¿Y tú sabes que si me das otro susto como este me matas? –Patricia sonrió-
Patricia: ¿De dónde has sacado todo esto? –Preguntó mientras señalaba los ingredientes que había sobre la encimera-
Ángel: He ido a comprar porque supuse que si juntabas a un loro con su amiga… -Se echó a reír y ella le miró de reojo- Es mi intento de currarme un segundo beso no tan fugaz…
Patricia: Así que te gustó… -Arqueó las cejas y sonrió levemente-
Ángel: No te lo creas tanto, es solo para comprobar si mi cerebro desconecta por las noches…
Los dos se quedaron en silencio unos segundos, mirándose.
Ángel: Oye, que además de ir a comprar, me he pasado por casa y he pillado mi piano… ¿Te importa que después de cenar toque un poco? –Patricia sonrió más relajada después de ese silencio bastante incómodo-
Patricia: Claro que no… Es más, me encantará escucharte tocar. –Ángel le correspondió la sonrisa y comenzó a sacar la comida del horno y colocarla en unos platos- Espera que te ayudo… -Se acercó a la encimera a coger los vasos-
Ángel: Eh, eh… Mejor vas al salón y quitas las cosas de la mesa.
Patricia: Está bien. –Le obedeció sin rechistar y él apareció a los pocos minutos con la cena-
Mientras iban comiendo, charlaban animadamente sobre cine y algunas películas por las que Ángel sentía verdadera pasión. Era conocido por todos que le encantaba Al Pacino y Patricia no dejaba de gastarle bromas con lo del autógrafo que le había conseguido Pilar en uno de sus reportajes.
Patricia: Sí, tú ríete pero bien contento que te pusiste al verlo… -Ángel soltó una carcajada-
Ángel: Claro, me hizo ilusión… Es como si a ti te firmase un autógrafo… Yo que sé… -Dirigió su mirada a Patricia intentando que ella le ayudase-
Patricia: ¿Quién? –Le instó sonriendo-
Ángel: Nunca me has dicho que seas fan de nada en especial…
Patricia: Pues no sé… No soy muy fanática. Quizá Audrey Tautou… Me gusta mucho como actúa. –Ángel sonrió- ¿Qué pasa?
Ángel: Mi hermana ha visto Amelie tantas veces como yo he presentado sé lo que hicisteis…
Patricia: ¿Ninguna? –Ángel la miró extrañada- Te recuerdo que la presentadora soy yo… -Él volvió a sonreír haciéndole una mueca y mostrándole la lengua- Me encanta esa película, yo también la he visto muchísimas veces…
Siguieron hablando de música, viajes que habían hecho, familia… Patricia le contó que se enteró de que estaba embarazada en unas vacaciones que tuvo en Nueva York con una amiga y Ángel volvió a repetirle que su hija se parece mucho a ella.
Después de dos horas de conversación, él se levantó a recoger los platos y Patricia, después de que Ángel rechazase su ayuda, fue a su habitación a ponerse el pijama y lavarse los dientes.
Patricia: Bueno… ¿Vas a tocar algo o me puedo ir ya a dormir? –Preguntó desde el salón, mirando el piano que reposaba sobre el sillón pequeño-
Ángel: Claro que sí… Ya he pensado la canción que quiero tocar para ti. –Patricia sonrió-
Ángel se acercó al sillón, cogió el piano y con él sobre sus piernas, se sentó al lado de Patricia. Lo apoyó en la mesa y estiró sus manos hacia las teclas.
Patricia observó cada movimiento que él realizaba con muchísima atención. Vio como posaba sus dedos con delicadeza sobre él, como cerraba los ojos y respiraba profundamente antes de empezar a hacerlo sonar… Y entonces, justo cuando Ángel iba a empezar a tocar, le susurró que cerrara los ojos con la misma delicadeza que había usado anteriormente para tratar su instrumento. Patricia le obedeció y él comenzó a tocar.
https://www.youtube.com/watch?v=FeZk0VrpSbo&feature=related
Cuando ella escuchó esa melodía, se le iluminó la cara y le vinieron a la cabeza escenas del nacimiento de su hija. No podía comprender como Ángel había podido elegir esa canción entre todas las opciones que tenía y por un momento, ni siquiera estuvo segura de que él estuviera tocándola de verdad.
Sonrió levemente y aún con los ojos cerrados como él le había pedido, no pudo evitar que algunas lágrimas brotaran de sus ojos lentamente, acariciando sus mejillas.
Abrió los ojos en un momento dado y observó que él también estaba emocionado. Sintió verdaderos deseos de preguntarle por qué lloraba, si para él también era especial esa canción y por qué la había escogido para tocársela, pero se contuvo.
Él giró la cara levemente y le sonrió de medio lado. Patricia se sonrojó y volvió a cerrar los ojos.
Ángel terminó de tocar la canción y sin apartar las manos del piano, sintió como la mano de Patricia acariciaba su hombro y hacía presión hacia ella. Se dio la vuelta despacio y observó sus lágrimas sin decir nada.
Frunció los labios, que le temblaban de los nervios y acercó sus dedos a las mejillas de ella, siguiendo el recorrido de sus lágrimas pausadamente. Patricia cerró los ojos de nuevo y dejó que sus dedos acariciaran su cara como una pluma. Era el roce más tierno que alguien le había dedicado jamás y no sabía por qué, agradecía que se lo estuviese proporcionando Ángel.
Patricia: Bésame. –Dijo sin más. Sin abrir los ojos, sin siquiera coger aire-
Ángel sonrió y se acercó a ella lentamente, con su cara aún entre sus manos e intentando mantener él también los ojos cerrados para sentir más el contacto que estaba a punto de producirse entre ellos.
Patricia ladeó la cabeza y estiró sus manos, apoyándolas sobre el pecho de él y aproximándose lentamente.
Sus labios se rozaron despacio, acariciándose dulcemente. Ángel fue el primero en ejercer un poco de presión sobre la boca de Patricia y ella no pudo evitar sonreír levemente. Estaba empezando a creer que era demasiado tierno para ella. Ángel se separó y le devolvió la sonrisa antes de volver a besarla con más intensidad.
Patricia: ¿Sabes ya si es real? –Le preguntó susurrándole cerca de su oído-
Ángel: Ahora tengo mucho más claro que no lo fue. El real es este. –Respondió volviéndola a besar-
p.a.t.r.ii- Mensajes : 440
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: "Ohana"
Capítulo 8. Liberando sentimientos.
Patricia se separó despacio de la boca de Ángel y le sonrió. A él le pareció que en su expresión había una mezcla de timidez y nerviosismo y esto le produjo tanta ternura que la abrazó, apoyando su cabeza en su hombro y apretándola suavemente entre sus brazos.
Seguidamente, se levantó del sillón, rozó su pelo con sus dedos y le guiñó un ojo.
Ángel: Hasta mañana. –Patricia le miró desconcertada-
Patricia: ¿Qué? ¿Por qué? –Se levantó del sillón e intentó volver a besarle-
Ángel: Porque no quieres hacer esto –Le contestó susurrándole mientras le colocaba el pelo detrás de la oreja-
Patricia: No es eso Ángel… -Suspiró y volvió a sentarse en el sillón, haciéndole hueco a él para que hiciera lo mismo- Es que… Cada vez que paso a mayores con alguien… -Cogió aire despacio y lo volvió a soltar- Meto la pata. –Dijo al fin, provocando una leve sonrisa en él-
Ángel: ¿Qué dices? –Preguntó incrédulo-
Patricia: Que si tú no me importaras, seguramente ya estaríamos… -Ladeó la cabeza sin pronunciar la frase y Ángel la entendió- Pero me da miedo cagarla y que se acabe lo que hay entre nosotros.
Ángel: Patri… No tienes por qué darme explicaciones, de verdad… ¿Quieres que nos vayamos a dormir? –Ella sonrió complacida-
Patricia: ¿Te quedas conmigo?
Ángel: Claro. –Ángel se incorporó, le tendió la mano y se dirigieron a la habitación-
Él se puso el pijama y se lavó los dientes. Patricia se metió bajo las sábanas y se tumbó de lado, mirando hacia la pared y en posición fetal.
Ángel se acostó hacia el mismo lado que ella, sin rozarla y teniendo la sensación de que estaba intentando olvidarlo todo cerrando los ojos los más fuerte posible.
Ángel: ¿Qué es lo que tenemos? –Preguntó acercando su cabeza a la suya para verla mejor-
Patricia: ¿Qué? –Abrió los ojos y se puso boca arriba, mirándole-
Ángel: Que antes has dicho que tienes miedo de fastidiar lo que tenemos… ¿Qué tenemos? –Volvió a insistir-
Patricia: ¿Te ha pasado alguna vez que miras a una persona a los ojos y sientes que es tu otra mitad? –Él la miró incrédula y asintió levemente, nervioso- ¿Que si no la ves un día estás de bajón y no te apetece hacer nada? –Ángel volvió a asentir- Pues yo al principio pensaba que eso nunca podía pasarme… Me resistía a saber que necesitaba a otra persona para estar completa. –Se calló unos segundos, cerró los ojos y cuando los abrió, continuó hablando despacio- ¿Pero sabes una cosa? –Él le inquirió con la mirada- Creo que eso no siempre significa no tener personalidad… Es algo difícil de entender y que pocas veces pasa… Bueno, da igual, no creo que lo estés entendiendo. –Sonrió algo nerviosa y volvió a girarse-
Ángel: Eres una de las personas con mayor personalidad que conozco. No necesitas a nadie para ser tú, Patricia. Y sí, me han pasado todas esas cosas que has dicho. –Suspiró y se pensó lo que iba a decir y las consecuencias que podrían traerle una sola palabra- Contigo. –Patricia se giró de nuevo hacia él y se incorporó un poco-
Le abrazó fuertemente y poco a poco volvieron a meterse en la cama.
Patricia: No me sueltes –Dijo ya medio dormida-
Ángel: Nunca –Le contestó él susurrando y acariciándole la cabeza que reposaba sobre su pecho-
Él intentó dormir repasando historias de su vida, tratando de agotarse para poder descansar. Pero pronto se dio cuenta de que era inútil y no dejaba de pensar en las cosas que se habían dicho con palabras y sobre todo, en los gestos que todavía expresaban más sentimientos.
Siguió acordándose de cuando vivía con Dani o cuando llegó al programa pensando que se hundirían a la primera de cambio. Sonreía cuando recordaba algo gracioso y miraba a Patricia, que descansaba plácidamente a su lado.
No lograba dormirse y en un momento dado, su cabeza no pudo evitar volver hacía aquel primer beso que ninguno de los dos había vuelto a nombrar nunca. Sonrió y alargó una de sus manos comenzando a acariciar con su índice las clavículas y el cuello de Patricia, sin intención de despertarla.
Ella sonrió sutilmente con los ojos cerrados e intentando que él no se percatara.
Ángel fue a levantarse de la cama cuando notó unas manos agarrándole de la camiseta.
Patricia: ¿Dónde te crees que vas? –Él sonrió y volvió a su lado-
Ángel: Al baño… Estaba harto de oírte roncar. –Patricia le miró con los ojos como platos y Ángel se echó a reír-
Patricia: ¡Yo no ronco!
Ángel: ¿Ah, no? ¿Y cómo se le llama a esto? –Preguntó imitando a un cerdo-
Patricia: Hacer el gilipollas, el canelo, o como más te guste… -Los dos se rieron-
Ángel: Patri, siento decirte esto… Pero roncas. ¿Por qué te crees que estaba yo aún despierto?
Patricia: Porque no puedes dejar de mirarme y te mueres de ganas de besarme. –Soltó sin más, sonriendo-
Ángel: Si bueno, esa es una de las razones… Pero a parte de eso… ¡Roncas!
Patricia: ¡Respiro fuerte! –Ángel se rió con ganas- ¿Cómo te crees que inflo los globos en los cumpleaños de Leyre? La niña aprovecha las noches para metérmelos en la boca… -Rió también- Por cierto… Mañana tengo que ir a comprarle un regalo.
Ángel: Um… Es verdad, que creo recordar que el cumpleaños era el día 15 de noviembre, ¿no? –Patricia asintió- El lunes… ¿Qué piensas comprarle?
Patricia: Pues está empeñada en que viajemos en navidad a Disney Land, pero no sé, porque aún no tenemos claras las fechas en las que nos dan vacaciones y…
Ángel: ¿Tengo información privilegiada? –Se preguntó a si mismo- Las vacaciones nos las dan el día 18 y volvemos el día 7. –Patricia se extrañó-
Patricia: Pues no sabía nada… Bueno, mañana me acompañas y miramos los pasajes y esas cosas… Y ahora duérmete, que tienes una carita… -Ángel sonrió y se acercó a ella despacio. Patricia le devolvió la sonrisa y le besó-
Ángel: La verdad es que no quería decirte nada pero… creo que tengo fiebre –Se recostó en la cama boca arriba y Patricia se puso de rodillas a su lado, mirándole-
Patricia: ¿Sí? A ver… -Acercó sus labios a su frente y Ángel estiró su mano y acarició su cadera con las yemas de sus dedos. Patricia sonrió pero no le dijo nada-
Ángel: ¿De verdad eso funciona? –Ella le sonrió de nuevo y le besó de forma corta en los labios-
Patricia: Cuando tienes un hijo te das cuenta de que la mayoría de los remedios de las abuelas sirven para algo. –Ángel se rió y abrió sus manos para que Patricia se recostara sobre él.- Ay mi niño que está malito –Susurró mientras le besaba el pecho repetidas y cortas veces-
Ángel: Patri… No me encuentro bien. –Ella paró y se tumbó a su lado-
Patricia: Voy a traerte una aspirina, te la tomas y te duermes que aún queda bastante mañana por delante.
Patricia fue a la cocina a coger la aspirina y un vaso de agua y volvió a la habitación.
Patricia: Ten –Le dio la pastilla y en cuanto se la tomó, le acercó el vaso a los labios para que bebiera. Ángel sonrió- Puedes agarrarlo, ¿eh? Que eres peor que Leyre… -Él estiró la mano y antes cogerlo, acarició sutilmente la de Patricia, que retiró en cuanto Ángel agarró el vaso-
Los dos volvieron a acostarse y se durmieron enseguida, abrazados.
Capítulo 9. Mañanas.
Ángel se despertó temprano y no pudo controlar la sonrisa al ver a Patricia tumbada boca abajo a su lado, con la boca abierta y el brazo colgando de la cama.
Se levantó intentando moverse lo menos posible y dio la vuelta, la agarró como pudo y le colocó el brazo encima de la almohada. Luego, acercó sus labios a su cabeza y depositó un suave beso en su frente mientras le acariciaba el pelo dulcemente.
Patricia: Oh Dios mío… Intentan “violearme” en mi propia casa… -Murmuró haciéndose la ofendida y con los ojos aún cerrados-
Ángel: Siento haberte despertado… -Sonrió y Patricia abrió los ojos lentamente-
En aquel momento, él estaba tan ensimismado mirándola que la imagen de su despertar le había parecido lo más hermoso que jamás había visto. Sonrió de nuevo y Patricia se incorporó, dándole un pico y volviendo a meterse en la cama bajo las sábanas.
Ángel: ¿Ese es tu beso de buenos días?
Patricia: No, ese es mi beso de antes del desayuno preparado por ti. –Él se rió y le lanzó la almohada-
Ángel: Así que luego tendré otro mejor, ¿no?
Patricia: Si está rico el desayuno, supongo. –Ángel salió de la habitación y se dirigió a la cocina bostezando y revolviéndose el pelo con la mano-
Preparó unas tostadas para él y unos cereales con yogur para ella, zumo de naranja y unos bollitos sin gluten que intentaría comerse con ella aunque estuvieran asquerosos. Justo cuando lo tenía todo sobre la bandeja, sonó el timbre.
Ángel: ¿Abro? –Le preguntó elevando un poco el tono de voz para que pudiese escucharlo-
Patricia: Sí, por favor. –Él se acercó a la puerta y abrió-
Ángel: Hola Leyre –Le sonrió a la niña como pudo y esta entró en casa y dejó la mochila sobre el sillón.- Espera un segundito que llamo a Patricia –Le dijo a Elena, que esperaba en la puerta con su hija.- Patri… ¡Es para ti! –Gritó- Como es lógico y normal, siendo esta tu casa… -Dijo más bajito mientras se encaminaba al baño a desaparecer de la incómoda escena que acababa de formarse-
Patricia salió a los pocos segundos riéndose por lo ridículo de lo que estaba sucediendo.
Patricia: ¡Hola guapa! –Su amiga y su hija entraron en su casa y Patricia se acercó a Elena empujándola amistosamente hacia la cocina- Tía… Tienes que llevarte a la niña un ratito más para que pueda salir a comprarle el regalo…
Elena: Para eso y para dejarte sola con Ángel, ¿no? –Patricia le sonrió levemente-
Patricia: No empieces a hacer preguntas complicadas que ahora mismo no es momento de interrogatorios… Ya te contaré algún día de estos… -Elena le sacó la lengua y salió de la cocina-
Elena: Leyre, cógete la consola y lo que vayas a llevar que mamá tiene que hacer unas cosillas y te vas a venir conmigo y Cristina.
Leyre: ¡Voy! –La niña salió de la habitación y se cruzó con Ángel, que salía del baño un poco más decente-
Ángel: ¿Te lo has pasado bien?
Leyre: Sí, pero me voy otra vez… -Ángel le sonrió-
Ángel: Bueno, yo luego hablo con tu madre si quieres y vamos por ahí a cenar, ¿vale? –La niña le miró a los ojos bastante seria y logró acojonar un poco a Ángel, que estuvo a punto de darse la vuelta y echarse a correr-
Leyre: ¿Al Mcdonalds? –Él se echó a reír un poco nervioso-
Ángel: A donde quieras…
Elena: Leyre, vamos. –Ella salió corriendo por el pasillo y Ángel fue a la habitación a cambiarse de ropa-
oOoOoOoOoOoOoOo
Patricia: ¿Desde cuándo eres experto en desaparecer? –Preguntó mientras le abrazaba por detrás y apoyaba su cabeza en su hombro.-
Ángel: Desde que la situación es tan incómoda como los tangas… -Ella se rió y él, agarrando una de sus manos, se giró- Esta noche…
Patricia: Ya, lo he escuchado… Mcdonalds. –Ángel la besó- Eh… No intentes ahora que no recuerde lo que acabas de decir… -Él la miró extrañado- ¿Tangas? –Se echó a reír y ella se sentó en la cama- ¿Tangas? Dios, ¡no puedo sacarme esa imagen de la cabeza! –Se llevó las manos a la frente y frunció los labios- ¡Sácamela! Es demasiado…
Ángel: ¿Excitante? –Preguntó acercándose a ella sensualmente-
Patricia: ¡ASQUEROSA! –Gritó mientras corría hacia el baño y se encerraba-
Ángel: ¡Pero serás…! –Aporreó la puerta y sonrió al escuchar las carcajadas de Patricia al otro lado- Patri… -Esta vez habló un poco más calmado-
Patricia: ¿Qué pasa? –Le preguntó ella abriendo la puerta-
Ángel: Que creo que tengo fiebre otra vez… -Ella le tocó la frente-
Patricia: Túmbate un ratito que ahora te traigo el termómetro –Él le hizo caso y fue a acostarse-
Patricia fue hasta la cocina y volvió con el termómetro y una aspirina. Creía que sí tenía fiebre, pero quería comprobarlo antes de darle otra pastilla.
Patricia: A ver, levanta un poquito el brazo… -Ángel sonrió y movió su brazo para que ella le colocara el termómetro- ¿Te ríes?
Ángel: Sí… -Contestó sin más a la vez que ella se sentaba con las piernas cruzadas a su lado-
Patricia: ¿Por qué? –Preguntó pasándole un dedo por el pecho y sonriendo tímidamente-
Ángel: Porque me encantas en plan mami… -Patricia soltó una carcajada-
Patricia: Tú no eres mi hijo… Siento decepcionarte. –Ángel también se rió-
Ángel: No, es una vena que te sale sola… Seguro que tú no te das ni cuenta pero cada vez que tu hija aparece sonríes más y estás más… ¿Tranquila? Sí, creo que esa es la palabra perfecta…
Patricia: Es que aunque parezca que no, los niños dan bastante tranquilidad…
Ángel: No me lo creo… -Ella sonrió-
Patricia: De pequeñitos dan un poco de guerra porque se ponen malitos, lloran y esas cosas… Pero mírate a ti, que te pones malito y no eres pequeño… -Hizo una pausa para pensar y reírse por lo que acaba de decir y siguió hablando- Creo que he tenido mucha suerte con Leyre, eso es todo.
Ángel: Eres una buena madre y ella una buena hija. Las dos cosas se complementan, ¿no?
Patricia: Supongo… -Se encogió de hombros y Ángel sonrió- A ver, déjame ver si tienes fiebre… -Él volvió a levantar el brazo para quitarse el termómetro y dárselo a Patricia- Sí… Será mejor que te tomes la aspirina y descanses un rato si de verdad queremos ir a comprar el regalo de Leyre.
Ángel: ¿No se lo pegaré a alguien?
Patricia: ¿Quieres que vaya yo?
Ángel: Creo que será mejor… Así yo me mejoro un poquito para ir a cenar fuera esta noche.
Patricia: No te muevas de la cama y no te eches muchas mantas por encima… -Ángel se incorporó un poco y la besó-
Ángel: Lo que yo decía… Eres una gran madre. –Patricia le sonrió y le devolvió el beso-
oOoOoOoOoOoOoOo
Patricia salió de su casa y se dirigió a una agencia de viajes para preguntar todo lo necesario del que quería hacer su hija; preguntó, en un principio, por dos pasajes y una misma habitación en el hotel, pero luego se acordó de Ángel y, aunque Leyre aún no sabía que estaban juntos, sabía que había tiempo para que se acostumbrara hasta la fecha del viaje.
Patricia se separó despacio de la boca de Ángel y le sonrió. A él le pareció que en su expresión había una mezcla de timidez y nerviosismo y esto le produjo tanta ternura que la abrazó, apoyando su cabeza en su hombro y apretándola suavemente entre sus brazos.
Seguidamente, se levantó del sillón, rozó su pelo con sus dedos y le guiñó un ojo.
Ángel: Hasta mañana. –Patricia le miró desconcertada-
Patricia: ¿Qué? ¿Por qué? –Se levantó del sillón e intentó volver a besarle-
Ángel: Porque no quieres hacer esto –Le contestó susurrándole mientras le colocaba el pelo detrás de la oreja-
Patricia: No es eso Ángel… -Suspiró y volvió a sentarse en el sillón, haciéndole hueco a él para que hiciera lo mismo- Es que… Cada vez que paso a mayores con alguien… -Cogió aire despacio y lo volvió a soltar- Meto la pata. –Dijo al fin, provocando una leve sonrisa en él-
Ángel: ¿Qué dices? –Preguntó incrédulo-
Patricia: Que si tú no me importaras, seguramente ya estaríamos… -Ladeó la cabeza sin pronunciar la frase y Ángel la entendió- Pero me da miedo cagarla y que se acabe lo que hay entre nosotros.
Ángel: Patri… No tienes por qué darme explicaciones, de verdad… ¿Quieres que nos vayamos a dormir? –Ella sonrió complacida-
Patricia: ¿Te quedas conmigo?
Ángel: Claro. –Ángel se incorporó, le tendió la mano y se dirigieron a la habitación-
Él se puso el pijama y se lavó los dientes. Patricia se metió bajo las sábanas y se tumbó de lado, mirando hacia la pared y en posición fetal.
Ángel se acostó hacia el mismo lado que ella, sin rozarla y teniendo la sensación de que estaba intentando olvidarlo todo cerrando los ojos los más fuerte posible.
Ángel: ¿Qué es lo que tenemos? –Preguntó acercando su cabeza a la suya para verla mejor-
Patricia: ¿Qué? –Abrió los ojos y se puso boca arriba, mirándole-
Ángel: Que antes has dicho que tienes miedo de fastidiar lo que tenemos… ¿Qué tenemos? –Volvió a insistir-
Patricia: ¿Te ha pasado alguna vez que miras a una persona a los ojos y sientes que es tu otra mitad? –Él la miró incrédula y asintió levemente, nervioso- ¿Que si no la ves un día estás de bajón y no te apetece hacer nada? –Ángel volvió a asentir- Pues yo al principio pensaba que eso nunca podía pasarme… Me resistía a saber que necesitaba a otra persona para estar completa. –Se calló unos segundos, cerró los ojos y cuando los abrió, continuó hablando despacio- ¿Pero sabes una cosa? –Él le inquirió con la mirada- Creo que eso no siempre significa no tener personalidad… Es algo difícil de entender y que pocas veces pasa… Bueno, da igual, no creo que lo estés entendiendo. –Sonrió algo nerviosa y volvió a girarse-
Ángel: Eres una de las personas con mayor personalidad que conozco. No necesitas a nadie para ser tú, Patricia. Y sí, me han pasado todas esas cosas que has dicho. –Suspiró y se pensó lo que iba a decir y las consecuencias que podrían traerle una sola palabra- Contigo. –Patricia se giró de nuevo hacia él y se incorporó un poco-
Le abrazó fuertemente y poco a poco volvieron a meterse en la cama.
Patricia: No me sueltes –Dijo ya medio dormida-
Ángel: Nunca –Le contestó él susurrando y acariciándole la cabeza que reposaba sobre su pecho-
Él intentó dormir repasando historias de su vida, tratando de agotarse para poder descansar. Pero pronto se dio cuenta de que era inútil y no dejaba de pensar en las cosas que se habían dicho con palabras y sobre todo, en los gestos que todavía expresaban más sentimientos.
Siguió acordándose de cuando vivía con Dani o cuando llegó al programa pensando que se hundirían a la primera de cambio. Sonreía cuando recordaba algo gracioso y miraba a Patricia, que descansaba plácidamente a su lado.
No lograba dormirse y en un momento dado, su cabeza no pudo evitar volver hacía aquel primer beso que ninguno de los dos había vuelto a nombrar nunca. Sonrió y alargó una de sus manos comenzando a acariciar con su índice las clavículas y el cuello de Patricia, sin intención de despertarla.
Ella sonrió sutilmente con los ojos cerrados e intentando que él no se percatara.
Ángel fue a levantarse de la cama cuando notó unas manos agarrándole de la camiseta.
Patricia: ¿Dónde te crees que vas? –Él sonrió y volvió a su lado-
Ángel: Al baño… Estaba harto de oírte roncar. –Patricia le miró con los ojos como platos y Ángel se echó a reír-
Patricia: ¡Yo no ronco!
Ángel: ¿Ah, no? ¿Y cómo se le llama a esto? –Preguntó imitando a un cerdo-
Patricia: Hacer el gilipollas, el canelo, o como más te guste… -Los dos se rieron-
Ángel: Patri, siento decirte esto… Pero roncas. ¿Por qué te crees que estaba yo aún despierto?
Patricia: Porque no puedes dejar de mirarme y te mueres de ganas de besarme. –Soltó sin más, sonriendo-
Ángel: Si bueno, esa es una de las razones… Pero a parte de eso… ¡Roncas!
Patricia: ¡Respiro fuerte! –Ángel se rió con ganas- ¿Cómo te crees que inflo los globos en los cumpleaños de Leyre? La niña aprovecha las noches para metérmelos en la boca… -Rió también- Por cierto… Mañana tengo que ir a comprarle un regalo.
Ángel: Um… Es verdad, que creo recordar que el cumpleaños era el día 15 de noviembre, ¿no? –Patricia asintió- El lunes… ¿Qué piensas comprarle?
Patricia: Pues está empeñada en que viajemos en navidad a Disney Land, pero no sé, porque aún no tenemos claras las fechas en las que nos dan vacaciones y…
Ángel: ¿Tengo información privilegiada? –Se preguntó a si mismo- Las vacaciones nos las dan el día 18 y volvemos el día 7. –Patricia se extrañó-
Patricia: Pues no sabía nada… Bueno, mañana me acompañas y miramos los pasajes y esas cosas… Y ahora duérmete, que tienes una carita… -Ángel sonrió y se acercó a ella despacio. Patricia le devolvió la sonrisa y le besó-
Ángel: La verdad es que no quería decirte nada pero… creo que tengo fiebre –Se recostó en la cama boca arriba y Patricia se puso de rodillas a su lado, mirándole-
Patricia: ¿Sí? A ver… -Acercó sus labios a su frente y Ángel estiró su mano y acarició su cadera con las yemas de sus dedos. Patricia sonrió pero no le dijo nada-
Ángel: ¿De verdad eso funciona? –Ella le sonrió de nuevo y le besó de forma corta en los labios-
Patricia: Cuando tienes un hijo te das cuenta de que la mayoría de los remedios de las abuelas sirven para algo. –Ángel se rió y abrió sus manos para que Patricia se recostara sobre él.- Ay mi niño que está malito –Susurró mientras le besaba el pecho repetidas y cortas veces-
Ángel: Patri… No me encuentro bien. –Ella paró y se tumbó a su lado-
Patricia: Voy a traerte una aspirina, te la tomas y te duermes que aún queda bastante mañana por delante.
Patricia fue a la cocina a coger la aspirina y un vaso de agua y volvió a la habitación.
Patricia: Ten –Le dio la pastilla y en cuanto se la tomó, le acercó el vaso a los labios para que bebiera. Ángel sonrió- Puedes agarrarlo, ¿eh? Que eres peor que Leyre… -Él estiró la mano y antes cogerlo, acarició sutilmente la de Patricia, que retiró en cuanto Ángel agarró el vaso-
Los dos volvieron a acostarse y se durmieron enseguida, abrazados.
Capítulo 9. Mañanas.
Ángel se despertó temprano y no pudo controlar la sonrisa al ver a Patricia tumbada boca abajo a su lado, con la boca abierta y el brazo colgando de la cama.
Se levantó intentando moverse lo menos posible y dio la vuelta, la agarró como pudo y le colocó el brazo encima de la almohada. Luego, acercó sus labios a su cabeza y depositó un suave beso en su frente mientras le acariciaba el pelo dulcemente.
Patricia: Oh Dios mío… Intentan “violearme” en mi propia casa… -Murmuró haciéndose la ofendida y con los ojos aún cerrados-
Ángel: Siento haberte despertado… -Sonrió y Patricia abrió los ojos lentamente-
En aquel momento, él estaba tan ensimismado mirándola que la imagen de su despertar le había parecido lo más hermoso que jamás había visto. Sonrió de nuevo y Patricia se incorporó, dándole un pico y volviendo a meterse en la cama bajo las sábanas.
Ángel: ¿Ese es tu beso de buenos días?
Patricia: No, ese es mi beso de antes del desayuno preparado por ti. –Él se rió y le lanzó la almohada-
Ángel: Así que luego tendré otro mejor, ¿no?
Patricia: Si está rico el desayuno, supongo. –Ángel salió de la habitación y se dirigió a la cocina bostezando y revolviéndose el pelo con la mano-
Preparó unas tostadas para él y unos cereales con yogur para ella, zumo de naranja y unos bollitos sin gluten que intentaría comerse con ella aunque estuvieran asquerosos. Justo cuando lo tenía todo sobre la bandeja, sonó el timbre.
Ángel: ¿Abro? –Le preguntó elevando un poco el tono de voz para que pudiese escucharlo-
Patricia: Sí, por favor. –Él se acercó a la puerta y abrió-
Ángel: Hola Leyre –Le sonrió a la niña como pudo y esta entró en casa y dejó la mochila sobre el sillón.- Espera un segundito que llamo a Patricia –Le dijo a Elena, que esperaba en la puerta con su hija.- Patri… ¡Es para ti! –Gritó- Como es lógico y normal, siendo esta tu casa… -Dijo más bajito mientras se encaminaba al baño a desaparecer de la incómoda escena que acababa de formarse-
Patricia salió a los pocos segundos riéndose por lo ridículo de lo que estaba sucediendo.
Patricia: ¡Hola guapa! –Su amiga y su hija entraron en su casa y Patricia se acercó a Elena empujándola amistosamente hacia la cocina- Tía… Tienes que llevarte a la niña un ratito más para que pueda salir a comprarle el regalo…
Elena: Para eso y para dejarte sola con Ángel, ¿no? –Patricia le sonrió levemente-
Patricia: No empieces a hacer preguntas complicadas que ahora mismo no es momento de interrogatorios… Ya te contaré algún día de estos… -Elena le sacó la lengua y salió de la cocina-
Elena: Leyre, cógete la consola y lo que vayas a llevar que mamá tiene que hacer unas cosillas y te vas a venir conmigo y Cristina.
Leyre: ¡Voy! –La niña salió de la habitación y se cruzó con Ángel, que salía del baño un poco más decente-
Ángel: ¿Te lo has pasado bien?
Leyre: Sí, pero me voy otra vez… -Ángel le sonrió-
Ángel: Bueno, yo luego hablo con tu madre si quieres y vamos por ahí a cenar, ¿vale? –La niña le miró a los ojos bastante seria y logró acojonar un poco a Ángel, que estuvo a punto de darse la vuelta y echarse a correr-
Leyre: ¿Al Mcdonalds? –Él se echó a reír un poco nervioso-
Ángel: A donde quieras…
Elena: Leyre, vamos. –Ella salió corriendo por el pasillo y Ángel fue a la habitación a cambiarse de ropa-
oOoOoOoOoOoOoOo
Patricia: ¿Desde cuándo eres experto en desaparecer? –Preguntó mientras le abrazaba por detrás y apoyaba su cabeza en su hombro.-
Ángel: Desde que la situación es tan incómoda como los tangas… -Ella se rió y él, agarrando una de sus manos, se giró- Esta noche…
Patricia: Ya, lo he escuchado… Mcdonalds. –Ángel la besó- Eh… No intentes ahora que no recuerde lo que acabas de decir… -Él la miró extrañado- ¿Tangas? –Se echó a reír y ella se sentó en la cama- ¿Tangas? Dios, ¡no puedo sacarme esa imagen de la cabeza! –Se llevó las manos a la frente y frunció los labios- ¡Sácamela! Es demasiado…
Ángel: ¿Excitante? –Preguntó acercándose a ella sensualmente-
Patricia: ¡ASQUEROSA! –Gritó mientras corría hacia el baño y se encerraba-
Ángel: ¡Pero serás…! –Aporreó la puerta y sonrió al escuchar las carcajadas de Patricia al otro lado- Patri… -Esta vez habló un poco más calmado-
Patricia: ¿Qué pasa? –Le preguntó ella abriendo la puerta-
Ángel: Que creo que tengo fiebre otra vez… -Ella le tocó la frente-
Patricia: Túmbate un ratito que ahora te traigo el termómetro –Él le hizo caso y fue a acostarse-
Patricia fue hasta la cocina y volvió con el termómetro y una aspirina. Creía que sí tenía fiebre, pero quería comprobarlo antes de darle otra pastilla.
Patricia: A ver, levanta un poquito el brazo… -Ángel sonrió y movió su brazo para que ella le colocara el termómetro- ¿Te ríes?
Ángel: Sí… -Contestó sin más a la vez que ella se sentaba con las piernas cruzadas a su lado-
Patricia: ¿Por qué? –Preguntó pasándole un dedo por el pecho y sonriendo tímidamente-
Ángel: Porque me encantas en plan mami… -Patricia soltó una carcajada-
Patricia: Tú no eres mi hijo… Siento decepcionarte. –Ángel también se rió-
Ángel: No, es una vena que te sale sola… Seguro que tú no te das ni cuenta pero cada vez que tu hija aparece sonríes más y estás más… ¿Tranquila? Sí, creo que esa es la palabra perfecta…
Patricia: Es que aunque parezca que no, los niños dan bastante tranquilidad…
Ángel: No me lo creo… -Ella sonrió-
Patricia: De pequeñitos dan un poco de guerra porque se ponen malitos, lloran y esas cosas… Pero mírate a ti, que te pones malito y no eres pequeño… -Hizo una pausa para pensar y reírse por lo que acaba de decir y siguió hablando- Creo que he tenido mucha suerte con Leyre, eso es todo.
Ángel: Eres una buena madre y ella una buena hija. Las dos cosas se complementan, ¿no?
Patricia: Supongo… -Se encogió de hombros y Ángel sonrió- A ver, déjame ver si tienes fiebre… -Él volvió a levantar el brazo para quitarse el termómetro y dárselo a Patricia- Sí… Será mejor que te tomes la aspirina y descanses un rato si de verdad queremos ir a comprar el regalo de Leyre.
Ángel: ¿No se lo pegaré a alguien?
Patricia: ¿Quieres que vaya yo?
Ángel: Creo que será mejor… Así yo me mejoro un poquito para ir a cenar fuera esta noche.
Patricia: No te muevas de la cama y no te eches muchas mantas por encima… -Ángel se incorporó un poco y la besó-
Ángel: Lo que yo decía… Eres una gran madre. –Patricia le sonrió y le devolvió el beso-
oOoOoOoOoOoOoOo
Patricia salió de su casa y se dirigió a una agencia de viajes para preguntar todo lo necesario del que quería hacer su hija; preguntó, en un principio, por dos pasajes y una misma habitación en el hotel, pero luego se acordó de Ángel y, aunque Leyre aún no sabía que estaban juntos, sabía que había tiempo para que se acostumbrara hasta la fecha del viaje.
p.a.t.r.ii- Mensajes : 440
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: "Ohana"
Capítulo 10. Tentaciones.
Cuando Patricia llegó a casa, eran las 13:30. Había tardado más de la cuenta y se sentía un poco culpable por Ángel.
Nada más entrar, dejó las llaves en la mesilla y la comida sobre la encimera de la cocina.
Patricia: ¿Ángel? –Preguntó desde el pasillo-
Ángel: Estoy aquí… -Respondió al momento-
Ella fue hasta la habitación y se tiró en la cama.
Patricia: ¿Estás mejor? –Él la hizo girar y se tumbó sobre ella- Vaya, veo que sí… Que estás muchísimo mejor… -Ángel le sonrió antes de besarla lentamente-
Ángel: Te he echado de menos. –Le susurró cerca de su oído, provocándole cosquillas y haciéndola reír-
Patricia: Siento haber tardado tanto… He comprado comida. –Pero a él no le interesaba hablar en ese momento-
Siguió besando cada recoveco de su cuello y lamiendo suavemente su clavícula. Patricia cerró los ojos y se dejó hacer.
Ángel se giró como pudo e hizo que ella se pusiera encima. Llevó una de sus manos a su espalda y la metió bajo su camiseta, acariciándola con las yemas de los dedos mientras Patricia rozaba su pecho desnudo.
Él no dejaba de mirarla a los ojos, ella se dio cuenta y reaccionó devolviéndole la mirada mientras sonreía levemente. A Ángel le pareció que no estaba tan incómoda como la primera vez que lo intentaron y, despacio, le quitó la camisa incorporándose un poco porque se le hacía difícil hacerlo tumbado con ella sobre su cintura.
Ella retrocedió un poco y se sentó sobre sus muslos. Desabrochó despacio los botones de su pantalón mientras no dejaba de mirarle, le parecía que a él le gustaba que lo hiciese y además, a ella le encantaban.
Ángel la ayudó un poco levantando la cintura para que pudiera quitárselos.
Patricia: Vaya… -Alzó las cejas- No sabía que estuvieras tan fuerte… -Ángel le sonrió y ella se acercó a besarle-
Terminó de bajárselos y, seguidamente, los tiró al suelo y trepó por la cama tumbándose sobre él.
Patricia: Ángel… -Susurró sobre su pecho-
Ángel: No importa Patri, no hace falta que sigamos si no estás segura… -Le dijo mientras le acariciaba el pelo-
Patricia: No es eso cariño, solo quiero que vayas despacio y me dejes disfrutar, ¿vale?
Depositó un suave beso en su clavícula y él, agarrándola por la cintura, volvió a ponerse sobre ella de una forma tan lenta que a Patricia le pareció una coreografía ensayada hasta la saciedad.
Ángel: Tranquila. –Fue lo último que murmuró cerca de sus labios antes de besarla y dirigirse a sus pantalones-
Se desprendió de ellos poco a poco, observando cada poro de la piel de Patricia que se descubría ante él como un tesoro inquebrantable.
Patricia se puso de rodillas y agarró las manos de Ángel para luego acercarlas al cierre de su sujetador. Él acarició su espalda un poco y luego lo desabrochó mientras besaba su cuello y rozaba su vientre con una de sus manos.
Ángel: ¿Estás segura? –Patricia asintió levemente y se fue quitando la última prenda que le quedaba ella misma-
Él hizo lo mismo con sus boxers. Tiró las dos prendas al suelo y abrazó a Patricia, que seguía de rodillas sobre la cama.
Ángel: Puedo esperar… -Le dijo mientras la envolvía con sus brazos-
Ella se separó de él y le miró a los ojos. Sonrió y le besó.
Patricia: Estoy preparada. –Y esto fue lo último que él necesito oír-
Se incorporó un poco y fue sentando a Patricia sobre sus piernas. Ella se estremeció al sentir su miembro entre sus piernas y él no pudo evitar sonreír. La besó mientras entraba lentamente en ella pero no logró callar su gemido al percatarse de que ya estaba dentro.
Ella se acomodó un poco sobre él y Ángel, sin comenzar a moverse aún, volvió a besarla intensamente en los labios, saboreándolos y mordiéndolos suavemente cuando lograba atraparlos entre los suyos.
Agarrándola por los glúteos, estiró las piernas y se quedó sentado, aún dentro de ella y con su mirada clavada en sus ojos.
Patricia comenzó a mover las caderas despacio, llevando ella el ritmo. Ángel la dejó hacer y deshacer a su gusto por un rato, hasta que le pareció que el compás era demasiado lento y se dio la vuelta como pudo.
Ángel: Ven aquí. –Patricia se tumbó sobre él y Ángel, con la ayuda de sus manos, volvió a introducirse en ella.-
Esta vez el ritmo fue más frenético, menos cuidadoso y los gemidos que retumbaban por toda la habitación daban a entender lo mismo.
Sin dejar de moverse, Patricia se agachó un poco y mordió su barbilla suavemente. Él le sonrió y calló uno de sus gemidos con un beso.
Giraron por la cama varias veces. Él volvió a dejarle llevar las riendas y no pudo evitar sonreír al ver que no volvía a ser tan lento como al principio.
Patricia: ¿Qué pasa? –Preguntó entre jadeos-
Ángel: Que te quiero. –Respondió antes de volver a besarla-
A ella no le dio tiempo a responder. Un escalofrío recorrió su columna y no pudo evitar agarrarse con fuerza a la espalda de Ángel, que aruñó sin darse cuenta.
Ángel: Quieta loba… -Le dijo sonriendo-
Patricia: Lo siento.
Ángel vio entonces que los ojos de ella se abrían con cierta sorpresa. Sus manos aún reposaban sobre sus hombros, ya lánguidas y muy cerca del punto donde lo habían arañado por accidente. En aquel momento observó que Patricia respiraba lenta y profundamente al tiempo que sus movimientos se tornaban cada vez más pausados. Él por su parte no logró reprimir una tímida sonrisa al darse cuenta de que su compañera también temblaba un poco.
Ella lo miró fijamente durante unos eternos segundos con aquellos ojos almendrados que tanto le perturbaban y las sienes perladas por el sudor, y justo en el instante en que él creyó que iba a decirle algo Patricia lo sorprendió con un prolongado beso por toda respuesta.
Notaba aquel calor palpitante entre las piernas, sentía cómo sus lenguas se enredaban la una en la otra. Era como si de repente lo viese todo bajo una extraña luz nueva, y por ello no pudo más que sonreírle al ver que él la reclinaba hacia atrás con sumo cuidado, colocándose aquella vez en posición dominante. Observó con deleite cómo sus labios a continuación trazaban muy suavemente la estrecha franja que separaba sus senos, a la par que sentía que toda la piel de su cuerpo se erizaba como sacudida por una pequeña descarga eléctrica.
Tanto uno como otra comprendieron en aquel momento que las palabras entre ellos ya no eran necesarias. Patricia se mordió el labio inferior al notar que el sexo de Ángel de nuevo se abría paso dentro de ella. Sus manos ya volvían a agarrarse a la espalda de su compañero con firmeza mientras éste sin dejar de mirarla la acometía a un ritmo creciente. Poco después al primer orgasmo le siguió el segundo, más intenso y prolongado que el anterior, y apenas unos instantes después oyó los ahogados jadeos de él. Instintivamente lo abrazó al notar el semen resbalando por la cara interna de sus muslos.
Finalmente, ambos cayeron rendidos sobre la cama. Ella sobre él, acariciándole el pecho con uno de sus dedos y con aquellas dos palabras retumbando con insistencia en lo más profundo de su cerebro: Te quiero.
Capítulo 11. Familia.
Ángel había logrado dormirse un ratito más y Patricia se había acomodado sobre su pecho. No dejaba de pensar en lo que le había dicho Ángel hacía veinte minutos y no conseguía que se le fuera de la cabeza.
Los dos estaban desnudos. Pero ella, además de esa desnudez física, acababa de darse cuenta de que él también se había despojado de la armadura que cubría sus sentimientos y se sentía mal por no haber sido capaz de responderle, por pensar que él entendía tanto su mirada que incluso sabría que había intentado transmitirle que lo quería desde el primer momento.
Se sintió estúpida y se levantó de la cama sin cumplir el tópico de la sábana, que estaba bajo el trasero de Ángel y le hubiera sido prácticamente imposible sacar sin despertarle.
Se puso la ropa interior y fue a la cocina a tomarse un vaso de agua y preparar algo para comer. Eran las cuatro de la tarde y ya empezaba a notar que sus tripas la mordían por dentro.
Con las pizzas ya en el horno, se estiró para coger una bandeja de encima del mueble y notó una de las manos de Ángel sobre la suya.
Ángel: Ya la cojo yo… -Ella le sonrió y puso refresco en dos vasos mientras él colocaba la bandeja sobre la encimera-
Patricia: Nos vamos a hinchar a comida basura pero con la hora que es… -Ángel se acercó a ella y le dio un beso-
Ángel: ¿Sabrás distinguir entre la masa que tiene gluten y la que no? –Ella echó a reír-
Patricia: Sí, a la mía le he puesto más amor. –Le sacó la lengua y él llevó los vasos a la mesa- Mi hija debe estar al llegar… En cuanto comamos nos damos una ducha e intentamos borrar esta cara de multiorgásmicos que tenemos, por favor. –Ángel soltó una carcajada y se atragantó con la coca cola-
Ángel: No sé si te será posible… Ese brillito en los ojos no lo tenías antes, ¿eh? –Patricia fue hasta él con las dos pizzas en la bandeja y la dejó sobre la mesa antes de sentarse en sus rodillas y besarle-
Patricia: Y tú esa sonrisilla tampoco, guapo… -Él volvió a besarla-
Ángel: Oye, ¿no crees que si queremos borrar la cara de placer, deberíamos comer tranquilamente y dejar esto para otro momento? –Patricia se levantó de sus piernas y se sentó en la silla-
Patricia: Tienes razón. –Él le sonrió y comenzaron a comer- ¿Te gusta? –Ángel asintió sonriendo- Pues ya puedes dejarla donde estaba, que esa es la mía. –Él terminó de comerse el trozo sin hacerle caso y ella le miró desafiante- Ey, ¡qué te he dicho que la dejas ahí! –Él siguió con otra porción-
Ángel: Venga ya… Tú no te comes todo esto…
Patricia: Ja que no… Cuando se trata de pizza, no te me pongas en medio, enano. –Arrancó la bandeja de las manos de Ángel y empezó a comerse su pizza. Él hizo lo mismo con la suya-
Terminaron de comer haciéndose los ofendidos. Ángel fregó la bandeja y se fue a la ducha. Patricia se terminó los dos vasos de refresco y fue a su habitación a recoger la cama para hacer tiempo hasta que él saliera.
Patricia: Oye Ángel… -Le dijo cuando le vio en el resquicio de la puerta, envuelto en una toalla y secándose la cabeza con otra-
Ángel: Sé lo que me vas a decir… Que para qué cojo dos toallas si casi no tengo pelo, ¿no? Tranquila que yo pongo la lavadora, que soy muy de estar por casa… Es la manía que tengo desde que era pequeño y… -Ella se echó a reír y le colocó el dedo sobre los labios para callarle-
Patricia: Que no es eso tonto… Solo quería asegurarme de que lo que me dijiste mientras hacíamos el amor… Vamos, que me gustaría saber si fue fruto del momento o lo sentías de verdad. –Él la abrazó por la cintura sin dejar de mirarla-
Ángel: Yo nunca te diría esas palabras si no las sintiera de verdad, Patricia. –Ella sonrió-
Patricia: Pues yo quiero que sepas que no te respondí porque… -Ángel no la dejó acabar-
Ángel: Sé que me quieres, tranquila.
Patricia: ¿Qué? –Preguntó asombrada-
Ángel: Has dicho que hemos hecho el amor, me quieres. –Le respondió sonriendo-
Patricia: Me gustaría que lo oyeras de mis labios…
Ángel: A ver, bésame. –Ella se acercó lentamente y le besó de la forma más intensa que pudo.- Ya me lo has dicho… -Dijo en cuanto terminaron de besarse. Ella le abrazó-
Patricia: Te quiero. –Le susurró en su oído- Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero… -Él la apretó más fuerte y la levantó del suelo-
Ángel: Te lo has tomado en serio, ¿eh? –Ella le sonrió-
Patricia: No sé como puedes ser así… Pero te mereces que te lo repita al menos las mismas veces que me has hecho sonreír.
Ángel: Uf… Pues tómate tu tiempo. –Oyeron el timbre y Patricia se bajó de sus brazos como pudo- Corre a la ducha que ya abro yo. –Ella le dio un pico y corrió hacia el baño.-
Leyre: ¿Preparado para cenar fuera? –Dijo ilusionada nada más entrar en la casa-
Ángel: ¿Has venido sola? –Preguntó él mirando a los dos lados del pasillo-
Leyre: Me ha traído Elena pero no encontraba aparcamiento. ¿Estás preparado o no? –Ángel sonrió-
Ángel: Sí.
Leyre: ¡BIEN! –Corrió por toda la casa y se metió en su habitación-
Patricia salió del baño envuelta en una toalla.
Patricia: ¿Qué son esos gritos?
Ángel: Creo que tu hija está deseando salir a cenar… -Le susurró desde el salón señalando a Leyre, que corría hacia el baño con ropa y una toalla en la mano-
Patricia: Quien la vea dirá que no le doy de comer… -Ángel se rió- Leyre cariño, ¿tanta prisa tienes?
Leyre: Sí. Tú no me dejas comer helados a partir de las diez de la noche, así que tenemos que cenar ya si no quiero quedarme sin él… -Patricia soltó una carcajada-
Patricia: Bueno… Por hoy, y solo por hoy, te dejo comer el helado aunque se nos pase un poquito la hora de las diez… -Leyre vio los cielos abiertos y corrió a abrazar a su madre-
Leyre: ¿De verdad?
Patricia: Sí… Anda, ve a bañarte con tranquilidad. –La niña se fue a la ducha y Patricia caminó hasta su habitación a vestirse- ¿Te encuentras mejor? –Le preguntó a Ángel, que la había seguido y estaba sentado sobre la cama-
Ángel: Mucho mejor. –Le contestó sonriendo mientras observaba como ella se ponía unos vaqueros-
Patricia: Oye que… Me he tomado la libertad de comprarte un billete para lo de Disney Land. –Ángel la miró asombrado- No te preocupes, solo lo he hecho porque estaba en la agencia y me acordé y… Bueno, que si no quieres ir me lo dices y lo cancelo.
Ángel: No he dicho que no quiera ir… Es solo que… Es el cumpleaños de tu hija y no sé si le gustaría que yo fuera.
Patricia: Por eso he pensado que le digamos esta noche que estamos juntos y bueno, que tú le preguntes si le haría ilusión que te vinieras con nosotras.
Ángel: ¿Yo? –Preguntó un poco nervioso-
Patricia: Sí Ángel, es mejor que se lo preguntes tú y nos dejemos de rodeos… Le caes muy bien a Leyre, no creo que se cabree ni nada por el estilo. Además, no tienes que decírselo esta noche… Aún no sabe que le voy a regalar el viaje.
Ángel tragó saliva. Patricia terminó de vestirse y seguidamente fue al baño a peinar a Leyre.
Salieron de casa a las nueve y decidieron ir caminando aún a riesgo de encontrarse con paparazzis. Patricia caminaba de la mano de su hija y Ángel intentaba mantenerse en un segundo plano, ella lo notó y le susurró algo a Leyre en el oído antes de acercarse a él y cogerle de la mano.
Ángel: Patri… ¿Te has dado cuenta de que tu hija está ahí delante? –Ella sonrió-
Patricia: Sí, por eso hemos cuchicheado… -La niña se paró antes de cruzar y esperó a que su madre y Ángel llegaran a su altura-
Leyre: Jo, lo siento Ángel… -Él frunció el ceño mirando a Patricia, que sonrió y levantó las cejas- Haber dicho antes que no te gusta andar solo… -Dijo la niña antes de alargar la mano y coger la que Ángel tenía libre-
A él le sorprendió mucho el gesto de Leyre y tardó unos segundos en poder cerrar la mano y apretársela cariñosamente.
Caminaron así hasta el Mcdonalds más cercano. Patricia y Leyre se sentaron en la mesa más alejada del bullicio y Ángel se encargó de pedir la comida para los tres.
Comenzaron a comer en silencio y Patricia notaba como su hija la miraba, luego miraba a Ángel y después volvía a mirarla a ella. Y sabía lo que pasaba, estaba completamente segura de que su hija estaba al corriente de todo y se iba a reír de ellos cuando se lo contaran. Ángel la vio sonreír pero no dijo nada.
Patricia: Leyre cariño… -La niña dejó la hamburguesa sobre la mesa y miró a su madre- Ángel y yo tenemos que contarte algo. –Observó como Ángel se ponía tenso y alargó la mano por debajo de la mesa y la apoyó en su rodilla-
Leyre: ¿Qué pasa?
Patricia: Pues… ¿Recuerdas lo que me dijiste cuando te expliqué lo de papá? –Ángel no entendía nada, pero no dijo ni una palabra-
Leyre: ¿Qué algún día encontrarías un príncipe azul que no destiñera con el tiempo? –Patricia sonrió y apretó la rodilla de Ángel, que correspondió su gesto acariciándosela-
Patricia: Sí cariño… ¿Y recuerdas lo que te dijo mamá?
Leyre: Um… -Pensó- Lloraste un poquito y me dijiste que sería la primera en enterarme cuando eso pasara, ¿no? –Patricia asintió sonriendo-
Patricia: Pues… He encontrado a mi príncipe. –Ángel suspiró pensando si se lo tomaría bien y Patricia le guiñó el ojo mientras esperaba la reacción de su hija, que les observaba a los dos sin mediar palabra- ¿No dices nada? –Leyre siguió comiendo en silencio-
Ángel: Leyre… Me gustaría que dieras tu opinión sobre esto. –Ella le miró sin entenderle- Tú eres lo más importante para tu madre y estoy seguro de que necesita saber lo que piensas.
Patricia: Sí cariño, me encantaría saberlo…
Leyre: Ángel es divertido… -Patricia sonrió levemente- Me dio chocolate cuando estaba malita y le gustan mis dibujos.
Patricia: Entonces…
Leyre: Me parece bien.
Patricia se levantó de su asiento y abrazó a su hija con fuerza.
Patricia: Te quiero, ¿lo sabías? –La niña correspondió a su abrazo mientras toqueteaba el pelo de su madre-
Leyre: Y por cierto mamá… Ya lo sabía. –Patricia echó a reír mirando a Ángel, que seguía observándolas ensimismado-
Patricia: Y yo sabía que lo sabías… Pero te prometí que te lo contaría la primera y he cumplido, ¿no? ¿No te alegras?
Leyre: Sí. –Su madre volvió a sentarse en su asiento y Leyre miró a Ángel, que le sonrió con sinceridad-
Cuando Patricia llegó a casa, eran las 13:30. Había tardado más de la cuenta y se sentía un poco culpable por Ángel.
Nada más entrar, dejó las llaves en la mesilla y la comida sobre la encimera de la cocina.
Patricia: ¿Ángel? –Preguntó desde el pasillo-
Ángel: Estoy aquí… -Respondió al momento-
Ella fue hasta la habitación y se tiró en la cama.
Patricia: ¿Estás mejor? –Él la hizo girar y se tumbó sobre ella- Vaya, veo que sí… Que estás muchísimo mejor… -Ángel le sonrió antes de besarla lentamente-
Ángel: Te he echado de menos. –Le susurró cerca de su oído, provocándole cosquillas y haciéndola reír-
Patricia: Siento haber tardado tanto… He comprado comida. –Pero a él no le interesaba hablar en ese momento-
Siguió besando cada recoveco de su cuello y lamiendo suavemente su clavícula. Patricia cerró los ojos y se dejó hacer.
Ángel se giró como pudo e hizo que ella se pusiera encima. Llevó una de sus manos a su espalda y la metió bajo su camiseta, acariciándola con las yemas de los dedos mientras Patricia rozaba su pecho desnudo.
Él no dejaba de mirarla a los ojos, ella se dio cuenta y reaccionó devolviéndole la mirada mientras sonreía levemente. A Ángel le pareció que no estaba tan incómoda como la primera vez que lo intentaron y, despacio, le quitó la camisa incorporándose un poco porque se le hacía difícil hacerlo tumbado con ella sobre su cintura.
Ella retrocedió un poco y se sentó sobre sus muslos. Desabrochó despacio los botones de su pantalón mientras no dejaba de mirarle, le parecía que a él le gustaba que lo hiciese y además, a ella le encantaban.
Ángel la ayudó un poco levantando la cintura para que pudiera quitárselos.
Patricia: Vaya… -Alzó las cejas- No sabía que estuvieras tan fuerte… -Ángel le sonrió y ella se acercó a besarle-
Terminó de bajárselos y, seguidamente, los tiró al suelo y trepó por la cama tumbándose sobre él.
Patricia: Ángel… -Susurró sobre su pecho-
Ángel: No importa Patri, no hace falta que sigamos si no estás segura… -Le dijo mientras le acariciaba el pelo-
Patricia: No es eso cariño, solo quiero que vayas despacio y me dejes disfrutar, ¿vale?
Depositó un suave beso en su clavícula y él, agarrándola por la cintura, volvió a ponerse sobre ella de una forma tan lenta que a Patricia le pareció una coreografía ensayada hasta la saciedad.
Ángel: Tranquila. –Fue lo último que murmuró cerca de sus labios antes de besarla y dirigirse a sus pantalones-
Se desprendió de ellos poco a poco, observando cada poro de la piel de Patricia que se descubría ante él como un tesoro inquebrantable.
Patricia se puso de rodillas y agarró las manos de Ángel para luego acercarlas al cierre de su sujetador. Él acarició su espalda un poco y luego lo desabrochó mientras besaba su cuello y rozaba su vientre con una de sus manos.
Ángel: ¿Estás segura? –Patricia asintió levemente y se fue quitando la última prenda que le quedaba ella misma-
Él hizo lo mismo con sus boxers. Tiró las dos prendas al suelo y abrazó a Patricia, que seguía de rodillas sobre la cama.
Ángel: Puedo esperar… -Le dijo mientras la envolvía con sus brazos-
Ella se separó de él y le miró a los ojos. Sonrió y le besó.
Patricia: Estoy preparada. –Y esto fue lo último que él necesito oír-
Se incorporó un poco y fue sentando a Patricia sobre sus piernas. Ella se estremeció al sentir su miembro entre sus piernas y él no pudo evitar sonreír. La besó mientras entraba lentamente en ella pero no logró callar su gemido al percatarse de que ya estaba dentro.
Ella se acomodó un poco sobre él y Ángel, sin comenzar a moverse aún, volvió a besarla intensamente en los labios, saboreándolos y mordiéndolos suavemente cuando lograba atraparlos entre los suyos.
Agarrándola por los glúteos, estiró las piernas y se quedó sentado, aún dentro de ella y con su mirada clavada en sus ojos.
Patricia comenzó a mover las caderas despacio, llevando ella el ritmo. Ángel la dejó hacer y deshacer a su gusto por un rato, hasta que le pareció que el compás era demasiado lento y se dio la vuelta como pudo.
Ángel: Ven aquí. –Patricia se tumbó sobre él y Ángel, con la ayuda de sus manos, volvió a introducirse en ella.-
Esta vez el ritmo fue más frenético, menos cuidadoso y los gemidos que retumbaban por toda la habitación daban a entender lo mismo.
Sin dejar de moverse, Patricia se agachó un poco y mordió su barbilla suavemente. Él le sonrió y calló uno de sus gemidos con un beso.
Giraron por la cama varias veces. Él volvió a dejarle llevar las riendas y no pudo evitar sonreír al ver que no volvía a ser tan lento como al principio.
Patricia: ¿Qué pasa? –Preguntó entre jadeos-
Ángel: Que te quiero. –Respondió antes de volver a besarla-
A ella no le dio tiempo a responder. Un escalofrío recorrió su columna y no pudo evitar agarrarse con fuerza a la espalda de Ángel, que aruñó sin darse cuenta.
Ángel: Quieta loba… -Le dijo sonriendo-
Patricia: Lo siento.
Ángel vio entonces que los ojos de ella se abrían con cierta sorpresa. Sus manos aún reposaban sobre sus hombros, ya lánguidas y muy cerca del punto donde lo habían arañado por accidente. En aquel momento observó que Patricia respiraba lenta y profundamente al tiempo que sus movimientos se tornaban cada vez más pausados. Él por su parte no logró reprimir una tímida sonrisa al darse cuenta de que su compañera también temblaba un poco.
Ella lo miró fijamente durante unos eternos segundos con aquellos ojos almendrados que tanto le perturbaban y las sienes perladas por el sudor, y justo en el instante en que él creyó que iba a decirle algo Patricia lo sorprendió con un prolongado beso por toda respuesta.
Notaba aquel calor palpitante entre las piernas, sentía cómo sus lenguas se enredaban la una en la otra. Era como si de repente lo viese todo bajo una extraña luz nueva, y por ello no pudo más que sonreírle al ver que él la reclinaba hacia atrás con sumo cuidado, colocándose aquella vez en posición dominante. Observó con deleite cómo sus labios a continuación trazaban muy suavemente la estrecha franja que separaba sus senos, a la par que sentía que toda la piel de su cuerpo se erizaba como sacudida por una pequeña descarga eléctrica.
Tanto uno como otra comprendieron en aquel momento que las palabras entre ellos ya no eran necesarias. Patricia se mordió el labio inferior al notar que el sexo de Ángel de nuevo se abría paso dentro de ella. Sus manos ya volvían a agarrarse a la espalda de su compañero con firmeza mientras éste sin dejar de mirarla la acometía a un ritmo creciente. Poco después al primer orgasmo le siguió el segundo, más intenso y prolongado que el anterior, y apenas unos instantes después oyó los ahogados jadeos de él. Instintivamente lo abrazó al notar el semen resbalando por la cara interna de sus muslos.
Finalmente, ambos cayeron rendidos sobre la cama. Ella sobre él, acariciándole el pecho con uno de sus dedos y con aquellas dos palabras retumbando con insistencia en lo más profundo de su cerebro: Te quiero.
Capítulo 11. Familia.
Ángel había logrado dormirse un ratito más y Patricia se había acomodado sobre su pecho. No dejaba de pensar en lo que le había dicho Ángel hacía veinte minutos y no conseguía que se le fuera de la cabeza.
Los dos estaban desnudos. Pero ella, además de esa desnudez física, acababa de darse cuenta de que él también se había despojado de la armadura que cubría sus sentimientos y se sentía mal por no haber sido capaz de responderle, por pensar que él entendía tanto su mirada que incluso sabría que había intentado transmitirle que lo quería desde el primer momento.
Se sintió estúpida y se levantó de la cama sin cumplir el tópico de la sábana, que estaba bajo el trasero de Ángel y le hubiera sido prácticamente imposible sacar sin despertarle.
Se puso la ropa interior y fue a la cocina a tomarse un vaso de agua y preparar algo para comer. Eran las cuatro de la tarde y ya empezaba a notar que sus tripas la mordían por dentro.
Con las pizzas ya en el horno, se estiró para coger una bandeja de encima del mueble y notó una de las manos de Ángel sobre la suya.
Ángel: Ya la cojo yo… -Ella le sonrió y puso refresco en dos vasos mientras él colocaba la bandeja sobre la encimera-
Patricia: Nos vamos a hinchar a comida basura pero con la hora que es… -Ángel se acercó a ella y le dio un beso-
Ángel: ¿Sabrás distinguir entre la masa que tiene gluten y la que no? –Ella echó a reír-
Patricia: Sí, a la mía le he puesto más amor. –Le sacó la lengua y él llevó los vasos a la mesa- Mi hija debe estar al llegar… En cuanto comamos nos damos una ducha e intentamos borrar esta cara de multiorgásmicos que tenemos, por favor. –Ángel soltó una carcajada y se atragantó con la coca cola-
Ángel: No sé si te será posible… Ese brillito en los ojos no lo tenías antes, ¿eh? –Patricia fue hasta él con las dos pizzas en la bandeja y la dejó sobre la mesa antes de sentarse en sus rodillas y besarle-
Patricia: Y tú esa sonrisilla tampoco, guapo… -Él volvió a besarla-
Ángel: Oye, ¿no crees que si queremos borrar la cara de placer, deberíamos comer tranquilamente y dejar esto para otro momento? –Patricia se levantó de sus piernas y se sentó en la silla-
Patricia: Tienes razón. –Él le sonrió y comenzaron a comer- ¿Te gusta? –Ángel asintió sonriendo- Pues ya puedes dejarla donde estaba, que esa es la mía. –Él terminó de comerse el trozo sin hacerle caso y ella le miró desafiante- Ey, ¡qué te he dicho que la dejas ahí! –Él siguió con otra porción-
Ángel: Venga ya… Tú no te comes todo esto…
Patricia: Ja que no… Cuando se trata de pizza, no te me pongas en medio, enano. –Arrancó la bandeja de las manos de Ángel y empezó a comerse su pizza. Él hizo lo mismo con la suya-
Terminaron de comer haciéndose los ofendidos. Ángel fregó la bandeja y se fue a la ducha. Patricia se terminó los dos vasos de refresco y fue a su habitación a recoger la cama para hacer tiempo hasta que él saliera.
Patricia: Oye Ángel… -Le dijo cuando le vio en el resquicio de la puerta, envuelto en una toalla y secándose la cabeza con otra-
Ángel: Sé lo que me vas a decir… Que para qué cojo dos toallas si casi no tengo pelo, ¿no? Tranquila que yo pongo la lavadora, que soy muy de estar por casa… Es la manía que tengo desde que era pequeño y… -Ella se echó a reír y le colocó el dedo sobre los labios para callarle-
Patricia: Que no es eso tonto… Solo quería asegurarme de que lo que me dijiste mientras hacíamos el amor… Vamos, que me gustaría saber si fue fruto del momento o lo sentías de verdad. –Él la abrazó por la cintura sin dejar de mirarla-
Ángel: Yo nunca te diría esas palabras si no las sintiera de verdad, Patricia. –Ella sonrió-
Patricia: Pues yo quiero que sepas que no te respondí porque… -Ángel no la dejó acabar-
Ángel: Sé que me quieres, tranquila.
Patricia: ¿Qué? –Preguntó asombrada-
Ángel: Has dicho que hemos hecho el amor, me quieres. –Le respondió sonriendo-
Patricia: Me gustaría que lo oyeras de mis labios…
Ángel: A ver, bésame. –Ella se acercó lentamente y le besó de la forma más intensa que pudo.- Ya me lo has dicho… -Dijo en cuanto terminaron de besarse. Ella le abrazó-
Patricia: Te quiero. –Le susurró en su oído- Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero… -Él la apretó más fuerte y la levantó del suelo-
Ángel: Te lo has tomado en serio, ¿eh? –Ella le sonrió-
Patricia: No sé como puedes ser así… Pero te mereces que te lo repita al menos las mismas veces que me has hecho sonreír.
Ángel: Uf… Pues tómate tu tiempo. –Oyeron el timbre y Patricia se bajó de sus brazos como pudo- Corre a la ducha que ya abro yo. –Ella le dio un pico y corrió hacia el baño.-
Leyre: ¿Preparado para cenar fuera? –Dijo ilusionada nada más entrar en la casa-
Ángel: ¿Has venido sola? –Preguntó él mirando a los dos lados del pasillo-
Leyre: Me ha traído Elena pero no encontraba aparcamiento. ¿Estás preparado o no? –Ángel sonrió-
Ángel: Sí.
Leyre: ¡BIEN! –Corrió por toda la casa y se metió en su habitación-
Patricia salió del baño envuelta en una toalla.
Patricia: ¿Qué son esos gritos?
Ángel: Creo que tu hija está deseando salir a cenar… -Le susurró desde el salón señalando a Leyre, que corría hacia el baño con ropa y una toalla en la mano-
Patricia: Quien la vea dirá que no le doy de comer… -Ángel se rió- Leyre cariño, ¿tanta prisa tienes?
Leyre: Sí. Tú no me dejas comer helados a partir de las diez de la noche, así que tenemos que cenar ya si no quiero quedarme sin él… -Patricia soltó una carcajada-
Patricia: Bueno… Por hoy, y solo por hoy, te dejo comer el helado aunque se nos pase un poquito la hora de las diez… -Leyre vio los cielos abiertos y corrió a abrazar a su madre-
Leyre: ¿De verdad?
Patricia: Sí… Anda, ve a bañarte con tranquilidad. –La niña se fue a la ducha y Patricia caminó hasta su habitación a vestirse- ¿Te encuentras mejor? –Le preguntó a Ángel, que la había seguido y estaba sentado sobre la cama-
Ángel: Mucho mejor. –Le contestó sonriendo mientras observaba como ella se ponía unos vaqueros-
Patricia: Oye que… Me he tomado la libertad de comprarte un billete para lo de Disney Land. –Ángel la miró asombrado- No te preocupes, solo lo he hecho porque estaba en la agencia y me acordé y… Bueno, que si no quieres ir me lo dices y lo cancelo.
Ángel: No he dicho que no quiera ir… Es solo que… Es el cumpleaños de tu hija y no sé si le gustaría que yo fuera.
Patricia: Por eso he pensado que le digamos esta noche que estamos juntos y bueno, que tú le preguntes si le haría ilusión que te vinieras con nosotras.
Ángel: ¿Yo? –Preguntó un poco nervioso-
Patricia: Sí Ángel, es mejor que se lo preguntes tú y nos dejemos de rodeos… Le caes muy bien a Leyre, no creo que se cabree ni nada por el estilo. Además, no tienes que decírselo esta noche… Aún no sabe que le voy a regalar el viaje.
Ángel tragó saliva. Patricia terminó de vestirse y seguidamente fue al baño a peinar a Leyre.
Salieron de casa a las nueve y decidieron ir caminando aún a riesgo de encontrarse con paparazzis. Patricia caminaba de la mano de su hija y Ángel intentaba mantenerse en un segundo plano, ella lo notó y le susurró algo a Leyre en el oído antes de acercarse a él y cogerle de la mano.
Ángel: Patri… ¿Te has dado cuenta de que tu hija está ahí delante? –Ella sonrió-
Patricia: Sí, por eso hemos cuchicheado… -La niña se paró antes de cruzar y esperó a que su madre y Ángel llegaran a su altura-
Leyre: Jo, lo siento Ángel… -Él frunció el ceño mirando a Patricia, que sonrió y levantó las cejas- Haber dicho antes que no te gusta andar solo… -Dijo la niña antes de alargar la mano y coger la que Ángel tenía libre-
A él le sorprendió mucho el gesto de Leyre y tardó unos segundos en poder cerrar la mano y apretársela cariñosamente.
Caminaron así hasta el Mcdonalds más cercano. Patricia y Leyre se sentaron en la mesa más alejada del bullicio y Ángel se encargó de pedir la comida para los tres.
Comenzaron a comer en silencio y Patricia notaba como su hija la miraba, luego miraba a Ángel y después volvía a mirarla a ella. Y sabía lo que pasaba, estaba completamente segura de que su hija estaba al corriente de todo y se iba a reír de ellos cuando se lo contaran. Ángel la vio sonreír pero no dijo nada.
Patricia: Leyre cariño… -La niña dejó la hamburguesa sobre la mesa y miró a su madre- Ángel y yo tenemos que contarte algo. –Observó como Ángel se ponía tenso y alargó la mano por debajo de la mesa y la apoyó en su rodilla-
Leyre: ¿Qué pasa?
Patricia: Pues… ¿Recuerdas lo que me dijiste cuando te expliqué lo de papá? –Ángel no entendía nada, pero no dijo ni una palabra-
Leyre: ¿Qué algún día encontrarías un príncipe azul que no destiñera con el tiempo? –Patricia sonrió y apretó la rodilla de Ángel, que correspondió su gesto acariciándosela-
Patricia: Sí cariño… ¿Y recuerdas lo que te dijo mamá?
Leyre: Um… -Pensó- Lloraste un poquito y me dijiste que sería la primera en enterarme cuando eso pasara, ¿no? –Patricia asintió sonriendo-
Patricia: Pues… He encontrado a mi príncipe. –Ángel suspiró pensando si se lo tomaría bien y Patricia le guiñó el ojo mientras esperaba la reacción de su hija, que les observaba a los dos sin mediar palabra- ¿No dices nada? –Leyre siguió comiendo en silencio-
Ángel: Leyre… Me gustaría que dieras tu opinión sobre esto. –Ella le miró sin entenderle- Tú eres lo más importante para tu madre y estoy seguro de que necesita saber lo que piensas.
Patricia: Sí cariño, me encantaría saberlo…
Leyre: Ángel es divertido… -Patricia sonrió levemente- Me dio chocolate cuando estaba malita y le gustan mis dibujos.
Patricia: Entonces…
Leyre: Me parece bien.
Patricia se levantó de su asiento y abrazó a su hija con fuerza.
Patricia: Te quiero, ¿lo sabías? –La niña correspondió a su abrazo mientras toqueteaba el pelo de su madre-
Leyre: Y por cierto mamá… Ya lo sabía. –Patricia echó a reír mirando a Ángel, que seguía observándolas ensimismado-
Patricia: Y yo sabía que lo sabías… Pero te prometí que te lo contaría la primera y he cumplido, ¿no? ¿No te alegras?
Leyre: Sí. –Su madre volvió a sentarse en su asiento y Leyre miró a Ángel, que le sonrió con sinceridad-
p.a.t.r.ii- Mensajes : 440
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: "Ohana"
Capítulo 12. Tarde de domingo rara.
Terminaron de cenar y salieron del restaurante. Pasearon por los alrededores hasta que Leyre se soltó de la mano de su madre y se paró en un escaparate.
Patricia: ¿Qué pasa? –Preguntó deteniéndose también-
Leyre: Mamá… Heladería… -Ángel se echó a reír-
Patricia: Anda, se me había olvidado… ¿Quieres uno? –Le pregunto a él, que estaba sacándose la cartera del bolsillo-
Ángel: Sí, pero ahora invito yo. –Los tres se acercaron a la heladería y Patricia no pudo evitar reírse al ver a Leyre con la cabeza pegada al cristal- ¿De qué lo queréis?
Leyre: De chocolate y turrón…
Patricia: Yo no quiero… -Ángel lo comprendió y le señaló un cartelito que colgaba de la nevera- Anda, sin gluten… Pues entonces de turrón.
Ángel: Y el mío de chocolate y limón. –La dependienta fue a prepararlos-
Leyre: Puaag, ¿chocolate y limón? –Ángel se echó a reír-
Ángel: Está muy bueno…
Leyre: ¿Puedo probar? –Preguntó alargando la mano para agarrar su cucharilla-
Ángel: Eh… Claro. –Contestó mientras cogía el helado de manos de la dependienta y se lo acercaba-
Leyre: Está rico. –Dijo sonriendo. Ángel pagó los tres helados y volvieron a la calle- Mamá… ¿Qué hora es?
Patricia: Son las… Son casi las doce. –Leyre bostezó- ¿Estás cansada? –Asintió con la cabeza-
Ángel: Mejor nos vamos ya, que yo tampoco me he abrigado mucho y no quiero volver a tener fiebre… -Patricia sonrió y los tres regresaron a casa-
Nada más llegar, se acostaron y se quedaron dormidos enseguida.
oOoOoOoOoOoOoOo
Al día siguiente, Patricia se levantó temprano porque le estaba sonando el móvil. Era un mensaje de su amiga Elena, que necesitaba que la ayudara con algo y le pedía que fuera a su casa en cuanto pudiese. Ella le respondió que iría en cuanto se duchara y le diera el desayuno a Leyre.
Ángel: ¿Qué pasa? –Le preguntó mientras se incorporaba y la abrazaba por detrás-
Patricia: Elena me ha mandado un mensaje para que vaya a su casa… Creo que le ha pasado algo y me necesita, no me ha dicho nada más… -Dejó el móvil sobre la mesilla y se giró para besarle- Voy a ir a despertar a Leyre para que se venga conmigo, ¿vale? –Fue a levantarse y él la agarró del brazo-
Ángel: Oye que… Si quieres… -Patricia le observaba curiosa- Bueno, que yo puedo quedarme aquí con Leyre. –Ella le sonrió- Para que no tengas que despertarla y… Eso. –Se acercó a él y le dio un beso corto en los labios-
Patricia: Gracias. –Él le sonrió- Pues me voy a la ducha. –Se metió en el baño y Ángel siguió durmiendo.-
Él volvió a despertarse una hora más tarde y se metió en la ducha. Pensó que sería bueno ir a su casa a coger algunas cosas y a adecentarla un poco, que hacía días que no se pasaba por allí.
Se dirigió a la habitación de Leyre y vio que seguía durmiendo. Inmediatamente, su mente recordó a Patricia la primera noche que pasaron juntos y no pudo evitar sonreír al ver que incluso la expresión de la cara era idéntica a la de su madre.
Se acercó a ella y estuvo unos minutos pensando en la forma menos brusca para despertarla.
Ángel: Leyre… -Le susurró sin acercarse mucho-
La niña giró sobre si misma y pegó la cabeza a la pared. Él volvió a sonreír.
Ángel: Leyre… -Volvió a repetir acercándose un poco más-
Leyre: Mmmm… -Murmuró abriendo los ojos y estirándose-
Ángel: Buenos días… -Fue lo primero que se le ocurrió decir-
Leyre: ¿Y mamá? –Preguntó incorporándose-
Ángel: Ha tenido que ir a casa de Elena… Siento despertarte pero voy a ir a mi casa a coger unas cosas y no ibas a quedarte aquí sola… ¿Quieres desayunar? –Ella le sonrió-
Leyre: Sí.
Ángel: ¿Leche con colacao y un sándwich? –Leyre asintió- Pues ve vistiéndote y ahora te vienes a la cocina, ¿vale?
Ángel la dejó sola para que se vistiera y se marchó a la cocina a preparar el desayuno.
Ángel: ¿Ya estás? –Ella asintió con la cabeza y los dos se sentaron en la mesa a comer-
Él aprovechó un momento en el que Leyre fue al baño para coger el móvil y enviarle un mensaje a Patricia.
“Voy a ir a mi casa a coger algo de ropa, ¿vale? No te preocupes que Leyre se viene conmigo… Por cierto… ¿Dónde guardas las llaves del coche?”
Leyre: Ya está… -Ángel le sonrió-
Ángel: Estaba avisando a tu madre y pidiéndole las llaves del coche… ¿Tú sabes dónde están? –Ella negó con la cabeza- Bueno, no te preocupes… -Le dijo mientras señalaba el móvil, que acababa de empezar a vibrar-
“Las llaves están en el jarrón que hay en la mesa de mi habitación… Pasarlo bien. Un besito”
Y después de cogerlas, los dos pusieron rumbo a casa de Ángel.
Ángel: Voy a coger unas cosas de mi habitación, ¿vale? Quédate por aquí y ponte la consola o algo… -La niña dejó la chaqueta sobre el sillón y encendió la televisión. Él se fue a por ropa-
Al volver al salón, casi no hizo ruido y Leyre no se percató de su presencia. La niña estaba observando unos cuadros que había en la esquina de la habitación, justo al lado del mueble de la televisión. Él se acercó despacio.
Ángel: ¿Te gustan? –Preguntó sin levantar mucho la voz para no asustarla-
Leyre: Son muy bonitos… ¿De quién son? –Él sonrió-
Ángel: Los he pintado yo…
Leyre: ¿Sí? Jo, tú pintas mucho mejor…
Ángel: Tonterías… Yo con tu edad solo hacía garabatos que mis padres colgaban en la nevera por no despreciarme. –Leyre sonrió-
Todos los cuadros estaban a la vista menos uno, que estaba cubierto por una tela y bastante escondido.
Leyre: ¿Puedo ver este? –Preguntó rozando la tela con sus dedos-
Ángel: Adelante… -Le respondió-
Leyre: Vaya… -Susurró asombrada- ¿Es…? –Él sonrió-
Ángel: Es tu madre, sí…
Leyre: ¿Lo ha visto ella? –Ángel negó con la cabeza- ¿Por qué?
Ángel: Lo hice hace bastante tiempo… Iba a regalárselo por su cumpleaños pero al final me acobardé y lo guardé.
Leyre: Pues deberías regalárselo ahora…
Ángel: ¿Tú crees?
Leyre: Ajá… -Contestó asintiendo-
Ángel: Tengo una idea… -Dijo emocionado mientras cogía el cuadro y se iba corriendo a su habitación-
Volvió enseguida con el caballete, algunas pinturas y el portátil en la otra mano. Ella lo miraba sin entender nada y él solo le sonrió y se sentó en el sillón poniéndolo todo a su lado.
Ángel: ¿Qué tal si le pintas algo y se lo regalamos los dos?
Leyre: ¿Qué? No, no… -Tartamudeó nerviosa- Que si me equivoco…
Ángel: No digas tonterías, lo vas a dejar mucho más bonito y a tu madre le va a encantar –Encendió el ordenador y abrió Google- ¿Sabes cuáles son las flores favoritas de tu madre? –Ella negó- Bueno, da igual, yo sí… Las calas, le encantan las calas. –Leyre sonrió y él colocó el ordenador sobre sus piernas enseñándole las flores- ¿Puedes?
Leyre: Sí…
Ángel se levantó del sillón, le colocó las cosas y puso la pantalla hacia la niña para que pudiese ver bien la foto. Luego se fue a terminar de ordenar la habitación y meter la ropa en el bolso que pensaba llevarse.
Ángel: ¿Cómo va? –Se acercó a donde Leyre estaba pintando y observó el cuadro- Te está quedando genial.
Leyre: ¿Seguro? –Él asintió-
Ángel: Le va a gustar muchísimo, ya verás…
Leyre: ¿Cuándo se lo damos?
Ángel: Mañana es tu cumpleaños, ¿no? ¿Qué tal si le damos a ella el cuadro y le damos las gracias por todo?
Leyre: ¿Yo por ser mi madre y tú por ser tu novia? –Ángel se echó a reír-
Ángel: Yo creo que hay muchas cosas más por las que debemos darle las gracias…
Leyre: ¿Le escribimos una carta?
Ángel: Buena idea… Voy escribiendo yo en lo que tú terminas de pintar, ¿vale? –Se levantó del sillón y fue a por un papel y un bolígrafo-
[/i]“Probando, probando… -Carraspea mientras golpea el bolígrafo con la mano derecha- ¿Qué tal, princesa? Yo estoy aquí, con la tuya en mi casa. Te estoy escribiendo esto porque entre tu hija y yo hay una conexión especial y empezamos con la idea de regalarte un cuadro que pinté hace mucho tiempo, y acabamos dándote las gracias.
¿Gracias por qué? Te estarás preguntando mientras lloras de emoción y me besas –Bueno, esto no que estará tu hija delante y me da corte- Gracias por ser siempre tú, por conseguir que me sienta cómodo en situaciones en las que normalmente querría tirarme por un puente, por quererme, por sonreírme siempre incluso cuando estoy de mal humor y solo quiero estar solo, por hacérmelo todo tan fácil…
¿Sabes? Este cuadro lo pinté una semana antes del primer cumpleaños que pasamos juntos. Nunca me atreví a dártelo y finalmente me decidí por un libro. No le he regalado jamás un cuadro a nadie y no me sentía seguro para dártelo a ti. Lo tenía guardado casi sin acordarme de él, pero tienes una hija muy persuasiva que ha conseguido que cambie de opinión.
Y nada más preciosa, que no te pienses que tienes a un loco por… ¿Novio? Bueno, lo que quiera que seamos, que aún es pronto para decidirlo. No suelo ser romántico ni nada por el estilo pero creo que los detalles que está incluyendo Leyre en el cuadro te van a encantar. Merece la pena regalártelo solo por eso. Te quiero.”[/i]
En cuanto terminó de escribirla se percató de que Leyre había acabado hacía un rato de pintar y le miraba, seguramente riéndose de la cara de idiota que se le había quedado.
Ángel: ¿Quieres ponerle tú algo? –Le preguntó tendiéndole el bolígrafo-
Leyre: No, que mi letra es muy rara… -Él le sonrió-
Ángel: Entonces haremos una cosa… Coge el pincel y pon tu nombre y el mío en la esquina de abajo, ¿vale? –La niña le correspondió la sonrisa e hizo lo que le pedía- Eso, pon la tilde en la A y ya dejamos que se seque.
Pusieron el cuadro en el balcón para que se fuera secando. Eran ya las tres de la tarde y los dos empezaban a tener hambre.
Ángel. Voy a llamar a tu madre a ver que hacemos… -Cogió el móvil y marcó el teléfono de Patricia, que le contestó enseguida-
Patricia: ¿Cómo están mis dos enanos?
Ángel: Muertos de hambre… -Patricia soltó una carcajada-
Patricia: Ya, estoy tardando mucho, ¿no?
Ángel: Bueno, no pasa nada pero si vas a estar mucho más me llevo a tu hija a comer algo, ¿eh? Que no podemos más…
Patricia: Vale, pero que coma bien y nada de golosinas, ¿sí?
Ángel: Te la paso y se lo dices tú, a mí no me metáis… -Le acercó el teléfono a Leyre, que no necesitó que su madre le dijese nada-
Leyre: Prometo no pedir helados, ni chocolatinas… -Ángel no pudo evitar reírse-
Patricia: ¿Te lo estás pasando bien?
Leyre: Sí, Ángel es guay.
Patricia: Pues nada, mi vida… ¿Me quedo a vivir con Elena y tú te quedas con Ángel? –Le preguntó riéndose-
Leyre: Bueno, pero nos vamos a vivir a casa, que me gusta más… -Patricia se echó a reír y le pidió que le pasara el teléfono a Ángel-
Ángel: A saber por qué os reís tanto…
Patricia: Oye… Estaros a las siete en casa que quiero ir a dar un paseíto, ¿vale?
Ángel: Vale… Hasta luego.
Patricia: Hasta luego guapo… -Los dos colgaron-
Ángel: ¿Qué se le apetece comer a la pintora? –Preguntó mientras agarraba su mochila y metía el móvil y las llaves dentro-
Leyre: Mmm… Pizza no… -Ángel se rió- Quiero lasaña…
Ángel: ¿Lasaña? Hay un italiano muy cerca de aquí… Vamos.
Terminaron de comer y como era temprano, decidieron ir caminando hasta casa de Patricia. La esperaron media hora hasta que volvió y los tres salieron a dar un paseo.
Capítulo 13. Imprudencia y valentía.
A la mañana siguiente, Ángel se despertó a su hora y Patricia se levantó al escuchar el despertador.
Ángel: Lo siento, no quería despertarte…
Patricia: No, no… Si tengo que llevar a Leyre al colegio, que ya está mejor…
Ángel: Ah bueno… Voy a ducharme y vamos juntos, ¿vale?
Patricia: Vale. –Ángel le dio un beso y fue a la ducha-
Patricia se acercó a la habitación de Leyre y le dio un beso en la mejilla para despertarla.
Patricia: Grandullona… -Le dijo mientras le acariciaba la tripa por debajo del pijama- Venga que se nos hace tarde… -Leyre abrió los ojos- ¡Felicidades! –La niña sonrió y se abrazó a su madre- Vístete que luego te doy el regalito y salimos por ahí a comer algo… -Leyre se levantó y comenzó a vestirse mientras Patricia hacía su cama- Hay que ver… Ocho años ya la enana… -Ángel, que salía de la ducha, la abrazó por detrás-
Ángel: Y cada vez se parece más a ti… Llegará un momento en el que me enamore de ella y tú pases a ser su abuela… -Patricia se echó a reír y le dio un codazo- Voy a felicitarla, ¿vale? –Ella asintió con la cabeza y Ángel fue a la habitación de Leyre-
Tocó en la puerta y esperó a que ella le diese permiso para entrar.
Ángel: Hola… -La niña le sonrió- ¿Cómo se siente uno con ocho años?
Leyre: ¿Tú no los tuviste? –Ángel se echó a reír y se sentó en la cama mientras Leyre preparaba la mochila-
Ángel: Claro… Y recuerdo que era bastante más bajito que tú.
Leyre: Es que mi madre es más alta…
Ángel: Claro…
Leyre: ¿Vas a venir luego a celebrarlo con nosotras?
Ángel: ¿Quieres tú que vaya?
Leyre: Claro que sí. –Le respondió mientras se colgaba la mochila al hombro e iba a decirle a su madre que ya estaba lista-
oOoOoOoOoOoOoOo
Cuando llegaron al plató, Berta les estaba esperando en el parking y Patricia se preocupó un poco.
Berta: Hola, ¿qué tal Ángel? Adiós Ángel –Soltó lo más rápido que pudo mientras le daba una palmadita en el hombro-
Ángel: Em… Hola Berta –Murmuró desconcertado mientras Patricia no podía evitar reírse-
Berta: ¡Pero vete ya! Cosas de mujeres… Ya sabes… -Le hacía gestitos con los dedos que él no lograba comprender, pero el “vete ya” había sido muy claro y conciso-
Ángel: Pues hasta luego… -Le sonrió a Patricia de una forma que casi consiguió que se derritiera y se marchó a preparar su guión-
Patricia: ¿Qué pasa Ber? –Preguntó en cuanto se quedaron solas-
Berta: ¿Todavía tienes la cara de preguntar? –Le berreó mientras gesticulaba con las manos y le mostraba la portada de una revista-
Patricia: Mierda… -Resopló Patricia-
Berta notó que le había dolido y dejó su indignación de amiga para otro momento.
Berta: Ey… ¿Qué pasa? –Le preguntó mientras le levantaba la cabeza con la mano para mirarla-
Patricia: Que soy gilipollas Berta… Que sé como es Ángel y no se me ocurre otra cosa que cogerle la mano por la calle… ¿Qué pone? –Preguntó mientras señalaba la revista-
Berta: Tonterías, cariño… Lo de siempre. –Patricia se la arrebató de las manos-
Patricia: ¿Pone que estamos juntos? –Berta asintió- ¿Dice que ya hasta salimos con mi hija? –Su amiga volvió a asentir- ¿Nos ven felices?
Berta: Sí…
Patricia: Pues entonces no son tonterías… -Y Berta, que era buena amiga pero demasiado entusiasta, no pudo evitar que su sonrisa se ensanchara y abrazó a Patricia-
Berta: ¿Estáis juntos? ¿De verdad? –La presentadora le sonrió levemente-
Patricia: Te lo cuento todo luego pero por favor… -Juntó sus manos y Berta volvió a abrazarla-
Berta: Ve antes a hablar con él…
Patricia: Gracias… -Corrió por el parking y fue hasta la sala de guionistas a por Ángel-
Berta: Pero si se me ha llevado la revista… ¡Será rácana la tía…!
Patricia se apoyó en el resquicio de la puerta observando como Ángel y Dani escribían ensimismados en sus ordenadores. Ángel se percató de su presencia y la miró sonriendo.
Ángel: ¿Pasa algo? –Preguntó incorporándose y aproximándose a ella-
Patricia: ¿Podemos hablar cinco minutos? –Él miró a Dani, que le hizo un gesto con la cabeza para que fuera-
Ángel: Vamos…
Caminaron hasta el camerino de Patricia y nada más entrar, él se lanzó a sus labios.
Patricia: Ey, ey… -Le paró los pies riéndose-
Ángel: Yo pensaba que era esto lo que entendías por hablar en horas de trabajo… -Ella le dio un codazo- No, ahora en serio… Te noto más seria desde que has hablado con Berta… No te habrá dicho que es más guapa ella que tú, ¿verdad?
Patricia: ¿Te quieres callar? –Él le hizo caso y se sentó en el sillón- Quería que vieras esto estando yo delante… -Le acercó la revista a sus manos y notó como los músculos de su mandíbula se tensaban conforme veía las fotos y lo leía por encima- Lo siento… Lo siento de verdad. Yo…
Ángel: Arriesgamos demasiado… -Susurró y ella le miró extrañada porque esperaba otra reacción-
Patricia: Es que cuando se me apetece cogerle la mano a alguien no voy pensando en si me van a pillar los paparazzis… Simplemente me lo pedía el momento y… -Ángel acomodó su mano sobre su muslo y le sonrió con ternura-
Ángel: No pasa nada, ¿vale? Esto no me hace feliz pero tampoco me voy a poner como un energúmeno.
Patricia: Debimos ser más prudentes…
Ángel: Es complicado ir contigo por la calle y reprimir los deseos de besarte o de sonreírte… -Ella se acercó y le besó dulcemente en los labios- Lo que me jode más es que hablen de la niña…
Patricia: Al menos no sale en la foto…
Ángel: No, si al final voy a tener que darles las gracias… -Patricia le sonrió con ternura-
Patricia: ¿Sabes? –Él la miró- Me gustaría meter una broma sobre esto…
Ángel: ¿De verdad? –Patricia asintió- ¿No estamos siendo demasiado imprudentes?
Patricia: Tu definición de imprudentes y la mía de valientes son muy parecidas… -Ángel sonrió-
Ángel: Te quiero. –Fue lo último que le dijo antes de coger la revista y salir corriendo del camerino-
Cuando a Patricia aún no le había dado tiempo ni de borrar la sonrisa, le llegó un mensaje: ”O me devuelves la revista o vendo tus fotos desnuda de cuando eras pequeña, tú sabrás…”. Soltó una carcajada y fue a que la maquillaran y peinaran.
Se metió en el camerino en cuanto terminaron de adecentarla y justo detrás entró Berta como un elefante en una cacharrería.
Berta: ¡Cuéntamelo todo! –Patricia se echó a reír-
Patricia: No sé de qué me hablas…
Berta: Por favor, Patri… Somos amigas desde hace mucho tiempo, te presto las revistas que acabo de comprar que ni siquiera he leído… ¿No te parezco una persona encantadora y de confianza? –Puso morritos-
Patricia: Tienes una cara que te la pisas… -Berta la miró asombrada- La revista me la he llevado sin que te dieras cuenta…
Berta: ¿Y te he matado yo por ello? No, ¿verdad? Pues empieza, ¡perraca!
Patricia le contó el principio de la historia. El beso que le había dado por hacer el tonto, que durmieron juntos esa noche aunque ella después decidió marcharse, que Ángel hizo lo imposible por volver a besarla…
Berta: ¿Te tocó el piano?
Patricia: Y otras cosas también… -Berta soltó una carcajada-
Berta: ¡Calla! que aún no vas por esa parte de la historia…
Así que su amiga continuó describiéndoselo todo intentando no recrearse mucho y no dar detalles.
Berta: ¿Cómo es? No me puedes decir que te has acostado con él y no decirme como es en la cama el pequeñín… -Patricia frunció el ceño- No digo nada, de verdad… Sabes que soy una tumba.
Patricia: Es… Una mezcla. Comenzó muy dulce, preocupándose por mí en todo momento, acariciándome…
Berta: Y terminó metiéndote el misil sin piedad, ¿no? –Patricia le soltó un codazo y Berta se echo a reír-
Patricia: Hombre… Yo no lo diría exactamente así, pero sí… ¿Sabes lo que más me gustó?
Berta: ¿Qué? –Preguntó con curiosidad-
Patricia: Que en ningún momento dejó de mirarme a los ojos mientras lo hacíamos. Le brillaban tanto que hacían que me quedara pegada a ellos… No te lo sé explicar.
Berta: Tú estás hasta las trancas… -Murmuró con los ojos como platos-
Patricia: Has descubierto la pólvora, puedes sentirte orgullosa… -Ironizó-
Berta: ¿QUÉ? –Gritó- Yo creí que estabais empezando a... A conoceros no porque lleváis tres años trabajando juntos… -Reflexionó- Pero bueno, a conoceros íntimamente…
Patricia: ¿De verdad cree que yo echaría a perder una amistad si no supiera de verdad lo que siento? –Berta reflexionó unos segundos-
Berta: ¿Os lo habéis dicho ya? –Preguntó con unos ojillos que reflejaban su emoción-
Patricia: ¿Qué nos queremos? –Su amiga asintió- Sí… Aunque estaba claro que no nos hacían falta las palabras… -Berta no pudo más y comenzó a llorar- ¿Qué te pasa?
Berta: Que me emociono tía… Tú sabes como soy yo… No sé, te veo tan feliz... -Patricia se levantó del sillón y le dio un abrazo-
Patricia: Te quiero más…
Berta: Y yo a ti… Pero no vamos a zumbar, que lo sepas.
Comenzó el programa y Patricia presentó a Ángel como siempre. Este apareció con una gabardina, un sombrero y unas gafas de sol. Se sentó a su lado encogiendo el cuello y Patricia, siguiendo el guión, se acercó un poco a él.
Patricia: ¿Pasa algo? –Le preguntó susurrando-
Ángel: Shh… Están por todas partes. –Ella puso una expresión extraña mirando a cámara y luego volvió a fijar la vista en él-
Patricia: ¿Quiénes? –Volvió a preguntar en voz baja-
Ángel: Los paparazzis… -Le contestó-
Justo en ese momento, Alberto aparecía en pantalla con la portada de la revista de fondo y señalándola como un crío cuando encuentra algo con qué sobornar a su hermano mayor.
Alberto: ¿Alguien me puede explicar esto?
Ángel: Shh… ¡Joder! –Exclamó llevándose un dedo a los labios-
Patricia: ¡Uala Ángel! No sabía que fueras tan viejuno… -Exclamó sorprendida-
Ángel: ¿Qué mierda dices?
Patricia: ¡Conoces a Brigitte Bardot! –Gritó ilusionada-
Ángel: No hija mía, no… Esa eres tú, guapa.
Patricia: Uy… ¿Esa de ahí soy yo? –Continuó diciendo como si no se enterase de nada-
Ángel: O tú, o tu hermana gemela… Una de dos.
Patricia: ¿QUÉ? ¿Tengo una hermana gemela? –Sacó el móvil del bolso e hizo un amago de llamar a sus padres. Ángel la detuvo-
Ángel: Claro que eres tú, Patricia…
Patricia: ¿Y qué hacemos tú y yo ahí?
Ángel: ¿Qué vamos a hacer? –Preguntó para ganar tiempo, pero Patricia le miró con cara de niña buena y no le respondió- Estamos… Pues… Estamos…
Alberto: ¿Queréis saber lo que pienso yo sobe esto? –Ángel y Patricia se giraron hacia él furiosos-
- ¡NO! –Gritaron a la vez-
Alberto: Pues lo que pienso es que llevabais tres años de tensión sexual contenida por el miedo a equivocaros y joder la química que tenéis entre vosotros… -Patricia se puso las gafas y comenzó a hacer ganchillo y Ángel miró al ordenador y empezó a escribir en el foro- Pero ahora os habéis dado cuenta de que os es imposible vivir el uno sin el otro y habéis salido a la calle a demostrar vuestro amor ante toda España. –Ángel hizo una mueca al escuchar la última palabra-
Ángel: Joder con el gilipollas este… Nunca dice nada interesante y hoy le ha dado por “profundizar” –Comentó mientras seguía escribiendo y solo dejaba el teclado para hacer las comillas con los dedos-
Patricia: En realidad el que ha profundizado aquí eres tú… -Soltó como si nada dejando la tela sobre la mesa y haciendo una “L” con los dedos de la mano derecha que luego se llevó a la cara y apoyó en su barbilla de forma sutil-
En ese momento entraron Miki, Dani y Berta con los ojos como platos y las bocas entreabiertas.
Miki: ¡AAAAAAAY OMÁ! ¡AAAAY! ¿Dónde están los documentos gráficos? ¿Dónde? –Gritó mientras buscaba bajo la mesa bajo la atenta mirada de Ángel y Patricia-
Dani: Joder macho… Yo pensaba que confiabas un poquito más en mí… -Le susurró a su amigo dándole palmadas en la espalda-
Berta: ¿Tú… Tú y este estáis… Eso? –Les señaló a ambos varias veces-
Patricia: ¿Qué si estamos qué? –Preguntó haciéndose la inocente-
Berta: Pues… Ya sabes.... –Dijo haciendo el gesto de “zumbar” con las manos-
Patricia: ¿QUÉ? ¡NO! –Hizo amago de vomitar- Profundizar en la amistad y eso… ¡Tarados!
Ángel: Bonita ironía… -Refunfuñó Ángel mirando a Dani-
Berta: Amistad… Sí, claro… Lo que yo decía… -Se dirigió hasta la puerta cabizbaja y cuando la atravesó gritó- ¡ESTOS DOS ZUMBAN ALGÚN DÍA COMO BERTA QUE ME LLAMO! –Patricia hizo un gran esfuerzo por no reírse. Ángel le había pedido antes de entrar que intentara que todo saliera como si lo tuvieran ensayado para ellos y natural para los espectadores-
Dani: Gracias tío, sabía que no me decepcionarías… -Murmuró emocionado yendo hacia la puerta-
Patricia: ¿Y tú no vas a odiarme por dejarte sacar conclusiones equivocadas? –Le preguntó a Miki poniendo cara triste-
Miki: ¿Eh? –Respondió zarandeando la cabeza hacia los lados- No… Si yo solo quería verte desnuda… Me da igual quien te cabalgue. –Fue lo último que soltó como si nada antes de marcharse él también y dejar a Patricia tapándose la risa con las manos-
Ángel: Y sí amigos… Esto es lo que yo llamo un momento desconcertante.
Patricia: Sigue con lo tuyo, por favor.
Terminaron de cenar y salieron del restaurante. Pasearon por los alrededores hasta que Leyre se soltó de la mano de su madre y se paró en un escaparate.
Patricia: ¿Qué pasa? –Preguntó deteniéndose también-
Leyre: Mamá… Heladería… -Ángel se echó a reír-
Patricia: Anda, se me había olvidado… ¿Quieres uno? –Le pregunto a él, que estaba sacándose la cartera del bolsillo-
Ángel: Sí, pero ahora invito yo. –Los tres se acercaron a la heladería y Patricia no pudo evitar reírse al ver a Leyre con la cabeza pegada al cristal- ¿De qué lo queréis?
Leyre: De chocolate y turrón…
Patricia: Yo no quiero… -Ángel lo comprendió y le señaló un cartelito que colgaba de la nevera- Anda, sin gluten… Pues entonces de turrón.
Ángel: Y el mío de chocolate y limón. –La dependienta fue a prepararlos-
Leyre: Puaag, ¿chocolate y limón? –Ángel se echó a reír-
Ángel: Está muy bueno…
Leyre: ¿Puedo probar? –Preguntó alargando la mano para agarrar su cucharilla-
Ángel: Eh… Claro. –Contestó mientras cogía el helado de manos de la dependienta y se lo acercaba-
Leyre: Está rico. –Dijo sonriendo. Ángel pagó los tres helados y volvieron a la calle- Mamá… ¿Qué hora es?
Patricia: Son las… Son casi las doce. –Leyre bostezó- ¿Estás cansada? –Asintió con la cabeza-
Ángel: Mejor nos vamos ya, que yo tampoco me he abrigado mucho y no quiero volver a tener fiebre… -Patricia sonrió y los tres regresaron a casa-
Nada más llegar, se acostaron y se quedaron dormidos enseguida.
oOoOoOoOoOoOoOo
Al día siguiente, Patricia se levantó temprano porque le estaba sonando el móvil. Era un mensaje de su amiga Elena, que necesitaba que la ayudara con algo y le pedía que fuera a su casa en cuanto pudiese. Ella le respondió que iría en cuanto se duchara y le diera el desayuno a Leyre.
Ángel: ¿Qué pasa? –Le preguntó mientras se incorporaba y la abrazaba por detrás-
Patricia: Elena me ha mandado un mensaje para que vaya a su casa… Creo que le ha pasado algo y me necesita, no me ha dicho nada más… -Dejó el móvil sobre la mesilla y se giró para besarle- Voy a ir a despertar a Leyre para que se venga conmigo, ¿vale? –Fue a levantarse y él la agarró del brazo-
Ángel: Oye que… Si quieres… -Patricia le observaba curiosa- Bueno, que yo puedo quedarme aquí con Leyre. –Ella le sonrió- Para que no tengas que despertarla y… Eso. –Se acercó a él y le dio un beso corto en los labios-
Patricia: Gracias. –Él le sonrió- Pues me voy a la ducha. –Se metió en el baño y Ángel siguió durmiendo.-
Él volvió a despertarse una hora más tarde y se metió en la ducha. Pensó que sería bueno ir a su casa a coger algunas cosas y a adecentarla un poco, que hacía días que no se pasaba por allí.
Se dirigió a la habitación de Leyre y vio que seguía durmiendo. Inmediatamente, su mente recordó a Patricia la primera noche que pasaron juntos y no pudo evitar sonreír al ver que incluso la expresión de la cara era idéntica a la de su madre.
Se acercó a ella y estuvo unos minutos pensando en la forma menos brusca para despertarla.
Ángel: Leyre… -Le susurró sin acercarse mucho-
La niña giró sobre si misma y pegó la cabeza a la pared. Él volvió a sonreír.
Ángel: Leyre… -Volvió a repetir acercándose un poco más-
Leyre: Mmmm… -Murmuró abriendo los ojos y estirándose-
Ángel: Buenos días… -Fue lo primero que se le ocurrió decir-
Leyre: ¿Y mamá? –Preguntó incorporándose-
Ángel: Ha tenido que ir a casa de Elena… Siento despertarte pero voy a ir a mi casa a coger unas cosas y no ibas a quedarte aquí sola… ¿Quieres desayunar? –Ella le sonrió-
Leyre: Sí.
Ángel: ¿Leche con colacao y un sándwich? –Leyre asintió- Pues ve vistiéndote y ahora te vienes a la cocina, ¿vale?
Ángel la dejó sola para que se vistiera y se marchó a la cocina a preparar el desayuno.
Ángel: ¿Ya estás? –Ella asintió con la cabeza y los dos se sentaron en la mesa a comer-
Él aprovechó un momento en el que Leyre fue al baño para coger el móvil y enviarle un mensaje a Patricia.
“Voy a ir a mi casa a coger algo de ropa, ¿vale? No te preocupes que Leyre se viene conmigo… Por cierto… ¿Dónde guardas las llaves del coche?”
Leyre: Ya está… -Ángel le sonrió-
Ángel: Estaba avisando a tu madre y pidiéndole las llaves del coche… ¿Tú sabes dónde están? –Ella negó con la cabeza- Bueno, no te preocupes… -Le dijo mientras señalaba el móvil, que acababa de empezar a vibrar-
“Las llaves están en el jarrón que hay en la mesa de mi habitación… Pasarlo bien. Un besito”
Y después de cogerlas, los dos pusieron rumbo a casa de Ángel.
Ángel: Voy a coger unas cosas de mi habitación, ¿vale? Quédate por aquí y ponte la consola o algo… -La niña dejó la chaqueta sobre el sillón y encendió la televisión. Él se fue a por ropa-
Al volver al salón, casi no hizo ruido y Leyre no se percató de su presencia. La niña estaba observando unos cuadros que había en la esquina de la habitación, justo al lado del mueble de la televisión. Él se acercó despacio.
Ángel: ¿Te gustan? –Preguntó sin levantar mucho la voz para no asustarla-
Leyre: Son muy bonitos… ¿De quién son? –Él sonrió-
Ángel: Los he pintado yo…
Leyre: ¿Sí? Jo, tú pintas mucho mejor…
Ángel: Tonterías… Yo con tu edad solo hacía garabatos que mis padres colgaban en la nevera por no despreciarme. –Leyre sonrió-
Todos los cuadros estaban a la vista menos uno, que estaba cubierto por una tela y bastante escondido.
Leyre: ¿Puedo ver este? –Preguntó rozando la tela con sus dedos-
Ángel: Adelante… -Le respondió-
Leyre: Vaya… -Susurró asombrada- ¿Es…? –Él sonrió-
Ángel: Es tu madre, sí…
Leyre: ¿Lo ha visto ella? –Ángel negó con la cabeza- ¿Por qué?
Ángel: Lo hice hace bastante tiempo… Iba a regalárselo por su cumpleaños pero al final me acobardé y lo guardé.
Leyre: Pues deberías regalárselo ahora…
Ángel: ¿Tú crees?
Leyre: Ajá… -Contestó asintiendo-
Ángel: Tengo una idea… -Dijo emocionado mientras cogía el cuadro y se iba corriendo a su habitación-
Volvió enseguida con el caballete, algunas pinturas y el portátil en la otra mano. Ella lo miraba sin entender nada y él solo le sonrió y se sentó en el sillón poniéndolo todo a su lado.
Ángel: ¿Qué tal si le pintas algo y se lo regalamos los dos?
Leyre: ¿Qué? No, no… -Tartamudeó nerviosa- Que si me equivoco…
Ángel: No digas tonterías, lo vas a dejar mucho más bonito y a tu madre le va a encantar –Encendió el ordenador y abrió Google- ¿Sabes cuáles son las flores favoritas de tu madre? –Ella negó- Bueno, da igual, yo sí… Las calas, le encantan las calas. –Leyre sonrió y él colocó el ordenador sobre sus piernas enseñándole las flores- ¿Puedes?
Leyre: Sí…
Ángel se levantó del sillón, le colocó las cosas y puso la pantalla hacia la niña para que pudiese ver bien la foto. Luego se fue a terminar de ordenar la habitación y meter la ropa en el bolso que pensaba llevarse.
Ángel: ¿Cómo va? –Se acercó a donde Leyre estaba pintando y observó el cuadro- Te está quedando genial.
Leyre: ¿Seguro? –Él asintió-
Ángel: Le va a gustar muchísimo, ya verás…
Leyre: ¿Cuándo se lo damos?
Ángel: Mañana es tu cumpleaños, ¿no? ¿Qué tal si le damos a ella el cuadro y le damos las gracias por todo?
Leyre: ¿Yo por ser mi madre y tú por ser tu novia? –Ángel se echó a reír-
Ángel: Yo creo que hay muchas cosas más por las que debemos darle las gracias…
Leyre: ¿Le escribimos una carta?
Ángel: Buena idea… Voy escribiendo yo en lo que tú terminas de pintar, ¿vale? –Se levantó del sillón y fue a por un papel y un bolígrafo-
[/i]“Probando, probando… -Carraspea mientras golpea el bolígrafo con la mano derecha- ¿Qué tal, princesa? Yo estoy aquí, con la tuya en mi casa. Te estoy escribiendo esto porque entre tu hija y yo hay una conexión especial y empezamos con la idea de regalarte un cuadro que pinté hace mucho tiempo, y acabamos dándote las gracias.
¿Gracias por qué? Te estarás preguntando mientras lloras de emoción y me besas –Bueno, esto no que estará tu hija delante y me da corte- Gracias por ser siempre tú, por conseguir que me sienta cómodo en situaciones en las que normalmente querría tirarme por un puente, por quererme, por sonreírme siempre incluso cuando estoy de mal humor y solo quiero estar solo, por hacérmelo todo tan fácil…
¿Sabes? Este cuadro lo pinté una semana antes del primer cumpleaños que pasamos juntos. Nunca me atreví a dártelo y finalmente me decidí por un libro. No le he regalado jamás un cuadro a nadie y no me sentía seguro para dártelo a ti. Lo tenía guardado casi sin acordarme de él, pero tienes una hija muy persuasiva que ha conseguido que cambie de opinión.
Y nada más preciosa, que no te pienses que tienes a un loco por… ¿Novio? Bueno, lo que quiera que seamos, que aún es pronto para decidirlo. No suelo ser romántico ni nada por el estilo pero creo que los detalles que está incluyendo Leyre en el cuadro te van a encantar. Merece la pena regalártelo solo por eso. Te quiero.”[/i]
En cuanto terminó de escribirla se percató de que Leyre había acabado hacía un rato de pintar y le miraba, seguramente riéndose de la cara de idiota que se le había quedado.
Ángel: ¿Quieres ponerle tú algo? –Le preguntó tendiéndole el bolígrafo-
Leyre: No, que mi letra es muy rara… -Él le sonrió-
Ángel: Entonces haremos una cosa… Coge el pincel y pon tu nombre y el mío en la esquina de abajo, ¿vale? –La niña le correspondió la sonrisa e hizo lo que le pedía- Eso, pon la tilde en la A y ya dejamos que se seque.
Pusieron el cuadro en el balcón para que se fuera secando. Eran ya las tres de la tarde y los dos empezaban a tener hambre.
Ángel. Voy a llamar a tu madre a ver que hacemos… -Cogió el móvil y marcó el teléfono de Patricia, que le contestó enseguida-
Patricia: ¿Cómo están mis dos enanos?
Ángel: Muertos de hambre… -Patricia soltó una carcajada-
Patricia: Ya, estoy tardando mucho, ¿no?
Ángel: Bueno, no pasa nada pero si vas a estar mucho más me llevo a tu hija a comer algo, ¿eh? Que no podemos más…
Patricia: Vale, pero que coma bien y nada de golosinas, ¿sí?
Ángel: Te la paso y se lo dices tú, a mí no me metáis… -Le acercó el teléfono a Leyre, que no necesitó que su madre le dijese nada-
Leyre: Prometo no pedir helados, ni chocolatinas… -Ángel no pudo evitar reírse-
Patricia: ¿Te lo estás pasando bien?
Leyre: Sí, Ángel es guay.
Patricia: Pues nada, mi vida… ¿Me quedo a vivir con Elena y tú te quedas con Ángel? –Le preguntó riéndose-
Leyre: Bueno, pero nos vamos a vivir a casa, que me gusta más… -Patricia se echó a reír y le pidió que le pasara el teléfono a Ángel-
Ángel: A saber por qué os reís tanto…
Patricia: Oye… Estaros a las siete en casa que quiero ir a dar un paseíto, ¿vale?
Ángel: Vale… Hasta luego.
Patricia: Hasta luego guapo… -Los dos colgaron-
Ángel: ¿Qué se le apetece comer a la pintora? –Preguntó mientras agarraba su mochila y metía el móvil y las llaves dentro-
Leyre: Mmm… Pizza no… -Ángel se rió- Quiero lasaña…
Ángel: ¿Lasaña? Hay un italiano muy cerca de aquí… Vamos.
Terminaron de comer y como era temprano, decidieron ir caminando hasta casa de Patricia. La esperaron media hora hasta que volvió y los tres salieron a dar un paseo.
Capítulo 13. Imprudencia y valentía.
A la mañana siguiente, Ángel se despertó a su hora y Patricia se levantó al escuchar el despertador.
Ángel: Lo siento, no quería despertarte…
Patricia: No, no… Si tengo que llevar a Leyre al colegio, que ya está mejor…
Ángel: Ah bueno… Voy a ducharme y vamos juntos, ¿vale?
Patricia: Vale. –Ángel le dio un beso y fue a la ducha-
Patricia se acercó a la habitación de Leyre y le dio un beso en la mejilla para despertarla.
Patricia: Grandullona… -Le dijo mientras le acariciaba la tripa por debajo del pijama- Venga que se nos hace tarde… -Leyre abrió los ojos- ¡Felicidades! –La niña sonrió y se abrazó a su madre- Vístete que luego te doy el regalito y salimos por ahí a comer algo… -Leyre se levantó y comenzó a vestirse mientras Patricia hacía su cama- Hay que ver… Ocho años ya la enana… -Ángel, que salía de la ducha, la abrazó por detrás-
Ángel: Y cada vez se parece más a ti… Llegará un momento en el que me enamore de ella y tú pases a ser su abuela… -Patricia se echó a reír y le dio un codazo- Voy a felicitarla, ¿vale? –Ella asintió con la cabeza y Ángel fue a la habitación de Leyre-
Tocó en la puerta y esperó a que ella le diese permiso para entrar.
Ángel: Hola… -La niña le sonrió- ¿Cómo se siente uno con ocho años?
Leyre: ¿Tú no los tuviste? –Ángel se echó a reír y se sentó en la cama mientras Leyre preparaba la mochila-
Ángel: Claro… Y recuerdo que era bastante más bajito que tú.
Leyre: Es que mi madre es más alta…
Ángel: Claro…
Leyre: ¿Vas a venir luego a celebrarlo con nosotras?
Ángel: ¿Quieres tú que vaya?
Leyre: Claro que sí. –Le respondió mientras se colgaba la mochila al hombro e iba a decirle a su madre que ya estaba lista-
oOoOoOoOoOoOoOo
Cuando llegaron al plató, Berta les estaba esperando en el parking y Patricia se preocupó un poco.
Berta: Hola, ¿qué tal Ángel? Adiós Ángel –Soltó lo más rápido que pudo mientras le daba una palmadita en el hombro-
Ángel: Em… Hola Berta –Murmuró desconcertado mientras Patricia no podía evitar reírse-
Berta: ¡Pero vete ya! Cosas de mujeres… Ya sabes… -Le hacía gestitos con los dedos que él no lograba comprender, pero el “vete ya” había sido muy claro y conciso-
Ángel: Pues hasta luego… -Le sonrió a Patricia de una forma que casi consiguió que se derritiera y se marchó a preparar su guión-
Patricia: ¿Qué pasa Ber? –Preguntó en cuanto se quedaron solas-
Berta: ¿Todavía tienes la cara de preguntar? –Le berreó mientras gesticulaba con las manos y le mostraba la portada de una revista-
Patricia: Mierda… -Resopló Patricia-
Berta notó que le había dolido y dejó su indignación de amiga para otro momento.
Berta: Ey… ¿Qué pasa? –Le preguntó mientras le levantaba la cabeza con la mano para mirarla-
Patricia: Que soy gilipollas Berta… Que sé como es Ángel y no se me ocurre otra cosa que cogerle la mano por la calle… ¿Qué pone? –Preguntó mientras señalaba la revista-
Berta: Tonterías, cariño… Lo de siempre. –Patricia se la arrebató de las manos-
Patricia: ¿Pone que estamos juntos? –Berta asintió- ¿Dice que ya hasta salimos con mi hija? –Su amiga volvió a asentir- ¿Nos ven felices?
Berta: Sí…
Patricia: Pues entonces no son tonterías… -Y Berta, que era buena amiga pero demasiado entusiasta, no pudo evitar que su sonrisa se ensanchara y abrazó a Patricia-
Berta: ¿Estáis juntos? ¿De verdad? –La presentadora le sonrió levemente-
Patricia: Te lo cuento todo luego pero por favor… -Juntó sus manos y Berta volvió a abrazarla-
Berta: Ve antes a hablar con él…
Patricia: Gracias… -Corrió por el parking y fue hasta la sala de guionistas a por Ángel-
Berta: Pero si se me ha llevado la revista… ¡Será rácana la tía…!
Patricia se apoyó en el resquicio de la puerta observando como Ángel y Dani escribían ensimismados en sus ordenadores. Ángel se percató de su presencia y la miró sonriendo.
Ángel: ¿Pasa algo? –Preguntó incorporándose y aproximándose a ella-
Patricia: ¿Podemos hablar cinco minutos? –Él miró a Dani, que le hizo un gesto con la cabeza para que fuera-
Ángel: Vamos…
Caminaron hasta el camerino de Patricia y nada más entrar, él se lanzó a sus labios.
Patricia: Ey, ey… -Le paró los pies riéndose-
Ángel: Yo pensaba que era esto lo que entendías por hablar en horas de trabajo… -Ella le dio un codazo- No, ahora en serio… Te noto más seria desde que has hablado con Berta… No te habrá dicho que es más guapa ella que tú, ¿verdad?
Patricia: ¿Te quieres callar? –Él le hizo caso y se sentó en el sillón- Quería que vieras esto estando yo delante… -Le acercó la revista a sus manos y notó como los músculos de su mandíbula se tensaban conforme veía las fotos y lo leía por encima- Lo siento… Lo siento de verdad. Yo…
Ángel: Arriesgamos demasiado… -Susurró y ella le miró extrañada porque esperaba otra reacción-
Patricia: Es que cuando se me apetece cogerle la mano a alguien no voy pensando en si me van a pillar los paparazzis… Simplemente me lo pedía el momento y… -Ángel acomodó su mano sobre su muslo y le sonrió con ternura-
Ángel: No pasa nada, ¿vale? Esto no me hace feliz pero tampoco me voy a poner como un energúmeno.
Patricia: Debimos ser más prudentes…
Ángel: Es complicado ir contigo por la calle y reprimir los deseos de besarte o de sonreírte… -Ella se acercó y le besó dulcemente en los labios- Lo que me jode más es que hablen de la niña…
Patricia: Al menos no sale en la foto…
Ángel: No, si al final voy a tener que darles las gracias… -Patricia le sonrió con ternura-
Patricia: ¿Sabes? –Él la miró- Me gustaría meter una broma sobre esto…
Ángel: ¿De verdad? –Patricia asintió- ¿No estamos siendo demasiado imprudentes?
Patricia: Tu definición de imprudentes y la mía de valientes son muy parecidas… -Ángel sonrió-
Ángel: Te quiero. –Fue lo último que le dijo antes de coger la revista y salir corriendo del camerino-
Cuando a Patricia aún no le había dado tiempo ni de borrar la sonrisa, le llegó un mensaje: ”O me devuelves la revista o vendo tus fotos desnuda de cuando eras pequeña, tú sabrás…”. Soltó una carcajada y fue a que la maquillaran y peinaran.
Se metió en el camerino en cuanto terminaron de adecentarla y justo detrás entró Berta como un elefante en una cacharrería.
Berta: ¡Cuéntamelo todo! –Patricia se echó a reír-
Patricia: No sé de qué me hablas…
Berta: Por favor, Patri… Somos amigas desde hace mucho tiempo, te presto las revistas que acabo de comprar que ni siquiera he leído… ¿No te parezco una persona encantadora y de confianza? –Puso morritos-
Patricia: Tienes una cara que te la pisas… -Berta la miró asombrada- La revista me la he llevado sin que te dieras cuenta…
Berta: ¿Y te he matado yo por ello? No, ¿verdad? Pues empieza, ¡perraca!
Patricia le contó el principio de la historia. El beso que le había dado por hacer el tonto, que durmieron juntos esa noche aunque ella después decidió marcharse, que Ángel hizo lo imposible por volver a besarla…
Berta: ¿Te tocó el piano?
Patricia: Y otras cosas también… -Berta soltó una carcajada-
Berta: ¡Calla! que aún no vas por esa parte de la historia…
Así que su amiga continuó describiéndoselo todo intentando no recrearse mucho y no dar detalles.
Berta: ¿Cómo es? No me puedes decir que te has acostado con él y no decirme como es en la cama el pequeñín… -Patricia frunció el ceño- No digo nada, de verdad… Sabes que soy una tumba.
Patricia: Es… Una mezcla. Comenzó muy dulce, preocupándose por mí en todo momento, acariciándome…
Berta: Y terminó metiéndote el misil sin piedad, ¿no? –Patricia le soltó un codazo y Berta se echo a reír-
Patricia: Hombre… Yo no lo diría exactamente así, pero sí… ¿Sabes lo que más me gustó?
Berta: ¿Qué? –Preguntó con curiosidad-
Patricia: Que en ningún momento dejó de mirarme a los ojos mientras lo hacíamos. Le brillaban tanto que hacían que me quedara pegada a ellos… No te lo sé explicar.
Berta: Tú estás hasta las trancas… -Murmuró con los ojos como platos-
Patricia: Has descubierto la pólvora, puedes sentirte orgullosa… -Ironizó-
Berta: ¿QUÉ? –Gritó- Yo creí que estabais empezando a... A conoceros no porque lleváis tres años trabajando juntos… -Reflexionó- Pero bueno, a conoceros íntimamente…
Patricia: ¿De verdad cree que yo echaría a perder una amistad si no supiera de verdad lo que siento? –Berta reflexionó unos segundos-
Berta: ¿Os lo habéis dicho ya? –Preguntó con unos ojillos que reflejaban su emoción-
Patricia: ¿Qué nos queremos? –Su amiga asintió- Sí… Aunque estaba claro que no nos hacían falta las palabras… -Berta no pudo más y comenzó a llorar- ¿Qué te pasa?
Berta: Que me emociono tía… Tú sabes como soy yo… No sé, te veo tan feliz... -Patricia se levantó del sillón y le dio un abrazo-
Patricia: Te quiero más…
Berta: Y yo a ti… Pero no vamos a zumbar, que lo sepas.
Comenzó el programa y Patricia presentó a Ángel como siempre. Este apareció con una gabardina, un sombrero y unas gafas de sol. Se sentó a su lado encogiendo el cuello y Patricia, siguiendo el guión, se acercó un poco a él.
Patricia: ¿Pasa algo? –Le preguntó susurrando-
Ángel: Shh… Están por todas partes. –Ella puso una expresión extraña mirando a cámara y luego volvió a fijar la vista en él-
Patricia: ¿Quiénes? –Volvió a preguntar en voz baja-
Ángel: Los paparazzis… -Le contestó-
Justo en ese momento, Alberto aparecía en pantalla con la portada de la revista de fondo y señalándola como un crío cuando encuentra algo con qué sobornar a su hermano mayor.
Alberto: ¿Alguien me puede explicar esto?
Ángel: Shh… ¡Joder! –Exclamó llevándose un dedo a los labios-
Patricia: ¡Uala Ángel! No sabía que fueras tan viejuno… -Exclamó sorprendida-
Ángel: ¿Qué mierda dices?
Patricia: ¡Conoces a Brigitte Bardot! –Gritó ilusionada-
Ángel: No hija mía, no… Esa eres tú, guapa.
Patricia: Uy… ¿Esa de ahí soy yo? –Continuó diciendo como si no se enterase de nada-
Ángel: O tú, o tu hermana gemela… Una de dos.
Patricia: ¿QUÉ? ¿Tengo una hermana gemela? –Sacó el móvil del bolso e hizo un amago de llamar a sus padres. Ángel la detuvo-
Ángel: Claro que eres tú, Patricia…
Patricia: ¿Y qué hacemos tú y yo ahí?
Ángel: ¿Qué vamos a hacer? –Preguntó para ganar tiempo, pero Patricia le miró con cara de niña buena y no le respondió- Estamos… Pues… Estamos…
Alberto: ¿Queréis saber lo que pienso yo sobe esto? –Ángel y Patricia se giraron hacia él furiosos-
- ¡NO! –Gritaron a la vez-
Alberto: Pues lo que pienso es que llevabais tres años de tensión sexual contenida por el miedo a equivocaros y joder la química que tenéis entre vosotros… -Patricia se puso las gafas y comenzó a hacer ganchillo y Ángel miró al ordenador y empezó a escribir en el foro- Pero ahora os habéis dado cuenta de que os es imposible vivir el uno sin el otro y habéis salido a la calle a demostrar vuestro amor ante toda España. –Ángel hizo una mueca al escuchar la última palabra-
Ángel: Joder con el gilipollas este… Nunca dice nada interesante y hoy le ha dado por “profundizar” –Comentó mientras seguía escribiendo y solo dejaba el teclado para hacer las comillas con los dedos-
Patricia: En realidad el que ha profundizado aquí eres tú… -Soltó como si nada dejando la tela sobre la mesa y haciendo una “L” con los dedos de la mano derecha que luego se llevó a la cara y apoyó en su barbilla de forma sutil-
En ese momento entraron Miki, Dani y Berta con los ojos como platos y las bocas entreabiertas.
Miki: ¡AAAAAAAY OMÁ! ¡AAAAY! ¿Dónde están los documentos gráficos? ¿Dónde? –Gritó mientras buscaba bajo la mesa bajo la atenta mirada de Ángel y Patricia-
Dani: Joder macho… Yo pensaba que confiabas un poquito más en mí… -Le susurró a su amigo dándole palmadas en la espalda-
Berta: ¿Tú… Tú y este estáis… Eso? –Les señaló a ambos varias veces-
Patricia: ¿Qué si estamos qué? –Preguntó haciéndose la inocente-
Berta: Pues… Ya sabes.... –Dijo haciendo el gesto de “zumbar” con las manos-
Patricia: ¿QUÉ? ¡NO! –Hizo amago de vomitar- Profundizar en la amistad y eso… ¡Tarados!
Ángel: Bonita ironía… -Refunfuñó Ángel mirando a Dani-
Berta: Amistad… Sí, claro… Lo que yo decía… -Se dirigió hasta la puerta cabizbaja y cuando la atravesó gritó- ¡ESTOS DOS ZUMBAN ALGÚN DÍA COMO BERTA QUE ME LLAMO! –Patricia hizo un gran esfuerzo por no reírse. Ángel le había pedido antes de entrar que intentara que todo saliera como si lo tuvieran ensayado para ellos y natural para los espectadores-
Dani: Gracias tío, sabía que no me decepcionarías… -Murmuró emocionado yendo hacia la puerta-
Patricia: ¿Y tú no vas a odiarme por dejarte sacar conclusiones equivocadas? –Le preguntó a Miki poniendo cara triste-
Miki: ¿Eh? –Respondió zarandeando la cabeza hacia los lados- No… Si yo solo quería verte desnuda… Me da igual quien te cabalgue. –Fue lo último que soltó como si nada antes de marcharse él también y dejar a Patricia tapándose la risa con las manos-
Ángel: Y sí amigos… Esto es lo que yo llamo un momento desconcertante.
Patricia: Sigue con lo tuyo, por favor.
p.a.t.r.ii- Mensajes : 440
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: "Ohana"
Capítulo 14. Cumpleaños feliz.
Acabaron de trabajar y a ella le pareció buena idea invitar a sus compañeros al cumpleaños de su hija. Leyre lo celebraría con sus amigas el fin de semana y seguro que estaría feliz de ver a Berta, a Miki, a Dani… A todos, pero especialmente a ellos tres, que eran como sus tíos.
Quedaron en un restaurante cercano a las diez y fueron a recoger a la niña.
Leyre: ¿Me vas a dar los regalos cuando lleguemos a casa? –Preguntó mientras Patricia arrancaba el coche-
Patricia: ¿Qué te hace suponer que son varios regalos? –Ángel sonrió e intentó ocultarse la cara tras las manos-
Leyre: Bueno, pues el regalo…
Patricia: Si te portas bien, a lo mejor… -Le respondió haciéndose la dura-
Llegaron a casa y Leyre se sentó en el sillón a esperar a que Patricia le diera su paquete.
Patricia: Anda toma… -La niña sonrió feliz y comenzó a abrir la caja envuelta en un papel con motivos Disney que tenían mucho que ver con el regalo-
Leyre: ¿Qué es esto? –Preguntó mostrándole un sobre a su madre-
Patricia: Ábrelo y lee… -Ella le hizo caso y su sonrisa se ensanchó en cuanto se dio cuenta de lo que era-
Leyre: ¿Nos vamos a Disney? –Se levantó del sillón y se abrazó a su madre emocionada-
Patricia: Sí, nos vamos a pasar la navidad allí…
Leyre: ¿Tú te vienes? –Ángel se quedó paralizado ante la pregunta y no pudo más que mirar a Patricia, que le sonrió-
Patricia: Si a ti no te molesta… -Comenzó a decir-
Leyre: No me molesta… -Le sonrió a Ángel y este se levantó del sillón correspondiéndole el gesto-
Ángel: Voy un segundo al baño…
Caminó por el pasillo y se metió en la habitación de Patricia. Cogió una caja de encima del armario y volvió al salón intentando ocultarla tras la espalda.
Ángel: Esto es para ti… -Leyre sonrió pensando que era el regalo que habían preparado ambos para su madre- No Leyre, es para ti… -Le confirmó sonriendo-
Patricia le miró desconcertada y la niña abrió la caja asombrada.
Leyre: ¡Un piano! –Gritó eufórica- Uala… -Corrió hacia Ángel y le dio un abrazo que a él le puso muy nervioso pero terminó correspondiendo- Pero no sé tocar… -Dijo sentándose en el sillón con el teclado sobre sus manos-
Ángel: Bueno… Es que hay otra sorpresa que, si tu madre está de acuerdo y tú quieres… -Ellas le miraron extrañadas y él continuó hablando- He conseguido que te hagan una prueba en la escuela de música dentro de un mes… -Patricia abrió los ojos como platos-
Patricia: ¿Una prueba? Pero no sabe…
Ángel: ¿Y para qué estoy yo aquí? –Preguntó interrumpiéndola-
Leyre: ¿Me enseñarás? –Sus ojos irradiaban felicidad. Ángel miró a Patricia-
Patricia: Por mí encantada. –Él le sonrió-
Ángel: Entonces… Empezamos cuando tú quieras.
Leyre: Muchas gracias Ángel, me encanta mi regalo.
Ángel: De nada.
Patricia: Y ahora a la ducha, que vamos a salir a cenar con los compis de mamá.
La niña se fue al baño y Patricia fue corriendo a besar a Ángel.
Ángel: Ey… ¿Y esto? –Preguntó mientras le colocaba el pelo detrás de la oreja y volvía a besarla lentamente-
Patricia: Sabes que vas a ser un gran padre, ¿verdad? –Él le sonrió levemente-
Ángel: No es lo mismo ser padre que ser amable con la infanta… -Patricia se echó a reír-
Patricia: ¿La infanta?
Ángel: Sí… Así se llama la hija de la reina, ¿no? –Ella le besó de nuevo-
Patricia: Te quiero…
Ángel: Y yo a ti…
Habían quedado a las diez en un restaurante cercano a la casa de Berta y en cuando Leyre terminó de ducharse, Ángel hizo lo mismo mientras Patricia ayudaba a su hija a escoger la ropa.
Patricia: ¿Te ha gustado el regalo? –Preguntó refiriéndose al que le había hecho Ángel-
Leyre: LOS regalos… -Especificó- Son geniales mamá, gracias.
Patricia: No tenía ni idea de lo del piano… Le ha debido costar un riñón… -Dijo más para si misma que para Leyre-
Leyre: ¡Voy a aprender a tocar el piano! –Gritó entusiasmada mientras se ponía la camiseta- Oye mami…
Patricia: Ay que se me pone tiernita… -Murmuró poniendo voz de niña y haciéndole cosquillas- Dime… -Se sentó en la cama y comenzó a mirarla para que siguiera hablando-
Leyre: En el viaje… -Se quedó callada y Patricia le sonrió cariñosamente-
Patricia: ¿Qué? –Indagó-
Leyre: ¿Te subirás en las atracciones conmigo? –Preguntó avergonzada-
Patricia: ¿Te preocupa algo, cariño?
Leyre: Es que… -Empezó a decir cabizbaja-
Patricia: Ah… Ya sé lo que pasa… Quieres saber si me voy a ir a todos lados con Ángel, ¿no? –La niña asintió- Cariño… -Se acercó a ella y la abrazó- Tú sabes que las navidades son en familia, ¿verdad? –Leyre volvió a asentir- Yo entiendo que lo de Ángel es muy reciente y para ti solo es un hombre que te ayuda con los deberes y juega contigo a la consola… -Sonrieron- Entonces yo he pensado que el viaje nos puede venir bien para conocernos mejor y ser como… -Se quedó pensando unos momentos porque no tenía ni idea de cómo explicárselo-
Leyre: ¿Una familia?
Patricia: No mi vida… Es pronto para pensar esas cosas… -Leyre sonrió complacida- Ángel se está portando genial con nosotras, ¿eh? –La niña iba a responderle cuando tocaron en la puerta de la habitación- ¿Has terminado?
Leyre: Sí.
Patricia: Pasa Ángel… -Él entró ya vestido y se echó a reír- ¿Qué? –Le preguntó divertida-
Ángel: Dos mujeres hablando a puerta cerrada… Esto me da miedito…
Leyre: Tú eres bueno con nosotros y nosotras hablamos bien de ti…
Ángel: Ah vale… Así que tengo que sobornaros para que no me critiquéis, ¿no?
Patricia: No…
Ángel: ¿No? ¿Y qué tengo que hacer entonces? –Patricia caminó hasta la puerta y se plantó delante de él-
Patricia: Ya te lo explico esta noche… -Pudo leer él en sus labios antes de que se fuera a duchar-
Ángel: ¿Preparamos el cuadro y la carta para cuando salga del baño? –Preguntó en cuanto reaccionó a lo que le había dicho Patricia-
Los dos se fueron al salón y colocaron el cuadro envuelto sobre el sillón.
Cuando Patricia terminó de ducharse y vestirse, fue a buscarlos al salón y sonrió al ver a Ángel tocando el piano y mostrándole a Leyre algunas notas. Se acercó a ellos y él le hizo gestos para que le entregara el regalo.
Patricia: ¿Esto qué es? –Comenzó a abrirlo despacio mientras les miraba a ambos-
Ángel: Eso es una demostración del arte que tiene tu hija…
Patricia terminó de abrirlo y lo inspeccionó ensimismada. Sostenía la carta en la otra mano y sin darse cuenta, unas lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas.
Ángel: Ey, ey… ¿Qué pasa? –Se acercó a ella y la abrazó por detrás. Patricia alzó las manos y se rodeó con los brazos de Ángel-
Patricia: Que os quiero… Y que es el regalo más bonito que me han hecho en la vida. Ven aquí mi vida… -Le dijo a su hija llorando-
La niña se aproximó a ellos y abrazó a su madre. Ángel fue a separarse para dejar que compartieran ese momento juntas pero notó como Leyre le agarraba de las manos para que no lo hiciera. Los dos la estrecharon entre sus brazos.
Leyre: Y yo te quiero a ti.
Ángel: Y yo… -Susurró en su oído-
No se separaron hasta que escucharon el sonido de un móvil. Patricia sonrió al notar como a Ángel y Leyre les había costado separarse para que ella lo cogiera.
Patricia: ¡Hola mami! –Exclamó eufórica en cuanto lo descolgó-
- Hola cariño… -Respondió su madre al otro lado de la línea- Siento no haber llamado antes para hablar con vosotras y felicitar a Leyre… Tu padre, que ha tenido un ligero accidente con un mueble de esos que se interponen de vez en cuando en su camino, y ya sabes… -Patricia se echó a reír-
Patricia: No es nada grave, ¿no? –Preguntó-
- No hija… Un dedo como un tomate un par de días y listo… ¿Qué tal estás?
Patricia: Genial mamá… Vamos a salir ahora a cenar con mis compañeros de trabajo y eso… No vendremos tarde porque la niña mañana tiene colegio. ¿Y tú?
- Yo muy bien… Echándoos de menos todos los días, mi vida… Tengo unas ganitas de daros un abrazo a las dos… -Instintivamente, Patricia miró hacia Ángel y Leyre y les sonrió-
Patricia: Y nosotras a ti… A lo mejor un día de estos te damos la sorpresa y aparecemos por allí…
- Eso me haría muy feliz y lo sabes… Por cierto cariño… -Patricia soltó una carcajada-
Patricia: Ya estabas tardando en preguntar…
- No, bueno… Tú sabes que nunca me meto en tus cosas pero es que hoy, nada más entrar en la panadería, la gente me ha felicitado y no sabía por qué y… -Notó como su madre se lo explicaba con ápice de tristeza en la voz que la hizo sentir muy mal-
Patricia: Mami… -Comenzó a decir contagiándose con el tono de decepción que había usado su madre sin darse cuenta- No te he dicho nada porque ha sido todo muy rápido… -Ángel observaba la cara de Patricia y como poco a poco la iba abandonando la sonrisa-
- No pasa nada… De verdad. ¿Estáis bien, al menos? –Ella sonrió un poquito-
Patricia: Sí, mamá… Muy bien.
- Pues me alegro mucho. Pasaros por aquí alguna vez, ¿vale?
Patricia: Lo intentaré…
- Y ahora pásame con la nena. –Patricia le dio el móvil a Leyre-
Leyre: ¡ABUELA! –Gritó la niña mientras corría por el salón con el teléfono en las manos-
Ángel: ¿Ha pasado algo? –Le preguntó mientras ella se le abrazaba y apoyaba la cabeza en su hombro-
Patricia: A mi madre le hubiese gustado enterarse de lo nuestro por mí… Es normal, ¿no? –Ángel asintió levemente mientras le acariciaba el pelo-
Ángel: Sí... Pero no ha sido culpa nuestra. En la revista ni siquiera se ve que vayamos de la mano…
Patricia: Ya… Aún así mucha gente se va a creer lo que pone… ¿Eres consciente de los problemas que vamos a tener con los periodistas? –Ángel suspiró-
Ángel: Hoy no había nadie en la puerta…
Patricia: Y bastante extrañada que estoy por eso… -Él le sonrió-
Ángel: Entonces no pensemos en cosas que aún no han pasado… ¿Vale? –Patricia asintió- Nos lo vamos a pasar muy bien en la cena y nada lo va a estropear.
Patricia: ¡Qué optimista!
Ángel: Te tengo a ti entre mis brazos… Tengo que serlo –Ella se separó un poco de él y le besó-
Capítulo 15. Hormonas.
Terminaron de arreglarse y salieron los tres del garaje en el coche de Patricia.
Patricia: Ya estaban tardando… -Murmuró cuando se dio cuenta de que algunos paparazzis los increpaban con cámaras y alcachofas-
Ángel: Tú tranquila, ¿vale? Vamos a ir a cenar todos juntos… No pueden sacar nada de esto –Patricia le miró de reojo mientras resoplaba-
Patricia: Claro… Y todos llegan por su cuenta menos nosotros dos, ¿no? –Refunfuñó-
Ángel: ¿Se puede saber qué te pasa? –Le preguntó mientras apoyaba la mano en su pierna. Ella desvió un segundo la mirada hacia él y luego volvió a mirar a la carretera enfada-
Patricia: ¡Que no nos merecemos esto!
Ángel: No es solo eso lo que te pasa… No es la primera vez que te persiguen los paparazzis y jamás has estado tan cabreada, ¿qué más te ocurre? –Ella no respondió y siguió concentrada en lo que estaba haciendo-
Leyre observaba todo desde el asiento de atrás y notaba como de vez en cuando, su madre la miraba por el retrovisor. La hizo sentir tan incómoda que acabó sacando la consola del bolso y poniéndose a jugar con ella sin prestar atención a nada. Patricia sonrió imperceptiblemente.
Llegaron al restaurante con el tiempo justo y vieron a Berta en la puerta, que les saludaba con la mano para avisarles de que estaban ya dentro.
Berta: ¡Felicidades requetepeque! –Gritó abrazando a Leyre-
Leyre: ¡No me llames así! –Le respondió riéndose mientras correspondía a su abrazo-
Berta: ¿Qué tal se ha portado mamá con los regalos? –Agarró a Leyre de la mano y la llevó a la mesa mientras esta le contestaba entusiasmada-
Patricia: Jamás pensé que Berta fuera tan intuitiva… -Ángel la miró extrañado aún sin bajar las escaleras del establecimiento- Está claro que se ha llevado a Leyre porque nos ha visto las caras…
Ángel: ¿Qué caras tenemos? –Preguntó-
Patricia: Yo cara de cabreo y tú…
Ángel: Cara de haberme quedado sin la explicación de esta noche, ¿no? –Dijo intentando quitarle un poco de hierro al asunto-
Patricia: No estoy enfadada contigo, Ángel… Simplemente me desconcierta que siendo tú el que casi nunca concede entrevistas y el receloso de su vida privada, estés tan tranquilo.
Ángel la agarró de la mano y la arrastró hasta el pasillo de los baños.
Patricia: ¿Qué hacemos aquí?
Ángel: Me apetecía besarte sin que nos viese nadie… ¿No es eso lo que quieres? –Ella se soltó de su mano y comenzó a caminar hacia las mesas-
Patricia: Sabes que odio cuando te pones irónico sin venir a cuento…
Ángel: Y yo odio que una panda de gente que no tiene nada que hacer en su vida, sea capaz de enfadarte tanto… -Murmuró cuando ella ya no podía oírle y luego se metió en el baño-
Mientras Berta y los demás charlaban con Leyre, Ángel se sentó al lado de Patricia en el único asiento libre que había. Sus compañeros les saludaron y los dos trataron en todo momento de ocultar que algo no iba bien.
Berta: Oye Patri… -Patricia dejó de mirar su tenedor ensimismada para atender a su amiga- Que el fin de semana tengo un reportaje en Valladolid y había pensado llevarme a Leyre y dejarla allí con tus padres hasta el domingo… -Ella le sonrió levemente y miró a su hija, que también la miraba entusiasmada-
Patricia: Creo que a la niña le ha hecho mucha ilusión… Así que… Yo no soy nadie para decir que no –Leyre siguió comiendo contenta y Patricia le guiñó un ojo a su amiga, que le devolvió el gesto con un ápice de preocupación en el rostro-
Todos siguieron comiendo y en un momento dado, Patricia se levantó para ir al baño y Ángel se apresuró a sacar el móvil y enviarle un mensaje.
”He roto mi palabra…” -Fue lo único que escribió esperando que ella lo entendiera-
”Yo también… Lo siento.” –Ángel, nada más leerlo, le mandó otro-
”¿Sabes que estás muy guapa cuando te enfadas?” –Y Patricia, sin reparar siquiera en el mensaje, le respondió con un escueto: ”Ven”
Ángel se metió el móvil en el bolsillo y se levantó discretamente de su asiento. Notó que Berta era la única que se había fijado en él y dirigió la mirada a la suya, guiñándole un ojo. Ella le correspondió con una sonrisa y siguió charlando tranquilamente con los demás.
Él se aproximó al baño de mujeres y tocó sin mucha intensidad en la puerta, que se abrió casi al mismo tiempo.
Ángel: Ey… ¿Qué te pasa? –Le preguntó mientras cerraba la puerta tras él y se acercaba a Patricia-
Patricia: Pues… Supongo que me he derrumbado y encima… -Señaló entre sus piernas mientras suspiraba-
Ángel: Vamos, que me he quedado sin lo de esta noche, ¿no? –Le sonrió - ¿Qué nos ha pasado antes? –Preguntó más serio y ella le miró de la misma forma-
Patricia: No lo sé… Yo… -Ángel notó que volvía a apenarse y se acercó más a ella, acomodando las manos en su cintura- Hormonas... Ya sabes. –Él le sonrió-
Ángel: ¿Quieres decir que no te ha parecido tan grave que nos siguieran?
Patricia: No me gusta nada, Ángel…-Él la rodeó con los brazos sin dejar de mirarla y ella se apoyó en su pecho - No sé explicarlo pero… No me gusta sentir algo que debería ser íntimo y descubrir al día siguiente la cara que pongo cuando eso pasa… Es una gilipollez, pero si sonrío porque algo me hace gracia, me gustaría recordarlo por mí misma y no que todo el mundo pudiese verlo… -Él la miraba ensimismado e intentando seguirla. Ella se echó a reír- Bah, déjalo, si es una tontería…
Ángel: No lo es… -Le susurró mientras le colocaba el pelo detrás de la oreja- Si yo he entendido bien, que a veces te lías sola… Quieres decir que no te gusta tener inmortalizados momentos en los que te ha pasado algo y no quieres que nadie más sepa, ¿no? –Ella asintió- Pues nadie lo diría con la de fotos que tienes… -Patricia se removió un poco entre sus brazos mientras se reía-
Patricia: Fotos que me hago yo porque me da la gana…
Ángel: Lo he entendido, solo era por fastidiar un poquito…
Patricia: Pues mira por donde, a mí se me había ocurrido una manera de arreglar un poquito lo de esta noche y ya se me ha olvidado…
Ángel: ¿Ah sí? –Preguntó mientras le alzaba la cabeza y atrapaba suavemente su labio inferior entre los suyos- ¿Segura? –Ella profundizó el beso lentamente-
Patricia: Segura… -Respondió antes de que él volviera a besarla- Pero puede que me acuerde si me sigues besando así…
Sus labios siguieron jugando y poco a poco entraron al trapo sus lenguas, que inspeccionaban cada rincón sin ningún miedo más que el de descubrir que ya no podían vivir la una sin la otra.
Patricia: Ey, ey… Para que me pones mala y estoy de baja –Él se echó a reír-
Ángel: ¡Maldita regla! –Refunfuñó haciéndola reír a ella-
Patricia: Pero no veas lo que me sabe el chocolate ahora… -Se dirigió a la puerta del baño y antes de salir miró a Ángel alzando las cejas- La tarta de Leyre… -Ángel salió detrás de ella sonriendo y volvieron a la mesa-
Berta sonrió al verles llegar y sentarse de nuevo juntos sin dejar de mirarse como dos tortolitos. Patricia hizo gestos al camarero y este les acercó la tarta mientras todos le cantaban el cumpleaños feliz a Leyre.
Berta: ¡Bieeen! –Gritó ella sola cuando todos habían terminado de cantar- Joder, ¡qué derroche de entusiasmo! –Patricia se echó a reír y luego se levantó de la silla, cogió a su hija de la mano y la acercó a la tarta-
Leyre: Uala… ¡Qué guay! –Chilló al ver los dibujitos de cerca- Pero cantasteis el cumpleaños feliz tan pronto que no me dio tiempo de pedir un deseo… -Miro a su madre, que no pudo evitar sonreír y empezar a cantar de nuevo. Todos se unieron y la niña sopló las velas en cuanto acabaron-
Entre Patricia y Berta la cortaron y Ángel, Leyre y Dani se encargaron de repartirla por las mesas. Después le dieron los regalos a la niña y comenzaron a marcharse todos.
Patricia: ¿Te han gustado?
Leyre: Sí… -Contestó sonriendo mientras miraba con atención su Ipod- ¿Al final voy a ir a ver a la abuela? –Patricia le sonrió-
Patricia: Berta dice que te lleva el fin de semana… -Respondió mientras cogían las cosas y se dirigían al coche- Quieres ir con ella, ¿no? –Leyre asintió- De todas maneras, antes de irnos a París pasaremos por allí unos días, ¿vale?
Leyre: Vale –Afirmó sonriendo-
Al llegar, Ángel se quedó en el salón viendo la tele y Patricia acompañó a Leyre su habitación.
Patricia: Ahora a dormir, que mañana tienes clase y luego no hay quien te despierte… -Le dijo mientras le colocaba el pijama sobre la cama y esperaba a que se cambiara- ¿Te lo has pasado bien?
Leyre: Sí… Pero mamá… -Susurró a la vez que se metía bajo las sábanas-
Patricia: Dime –Le contestó ella sentándose a su lado a arropándola-
Leyre: Si me voy el finde a casa de la abuela no podré celebrarlo con mis amigas… -Patricia notó que su hija se entristecía un poco y colocó la mano sobre su estómago-
Patricia: A veces no se puede tener todo…
Leyre: ¿Tengo que elegir? –Preguntó poniendo morritos y haciéndola reír. Su madre asintió- Es que…
Patricia: Leyre… Te han regalado un montón de cosas, nos vamos en navidad a París, te ofrecen ir a ver a los abuelos un fin de semana… ¿Todavía quieres más?
Leyre: Bueno… Prefiero y a ver a los abuelos ahora, que les echo de menos… -Dijo al fin, haciendo que Patricia sonriera y se acercara a darle un beso-
Patricia: Estoy orgullosa de ti… Un día de estos invitamos a tus compis a merendar por ahí y lo celebramos, ¿vale? –Leyre asintió- Que descanses, cariño.
Leyre: Hasta mañana, mami…
Acabaron de trabajar y a ella le pareció buena idea invitar a sus compañeros al cumpleaños de su hija. Leyre lo celebraría con sus amigas el fin de semana y seguro que estaría feliz de ver a Berta, a Miki, a Dani… A todos, pero especialmente a ellos tres, que eran como sus tíos.
Quedaron en un restaurante cercano a las diez y fueron a recoger a la niña.
Leyre: ¿Me vas a dar los regalos cuando lleguemos a casa? –Preguntó mientras Patricia arrancaba el coche-
Patricia: ¿Qué te hace suponer que son varios regalos? –Ángel sonrió e intentó ocultarse la cara tras las manos-
Leyre: Bueno, pues el regalo…
Patricia: Si te portas bien, a lo mejor… -Le respondió haciéndose la dura-
Llegaron a casa y Leyre se sentó en el sillón a esperar a que Patricia le diera su paquete.
Patricia: Anda toma… -La niña sonrió feliz y comenzó a abrir la caja envuelta en un papel con motivos Disney que tenían mucho que ver con el regalo-
Leyre: ¿Qué es esto? –Preguntó mostrándole un sobre a su madre-
Patricia: Ábrelo y lee… -Ella le hizo caso y su sonrisa se ensanchó en cuanto se dio cuenta de lo que era-
Leyre: ¿Nos vamos a Disney? –Se levantó del sillón y se abrazó a su madre emocionada-
Patricia: Sí, nos vamos a pasar la navidad allí…
Leyre: ¿Tú te vienes? –Ángel se quedó paralizado ante la pregunta y no pudo más que mirar a Patricia, que le sonrió-
Patricia: Si a ti no te molesta… -Comenzó a decir-
Leyre: No me molesta… -Le sonrió a Ángel y este se levantó del sillón correspondiéndole el gesto-
Ángel: Voy un segundo al baño…
Caminó por el pasillo y se metió en la habitación de Patricia. Cogió una caja de encima del armario y volvió al salón intentando ocultarla tras la espalda.
Ángel: Esto es para ti… -Leyre sonrió pensando que era el regalo que habían preparado ambos para su madre- No Leyre, es para ti… -Le confirmó sonriendo-
Patricia le miró desconcertada y la niña abrió la caja asombrada.
Leyre: ¡Un piano! –Gritó eufórica- Uala… -Corrió hacia Ángel y le dio un abrazo que a él le puso muy nervioso pero terminó correspondiendo- Pero no sé tocar… -Dijo sentándose en el sillón con el teclado sobre sus manos-
Ángel: Bueno… Es que hay otra sorpresa que, si tu madre está de acuerdo y tú quieres… -Ellas le miraron extrañadas y él continuó hablando- He conseguido que te hagan una prueba en la escuela de música dentro de un mes… -Patricia abrió los ojos como platos-
Patricia: ¿Una prueba? Pero no sabe…
Ángel: ¿Y para qué estoy yo aquí? –Preguntó interrumpiéndola-
Leyre: ¿Me enseñarás? –Sus ojos irradiaban felicidad. Ángel miró a Patricia-
Patricia: Por mí encantada. –Él le sonrió-
Ángel: Entonces… Empezamos cuando tú quieras.
Leyre: Muchas gracias Ángel, me encanta mi regalo.
Ángel: De nada.
Patricia: Y ahora a la ducha, que vamos a salir a cenar con los compis de mamá.
La niña se fue al baño y Patricia fue corriendo a besar a Ángel.
Ángel: Ey… ¿Y esto? –Preguntó mientras le colocaba el pelo detrás de la oreja y volvía a besarla lentamente-
Patricia: Sabes que vas a ser un gran padre, ¿verdad? –Él le sonrió levemente-
Ángel: No es lo mismo ser padre que ser amable con la infanta… -Patricia se echó a reír-
Patricia: ¿La infanta?
Ángel: Sí… Así se llama la hija de la reina, ¿no? –Ella le besó de nuevo-
Patricia: Te quiero…
Ángel: Y yo a ti…
Habían quedado a las diez en un restaurante cercano a la casa de Berta y en cuando Leyre terminó de ducharse, Ángel hizo lo mismo mientras Patricia ayudaba a su hija a escoger la ropa.
Patricia: ¿Te ha gustado el regalo? –Preguntó refiriéndose al que le había hecho Ángel-
Leyre: LOS regalos… -Especificó- Son geniales mamá, gracias.
Patricia: No tenía ni idea de lo del piano… Le ha debido costar un riñón… -Dijo más para si misma que para Leyre-
Leyre: ¡Voy a aprender a tocar el piano! –Gritó entusiasmada mientras se ponía la camiseta- Oye mami…
Patricia: Ay que se me pone tiernita… -Murmuró poniendo voz de niña y haciéndole cosquillas- Dime… -Se sentó en la cama y comenzó a mirarla para que siguiera hablando-
Leyre: En el viaje… -Se quedó callada y Patricia le sonrió cariñosamente-
Patricia: ¿Qué? –Indagó-
Leyre: ¿Te subirás en las atracciones conmigo? –Preguntó avergonzada-
Patricia: ¿Te preocupa algo, cariño?
Leyre: Es que… -Empezó a decir cabizbaja-
Patricia: Ah… Ya sé lo que pasa… Quieres saber si me voy a ir a todos lados con Ángel, ¿no? –La niña asintió- Cariño… -Se acercó a ella y la abrazó- Tú sabes que las navidades son en familia, ¿verdad? –Leyre volvió a asentir- Yo entiendo que lo de Ángel es muy reciente y para ti solo es un hombre que te ayuda con los deberes y juega contigo a la consola… -Sonrieron- Entonces yo he pensado que el viaje nos puede venir bien para conocernos mejor y ser como… -Se quedó pensando unos momentos porque no tenía ni idea de cómo explicárselo-
Leyre: ¿Una familia?
Patricia: No mi vida… Es pronto para pensar esas cosas… -Leyre sonrió complacida- Ángel se está portando genial con nosotras, ¿eh? –La niña iba a responderle cuando tocaron en la puerta de la habitación- ¿Has terminado?
Leyre: Sí.
Patricia: Pasa Ángel… -Él entró ya vestido y se echó a reír- ¿Qué? –Le preguntó divertida-
Ángel: Dos mujeres hablando a puerta cerrada… Esto me da miedito…
Leyre: Tú eres bueno con nosotros y nosotras hablamos bien de ti…
Ángel: Ah vale… Así que tengo que sobornaros para que no me critiquéis, ¿no?
Patricia: No…
Ángel: ¿No? ¿Y qué tengo que hacer entonces? –Patricia caminó hasta la puerta y se plantó delante de él-
Patricia: Ya te lo explico esta noche… -Pudo leer él en sus labios antes de que se fuera a duchar-
Ángel: ¿Preparamos el cuadro y la carta para cuando salga del baño? –Preguntó en cuanto reaccionó a lo que le había dicho Patricia-
Los dos se fueron al salón y colocaron el cuadro envuelto sobre el sillón.
Cuando Patricia terminó de ducharse y vestirse, fue a buscarlos al salón y sonrió al ver a Ángel tocando el piano y mostrándole a Leyre algunas notas. Se acercó a ellos y él le hizo gestos para que le entregara el regalo.
Patricia: ¿Esto qué es? –Comenzó a abrirlo despacio mientras les miraba a ambos-
Ángel: Eso es una demostración del arte que tiene tu hija…
Patricia terminó de abrirlo y lo inspeccionó ensimismada. Sostenía la carta en la otra mano y sin darse cuenta, unas lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas.
Ángel: Ey, ey… ¿Qué pasa? –Se acercó a ella y la abrazó por detrás. Patricia alzó las manos y se rodeó con los brazos de Ángel-
Patricia: Que os quiero… Y que es el regalo más bonito que me han hecho en la vida. Ven aquí mi vida… -Le dijo a su hija llorando-
La niña se aproximó a ellos y abrazó a su madre. Ángel fue a separarse para dejar que compartieran ese momento juntas pero notó como Leyre le agarraba de las manos para que no lo hiciera. Los dos la estrecharon entre sus brazos.
Leyre: Y yo te quiero a ti.
Ángel: Y yo… -Susurró en su oído-
No se separaron hasta que escucharon el sonido de un móvil. Patricia sonrió al notar como a Ángel y Leyre les había costado separarse para que ella lo cogiera.
Patricia: ¡Hola mami! –Exclamó eufórica en cuanto lo descolgó-
- Hola cariño… -Respondió su madre al otro lado de la línea- Siento no haber llamado antes para hablar con vosotras y felicitar a Leyre… Tu padre, que ha tenido un ligero accidente con un mueble de esos que se interponen de vez en cuando en su camino, y ya sabes… -Patricia se echó a reír-
Patricia: No es nada grave, ¿no? –Preguntó-
- No hija… Un dedo como un tomate un par de días y listo… ¿Qué tal estás?
Patricia: Genial mamá… Vamos a salir ahora a cenar con mis compañeros de trabajo y eso… No vendremos tarde porque la niña mañana tiene colegio. ¿Y tú?
- Yo muy bien… Echándoos de menos todos los días, mi vida… Tengo unas ganitas de daros un abrazo a las dos… -Instintivamente, Patricia miró hacia Ángel y Leyre y les sonrió-
Patricia: Y nosotras a ti… A lo mejor un día de estos te damos la sorpresa y aparecemos por allí…
- Eso me haría muy feliz y lo sabes… Por cierto cariño… -Patricia soltó una carcajada-
Patricia: Ya estabas tardando en preguntar…
- No, bueno… Tú sabes que nunca me meto en tus cosas pero es que hoy, nada más entrar en la panadería, la gente me ha felicitado y no sabía por qué y… -Notó como su madre se lo explicaba con ápice de tristeza en la voz que la hizo sentir muy mal-
Patricia: Mami… -Comenzó a decir contagiándose con el tono de decepción que había usado su madre sin darse cuenta- No te he dicho nada porque ha sido todo muy rápido… -Ángel observaba la cara de Patricia y como poco a poco la iba abandonando la sonrisa-
- No pasa nada… De verdad. ¿Estáis bien, al menos? –Ella sonrió un poquito-
Patricia: Sí, mamá… Muy bien.
- Pues me alegro mucho. Pasaros por aquí alguna vez, ¿vale?
Patricia: Lo intentaré…
- Y ahora pásame con la nena. –Patricia le dio el móvil a Leyre-
Leyre: ¡ABUELA! –Gritó la niña mientras corría por el salón con el teléfono en las manos-
Ángel: ¿Ha pasado algo? –Le preguntó mientras ella se le abrazaba y apoyaba la cabeza en su hombro-
Patricia: A mi madre le hubiese gustado enterarse de lo nuestro por mí… Es normal, ¿no? –Ángel asintió levemente mientras le acariciaba el pelo-
Ángel: Sí... Pero no ha sido culpa nuestra. En la revista ni siquiera se ve que vayamos de la mano…
Patricia: Ya… Aún así mucha gente se va a creer lo que pone… ¿Eres consciente de los problemas que vamos a tener con los periodistas? –Ángel suspiró-
Ángel: Hoy no había nadie en la puerta…
Patricia: Y bastante extrañada que estoy por eso… -Él le sonrió-
Ángel: Entonces no pensemos en cosas que aún no han pasado… ¿Vale? –Patricia asintió- Nos lo vamos a pasar muy bien en la cena y nada lo va a estropear.
Patricia: ¡Qué optimista!
Ángel: Te tengo a ti entre mis brazos… Tengo que serlo –Ella se separó un poco de él y le besó-
Capítulo 15. Hormonas.
Terminaron de arreglarse y salieron los tres del garaje en el coche de Patricia.
Patricia: Ya estaban tardando… -Murmuró cuando se dio cuenta de que algunos paparazzis los increpaban con cámaras y alcachofas-
Ángel: Tú tranquila, ¿vale? Vamos a ir a cenar todos juntos… No pueden sacar nada de esto –Patricia le miró de reojo mientras resoplaba-
Patricia: Claro… Y todos llegan por su cuenta menos nosotros dos, ¿no? –Refunfuñó-
Ángel: ¿Se puede saber qué te pasa? –Le preguntó mientras apoyaba la mano en su pierna. Ella desvió un segundo la mirada hacia él y luego volvió a mirar a la carretera enfada-
Patricia: ¡Que no nos merecemos esto!
Ángel: No es solo eso lo que te pasa… No es la primera vez que te persiguen los paparazzis y jamás has estado tan cabreada, ¿qué más te ocurre? –Ella no respondió y siguió concentrada en lo que estaba haciendo-
Leyre observaba todo desde el asiento de atrás y notaba como de vez en cuando, su madre la miraba por el retrovisor. La hizo sentir tan incómoda que acabó sacando la consola del bolso y poniéndose a jugar con ella sin prestar atención a nada. Patricia sonrió imperceptiblemente.
Llegaron al restaurante con el tiempo justo y vieron a Berta en la puerta, que les saludaba con la mano para avisarles de que estaban ya dentro.
Berta: ¡Felicidades requetepeque! –Gritó abrazando a Leyre-
Leyre: ¡No me llames así! –Le respondió riéndose mientras correspondía a su abrazo-
Berta: ¿Qué tal se ha portado mamá con los regalos? –Agarró a Leyre de la mano y la llevó a la mesa mientras esta le contestaba entusiasmada-
Patricia: Jamás pensé que Berta fuera tan intuitiva… -Ángel la miró extrañado aún sin bajar las escaleras del establecimiento- Está claro que se ha llevado a Leyre porque nos ha visto las caras…
Ángel: ¿Qué caras tenemos? –Preguntó-
Patricia: Yo cara de cabreo y tú…
Ángel: Cara de haberme quedado sin la explicación de esta noche, ¿no? –Dijo intentando quitarle un poco de hierro al asunto-
Patricia: No estoy enfadada contigo, Ángel… Simplemente me desconcierta que siendo tú el que casi nunca concede entrevistas y el receloso de su vida privada, estés tan tranquilo.
Ángel la agarró de la mano y la arrastró hasta el pasillo de los baños.
Patricia: ¿Qué hacemos aquí?
Ángel: Me apetecía besarte sin que nos viese nadie… ¿No es eso lo que quieres? –Ella se soltó de su mano y comenzó a caminar hacia las mesas-
Patricia: Sabes que odio cuando te pones irónico sin venir a cuento…
Ángel: Y yo odio que una panda de gente que no tiene nada que hacer en su vida, sea capaz de enfadarte tanto… -Murmuró cuando ella ya no podía oírle y luego se metió en el baño-
Mientras Berta y los demás charlaban con Leyre, Ángel se sentó al lado de Patricia en el único asiento libre que había. Sus compañeros les saludaron y los dos trataron en todo momento de ocultar que algo no iba bien.
Berta: Oye Patri… -Patricia dejó de mirar su tenedor ensimismada para atender a su amiga- Que el fin de semana tengo un reportaje en Valladolid y había pensado llevarme a Leyre y dejarla allí con tus padres hasta el domingo… -Ella le sonrió levemente y miró a su hija, que también la miraba entusiasmada-
Patricia: Creo que a la niña le ha hecho mucha ilusión… Así que… Yo no soy nadie para decir que no –Leyre siguió comiendo contenta y Patricia le guiñó un ojo a su amiga, que le devolvió el gesto con un ápice de preocupación en el rostro-
Todos siguieron comiendo y en un momento dado, Patricia se levantó para ir al baño y Ángel se apresuró a sacar el móvil y enviarle un mensaje.
”He roto mi palabra…” -Fue lo único que escribió esperando que ella lo entendiera-
”Yo también… Lo siento.” –Ángel, nada más leerlo, le mandó otro-
”¿Sabes que estás muy guapa cuando te enfadas?” –Y Patricia, sin reparar siquiera en el mensaje, le respondió con un escueto: ”Ven”
Ángel se metió el móvil en el bolsillo y se levantó discretamente de su asiento. Notó que Berta era la única que se había fijado en él y dirigió la mirada a la suya, guiñándole un ojo. Ella le correspondió con una sonrisa y siguió charlando tranquilamente con los demás.
Él se aproximó al baño de mujeres y tocó sin mucha intensidad en la puerta, que se abrió casi al mismo tiempo.
Ángel: Ey… ¿Qué te pasa? –Le preguntó mientras cerraba la puerta tras él y se acercaba a Patricia-
Patricia: Pues… Supongo que me he derrumbado y encima… -Señaló entre sus piernas mientras suspiraba-
Ángel: Vamos, que me he quedado sin lo de esta noche, ¿no? –Le sonrió - ¿Qué nos ha pasado antes? –Preguntó más serio y ella le miró de la misma forma-
Patricia: No lo sé… Yo… -Ángel notó que volvía a apenarse y se acercó más a ella, acomodando las manos en su cintura- Hormonas... Ya sabes. –Él le sonrió-
Ángel: ¿Quieres decir que no te ha parecido tan grave que nos siguieran?
Patricia: No me gusta nada, Ángel…-Él la rodeó con los brazos sin dejar de mirarla y ella se apoyó en su pecho - No sé explicarlo pero… No me gusta sentir algo que debería ser íntimo y descubrir al día siguiente la cara que pongo cuando eso pasa… Es una gilipollez, pero si sonrío porque algo me hace gracia, me gustaría recordarlo por mí misma y no que todo el mundo pudiese verlo… -Él la miraba ensimismado e intentando seguirla. Ella se echó a reír- Bah, déjalo, si es una tontería…
Ángel: No lo es… -Le susurró mientras le colocaba el pelo detrás de la oreja- Si yo he entendido bien, que a veces te lías sola… Quieres decir que no te gusta tener inmortalizados momentos en los que te ha pasado algo y no quieres que nadie más sepa, ¿no? –Ella asintió- Pues nadie lo diría con la de fotos que tienes… -Patricia se removió un poco entre sus brazos mientras se reía-
Patricia: Fotos que me hago yo porque me da la gana…
Ángel: Lo he entendido, solo era por fastidiar un poquito…
Patricia: Pues mira por donde, a mí se me había ocurrido una manera de arreglar un poquito lo de esta noche y ya se me ha olvidado…
Ángel: ¿Ah sí? –Preguntó mientras le alzaba la cabeza y atrapaba suavemente su labio inferior entre los suyos- ¿Segura? –Ella profundizó el beso lentamente-
Patricia: Segura… -Respondió antes de que él volviera a besarla- Pero puede que me acuerde si me sigues besando así…
Sus labios siguieron jugando y poco a poco entraron al trapo sus lenguas, que inspeccionaban cada rincón sin ningún miedo más que el de descubrir que ya no podían vivir la una sin la otra.
Patricia: Ey, ey… Para que me pones mala y estoy de baja –Él se echó a reír-
Ángel: ¡Maldita regla! –Refunfuñó haciéndola reír a ella-
Patricia: Pero no veas lo que me sabe el chocolate ahora… -Se dirigió a la puerta del baño y antes de salir miró a Ángel alzando las cejas- La tarta de Leyre… -Ángel salió detrás de ella sonriendo y volvieron a la mesa-
Berta sonrió al verles llegar y sentarse de nuevo juntos sin dejar de mirarse como dos tortolitos. Patricia hizo gestos al camarero y este les acercó la tarta mientras todos le cantaban el cumpleaños feliz a Leyre.
Berta: ¡Bieeen! –Gritó ella sola cuando todos habían terminado de cantar- Joder, ¡qué derroche de entusiasmo! –Patricia se echó a reír y luego se levantó de la silla, cogió a su hija de la mano y la acercó a la tarta-
Leyre: Uala… ¡Qué guay! –Chilló al ver los dibujitos de cerca- Pero cantasteis el cumpleaños feliz tan pronto que no me dio tiempo de pedir un deseo… -Miro a su madre, que no pudo evitar sonreír y empezar a cantar de nuevo. Todos se unieron y la niña sopló las velas en cuanto acabaron-
Entre Patricia y Berta la cortaron y Ángel, Leyre y Dani se encargaron de repartirla por las mesas. Después le dieron los regalos a la niña y comenzaron a marcharse todos.
Patricia: ¿Te han gustado?
Leyre: Sí… -Contestó sonriendo mientras miraba con atención su Ipod- ¿Al final voy a ir a ver a la abuela? –Patricia le sonrió-
Patricia: Berta dice que te lleva el fin de semana… -Respondió mientras cogían las cosas y se dirigían al coche- Quieres ir con ella, ¿no? –Leyre asintió- De todas maneras, antes de irnos a París pasaremos por allí unos días, ¿vale?
Leyre: Vale –Afirmó sonriendo-
Al llegar, Ángel se quedó en el salón viendo la tele y Patricia acompañó a Leyre su habitación.
Patricia: Ahora a dormir, que mañana tienes clase y luego no hay quien te despierte… -Le dijo mientras le colocaba el pijama sobre la cama y esperaba a que se cambiara- ¿Te lo has pasado bien?
Leyre: Sí… Pero mamá… -Susurró a la vez que se metía bajo las sábanas-
Patricia: Dime –Le contestó ella sentándose a su lado a arropándola-
Leyre: Si me voy el finde a casa de la abuela no podré celebrarlo con mis amigas… -Patricia notó que su hija se entristecía un poco y colocó la mano sobre su estómago-
Patricia: A veces no se puede tener todo…
Leyre: ¿Tengo que elegir? –Preguntó poniendo morritos y haciéndola reír. Su madre asintió- Es que…
Patricia: Leyre… Te han regalado un montón de cosas, nos vamos en navidad a París, te ofrecen ir a ver a los abuelos un fin de semana… ¿Todavía quieres más?
Leyre: Bueno… Prefiero y a ver a los abuelos ahora, que les echo de menos… -Dijo al fin, haciendo que Patricia sonriera y se acercara a darle un beso-
Patricia: Estoy orgullosa de ti… Un día de estos invitamos a tus compis a merendar por ahí y lo celebramos, ¿vale? –Leyre asintió- Que descanses, cariño.
Leyre: Hasta mañana, mami…
p.a.t.r.ii- Mensajes : 440
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Re: "Ohana"
Capítulo 16. Retrato.
Patricia le cerró la puerta a su hija y volvió al salón sigilosamente. Se acercó a Ángel por detrás y le abrazó, apoyando la cabeza en su hombro y las manos sobre su pecho. Él curvó los brazos y la atrajo más hacía su cuerpo.
Ángel: Siéntate un ratito aquí conmigo –Susurró agarrándola de una mano y haciendo que diera la vuelta al sillón y se sentara a su lado- ¿Te puedo hacer una pregunta? –Inquirió mientras ella se apoyaba en su hombro y él comenzaba a acariciarle el pelo-
Patricia: Claro… -Respondió ella cerrando los ojos y abandonándose a sus caricias-
Ángel: ¿Cómo te enteraste de que estabas embarazada? –Patricia le miró extrañada- Quiero decir… ¿Cómo te sentiste? Me gustaría saberlo… -Concluyó haciéndola sonreír y permitiéndole que volviera a adoptar la postura de antes-
Y ella comenzó a recordarlo todo con pelos y señales aunque le dolía acordarse del padre de su hija.
No puede ser… No puedo estar embarazada, no puedo tener un niño con 22 años, no se lo puedo decir a Carlos… No…
- Patri cariño, ven a cenar… -Dijo mi madre desde la puerta-
Patricia: Voy… -Respondí nerviosa mientras escondía la cajita del test bajo la almohada-
Me dirigí a la cocina a paso lento y me senté en el extremo más alejado de la mesa, comenzando a cenar en silencio y con la cabeza gacha.
- ¿Estás bien? –Preguntó mi padre clavando su vista en mí-
Patricia: Sí papá, no te preocupes… -Contesté intentando sonreír levemente-
- ¿Segura? –Inquirió mi madre-
Patricia: Segura mami, tranquila… -Siguieron cenando sin volver a sacar el tema y yo dejé los cubiertos sobre el plato y aparté toda la cena sin que se dieran cuenta- Me voy a la cama, ¿vale? –Mis padres me miraron extrañados pero sin decir palabra y yo me encaminé despacio hasta el pasillo, donde empecé a correr hasta mi habitación porque ya no había peligro de que me vieran-
Sabía que tenía que hacerme el test cuanto antes y justo cuando fui a sacarlo de la caja, me entraron náuseas y me dirigí rápidamente al baño. No tenía ni idea de por qué, pero aún sin confirmarlo, yo ya sabía que estaba embarazada. Y lo peor de todo es que tenía ganas de sonreír, de contarlo, de verme gordita y que mi chico me mimara…
Así que me levanté de la cama con el test en la mano y volví al baño leyéndome el prospecto. Hice todo lo que me indicaba y lo dejé sobre el lavamanos mientras yo me paseaba nerviosa por toda la habitación sin dejar de mirar el reloj.
Y justo cuando habían pasado los cinco minutos e iba a volver para mirarlo, mi madre entró en la habitación con un semblante que me preocupó casi más que de lo que estaba a punto de enterarme.
- Cuéntamelo todo y no me digas que no te pasa nada porque te conozco… -Soltó con nerviosismo sentándose en mi cama y tirándome del brazo para que hiciera lo mismo a su lado-
Patricia: ¿Que te cuente el qué? –Le pregunté procurando sonreír para no parecer asustada-
- No soy tonta cariño… Y yo esa cara que tú tienes ahora ya la vi una vez… -Yo la miré seria y bastante más alarmada que antes porque sabía que estaba a punto de descubrirme-
Patricia: ¿Dónde? –Pregunté tragando saliva-
- En mí, cuando le dije a tu abuela que iba a tenerte… -Y ahí sí que me derrumbé y las lágrimas comenzaron a amontonarse en mis ojos mientras yo luchaba por no dejarlas salir- Estás embarazada, ¿verdad? –Preguntó abrazándome y consiguiendo que rompiera a llorar sin poder evitarlo-
Me levanté de la cama abatida y la agarré de la mano haciendo que se levantara y me siguiera hasta el baño.
Ella, nada más ver el test sobre el lavamanos, lo cogió y sin mirarlo, me lo entregó en mis manos temblorosas mientras yo no dejaba de sollozar.
Patricia: Lo siento –Murmuré nada más verlo-
- Shh… Deja de llorar, ¿vale? Tranquila… -Me abrazó de nuevo- No había pensado ser abuela tan pronto, pero bueno… ¿Qué se le va a hacer? –Preguntó intentando quitarle hierro al asunto y haciéndome reír por un segundo-
Patricia: Te quiero mamá… -Le dije sin dejar de rodearla con mis brazos-
- Y yo a ti cariño… A vosotros –Rectificó acariciándome la tripa-
Patricia: Y así fue el momento más difícil de mi vida… -Concluyó sonriendo-
Ángel: ¿Por qué llorabas si estabas feliz? –Preguntó él acariciándole el brazo con las yemas de los dedos-
Patricia: Una mezcla de nervios, felicidad, miedo… No sé, fue algo extraño…
Ángel: Lo has descrito de una forma que ha conseguido que hasta yo sintiera un poquito esas cosas… -Patricia sonrió y se acercó a besarle-
Patricia: A eso se le llama empatía… -Murmuró incorporándose y encaminándose a la habitación-
Ángel se levantó del sillón y mientras Patricia andaba por el pasillo, la cogió por la cintura y comenzó a darle pequeños besos en el cuello. Ella se reía por las cosquillas que le estaba causando y encogía el cuello como respuesta.
Ya en el cuarto, ella se dirigió al baño y se puso el pijama. Ángel aprovechó para cambiarse y se tumbó sobre la colcha a esperarla.
Ángel: ¿Estás bien? –Patricia le miró mientras se apretaba la tripa y se metió en la cama encogida- Uf… Cosas de mujeres, ¿no? –Ella asintió sin levantar la cabeza de la almohada-
Patricia: Quería que hiciéramos una cosa pero… -Él no la dejó acabar y se giró hacia ella, abrazándola-
Ángel: No te preocupes, habrá muchos días para lo que quiera que hayas pensado… -Patricia sonrió levemente- Miedo me das…
Patricia: Te va a gustar… -Alzó las cejas y se colocó boca arriba, haciendo que el también se acomodara de perfil y se recostara sobre ella-
Ángel: ¿Dónde te duele exactamente? –Ella le cogió la mano y la llevó hasta el lado derecho de su vientre-
Patricia: Ahí justo me está matando ahora… -Ángel acarició la zona con cariño y ella le sonrió- Me tomé un calmante en el restaurante y parece que poco a poco me hace efecto…
Ángel: El calor ayuda, ¿verdad? –Patricia asintió y él comenzó a frotarse las manos para luego colocarlas de nuevo en su tripa-
Patricia: Gracias… -Le susurró apoyando las manos en las de él, que seguían descansando en su estómago-
Ángel: ¿Mejor? –Patricia asintió-
Patricia: Túmbate anda, voy a intentar descansar un poquito… -Ángel se acostó junto a ella y Patricia apagó la lámpara de su mesa de noche-
Él intentó no molestarla mucho para que pudiese dormir y simplemente le acariciaba la palma de la mano, que ella había puesto sobre su muslo justo antes de cerrar los ojos.
Ángel la observaba descansar y sonreía compasivo cuando notaba que se le tensaba la cara por el dolor. Poco a poco se dio cuenta de que sus facciones se iban relajando y comenzó a hacerle cosquillas en la tripa, sabía que estaba despierta y que no la molestaría. Ella le sonrió.
Patricia: ¿Cómo se te ocurrió pintarme? -Abrió los ojos y le miró fijamente-
Ángel: Nunca me había puesto a dibujar a una persona en serio… -Patricia frunció el ceño y Ángel le sonrió- Y contigo… Bueno… Es que no sé si contarte esto ahora…
Patricia: Venga hombre… Dímelo… -Le insistió incorporándose un poco y besándole la comisura de los labios-
Ángel: Tú has sido para mí como una musa, Patri… -Ella se separó unos centímetros de su boca y volvió a observarle extrañada- En serio… Yo había dejado de pintar, de tocar el piano, de sacar fotografías… Ya sabes, de hacer todas esas cosas artísticas que tan mal me salen pero que a mí me llenan –Patricia sonrió levemente- Y recuerdo que en uno de los primeros programas, cuando vi que te reías tanto conmigo y se te iluminaba la mirada incluso cuando a mí me parecía que el guión era una mierda… Llegué a mi casa, saqué las pinturas y saliste tú en el lienzo… -Hizo una pequeña pausa y la miró a los ojos- Solo me hizo falta mirar una foto para terminarte los ojos. Me costaba mucho pillarle los brillos y… -Ella puso el dedo índice sobre sus labios y le sonrió- Fue un poquito frío hacerlo con una foto…-No le dejó acabar la frase, se levantó de la cama y fue al salón a por el caballete y las pinturas de Leyre-
Ángel: ¿Qué pasa? –Le preguntó en cuanto la vio llegar mordiéndose el labio- ¿Ya estás mejor? –Ella asintió con la mirada y colocó todo justo enfrente de la cama-
Patricia: Quiero que me vuelvas a pintar… -Le susurró al oído-
Ángel acarició su mejilla con el dorso de la mano y Patricia le sonrió antes de besarla dulcemente.
Ángel: ¿Ahora? –Preguntó mientras ella se dirigía a la cama y se tumbaba sobre ella-
Patricia: Ahora… -Susurró sentándose en medio del colchón-
Él se colocó tras el caballete sonriendo imperceptiblemente.
Ángel: ¿Al menos puedo elegir cómo debes posar? –Patricia le sonrió y asintió con la cabeza-
Ángel se acercó a ella y, poniéndose de rodillas, la agarró por la cintura e hizo que se recostara de lado, con los pies estirados a lo ancho de la cama. Luego le proporcionó un beso corto y corrió de nuevo hacia el caballete.
Ángel: ¿Puedo pedirte un favor? –Patricia volvió a asentir- No sonrías… -Susurró empezando a colocar las pinturas sobre la madera-
Ella no hizo ninguna pregunta y le obedeció. Él intentó concentrarse y comenzó a dibujarla despacio.
Patricia, en un momento en el que él se despistó, aprovechó para desabrocharse un poco la camiseta del pijama y colocar las piernas un poco más separadas. Ángel no pudo evitar sonreír al volver a mirarla.
Ángel: Si me pones nervioso me saldrá mal… -Susurró-
Patricia: Me encanta ponerte nervioso… -Le respondió ella en el mismo tono, pero volviéndose a abotonar la camisa-
Ángel: No, déjatela así… -Patricia sonrió y le hizo caso de nuevo-
Siguió dibujando lo básico con mucha tranquilidad. Había dejado a Patricia en una posición cómoda y ella no le había dicho en ningún momento que estuviera cansada. Además, seguía sin sonreír y él se lo agradecía con las cortas miradas que le lanzaba para captar mejor los detalles.
En un momento dado, ella se incorporó y le agarró de la camiseta, atrayéndole hacia su cuerpo.
Patricia: Déjalo por esta noche… -Le susurró mientras comenzaba a besarle-
Ángel: ¿No quieres verlo? –Preguntó él mientras la recostaba sobre la cama y se tumbaba sobre ella-
Patricia: No hasta que lo acabes… -Volvió a besarle-
Ángel terminó de quitarle la camiseta y ella hizo lo propio con la de él, aprovechando el momento para besarle dulcemente el pecho. Él acarició su espalda con las yemas de sus dedos.
Patricia se tumbó boca arriba y él se dedicó a darle besos por la tripa mientras ella se reía porque le estaba haciendo cosquillas.
Patricia: Ven aquí, anda… -Le agarró del pelo sin ejercer fuerza e hizo que se incorporara y volviera a sus labios- ¿Me puedes explicar cómo consigues ser tan jodidamente perfecto? –Ángel se rió y ella le besó-
Ángel: Algún día que no me esté muriendo de sueño… -Susurró antes de dejarse caer en un lado de la cama y envolviéndola con sus brazos y piernas- Pero ahora hay que dormir, que mañana no va a haber quien me levante, guapa… -Ella sonrió y le acarició la espalda-
Patricia: Buenas noches cariño
Ángel: Buenas noches mi vida…
oOoOoOoOoOoOoOo
Al día siguiente, decidieron en el trabajo que Ángel se quedaría en su casa hasta el viernes para que Patricia y Leyre hicieran cosas juntas y la niña no se sintiera tan invadida. Al fin y al cabo, se iba a quedar todo el fin de semana en Valladolid y ellos dos podrían estar solos hasta el domingo por la noche.
Se veían en el programa y por las tardes, aprovechando los ratitos libres que tenía Ángel con el guión para regalarse mimos en el camerino de Patricia.
Ella se había encargado de aprovechar las tardes y las noches que había pasado sola para organizar algo especial para esos tres días. Quería darle una sorpresa y creía saber como hacerlo.
Capítulo 17. ¡Sorpresa!
Patricia: ¿Has cogido los chaquetones? –Preguntó mientras metía dos pares de botas en la maleta-
Leyre: Sí… -Le respondió ella cerrando la mochila en la que los había metido-
Patricia: En el neceser tienes el cepillo de dientes y el aparato… -Leyre puso cara de asco y Patricia se rió- Te lo tienes que poner por la mañana y por la noche…
Leyre: ¿Cuánto rato? –Preguntó irritada-
Patricia: Desde que te levantes hasta la hora de comer -La niña suspiró- ¿Te vas a llevar a Pipo?
Leyre: ¿No soy demasiado grande para llevarme un peluche de viaje?
Patricia: ¿Desde cuándo se es demasiado mayor para eso? –Le preguntó mientras cogía a Pipo de la cama y ponía cara de pena con él pegado en su mejilla-
Leyre: Mejor se queda aquí contigo –Su madre asintió y volvió a ponerlo en su sitio-
Patricia: Como quieras…
Entre las dos terminaron de preparar las cosas en silencio hasta que Leyre se acercó por detrás a Patricia y agarró a Pipo en las manos, mirándole como si él fuera el culpable de su indecisión.
Leyre: Mejor me lo llevo, que tú no vas a saber cuidarle bien… -Concluyó metiéndolo en la mochila-
Patricia: Me parece bien, que seguro que no soy capaz de prestarle mucha atención y luego me sale como tú… -Le sacó la lengua a su hija y esta puso morritos y se colgó el bolso al hombro-
Ángel: ¿Estáis ya? –Preguntó desde la puerta-
Patricia: Sí… -Él entró y agarró la maleta que había sobre la cama y la cargó hasta el portal. Leyre y Patricia le siguieron-
Berta llegó unos minutos después con el equipo que la ayudaría en el reportaje y mientras Ángel hablaba con ella por la ventanilla y metía las cosas en el maletero, Patricia se despedía de su hija.
Patricia: En el bolsito donde te metí la consola te puse un sobre para que se lo des a la abuela, ¿vale? –La niña estiró los brazos y la abrazó- Dale dos besazos a cada uno y un tirón de orejas a tu tío por mí, ¿sí?
Leyre: ¿Me vas a echar de menos? –Patricia no pudo evitar sonreír y la estrechó entre sus brazos-
Patricia: Cada segundo –Respondió mientras le colocaba la chaqueta y la acercaba a la furgoneta-
Berta: ¿Lista? –Leyre asintió y Berta le abrió la puerta de atrás-
Patricia: Cuídamela, ¿eh? –Le dijo a su amiga mientras la abrazaba-
Berta: Tranquila que no se va a la guerra, mujer…
Patricia: Es la primera vez que se me va tanto tiempo…
Berta: Pero ahora ya tienes a quien te de calorcito en la cama, ¿eh? –Le dijo riéndose mientras le daba ligeros codazos en el costado-
Patricia: Eres una zorra…
Berta: ¡Hasta el domingo, guapos! –Exclamó subiéndose al furgón-
Ángel: Adiós Leyre… -La niña se despidió de ellos con la mano y el coche arrancó-
Ángel y Patricia volvieron al portal en silencio.
Ángel: ¿Has visto mis pantalones negros? –Preguntó en cuanto se subieron al ascensor-
Patricia: Sí… -Respondió ella sonriendo- Te los dejaste aquí…
Ángel: Es que los estuve buscando mientras ayudabas a Leyre y no los encontré…
Llegaron al piso y Patricia se dio prisa en llegar a su habitación y coger los dos bolsos que había bajo la cama. Volvió con ellos al salón y sonrió al ver que Ángel la miraba atónito.
Patricia: Nos vamos de fin de semana… -Aclaró entregándole una de las dos maletas- Te he lavado la ropa que te dejaste aquí y te he comprado algo más por si te hace falta –Chasqueó los dedos delante de la cara de Ángel y este reaccionó sacudiendo la cabeza- Llegamos tarde, corazón… -Él se giró y comenzó a andar hacia la puerta sin entender nada-
En cuanto salieron al pasillo, Ángel dejó que ella pasara delante y la siguió sin hablar hasta el parking. Pusieron los bolsos en el maletero y se subieron al coche.
Ángel: ¿A dónde vamos? –Preguntó en cuanto Patricia arrancó el coche y salió del garaje-
Patricia: Ya lo verás… -Le respondió ella sonriéndole levemente-
Llevaban casi 40 minutos en el coche. Ángel la miraba cada vez que veía algún cartel informativo, pero a ella no le cambiaba ni un ápice el semblante y estaba empezando a impacientarse, aún así, no fue capaz de preguntar más.
Patricia: Ya hemos llegado… -Dijo mientras ponía el freno de mano y observaba la reacción de Ángel ante la urbanización de chalets en la que estaban-
Ángel: ¿Y esto? –Patricia le dio un pequeño beso en la mejilla y se bajó del coche, él la siguió y entre los dos sacaron el equipaje-
Patricia: Una amiga se ha ido fuera este fin de semana y…
Ángel: ¿Qué clase de amiga tiene un chalet en la moraleja? –Patricia soltó una carcajada-
Patricia: Una muy ricachona… -Respondió caminando hasta la puerta del jardín de una de las casas-
Solo la entrada del chalet era impresionante; un gran jardín rodeado por unas vallas con enredaderas que no dejaban que se viera desde fuera, un porche lleno de flores con una mesa y sillas a un lado, baldosas de piedra medio tapadas por la hierba y una hamaca entre dos árboles a la derecha de la casa.
Patricia: Y aún no has visto lo mejor… -Le susurró acercándose a él y dirigiéndose luego a abrir la puerta-
Ángel: ¿Puede haber algo mejor que esto? –Preguntó mirándolo todo ensimismado y dejando los bolsos en la entrada-
Patricia: Puede… -Contestó agarrándole de la mano y tirando de él hacia la puerta de atrás- Esto… -Dijo nada más abrirla-
Una especie de cristalera que resguardaba una piscina, un jacuzzi e incluso una pequeña sauna en una esquina, se abrió paso ante sus ojos. Patricia sonrió y Ángel volvió a abrir la boca fascinado.
Ángel: No, ahora en serio… ¿Te la ha prestado Woody Allen? –Patricia soltó una carcajada-
Patricia: La he alquilado, tonto… -Contestó mientras le besaba- Celebré aquí uno de los cumpleaños de Leyre y cuando me enteré de que iba a estar fuera este fin de semana… -Se mantuvo en silencio unos segundos en los que él no dejó de mirarla- De todas formas, no creo que Woody Allen tenga tan buen gusto… -Aclaró sonriendo-
Ángel: No me esperaba esto para nada y me están entrando unas ganas locas de hacer una cosa que…
Patricia: Hazlo –Le instó-
Ángel: ¿Segura? –Le preguntó frunciendo el ceño. Patricia asintió con la cabeza y se mordió el labio inferior-
Ángel, sin pensárselo dos veces, la cogió en brazos y comenzó a correr hasta el borde de la piscina. Ella se agarró a su cuello en el último instante y los dos cayeron al agua entre carcajadas.
Nada más sacar las cabezas del agua, Patricia se subió en sus hombros y le abrazó por detrás. Ángel cargó con ella hasta las escaleras y se sentaron con la mitad de su cuerpo aún dentro del agua.
Patricia: Estás loco… -Le dijo sonriendo-
Ángel: Y tú muy sexy… -Afirmó él arrastrándose por el escalón hasta llegar a su lado y abrazarla-
Patricia: ¿Sí? –Preguntó mientras se separaba un poco de su cuerpo y comenzaba a quitarse la camiseta-
Ángel: ¿Qué haces? –Ella no le respondió y siguió despojándose de los pantalones y los zapatos-
Patricia: ¿Me ayudas con el sujetador? –Se giró dándole la espalda e intentando excitarle poniendo su voz sugerente-
Ángel: Em… Claro, claro… -Contestó nervioso a la vez que alargaba sus manos hasta el cierre del sujetador-
Tardó más de lo habitual en desabrochárselo. Los lunares de su espalda le volvían loco y no podía evitar acariciarlos con las yemas de los dedos y besarlos con delicadeza. Pero esta vez era distinto; el agua proporcionaba al momento una sensualidad diferente a la que ambos habían experimentado otras veces y eso comenzaba a atraparles.
Terminó de quitárselo y observó como volvía a meterse en la piscina y empezaba a nadar hacia la otra orilla.
La siguió con la mirada hasta que se dio cuenta de que le quedaban un par de metros para llegar y salió del agua corriendo e intentando llegar antes que ella. Se sentó en el bordillo metiendo los pies en el agua y sonrió al notar las manos de Patricia quitándole los zapatos.
Ángel: Ven aquí –Le susurró mientras la agarraba de los brazos y la sacaba del agua-
Ella se sentó sobre sus muslos comenzando a besarle la línea de la mandíbula con desenfreno y él la dejó hacer hasta que necesitó algo más y, sujetándola por la espalda, se giró tumbándola sobre el borde y colocándose sobre ella sin ejercer mucha presión.
Patricia le quitó la blusa con rapidez y él mismo se encargó de desabrocharse el pantalón e írselo bajando poco a poco sin dejar de besarla.
En un momento dado, ella salió de debajo de su cuerpo y se puso en pie sonriéndole maliciosamente mientras él la miraba desconcertado. Patricia le tendió la mano y él, agarrándose de ella, se levantó dirigiéndose de nuevo a sus labios.
Patricia: Ey, ey… Estás desesperado, ¿eh? –Ángel no se percató de sus palabras y mientras seguía un camino por su cuello con los labios, comenzó a estirar los brazos y bajarle lentamente la última prenda que le quedaba- Vale, no hace falta que respondas… -Afirmó riéndose y cerrando los ojos para sentir más el contacto-
Ángel: ¿Qué? –Murmuró volviendo a morder suavemente sus labios a la vez que ella levantaba las piernas para dejar caer las braguitas al suelo-
Cuando se percató de que Ángel había parado de besarla unos instantes para terminar de desnudarse, volvió a tirarse al agua y a nadar velozmente hasta las escaleras intentando hacerle rabiar. Él iba a volver corriendo, pero decidió lanzarse y seguirla a nado hasta que la alcanzó por las piernas y la atrajo hacía su cuerpo con poca delicadeza.
Patricia: ¿Eso que llevas ahí es un flotador o es que te alegras de verme? –Ángel sonrió-
Ángel: Te estás haciendo de rogar…
Patricia: Me encanta excitarte y ver como se te queda la cara cuando huyo… -Afirmó antes de hundir levemente su cara en el agua y proporcionarle besos húmedos en la tripa y el pecho-
Él tiró de ella levemente y en cuanto la tuvo de frente se lanzó a lamer sus pechos mientras acariciaba su sexo con una de sus manos. Ella ya no tenía ganas de bromas, ni de huir, ni de ver su cara de tonto cuando le dejaba a medio hacer… y así se lo hizo saber cuando sacó su cara del agua para coger aire.
Patricia: Hazlo ya si no quieres que acabe yo sola… -Ángel frunció el ceño y seguidamente avanzó sujetándola por la cintura y acercándola lentamente al borde de la piscina-
Ángel: Ahora ya no quieres jugar, ¿no? –Bromeó en un intento de parecer relajado-
Patricia: Tengo ganas de jugar… -Contestó ella sonriéndole- Contigo dentro de mí… -Concluyó en su oído con un susurro entremezclado con un gemido que dejó a Ángel completamente atónito-
Patricia le cerró la puerta a su hija y volvió al salón sigilosamente. Se acercó a Ángel por detrás y le abrazó, apoyando la cabeza en su hombro y las manos sobre su pecho. Él curvó los brazos y la atrajo más hacía su cuerpo.
Ángel: Siéntate un ratito aquí conmigo –Susurró agarrándola de una mano y haciendo que diera la vuelta al sillón y se sentara a su lado- ¿Te puedo hacer una pregunta? –Inquirió mientras ella se apoyaba en su hombro y él comenzaba a acariciarle el pelo-
Patricia: Claro… -Respondió ella cerrando los ojos y abandonándose a sus caricias-
Ángel: ¿Cómo te enteraste de que estabas embarazada? –Patricia le miró extrañada- Quiero decir… ¿Cómo te sentiste? Me gustaría saberlo… -Concluyó haciéndola sonreír y permitiéndole que volviera a adoptar la postura de antes-
Y ella comenzó a recordarlo todo con pelos y señales aunque le dolía acordarse del padre de su hija.
No puede ser… No puedo estar embarazada, no puedo tener un niño con 22 años, no se lo puedo decir a Carlos… No…
- Patri cariño, ven a cenar… -Dijo mi madre desde la puerta-
Patricia: Voy… -Respondí nerviosa mientras escondía la cajita del test bajo la almohada-
Me dirigí a la cocina a paso lento y me senté en el extremo más alejado de la mesa, comenzando a cenar en silencio y con la cabeza gacha.
- ¿Estás bien? –Preguntó mi padre clavando su vista en mí-
Patricia: Sí papá, no te preocupes… -Contesté intentando sonreír levemente-
- ¿Segura? –Inquirió mi madre-
Patricia: Segura mami, tranquila… -Siguieron cenando sin volver a sacar el tema y yo dejé los cubiertos sobre el plato y aparté toda la cena sin que se dieran cuenta- Me voy a la cama, ¿vale? –Mis padres me miraron extrañados pero sin decir palabra y yo me encaminé despacio hasta el pasillo, donde empecé a correr hasta mi habitación porque ya no había peligro de que me vieran-
Sabía que tenía que hacerme el test cuanto antes y justo cuando fui a sacarlo de la caja, me entraron náuseas y me dirigí rápidamente al baño. No tenía ni idea de por qué, pero aún sin confirmarlo, yo ya sabía que estaba embarazada. Y lo peor de todo es que tenía ganas de sonreír, de contarlo, de verme gordita y que mi chico me mimara…
Así que me levanté de la cama con el test en la mano y volví al baño leyéndome el prospecto. Hice todo lo que me indicaba y lo dejé sobre el lavamanos mientras yo me paseaba nerviosa por toda la habitación sin dejar de mirar el reloj.
Y justo cuando habían pasado los cinco minutos e iba a volver para mirarlo, mi madre entró en la habitación con un semblante que me preocupó casi más que de lo que estaba a punto de enterarme.
- Cuéntamelo todo y no me digas que no te pasa nada porque te conozco… -Soltó con nerviosismo sentándose en mi cama y tirándome del brazo para que hiciera lo mismo a su lado-
Patricia: ¿Que te cuente el qué? –Le pregunté procurando sonreír para no parecer asustada-
- No soy tonta cariño… Y yo esa cara que tú tienes ahora ya la vi una vez… -Yo la miré seria y bastante más alarmada que antes porque sabía que estaba a punto de descubrirme-
Patricia: ¿Dónde? –Pregunté tragando saliva-
- En mí, cuando le dije a tu abuela que iba a tenerte… -Y ahí sí que me derrumbé y las lágrimas comenzaron a amontonarse en mis ojos mientras yo luchaba por no dejarlas salir- Estás embarazada, ¿verdad? –Preguntó abrazándome y consiguiendo que rompiera a llorar sin poder evitarlo-
Me levanté de la cama abatida y la agarré de la mano haciendo que se levantara y me siguiera hasta el baño.
Ella, nada más ver el test sobre el lavamanos, lo cogió y sin mirarlo, me lo entregó en mis manos temblorosas mientras yo no dejaba de sollozar.
Patricia: Lo siento –Murmuré nada más verlo-
- Shh… Deja de llorar, ¿vale? Tranquila… -Me abrazó de nuevo- No había pensado ser abuela tan pronto, pero bueno… ¿Qué se le va a hacer? –Preguntó intentando quitarle hierro al asunto y haciéndome reír por un segundo-
Patricia: Te quiero mamá… -Le dije sin dejar de rodearla con mis brazos-
- Y yo a ti cariño… A vosotros –Rectificó acariciándome la tripa-
Patricia: Y así fue el momento más difícil de mi vida… -Concluyó sonriendo-
Ángel: ¿Por qué llorabas si estabas feliz? –Preguntó él acariciándole el brazo con las yemas de los dedos-
Patricia: Una mezcla de nervios, felicidad, miedo… No sé, fue algo extraño…
Ángel: Lo has descrito de una forma que ha conseguido que hasta yo sintiera un poquito esas cosas… -Patricia sonrió y se acercó a besarle-
Patricia: A eso se le llama empatía… -Murmuró incorporándose y encaminándose a la habitación-
Ángel se levantó del sillón y mientras Patricia andaba por el pasillo, la cogió por la cintura y comenzó a darle pequeños besos en el cuello. Ella se reía por las cosquillas que le estaba causando y encogía el cuello como respuesta.
Ya en el cuarto, ella se dirigió al baño y se puso el pijama. Ángel aprovechó para cambiarse y se tumbó sobre la colcha a esperarla.
Ángel: ¿Estás bien? –Patricia le miró mientras se apretaba la tripa y se metió en la cama encogida- Uf… Cosas de mujeres, ¿no? –Ella asintió sin levantar la cabeza de la almohada-
Patricia: Quería que hiciéramos una cosa pero… -Él no la dejó acabar y se giró hacia ella, abrazándola-
Ángel: No te preocupes, habrá muchos días para lo que quiera que hayas pensado… -Patricia sonrió levemente- Miedo me das…
Patricia: Te va a gustar… -Alzó las cejas y se colocó boca arriba, haciendo que el también se acomodara de perfil y se recostara sobre ella-
Ángel: ¿Dónde te duele exactamente? –Ella le cogió la mano y la llevó hasta el lado derecho de su vientre-
Patricia: Ahí justo me está matando ahora… -Ángel acarició la zona con cariño y ella le sonrió- Me tomé un calmante en el restaurante y parece que poco a poco me hace efecto…
Ángel: El calor ayuda, ¿verdad? –Patricia asintió y él comenzó a frotarse las manos para luego colocarlas de nuevo en su tripa-
Patricia: Gracias… -Le susurró apoyando las manos en las de él, que seguían descansando en su estómago-
Ángel: ¿Mejor? –Patricia asintió-
Patricia: Túmbate anda, voy a intentar descansar un poquito… -Ángel se acostó junto a ella y Patricia apagó la lámpara de su mesa de noche-
Él intentó no molestarla mucho para que pudiese dormir y simplemente le acariciaba la palma de la mano, que ella había puesto sobre su muslo justo antes de cerrar los ojos.
Ángel la observaba descansar y sonreía compasivo cuando notaba que se le tensaba la cara por el dolor. Poco a poco se dio cuenta de que sus facciones se iban relajando y comenzó a hacerle cosquillas en la tripa, sabía que estaba despierta y que no la molestaría. Ella le sonrió.
Patricia: ¿Cómo se te ocurrió pintarme? -Abrió los ojos y le miró fijamente-
Ángel: Nunca me había puesto a dibujar a una persona en serio… -Patricia frunció el ceño y Ángel le sonrió- Y contigo… Bueno… Es que no sé si contarte esto ahora…
Patricia: Venga hombre… Dímelo… -Le insistió incorporándose un poco y besándole la comisura de los labios-
Ángel: Tú has sido para mí como una musa, Patri… -Ella se separó unos centímetros de su boca y volvió a observarle extrañada- En serio… Yo había dejado de pintar, de tocar el piano, de sacar fotografías… Ya sabes, de hacer todas esas cosas artísticas que tan mal me salen pero que a mí me llenan –Patricia sonrió levemente- Y recuerdo que en uno de los primeros programas, cuando vi que te reías tanto conmigo y se te iluminaba la mirada incluso cuando a mí me parecía que el guión era una mierda… Llegué a mi casa, saqué las pinturas y saliste tú en el lienzo… -Hizo una pequeña pausa y la miró a los ojos- Solo me hizo falta mirar una foto para terminarte los ojos. Me costaba mucho pillarle los brillos y… -Ella puso el dedo índice sobre sus labios y le sonrió- Fue un poquito frío hacerlo con una foto…-No le dejó acabar la frase, se levantó de la cama y fue al salón a por el caballete y las pinturas de Leyre-
Ángel: ¿Qué pasa? –Le preguntó en cuanto la vio llegar mordiéndose el labio- ¿Ya estás mejor? –Ella asintió con la mirada y colocó todo justo enfrente de la cama-
Patricia: Quiero que me vuelvas a pintar… -Le susurró al oído-
Ángel acarició su mejilla con el dorso de la mano y Patricia le sonrió antes de besarla dulcemente.
Ángel: ¿Ahora? –Preguntó mientras ella se dirigía a la cama y se tumbaba sobre ella-
Patricia: Ahora… -Susurró sentándose en medio del colchón-
Él se colocó tras el caballete sonriendo imperceptiblemente.
Ángel: ¿Al menos puedo elegir cómo debes posar? –Patricia le sonrió y asintió con la cabeza-
Ángel se acercó a ella y, poniéndose de rodillas, la agarró por la cintura e hizo que se recostara de lado, con los pies estirados a lo ancho de la cama. Luego le proporcionó un beso corto y corrió de nuevo hacia el caballete.
Ángel: ¿Puedo pedirte un favor? –Patricia volvió a asentir- No sonrías… -Susurró empezando a colocar las pinturas sobre la madera-
Ella no hizo ninguna pregunta y le obedeció. Él intentó concentrarse y comenzó a dibujarla despacio.
Patricia, en un momento en el que él se despistó, aprovechó para desabrocharse un poco la camiseta del pijama y colocar las piernas un poco más separadas. Ángel no pudo evitar sonreír al volver a mirarla.
Ángel: Si me pones nervioso me saldrá mal… -Susurró-
Patricia: Me encanta ponerte nervioso… -Le respondió ella en el mismo tono, pero volviéndose a abotonar la camisa-
Ángel: No, déjatela así… -Patricia sonrió y le hizo caso de nuevo-
Siguió dibujando lo básico con mucha tranquilidad. Había dejado a Patricia en una posición cómoda y ella no le había dicho en ningún momento que estuviera cansada. Además, seguía sin sonreír y él se lo agradecía con las cortas miradas que le lanzaba para captar mejor los detalles.
En un momento dado, ella se incorporó y le agarró de la camiseta, atrayéndole hacia su cuerpo.
Patricia: Déjalo por esta noche… -Le susurró mientras comenzaba a besarle-
Ángel: ¿No quieres verlo? –Preguntó él mientras la recostaba sobre la cama y se tumbaba sobre ella-
Patricia: No hasta que lo acabes… -Volvió a besarle-
Ángel terminó de quitarle la camiseta y ella hizo lo propio con la de él, aprovechando el momento para besarle dulcemente el pecho. Él acarició su espalda con las yemas de sus dedos.
Patricia se tumbó boca arriba y él se dedicó a darle besos por la tripa mientras ella se reía porque le estaba haciendo cosquillas.
Patricia: Ven aquí, anda… -Le agarró del pelo sin ejercer fuerza e hizo que se incorporara y volviera a sus labios- ¿Me puedes explicar cómo consigues ser tan jodidamente perfecto? –Ángel se rió y ella le besó-
Ángel: Algún día que no me esté muriendo de sueño… -Susurró antes de dejarse caer en un lado de la cama y envolviéndola con sus brazos y piernas- Pero ahora hay que dormir, que mañana no va a haber quien me levante, guapa… -Ella sonrió y le acarició la espalda-
Patricia: Buenas noches cariño
Ángel: Buenas noches mi vida…
oOoOoOoOoOoOoOo
Al día siguiente, decidieron en el trabajo que Ángel se quedaría en su casa hasta el viernes para que Patricia y Leyre hicieran cosas juntas y la niña no se sintiera tan invadida. Al fin y al cabo, se iba a quedar todo el fin de semana en Valladolid y ellos dos podrían estar solos hasta el domingo por la noche.
Se veían en el programa y por las tardes, aprovechando los ratitos libres que tenía Ángel con el guión para regalarse mimos en el camerino de Patricia.
Ella se había encargado de aprovechar las tardes y las noches que había pasado sola para organizar algo especial para esos tres días. Quería darle una sorpresa y creía saber como hacerlo.
Capítulo 17. ¡Sorpresa!
Patricia: ¿Has cogido los chaquetones? –Preguntó mientras metía dos pares de botas en la maleta-
Leyre: Sí… -Le respondió ella cerrando la mochila en la que los había metido-
Patricia: En el neceser tienes el cepillo de dientes y el aparato… -Leyre puso cara de asco y Patricia se rió- Te lo tienes que poner por la mañana y por la noche…
Leyre: ¿Cuánto rato? –Preguntó irritada-
Patricia: Desde que te levantes hasta la hora de comer -La niña suspiró- ¿Te vas a llevar a Pipo?
Leyre: ¿No soy demasiado grande para llevarme un peluche de viaje?
Patricia: ¿Desde cuándo se es demasiado mayor para eso? –Le preguntó mientras cogía a Pipo de la cama y ponía cara de pena con él pegado en su mejilla-
Leyre: Mejor se queda aquí contigo –Su madre asintió y volvió a ponerlo en su sitio-
Patricia: Como quieras…
Entre las dos terminaron de preparar las cosas en silencio hasta que Leyre se acercó por detrás a Patricia y agarró a Pipo en las manos, mirándole como si él fuera el culpable de su indecisión.
Leyre: Mejor me lo llevo, que tú no vas a saber cuidarle bien… -Concluyó metiéndolo en la mochila-
Patricia: Me parece bien, que seguro que no soy capaz de prestarle mucha atención y luego me sale como tú… -Le sacó la lengua a su hija y esta puso morritos y se colgó el bolso al hombro-
Ángel: ¿Estáis ya? –Preguntó desde la puerta-
Patricia: Sí… -Él entró y agarró la maleta que había sobre la cama y la cargó hasta el portal. Leyre y Patricia le siguieron-
Berta llegó unos minutos después con el equipo que la ayudaría en el reportaje y mientras Ángel hablaba con ella por la ventanilla y metía las cosas en el maletero, Patricia se despedía de su hija.
Patricia: En el bolsito donde te metí la consola te puse un sobre para que se lo des a la abuela, ¿vale? –La niña estiró los brazos y la abrazó- Dale dos besazos a cada uno y un tirón de orejas a tu tío por mí, ¿sí?
Leyre: ¿Me vas a echar de menos? –Patricia no pudo evitar sonreír y la estrechó entre sus brazos-
Patricia: Cada segundo –Respondió mientras le colocaba la chaqueta y la acercaba a la furgoneta-
Berta: ¿Lista? –Leyre asintió y Berta le abrió la puerta de atrás-
Patricia: Cuídamela, ¿eh? –Le dijo a su amiga mientras la abrazaba-
Berta: Tranquila que no se va a la guerra, mujer…
Patricia: Es la primera vez que se me va tanto tiempo…
Berta: Pero ahora ya tienes a quien te de calorcito en la cama, ¿eh? –Le dijo riéndose mientras le daba ligeros codazos en el costado-
Patricia: Eres una zorra…
Berta: ¡Hasta el domingo, guapos! –Exclamó subiéndose al furgón-
Ángel: Adiós Leyre… -La niña se despidió de ellos con la mano y el coche arrancó-
Ángel y Patricia volvieron al portal en silencio.
Ángel: ¿Has visto mis pantalones negros? –Preguntó en cuanto se subieron al ascensor-
Patricia: Sí… -Respondió ella sonriendo- Te los dejaste aquí…
Ángel: Es que los estuve buscando mientras ayudabas a Leyre y no los encontré…
Llegaron al piso y Patricia se dio prisa en llegar a su habitación y coger los dos bolsos que había bajo la cama. Volvió con ellos al salón y sonrió al ver que Ángel la miraba atónito.
Patricia: Nos vamos de fin de semana… -Aclaró entregándole una de las dos maletas- Te he lavado la ropa que te dejaste aquí y te he comprado algo más por si te hace falta –Chasqueó los dedos delante de la cara de Ángel y este reaccionó sacudiendo la cabeza- Llegamos tarde, corazón… -Él se giró y comenzó a andar hacia la puerta sin entender nada-
En cuanto salieron al pasillo, Ángel dejó que ella pasara delante y la siguió sin hablar hasta el parking. Pusieron los bolsos en el maletero y se subieron al coche.
Ángel: ¿A dónde vamos? –Preguntó en cuanto Patricia arrancó el coche y salió del garaje-
Patricia: Ya lo verás… -Le respondió ella sonriéndole levemente-
Llevaban casi 40 minutos en el coche. Ángel la miraba cada vez que veía algún cartel informativo, pero a ella no le cambiaba ni un ápice el semblante y estaba empezando a impacientarse, aún así, no fue capaz de preguntar más.
Patricia: Ya hemos llegado… -Dijo mientras ponía el freno de mano y observaba la reacción de Ángel ante la urbanización de chalets en la que estaban-
Ángel: ¿Y esto? –Patricia le dio un pequeño beso en la mejilla y se bajó del coche, él la siguió y entre los dos sacaron el equipaje-
Patricia: Una amiga se ha ido fuera este fin de semana y…
Ángel: ¿Qué clase de amiga tiene un chalet en la moraleja? –Patricia soltó una carcajada-
Patricia: Una muy ricachona… -Respondió caminando hasta la puerta del jardín de una de las casas-
Solo la entrada del chalet era impresionante; un gran jardín rodeado por unas vallas con enredaderas que no dejaban que se viera desde fuera, un porche lleno de flores con una mesa y sillas a un lado, baldosas de piedra medio tapadas por la hierba y una hamaca entre dos árboles a la derecha de la casa.
Patricia: Y aún no has visto lo mejor… -Le susurró acercándose a él y dirigiéndose luego a abrir la puerta-
Ángel: ¿Puede haber algo mejor que esto? –Preguntó mirándolo todo ensimismado y dejando los bolsos en la entrada-
Patricia: Puede… -Contestó agarrándole de la mano y tirando de él hacia la puerta de atrás- Esto… -Dijo nada más abrirla-
Una especie de cristalera que resguardaba una piscina, un jacuzzi e incluso una pequeña sauna en una esquina, se abrió paso ante sus ojos. Patricia sonrió y Ángel volvió a abrir la boca fascinado.
Ángel: No, ahora en serio… ¿Te la ha prestado Woody Allen? –Patricia soltó una carcajada-
Patricia: La he alquilado, tonto… -Contestó mientras le besaba- Celebré aquí uno de los cumpleaños de Leyre y cuando me enteré de que iba a estar fuera este fin de semana… -Se mantuvo en silencio unos segundos en los que él no dejó de mirarla- De todas formas, no creo que Woody Allen tenga tan buen gusto… -Aclaró sonriendo-
Ángel: No me esperaba esto para nada y me están entrando unas ganas locas de hacer una cosa que…
Patricia: Hazlo –Le instó-
Ángel: ¿Segura? –Le preguntó frunciendo el ceño. Patricia asintió con la cabeza y se mordió el labio inferior-
Ángel, sin pensárselo dos veces, la cogió en brazos y comenzó a correr hasta el borde de la piscina. Ella se agarró a su cuello en el último instante y los dos cayeron al agua entre carcajadas.
Nada más sacar las cabezas del agua, Patricia se subió en sus hombros y le abrazó por detrás. Ángel cargó con ella hasta las escaleras y se sentaron con la mitad de su cuerpo aún dentro del agua.
Patricia: Estás loco… -Le dijo sonriendo-
Ángel: Y tú muy sexy… -Afirmó él arrastrándose por el escalón hasta llegar a su lado y abrazarla-
Patricia: ¿Sí? –Preguntó mientras se separaba un poco de su cuerpo y comenzaba a quitarse la camiseta-
Ángel: ¿Qué haces? –Ella no le respondió y siguió despojándose de los pantalones y los zapatos-
Patricia: ¿Me ayudas con el sujetador? –Se giró dándole la espalda e intentando excitarle poniendo su voz sugerente-
Ángel: Em… Claro, claro… -Contestó nervioso a la vez que alargaba sus manos hasta el cierre del sujetador-
Tardó más de lo habitual en desabrochárselo. Los lunares de su espalda le volvían loco y no podía evitar acariciarlos con las yemas de los dedos y besarlos con delicadeza. Pero esta vez era distinto; el agua proporcionaba al momento una sensualidad diferente a la que ambos habían experimentado otras veces y eso comenzaba a atraparles.
Terminó de quitárselo y observó como volvía a meterse en la piscina y empezaba a nadar hacia la otra orilla.
La siguió con la mirada hasta que se dio cuenta de que le quedaban un par de metros para llegar y salió del agua corriendo e intentando llegar antes que ella. Se sentó en el bordillo metiendo los pies en el agua y sonrió al notar las manos de Patricia quitándole los zapatos.
Ángel: Ven aquí –Le susurró mientras la agarraba de los brazos y la sacaba del agua-
Ella se sentó sobre sus muslos comenzando a besarle la línea de la mandíbula con desenfreno y él la dejó hacer hasta que necesitó algo más y, sujetándola por la espalda, se giró tumbándola sobre el borde y colocándose sobre ella sin ejercer mucha presión.
Patricia le quitó la blusa con rapidez y él mismo se encargó de desabrocharse el pantalón e írselo bajando poco a poco sin dejar de besarla.
En un momento dado, ella salió de debajo de su cuerpo y se puso en pie sonriéndole maliciosamente mientras él la miraba desconcertado. Patricia le tendió la mano y él, agarrándose de ella, se levantó dirigiéndose de nuevo a sus labios.
Patricia: Ey, ey… Estás desesperado, ¿eh? –Ángel no se percató de sus palabras y mientras seguía un camino por su cuello con los labios, comenzó a estirar los brazos y bajarle lentamente la última prenda que le quedaba- Vale, no hace falta que respondas… -Afirmó riéndose y cerrando los ojos para sentir más el contacto-
Ángel: ¿Qué? –Murmuró volviendo a morder suavemente sus labios a la vez que ella levantaba las piernas para dejar caer las braguitas al suelo-
Cuando se percató de que Ángel había parado de besarla unos instantes para terminar de desnudarse, volvió a tirarse al agua y a nadar velozmente hasta las escaleras intentando hacerle rabiar. Él iba a volver corriendo, pero decidió lanzarse y seguirla a nado hasta que la alcanzó por las piernas y la atrajo hacía su cuerpo con poca delicadeza.
Patricia: ¿Eso que llevas ahí es un flotador o es que te alegras de verme? –Ángel sonrió-
Ángel: Te estás haciendo de rogar…
Patricia: Me encanta excitarte y ver como se te queda la cara cuando huyo… -Afirmó antes de hundir levemente su cara en el agua y proporcionarle besos húmedos en la tripa y el pecho-
Él tiró de ella levemente y en cuanto la tuvo de frente se lanzó a lamer sus pechos mientras acariciaba su sexo con una de sus manos. Ella ya no tenía ganas de bromas, ni de huir, ni de ver su cara de tonto cuando le dejaba a medio hacer… y así se lo hizo saber cuando sacó su cara del agua para coger aire.
Patricia: Hazlo ya si no quieres que acabe yo sola… -Ángel frunció el ceño y seguidamente avanzó sujetándola por la cintura y acercándola lentamente al borde de la piscina-
Ángel: Ahora ya no quieres jugar, ¿no? –Bromeó en un intento de parecer relajado-
Patricia: Tengo ganas de jugar… -Contestó ella sonriéndole- Contigo dentro de mí… -Concluyó en su oído con un susurro entremezclado con un gemido que dejó a Ángel completamente atónito-
p.a.t.r.ii- Mensajes : 440
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: "Ohana"
Capítulo 18. Novedades.
Él decidió no entretenerse más y con ayuda de una de sus manos se introdujo lentamente en ella mientras le sujetaba los brazos apoyados en el borde de la piscina y sin permitir que se soltara.
Poco a poco fue profundizando la penetración sin dejar de mirarla con ojos lujuriosos. Observando todas sus reacciones: su leve sonrisa cada vez que intentaba liberarse de sus manos y él no se lo permitía, la tensión de sus facciones cuando él alcanzaba algo de ritmo dentro de ella e incluso el arqueamiento de su espalda cada vez que la invadía una oleada de placer.
Y ella solo podía sonreírle, gemir, gritar su nombre mientras mordía su cuello sin ninguna delicadeza.
Él no la detuvo, no le dijo que le estaba haciendo daño, no dejó de hacerle el amor en ningún momento. Estaba poseído, embrujado por sus ojos marrones que se clavaban sin piedad en los suyos.
Y aunque se habían mantenido todo el tiempo sin besarse, Patricia no pudo evitar hacerlo en el último momento, enroscando sus pies al cuerpo de Ángel logrando así que permaneciera dentro de ella unos minutos más. Lo que tardaron en reponerse, en que volvieran a la normalidad sus respiraciones.
En ese momento, él dejó sus manos libres y ella le abrazó con toda la fuerza que había acumulado mientras la tenía sujeta.
Ángel: Cualquiera diría que te ha encantado… -Ironizó con la cabeza apoyada en su cuello-
Patricia: No me vuelvas a agarrar las manos en momentos como este, por favor… -Dijo ella apartándose lentamente de su cuerpo y girándose para agarrarse del bordillo-
Ángel: ¿Por qué? –Le preguntó abrazándola por la espalda y besando dulcemente su cuello-
Patricia: Porque necesitaba tenerlas libres… -Contestó sonriendo y girando uno de sus brazos para acariciar su trasero-
Ángel: Ya veo… -Afirmó volviendo a girarla hacia él-
Patricia: ¿Tienes ganas de más? –Preguntó alzando las cejas-
Ángel: ¿Y tú? –Eludió sonriendo-
Patricia: Yo necesito descansar un poquito…-Dijo gesticulando con los dedos- Que mira como me has dejado los brazos, guapo… -Le mostró las marcas que le había dejado y él se echó a reír- ¿Te hace gracia?
Ángel: Me hace gracia que me lo diga la vampira… -Contestó enseñándole las mordeduras de su cuello y Patricia simplemente se mordió el labio inferior y puso morritos- ¿No tienes nada que decir? –Preguntó haciéndose el duro-
Patricia: ¿Que lo siento? –Replicó ella antes de volver a besarle intensamente-
Ángel: Que lo sientes, que lo sientes… -Farfulló haciéndola reír-
oOoOoOoOoOoOoOo
Salieron de la piscina unos minutos después, recogieron la ropa del suelo y se cubrieron con unas toallas que había junto a la puerta de la sauna.
Ángel: ¿Estaba todo preparado? –Patricia sonrió-
Patricia: Puede que sí…
Volvieron a la casa y mientras ella colgaba la ropa en la azotea, Ángel aprovechó para ducharse.
Patricia: ¿Se puede? –Preguntó entreabriendo la puerta-
Ángel: Pasa… -Respondió él desde la bañera- ¿Has subido de esa guisa a tender?
Patricia: Tapada por una toalla… ¿Te parece poco?
Ángel: Después de estas dos horas tan intensas… ¿Me puedes decir cómo vamos a conseguir que no decaiga el fin de semana? –Ella no pudo evitar soltar una carcajada-
Patricia: A mí se me ocurre que podríamos dar un paseo por la urbanización sin temor a que nos pillen los paparazzis…
Ángel: ¿Hay algo que ver por estas calles?
Patricia: Me apetece pasear de la mano…
Ángel: Y que te pase mi chaqueta por los hombros si te da frío, ¿no? –Ironizó saliendo de la bañera envuelto en una toalla-
Patricia: Puedo llevar mi propia chaqueta si quieres, ¿eh? –Ángel sonrió- Pero que si no te apetece nos quedamos…
Ángel: Que no tonta… Que sí me apetece pasear contigo y besarte y acariciarte y… -Patricia le calló con un beso- y hacerte el amor… -Continuó él antes que ella volviera a besarle- y conseguir que sonrías… -Le besó de nuevo y él no pudo evitar tirarle la toalla al suelo-
Patricia: Eh… Que necesito una ducha y si no me la doy ya no saldremos… -Dijo no muy convencida mientras se metía en la ducha-
Ángel: Vale, vale… Voy a vestirme.
Patricia: ¡Adiós, guapetón! –Gritó riéndose-
En cuanto terminaron de vestirse salieron los dos de la casa con las manos en los bolsillos y hasta parecía que tenían vergüenza.
Caminaron unos metros hasta que Ángel no pudo evitar echarse a reír. Patricia le miró extrañada y él dirigió la vista a sus manos y luego a las de ella.
Ángel: ¿No íbamos a dar un paseo de la mano? –Preguntó estirando la suya-
Patricia: Perdón… Supongo que no me acostumbro a poder hacer esto sin temor a que nos pillen… -Sonrió antes de hacer lo mismo y cogerle la mano-
Y él, al sentir el contacto de su piel con la suya, no pudo evitar atraerla hacía su cuerpo y agarrarla por el hombro mientras enterraba la nariz en su pelo impregnándose de su olor.
Ángel: A ver si nos vamos a perder…
Patricia: Ya has tenido que joder el primer momento romántico que tenemos en público… -Murmuró haciéndose la enfadada-
Ángel: Vale, vale… Ya me callo…
Cuando estaban a punto de volver, sonó el móvil de Patricia y ella se separó de Ángel para cogerlo.
Patricia: ¡Hola mami! –Exclamó entusiasmada-
- Hola cariño… ¿Qué tal se está sin la niña? –Patricia le sonrió a Ángel-
Patricia: Bueno… Aún no ha pasado un día y por ahora creo que puedo sobrevivir… ¿Qué tal estáis?
- Muy bien… La niña acaba de cenar y ahora mismo se iba a la camita.
Patricia: Que no se le olvide ponerse los aparatos, ¿vale?
- Tranquila, se lo tiene muy bien aprendido… Oye, por cierto… ¿Para qué es ese dinero que traía Leyre en el bolso?
Patricia: Eso es para que os vengáis a vernos una semana de estas, mamá… Porque en navidad nos vamos a Disney y quiero verte antes…
- Ah claro hija… Pero no hacía falta que mandaras dinero.
Patricia: Sí que hacía falta… Yo te dije que iría a veros y al final no voy, así que os lo debía, ¿no?
- Vale cabezona, como tú quieras… ¿Qué tal con el muchacho? –Patricia no pudo evitar soltar una carcajada-
Patricia: Muy bien… Estamos aquí dando un paseíto… -Ángel sonrió levemente al intuir la pregunta que le había hecho su madre-
- Te noto muy feliz… Cuando vaya me lo presentarás, ¿no?
Patricia: ¡Claro! Te va a encantar… Después de papá, no hay hombre más maravilloso que Ángel… -Dijo riéndose-
Ángel: Ni mujer más maravillosa que tú… -Susurró antes de que Patricia le diera un beso breve en los labios-
- Me alegro cariño… Me alegro de que estés tan contenta. Oye… Que la niña quiere hablar contigo… -Su madre le dio el teléfono a Leyre-
Leyre: Mami, ¿puedo hablar con Ángel? –Preguntó nada más ponérselo en la oreja-
Patricia: ¡Qué énfasis! Sí, espera… -Le pasó el móvil a Ángel y tapando el micrófono le comentó que Leyre quería hablar con él-
Ángel: Hola Leyre… ¿Qué tal?
Leyre: Muy bien… Ángel… Creo que se me ha ido la inspiración… -Él sonrió levemente- He intentado dibujarle una cosa a la abuela y no me sale nada… Mamá dice que yo no tengo ese problema pero yo creo que sí… ¿Qué hago? –Preguntó preocupada-
Ángel: ¿Qué querías dibujarle?
Leyre: Su casa… -Ángel pensó unos segundos-
Ángel: Pues a ver… Ponte mirando la fachada, cierra los ojos e intenta memorizarla… ¿Sabes lo que quiero decir?
Leyre: Creo que sí…
Ángel: Pues cuando ya veas que tienes algunos detalles en la mente… Ábrelos y empieza a dibujarla despacio… A mí me ayuda mucho hacerlo…
Leyre: ¡Muchas gracias!
Ángel: De nada guapa… Te paso con tu madre, ¿vale? –Le devolvió el móvil a Patricia y comenzó a andar hacia la casa despacio-
Capítulo 19. Confesiones.
Una vez en la casa, Patricia llamó a un restaurante para que les trajeran algo de cenar y Ángel puso la tele y se tiró en el sillón.
Patricia: ¿Algo interesante? –Preguntó al volver al salón-
Ángel: Prefiero la piscina, si te soy sincero… -Ella sonrió-
Patricia: He pedido cosillas para picar, ¿vale? –Ángel asintió y Patricia se sentó a su lado, colocando sus pies sobre ella- Mañana por la mañana me gustaría enseñarte algo que me propuso la dueña de la casa…
Ángel: ¿El qué?
Patricia: Me dijo que se ve amanecer perfectamente… -Él le sonrió-
Ángel: Pues pondremos el despertador tempranito, ¿no?
Patricia: Sí, habrá que dejar el sexo desenfrenado para mañana… -Ambos se echaron a reír- Oye… No sé por qué no lo había hecho antes, pero me gustaría darte las gracias por como eres con Leyre… -Ángel la miró extrañado- Sí bueno… Es que yo me prometí que si me gustaba alguien y a ella no, me lo pensaría mucho antes de estar con él… Tú me haces eso muy fácil, mi hija te adora… -Ángel volvió a sonreírle levemente-
Ángel: Jamás pensé que diría esto de un niño… Pero yo también le he cogido mucho cariño en este tiempo, ¿eh? Es encantadora… -Patricia se recostó un poco de perfil a su lado y le abrazó- Y va a ser una artista, ya lo verás…
Patricia: Gracias a ti…
Ángel: Ya me lo agradecerás terminando de pagar mi casa cuando lo gane bien… -Ella soltó una carcajada-
Patricia: A lo mejor cuando eso pase tú y yo estamos viviendo juntos…
Ángel: Pues entonces que se pague un piso ella y se independice…
Patricia: Mi niña se queda con nosotros hasta que yo sea abuela como mínimo, ¿eh? –Murmuró riéndose-
Ángel: Primero tendrás que ser madre de nuevo… -Dijo casi sin pensar-
Patricia se quedó en silencio y apoyó la cabeza en su pecho. Él cerró los ojos y se mordió el labio inferior al percatarse de que hasta hace poco, era inimaginable que pensara en esas cosas.
Patricia: Nunca me imaginé que el primero en hablar de este tema fueses tú…
Ángel: Me he precipitado un poquito… -Rectificó-
Patricia: No te preocupes, cariño…
Ángel: Pero sé que tu sueño es ser madre y no voy a ser yo el lastre para que no lo consigas…
Patricia: Y como ya te dije una vez, vas a ser un padre maravilloso… Porque… -Volvió a callarse y él le acarició el pelo para que continuase- Poco a poco lo vas siendo para Leyre, Ángel…
Ángel: No creo que sea para tanto…
Patricia: Sí lo es, cariño… Llevamos poquísimo tiempo juntos y siempre me pregunta por ti cuando se despierta… -Sonrió levemente- Piensa que cuando se duerme, tú te vienes a casa...
Ángel: ¿Te pregunta por mí? –Preguntó asombrado-
Patricia: Toda esta semana ha estado preguntándome si ibas a venir por la tarde a darle clases de piano… Siempre le decía que querías que estuviésemos esta semana solitas y que volverías el lunes y ponía una cara de mosqueo impresionante… -Ángel sonrió-
Ángel: Haberme llamado, mujer… -Ella negó con la cabeza y justo cuando fue a hablar, tocaron el timbre y Ángel se arrastró por el sillón como pudo para ir a abrir-
Patricia: ¿Tienes dinero? –Él se giró y le mostró la cartera sonriendo- Yo pongo el postre… -Murmuró abriéndose un poco la camiseta y haciéndole reír-
Ángel cogió la comida, le pagó al chico y volvió al salón dejando las bolsas sobre la mesa.
Patricia se incorporó y al ir a abrir uno de los cuencos con comida, notó como él introducía lentamente uno de sus dedos en su escote. Le miró sonriendo imperceptiblemente y Ángel se acercó a besarla.
Ángel: Es que me excitas, cariño… -Ella correspondió al beso echándose hacia atrás y atrayéndole hacia su cuerpo agarrándole de la camiseta- Y luego me quieres dejar a medias… -Continuó diciendo sujetándose del sillón para poder hablar-
Patricia: ¿Amanecer precioso o sexo escandaloso? –Preguntó volviendo a tirar de él-
Ángel: Amanecer hoy y mañana sexo, pasado sexo y… -Patricia soltó una carcajada-
Patricia: Relaja tigre… -Susurró cerca de sus labios-
Ángel: Pues deja de enseñar carne, guapa… -Le respondió del mismo modo sentándose a su lado y comenzando a abrir las bolsas de comida-
Cenaron viendo la tele en silencio, sin más interrupciones que algunas risas que se les escapaban al descubrirse mirándose de reojo y el ruido de un cubierto que se le cayó a Patricia al suelo.
Ángel: Si es que tienes manos de mantequilla… -Dijo riéndose mientras intentaba seguir comiendo-
Patricia: Mierda… Con lo a gustito que estaba y me voy a tener que levantar a lavarlo… -Susurró poniéndole morritos y mostrándole el tenedor-
Ángel: Hay otra opción…
Patricia: ¿Cuál? –Preguntó sonriendo levemente-
Él estiró su tenedor y Patricia no pudo contener una carcajada al darse cuenta de lo que quería hacer. Abrió la boca y dejó que le diera de comer.
Ángel: Una por papá… -Volvió a sacar el cubierto y a coger más comida- Una por la nena… -Repitió la operación- Una por el nene… -Dijo señalándose a sí mismo-
Patricia: Un poco de agua, por tu madre… -Ángel se echó a reír y cogió el vaso de la mesa-
Ángel: ¿También tienes problemas con los vasos? –Ella asintió poniendo morritos y él se lo acercó a los labios- Mucha cara tienes tú, guapita…
Al acabar, recogieron las cosas entre los dos y fueron al baño de la habitación. Ángel aún no lo había visto y abrió la boca asombrado.
Ángel: Esto no es normal, Patricia… -Dijo mientras se paseaba por el cuarto y palpaba la bañera de gran tamaño que había en una esquina-
Patricia: Es una bañera grande, Ángel… Que parece que nunca has visto una, hijo… -Contestó sacando el cepillo de dientes y la pasta del neceser y comenzando a lavarse los dientes-
Ángel: Mañana la probamos… -Murmuró haciendo lo mismo que ella- Y ahora a la cama, que la moza tiene muy mal despertar… -Dijo con la boca llena de pasta y dándole una torta-
Patricia: Vaaale…
Volvieron a la cama haciéndose cosquillas y se metieron bajo la colcha. Ángel cogió el móvil y puso el despertador temprano y Patricia apagó la luz de la mesilla de noche.
Patricia: Hasta mañana… -Concluyó girándose hacia la ventana y encogiéndose en posición fetal-
Ángel: Hasta mañana… -Respondió riéndose y acoplándose a su espalda, apoyando la mano en su tripa-
Él decidió no entretenerse más y con ayuda de una de sus manos se introdujo lentamente en ella mientras le sujetaba los brazos apoyados en el borde de la piscina y sin permitir que se soltara.
Poco a poco fue profundizando la penetración sin dejar de mirarla con ojos lujuriosos. Observando todas sus reacciones: su leve sonrisa cada vez que intentaba liberarse de sus manos y él no se lo permitía, la tensión de sus facciones cuando él alcanzaba algo de ritmo dentro de ella e incluso el arqueamiento de su espalda cada vez que la invadía una oleada de placer.
Y ella solo podía sonreírle, gemir, gritar su nombre mientras mordía su cuello sin ninguna delicadeza.
Él no la detuvo, no le dijo que le estaba haciendo daño, no dejó de hacerle el amor en ningún momento. Estaba poseído, embrujado por sus ojos marrones que se clavaban sin piedad en los suyos.
Y aunque se habían mantenido todo el tiempo sin besarse, Patricia no pudo evitar hacerlo en el último momento, enroscando sus pies al cuerpo de Ángel logrando así que permaneciera dentro de ella unos minutos más. Lo que tardaron en reponerse, en que volvieran a la normalidad sus respiraciones.
En ese momento, él dejó sus manos libres y ella le abrazó con toda la fuerza que había acumulado mientras la tenía sujeta.
Ángel: Cualquiera diría que te ha encantado… -Ironizó con la cabeza apoyada en su cuello-
Patricia: No me vuelvas a agarrar las manos en momentos como este, por favor… -Dijo ella apartándose lentamente de su cuerpo y girándose para agarrarse del bordillo-
Ángel: ¿Por qué? –Le preguntó abrazándola por la espalda y besando dulcemente su cuello-
Patricia: Porque necesitaba tenerlas libres… -Contestó sonriendo y girando uno de sus brazos para acariciar su trasero-
Ángel: Ya veo… -Afirmó volviendo a girarla hacia él-
Patricia: ¿Tienes ganas de más? –Preguntó alzando las cejas-
Ángel: ¿Y tú? –Eludió sonriendo-
Patricia: Yo necesito descansar un poquito…-Dijo gesticulando con los dedos- Que mira como me has dejado los brazos, guapo… -Le mostró las marcas que le había dejado y él se echó a reír- ¿Te hace gracia?
Ángel: Me hace gracia que me lo diga la vampira… -Contestó enseñándole las mordeduras de su cuello y Patricia simplemente se mordió el labio inferior y puso morritos- ¿No tienes nada que decir? –Preguntó haciéndose el duro-
Patricia: ¿Que lo siento? –Replicó ella antes de volver a besarle intensamente-
Ángel: Que lo sientes, que lo sientes… -Farfulló haciéndola reír-
oOoOoOoOoOoOoOo
Salieron de la piscina unos minutos después, recogieron la ropa del suelo y se cubrieron con unas toallas que había junto a la puerta de la sauna.
Ángel: ¿Estaba todo preparado? –Patricia sonrió-
Patricia: Puede que sí…
Volvieron a la casa y mientras ella colgaba la ropa en la azotea, Ángel aprovechó para ducharse.
Patricia: ¿Se puede? –Preguntó entreabriendo la puerta-
Ángel: Pasa… -Respondió él desde la bañera- ¿Has subido de esa guisa a tender?
Patricia: Tapada por una toalla… ¿Te parece poco?
Ángel: Después de estas dos horas tan intensas… ¿Me puedes decir cómo vamos a conseguir que no decaiga el fin de semana? –Ella no pudo evitar soltar una carcajada-
Patricia: A mí se me ocurre que podríamos dar un paseo por la urbanización sin temor a que nos pillen los paparazzis…
Ángel: ¿Hay algo que ver por estas calles?
Patricia: Me apetece pasear de la mano…
Ángel: Y que te pase mi chaqueta por los hombros si te da frío, ¿no? –Ironizó saliendo de la bañera envuelto en una toalla-
Patricia: Puedo llevar mi propia chaqueta si quieres, ¿eh? –Ángel sonrió- Pero que si no te apetece nos quedamos…
Ángel: Que no tonta… Que sí me apetece pasear contigo y besarte y acariciarte y… -Patricia le calló con un beso- y hacerte el amor… -Continuó él antes que ella volviera a besarle- y conseguir que sonrías… -Le besó de nuevo y él no pudo evitar tirarle la toalla al suelo-
Patricia: Eh… Que necesito una ducha y si no me la doy ya no saldremos… -Dijo no muy convencida mientras se metía en la ducha-
Ángel: Vale, vale… Voy a vestirme.
Patricia: ¡Adiós, guapetón! –Gritó riéndose-
En cuanto terminaron de vestirse salieron los dos de la casa con las manos en los bolsillos y hasta parecía que tenían vergüenza.
Caminaron unos metros hasta que Ángel no pudo evitar echarse a reír. Patricia le miró extrañada y él dirigió la vista a sus manos y luego a las de ella.
Ángel: ¿No íbamos a dar un paseo de la mano? –Preguntó estirando la suya-
Patricia: Perdón… Supongo que no me acostumbro a poder hacer esto sin temor a que nos pillen… -Sonrió antes de hacer lo mismo y cogerle la mano-
Y él, al sentir el contacto de su piel con la suya, no pudo evitar atraerla hacía su cuerpo y agarrarla por el hombro mientras enterraba la nariz en su pelo impregnándose de su olor.
Ángel: A ver si nos vamos a perder…
Patricia: Ya has tenido que joder el primer momento romántico que tenemos en público… -Murmuró haciéndose la enfadada-
Ángel: Vale, vale… Ya me callo…
Cuando estaban a punto de volver, sonó el móvil de Patricia y ella se separó de Ángel para cogerlo.
Patricia: ¡Hola mami! –Exclamó entusiasmada-
- Hola cariño… ¿Qué tal se está sin la niña? –Patricia le sonrió a Ángel-
Patricia: Bueno… Aún no ha pasado un día y por ahora creo que puedo sobrevivir… ¿Qué tal estáis?
- Muy bien… La niña acaba de cenar y ahora mismo se iba a la camita.
Patricia: Que no se le olvide ponerse los aparatos, ¿vale?
- Tranquila, se lo tiene muy bien aprendido… Oye, por cierto… ¿Para qué es ese dinero que traía Leyre en el bolso?
Patricia: Eso es para que os vengáis a vernos una semana de estas, mamá… Porque en navidad nos vamos a Disney y quiero verte antes…
- Ah claro hija… Pero no hacía falta que mandaras dinero.
Patricia: Sí que hacía falta… Yo te dije que iría a veros y al final no voy, así que os lo debía, ¿no?
- Vale cabezona, como tú quieras… ¿Qué tal con el muchacho? –Patricia no pudo evitar soltar una carcajada-
Patricia: Muy bien… Estamos aquí dando un paseíto… -Ángel sonrió levemente al intuir la pregunta que le había hecho su madre-
- Te noto muy feliz… Cuando vaya me lo presentarás, ¿no?
Patricia: ¡Claro! Te va a encantar… Después de papá, no hay hombre más maravilloso que Ángel… -Dijo riéndose-
Ángel: Ni mujer más maravillosa que tú… -Susurró antes de que Patricia le diera un beso breve en los labios-
- Me alegro cariño… Me alegro de que estés tan contenta. Oye… Que la niña quiere hablar contigo… -Su madre le dio el teléfono a Leyre-
Leyre: Mami, ¿puedo hablar con Ángel? –Preguntó nada más ponérselo en la oreja-
Patricia: ¡Qué énfasis! Sí, espera… -Le pasó el móvil a Ángel y tapando el micrófono le comentó que Leyre quería hablar con él-
Ángel: Hola Leyre… ¿Qué tal?
Leyre: Muy bien… Ángel… Creo que se me ha ido la inspiración… -Él sonrió levemente- He intentado dibujarle una cosa a la abuela y no me sale nada… Mamá dice que yo no tengo ese problema pero yo creo que sí… ¿Qué hago? –Preguntó preocupada-
Ángel: ¿Qué querías dibujarle?
Leyre: Su casa… -Ángel pensó unos segundos-
Ángel: Pues a ver… Ponte mirando la fachada, cierra los ojos e intenta memorizarla… ¿Sabes lo que quiero decir?
Leyre: Creo que sí…
Ángel: Pues cuando ya veas que tienes algunos detalles en la mente… Ábrelos y empieza a dibujarla despacio… A mí me ayuda mucho hacerlo…
Leyre: ¡Muchas gracias!
Ángel: De nada guapa… Te paso con tu madre, ¿vale? –Le devolvió el móvil a Patricia y comenzó a andar hacia la casa despacio-
Capítulo 19. Confesiones.
Una vez en la casa, Patricia llamó a un restaurante para que les trajeran algo de cenar y Ángel puso la tele y se tiró en el sillón.
Patricia: ¿Algo interesante? –Preguntó al volver al salón-
Ángel: Prefiero la piscina, si te soy sincero… -Ella sonrió-
Patricia: He pedido cosillas para picar, ¿vale? –Ángel asintió y Patricia se sentó a su lado, colocando sus pies sobre ella- Mañana por la mañana me gustaría enseñarte algo que me propuso la dueña de la casa…
Ángel: ¿El qué?
Patricia: Me dijo que se ve amanecer perfectamente… -Él le sonrió-
Ángel: Pues pondremos el despertador tempranito, ¿no?
Patricia: Sí, habrá que dejar el sexo desenfrenado para mañana… -Ambos se echaron a reír- Oye… No sé por qué no lo había hecho antes, pero me gustaría darte las gracias por como eres con Leyre… -Ángel la miró extrañado- Sí bueno… Es que yo me prometí que si me gustaba alguien y a ella no, me lo pensaría mucho antes de estar con él… Tú me haces eso muy fácil, mi hija te adora… -Ángel volvió a sonreírle levemente-
Ángel: Jamás pensé que diría esto de un niño… Pero yo también le he cogido mucho cariño en este tiempo, ¿eh? Es encantadora… -Patricia se recostó un poco de perfil a su lado y le abrazó- Y va a ser una artista, ya lo verás…
Patricia: Gracias a ti…
Ángel: Ya me lo agradecerás terminando de pagar mi casa cuando lo gane bien… -Ella soltó una carcajada-
Patricia: A lo mejor cuando eso pase tú y yo estamos viviendo juntos…
Ángel: Pues entonces que se pague un piso ella y se independice…
Patricia: Mi niña se queda con nosotros hasta que yo sea abuela como mínimo, ¿eh? –Murmuró riéndose-
Ángel: Primero tendrás que ser madre de nuevo… -Dijo casi sin pensar-
Patricia se quedó en silencio y apoyó la cabeza en su pecho. Él cerró los ojos y se mordió el labio inferior al percatarse de que hasta hace poco, era inimaginable que pensara en esas cosas.
Patricia: Nunca me imaginé que el primero en hablar de este tema fueses tú…
Ángel: Me he precipitado un poquito… -Rectificó-
Patricia: No te preocupes, cariño…
Ángel: Pero sé que tu sueño es ser madre y no voy a ser yo el lastre para que no lo consigas…
Patricia: Y como ya te dije una vez, vas a ser un padre maravilloso… Porque… -Volvió a callarse y él le acarició el pelo para que continuase- Poco a poco lo vas siendo para Leyre, Ángel…
Ángel: No creo que sea para tanto…
Patricia: Sí lo es, cariño… Llevamos poquísimo tiempo juntos y siempre me pregunta por ti cuando se despierta… -Sonrió levemente- Piensa que cuando se duerme, tú te vienes a casa...
Ángel: ¿Te pregunta por mí? –Preguntó asombrado-
Patricia: Toda esta semana ha estado preguntándome si ibas a venir por la tarde a darle clases de piano… Siempre le decía que querías que estuviésemos esta semana solitas y que volverías el lunes y ponía una cara de mosqueo impresionante… -Ángel sonrió-
Ángel: Haberme llamado, mujer… -Ella negó con la cabeza y justo cuando fue a hablar, tocaron el timbre y Ángel se arrastró por el sillón como pudo para ir a abrir-
Patricia: ¿Tienes dinero? –Él se giró y le mostró la cartera sonriendo- Yo pongo el postre… -Murmuró abriéndose un poco la camiseta y haciéndole reír-
Ángel cogió la comida, le pagó al chico y volvió al salón dejando las bolsas sobre la mesa.
Patricia se incorporó y al ir a abrir uno de los cuencos con comida, notó como él introducía lentamente uno de sus dedos en su escote. Le miró sonriendo imperceptiblemente y Ángel se acercó a besarla.
Ángel: Es que me excitas, cariño… -Ella correspondió al beso echándose hacia atrás y atrayéndole hacia su cuerpo agarrándole de la camiseta- Y luego me quieres dejar a medias… -Continuó diciendo sujetándose del sillón para poder hablar-
Patricia: ¿Amanecer precioso o sexo escandaloso? –Preguntó volviendo a tirar de él-
Ángel: Amanecer hoy y mañana sexo, pasado sexo y… -Patricia soltó una carcajada-
Patricia: Relaja tigre… -Susurró cerca de sus labios-
Ángel: Pues deja de enseñar carne, guapa… -Le respondió del mismo modo sentándose a su lado y comenzando a abrir las bolsas de comida-
Cenaron viendo la tele en silencio, sin más interrupciones que algunas risas que se les escapaban al descubrirse mirándose de reojo y el ruido de un cubierto que se le cayó a Patricia al suelo.
Ángel: Si es que tienes manos de mantequilla… -Dijo riéndose mientras intentaba seguir comiendo-
Patricia: Mierda… Con lo a gustito que estaba y me voy a tener que levantar a lavarlo… -Susurró poniéndole morritos y mostrándole el tenedor-
Ángel: Hay otra opción…
Patricia: ¿Cuál? –Preguntó sonriendo levemente-
Él estiró su tenedor y Patricia no pudo contener una carcajada al darse cuenta de lo que quería hacer. Abrió la boca y dejó que le diera de comer.
Ángel: Una por papá… -Volvió a sacar el cubierto y a coger más comida- Una por la nena… -Repitió la operación- Una por el nene… -Dijo señalándose a sí mismo-
Patricia: Un poco de agua, por tu madre… -Ángel se echó a reír y cogió el vaso de la mesa-
Ángel: ¿También tienes problemas con los vasos? –Ella asintió poniendo morritos y él se lo acercó a los labios- Mucha cara tienes tú, guapita…
Al acabar, recogieron las cosas entre los dos y fueron al baño de la habitación. Ángel aún no lo había visto y abrió la boca asombrado.
Ángel: Esto no es normal, Patricia… -Dijo mientras se paseaba por el cuarto y palpaba la bañera de gran tamaño que había en una esquina-
Patricia: Es una bañera grande, Ángel… Que parece que nunca has visto una, hijo… -Contestó sacando el cepillo de dientes y la pasta del neceser y comenzando a lavarse los dientes-
Ángel: Mañana la probamos… -Murmuró haciendo lo mismo que ella- Y ahora a la cama, que la moza tiene muy mal despertar… -Dijo con la boca llena de pasta y dándole una torta-
Patricia: Vaaale…
Volvieron a la cama haciéndose cosquillas y se metieron bajo la colcha. Ángel cogió el móvil y puso el despertador temprano y Patricia apagó la luz de la mesilla de noche.
Patricia: Hasta mañana… -Concluyó girándose hacia la ventana y encogiéndose en posición fetal-
Ángel: Hasta mañana… -Respondió riéndose y acoplándose a su espalda, apoyando la mano en su tripa-
p.a.t.r.ii- Mensajes : 440
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: "Ohana"
Capítulo 20. Amaneceres.
El penetrante ruido del despertador hizo su efecto a las cinco y media de la mañana. Ángel lo paró estirando la mano con desgana y sin siquiera abrir los ojos. Patricia seguía durmiendo, como si la cosa no fuera con ella y no tuviese que levantarse también si quería ver el bonito amanecer que le había prometido la dueña de la casa.
Él se puso en pie como pudo y fue al baño a lavarse la cara. Al volver, no pudo evitar echarse a reír al verla tumbada boca abajo, con una pierna colgando por fuera de la cama y la boca abierta sobre la almohada.
Se acercó y, colocando su mano sobre su omoplato, ejerció algo de presión intentando despertarla.
Patricia: Un ratito más… -Ángel sonrió de nuevo-
Ángel: Eras tú la que querías levantarte temprano… Así que venga, vaga…
Patricia: Solo cinco minutos, lo prometo… -Murmuró girando la cabeza hacia el otro lado y cerrando los ojos con fuerza-
Ángel: Te vas a perder el amanecer…
Patricia: Despiértame dentro de cinco minutos…
Ángel: Patri, si me acuesto cinco minutos me quedaré dormido y no veremos nada… -Le explicó calmado-
Patricia: Vaaale… -Chasqueó la lengua con fastidio y se levantó de la cama dirigiéndose al baño- Ya puede ser bonito el amanecer, que si no… -Farfulló por el camino-
Ángel: Anda, no te quejes tanto que si te portas bien te doy luego un masaje… -Patricia sonrió desde el baño-
Salieron de la habitación y subieron a la azotea. Aún era de noche y hacía algo de frío, pero Ángel había sido precavido y se había llevado una chaqueta que le colocó sobre los hombros en cuanto se percató de que se rodeaba con sus brazos.
Patricia: ¡Qué atento! –Exclamó colocándosela bien y acercándose al muro-
Ángel paseó por la azotea mirándolo todo con curiosidad.
Ángel: Patri… Tienes que ver esto… -Dijo desde la otra punta. Ella se giró y comenzó a andar hacia allí-
Patricia: ¡Dios! –Pronunció con los ojos como platos- ¿Estás viendo lo mismo que yo? –Ángel asintió con la cabeza- Es…
Ángel: Es precioso…
Les había tocado la última casa de la urbanización y desde la azotea solo se observaba hierba, árboles, e incluso podía oírse el sonido de algunos grillos rezagados que aún no se habían percatado de que empezaba a amanecer.
Patricia: Hay dos hamacas ahí… -Dijo señalando la pared-
Ángel: Voy a por ellas… -Contestó dándole un pico y andando hacia el muro-
Las colocó contra la pared para resguardarlas del viento y se tumbó en una de ellas con los brazos tras la nuca. Patricia se tumbó en la suya tapándose bien con la chaqueta.
Patricia: ¿No tienes frío? –Preguntó mientras los dos miraban al horizonte, que comenzaba a volverse de ese color naranja tan peculiar-
Ángel: Un poco… -Afirmó sonriendo-
Ella se incorporó y se tumbó a su lado, rodeándole con los brazos y estirando la chaqueta para cubrirle.
Ángel: Gracias… -Susurró acariciándole el pelo-
Patricia: Nunca había visto amanecer con alguien… -Dijo del mismo modo, como si les incomodase hablar alto en ese instante-
Ángel: ¿Sola sí? –Preguntó él con la vista fija en el cielo. Ella sonrió-
Patricia: Muchas veces… -Respondió- Cuando Leyre se despertaba llorando le daba el biberón mirando por la ventana de la cocina… En mi casa de Valladolid se ve desde casi todas partes, pero la cocina es el mejor lugar…
Ángel: ¿Era tan bonito como este?
Patricia: La verdad es que se me hace raro ver un amanecer tan bonito en Madrid… -Ángel sonrió- No sé si serán mejores que los de Valladolid, algún día te lo enseñaré y me dices…
Ángel: Eso está hecho…
Se quedaron un rato en silencio, intercalando miradas furtivas entre ellos y hacia el cielo, que comenzaba a anunciar que un nuevo día acaba de empezar.
Patricia: ¿Alguna vez te imaginaste esto? –Preguntó sonriendo levemente-
Ángel: ¿El qué? ¿Estar tumbado en una hamaca individual con una loca que me está clavando el codo en el costado? –Patricia soltó una carcajada-
Patricia: Eso mismo… -Afirmó estirando un poco la cabeza y dándole un pequeño beso en el cuello-
Ángel: Jamás imaginé nada parecido a esto, Patricia… -Dijo más serio, mirándola fijamente mientras le acariciaba el pelo- Para mí eras… inalcanzable –Ella le sonrió imperceptiblemente y no le interrumpió- ¿Sabes lo que hacía cuando te sentabas a mi lado en el camerino para leer el guión? –Patricia levantó un poco la cabeza para que él prosiguiera- Intentaba averiguar el perfume que llevabas puesto cada día… -Continuó avergonzándose por momentos- No es que sea un violador ni nada de eso, ¿eh? –Ella volvió a reírse- ¿Te acuerdas del día de tu santo, el año pasado? –Patricia asintió- El perfume que te regaló Berta lo escogí yo porque ella me lo pidió…
Patricia: ¿Qué? –Preguntó asombrada-
Ángel: Ella me dio el dinero y me dijo que te comprara algún detalle… y yo, como de flores y esas cosas no entiendo mucho, me imaginé como quedaría cada perfume en ti y escogí el que más se te parecía…
Patricia: ¿Te huelo a manzana? –Ángel sonrió-
Ángel: No sé, aquel día estaba filosófico y me dio por oler todos los perfumes de la perfumería… no veas como salí de allí… parecía que me había metido una raya o algo por el estilo…
Patricia: ¿Sabes que me encanta ese perfume? –Preguntó con un ligero brillo en los ojos-
Ángel: Solías ponértelo todos los viernes y también cuando salíamos todos a cenar… y además, creo que te lo ponías en fechas especiales como entregas de premios y esas cosas…
Patricia: Tienes una nariz privilegiada… -Le dijo sonriéndole- En uno de nuestros cumpleaños también me lo puse… -Ángel asintió-
Ángel: Sí, solo que esa fecha intento borrarla de mi mente… -Patricia echó la vista atrás y sus ojos se tornaron tristes- Ey, no te vayas a poner a llorar ahora…
Patricia: Fui demasiado dura contigo…
Ángel: Estaba borracho, intenté besarte y tú no quisiste aguantarme… es lo normal, ¿no?
Patricia: Podía haberte pedido que pararas o haberme marchado… o incluso podría… -Él la calló con un beso y ella no dijo nada más-
Y casi sin darse cuenta, los dos comenzaron a recordar aquella noche de 2008.
El penetrante ruido del despertador hizo su efecto a las cinco y media de la mañana. Ángel lo paró estirando la mano con desgana y sin siquiera abrir los ojos. Patricia seguía durmiendo, como si la cosa no fuera con ella y no tuviese que levantarse también si quería ver el bonito amanecer que le había prometido la dueña de la casa.
Él se puso en pie como pudo y fue al baño a lavarse la cara. Al volver, no pudo evitar echarse a reír al verla tumbada boca abajo, con una pierna colgando por fuera de la cama y la boca abierta sobre la almohada.
Se acercó y, colocando su mano sobre su omoplato, ejerció algo de presión intentando despertarla.
Patricia: Un ratito más… -Ángel sonrió de nuevo-
Ángel: Eras tú la que querías levantarte temprano… Así que venga, vaga…
Patricia: Solo cinco minutos, lo prometo… -Murmuró girando la cabeza hacia el otro lado y cerrando los ojos con fuerza-
Ángel: Te vas a perder el amanecer…
Patricia: Despiértame dentro de cinco minutos…
Ángel: Patri, si me acuesto cinco minutos me quedaré dormido y no veremos nada… -Le explicó calmado-
Patricia: Vaaale… -Chasqueó la lengua con fastidio y se levantó de la cama dirigiéndose al baño- Ya puede ser bonito el amanecer, que si no… -Farfulló por el camino-
Ángel: Anda, no te quejes tanto que si te portas bien te doy luego un masaje… -Patricia sonrió desde el baño-
Salieron de la habitación y subieron a la azotea. Aún era de noche y hacía algo de frío, pero Ángel había sido precavido y se había llevado una chaqueta que le colocó sobre los hombros en cuanto se percató de que se rodeaba con sus brazos.
Patricia: ¡Qué atento! –Exclamó colocándosela bien y acercándose al muro-
Ángel paseó por la azotea mirándolo todo con curiosidad.
Ángel: Patri… Tienes que ver esto… -Dijo desde la otra punta. Ella se giró y comenzó a andar hacia allí-
Patricia: ¡Dios! –Pronunció con los ojos como platos- ¿Estás viendo lo mismo que yo? –Ángel asintió con la cabeza- Es…
Ángel: Es precioso…
Les había tocado la última casa de la urbanización y desde la azotea solo se observaba hierba, árboles, e incluso podía oírse el sonido de algunos grillos rezagados que aún no se habían percatado de que empezaba a amanecer.
Patricia: Hay dos hamacas ahí… -Dijo señalando la pared-
Ángel: Voy a por ellas… -Contestó dándole un pico y andando hacia el muro-
Las colocó contra la pared para resguardarlas del viento y se tumbó en una de ellas con los brazos tras la nuca. Patricia se tumbó en la suya tapándose bien con la chaqueta.
Patricia: ¿No tienes frío? –Preguntó mientras los dos miraban al horizonte, que comenzaba a volverse de ese color naranja tan peculiar-
Ángel: Un poco… -Afirmó sonriendo-
Ella se incorporó y se tumbó a su lado, rodeándole con los brazos y estirando la chaqueta para cubrirle.
Ángel: Gracias… -Susurró acariciándole el pelo-
Patricia: Nunca había visto amanecer con alguien… -Dijo del mismo modo, como si les incomodase hablar alto en ese instante-
Ángel: ¿Sola sí? –Preguntó él con la vista fija en el cielo. Ella sonrió-
Patricia: Muchas veces… -Respondió- Cuando Leyre se despertaba llorando le daba el biberón mirando por la ventana de la cocina… En mi casa de Valladolid se ve desde casi todas partes, pero la cocina es el mejor lugar…
Ángel: ¿Era tan bonito como este?
Patricia: La verdad es que se me hace raro ver un amanecer tan bonito en Madrid… -Ángel sonrió- No sé si serán mejores que los de Valladolid, algún día te lo enseñaré y me dices…
Ángel: Eso está hecho…
Se quedaron un rato en silencio, intercalando miradas furtivas entre ellos y hacia el cielo, que comenzaba a anunciar que un nuevo día acaba de empezar.
Patricia: ¿Alguna vez te imaginaste esto? –Preguntó sonriendo levemente-
Ángel: ¿El qué? ¿Estar tumbado en una hamaca individual con una loca que me está clavando el codo en el costado? –Patricia soltó una carcajada-
Patricia: Eso mismo… -Afirmó estirando un poco la cabeza y dándole un pequeño beso en el cuello-
Ángel: Jamás imaginé nada parecido a esto, Patricia… -Dijo más serio, mirándola fijamente mientras le acariciaba el pelo- Para mí eras… inalcanzable –Ella le sonrió imperceptiblemente y no le interrumpió- ¿Sabes lo que hacía cuando te sentabas a mi lado en el camerino para leer el guión? –Patricia levantó un poco la cabeza para que él prosiguiera- Intentaba averiguar el perfume que llevabas puesto cada día… -Continuó avergonzándose por momentos- No es que sea un violador ni nada de eso, ¿eh? –Ella volvió a reírse- ¿Te acuerdas del día de tu santo, el año pasado? –Patricia asintió- El perfume que te regaló Berta lo escogí yo porque ella me lo pidió…
Patricia: ¿Qué? –Preguntó asombrada-
Ángel: Ella me dio el dinero y me dijo que te comprara algún detalle… y yo, como de flores y esas cosas no entiendo mucho, me imaginé como quedaría cada perfume en ti y escogí el que más se te parecía…
Patricia: ¿Te huelo a manzana? –Ángel sonrió-
Ángel: No sé, aquel día estaba filosófico y me dio por oler todos los perfumes de la perfumería… no veas como salí de allí… parecía que me había metido una raya o algo por el estilo…
Patricia: ¿Sabes que me encanta ese perfume? –Preguntó con un ligero brillo en los ojos-
Ángel: Solías ponértelo todos los viernes y también cuando salíamos todos a cenar… y además, creo que te lo ponías en fechas especiales como entregas de premios y esas cosas…
Patricia: Tienes una nariz privilegiada… -Le dijo sonriéndole- En uno de nuestros cumpleaños también me lo puse… -Ángel asintió-
Ángel: Sí, solo que esa fecha intento borrarla de mi mente… -Patricia echó la vista atrás y sus ojos se tornaron tristes- Ey, no te vayas a poner a llorar ahora…
Patricia: Fui demasiado dura contigo…
Ángel: Estaba borracho, intenté besarte y tú no quisiste aguantarme… es lo normal, ¿no?
Patricia: Podía haberte pedido que pararas o haberme marchado… o incluso podría… -Él la calló con un beso y ella no dijo nada más-
Y casi sin darse cuenta, los dos comenzaron a recordar aquella noche de 2008.
p.a.t.r.ii- Mensajes : 440
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: "Ohana"
Dime q no levo un cuarto de hora esperando para nada..., porq he visto q estas subiéndolo todo de nuevo, y he dicho ajá! al final debe ir uno nuevo... dime q ahora lo subes... o moriré de tristeza!
sin presiones eh?jajaja
sin presiones eh?jajaja
estrelitha- Mensajes : 115
Fecha de inscripción : 10/12/2009
Re: "Ohana"
Jajajajajaja lo siento!
Tengo el capi a medias y me está costando bastante escribirlo... Mañana seguro que subo, i promisse!!
Por cierto, antes estuve intentando buscar el fallo aquel del que me hablaste y no lo encuentro por ningún lado ¡YO QUIERO ARREGLARLO! Aiiis... ¿no recuerdas dónde estaba más o menos?
Mañana, en serio... mañana lo acabo y lo subo
Tengo el capi a medias y me está costando bastante escribirlo... Mañana seguro que subo, i promisse!!
Por cierto, antes estuve intentando buscar el fallo aquel del que me hablaste y no lo encuentro por ningún lado ¡YO QUIERO ARREGLARLO! Aiiis... ¿no recuerdas dónde estaba más o menos?
Mañana, en serio... mañana lo acabo y lo subo
p.a.t.r.ii- Mensajes : 440
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: "Ohana"
Lo ha prometidoo!!!!!!! Tiene una deuda con nosotras!!!!!
KeLa_13- Mensajes : 343
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Re: "Ohana"
p.a.t.r.ii escribió:Jajajajajaja lo siento!
Tengo el capi a medias y me está costando bastante escribirlo... Mañana seguro que subo, i promisse!!
Por cierto, antes estuve intentando buscar el fallo aquel del que me hablaste y no lo encuentro por ningún lado ¡YO QUIERO ARREGLARLO! Aiiis... ¿no recuerdas dónde estaba más o menos?
Mañana, en serio... mañana lo acabo y lo subo
buah! es q no me acuerdo ni del fallito jejeje... era secreto mujer, ahora todo el mundo estará pensando q fallo? q fallo? a vale ya me acuerdo... si a la tarde tengo un ratito lo miro! un beso y buenos dias!
estrelitha- Mensajes : 115
Fecha de inscripción : 10/12/2009
Re: "Ohana"
Aquí está el nuevo capi... Que me ha costado la vida escribirlo y del que no me siento muy orgullosa, pero bueno... xD [ais.. ¿se le podría cambiar el color a la letra del foro? No veo un pijo, en serio xDD]
Capítulo 21. Recordando.
Llegué al restaurante a las diez, justo un cuarto de hora antes de la hora a la que habíamos quedado.
Berta, Miki y Dani ya estaban sentados en una mesa y Alberto, Jose y Mario acaban de llegar y habían ido a la barra a por unas cervezas.
Me senté junto a Berta, que conversaba animadamente con nuestros compañeros.
Berta: ¿Qué tal? –Preguntó entusiasmada-
Patricia: Bien… ¿No han llegado Pilar y Ángel? –Ella negó con la cabeza-
Dani: Bueno… por ahí viene Pilar… -Giré la cabeza y la vi entrar y acercarse hasta nosotros sonriendo-
Pilar: ¡Hola! –Exclamó sentándose al lado de Dani-
Berta: Hola Pili… -Respondió ella sonriéndole-
Patricia: ¿Has visto a Ángel?
Pilar: No… ¿Aún no ha llegado? –Supuse que mi cara cambió y Pilar no esperó respuesta- Seguramente habrá pillado cola o algo así… -Intenté sonreírle-
Alberto: ¿Qué tal? –Preguntó sentándose también y dejando las bebidas que habían pedido sobre la mesa-
Dani: Muy bien, tío… ¿Y vosotros?
Patricia: Yo voy un segundo a… -Aclaré señalando a la calle antes de que comenzara la fiesta y ya no hubiese Dios que los callara-
Berta: Claro, claro… ve a llamarle… -Me dijo Berta guiñándome un ojo-
Salí del restaurante mientras sacaba el móvil y el tabaco del bolso y me apoyé en una valla publicitaria que había enfrente para llamarle.
Patricia: ¿Ángel? –Pregunté en cuanto me percaté de que habían contestado-
Ángel: ¿Cuántas veces tengo que decirte que fumar es malo para la salud? –Tiré el cigarro al suelo aún sin encenderlo y me di la vuelta-
Patricia: Me has asustado… -Le dije volviendo a guardar el encendedor y el teléfono en el bolso- ¿Por qué has tardado tanto? –Ángel se encogió de hombros y devolvió las manos a los bolsillos de su chaqueta- Te… ¿Te pasa algo? –Inquirí algo preocupada al ver que casi no tenía expresión en la cara-
Ángel: Problemas personales… supongo –Respondió cabizbajo y dirigiéndose a cruzar la calle hacia el restaurante-
Patricia: ¡Espera un momento! –Grité siguiéndole y agarrándole del brazo-
Ángel: ¿Qué quieres, Patricia? –Preguntó con voz cansada y pretendiendo liberarse de mi brazo disimuladamente-
Patricia: ¿Damos un paseo y me lo cuentas? –Intenté sonreírle para demostrarle que entendía que le pasaba algo y que no estaba molesta por su brusquedad-
Ángel: No tengo ganas ahora… pero gracias –Sonrió levemente- Gracias de verdad –Susurró girándose y encaminándose de nuevo hacia el local-
Entré unos minutos después que él y observé que no iba directamente a la mesa donde estaban todos sentados; se dirigió a la barra y pidió algo de beber.
Volví a sentarme con mis compañeros y noté que todos me observaban como si quisieran una explicación.
Patricia: No está de humor… -Resoplé mientras daba un sorbo de la copa de Berta-
Dani: ¿Qué le pasa? –Negué con la cabeza- Voy a acercarme a ver si… -Berta le dio una palmadita en el hombro y luego se giró hacia mí con gesto preocupado-
Berta: ¿Tú estás bien? –Le sonreí levemente-
Patricia: Me vendría bien distraerme un rato…
Berta: Yo puedo hacer algo para arreglar eso… -Susurró sacando el móvil del bolso y comenzando a escribir algo- Toma… -Me dio el móvil-
Patricia: ¿QUÉ? –Exclamé incrédula al leer lo que había escrito y devolviéndole el móvil- ¿Desde cuándo? –Le pregunté en voz baja acercándome a ella-
Berta: Desde hace un par de semanas… lo ha dejado con su novia y… -Comenzó a ponerse colorada- ayer me besó y hoy ha ido a recogerme para venir… no sé si va en serio o qué, pero yo estoy muy feliz… -Sonreí y le di un abrazo-
Patricia: Si es que eres la mejor distrayéndome, tía… -Berta soltó una carcajada y miró a la barra, donde estaban Dani y Ángel hablando y bebiendo- Esto va a acabar mal…
Berta: Dani me prometió que no bebería…
Patricia: ¿Ya te hace promesas? –Me dio un codazo leve y chasqueó con la lengua- No, hablando en serio… no sé que le pasa a Ángel…
Berta: ¿Te importa mucho? –Lo pensé unos segundos y la miré a los ojos- Vale, sí que te importa… -Dijo como si nada tomándose lo que quedaba de su cubata-
Patricia: Creo que me voy a ir a casa en breve…
Berta: Ni de coña… si él está mal, a ti no te va a joder la fiesta…
Le hice caso y me quedé charlando con ellos mientras Dani intentaba animar a Ángel por algo que ni siquiera sabía lo que era.
Procuré olvidarme de él y estuve bailando con Alberto y riéndome de las locuras de Berta, a la que solo le faltó subirse a la mesa y quitarse la camiseta.
No podía evitar mirarle de vez en cuando. Seguía en la barra, bebiendo y observando como hacíamos el idiota. Su cara seguía sin expresión y cada vez le notaba más derrumbado.
En el momento que conseguí librarme de Alberto para acercarme a él y volver a insistir, se levantó de la butaca y se metió en el pasillo de los baños. Le seguí.
Berta: Ey… ¿A dónde vas? –Me preguntó agarrándome del brazo-
Patricia: Em… al baño un segundo –Respondí antes de echarme a andar deprisa hacia el servicio de caballeros-
Toqué en la puerta, que se abrió con la leve fuerza de mi brazo y asomé la cabeza. Ángel estaba sentado en la tapa del váter, con la cara entre las manos e incluso me pareció que lloraba.
Patricia: Ángel… -Susurré abriendo la puerta y entrando. Él no me respondió- ¿Qué te pasa? –Volví a preguntarme mientras me agachaba frente a él y apoyaba mis manos en sus rodillas-
No dijo nada; simplemente cogió una de mis manos y comenzó a acariciarla lentamente. Sin mirarme, sin siquiera levantar la cabeza.
Ángel: ¿Por qué haces como si te importara? –Preguntó apartando mi mano de su pierna sin mucha delicadeza-
Patricia: Me importas… y estaría pasándomelo genial ahí fuera si no estuvieras tú aquí pasándolo mal –Respondí con algo de tristeza por lo que acababa de insinuar-
Él se incorporó despacio, quedándose de pie muy cerca de mí y mirándome fijamente a los ojos. Cuando ya pensaba que iba a volver a echarse a llorar, acercó su cara a la mía y me besó.
La sensación que me produjo ese beso, fruto de la borrachera que llevaba encima, hizo que la bofetada resonase en todo el baño.
Patricia: ¿Se puede saber qué haces? –Pregunté enfadada conmigo misma y con él por besarme justo en el peor momento que podía elegir-
Ángel: Pensé que era lo que querías… -Contestó algo más alto de lo normal- No dejas de marearme en toda la noche, te doy lo que quieres y me abofeteas… pues no lo entiendo, Patricia… ¡No lo entiendo! –Exclamó exasperado-
Patricia: Y yo no te entiendo a ti… que hoy estás más gilipollas de lo normal… espero que mañana no te acuerdes de lo que has hecho hoy porque te darás vergüenza a ti mismo… -Me giré bruscamente y me fui a casa sin despedirme de nadie-
Y justo en el momento en que salía del establecimiento, empezaba a arrepentirme de haberle pegado con tanta fuerza.
En el fondo solo estaba cabreada porque llevaba esperando ese momento mucho tiempo y él había tenido que meter la pata.
Patricia: Al final nunca me dijiste que te había pasado… -Le dijo interrumpiendo sus pensamientos-
Ángel: Nunca me lo preguntaste… -Respondió sonriendo levemente- Mi hermana…-Patricia colocó el dedo índice sobre sus labios al notar como le cambiaba la cara- No, me apetece contártelo… -Aclaró él-
Patricia: Te vas a poner triste y no quiero que estés mal…
Ángel: Lo he superado… -Ella asintió despacio- Mi hermana estaba embarazada y mi madre me había llamado aquella noche para decirme que lo había perdido…
Patricia: Joder… lo siento muchísimo cariño…
Ángel: No pasa nada… En aquel momento me puse así porque recordé la ilusión que tenía mi hermana con ser madre desde que era una enana… le encantan los niños, ¿sabes? A veces me recuerda mucho a ti... –Ella le sonrió y depositó un dulce beso en sus labios- Es de las que se quedan atontadas por la calle mirando carritos de bebés…
Patricia: Pero hace unos meses me dijiste que estaba embarazada, ¿no?
Ángel: Sí… Está ya de 5 meses –Contestó ya más animado-
Patricia: Podrías invitarla a pasarse un par de días aquí y así nos conocemos, ¿no?
Ángel: Podría…
Capítulo 21. Recordando.
Llegué al restaurante a las diez, justo un cuarto de hora antes de la hora a la que habíamos quedado.
Berta, Miki y Dani ya estaban sentados en una mesa y Alberto, Jose y Mario acaban de llegar y habían ido a la barra a por unas cervezas.
Me senté junto a Berta, que conversaba animadamente con nuestros compañeros.
Berta: ¿Qué tal? –Preguntó entusiasmada-
Patricia: Bien… ¿No han llegado Pilar y Ángel? –Ella negó con la cabeza-
Dani: Bueno… por ahí viene Pilar… -Giré la cabeza y la vi entrar y acercarse hasta nosotros sonriendo-
Pilar: ¡Hola! –Exclamó sentándose al lado de Dani-
Berta: Hola Pili… -Respondió ella sonriéndole-
Patricia: ¿Has visto a Ángel?
Pilar: No… ¿Aún no ha llegado? –Supuse que mi cara cambió y Pilar no esperó respuesta- Seguramente habrá pillado cola o algo así… -Intenté sonreírle-
Alberto: ¿Qué tal? –Preguntó sentándose también y dejando las bebidas que habían pedido sobre la mesa-
Dani: Muy bien, tío… ¿Y vosotros?
Patricia: Yo voy un segundo a… -Aclaré señalando a la calle antes de que comenzara la fiesta y ya no hubiese Dios que los callara-
Berta: Claro, claro… ve a llamarle… -Me dijo Berta guiñándome un ojo-
Salí del restaurante mientras sacaba el móvil y el tabaco del bolso y me apoyé en una valla publicitaria que había enfrente para llamarle.
Patricia: ¿Ángel? –Pregunté en cuanto me percaté de que habían contestado-
Ángel: ¿Cuántas veces tengo que decirte que fumar es malo para la salud? –Tiré el cigarro al suelo aún sin encenderlo y me di la vuelta-
Patricia: Me has asustado… -Le dije volviendo a guardar el encendedor y el teléfono en el bolso- ¿Por qué has tardado tanto? –Ángel se encogió de hombros y devolvió las manos a los bolsillos de su chaqueta- Te… ¿Te pasa algo? –Inquirí algo preocupada al ver que casi no tenía expresión en la cara-
Ángel: Problemas personales… supongo –Respondió cabizbajo y dirigiéndose a cruzar la calle hacia el restaurante-
Patricia: ¡Espera un momento! –Grité siguiéndole y agarrándole del brazo-
Ángel: ¿Qué quieres, Patricia? –Preguntó con voz cansada y pretendiendo liberarse de mi brazo disimuladamente-
Patricia: ¿Damos un paseo y me lo cuentas? –Intenté sonreírle para demostrarle que entendía que le pasaba algo y que no estaba molesta por su brusquedad-
Ángel: No tengo ganas ahora… pero gracias –Sonrió levemente- Gracias de verdad –Susurró girándose y encaminándose de nuevo hacia el local-
Entré unos minutos después que él y observé que no iba directamente a la mesa donde estaban todos sentados; se dirigió a la barra y pidió algo de beber.
Volví a sentarme con mis compañeros y noté que todos me observaban como si quisieran una explicación.
Patricia: No está de humor… -Resoplé mientras daba un sorbo de la copa de Berta-
Dani: ¿Qué le pasa? –Negué con la cabeza- Voy a acercarme a ver si… -Berta le dio una palmadita en el hombro y luego se giró hacia mí con gesto preocupado-
Berta: ¿Tú estás bien? –Le sonreí levemente-
Patricia: Me vendría bien distraerme un rato…
Berta: Yo puedo hacer algo para arreglar eso… -Susurró sacando el móvil del bolso y comenzando a escribir algo- Toma… -Me dio el móvil-
Patricia: ¿QUÉ? –Exclamé incrédula al leer lo que había escrito y devolviéndole el móvil- ¿Desde cuándo? –Le pregunté en voz baja acercándome a ella-
Berta: Desde hace un par de semanas… lo ha dejado con su novia y… -Comenzó a ponerse colorada- ayer me besó y hoy ha ido a recogerme para venir… no sé si va en serio o qué, pero yo estoy muy feliz… -Sonreí y le di un abrazo-
Patricia: Si es que eres la mejor distrayéndome, tía… -Berta soltó una carcajada y miró a la barra, donde estaban Dani y Ángel hablando y bebiendo- Esto va a acabar mal…
Berta: Dani me prometió que no bebería…
Patricia: ¿Ya te hace promesas? –Me dio un codazo leve y chasqueó con la lengua- No, hablando en serio… no sé que le pasa a Ángel…
Berta: ¿Te importa mucho? –Lo pensé unos segundos y la miré a los ojos- Vale, sí que te importa… -Dijo como si nada tomándose lo que quedaba de su cubata-
Patricia: Creo que me voy a ir a casa en breve…
Berta: Ni de coña… si él está mal, a ti no te va a joder la fiesta…
Le hice caso y me quedé charlando con ellos mientras Dani intentaba animar a Ángel por algo que ni siquiera sabía lo que era.
Procuré olvidarme de él y estuve bailando con Alberto y riéndome de las locuras de Berta, a la que solo le faltó subirse a la mesa y quitarse la camiseta.
No podía evitar mirarle de vez en cuando. Seguía en la barra, bebiendo y observando como hacíamos el idiota. Su cara seguía sin expresión y cada vez le notaba más derrumbado.
En el momento que conseguí librarme de Alberto para acercarme a él y volver a insistir, se levantó de la butaca y se metió en el pasillo de los baños. Le seguí.
Berta: Ey… ¿A dónde vas? –Me preguntó agarrándome del brazo-
Patricia: Em… al baño un segundo –Respondí antes de echarme a andar deprisa hacia el servicio de caballeros-
Toqué en la puerta, que se abrió con la leve fuerza de mi brazo y asomé la cabeza. Ángel estaba sentado en la tapa del váter, con la cara entre las manos e incluso me pareció que lloraba.
Patricia: Ángel… -Susurré abriendo la puerta y entrando. Él no me respondió- ¿Qué te pasa? –Volví a preguntarme mientras me agachaba frente a él y apoyaba mis manos en sus rodillas-
No dijo nada; simplemente cogió una de mis manos y comenzó a acariciarla lentamente. Sin mirarme, sin siquiera levantar la cabeza.
Ángel: ¿Por qué haces como si te importara? –Preguntó apartando mi mano de su pierna sin mucha delicadeza-
Patricia: Me importas… y estaría pasándomelo genial ahí fuera si no estuvieras tú aquí pasándolo mal –Respondí con algo de tristeza por lo que acababa de insinuar-
Él se incorporó despacio, quedándose de pie muy cerca de mí y mirándome fijamente a los ojos. Cuando ya pensaba que iba a volver a echarse a llorar, acercó su cara a la mía y me besó.
La sensación que me produjo ese beso, fruto de la borrachera que llevaba encima, hizo que la bofetada resonase en todo el baño.
Patricia: ¿Se puede saber qué haces? –Pregunté enfadada conmigo misma y con él por besarme justo en el peor momento que podía elegir-
Ángel: Pensé que era lo que querías… -Contestó algo más alto de lo normal- No dejas de marearme en toda la noche, te doy lo que quieres y me abofeteas… pues no lo entiendo, Patricia… ¡No lo entiendo! –Exclamó exasperado-
Patricia: Y yo no te entiendo a ti… que hoy estás más gilipollas de lo normal… espero que mañana no te acuerdes de lo que has hecho hoy porque te darás vergüenza a ti mismo… -Me giré bruscamente y me fui a casa sin despedirme de nadie-
Y justo en el momento en que salía del establecimiento, empezaba a arrepentirme de haberle pegado con tanta fuerza.
En el fondo solo estaba cabreada porque llevaba esperando ese momento mucho tiempo y él había tenido que meter la pata.
Patricia: Al final nunca me dijiste que te había pasado… -Le dijo interrumpiendo sus pensamientos-
Ángel: Nunca me lo preguntaste… -Respondió sonriendo levemente- Mi hermana…-Patricia colocó el dedo índice sobre sus labios al notar como le cambiaba la cara- No, me apetece contártelo… -Aclaró él-
Patricia: Te vas a poner triste y no quiero que estés mal…
Ángel: Lo he superado… -Ella asintió despacio- Mi hermana estaba embarazada y mi madre me había llamado aquella noche para decirme que lo había perdido…
Patricia: Joder… lo siento muchísimo cariño…
Ángel: No pasa nada… En aquel momento me puse así porque recordé la ilusión que tenía mi hermana con ser madre desde que era una enana… le encantan los niños, ¿sabes? A veces me recuerda mucho a ti... –Ella le sonrió y depositó un dulce beso en sus labios- Es de las que se quedan atontadas por la calle mirando carritos de bebés…
Patricia: Pero hace unos meses me dijiste que estaba embarazada, ¿no?
Ángel: Sí… Está ya de 5 meses –Contestó ya más animado-
Patricia: Podrías invitarla a pasarse un par de días aquí y así nos conocemos, ¿no?
Ángel: Podría…
Última edición por p.a.t.r.ii el Miér Dic 16, 2009 3:37 pm, editado 2 veces
p.a.t.r.ii- Mensajes : 440
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: "Ohana"
aiss pobre Angel... me ha dado penita el recuerdo
a mi me ha gustado mucho el capi ^^
sigue
a mi me ha gustado mucho el capi ^^
sigue
Re: "Ohana"
Perdió al bebé? Jolín, qué palazo...
Confesiones de Berta vía móvil... jajajaja. Santo Dios, cuántas veces habré hecho yo eso? Y Patri, súper monina, pendiente de él, que le pide dar un paseo para hablar y luego va al baño... y le parte la jeta... pero omitamos esa parte...
Wiiiii, yo también quiero conocer a la hermana de Ángeeeel!!!!!!!!
A ver si no tardamos en subir, eh... que la espera se hace larga.
P.D: Lo de la letra del foro, a mí también me pasa... sobretodo cuando leo antes de irme a dormir, que cuando me quedo oscuras veo manchas naranjas por todos lados...
Confesiones de Berta vía móvil... jajajaja. Santo Dios, cuántas veces habré hecho yo eso? Y Patri, súper monina, pendiente de él, que le pide dar un paseo para hablar y luego va al baño... y le parte la jeta... pero omitamos esa parte...
Wiiiii, yo también quiero conocer a la hermana de Ángeeeel!!!!!!!!
A ver si no tardamos en subir, eh... que la espera se hace larga.
P.D: Lo de la letra del foro, a mí también me pasa... sobretodo cuando leo antes de irme a dormir, que cuando me quedo oscuras veo manchas naranjas por todos lados...
KeLa_13- Mensajes : 343
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Re: "Ohana"
Jijii no esperaba la bofetada, y angel tampoco jajaja Pero ha estado estupendo, con sus detallitos... INsisto echo de menos a Leyre... ¿no le ha pasado nada, verdad? dimelo! dimelo! jajajajaja... Q maravillosos son!!
estrelitha- Mensajes : 115
Fecha de inscripción : 10/12/2009
Re: "Ohana"
Tú también con los wiiis??? Santo dios... esto es culpa de copito. No sé cómo lo hace, pero consigue que se nos pegue a todas xDDKeLa_13 escribió:Wiiiii, yo también quiero conocer a la hermana de Ángeeeel!!!!!!!!
jajaja joder, qué pesada con Leyre, se nota que te haces vieja y se te está activando el reloj biológico. Estrellita... llegó la hora de traer descendencia a este mundo.estrelitha escribió:Jijii no esperaba la bofetada, y angel tampoco jajaja Pero ha estado estupendo, con sus detallitos... INsisto echo de menos a Leyre... ¿no le ha pasado nada, verdad? dimelo! dimelo! jajajajaja... Q maravillosos son!!
Y ahora me dejo de mamonadas para decirte que ya tenía ganas de leer más, y que ha merecido la pena que te costara escribirlo porque te ha quedado genial. Adoro los flashbacks.
Me quedo con esta frase:
"En el fondo solo estaba cabreada porque llevaba esperando ese momento mucho tiempo y él había tenido que meter la pata."
Legna- Mensajes : 516
Fecha de inscripción : 08/12/2009
Re: "Ohana"
Dios, por fin me pongo al día con un fic!
Me he asustado al leer que Patri y Angel estaban mal... yo digo: ostia! dime que todo lo que ha escrito hasta ahora no era un sueño como están haciendo ahora todos... porque esto parece una fiebre ya!
Pero enseguida he entendido que era un flashback...bueno, enseguida no... al final del capi.
Bravo p.a.t.r.ii!!!!!
Me he asustado al leer que Patri y Angel estaban mal... yo digo: ostia! dime que todo lo que ha escrito hasta ahora no era un sueño como están haciendo ahora todos... porque esto parece una fiebre ya!
Pero enseguida he entendido que era un flashback...bueno, enseguida no... al final del capi.
Bravo p.a.t.r.ii!!!!!
tuckylina- Mensajes : 53
Fecha de inscripción : 10/12/2009
Re: "Ohana"
Hacia mucho que no leia un Fic y ahora tenia un momento y me acabo de leer este capitulos tras capitulo ...
Todo te digo una cosa... o dos... o tres... : SIGUE SIGUE SIGUE!
Todo te digo una cosa... o dos... o tres... : SIGUE SIGUE SIGUE!
noteolvides- Mensajes : 695
Fecha de inscripción : 10/12/2009
Re: "Ohana"
sigue asi jodida artistaza
Jaume G. Espuña- Mensajes : 24
Fecha de inscripción : 10/12/2009
Edad : 37
Re: "Ohana"
Aquí dejo otro que acabo de terminar y que ni siquiera he repasado porque no me mola mucho y no tengo ganas de volver a borrarlo todo y comenzar de nuevo. Antes de me maten, diré a mi favor que estoy siendo demasiado Disney con este fic y que todo es estupendo y maravilloso... si me insultan, haré que se den de palos
Capítulo 22. Un solo ser.
Volvieron a bajar en cuanto notaron que el frío empezaba a calarles los huesos y Ángel cogió ropa de la maleta y se dirigió al baño a quitarse el pijama.
Patricia se sentó en la cama a esperarle y poco a poco se fue acomodando hasta que se quedó dormida sin poder evitarlo.
Ángel sonrió levemente al salir del baño y verla encogida en una esquina de la cama y rodeándose con sus propios brazos. Cogió una manta de uno de los armarios, la tapó con ella y depositó un dulce beso en su frente.
Aprovechó que ella dormía para darse un pequeño paseo por la urbanización y al volver se quedó un rato sentado en el jardín para hacer tiempo. Le sonó el móvil justo cuando iba a entrar en la casa de nuevo.
Ángel: ¡Ey Dani! –Exclamó-
Dani: Hola tío… ¿Dónde estás?
Ángel: En el cielo… -Murmuró riéndose- No, bueno… ayer estaba en el cielo y hoy estoy en un pedazo de chalet que no creo que en tu vida hayas visto uno igual…
Dani: ¿Y tú qué coño haces en un chalet de esos? ¿No dijimos que nunca pasaríamos de pisos de dos habitaciones? –Ángel soltó otra carcajada-
Ángel: Ya ves… cosas de la rubia loca…
Dani: Ah claro, ahora ya entiendo a que cielo te referías…
Ángel: Como su hija se iba con Berta a Valladolid, no se le ha ocurrido otra cosa que alquilar esto el fin de semana… ¿Sabes una cosa, Dani? Esto sí que es vida… lo que hacíamos nosotros en nuestra mierda de piso era esperar algo así, macho…
Dani: ¿Es para tanto? –Preguntó ante la insistencia de su amigo-
Ángel: Si te digo que aún me quedan más de 200 metros sin mancillar… ¿qué pensarías? –Dani se echó a reír-
Dani: Así que mancillando chalets, ¿no?
Ángel: Sobre todo la piscina…
Dani: Ten cuidado a ver si se va a bañar y se va a quedar embarazada…
Ángel: Gilipollas… -Su amigo volvió a reírse- Oye, que te dejo que voy a despertarla, ¿vale?
Dani: Ok… Pasadlo… mejor que ahora, cabronazo…
Ángel: Gracias… dale un beso de mi parte a Berta, que estoy escuchando besitos y supongo que un perro no sabe hacer eso...
Dani: Pero si no tengo perro... -Murmuró algo extrañado-
Ángel: Más a mi favor...
Dani: ¡Vete a la mierda! –Exclamó antes de colgarle el teléfono-
Ángel se guardó el móvil en el bolsillo y se dirigió a la habitación donde Patricia descansaba plácidamente. Sonrió al verla tumbada boca abajo, con la camiseta enrollada hacia arriba y las manos bajo la almohada.
De pronto tuvo una idea y corrió hacia la cocina; cogió lo que necesitaba de la nevera y regresó a la estancia donde ella dormía.
Se quitó los zapatos y se desabrochó el pantalón para estar más cómodo. Luego se metió en la cama y aprovechando que Patricia tenía la camiseta mal puesta, la subió un poco más y comenzó a agitar el bote de nata que llevaba en la mano.
No sabía si le iba a molestar que la despertara, pero él le había prometido un masaje y se lo iba a dar en ese momento.
Colocó el bote boca abajo y apretó el botón dejando caer la nata sobre la espalda de Patricia, que se encogió levemente por el frío; lo dejó sobre la cama y llevó las manos a su espalda, esparciendo él dulce líquido por toda la zona que le permitía ver la camiseta de pijama que llevaba.
Masajeó la cintura ayudándose de los dedos y bajándole levemente el pantalón para intentar mancharlo lo menos posible; Patricia se había despertado en el mismo momento que notó el roce de las manos de Ángel en su espalda, pero no estaba dispuesta a abrir los ojos y fastidiar su juego.
Él se quitó de encima y se colocó de rodillas a su lado, masajeando la zona lumbar y aplicando algo de presión a los lados de la columna. Paraba en los glúteos y volvía a subir introduciendo sus manos bajo la camiseta y llegando casi hasta los hombros con algo de dificultad.
Patricia: Sigo dormida, ¿eh? Solo quiero saber si te sería más fácil si me desnudo… -Murmuró aún sin abrir los ojos y sin moverse. Ángel sonrió-
Ángel: Si es usted tan amable… -Respondió apartándose un poco de ella para que pudiese incorporarse-
Patricia se sentó con los ojos cerrados y se quitó la camiseta lentamente mientras Ángel no podía evitar recorrer la espalda con uno de sus dedos y luego llevárselo a la boca y chuparlo haciendo más ruido del necesario para intentar ponerla nerviosa; ella sonrió y volvió a tumbarse boca abajo.
Ángel: Te faltan los pantalones –Le susurró acercándose a su oído-
Patricia: Te los dejo a ti… yo voy a seguir disfrutando de mi sueño erótico… -Contestó de igual modo aprovechando que le tenía cerca para darle un suave beso en los labios-
Ángel: Esto no es un sueño… -Aclaró acariciándole la mejilla con el dorso de una de sus manos-
Patricia: Tú lo eres –Afirmó ella sin vacilar-
Ángel sonrió levemente y caminó de rodillas por el colchón hasta la altura de los muslos de Patricia. Introdujo los dedos en la goma de su pantalón y se los fue bajando poco a poco y casi sin rozarla. Ella soltó un gemido de descontento y él no pudo evitar reírse.
Se los dejó por los tobillos y fue trasladando nata desde su espalda hasta las piernas con algo de presión por parte de sus dedos. Sin darse cuenta, ese movimiento empezaba a convertirse en algo decisivo en un masaje que él había empezado sin tener mucha idea de cómo hacerlo.
A Patricia le encantaban las caricias, pero no le hacían mucha gracia las cosquillas. Era por ese motivo por lo que estaba gozando del masaje y tenía mucho que ver que a ella le encantaran sus manos, la forma que él tenía de tocarla e incluso los imperceptibles ruiditos que hacía con la boca cuando estaba concentrado.
Después de proporcionarle caricias por todo el cuerpo, llevó sus labios al cuello de Patricia y comenzó a bajar por su espalda borrando el rastro de nata que la cubría con su lengua. Ella se estremeció e intentó acostumbrarse al placer sin tener la necesidad de girarse, tocarle y besarle. No quería ser la culpable de que aquella sensación tan agradable acabase tan pronto.
Ángel llegó a la zona lumbar y mientras se entretenía lamiéndola con ansias, acariciaba los glúteos y se acercaba peligrosamente a su entrepierna sin llegar a rozarla en ningún momento.
Ella empezaba a notar que no podía más. Había comenzado a suspirar, gemir, a agarrar con fuerza las sábanas bajo la almohada e incluso a intentar imaginarse la cara de Ángel en ese preciso instante.
Patricia: Estoy… -Comenzó a decir entrecortadamente-
Ángel: ¿Estás qué? –Indagó él sonriendo maliciosamente-
Patricia: Estoy a punto de explotar, Ángel… -Soltó apresuradamente y estirando una de sus manos hasta alcanzar una de las de él y llevarla a su boca- ¿Nata? –Preguntó lamiéndole los dedos uno a uno-
Ángel: Sin gluten… -Respondió él riéndose-
Patricia se incorporó y sentándose frente a él, abrió los ojos por primera vez desde que se había despertado. Ángel observó su mirada y captó un deje de lujuria que le cautivó.
Iba a lanzarse sobre ella, a dejar que Patricia le devolviera todo lo que él había hecho, e incluso pensaba dejar que ella le hiciese sufrir un poco. Pero no se atrevió, algo le decía que estaba a punto de decirle algo.
Patricia se colocó de rodillas y enroscó los brazos en su cuello. Él rodeó su cintura.
Patricia: Hazme el amor… -Susurró en su oído haciéndole estremecer- Haz que grite tu nombre –Continuó diciendo en voz baja, intercalando las palabras con húmedos besos en su cuello- Consigue que no quiera separarme de ti nunca…
Ángel: Pensaba que eso ya lo tenía conseguido… -Respondió él un poco nervioso-
Patricia: No estoy hablando de eso, Ángel… Solo quiero que hagas lo posible porque seamos uno el mayor tiempo posible…
Ángel: ¿Tú lo harás? –Preguntó sin tener mucha idea de a lo que ella se refería-
Patricia: Siempre…
Y sin dejar que él prometiera lo mismo, se separó de su cuerpo y le empujó por los hombros para tirarle en la cama y empezar a besarle con ímpetu.
Capítulo 22. Un solo ser.
Volvieron a bajar en cuanto notaron que el frío empezaba a calarles los huesos y Ángel cogió ropa de la maleta y se dirigió al baño a quitarse el pijama.
Patricia se sentó en la cama a esperarle y poco a poco se fue acomodando hasta que se quedó dormida sin poder evitarlo.
Ángel sonrió levemente al salir del baño y verla encogida en una esquina de la cama y rodeándose con sus propios brazos. Cogió una manta de uno de los armarios, la tapó con ella y depositó un dulce beso en su frente.
Aprovechó que ella dormía para darse un pequeño paseo por la urbanización y al volver se quedó un rato sentado en el jardín para hacer tiempo. Le sonó el móvil justo cuando iba a entrar en la casa de nuevo.
Ángel: ¡Ey Dani! –Exclamó-
Dani: Hola tío… ¿Dónde estás?
Ángel: En el cielo… -Murmuró riéndose- No, bueno… ayer estaba en el cielo y hoy estoy en un pedazo de chalet que no creo que en tu vida hayas visto uno igual…
Dani: ¿Y tú qué coño haces en un chalet de esos? ¿No dijimos que nunca pasaríamos de pisos de dos habitaciones? –Ángel soltó otra carcajada-
Ángel: Ya ves… cosas de la rubia loca…
Dani: Ah claro, ahora ya entiendo a que cielo te referías…
Ángel: Como su hija se iba con Berta a Valladolid, no se le ha ocurrido otra cosa que alquilar esto el fin de semana… ¿Sabes una cosa, Dani? Esto sí que es vida… lo que hacíamos nosotros en nuestra mierda de piso era esperar algo así, macho…
Dani: ¿Es para tanto? –Preguntó ante la insistencia de su amigo-
Ángel: Si te digo que aún me quedan más de 200 metros sin mancillar… ¿qué pensarías? –Dani se echó a reír-
Dani: Así que mancillando chalets, ¿no?
Ángel: Sobre todo la piscina…
Dani: Ten cuidado a ver si se va a bañar y se va a quedar embarazada…
Ángel: Gilipollas… -Su amigo volvió a reírse- Oye, que te dejo que voy a despertarla, ¿vale?
Dani: Ok… Pasadlo… mejor que ahora, cabronazo…
Ángel: Gracias… dale un beso de mi parte a Berta, que estoy escuchando besitos y supongo que un perro no sabe hacer eso...
Dani: Pero si no tengo perro... -Murmuró algo extrañado-
Ángel: Más a mi favor...
Dani: ¡Vete a la mierda! –Exclamó antes de colgarle el teléfono-
Ángel se guardó el móvil en el bolsillo y se dirigió a la habitación donde Patricia descansaba plácidamente. Sonrió al verla tumbada boca abajo, con la camiseta enrollada hacia arriba y las manos bajo la almohada.
De pronto tuvo una idea y corrió hacia la cocina; cogió lo que necesitaba de la nevera y regresó a la estancia donde ella dormía.
Se quitó los zapatos y se desabrochó el pantalón para estar más cómodo. Luego se metió en la cama y aprovechando que Patricia tenía la camiseta mal puesta, la subió un poco más y comenzó a agitar el bote de nata que llevaba en la mano.
No sabía si le iba a molestar que la despertara, pero él le había prometido un masaje y se lo iba a dar en ese momento.
Colocó el bote boca abajo y apretó el botón dejando caer la nata sobre la espalda de Patricia, que se encogió levemente por el frío; lo dejó sobre la cama y llevó las manos a su espalda, esparciendo él dulce líquido por toda la zona que le permitía ver la camiseta de pijama que llevaba.
Masajeó la cintura ayudándose de los dedos y bajándole levemente el pantalón para intentar mancharlo lo menos posible; Patricia se había despertado en el mismo momento que notó el roce de las manos de Ángel en su espalda, pero no estaba dispuesta a abrir los ojos y fastidiar su juego.
Él se quitó de encima y se colocó de rodillas a su lado, masajeando la zona lumbar y aplicando algo de presión a los lados de la columna. Paraba en los glúteos y volvía a subir introduciendo sus manos bajo la camiseta y llegando casi hasta los hombros con algo de dificultad.
Patricia: Sigo dormida, ¿eh? Solo quiero saber si te sería más fácil si me desnudo… -Murmuró aún sin abrir los ojos y sin moverse. Ángel sonrió-
Ángel: Si es usted tan amable… -Respondió apartándose un poco de ella para que pudiese incorporarse-
Patricia se sentó con los ojos cerrados y se quitó la camiseta lentamente mientras Ángel no podía evitar recorrer la espalda con uno de sus dedos y luego llevárselo a la boca y chuparlo haciendo más ruido del necesario para intentar ponerla nerviosa; ella sonrió y volvió a tumbarse boca abajo.
Ángel: Te faltan los pantalones –Le susurró acercándose a su oído-
Patricia: Te los dejo a ti… yo voy a seguir disfrutando de mi sueño erótico… -Contestó de igual modo aprovechando que le tenía cerca para darle un suave beso en los labios-
Ángel: Esto no es un sueño… -Aclaró acariciándole la mejilla con el dorso de una de sus manos-
Patricia: Tú lo eres –Afirmó ella sin vacilar-
Ángel sonrió levemente y caminó de rodillas por el colchón hasta la altura de los muslos de Patricia. Introdujo los dedos en la goma de su pantalón y se los fue bajando poco a poco y casi sin rozarla. Ella soltó un gemido de descontento y él no pudo evitar reírse.
Se los dejó por los tobillos y fue trasladando nata desde su espalda hasta las piernas con algo de presión por parte de sus dedos. Sin darse cuenta, ese movimiento empezaba a convertirse en algo decisivo en un masaje que él había empezado sin tener mucha idea de cómo hacerlo.
A Patricia le encantaban las caricias, pero no le hacían mucha gracia las cosquillas. Era por ese motivo por lo que estaba gozando del masaje y tenía mucho que ver que a ella le encantaran sus manos, la forma que él tenía de tocarla e incluso los imperceptibles ruiditos que hacía con la boca cuando estaba concentrado.
Después de proporcionarle caricias por todo el cuerpo, llevó sus labios al cuello de Patricia y comenzó a bajar por su espalda borrando el rastro de nata que la cubría con su lengua. Ella se estremeció e intentó acostumbrarse al placer sin tener la necesidad de girarse, tocarle y besarle. No quería ser la culpable de que aquella sensación tan agradable acabase tan pronto.
Ángel llegó a la zona lumbar y mientras se entretenía lamiéndola con ansias, acariciaba los glúteos y se acercaba peligrosamente a su entrepierna sin llegar a rozarla en ningún momento.
Ella empezaba a notar que no podía más. Había comenzado a suspirar, gemir, a agarrar con fuerza las sábanas bajo la almohada e incluso a intentar imaginarse la cara de Ángel en ese preciso instante.
Patricia: Estoy… -Comenzó a decir entrecortadamente-
Ángel: ¿Estás qué? –Indagó él sonriendo maliciosamente-
Patricia: Estoy a punto de explotar, Ángel… -Soltó apresuradamente y estirando una de sus manos hasta alcanzar una de las de él y llevarla a su boca- ¿Nata? –Preguntó lamiéndole los dedos uno a uno-
Ángel: Sin gluten… -Respondió él riéndose-
Patricia se incorporó y sentándose frente a él, abrió los ojos por primera vez desde que se había despertado. Ángel observó su mirada y captó un deje de lujuria que le cautivó.
Iba a lanzarse sobre ella, a dejar que Patricia le devolviera todo lo que él había hecho, e incluso pensaba dejar que ella le hiciese sufrir un poco. Pero no se atrevió, algo le decía que estaba a punto de decirle algo.
Patricia se colocó de rodillas y enroscó los brazos en su cuello. Él rodeó su cintura.
Patricia: Hazme el amor… -Susurró en su oído haciéndole estremecer- Haz que grite tu nombre –Continuó diciendo en voz baja, intercalando las palabras con húmedos besos en su cuello- Consigue que no quiera separarme de ti nunca…
Ángel: Pensaba que eso ya lo tenía conseguido… -Respondió él un poco nervioso-
Patricia: No estoy hablando de eso, Ángel… Solo quiero que hagas lo posible porque seamos uno el mayor tiempo posible…
Ángel: ¿Tú lo harás? –Preguntó sin tener mucha idea de a lo que ella se refería-
Patricia: Siempre…
Y sin dejar que él prometiera lo mismo, se separó de su cuerpo y le empujó por los hombros para tirarle en la cama y empezar a besarle con ímpetu.
Última edición por p.a.t.r.ii el Sáb Dic 26, 2009 2:31 am, editado 1 vez
p.a.t.r.ii- Mensajes : 440
Fecha de inscripción : 01/10/2009
Re: "Ohana"
Patricia: Hazme el amor… -Susurró en su oído haciéndole estremecer- Haz que grite tu nombre –Continuó diciendo en voz baja, intercalando las palabras con húmedos besos en su cuello- Consigue que no quiera separarme de ti nunca…
Me mataaaaaaaaaaaaaaaas!!!!!!!!! Vale, sé que Legna también iba a señalar esta frase, pero me tomo yo el privilegiooo!!!!
La llamada de Dani me ha matado: 200 metros sin mancillar... que mancilleeeen, que mancilleeen...
Venga, Patri, las cosas a mitad no se dejan (sí, infierno light, pero infierno jajajaja) cuándo lo sigues? Esta noche? Mañana? Sí, esta noche, no? jajajajaja
pliiiiiissssss!!!!!!
Me mataaaaaaaaaaaaaaaas!!!!!!!!! Vale, sé que Legna también iba a señalar esta frase, pero me tomo yo el privilegiooo!!!!
La llamada de Dani me ha matado: 200 metros sin mancillar... que mancilleeeen, que mancilleeen...
Venga, Patri, las cosas a mitad no se dejan (sí, infierno light, pero infierno jajajaja) cuándo lo sigues? Esta noche? Mañana? Sí, esta noche, no? jajajajaja
pliiiiiissssss!!!!!!
KeLa_13- Mensajes : 343
Fecha de inscripción : 08/12/2009
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