Si me quieres, besame
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Si me quieres, besame
Espero que os guste, en los demás foros ya vamos por el capitulo 23! =)
CAPITULO 1
<Ahogando las penas>
Era una noche oscura, siniestra, llovía mucho y los truenos y relámpagos parecían estar dentro de la habitación. Abrí los ojos, no podía dormir, nunca podía hacerlo las noches de tormenta, desde pequeña me aterraban los rayos y el brutal sonido de los truenos.
Cogí la manta y me tapé hasta la cabeza, tenía los ojos completamente abiertos y lo observaba todo aterrada, me sentía insegura en aquella habitación, quería que la noche pasara lo más rápido posible, empezó a llover con más fuerza, no parecía que tuviera intención de parar, aquella tormenta iba para largo.
Cerré los ojos e intenté dormir, pero un relámpago hizo que me incorporara bruscamente en la cama, fatigada volví a meterme debajo de la manta.
Al dirigir la mirada hacía la ventana vi que la persiana estaba subida y un cristal estaba abierto, por allí se estaba metiendo el agua y los papeles que tenía en la mesa de mi escritorio se estaban mojando.
Sin pensarlo dos veces me bajé de la cama y fui a cerrarla, mientras que bajaba la persiana escuché unos pasos detrás de mí y seguidamente noté la mano de alguien en mi hombro. No pude evitar dar un grito y asustada me di la vuelta, Ángel, mi compañero de piso, me miraba sonriente, le abracé fuertemente, quería sentirlo cerca.
Ángel había ido para ver como estaba, sabía que me aterraban las tormentas, a pesar de que no hacía ni un mes desde que vivíamos juntos nos conocíamos muy bien. Un amigo nos había presentado en una fiesta y trabamos amistad enseguida, Ángel me comentó un día que alquilaría un piso y que se iría de la casa de sus padres de una vez, en aquel momento yo ya me había ido de casa de mis padres y vivía con mi novio, pero todo cambió totalmente un día.
Acababa de salir de trabajar, trabajaba de camarera en un bar cerca de casa, aquel día había salido antes de mi horario normal y contenta porque le daría una gran sorpresa a mi chico regresé a casa, abrí sigilosamente la puerta y me dirigí al salón con una sonrisa y pensando en la cara a cuadros que se le quedaría a mi novio al verme.
Pero la cara a cuadros se me quedó a mí al ver la escena, aquella guarra encima de mi chico…
Envueltos en un no parar de abrazos, caricias y besos…ninguno de los dos se percató de mi presencia, hasta que la chica dejó de besarle, y me vio allí parada, él extrañado al ver que su amante no dejaba de mirar hacia la puerta, miró para ver lo que pasaba, y se quedó petrificado. “¡Patricia!”- dijo sorprendido.
Con los ojos empapados negué con la cabeza mientras retrocedía pasos atrás, salí de la casa dando un portazo, empecé a correr rumbo a ninguna parte mientras las lágrimas resbalaban por mis mejillas, lo que tenía claro es que no iba a quedarme a escuchar las disculpas de aquel capullo, y que nunca más le volvería a ver.
Desde aquel día entré en una pequeña depresión y dejé de ir al trabajo, por lo que me despidieron, todo por la culpa del idiota de mi chico, días más tarde, fui a hablar con Ángel y alquilamos juntos el piso.
Ángel me dio un beso en la cabeza, ambos seguíamos abrazados en la oscuridad de la noche.
Le pedí que se quedase conmigo, no quería estar sola. No dudó en hacerme compañía y nos metimos en la cama, me acerque a él, cerré los ojos e intenté dormir pero seguía sin conseguirlo, el sonido de los truenos continuaba retumbando en la habitación.
Busqué la mano de Ángel por debajo de la manta, estaba fría, pero no me importaba, se la puse en mi cintura-“¡Abrázame!”- dije en un susurro, él lo hizo encantado, pero ni aún así podía dormir y es que odiaba a muerte aquellas noches, recordaba que de pequeña siempre me iba a dormir con mis padres y me acobijaba entre medias de los dos.
Ángel me hizo el pelo hacia atrás y volvió a poner su mano en mi cintura, como podía y con todo el respeto que me merecía intentaba calmarme, pero era presa del terror.
Eran altas horas de la madrugada y la tormenta seguía muy activa.
Ángel se había dormido como un niño pequeño abrazado a mí, yo, seguía despierta, contemplando en la oscuridad como dormía, no me explicaba que pudiera dormir tan tranquilo con semejante tormentón ahí afuera.
Después de un largo rato observando a Ángel, me di la vuelta, de manera que ahora le daba la espalda, apreté fuertemente los ojos y empecé a llorar, procurando no llamar mucho la atención, poco a poco fui empapando la almohada.
“¡Niñato!”- dije a regañadientes, Ángel que se había despertado al notar que me movía, me escuchó e inmediatamente me acarició el brazo para hacerme saber que estaba despierto, me limpie las lágrimas y me volví a dar la vuelta.
Me limpió las lágrimas que seguían cayéndome con el pulgar y seguidamente me dio un beso en la frente. Sabía perfectamente porque estaba llorando, el capullo de mi ex había vuelto a mi mente una noche más.
El beso y las caricias de Ángel parecieron calmar mi llanto.
La tormenta se alejaba, ya apenas se escuchaban los relámpagos y la intensa lluvia dejó de mojar las calles de Madrid.
El reloj que se reflejaba en el techo de la habitación marcaba las cinco de la mañana, volví a darle la espalda a Ángel, estaba muy cansada y ahora que se había ido la tormenta quería dormir, cerré los ojos e intenté relajarme, antes de darme cuenta había entrado en un profundo sueño…
A la mañana siguiente, me desperté al escuchar jaleo en el piso de arriba, parecía que estaban moviendo muebles, me desperecé y me volví buscando a Ángel, pero este no estaba, miré el reloj, eran las nueve, me desperecé nuevamente y me levanté de la cama, el olor a café se olía en el pasillo, entré bostezando a la cocina, Ángel me miró sonriente y con la cafetera en la mano.
Frotándome los ojos me senté en el taburete y cogí una galletita de la caja, antes de darle un mordisco miré hacia arriba al escuchar de nuevo que alguien arrastraba un mueble, Ángel asintió- Tenemos nuevos vecinos, llevan toda la mañana subiendo cosas, ya no estamos solos en el edificio, bueno, también están las dos personas mayores del primero, pero me refiero a gente joven.
Sonreí y me comí la galleta- ¿Les has visto?- pregunté bajándome del taburete y yendo a por una taza para echarme café.
-No, pero me he asomado por la mirilla y por las cosas que suben tienen pinta de ser jóvenes- me contestó
A ver si hay alguno que esté bueno y consigo ahogar mis penas- pensé en voz alta mientras me echaba el café en la taza.
Ángel sonrió y se llevó una galleta a la boca- ¡Patricia, te he dicho mil veces que si te quieres desahogar hablando aquí me tienes- me dijo abriendo los brazos, le miré de reojo, con media sonrisa en la boca y me fui a sentarme de nuevo en el taburete, Ángel me siguió con la mirada- Además, te dije que te olvidaras de él.
Cerré los ojos y me apoyé con el codo en la mesa, después miré fijamente a Ángel- ¡Me prometía el cielo! ¡Me decía que me quería y que no había nadie más que yo en el mundo!- dije con la voz entrecortada-¡Tú no sabes lo que yo le quería!- en ese momento agaché la cabeza y una lágrima se me escapó, Ángel le dio la vuelta a la mesa y vino a abrazarme, le abracé fuerte, después me dio un tierno beso en la mano y volvió a terminar su café.
-¡Dejemos el tema!- dije después de darle un sorbo al café
Después de desayunar Ángel fue a comprar unas cosas, me preguntó que si quería algo, le dije que quería a mi ex, la respuesta hizo pensar a Ángel mientras compraba y llegó a la conclusión de que lo que necesitaba era salir de marcha para olvidarme un poco de todo.
Nada más volver a casa me lo propuso.
Abrió la puerta sonriente, dejó las bolsas en la cocina, ya lo guardaría todo después ahora quería hablar conmigo, se dirigió a salón, pero no estaba, entonces me vio salir por el pasillo, con el rostro triste, pálido y los ojos rojos, ¡había estado llorando de nuevo! Iba escuchando música en mi mp4, se paró delante de mí y me quitó un auricular para ver lo que estaba escuchando “Que recordarás las tardes de invierno por Madrid, las noches enteras sin dormir, la vida pasaba y yo sentía que me iba a morir de amor…”
Se quitó el auricular y negó con la cabeza, cariñosamente me quitó el otro auricular y apagó el mp4- ¡No Patricia, otra vez esta canción no, te lo tengo prohibido!
Y es que aquella canción me hacía llorar, me recordaba a momentos que con mi novio había pasado y llevaba escuchándola desde hacía ya una semana.
-Así nunca saldrás de esto- dijo cogiéndome la mano y llevándome al salón, al mismo tiempo nos sentamos en el sofá- mira, he pensado que te vendría muy bien salir de fiesta- le miré con cara de pena, la verdad es que ni mi cuerpo ni mi mente estaban para fiestas- ¿Qué me dices? ¿Nos vamos esta noche?- me preguntó contento, negué rotundamente y la sonrisa de Ángel se borró por completo, entonces él me cogió una mano- venga, no voy a permitir que sigas llorando por culpa de ese idiota- le miré con los ojos llorosos.
-Si lo que quieres es que conozca a algún tío, no, no quiero- le solté la mano y salí del salón, Ángel me siguió con la mirada y después se quedó mirando al suelo, pensando en lo que podía hacer para ayudar a su amiga, yo estaba realmente mal y desde que lo dejé con mi novio no era la misma, no era la Patricia loca y divertida que no se perdía ni una fiesta y que vivía una vida feliz con sus amigos.
Se notaba que realmente quería a aquel chico.
Ángel notaba en mí que cada vez hablaba menos con él, que apagaba el móvil para no hablar con nadie, que últimamente me pasaba los días enteros en pijama y no salía ni a comprar el pan.
Tenía que hacer algo para parar aquello, para hacer regresar a la Patricia que él conocía, a la Patricia alegre, a la de verdad.
Fue al baño y cuando salió se fue al salón, sentada en el sofá estaba yo, Ángel entró dando palmas para intentar animarme- ¡Vamos, que tenemos que salir a divertirnos, somos jóvenes!- le miré, mis ojos brillaban, los tenía llenos de lágrimas, negué con la cabeza y me comí una cucharada de helado de chocolate de la tarrina que tenía entre las piernas- No voy a ningún lado Ángel, ve tu si quieres, yo me quedo- Ángel se sentó a mi lado y me quitó la tarrina y la cuchara, que la estaba relamiendo como si fuese un chupa-chups.
-¡Patricia, vámonos de marcha ¿No ves que si te quedas aquí en el sofá y comiendo helado vas a terminar hecha una foca?- le miré y me encogí de hombros, me daba igual.
¿Cómo podía darme igual aquello? realmente estaba mal y Ángel empezaba a preocuparse de verdad.
Miré de reojo a Ángel y me abalancé a coger la tarrina, en ese momento Ángel se dio cuenta de que llevaba el mp4 y me miró como mira un padre a su hija cuando la pilla haciendo algo malo por segunda vez, la pista que se estaba reproduciendo en aquel momento decía “Volverte a ver, es todo lo que quiero hacer, volverte a ver para poderme reponer, porque sin ti, mi vida, yo no soy feliz, porque sin ti, mi vida no tiene raíz y una razón para vivir”
De nuevo volvía a pincharme en la yaga con una canción que me llegaba al corazón, a medida que avanzaba la canción las cucharadas de helado estaban más cargadas “Por eso regresar a ti es mi única misión” en ese momento las cucharadas se sucedían una tras otra, no me dejaba ni tiempo para tragarme lo que ya tenía en la boca, Ángel volvió a quitarme el helado al ver la escena, le miré frunciendo el ceño e intentando comerme la gran bola de chocolate que tenía en la boca. Ángel me quitó el mp4 y decidió esconderlo, sería lo mejor.
-¡Patricia, de verdad, mírate, necesitas salir a la calle!- a punto de llorar le di un gran abrazo, sabía que Ángel quería lo mejor para mí, pero es que no quería ir a ningún lado.
El intenso abrazo fue interrumpido por el timbre de la puerta. Ángel se separó lentamente y fue a abrir, me quedé mirando al helado con ojos golosos…
Ángel abrió la puerta y se encontró con una morenaza de ojos azules, preciosos, la chica se presentó, se llamaba Pilar y era la nueva vecina, parecía una chica muy lanzada, le dijo que con ella vivía su amiga y que acababan de terminar de colocar todas las cosas y que esa misma noche harían una fiestecilla para inaugurar el pisito y que estaba invitado.
-¡Muchas gracias, a Patricia le vendrá muy bien!- le dijo sonriente
-¡Claro, tráete a tu chica, también está invitada!- le dijo guiñándole el ojo, Ángel iba a corregirle y decirle que no era su novia, pero se quedó pensando y le gustaba como sonaba aquello.
-Eh, si, iremos los dos, gracias- después de cerrar la puerta volvió al salón y se quedó parado en la puerta de brazos cruzados, giré la cabeza lentamente y le sonreí, me había pillado con las manos en la masa o mejor dicho, en el chocolate.
Ángel se rió porque vio que al sonreír tenía todos los dientes llenos de helado.
-¡Perdón!- dije dejando el helado en la mesa- ¿Quién era?- pregunté chupándome los dedos.
CAPITULO 1
<Ahogando las penas>
Era una noche oscura, siniestra, llovía mucho y los truenos y relámpagos parecían estar dentro de la habitación. Abrí los ojos, no podía dormir, nunca podía hacerlo las noches de tormenta, desde pequeña me aterraban los rayos y el brutal sonido de los truenos.
Cogí la manta y me tapé hasta la cabeza, tenía los ojos completamente abiertos y lo observaba todo aterrada, me sentía insegura en aquella habitación, quería que la noche pasara lo más rápido posible, empezó a llover con más fuerza, no parecía que tuviera intención de parar, aquella tormenta iba para largo.
Cerré los ojos e intenté dormir, pero un relámpago hizo que me incorporara bruscamente en la cama, fatigada volví a meterme debajo de la manta.
Al dirigir la mirada hacía la ventana vi que la persiana estaba subida y un cristal estaba abierto, por allí se estaba metiendo el agua y los papeles que tenía en la mesa de mi escritorio se estaban mojando.
Sin pensarlo dos veces me bajé de la cama y fui a cerrarla, mientras que bajaba la persiana escuché unos pasos detrás de mí y seguidamente noté la mano de alguien en mi hombro. No pude evitar dar un grito y asustada me di la vuelta, Ángel, mi compañero de piso, me miraba sonriente, le abracé fuertemente, quería sentirlo cerca.
Ángel había ido para ver como estaba, sabía que me aterraban las tormentas, a pesar de que no hacía ni un mes desde que vivíamos juntos nos conocíamos muy bien. Un amigo nos había presentado en una fiesta y trabamos amistad enseguida, Ángel me comentó un día que alquilaría un piso y que se iría de la casa de sus padres de una vez, en aquel momento yo ya me había ido de casa de mis padres y vivía con mi novio, pero todo cambió totalmente un día.
Acababa de salir de trabajar, trabajaba de camarera en un bar cerca de casa, aquel día había salido antes de mi horario normal y contenta porque le daría una gran sorpresa a mi chico regresé a casa, abrí sigilosamente la puerta y me dirigí al salón con una sonrisa y pensando en la cara a cuadros que se le quedaría a mi novio al verme.
Pero la cara a cuadros se me quedó a mí al ver la escena, aquella guarra encima de mi chico…
Envueltos en un no parar de abrazos, caricias y besos…ninguno de los dos se percató de mi presencia, hasta que la chica dejó de besarle, y me vio allí parada, él extrañado al ver que su amante no dejaba de mirar hacia la puerta, miró para ver lo que pasaba, y se quedó petrificado. “¡Patricia!”- dijo sorprendido.
Con los ojos empapados negué con la cabeza mientras retrocedía pasos atrás, salí de la casa dando un portazo, empecé a correr rumbo a ninguna parte mientras las lágrimas resbalaban por mis mejillas, lo que tenía claro es que no iba a quedarme a escuchar las disculpas de aquel capullo, y que nunca más le volvería a ver.
Desde aquel día entré en una pequeña depresión y dejé de ir al trabajo, por lo que me despidieron, todo por la culpa del idiota de mi chico, días más tarde, fui a hablar con Ángel y alquilamos juntos el piso.
Ángel me dio un beso en la cabeza, ambos seguíamos abrazados en la oscuridad de la noche.
Le pedí que se quedase conmigo, no quería estar sola. No dudó en hacerme compañía y nos metimos en la cama, me acerque a él, cerré los ojos e intenté dormir pero seguía sin conseguirlo, el sonido de los truenos continuaba retumbando en la habitación.
Busqué la mano de Ángel por debajo de la manta, estaba fría, pero no me importaba, se la puse en mi cintura-“¡Abrázame!”- dije en un susurro, él lo hizo encantado, pero ni aún así podía dormir y es que odiaba a muerte aquellas noches, recordaba que de pequeña siempre me iba a dormir con mis padres y me acobijaba entre medias de los dos.
Ángel me hizo el pelo hacia atrás y volvió a poner su mano en mi cintura, como podía y con todo el respeto que me merecía intentaba calmarme, pero era presa del terror.
Eran altas horas de la madrugada y la tormenta seguía muy activa.
Ángel se había dormido como un niño pequeño abrazado a mí, yo, seguía despierta, contemplando en la oscuridad como dormía, no me explicaba que pudiera dormir tan tranquilo con semejante tormentón ahí afuera.
Después de un largo rato observando a Ángel, me di la vuelta, de manera que ahora le daba la espalda, apreté fuertemente los ojos y empecé a llorar, procurando no llamar mucho la atención, poco a poco fui empapando la almohada.
“¡Niñato!”- dije a regañadientes, Ángel que se había despertado al notar que me movía, me escuchó e inmediatamente me acarició el brazo para hacerme saber que estaba despierto, me limpie las lágrimas y me volví a dar la vuelta.
Me limpió las lágrimas que seguían cayéndome con el pulgar y seguidamente me dio un beso en la frente. Sabía perfectamente porque estaba llorando, el capullo de mi ex había vuelto a mi mente una noche más.
El beso y las caricias de Ángel parecieron calmar mi llanto.
La tormenta se alejaba, ya apenas se escuchaban los relámpagos y la intensa lluvia dejó de mojar las calles de Madrid.
El reloj que se reflejaba en el techo de la habitación marcaba las cinco de la mañana, volví a darle la espalda a Ángel, estaba muy cansada y ahora que se había ido la tormenta quería dormir, cerré los ojos e intenté relajarme, antes de darme cuenta había entrado en un profundo sueño…
A la mañana siguiente, me desperté al escuchar jaleo en el piso de arriba, parecía que estaban moviendo muebles, me desperecé y me volví buscando a Ángel, pero este no estaba, miré el reloj, eran las nueve, me desperecé nuevamente y me levanté de la cama, el olor a café se olía en el pasillo, entré bostezando a la cocina, Ángel me miró sonriente y con la cafetera en la mano.
Frotándome los ojos me senté en el taburete y cogí una galletita de la caja, antes de darle un mordisco miré hacia arriba al escuchar de nuevo que alguien arrastraba un mueble, Ángel asintió- Tenemos nuevos vecinos, llevan toda la mañana subiendo cosas, ya no estamos solos en el edificio, bueno, también están las dos personas mayores del primero, pero me refiero a gente joven.
Sonreí y me comí la galleta- ¿Les has visto?- pregunté bajándome del taburete y yendo a por una taza para echarme café.
-No, pero me he asomado por la mirilla y por las cosas que suben tienen pinta de ser jóvenes- me contestó
A ver si hay alguno que esté bueno y consigo ahogar mis penas- pensé en voz alta mientras me echaba el café en la taza.
Ángel sonrió y se llevó una galleta a la boca- ¡Patricia, te he dicho mil veces que si te quieres desahogar hablando aquí me tienes- me dijo abriendo los brazos, le miré de reojo, con media sonrisa en la boca y me fui a sentarme de nuevo en el taburete, Ángel me siguió con la mirada- Además, te dije que te olvidaras de él.
Cerré los ojos y me apoyé con el codo en la mesa, después miré fijamente a Ángel- ¡Me prometía el cielo! ¡Me decía que me quería y que no había nadie más que yo en el mundo!- dije con la voz entrecortada-¡Tú no sabes lo que yo le quería!- en ese momento agaché la cabeza y una lágrima se me escapó, Ángel le dio la vuelta a la mesa y vino a abrazarme, le abracé fuerte, después me dio un tierno beso en la mano y volvió a terminar su café.
-¡Dejemos el tema!- dije después de darle un sorbo al café
Después de desayunar Ángel fue a comprar unas cosas, me preguntó que si quería algo, le dije que quería a mi ex, la respuesta hizo pensar a Ángel mientras compraba y llegó a la conclusión de que lo que necesitaba era salir de marcha para olvidarme un poco de todo.
Nada más volver a casa me lo propuso.
Abrió la puerta sonriente, dejó las bolsas en la cocina, ya lo guardaría todo después ahora quería hablar conmigo, se dirigió a salón, pero no estaba, entonces me vio salir por el pasillo, con el rostro triste, pálido y los ojos rojos, ¡había estado llorando de nuevo! Iba escuchando música en mi mp4, se paró delante de mí y me quitó un auricular para ver lo que estaba escuchando “Que recordarás las tardes de invierno por Madrid, las noches enteras sin dormir, la vida pasaba y yo sentía que me iba a morir de amor…”
Se quitó el auricular y negó con la cabeza, cariñosamente me quitó el otro auricular y apagó el mp4- ¡No Patricia, otra vez esta canción no, te lo tengo prohibido!
Y es que aquella canción me hacía llorar, me recordaba a momentos que con mi novio había pasado y llevaba escuchándola desde hacía ya una semana.
-Así nunca saldrás de esto- dijo cogiéndome la mano y llevándome al salón, al mismo tiempo nos sentamos en el sofá- mira, he pensado que te vendría muy bien salir de fiesta- le miré con cara de pena, la verdad es que ni mi cuerpo ni mi mente estaban para fiestas- ¿Qué me dices? ¿Nos vamos esta noche?- me preguntó contento, negué rotundamente y la sonrisa de Ángel se borró por completo, entonces él me cogió una mano- venga, no voy a permitir que sigas llorando por culpa de ese idiota- le miré con los ojos llorosos.
-Si lo que quieres es que conozca a algún tío, no, no quiero- le solté la mano y salí del salón, Ángel me siguió con la mirada y después se quedó mirando al suelo, pensando en lo que podía hacer para ayudar a su amiga, yo estaba realmente mal y desde que lo dejé con mi novio no era la misma, no era la Patricia loca y divertida que no se perdía ni una fiesta y que vivía una vida feliz con sus amigos.
Se notaba que realmente quería a aquel chico.
Ángel notaba en mí que cada vez hablaba menos con él, que apagaba el móvil para no hablar con nadie, que últimamente me pasaba los días enteros en pijama y no salía ni a comprar el pan.
Tenía que hacer algo para parar aquello, para hacer regresar a la Patricia que él conocía, a la Patricia alegre, a la de verdad.
Fue al baño y cuando salió se fue al salón, sentada en el sofá estaba yo, Ángel entró dando palmas para intentar animarme- ¡Vamos, que tenemos que salir a divertirnos, somos jóvenes!- le miré, mis ojos brillaban, los tenía llenos de lágrimas, negué con la cabeza y me comí una cucharada de helado de chocolate de la tarrina que tenía entre las piernas- No voy a ningún lado Ángel, ve tu si quieres, yo me quedo- Ángel se sentó a mi lado y me quitó la tarrina y la cuchara, que la estaba relamiendo como si fuese un chupa-chups.
-¡Patricia, vámonos de marcha ¿No ves que si te quedas aquí en el sofá y comiendo helado vas a terminar hecha una foca?- le miré y me encogí de hombros, me daba igual.
¿Cómo podía darme igual aquello? realmente estaba mal y Ángel empezaba a preocuparse de verdad.
Miré de reojo a Ángel y me abalancé a coger la tarrina, en ese momento Ángel se dio cuenta de que llevaba el mp4 y me miró como mira un padre a su hija cuando la pilla haciendo algo malo por segunda vez, la pista que se estaba reproduciendo en aquel momento decía “Volverte a ver, es todo lo que quiero hacer, volverte a ver para poderme reponer, porque sin ti, mi vida, yo no soy feliz, porque sin ti, mi vida no tiene raíz y una razón para vivir”
De nuevo volvía a pincharme en la yaga con una canción que me llegaba al corazón, a medida que avanzaba la canción las cucharadas de helado estaban más cargadas “Por eso regresar a ti es mi única misión” en ese momento las cucharadas se sucedían una tras otra, no me dejaba ni tiempo para tragarme lo que ya tenía en la boca, Ángel volvió a quitarme el helado al ver la escena, le miré frunciendo el ceño e intentando comerme la gran bola de chocolate que tenía en la boca. Ángel me quitó el mp4 y decidió esconderlo, sería lo mejor.
-¡Patricia, de verdad, mírate, necesitas salir a la calle!- a punto de llorar le di un gran abrazo, sabía que Ángel quería lo mejor para mí, pero es que no quería ir a ningún lado.
El intenso abrazo fue interrumpido por el timbre de la puerta. Ángel se separó lentamente y fue a abrir, me quedé mirando al helado con ojos golosos…
Ángel abrió la puerta y se encontró con una morenaza de ojos azules, preciosos, la chica se presentó, se llamaba Pilar y era la nueva vecina, parecía una chica muy lanzada, le dijo que con ella vivía su amiga y que acababan de terminar de colocar todas las cosas y que esa misma noche harían una fiestecilla para inaugurar el pisito y que estaba invitado.
-¡Muchas gracias, a Patricia le vendrá muy bien!- le dijo sonriente
-¡Claro, tráete a tu chica, también está invitada!- le dijo guiñándole el ojo, Ángel iba a corregirle y decirle que no era su novia, pero se quedó pensando y le gustaba como sonaba aquello.
-Eh, si, iremos los dos, gracias- después de cerrar la puerta volvió al salón y se quedó parado en la puerta de brazos cruzados, giré la cabeza lentamente y le sonreí, me había pillado con las manos en la masa o mejor dicho, en el chocolate.
Ángel se rió porque vio que al sonreír tenía todos los dientes llenos de helado.
-¡Perdón!- dije dejando el helado en la mesa- ¿Quién era?- pregunté chupándome los dedos.
beita- Mensajes : 7
Fecha de inscripción : 07/08/2010
Re: Si me quieres, besame
woooooow O.O siguelo siguelo, k me a llegao!!!!! y esta super bien......y como soy de pocas palabras, directamente me e kdado muda al leerlo, enserio!!!!
reboltosa05- Mensajes : 59
Fecha de inscripción : 03/02/2010
Edad : 32
Localización : ciudad real
Re: Si me quieres, besame
Me encanta!!!
Buena idea lo de Ángel y Patricia compañeros de piso además me gusta mucho como está narrado ^^
la única pega es que no me gusta leer a Pilar por ahí jajaja
Genial! sigue
Buena idea lo de Ángel y Patricia compañeros de piso además me gusta mucho como está narrado ^^
la única pega es que no me gusta leer a Pilar por ahí jajaja
Genial! sigue
Re: Si me quieres, besame
q gauii esta mui bn cuelga el otro cuanto antes plis!!
por cierto cual es el otro foro?
por cierto cual es el otro foro?
anabelusky!!pangel!!- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 29/07/2010
Re: Si me quieres, besame
anabelusky!!pangel!! escribió:por cierto cual es el otro foro?
El otro foro es este:
http://selokehicisteis.foros.ws/
beita- Mensajes : 7
Fecha de inscripción : 07/08/2010
Re: Si me quieres, besame
CAPITULO 2
<Fiesta de inauguración>
Ángel terminó de contarme que quien había llamado a la puerta había sido una de las nuevas vecinas y que estaban invitados a su fiesta, yo seguía siendo partidaria de mi idea de no ir a ningún lado. Ángel se rindió aquel día con el tema de que tenía que salir, así que no insistió más y se sentó en el sofá a ver la tele.
A las diez de la noche, empezó a escucharse música, venía de arriba, la fiesta había empezado, Ángel le subió el volumen a la tele pero la música estaba demasiado alta.
En la escalera empezó a escucharse ambiente de gente que subía, aquello parecía una buena fiesta y la verdad es que Ángel quería ir, pero no iba a dejarme sola.
De repente entré en el salón y me senté al lado de Ángel- Parece que las chicas se lo han montado bien- le comenté al escuchar la música, Ángel asintió- ¿Por qué no subes?
Me miró a los ojos- Porque no voy a dejarte sola- se le iluminó la cara con una sonrisa, me levanté del sofá y me fui a mi habitación, a la media hora volví a aparecer por el salón, iba con el pelo suelto, la raya en el ojo, olía genial, llevaba una camiseta gris de manga larga y encima una negra de tirantes y unos pantalones vaqueros que me hacían un culito increíble.
Ángel sonrió al verme ¡Estás guapísima! Parecí entender con su mirada.
-¿Qué pasa?- me preguntó al verme llegar tan mona, me acerqué a él, apagué la tele, le cogí la mano e hice que se levantara del sofá
-¡Vamos a la fiesta! ¿No?- dije sonriente, Ángel estaba feliz porque estaba sonriendo, feliz porque era yo la que le estaba diciendo de subir, la verdad es que no le importaba en ese momento las pintas que llevara, él se fue detrás de mí, sin soltarme la mano, sonriente, cerré la puerta de un portazo, aún cogidos de la mano fuimos escaleras arriba, miré a Ángel sonriente y llamé al timbre, Pilar nos abrió la puerta y lo primero en lo que se fijó fue que íbamos cogidos de la mano.
-¡Hombre, la parejita, adelante!- nos dijo con una sonrisa- Gracias por venir, hola ¿Qué tal? Soy Pilar- me dijo dándome dos besos
-Hola, encantada-respondí
-Berta está por ahí, es mi compañera de piso, ¡Disfrutad de la fiesta!- tras decir esto se fue bailando.
Ángel y yo nos quedamos allí parados mirando el buen ambiente que había, no conocíamos a nadie, solo nos conocíamos nosotros dos.
De repente una chica rubia se acercó a nosotros- hola ¿sois los vecinos de abajo?- Ángel y yo asentimos- ¿Qué tal? Soy Berta, la compañera de Pilar, encantada- nos dijo dándonos dos besos a cada uno- Pasad, no os cortéis ¿queréis tomar algo? Una cerveza…
Ángel asintió y Berta trajo dos, una para mí y una para él- Por cierto ¿Cómo os llamáis?- nos preguntó después de darle un trago a su refresco
-Yo soy Ángel, ella es Patricia- Berta asintió con la cabeza- ¿Venís a bailar?- Ángel me miró, por la cara que puse sabía que no quería- ¡venga, vamos!- le dijo Berta a Ángel mientras retrocedía bailando. Ángel volvió a mirarme, entonces le hice un gesto para que fuera él, Ángel me sonrió y se fue a bailar con Berta.
Me quedé sola en una esquina, mirando como todo el mundo bailaba, reía, hablaba con sus amigos…y yo estaba allí sola bebiéndome la cerveza, hubo un momento en el que casi la escupo de la risa, había visto a Ángel bailando con Berta y la verdad es que no bailaba muy bien, era un poco patosillo.
De repente un chico se acercó a mí y empezamos a hablar, seguidamente se acercó otro y así hasta cuatro, me acorralaron y no paraban de hacerme preguntas, aunque no lo pareciera, no estaba incómoda, quizá era porque algunos de los chicos eran guapetes.
Pilar, al volver de la cocina vio la fama que había tenido con los chicos y fue a hablar con Berta que estaba bailando como una loca, Pilar la cogió del brazo y se la acercó a ella, Berta la miró con cara de que le había cortado todo el rollo.
-Mira la vecina, parece que tiene fama con los tíos- le dijo sin quitarle el ojo de encima a la escena, Berta me miró y sonrió
-Hombre, la chica es mona- Pilar miró a Berta seria- ¡Yo diría que es una putilla!- Berta la miró sorprendida y con la boca abierta, Pilar asintió- ¡Está aquí su novio y está ahí entre cuatro tíos babeando!- Berta se encogió de hombros
-¡Cada uno hace lo que quiere!
-Pobre Ángel, él también es mono- le dijo embobada en Ángel, Berta le dio dos palmaditas en el hombro y se fue a bailar.
Después de un largo rato, me dejaron respirar y sonriente me senté en el sofá, Berta se sentó a mi lado- ¿Qué tal te lo estas pasando?- asentí- bien-dije.
-He visto que te llevas bien con los amigos de Pilar- me dijo sonriente, la miré avergonzada y rezando para que no estuviera colorada como un tomate.
-Y tu novio no para de bailar- me dijo mirando a Ángel, la miré extrañada, Berta pensaba que éramos novios, ¡qué raro sonaba aquello! yo y Ángel juntos…
Berta me miró y vio que me estaba riendo, ella también sonrió- ¿y esa risilla?
sin quitar mi enorme sonrisa agaché la cabeza- nada, nada- Berta se quedó mirándome aún sonriente.
Pasado un buen rato, ambas seguíamos allí sentadas en el sofá, pero no nos hablábamos, no nos mirábamos, había pasado casi una hora.
Alcé la vista y vi a Ángel bailando con una chica, estaba más que borracho, negué con la cabeza mientras miraba la escena y después aparté la vista.
“La que debería de estar pasándoselo bien se suponía que era yo, que soy la que estoy atravesando una crisis”- pensé triste, y sin quererlo se me escapó una lágrima.
No podía evitar llorar al recordar a mi ex, era superior a mis fuerzas, cada vez que me acordaba de lo que me había hecho…y lo que le quería. Me tapé la cara con las manos para evitar que la gente me viera llorando, pero Berta se dio cuenta y me puso la mano en rodilla, la miré, y me miró extrañada.
-¿Qué te pasa?- me preguntó, negué con la cabeza y con la voz entrecortada le dije- nada, no me pasa nada ¡que pases una buena noche!- me levanté del sofá y me fui de la fiesta.
Berta me siguió con la mirada y resopló preocupada, dejó la copa que llevaba en la mano encima de la mesa y salió a buscarme, por la escalera me llamó- ¡Patricia!- yo seguía bajando, no tenía intención de pararme, Berta se quedó mirándome desde el rellano, no iba a bajar más si yo no me giraba y volvió a llamarme-¡Patricia!- esta vez me giré y la miré, entonces Berta siguió bajando.
-¿Qué te pasa?- el maquillaje se me había extendido por la cara, conteniéndome no romper a llorar mucho más negué con la cabeza, diciendo que no me pasaba nada- -¡venga Patricia! ¿Por qué lloras? ¿Has visto algo ahí arriba que no te ha gustado?- Volví a negar con la cabeza, Berta se sacó un pañuelo del bolsillo y me limpió las lágrimas.
-No es nada que haya pasado esta noche Berta, gracias por preocuparte por mí, pero…no quiero hablar del tema ahora, ¿Vale?- Berta asintió y agachó la cabeza-quieres que le diga algo a tu novio?-Negué rotundamente- está bien, ¿necesitas compañía?
-No, gracias, de verdad…- Berta sonrió-Si necesitas algo, ya sabes donde vivo- me dijo soltando una pequeña carcajada, le sonreí sin ganas y le di las gracias de nuevo- ¡Adiós!- seguí bajando y me metí en casa, Berta se quedó mirándome hasta que cerré la puerta, después suspiró y volvió a subir a la fiesta.
Al entrar vio a Pilar haciéndole caricias a Ángel, Berta se quedó boquiabierta e inmediatamente se acercó a ella, la cogió del brazo y se apartaron un poco, Berta enfadada le dijo- Pero ¿tu estas tonta?
Pilar no podía dejar de sonreír:- ¿Qué pasa?
-¿Qué haces con el novio de Patricia?- le preguntó cada vez mas enfadada
-Bueno, voy a ver si pasa algo entre nosotros…- miró a Ángel le saludó y le guiñó un ojo, Berta le dio un manotazo- ¿Eres tonta o qué? ¡Que es el novio de Patricia! Y encima está borracho…
Pilar seguía sonriente, estaba orgullosa de hacer lo que estaba haciendo:- ¿tú no has dicho antes que aquí cada uno hace lo que le da la gana? Pues yo me lo quiero tirar… ¡mírale, es que es muy mono!- Berta se giró y vio a Ángel peleándose con su equilibrio para no caerse de la silla- ¡Pilar, por favor…no hagas esta locura!
-Ay Berta, ¿Qué más te da?- le dijo andando hacía Ángel y dejando atrás a Berta, ella enfadada le gritó- ¡Verás cómo se entere su novia y se enfaden y se vaya de su casa, te la vas a cargar!
Pilar llegó y se sentó encima de Ángel, y empezó a acariciarle de nuevo la cara.
Me puse el pijamita y fui a buscar mi mp4, quería desahogarme, pero no lo encontraba por ningún lado. “Vaya, ¿Dónde lo habré puesto?”- pensé- “Claro, Ángel me lo ha escondido, joder”
No me quedó otra que sentarme a ver la tele, y nunca mejor dicho, a verla, porque por el sonido de la fiesta de arriba era imposible escucharla.
Estaba cansada, y me dormí el sofá, la cabeza se me iba a un lado y a otro, en una de la cabezadas me desperté y escuché que Ángel intentaba meter la llave en la cerradura, al oír que no acertaba, me levanté y abrí la puerta, Ángel me miró sonriente, con unas ojeras enormes, y se apoyó en el marco de la puerta para evitar caerse al suelo. Le cogí un brazo e hice que entrase, cerré la puerta y llevé a Ángel hasta su habitación.
Se dejó caer en la cama y cerró los ojos, quería dormir. Le miré y sonreí, me hizo gracia ver qué pasaba completamente de todo, le daba igual si iba vestido.
Le quité los zapatos, olía una barbaridad a alcohol, busqué en el armario el pijama, estaba dispuesta a ponérselo, como pude le quité los pantalones, era como estar quitándoselos a un muerto, porque Ángel no se movía, estaba completamente dormido, después me peleé conmigo misma para quitarle y ponerle la camiseta, tras mucho esfuerzo y sin saber exactamente como lo hice, lo conseguí, le puse el pijama.
Después le di unas palmaditas en la cara, Ángel abrió un ojo y lo primero que vio fue mi cara a menos de cinco centímetros de él, al verme tan cerca no pudo evitar abrir el otro ojo, le sonreí- ¡Anda, acuéstate bien!- Ángel se acostó apoyando la cabeza en la almohada, le tapé con la sábana, cerró los ojos y en menos de dos minutos entró en un profundo sueño, sonreí y me senté a su lado, le acaricié durante unos minutos el pelo, le di un besito en la frente y me fui a mi cama.
Nada más meterme debajo de las sábanas empecé a llorar, no había noche que no lo hiciera, la única diferencia es que esa noche Ángel no iba a ir a consolarme.
Cerré los ojos e intenté dormir, pero no podía dejar de dar vueltas en la cama, así que decidí levantarme a ver la tele, estuve pasando canales y en todos había los mismo, porno y más porno, la apagué y suspiré, me llevé las manos a la cabeza y me eché hacia atrás en el sofá, de repente un mensaje me llegó al móvil, fui a mi habitación a cogerlo, era de mi ex, las lágrimas volvieron a mis ojos, me pensé detenidamente si leía el mensaje o no, finalmente lo leí “Tenemos que vernos” no decía nada más.
Me senté en el borde de la cama, me tapé la cara con las manos y empecé a llorar desconsoladamente, tiré el móvil en medio de la cama, no quería contestarle, además seguro que ese mensaje lo había enviado sin querer, eran altas horas de la madrugada y seguramente iría como iba Ángel, borracho perdido.
-“¿Por qué te quiero tanto? ¿Por qué me enamoraste de esta manera? Para luego hacerme esto…Y es que no puedo olvidarte, me cuesta tanto…a cada paso que doy, cada cosa que hago, apareces en mi mente”- pensaba mientras seguía llorando, al alzar la mirada hacia la puerta vi a Ángel, este se sentó a mi lado y me dio un beso en la mejilla “No llores, rubia”
le miré- Ángel, creo que deberías de seguir durmiendo
-Es que me he levantado a mear y he visto que estabas aquí- le miré, me levanté y le acompañé al baño, pues todavía estaba muy borracho, mientras le esperaba escuché que otro mensaje me llegó y fui a leerlo, de nuevo era mi ex
“Perdona por enviártelo tan tarde, pero es que le estaba dando vueltas a la cabeza y necesito verte y hablar contigo”- volví a no contestarle y fui a coger a Ángel para meterlo en la cama, después me fui a mi habitación, apagué el móvil y me metí en la cama.
A la mañana siguiente, Pilar y Berta hablaban sobre la fiesta que hicieron mientras ponían la mesa para comer, Berta le repetía una y otra vez que menos mal que no se había liado con Ángel-Ya sabes por qué no lo hice, porque se puso a vomitar- le contestó Pilar- Pero si no llega a echar la papilla, ese acaba en mi cama…Patricia liga con mis amigos, yo le quito al novio.
Berta la miraba con cara de asco mientras negaba con la cabeza- ¡Eres un bicho malo!
-¿Sabes cuantos de mis amigos me dijeron al terminar la fiesta que le diera su número?- le preguntó enfadada
-¿Cuántos?
-¡Todos! No hubo ni uno que no se fuera sin pedírmelo- Berta se rió al ver que Pilar tenía celos de la vecina, si había algo que Pilar no soportara era que alguna chica fuera más popular o ligona que ella y en eso le ganaba, por eso estaba empezando a tomarme un poquito de manía.
-La pobre vino a la fiesta con su novio, ella no tiene la culpa de ser tan mona, además seguro que no tenía intención de ligar con nadie- dijo Berta defendiéndome, Pilar la miró de reojo.
-¡Que sepas que no me cae nada bien!- le dijo concluyendo el tema.
Durante la comida las dos estaban calladas, como si estuvieran peleadas por la conversación que antes habían tenido, pero Pilar rompió el silencio- ¿y tú qué? ¿Has apuntado ya que te has mudado de casa y que la fiesta de ayer fue un éxito en tu estúpido diario?- Berta le miró con mala cara, las dos eran amigas desde siempre y se lo contaban todo, lo sabían todo la una de la otra, desde hacía tiempo, Berta escribía un diario, lo llevaba en secreto pero un día Pilar lo descubrió, le pareció una tontería, pero respetaba a su amiga, además era un lugar que a Berta le servía para desahogarse y para expresar sus sentimientos, los expresaba con ella misma, pero los expresaba.
-No, todavía no lo he escrito- le contestó
Pilar se rió- Cuando lo escribas me lo pasas- Berta le sacó la lengua, desde que la pilló llorando de la risa con su diario en las manos ya no se lo dejaba más, Pilar era su mejor amiga, pero aquel día se pasó.
…
Llevaba tiempo dándole vueltas a lo mismo, estaba acostada en mi cama, escuchando música con mi mp4, Ángel estaba en el salón, de no pensar en otra cosa me estaba volviendo loca, estaba empezando a enfadarme- “¿Qué fue lo que vio desde el rincón del comedor? Que le hizo marcharse de aquí sin ganas de volver”- En ese momento de la canción me vinieron a la cabeza las imágenes de mi ex dándose el lote con aquella chica. Grité de rabia, me quité los auriculares y lancé el mp4 contra la pared, llorando salí corriendo de la casa, Ángel solo escuchó el portazo de la puerta, ni se enteró de que estaba llorando, cuando llegué a la calle me di cuenta de que llovía, pero me daba igual, empecé a correr con todas mis fuerzas, mis lágrimas se mezclaron con la lluvia que golpeaba mi cara.
Berta, que estaba en el balcón me llamó preocupada, no la escuché, ya estaba demasiado lejos. Continué corriendo bajo la intensa lluvia, no sabía a dónde iba, aunque quien me viera en ese momento diría todo lo contrario, el suelo comenzaba a encharcarse, y la lluvia apretaba mas y mas, pero yo seguía corriendo, al querer cruzar la calle tropecé con una piedra y me caí, me hice daño en la rodilla y me quedé sentada en la acera, no había nadie en la calle, a penas habían coches, solo estaba yo, completamente empapada de agua, miré al frente, el agua comenzó a bajar por mis mejillas, cayendo en mis pantalones, ni siquiera me molesté en levantarme del suelo, me quedé allí acurrucada, mientras seguía mojándome, de repente noté una mano en mi hombro, alcé la vista y me encontré con los ojos que tanto deseaba volver a ver- hola- me dijo solo con los labios, me bloqueé, no sabía qué hacer, hasta que él me cogió del brazo e hizo que me levantara, con un poco de dificultad porque me dolía la rodilla.
Nos quedamos bajo la lluvia, mirándonos a los ojos, él me sonreía con esa sonrisa tan tierna, esa sonrisa que te invitaba a besar sus labios.
Agaché la cabeza y el agua se acumuló en la punta de mi nariz, cayendo gota a gota al suelo, él cariñosamente me cogió de la barbilla e hizo que le mirara a los ojos- vas a coger un catarro- me dijo sonriendo, yo no podía dejar de mirarle a los ojos, el agua seguía cayéndonos encima- ¿Qué haces aquí sola?- me preguntó en un susurro y sin dejar de tocar mi barbilla- huyendo de mis pensamientos- respondí aún hipnotizada en mu mirada- Lo siento Patricia, yo…-agaché la cabeza, él entendió que no quería que se disculpara en ese momento, me puso el pelo empapado tras la oreja, noté como él se acercó más a mí.
Apoyé mis manos en sus hombros y agaché la cabeza, de repente empecé a pegarle puñetazos en el pecho y a soltar maldiciones, él dio un paso atrás y me agarró las manos, le miré con los ojos entornados, al ver que me había calmado volvió a acercase a mí, lentamente noté como me cogía de la cintura atrayéndome hacía él, noté como se acercaba a mi boca, mi mente me decía que debía de rechazarle, pero mi corazón se moría por hacerlo.
Nuestros labios se dieron un apretado beso, traviesos hicieron una pequeña ventosa antes de separarse, la lluvia ya nos había mojado por completo y a ninguno parecía importarnos, mi lengua recorrió mis labios, noté cierto sabor salado, eran mis lágrimas.
Antes de que pudiera darme cuenta, tenía de nuevo esos apetecibles labios besando a los míos, esta vez le cogí con más ganas, la lluvia lo hacía todo mas mágico, aquel beso fue mejor que el primero, nuestras lenguas se encontraron en el camino y jugaron durante un largo tiempo.
Mientras nos besábamos la lluvia dejó de caer y el cielo se despejó.
Como si nos hubiéramos leído la mente, nos separamos al mismo tiempo y nos miramos sonrientes, a mí me seguía cayendo agua por la cara, bajaba desde mi pelo, sin decirnos nada nos dimos un gran abrazo, sobraban las palabras.
-Toma, ponte mi chaqueta- me dijo quitándosela y echándomela por encima, le miré agradecida y después se ofreció para llevarme a casa.
<Fiesta de inauguración>
Ángel terminó de contarme que quien había llamado a la puerta había sido una de las nuevas vecinas y que estaban invitados a su fiesta, yo seguía siendo partidaria de mi idea de no ir a ningún lado. Ángel se rindió aquel día con el tema de que tenía que salir, así que no insistió más y se sentó en el sofá a ver la tele.
A las diez de la noche, empezó a escucharse música, venía de arriba, la fiesta había empezado, Ángel le subió el volumen a la tele pero la música estaba demasiado alta.
En la escalera empezó a escucharse ambiente de gente que subía, aquello parecía una buena fiesta y la verdad es que Ángel quería ir, pero no iba a dejarme sola.
De repente entré en el salón y me senté al lado de Ángel- Parece que las chicas se lo han montado bien- le comenté al escuchar la música, Ángel asintió- ¿Por qué no subes?
Me miró a los ojos- Porque no voy a dejarte sola- se le iluminó la cara con una sonrisa, me levanté del sofá y me fui a mi habitación, a la media hora volví a aparecer por el salón, iba con el pelo suelto, la raya en el ojo, olía genial, llevaba una camiseta gris de manga larga y encima una negra de tirantes y unos pantalones vaqueros que me hacían un culito increíble.
Ángel sonrió al verme ¡Estás guapísima! Parecí entender con su mirada.
-¿Qué pasa?- me preguntó al verme llegar tan mona, me acerqué a él, apagué la tele, le cogí la mano e hice que se levantara del sofá
-¡Vamos a la fiesta! ¿No?- dije sonriente, Ángel estaba feliz porque estaba sonriendo, feliz porque era yo la que le estaba diciendo de subir, la verdad es que no le importaba en ese momento las pintas que llevara, él se fue detrás de mí, sin soltarme la mano, sonriente, cerré la puerta de un portazo, aún cogidos de la mano fuimos escaleras arriba, miré a Ángel sonriente y llamé al timbre, Pilar nos abrió la puerta y lo primero en lo que se fijó fue que íbamos cogidos de la mano.
-¡Hombre, la parejita, adelante!- nos dijo con una sonrisa- Gracias por venir, hola ¿Qué tal? Soy Pilar- me dijo dándome dos besos
-Hola, encantada-respondí
-Berta está por ahí, es mi compañera de piso, ¡Disfrutad de la fiesta!- tras decir esto se fue bailando.
Ángel y yo nos quedamos allí parados mirando el buen ambiente que había, no conocíamos a nadie, solo nos conocíamos nosotros dos.
De repente una chica rubia se acercó a nosotros- hola ¿sois los vecinos de abajo?- Ángel y yo asentimos- ¿Qué tal? Soy Berta, la compañera de Pilar, encantada- nos dijo dándonos dos besos a cada uno- Pasad, no os cortéis ¿queréis tomar algo? Una cerveza…
Ángel asintió y Berta trajo dos, una para mí y una para él- Por cierto ¿Cómo os llamáis?- nos preguntó después de darle un trago a su refresco
-Yo soy Ángel, ella es Patricia- Berta asintió con la cabeza- ¿Venís a bailar?- Ángel me miró, por la cara que puse sabía que no quería- ¡venga, vamos!- le dijo Berta a Ángel mientras retrocedía bailando. Ángel volvió a mirarme, entonces le hice un gesto para que fuera él, Ángel me sonrió y se fue a bailar con Berta.
Me quedé sola en una esquina, mirando como todo el mundo bailaba, reía, hablaba con sus amigos…y yo estaba allí sola bebiéndome la cerveza, hubo un momento en el que casi la escupo de la risa, había visto a Ángel bailando con Berta y la verdad es que no bailaba muy bien, era un poco patosillo.
De repente un chico se acercó a mí y empezamos a hablar, seguidamente se acercó otro y así hasta cuatro, me acorralaron y no paraban de hacerme preguntas, aunque no lo pareciera, no estaba incómoda, quizá era porque algunos de los chicos eran guapetes.
Pilar, al volver de la cocina vio la fama que había tenido con los chicos y fue a hablar con Berta que estaba bailando como una loca, Pilar la cogió del brazo y se la acercó a ella, Berta la miró con cara de que le había cortado todo el rollo.
-Mira la vecina, parece que tiene fama con los tíos- le dijo sin quitarle el ojo de encima a la escena, Berta me miró y sonrió
-Hombre, la chica es mona- Pilar miró a Berta seria- ¡Yo diría que es una putilla!- Berta la miró sorprendida y con la boca abierta, Pilar asintió- ¡Está aquí su novio y está ahí entre cuatro tíos babeando!- Berta se encogió de hombros
-¡Cada uno hace lo que quiere!
-Pobre Ángel, él también es mono- le dijo embobada en Ángel, Berta le dio dos palmaditas en el hombro y se fue a bailar.
Después de un largo rato, me dejaron respirar y sonriente me senté en el sofá, Berta se sentó a mi lado- ¿Qué tal te lo estas pasando?- asentí- bien-dije.
-He visto que te llevas bien con los amigos de Pilar- me dijo sonriente, la miré avergonzada y rezando para que no estuviera colorada como un tomate.
-Y tu novio no para de bailar- me dijo mirando a Ángel, la miré extrañada, Berta pensaba que éramos novios, ¡qué raro sonaba aquello! yo y Ángel juntos…
Berta me miró y vio que me estaba riendo, ella también sonrió- ¿y esa risilla?
sin quitar mi enorme sonrisa agaché la cabeza- nada, nada- Berta se quedó mirándome aún sonriente.
Pasado un buen rato, ambas seguíamos allí sentadas en el sofá, pero no nos hablábamos, no nos mirábamos, había pasado casi una hora.
Alcé la vista y vi a Ángel bailando con una chica, estaba más que borracho, negué con la cabeza mientras miraba la escena y después aparté la vista.
“La que debería de estar pasándoselo bien se suponía que era yo, que soy la que estoy atravesando una crisis”- pensé triste, y sin quererlo se me escapó una lágrima.
No podía evitar llorar al recordar a mi ex, era superior a mis fuerzas, cada vez que me acordaba de lo que me había hecho…y lo que le quería. Me tapé la cara con las manos para evitar que la gente me viera llorando, pero Berta se dio cuenta y me puso la mano en rodilla, la miré, y me miró extrañada.
-¿Qué te pasa?- me preguntó, negué con la cabeza y con la voz entrecortada le dije- nada, no me pasa nada ¡que pases una buena noche!- me levanté del sofá y me fui de la fiesta.
Berta me siguió con la mirada y resopló preocupada, dejó la copa que llevaba en la mano encima de la mesa y salió a buscarme, por la escalera me llamó- ¡Patricia!- yo seguía bajando, no tenía intención de pararme, Berta se quedó mirándome desde el rellano, no iba a bajar más si yo no me giraba y volvió a llamarme-¡Patricia!- esta vez me giré y la miré, entonces Berta siguió bajando.
-¿Qué te pasa?- el maquillaje se me había extendido por la cara, conteniéndome no romper a llorar mucho más negué con la cabeza, diciendo que no me pasaba nada- -¡venga Patricia! ¿Por qué lloras? ¿Has visto algo ahí arriba que no te ha gustado?- Volví a negar con la cabeza, Berta se sacó un pañuelo del bolsillo y me limpió las lágrimas.
-No es nada que haya pasado esta noche Berta, gracias por preocuparte por mí, pero…no quiero hablar del tema ahora, ¿Vale?- Berta asintió y agachó la cabeza-quieres que le diga algo a tu novio?-Negué rotundamente- está bien, ¿necesitas compañía?
-No, gracias, de verdad…- Berta sonrió-Si necesitas algo, ya sabes donde vivo- me dijo soltando una pequeña carcajada, le sonreí sin ganas y le di las gracias de nuevo- ¡Adiós!- seguí bajando y me metí en casa, Berta se quedó mirándome hasta que cerré la puerta, después suspiró y volvió a subir a la fiesta.
Al entrar vio a Pilar haciéndole caricias a Ángel, Berta se quedó boquiabierta e inmediatamente se acercó a ella, la cogió del brazo y se apartaron un poco, Berta enfadada le dijo- Pero ¿tu estas tonta?
Pilar no podía dejar de sonreír:- ¿Qué pasa?
-¿Qué haces con el novio de Patricia?- le preguntó cada vez mas enfadada
-Bueno, voy a ver si pasa algo entre nosotros…- miró a Ángel le saludó y le guiñó un ojo, Berta le dio un manotazo- ¿Eres tonta o qué? ¡Que es el novio de Patricia! Y encima está borracho…
Pilar seguía sonriente, estaba orgullosa de hacer lo que estaba haciendo:- ¿tú no has dicho antes que aquí cada uno hace lo que le da la gana? Pues yo me lo quiero tirar… ¡mírale, es que es muy mono!- Berta se giró y vio a Ángel peleándose con su equilibrio para no caerse de la silla- ¡Pilar, por favor…no hagas esta locura!
-Ay Berta, ¿Qué más te da?- le dijo andando hacía Ángel y dejando atrás a Berta, ella enfadada le gritó- ¡Verás cómo se entere su novia y se enfaden y se vaya de su casa, te la vas a cargar!
Pilar llegó y se sentó encima de Ángel, y empezó a acariciarle de nuevo la cara.
Me puse el pijamita y fui a buscar mi mp4, quería desahogarme, pero no lo encontraba por ningún lado. “Vaya, ¿Dónde lo habré puesto?”- pensé- “Claro, Ángel me lo ha escondido, joder”
No me quedó otra que sentarme a ver la tele, y nunca mejor dicho, a verla, porque por el sonido de la fiesta de arriba era imposible escucharla.
Estaba cansada, y me dormí el sofá, la cabeza se me iba a un lado y a otro, en una de la cabezadas me desperté y escuché que Ángel intentaba meter la llave en la cerradura, al oír que no acertaba, me levanté y abrí la puerta, Ángel me miró sonriente, con unas ojeras enormes, y se apoyó en el marco de la puerta para evitar caerse al suelo. Le cogí un brazo e hice que entrase, cerré la puerta y llevé a Ángel hasta su habitación.
Se dejó caer en la cama y cerró los ojos, quería dormir. Le miré y sonreí, me hizo gracia ver qué pasaba completamente de todo, le daba igual si iba vestido.
Le quité los zapatos, olía una barbaridad a alcohol, busqué en el armario el pijama, estaba dispuesta a ponérselo, como pude le quité los pantalones, era como estar quitándoselos a un muerto, porque Ángel no se movía, estaba completamente dormido, después me peleé conmigo misma para quitarle y ponerle la camiseta, tras mucho esfuerzo y sin saber exactamente como lo hice, lo conseguí, le puse el pijama.
Después le di unas palmaditas en la cara, Ángel abrió un ojo y lo primero que vio fue mi cara a menos de cinco centímetros de él, al verme tan cerca no pudo evitar abrir el otro ojo, le sonreí- ¡Anda, acuéstate bien!- Ángel se acostó apoyando la cabeza en la almohada, le tapé con la sábana, cerró los ojos y en menos de dos minutos entró en un profundo sueño, sonreí y me senté a su lado, le acaricié durante unos minutos el pelo, le di un besito en la frente y me fui a mi cama.
Nada más meterme debajo de las sábanas empecé a llorar, no había noche que no lo hiciera, la única diferencia es que esa noche Ángel no iba a ir a consolarme.
Cerré los ojos e intenté dormir, pero no podía dejar de dar vueltas en la cama, así que decidí levantarme a ver la tele, estuve pasando canales y en todos había los mismo, porno y más porno, la apagué y suspiré, me llevé las manos a la cabeza y me eché hacia atrás en el sofá, de repente un mensaje me llegó al móvil, fui a mi habitación a cogerlo, era de mi ex, las lágrimas volvieron a mis ojos, me pensé detenidamente si leía el mensaje o no, finalmente lo leí “Tenemos que vernos” no decía nada más.
Me senté en el borde de la cama, me tapé la cara con las manos y empecé a llorar desconsoladamente, tiré el móvil en medio de la cama, no quería contestarle, además seguro que ese mensaje lo había enviado sin querer, eran altas horas de la madrugada y seguramente iría como iba Ángel, borracho perdido.
-“¿Por qué te quiero tanto? ¿Por qué me enamoraste de esta manera? Para luego hacerme esto…Y es que no puedo olvidarte, me cuesta tanto…a cada paso que doy, cada cosa que hago, apareces en mi mente”- pensaba mientras seguía llorando, al alzar la mirada hacia la puerta vi a Ángel, este se sentó a mi lado y me dio un beso en la mejilla “No llores, rubia”
le miré- Ángel, creo que deberías de seguir durmiendo
-Es que me he levantado a mear y he visto que estabas aquí- le miré, me levanté y le acompañé al baño, pues todavía estaba muy borracho, mientras le esperaba escuché que otro mensaje me llegó y fui a leerlo, de nuevo era mi ex
“Perdona por enviártelo tan tarde, pero es que le estaba dando vueltas a la cabeza y necesito verte y hablar contigo”- volví a no contestarle y fui a coger a Ángel para meterlo en la cama, después me fui a mi habitación, apagué el móvil y me metí en la cama.
A la mañana siguiente, Pilar y Berta hablaban sobre la fiesta que hicieron mientras ponían la mesa para comer, Berta le repetía una y otra vez que menos mal que no se había liado con Ángel-Ya sabes por qué no lo hice, porque se puso a vomitar- le contestó Pilar- Pero si no llega a echar la papilla, ese acaba en mi cama…Patricia liga con mis amigos, yo le quito al novio.
Berta la miraba con cara de asco mientras negaba con la cabeza- ¡Eres un bicho malo!
-¿Sabes cuantos de mis amigos me dijeron al terminar la fiesta que le diera su número?- le preguntó enfadada
-¿Cuántos?
-¡Todos! No hubo ni uno que no se fuera sin pedírmelo- Berta se rió al ver que Pilar tenía celos de la vecina, si había algo que Pilar no soportara era que alguna chica fuera más popular o ligona que ella y en eso le ganaba, por eso estaba empezando a tomarme un poquito de manía.
-La pobre vino a la fiesta con su novio, ella no tiene la culpa de ser tan mona, además seguro que no tenía intención de ligar con nadie- dijo Berta defendiéndome, Pilar la miró de reojo.
-¡Que sepas que no me cae nada bien!- le dijo concluyendo el tema.
Durante la comida las dos estaban calladas, como si estuvieran peleadas por la conversación que antes habían tenido, pero Pilar rompió el silencio- ¿y tú qué? ¿Has apuntado ya que te has mudado de casa y que la fiesta de ayer fue un éxito en tu estúpido diario?- Berta le miró con mala cara, las dos eran amigas desde siempre y se lo contaban todo, lo sabían todo la una de la otra, desde hacía tiempo, Berta escribía un diario, lo llevaba en secreto pero un día Pilar lo descubrió, le pareció una tontería, pero respetaba a su amiga, además era un lugar que a Berta le servía para desahogarse y para expresar sus sentimientos, los expresaba con ella misma, pero los expresaba.
-No, todavía no lo he escrito- le contestó
Pilar se rió- Cuando lo escribas me lo pasas- Berta le sacó la lengua, desde que la pilló llorando de la risa con su diario en las manos ya no se lo dejaba más, Pilar era su mejor amiga, pero aquel día se pasó.
…
Llevaba tiempo dándole vueltas a lo mismo, estaba acostada en mi cama, escuchando música con mi mp4, Ángel estaba en el salón, de no pensar en otra cosa me estaba volviendo loca, estaba empezando a enfadarme- “¿Qué fue lo que vio desde el rincón del comedor? Que le hizo marcharse de aquí sin ganas de volver”- En ese momento de la canción me vinieron a la cabeza las imágenes de mi ex dándose el lote con aquella chica. Grité de rabia, me quité los auriculares y lancé el mp4 contra la pared, llorando salí corriendo de la casa, Ángel solo escuchó el portazo de la puerta, ni se enteró de que estaba llorando, cuando llegué a la calle me di cuenta de que llovía, pero me daba igual, empecé a correr con todas mis fuerzas, mis lágrimas se mezclaron con la lluvia que golpeaba mi cara.
Berta, que estaba en el balcón me llamó preocupada, no la escuché, ya estaba demasiado lejos. Continué corriendo bajo la intensa lluvia, no sabía a dónde iba, aunque quien me viera en ese momento diría todo lo contrario, el suelo comenzaba a encharcarse, y la lluvia apretaba mas y mas, pero yo seguía corriendo, al querer cruzar la calle tropecé con una piedra y me caí, me hice daño en la rodilla y me quedé sentada en la acera, no había nadie en la calle, a penas habían coches, solo estaba yo, completamente empapada de agua, miré al frente, el agua comenzó a bajar por mis mejillas, cayendo en mis pantalones, ni siquiera me molesté en levantarme del suelo, me quedé allí acurrucada, mientras seguía mojándome, de repente noté una mano en mi hombro, alcé la vista y me encontré con los ojos que tanto deseaba volver a ver- hola- me dijo solo con los labios, me bloqueé, no sabía qué hacer, hasta que él me cogió del brazo e hizo que me levantara, con un poco de dificultad porque me dolía la rodilla.
Nos quedamos bajo la lluvia, mirándonos a los ojos, él me sonreía con esa sonrisa tan tierna, esa sonrisa que te invitaba a besar sus labios.
Agaché la cabeza y el agua se acumuló en la punta de mi nariz, cayendo gota a gota al suelo, él cariñosamente me cogió de la barbilla e hizo que le mirara a los ojos- vas a coger un catarro- me dijo sonriendo, yo no podía dejar de mirarle a los ojos, el agua seguía cayéndonos encima- ¿Qué haces aquí sola?- me preguntó en un susurro y sin dejar de tocar mi barbilla- huyendo de mis pensamientos- respondí aún hipnotizada en mu mirada- Lo siento Patricia, yo…-agaché la cabeza, él entendió que no quería que se disculpara en ese momento, me puso el pelo empapado tras la oreja, noté como él se acercó más a mí.
Apoyé mis manos en sus hombros y agaché la cabeza, de repente empecé a pegarle puñetazos en el pecho y a soltar maldiciones, él dio un paso atrás y me agarró las manos, le miré con los ojos entornados, al ver que me había calmado volvió a acercase a mí, lentamente noté como me cogía de la cintura atrayéndome hacía él, noté como se acercaba a mi boca, mi mente me decía que debía de rechazarle, pero mi corazón se moría por hacerlo.
Nuestros labios se dieron un apretado beso, traviesos hicieron una pequeña ventosa antes de separarse, la lluvia ya nos había mojado por completo y a ninguno parecía importarnos, mi lengua recorrió mis labios, noté cierto sabor salado, eran mis lágrimas.
Antes de que pudiera darme cuenta, tenía de nuevo esos apetecibles labios besando a los míos, esta vez le cogí con más ganas, la lluvia lo hacía todo mas mágico, aquel beso fue mejor que el primero, nuestras lenguas se encontraron en el camino y jugaron durante un largo tiempo.
Mientras nos besábamos la lluvia dejó de caer y el cielo se despejó.
Como si nos hubiéramos leído la mente, nos separamos al mismo tiempo y nos miramos sonrientes, a mí me seguía cayendo agua por la cara, bajaba desde mi pelo, sin decirnos nada nos dimos un gran abrazo, sobraban las palabras.
-Toma, ponte mi chaqueta- me dijo quitándosela y echándomela por encima, le miré agradecida y después se ofreció para llevarme a casa.
beita- Mensajes : 7
Fecha de inscripción : 07/08/2010
Re: Si me quieres, besame
CAPITULO 3
<La felicidad le gana la batalla a la tristeza>
Y así fue como los conocí a todos, a Ángel, a Berta y a Pilar. Y todo era así hasta que Ángel y yo tuvimos una fuerte discusión.
Nuestra amistad pareció torcerse y yo me fui de la casa donde vivíamos.
Ahora vuelvo a vivir con mi ex, volvimos hará cosa de tres meses, exactamente volvimos el mismo día que me fui de casa de Ángel. Desde entonces no hablamos, no nos hemos visto, y a mí ahora mejor amiga, Berta, no he podido ir a verla, más que nada porque no quiero encontrarme con Ángel por las escaleras…y si voy a su casa, Pilar volverá a mirarme mal, y no me gusta la tensión que se respira entre nosotras dos cuando nos vemos.
Así que, si quiero quedar con Berta, tendría que venir ella a visitarme y la pobre no puede ya que está muy ocupada con su trabajo.
La vida me dio dos vuelcos inesperados en muy poco tiempo, primero, que la persona a la que más quería en este mundo me puso los cuernos, y segundo, que la discusión con Ángel me había llegado al corazón, nunca pensé que nuestra amistad se fuera a romper tan fácilmente y en cuestión de unos minutos.
Todavía me entran escalofríos cuando recuerdo aquel día.
Ángel y yo nos habíamos levantado de mal humor, ninguno sabíamos porque, pero ambos sabíamos que aquel día no iba a terminar bien- ¿Dónde coño está la sartén?- me preguntó Ángel gritándome, me di la vuelta y le miré muy seria- ¡Habla! ¡Que no tengo todo el día!- Realmente me estaba hablando muy mal, aunque estuviera enfadado, creo que me merecía un poco más de respeto
-¡Está donde siempre!- le respondí igual de mal, él me lanzó una mirada fulminante que hizo que agachará cabeza.
Más discusiones como esas surgieron a lo largo del día, hasta que todo llego a donde tenía que llegar. Me vi acorralada en una esquina, Ángel me gritaba sin piedad y me levantaba la mano. Yo no podía dejar de llorar, tenía miedo. Era una situación muy incómoda y sabía que en cualquier momento me abofetearía.
No quería ni contestarle, no quería empeorar las cosas, pero Ángel no me dejaba. Y seguía gritándome.
Alcé la mirada y mis ojos se encontraron con los suyos, tenía la mirada agresiva, le miré con temor, como rogándole que me dejará en paz, que no quería problemas-Ángel- Conseguí decir en un hilo de voz, él me respondió groseramente-¿Qué?- Aún tenía la mano levantada y yo no dejaba de llorar- pareces una niñata, llorando y acobijándote en la esquina-le miré frunciendo el ceño-Y tu eres un inmaduro- me encaré con él, pero solo empeoré las cosas, Ángel me agarró de las muñecas, me apretaba tan fuerte que no pude evitar dar un pequeño grito de dolor-¡Estúpida!
-Ángel por favor, suéltame, estamos discutiendo por una tontería…Ángel me estás haciendo daño- le suplicaba mientras las lágrimas recorrían mis mejillas, estaba completamente inmóvil, apoyada en aquella pared. Delante de mí tenía a un hombre descontrolado y no sabía a dónde iba a llegar aquello- Por favor…- fueron mis últimas palabras, ya no tenía fuerzas para decir más ni para intentar quitarme a Ángel de encima. Por suerte, me soltó y enfadado se sentó en el sofá. Le seguí con la mirada y me dejé caer al suelo deslizándome por la pared. No podía dejar de llorar. Miré mis muñecas, tenía las marcas de sus manos. Miré a Ángel intentando recuperar el aliento, él me miraba desde el sofá, parecía triste y arrepentido, y según vi, estaba a punto de llorar. No pude sostenerle mucho tiempo la mirada, por lo que la desvié al suelo.
Sin pensármelo dos veces, me levanté y me encerré en mi habitación, escuché a Ángel gritar de rabia desde el salón. Sin dejar de llorar hice mis maletas, comprobé varias veces que no me dejaba nada, respiré hondo antes de abrir la puerta y salí a decirle a Ángel que me iba de allí.
Al entrar al salón con las maletas Ángel me miró frunciendo el ceño.
-Me voy- le dije sin más, ni tenía ganas de decirle que era para siempre, Ángel se levantó de un salto-¿Cómo que te vas?- miró todas las maletas y luego me miró a los ojos
Asentí- Como lo oyes, me voy
-Pero… ¿Volverás?- agaché la cabeza y negué rotundamente, pude sentir como el corazón de Ángel explotaba en ese momento, de veras se arrepentía de lo que acababa de pasar-No voy a volver nunca Ángel…- me limpié las lágrimas y agarré con fuerza mis maletas. Me dirigí a la puerta esperando a que Ángel me llamara para despedirse de mí, pero no lo hizo, me dejó marchar. Así, sin más…él tampoco quería despedirse de mí, o quizá tenía miedo por si le rechazaba…
Abrí los ojos al notar un dulce beso en mi hombro, era mi novio, Dani, un famosillo cantante de un grupo de música llamado, el canto del loco.
Me encantaba volver a despertar a su lado, él me daba seguridad, hacía que me sintiera bien. Aunque nunca llegué a perdonarle lo de los cuernos, yo sentía que le quería, que en mi corazón solo estaba él, aunque si volvía a fallarme, de verdad que se terminaría para siempre.
Eso pensé la ultima vez, que lo nuestro se terminaba, pero luego pensé que a las personas al menos hay que darles otra oportunidad, y así hice con Dani, solo esperaba que no me arrepintiera de ello, porque estaba más enamorada de él que nunca.
Le miré y sonreí, él volvió a darme otro beso en el hombro, me giré hacía él de modo que nos mirábamos de frente, me encantaba mirarle a los ojos.
Saqué una mano de debajo de la manta y suavemente le acaricié la cara, mientras él me sonreía.
-te quiero- me dijo solo con los labios, no pude evitar cogerle suavemente de la barbilla y darle un dulce beso en los labios, él me abrazó, acercándome más a él.
Le lancé una sonrisa picarona y juntamos nuestras frentes, lentamente rozamos nuestras narices y Dani se fue a buscar como un loco mis labios. Me dio un tierno beso y me mordió el labio inferior. Me moría cuando me hacía eso. Me encantaba que jugueteara de aquella manera conmigo. Aún abrazados, fue dándome besos por el cuello y lentamente fue bajando hasta llegar a mis pechos. Le agarré de la cabeza y tras unos besitos más, le hice que subiera de nuevo. Le miré a los ojos y me sonrió.
-¿Por qué eres tan guapa?
-¿Por qué me gustas tanto?
-No, ¿Por qué me gustas tú a mi tanto?- en ese momento volvió a morderme el labio inferior y no dudé en lanzarme a besarle. Nos envolvimos en un ardiente beso, que como siempre suele pasar, fue cortado por un mensaje que me llegó al móvil.
Sonriente me di la vuelta y estiré el brazo hasta agarrar el móvil que estaba en la mesilla. Era un mensaje de Berta, sonriente lo leí “Patricia, tía, que hoy he librado, voy a tu casa y nos vamos a tomar algo ¿Vale?”
Emocionada di un pequeño grito, Dani me tomó por una loca, le di un apretado beso y me levanté de la cama. No tenía tiempo que perder, iba a volver a ver a mi mejor amiga después de mucho tiempo.
-Eh, Patricia…-Me dijo al ver que me levantaba de la cama y le dejaba solo-No te vayas… ¡Terminemos nuestras travesuras!-Me volví y le guiñé un ojo-ya tendremos tiempo, Berta viene y nos vamos a tomar algo- le lancé un beso con la mano y salí con la ropa en la mano dirección al baño.
Dani me siguió con la mirada, se rió y negó con la cabeza, bostezó, se dio la vuelta y siguió durmiendo.
Mientras me vestía recordaba la primera vez que Berta y yo salimos a tomar algo, hacía un día desde que nos conocimos, pero Berta era muy atenta conmigo y al ver que yo estaba mal por la ruptura con mi novio, me convenció para ir a tomar algo.
Estábamos en un bar, las dos solas sentadas en una mesa, no parábamos de hablar, estábamos cogiendo amistad muy rápidamente.
Berta era una persona muy abierta, y a mí me gustaba escuchar a los demás, además eso de escuchar a otras personas lo había aprendido de Ángel, pues yo desde hacía poco era una cabra loca que no me perdía ninguna fiesta y que hacía cualquier cosa sin pensar en las consecuencias…Ahora la vida me había enseñado mucho y mi forma de ser había cambiado por completo, en eso Ángel influyó mucho.
Berta me vio muy alegre, estaba orgullosa de haberme sacado una sonrisa aquel día, y no quería preguntarme sobre la ruptura para no ponerme triste.
Pero fui yo la que empezó a contarle porque había roto con mi novio.
-y yo no sé qué hacer para quitarme al capullo de mi ex de la cabeza...- Berta agachó la cabeza pensativa- ¡Le quiero Berta! ¡Le quiero mucho y pienso en lo que me hizo y…se me viene el mundo abajo!
Berta me miró a los ojos y me cogió la mano, me apretó fuerte, era su manera de mostrar su apoyo a la gente, le sonreí.
-¡Tranquila, sé que vas a encontrar al hombre tu vida, tu ex está claro que no era, lo vas a encontrar Patricia!- me decía muy segura de sus palabras- ¡eres guapa, atractiva, inteligente, si es que, lo tienes todo! De aquí a poco le encuentras, y donde menos te lo esperas, estoy convencidísima- sonreí, aquellas palabras me llenaron de alegría, Berta hablaba tan segura de lo que decía, estaba tan convencida…
-Puede que ese amor lo tengas más cerca de lo que piensas- me guiñó un ojo y me soltó la mano, Me quedé pensativa. ¿Con eso ha querido decirme que puedo encontrar el amor en Ángel?- pensé, pero no le di más importancia.
Mientras me maquillaba, noté que Dani llegaba por atrás y me abrazaba por la cintura. Iba sin camiseta, solo llevaba los pantalones del pijama. Seguidamente empezó a darme besitos por el cuello. Por un momento cerré los ojos y la esponja con la que me estaba maquillando se me cayó de la mano. Tenía a Dani muy pegado a mí y me costaba rechazarle. Aquel día estaba juguetón…
Me di la vuelta y le alcé los brazos al cuello. Me miró sonriente y fue a besarme, pero le rechacé.
-Escucha, cariño, Berta va a venir y…bueno, que no tengo mucho tiempo- Dani me sonreía y se preparaba para el siguiente intento para besarme, sabía que si caía en un fogoso beso me tendría controlada y haría lo que quisiera conmigo.
Volví a rechazarle. Me costaba trabajo, pero si llegábamos tan lejos no estaría lista cuando llegara Berta ni en broma.
-Si no vamos a tardar- me dijo sonriente mientras volvía a acercarse a mis labios-No…que luego, pasa lo que pasa…al final se nos va de las manos- le dije con la mirada fija en sus ojos, Dani me puso cara de pena, tuve que cerrar los ojos. Aquella carita me volvía loca y el bien lo sabía, con aquella carita había conseguido muchas cosas-Venga, hagamos un “Aquí te pillo, aquí te mato” sin preliminares- Le miré de reojo y me di la vuelta para mirarme en el espejo y continuar maquillándome.
Dani sabía que no me gustaban los aquí te pillo aquí te mato, pero él me lo propuso igualmente.
Volvió a abrazarme por atrás, esta vez me metió las manos por la camiseta. Me armé de valor para quitármelo de encima y ponerme bien la camiseta. No me resultaba fácil ya que Dani me estaba calentando, y mucho.
Sin rendirse, volvió a acercarse a mi cuello y empezó a darme tiernos besos, avanzando como podía por mis mejillas e intentando llegar a mis labios. Me di la vuelta y me hice la enfadada, supe que era la mejor manera de que Dani se fuera y me dejara terminar de arreglarme tranquila.
-Dani ¡basta ya!- le dije muy sería, Dani dio un paso atrás, bajó la mirada y se rascó la cabeza, siempre lo hacía cuando estaba avergonzado. Me miró con cara de inocente. Le sonreí, me acerqué a él, le cogí de la cara y le di un dulce besito en los labios. De aquel modo, conseguí que se fuera.
Terminé de arreglarme justo cuando Berta llamó al timbre. Cuando abrí la puerta, ambas gritamos como dos adolescentes cuando se enteran de que van a ver a su ídolo, nos dimos un gran abrazo y Berta entró a la casa.
-Cojo mi bolso y nos vamos-le dije dirigiéndome a mi habitación. No tardé en salir.
Dani y Berta estaban hablando en el sofá. Berta le comentaba que le encantaba el grupo.
-Vámonos Berta, ya estoy- Berta se levantó y se despidió de Dani. Yo me acerqué a él y le di un dulce beso, Dani me miró con cara de “Ya volverás y me las pagarás”. No pude evitar sonreírle con mi sonrisa de inocente que a él tanto le gustaba, y al girarme me dio un pellizco en el culete. Giré la cabeza y le saqué la lengua-¡Guapa!- me gritó él mientras salía del salón
<La felicidad le gana la batalla a la tristeza>
Y así fue como los conocí a todos, a Ángel, a Berta y a Pilar. Y todo era así hasta que Ángel y yo tuvimos una fuerte discusión.
Nuestra amistad pareció torcerse y yo me fui de la casa donde vivíamos.
Ahora vuelvo a vivir con mi ex, volvimos hará cosa de tres meses, exactamente volvimos el mismo día que me fui de casa de Ángel. Desde entonces no hablamos, no nos hemos visto, y a mí ahora mejor amiga, Berta, no he podido ir a verla, más que nada porque no quiero encontrarme con Ángel por las escaleras…y si voy a su casa, Pilar volverá a mirarme mal, y no me gusta la tensión que se respira entre nosotras dos cuando nos vemos.
Así que, si quiero quedar con Berta, tendría que venir ella a visitarme y la pobre no puede ya que está muy ocupada con su trabajo.
La vida me dio dos vuelcos inesperados en muy poco tiempo, primero, que la persona a la que más quería en este mundo me puso los cuernos, y segundo, que la discusión con Ángel me había llegado al corazón, nunca pensé que nuestra amistad se fuera a romper tan fácilmente y en cuestión de unos minutos.
Todavía me entran escalofríos cuando recuerdo aquel día.
Ángel y yo nos habíamos levantado de mal humor, ninguno sabíamos porque, pero ambos sabíamos que aquel día no iba a terminar bien- ¿Dónde coño está la sartén?- me preguntó Ángel gritándome, me di la vuelta y le miré muy seria- ¡Habla! ¡Que no tengo todo el día!- Realmente me estaba hablando muy mal, aunque estuviera enfadado, creo que me merecía un poco más de respeto
-¡Está donde siempre!- le respondí igual de mal, él me lanzó una mirada fulminante que hizo que agachará cabeza.
Más discusiones como esas surgieron a lo largo del día, hasta que todo llego a donde tenía que llegar. Me vi acorralada en una esquina, Ángel me gritaba sin piedad y me levantaba la mano. Yo no podía dejar de llorar, tenía miedo. Era una situación muy incómoda y sabía que en cualquier momento me abofetearía.
No quería ni contestarle, no quería empeorar las cosas, pero Ángel no me dejaba. Y seguía gritándome.
Alcé la mirada y mis ojos se encontraron con los suyos, tenía la mirada agresiva, le miré con temor, como rogándole que me dejará en paz, que no quería problemas-Ángel- Conseguí decir en un hilo de voz, él me respondió groseramente-¿Qué?- Aún tenía la mano levantada y yo no dejaba de llorar- pareces una niñata, llorando y acobijándote en la esquina-le miré frunciendo el ceño-Y tu eres un inmaduro- me encaré con él, pero solo empeoré las cosas, Ángel me agarró de las muñecas, me apretaba tan fuerte que no pude evitar dar un pequeño grito de dolor-¡Estúpida!
-Ángel por favor, suéltame, estamos discutiendo por una tontería…Ángel me estás haciendo daño- le suplicaba mientras las lágrimas recorrían mis mejillas, estaba completamente inmóvil, apoyada en aquella pared. Delante de mí tenía a un hombre descontrolado y no sabía a dónde iba a llegar aquello- Por favor…- fueron mis últimas palabras, ya no tenía fuerzas para decir más ni para intentar quitarme a Ángel de encima. Por suerte, me soltó y enfadado se sentó en el sofá. Le seguí con la mirada y me dejé caer al suelo deslizándome por la pared. No podía dejar de llorar. Miré mis muñecas, tenía las marcas de sus manos. Miré a Ángel intentando recuperar el aliento, él me miraba desde el sofá, parecía triste y arrepentido, y según vi, estaba a punto de llorar. No pude sostenerle mucho tiempo la mirada, por lo que la desvié al suelo.
Sin pensármelo dos veces, me levanté y me encerré en mi habitación, escuché a Ángel gritar de rabia desde el salón. Sin dejar de llorar hice mis maletas, comprobé varias veces que no me dejaba nada, respiré hondo antes de abrir la puerta y salí a decirle a Ángel que me iba de allí.
Al entrar al salón con las maletas Ángel me miró frunciendo el ceño.
-Me voy- le dije sin más, ni tenía ganas de decirle que era para siempre, Ángel se levantó de un salto-¿Cómo que te vas?- miró todas las maletas y luego me miró a los ojos
Asentí- Como lo oyes, me voy
-Pero… ¿Volverás?- agaché la cabeza y negué rotundamente, pude sentir como el corazón de Ángel explotaba en ese momento, de veras se arrepentía de lo que acababa de pasar-No voy a volver nunca Ángel…- me limpié las lágrimas y agarré con fuerza mis maletas. Me dirigí a la puerta esperando a que Ángel me llamara para despedirse de mí, pero no lo hizo, me dejó marchar. Así, sin más…él tampoco quería despedirse de mí, o quizá tenía miedo por si le rechazaba…
Abrí los ojos al notar un dulce beso en mi hombro, era mi novio, Dani, un famosillo cantante de un grupo de música llamado, el canto del loco.
Me encantaba volver a despertar a su lado, él me daba seguridad, hacía que me sintiera bien. Aunque nunca llegué a perdonarle lo de los cuernos, yo sentía que le quería, que en mi corazón solo estaba él, aunque si volvía a fallarme, de verdad que se terminaría para siempre.
Eso pensé la ultima vez, que lo nuestro se terminaba, pero luego pensé que a las personas al menos hay que darles otra oportunidad, y así hice con Dani, solo esperaba que no me arrepintiera de ello, porque estaba más enamorada de él que nunca.
Le miré y sonreí, él volvió a darme otro beso en el hombro, me giré hacía él de modo que nos mirábamos de frente, me encantaba mirarle a los ojos.
Saqué una mano de debajo de la manta y suavemente le acaricié la cara, mientras él me sonreía.
-te quiero- me dijo solo con los labios, no pude evitar cogerle suavemente de la barbilla y darle un dulce beso en los labios, él me abrazó, acercándome más a él.
Le lancé una sonrisa picarona y juntamos nuestras frentes, lentamente rozamos nuestras narices y Dani se fue a buscar como un loco mis labios. Me dio un tierno beso y me mordió el labio inferior. Me moría cuando me hacía eso. Me encantaba que jugueteara de aquella manera conmigo. Aún abrazados, fue dándome besos por el cuello y lentamente fue bajando hasta llegar a mis pechos. Le agarré de la cabeza y tras unos besitos más, le hice que subiera de nuevo. Le miré a los ojos y me sonrió.
-¿Por qué eres tan guapa?
-¿Por qué me gustas tanto?
-No, ¿Por qué me gustas tú a mi tanto?- en ese momento volvió a morderme el labio inferior y no dudé en lanzarme a besarle. Nos envolvimos en un ardiente beso, que como siempre suele pasar, fue cortado por un mensaje que me llegó al móvil.
Sonriente me di la vuelta y estiré el brazo hasta agarrar el móvil que estaba en la mesilla. Era un mensaje de Berta, sonriente lo leí “Patricia, tía, que hoy he librado, voy a tu casa y nos vamos a tomar algo ¿Vale?”
Emocionada di un pequeño grito, Dani me tomó por una loca, le di un apretado beso y me levanté de la cama. No tenía tiempo que perder, iba a volver a ver a mi mejor amiga después de mucho tiempo.
-Eh, Patricia…-Me dijo al ver que me levantaba de la cama y le dejaba solo-No te vayas… ¡Terminemos nuestras travesuras!-Me volví y le guiñé un ojo-ya tendremos tiempo, Berta viene y nos vamos a tomar algo- le lancé un beso con la mano y salí con la ropa en la mano dirección al baño.
Dani me siguió con la mirada, se rió y negó con la cabeza, bostezó, se dio la vuelta y siguió durmiendo.
Mientras me vestía recordaba la primera vez que Berta y yo salimos a tomar algo, hacía un día desde que nos conocimos, pero Berta era muy atenta conmigo y al ver que yo estaba mal por la ruptura con mi novio, me convenció para ir a tomar algo.
Estábamos en un bar, las dos solas sentadas en una mesa, no parábamos de hablar, estábamos cogiendo amistad muy rápidamente.
Berta era una persona muy abierta, y a mí me gustaba escuchar a los demás, además eso de escuchar a otras personas lo había aprendido de Ángel, pues yo desde hacía poco era una cabra loca que no me perdía ninguna fiesta y que hacía cualquier cosa sin pensar en las consecuencias…Ahora la vida me había enseñado mucho y mi forma de ser había cambiado por completo, en eso Ángel influyó mucho.
Berta me vio muy alegre, estaba orgullosa de haberme sacado una sonrisa aquel día, y no quería preguntarme sobre la ruptura para no ponerme triste.
Pero fui yo la que empezó a contarle porque había roto con mi novio.
-y yo no sé qué hacer para quitarme al capullo de mi ex de la cabeza...- Berta agachó la cabeza pensativa- ¡Le quiero Berta! ¡Le quiero mucho y pienso en lo que me hizo y…se me viene el mundo abajo!
Berta me miró a los ojos y me cogió la mano, me apretó fuerte, era su manera de mostrar su apoyo a la gente, le sonreí.
-¡Tranquila, sé que vas a encontrar al hombre tu vida, tu ex está claro que no era, lo vas a encontrar Patricia!- me decía muy segura de sus palabras- ¡eres guapa, atractiva, inteligente, si es que, lo tienes todo! De aquí a poco le encuentras, y donde menos te lo esperas, estoy convencidísima- sonreí, aquellas palabras me llenaron de alegría, Berta hablaba tan segura de lo que decía, estaba tan convencida…
-Puede que ese amor lo tengas más cerca de lo que piensas- me guiñó un ojo y me soltó la mano, Me quedé pensativa. ¿Con eso ha querido decirme que puedo encontrar el amor en Ángel?- pensé, pero no le di más importancia.
Mientras me maquillaba, noté que Dani llegaba por atrás y me abrazaba por la cintura. Iba sin camiseta, solo llevaba los pantalones del pijama. Seguidamente empezó a darme besitos por el cuello. Por un momento cerré los ojos y la esponja con la que me estaba maquillando se me cayó de la mano. Tenía a Dani muy pegado a mí y me costaba rechazarle. Aquel día estaba juguetón…
Me di la vuelta y le alcé los brazos al cuello. Me miró sonriente y fue a besarme, pero le rechacé.
-Escucha, cariño, Berta va a venir y…bueno, que no tengo mucho tiempo- Dani me sonreía y se preparaba para el siguiente intento para besarme, sabía que si caía en un fogoso beso me tendría controlada y haría lo que quisiera conmigo.
Volví a rechazarle. Me costaba trabajo, pero si llegábamos tan lejos no estaría lista cuando llegara Berta ni en broma.
-Si no vamos a tardar- me dijo sonriente mientras volvía a acercarse a mis labios-No…que luego, pasa lo que pasa…al final se nos va de las manos- le dije con la mirada fija en sus ojos, Dani me puso cara de pena, tuve que cerrar los ojos. Aquella carita me volvía loca y el bien lo sabía, con aquella carita había conseguido muchas cosas-Venga, hagamos un “Aquí te pillo, aquí te mato” sin preliminares- Le miré de reojo y me di la vuelta para mirarme en el espejo y continuar maquillándome.
Dani sabía que no me gustaban los aquí te pillo aquí te mato, pero él me lo propuso igualmente.
Volvió a abrazarme por atrás, esta vez me metió las manos por la camiseta. Me armé de valor para quitármelo de encima y ponerme bien la camiseta. No me resultaba fácil ya que Dani me estaba calentando, y mucho.
Sin rendirse, volvió a acercarse a mi cuello y empezó a darme tiernos besos, avanzando como podía por mis mejillas e intentando llegar a mis labios. Me di la vuelta y me hice la enfadada, supe que era la mejor manera de que Dani se fuera y me dejara terminar de arreglarme tranquila.
-Dani ¡basta ya!- le dije muy sería, Dani dio un paso atrás, bajó la mirada y se rascó la cabeza, siempre lo hacía cuando estaba avergonzado. Me miró con cara de inocente. Le sonreí, me acerqué a él, le cogí de la cara y le di un dulce besito en los labios. De aquel modo, conseguí que se fuera.
Terminé de arreglarme justo cuando Berta llamó al timbre. Cuando abrí la puerta, ambas gritamos como dos adolescentes cuando se enteran de que van a ver a su ídolo, nos dimos un gran abrazo y Berta entró a la casa.
-Cojo mi bolso y nos vamos-le dije dirigiéndome a mi habitación. No tardé en salir.
Dani y Berta estaban hablando en el sofá. Berta le comentaba que le encantaba el grupo.
-Vámonos Berta, ya estoy- Berta se levantó y se despidió de Dani. Yo me acerqué a él y le di un dulce beso, Dani me miró con cara de “Ya volverás y me las pagarás”. No pude evitar sonreírle con mi sonrisa de inocente que a él tanto le gustaba, y al girarme me dio un pellizco en el culete. Giré la cabeza y le saqué la lengua-¡Guapa!- me gritó él mientras salía del salón
beita- Mensajes : 7
Fecha de inscripción : 07/08/2010
Re: Si me quieres, besame
sigue!!!!
jo, no me imagino a Ángel tan agresivo, a ver como continua la cosa
jo, no me imagino a Ángel tan agresivo, a ver como continua la cosa
Re: Si me quieres, besame
CAPITULO 4
<Una visita con derecho a roce>
Ángel y mi hermano ahora eran amigos, yo estoy esperando a que mi hermano se dé cuenta de la clase de persona que es Ángel, y le mande a freír espárragos, como hice yo.
¿Os ha pasado alguna vez que cuanto más a gusto estás y menos quieres ver a una persona, esa persona aparece? Pues eso me pasó a mí, justo el día que quedo después de mucho tiempo con mi amiga, aparece Ángel y sus amigotes por la puerta del bar, iba con mi hermano y un tal Dani Mateo. Era su mejor amigo, Ángel me había hablado mucho de él.
Agaché la cabeza y resoplé, Berta me miró preocupada-¿Qué te pasa?-me preguntó.
Alcé la mirada y señalé con la barbilla a Ángel que estaba tomando asiento. Berta se giró
-¡ah, ya!
Empezaba a estar incómoda, no había vuelto a ver a Ángel desde que me fui del piso y no sabía cómo reaccionar si me veía, y sobre todo, no sabía cómo reaccionaría él. Berta me dijo que pagaríamos y nos iríamos procurando que no nos vieran, yo estaba de acuerdo, quería salir de allí cuanto antes.
Justo cuando Berta fue a pagar y me quedé sola en la mesa, el amigo de Ángel, el supuesto, Daniel Mateo, se quedó mirándome, yo le miraba sin saber porque no me quitaba el ojo de encima, entonces el idiota me gritó-¡Eh, rubia ¿Estás sola?
¡No! ¿Pero que hace este gilipollas?-pensé agachando la cabeza, rezando para que Ángel y mi hermano no miraran, pero era inútil, ya me habían visto. Una oleada de calor recorrió mi cuerpo, no quería mirar, pues sabía que aún me estaban mirando.
-Esa es mi hermana- le dijo mi hermanito pequeño a su ahora nuevo amigo. Dani subió y bajó las cejas-¡Pues está tremenda!-le dijo
Me estaba agobiando, aquel salido no me quitaba el ojo de encima.
-Dani, ¿Te acuerdas de la compañera de piso de la que te hablé?- preguntó Ángel, su colega asintió- Pues es ella- Dani fijo la mirada en Ángel y se bloqueó por un momento-¿Y por qué la dejaste escapar inútil? ¡Si está buenísima!- le preguntó-Déjala, ahora vive con su novio- me miró, en ese momento yo le observaba fijamente, nuestras miradas se cruzaron. Agaché la cabeza y justo en ese momento llegó Berta y me puso la mano en el hombro
-¡Vamos!
La miré a punto de llorar, ella se puso triste y me abrazó.
-ya me han visto- dije sin ilusión, Berta les miró, Dani seguía con la mirada fija en mí-No les hagas caso- me tendió la mano para ayudarme a levantarme. Cogimos nuestras cosas y salimos de allí.
Al pasar por al lado de la mesa de los chicos, no pude evitar mirar a Ángel, nuestras miradas se mantuvieron fijas unos segundos, después miré al frente para no tropezarme con nada y antes de cruzar la puerta, volví a mirar a Ángel, que seguía mirándome, apoyé una mano en el marco de la puerta y seguí mirándolo unos segundos más, su mirada parecía decirme “Perdón”.
Suspiré y seguí a Berta…
Me quedé esperándola en el porche, iba a coger el coche y a dar la vuelta.
-Voy a salir un momento- dijo Ángel algo nervioso. Y salió con la esperanza de encontrarme, nada más verme, se quedó parado, yo no me di cuenta de su presencia. Berta llegó con el coche y me subí sin saber que Ángel me mirada desde la puerta.
-Ángel te está mirando- me dijo mi amiga mientras cerraba la puerta, entonces le miré, parecía triste. Como si quisiera decirme algo y no sabía cómo. Berta me miró, solo me hizo falta una mirada, sabía que me estaba preguntando que si nos íbamos, asentí con la cabeza y miré al suelo. Me quedé mirándome las converse que aquel día llevaba y fue inevitable no mirar a Ángel cuando pasamos por delante. Nuestras miradas se volvieron a encontrar y se siguieron a medida que avanzaba el coche. De repente y casi sin pensarlo le grité a Berta- ¡Para!
Berta detuvo el coche, la miré y sonrió. Sabía lo que iba a hacer
-Anda ve, te espero- le sonreí y bajé, a lo lejos estaba Ángel y si no me equivoco, esbozó una sonrisa. Cerré la puerta sin dejar de mirarle, agarré fuerte mi bolso y comencé a andar hacía él. No me quitaba el ojo de encima, lo que hacía que me pusiera más nerviosa de lo que ya estaba. Cuando llegué a él alcé la vista y mis labios dibujaron media sonrisa, él agachó la cabeza. Ninguno de los dos sabíamos que decirnos, teníamos miedo a meter la pata. Estuvimos un rato en silencio, desviando la mirada cada vez que nos mirábamos al mismo tiempo.
-Patricia yo…quiero que sepas que…- No terminó la frase. Fuese lo que fuese se vio interrumpido por la súbita aparición de mi hermano, que salió del bar al ver que Ángel tardaba en volver.
Vi como Ángel le miraba enfadado.
-¡Hermanita!- me saludó con la mano. Yo le sonreí algo molesta por su inoportuna aparición- ¿Entras ya?- le preguntó poniéndole una mano en el hombro. Ángel le miró de reojo y le apartó la mano-¿No ves que estoy ocupado?- dijo señalándome.
Mi hermano me miró serio- ¡Patricia!- me dijo como llamándome la atención, conocía a mi hermano, con aquella sola palabra acababa de decirme “¡No le pongas los cuernos a mi cuñado!”- le sonreí sin ganas, mi última intención era liarme con Ángel.
Mi hermano nos miró una última vez y entró al bar. En ese momento, un coche llegaba, y Berta le estaba impidiendo el paso. Ella me pitó. Miré para ver qué pasaba y entendí que nos teníamos que marchar ya.
-¡Que te lo pases bien Angelote!- le sonreí y me fui corriendo a montarme en el coche. Ángel se quedó allí parado, sonriente, y no se metió al bar hasta que perdió el coche de vista. “Me ha dicho Angelote, nunca me llama así”- pensó emocionado. Con una sonrisita volvió con sus amigos.
Aquella noche Ángel no podía dormir, había una gran tormenta y estaba con los ojos abiertos como platos mirando al techo, tenía la sensación de que yo estaba allí, muerta de miedo debajo de mi manta. Suspiró y de repente se levantó de la cama, fue hasta lo que antes era mi habitación y se apoyó en el marco de la puerta, mirando a la cama, que para su desgracia estaba hecha. Tenía la esperanza de encontrarme allí acurrucada y muerta de miedo, pero no estaba. Se quedó un rato más mirando a aquella vacía cama y cabizbajo se acercó a ella y se sentó. Volvió a suspirar y fue acariciando lentamente la colcha, parecía que aún me sentía allí, perecía recordar las noches de tormenta en las que se acurrucaba a mi lado para intentar calmarme. Agachó la cabeza, parecía bastante dolido por mi marcha. Una lágrima resbaló por su mejilla,, intentó contenerse para no romper a llorar aún mas pero le fue imposible, se llevó las manos a la cabeza y cerró fuertemente os ojos, las terribles imágenes de aquella discusión le vinieron a la cabeza- ¡Joder, si es que soy completamente idiota!-gritó con la voz ahogada por las lágrimas, quería hacer algo, quería pedirme perdón, pero sabía que ya era una tontería, se había pasado mucho tiempo y había vuelto con mi novio.
Soltó una maldición y se levantó de la cama, en ese momento llamaron al timbre, a Ángel le entró un ligero dolor de barriga al escucharlo- ¡que sea ella!- pensó, y fue a mirar por la mirilla, extrañado, pues eran altas horas de la madrugada, era su vecina, Pilar, y traía cara de pocos amigos.
Abrió la puerta y Pilar le echó una mirada seductora-Hola ¿Estabas durmiendo?
-No, que va- le contestó Ángel-¿Puedo entrar? He discutido con Berta- Ángel hizo un gesto para que entrase y así lo hizo.
Se sentaron en el salón y Pilar comenzó a explicarle que ella y Berta habían discutido pero no le dijo él porque. Ángel tampoco quiso preguntarlo
-Antes de vivir juntas esto no nos pasaba- dijo a punto de llorar. Ángel agachó la cabeza, parecía que volvía a recordar nuestra fuerte discusión y decidió darle un consejo-Mira Pilar, si de verdad valoras a Berta como amiga, si de verdad la consideras tu mejor amiga…evita los enfados, las peleas y las discusiones tontas…porque en un futuro te perjudicará- Pilar le miraba con atención-Yo…la valoro muchísimo- le dijo cabizbaja- pero cuando se pone a hablar de…-me miró a los ojos y decidió no terminar la frase- ¡vamos, que me saca de mis casillas…!-Ángel no quiso preguntar qué tema le sacaba de sus casillas pero le dijo que era mejor que subiera a pedirle disculpas, ella agachó la cabeza, Ángel lo entendió como que no quería volver aquella noche con Berta.
Estuvieron un rato en silencio, hasta que Ángel lo rompió.
-oye, lo del diario de Berta…-Pilar le miró seria
-Si vas a hablar de eso es mejor que sigamos cayados
Ángel suspiró, no sabía de qué hablar, así que le dijo si quería pasar la noche en su casa.
-Por favor- le dijo Pilar, así que se quedó con Ángel.
…
Estaba tumbada en el sofá, me sentía mal y no sabía por qué. Tenía una sensación extraña en el cuerpo. Escuché los pasos de Dani en el pasillo y seguidamente entró en el salón, sonriéndome.
Se sentó junto a mí en el sofá y empezó a tocarme el pelo.
-¿estás bien?- me preguntó al ver que no tenía buena cara. Asentí con la cabeza y cerré los ojos. Eran altas horas de la madrugada y ninguno de los dos nos habíamos dormido.
-Creo que estas cansada, deberías de irte a dormir ya- me dijo después de darme un beso en la frente. Abrí los ojos y me incorporé en el sofá, él me miró a los ojos-Sí, eso es lo que voy a hacer, irme a dormir, tú también deberías de venirte- Dani me miró sonriente, creo que aquello lo entendió de otra forma.
Cuando me levanté del sofá, él se encargó de apagar la tele, la luz y de seguirme babeando por el pasillo.
Al llegar a la habitación me dejé caer en la cama, Dani se quedó de pie junto a mí. mirándome, sin entender nada.
Minutos después, me levanté y me quité las zapatillas para acostarme a dormir. Dani frunció el ceño.
-Patricia…a mi no me engañes de esta manera- me dijo mientras se desvestía para ponerse el pijama
Sonriente le miré y me tapé con la sábana- buenas noches mi amor…
…
Ángel asomó la cabeza de debajo de la sábana, estaba sudoroso y jadeaba. Miró al techo sonriente y luego hacía el lado, en busca de la reacción de Pilar, acababan de tener un momento loco e inolvidable.
Ángel se volvió y acorraló a Pilar entre sus brazos, ella le besó suavemente en la comisura de los labios.
Ambos aún intentaban recuperar el aliento. Para Ángel había sido el polvo más salvaje de su vida, y el primero después de mucho tiempo…
No sabía ni como habían llegado hasta la habitación, pero la cuestión es que todo había pasado y ahora tenía a Pilar desnuda entre sus brazos.
Ninguno quería decir nada, no querían romper la magia del juego de miradas…
Pilar metió una mano debajo de la manta, Ángel la miró al notar que le estaba acariciando la pierna y le sonrió. Ángel no estaba muy seguro de que significaba aquella caricia. ¿Era una señal que le advertía que quería continuar con el juego? ¿Era una simple caricia que no significaba nada? ¿Era su manera de decirme que le había encantado?
Ángel empezaba a estar nervioso, y sin pensárselo más se lanzó a besarla, le metió la mano entre el pelo y se fundieron en un fogoso beso.
Lentamente se subió encima de Pilar, y durante unos instantes la miró, ella le sonrió y se volvieron a besar.
Después de un rato jugando debajo de las mantas por segunda vez, Ángel se levantó. Quería darse una ducha antes de dormir, pues estaba pegajoso del sudor.
Al volver a la habitación Pilar estaba durmiendo, tapada con la manta hasta los hombros. Ángel sonrió y se acostó a su lado. No tardó mucho en dormir pues estaba muy cansado.
<Una visita con derecho a roce>
Ángel y mi hermano ahora eran amigos, yo estoy esperando a que mi hermano se dé cuenta de la clase de persona que es Ángel, y le mande a freír espárragos, como hice yo.
¿Os ha pasado alguna vez que cuanto más a gusto estás y menos quieres ver a una persona, esa persona aparece? Pues eso me pasó a mí, justo el día que quedo después de mucho tiempo con mi amiga, aparece Ángel y sus amigotes por la puerta del bar, iba con mi hermano y un tal Dani Mateo. Era su mejor amigo, Ángel me había hablado mucho de él.
Agaché la cabeza y resoplé, Berta me miró preocupada-¿Qué te pasa?-me preguntó.
Alcé la mirada y señalé con la barbilla a Ángel que estaba tomando asiento. Berta se giró
-¡ah, ya!
Empezaba a estar incómoda, no había vuelto a ver a Ángel desde que me fui del piso y no sabía cómo reaccionar si me veía, y sobre todo, no sabía cómo reaccionaría él. Berta me dijo que pagaríamos y nos iríamos procurando que no nos vieran, yo estaba de acuerdo, quería salir de allí cuanto antes.
Justo cuando Berta fue a pagar y me quedé sola en la mesa, el amigo de Ángel, el supuesto, Daniel Mateo, se quedó mirándome, yo le miraba sin saber porque no me quitaba el ojo de encima, entonces el idiota me gritó-¡Eh, rubia ¿Estás sola?
¡No! ¿Pero que hace este gilipollas?-pensé agachando la cabeza, rezando para que Ángel y mi hermano no miraran, pero era inútil, ya me habían visto. Una oleada de calor recorrió mi cuerpo, no quería mirar, pues sabía que aún me estaban mirando.
-Esa es mi hermana- le dijo mi hermanito pequeño a su ahora nuevo amigo. Dani subió y bajó las cejas-¡Pues está tremenda!-le dijo
Me estaba agobiando, aquel salido no me quitaba el ojo de encima.
-Dani, ¿Te acuerdas de la compañera de piso de la que te hablé?- preguntó Ángel, su colega asintió- Pues es ella- Dani fijo la mirada en Ángel y se bloqueó por un momento-¿Y por qué la dejaste escapar inútil? ¡Si está buenísima!- le preguntó-Déjala, ahora vive con su novio- me miró, en ese momento yo le observaba fijamente, nuestras miradas se cruzaron. Agaché la cabeza y justo en ese momento llegó Berta y me puso la mano en el hombro
-¡Vamos!
La miré a punto de llorar, ella se puso triste y me abrazó.
-ya me han visto- dije sin ilusión, Berta les miró, Dani seguía con la mirada fija en mí-No les hagas caso- me tendió la mano para ayudarme a levantarme. Cogimos nuestras cosas y salimos de allí.
Al pasar por al lado de la mesa de los chicos, no pude evitar mirar a Ángel, nuestras miradas se mantuvieron fijas unos segundos, después miré al frente para no tropezarme con nada y antes de cruzar la puerta, volví a mirar a Ángel, que seguía mirándome, apoyé una mano en el marco de la puerta y seguí mirándolo unos segundos más, su mirada parecía decirme “Perdón”.
Suspiré y seguí a Berta…
Me quedé esperándola en el porche, iba a coger el coche y a dar la vuelta.
-Voy a salir un momento- dijo Ángel algo nervioso. Y salió con la esperanza de encontrarme, nada más verme, se quedó parado, yo no me di cuenta de su presencia. Berta llegó con el coche y me subí sin saber que Ángel me mirada desde la puerta.
-Ángel te está mirando- me dijo mi amiga mientras cerraba la puerta, entonces le miré, parecía triste. Como si quisiera decirme algo y no sabía cómo. Berta me miró, solo me hizo falta una mirada, sabía que me estaba preguntando que si nos íbamos, asentí con la cabeza y miré al suelo. Me quedé mirándome las converse que aquel día llevaba y fue inevitable no mirar a Ángel cuando pasamos por delante. Nuestras miradas se volvieron a encontrar y se siguieron a medida que avanzaba el coche. De repente y casi sin pensarlo le grité a Berta- ¡Para!
Berta detuvo el coche, la miré y sonrió. Sabía lo que iba a hacer
-Anda ve, te espero- le sonreí y bajé, a lo lejos estaba Ángel y si no me equivoco, esbozó una sonrisa. Cerré la puerta sin dejar de mirarle, agarré fuerte mi bolso y comencé a andar hacía él. No me quitaba el ojo de encima, lo que hacía que me pusiera más nerviosa de lo que ya estaba. Cuando llegué a él alcé la vista y mis labios dibujaron media sonrisa, él agachó la cabeza. Ninguno de los dos sabíamos que decirnos, teníamos miedo a meter la pata. Estuvimos un rato en silencio, desviando la mirada cada vez que nos mirábamos al mismo tiempo.
-Patricia yo…quiero que sepas que…- No terminó la frase. Fuese lo que fuese se vio interrumpido por la súbita aparición de mi hermano, que salió del bar al ver que Ángel tardaba en volver.
Vi como Ángel le miraba enfadado.
-¡Hermanita!- me saludó con la mano. Yo le sonreí algo molesta por su inoportuna aparición- ¿Entras ya?- le preguntó poniéndole una mano en el hombro. Ángel le miró de reojo y le apartó la mano-¿No ves que estoy ocupado?- dijo señalándome.
Mi hermano me miró serio- ¡Patricia!- me dijo como llamándome la atención, conocía a mi hermano, con aquella sola palabra acababa de decirme “¡No le pongas los cuernos a mi cuñado!”- le sonreí sin ganas, mi última intención era liarme con Ángel.
Mi hermano nos miró una última vez y entró al bar. En ese momento, un coche llegaba, y Berta le estaba impidiendo el paso. Ella me pitó. Miré para ver qué pasaba y entendí que nos teníamos que marchar ya.
-¡Que te lo pases bien Angelote!- le sonreí y me fui corriendo a montarme en el coche. Ángel se quedó allí parado, sonriente, y no se metió al bar hasta que perdió el coche de vista. “Me ha dicho Angelote, nunca me llama así”- pensó emocionado. Con una sonrisita volvió con sus amigos.
Aquella noche Ángel no podía dormir, había una gran tormenta y estaba con los ojos abiertos como platos mirando al techo, tenía la sensación de que yo estaba allí, muerta de miedo debajo de mi manta. Suspiró y de repente se levantó de la cama, fue hasta lo que antes era mi habitación y se apoyó en el marco de la puerta, mirando a la cama, que para su desgracia estaba hecha. Tenía la esperanza de encontrarme allí acurrucada y muerta de miedo, pero no estaba. Se quedó un rato más mirando a aquella vacía cama y cabizbajo se acercó a ella y se sentó. Volvió a suspirar y fue acariciando lentamente la colcha, parecía que aún me sentía allí, perecía recordar las noches de tormenta en las que se acurrucaba a mi lado para intentar calmarme. Agachó la cabeza, parecía bastante dolido por mi marcha. Una lágrima resbaló por su mejilla,, intentó contenerse para no romper a llorar aún mas pero le fue imposible, se llevó las manos a la cabeza y cerró fuertemente os ojos, las terribles imágenes de aquella discusión le vinieron a la cabeza- ¡Joder, si es que soy completamente idiota!-gritó con la voz ahogada por las lágrimas, quería hacer algo, quería pedirme perdón, pero sabía que ya era una tontería, se había pasado mucho tiempo y había vuelto con mi novio.
Soltó una maldición y se levantó de la cama, en ese momento llamaron al timbre, a Ángel le entró un ligero dolor de barriga al escucharlo- ¡que sea ella!- pensó, y fue a mirar por la mirilla, extrañado, pues eran altas horas de la madrugada, era su vecina, Pilar, y traía cara de pocos amigos.
Abrió la puerta y Pilar le echó una mirada seductora-Hola ¿Estabas durmiendo?
-No, que va- le contestó Ángel-¿Puedo entrar? He discutido con Berta- Ángel hizo un gesto para que entrase y así lo hizo.
Se sentaron en el salón y Pilar comenzó a explicarle que ella y Berta habían discutido pero no le dijo él porque. Ángel tampoco quiso preguntarlo
-Antes de vivir juntas esto no nos pasaba- dijo a punto de llorar. Ángel agachó la cabeza, parecía que volvía a recordar nuestra fuerte discusión y decidió darle un consejo-Mira Pilar, si de verdad valoras a Berta como amiga, si de verdad la consideras tu mejor amiga…evita los enfados, las peleas y las discusiones tontas…porque en un futuro te perjudicará- Pilar le miraba con atención-Yo…la valoro muchísimo- le dijo cabizbaja- pero cuando se pone a hablar de…-me miró a los ojos y decidió no terminar la frase- ¡vamos, que me saca de mis casillas…!-Ángel no quiso preguntar qué tema le sacaba de sus casillas pero le dijo que era mejor que subiera a pedirle disculpas, ella agachó la cabeza, Ángel lo entendió como que no quería volver aquella noche con Berta.
Estuvieron un rato en silencio, hasta que Ángel lo rompió.
-oye, lo del diario de Berta…-Pilar le miró seria
-Si vas a hablar de eso es mejor que sigamos cayados
Ángel suspiró, no sabía de qué hablar, así que le dijo si quería pasar la noche en su casa.
-Por favor- le dijo Pilar, así que se quedó con Ángel.
…
Estaba tumbada en el sofá, me sentía mal y no sabía por qué. Tenía una sensación extraña en el cuerpo. Escuché los pasos de Dani en el pasillo y seguidamente entró en el salón, sonriéndome.
Se sentó junto a mí en el sofá y empezó a tocarme el pelo.
-¿estás bien?- me preguntó al ver que no tenía buena cara. Asentí con la cabeza y cerré los ojos. Eran altas horas de la madrugada y ninguno de los dos nos habíamos dormido.
-Creo que estas cansada, deberías de irte a dormir ya- me dijo después de darme un beso en la frente. Abrí los ojos y me incorporé en el sofá, él me miró a los ojos-Sí, eso es lo que voy a hacer, irme a dormir, tú también deberías de venirte- Dani me miró sonriente, creo que aquello lo entendió de otra forma.
Cuando me levanté del sofá, él se encargó de apagar la tele, la luz y de seguirme babeando por el pasillo.
Al llegar a la habitación me dejé caer en la cama, Dani se quedó de pie junto a mí. mirándome, sin entender nada.
Minutos después, me levanté y me quité las zapatillas para acostarme a dormir. Dani frunció el ceño.
-Patricia…a mi no me engañes de esta manera- me dijo mientras se desvestía para ponerse el pijama
Sonriente le miré y me tapé con la sábana- buenas noches mi amor…
…
Ángel asomó la cabeza de debajo de la sábana, estaba sudoroso y jadeaba. Miró al techo sonriente y luego hacía el lado, en busca de la reacción de Pilar, acababan de tener un momento loco e inolvidable.
Ángel se volvió y acorraló a Pilar entre sus brazos, ella le besó suavemente en la comisura de los labios.
Ambos aún intentaban recuperar el aliento. Para Ángel había sido el polvo más salvaje de su vida, y el primero después de mucho tiempo…
No sabía ni como habían llegado hasta la habitación, pero la cuestión es que todo había pasado y ahora tenía a Pilar desnuda entre sus brazos.
Ninguno quería decir nada, no querían romper la magia del juego de miradas…
Pilar metió una mano debajo de la manta, Ángel la miró al notar que le estaba acariciando la pierna y le sonrió. Ángel no estaba muy seguro de que significaba aquella caricia. ¿Era una señal que le advertía que quería continuar con el juego? ¿Era una simple caricia que no significaba nada? ¿Era su manera de decirme que le había encantado?
Ángel empezaba a estar nervioso, y sin pensárselo más se lanzó a besarla, le metió la mano entre el pelo y se fundieron en un fogoso beso.
Lentamente se subió encima de Pilar, y durante unos instantes la miró, ella le sonrió y se volvieron a besar.
Después de un rato jugando debajo de las mantas por segunda vez, Ángel se levantó. Quería darse una ducha antes de dormir, pues estaba pegajoso del sudor.
Al volver a la habitación Pilar estaba durmiendo, tapada con la manta hasta los hombros. Ángel sonrió y se acostó a su lado. No tardó mucho en dormir pues estaba muy cansado.
beita- Mensajes : 7
Fecha de inscripción : 07/08/2010
Re: Si me quieres, besame
CAPITULO 5
<A ciegas>
Esa mañana, me desperté. A mi lado estaba Dani, envuelto en una fina sábana. Sonreí, él sonreía en sueños, lo que me hizo aún más gracia.
Respiré hondo y me quedé mirando al techo, pensando en no sé exactamente que…
Quizá pensaba en Ángel, lo que si sabía es que me estaba poniendo triste.
Pasados unos minutos Dani se despertó y me dio un beso en el hombro, siempre lo hacía cuando despertaba a mi lado. Se quedó esperando a que yo me volviera y le diera el besito que siempre le daba tras ese dulce beso en el hombro. Pero no me vi animada para hacerlo.
-¿Te pasa algo?-me preguntó al ver que aquel beso no llegaba.
Negué con la cabeza. En realidad si me pasaba algo, pero no se lo podía contar porque no sabía ni yo que me pasaba-Dame un beso, guapa- me dijo acercándose a mis labios y rodeándome con sus brazos.
Le dí aquel beso, aunque sin ganas y él lo notó, pero prefirió no decirme nada.
Me quedé un rato más mirando al techo y me levanté, Dani me siguió con la mirada, sonriente. Le miré y vi que me sonreía, yo no tenía ganas para devolverle la sonrisa.
-Patricia, hoy me voy con David y Chema al local de ensayo-me dijo desde la cama frotándose los ojos.
Le miré de reojo y abrí el armario para sacar la ropa y vestirme. La verdad es que no quería que se fuera, aquel día estaba sensible y puede que necesitara su presencia. Noté como se levantó de la cama y de repente lo vi parado al lado de la puerta del armario, mirándome serio.
-De verdad Patricia, ¿te pasa algo?-me preguntó preocupado. Volví a negar con la cabeza y cerré el armario. Salí de la habitación y me dirigí al baño para cambiarme, Dani se quedó mirándome, pero no me siguió, lo que me pareció raro.
Cuando salí del baño vi que Dani estaba también vestido y desayunando en la cocina.
Le miré con los ojos llorosos, no sabía cómo decirle que no se fuera. Pensé en no decirle nada, llamar a Berta e irme a tomar algo, pero Berta ese día trabajaba, me iba a quedar sola y no quería, es más, no sabía ni que haría yo sola en mi casa todo el día. Dani se giró con dos tazas de café en la mano y me dio una.
-Gracias-mi voz sonaba apagada.
Dani me miraba fijamente mientras removía su café, sabía que algo me pasaba y no se lo quería decir. Le miré a los ojos al darme cuenta de que me miraba y sin pensarlo dos veces se lo dije.
-Dani, no quiero que te vayas- me miró extrañado-¿Por qué?-Negué con la cabeza-no lo sé, hoy no me encuentro bien de moral, quiero tu compañía, además no puedo irme con Berta porque trabaja…
Dani agachó la cabeza, le dio la vuelta a la mesa y vino a abrazarme, me dio un beso en la cabeza, le miré a los ojos y le cogí por la cintura.
-No quiero que te vayas, no me dejes solita- le dije poniéndole carita de inocente. Dani me acercó a él y me dio un tierno beso en los labios-¿Por qué no te vienes conmigo?
Por un momento pensé que era mejor que no. ¿Qué iba a hacer allí durante más de tres horas escuchando como ensayaban? Dani me volvió a besar y me insistió en que me fuera con él.
Pero yo no quería irme, quería que nos quedáramos en casa…haciendo nuestras cosas de enamorados.
Tras un rato abrazada a él pensándome si me iba con ellos o no, me decidí.
-¿Qué me dices? ¿Te vienes?-me preguntó esperando a que la respuesta fuera un sí. Pero para su sorpresa, negué con la cabeza-Mejor me quedo, me apetece estar en casa- me separé lentamente de él y me fui al salón, Dani me siguió con los cafés en la mano, se sentó a mi lado y me dio el mío.
-No quiero que estés triste ¿sabes?-me dijo tras darme un cariñoso beso en la mejilla. Le miré de reojo y le sonreí.
Después de unos diez minutos me quedé sola en casa, Dani se fue a ensayar, y la verdad es que por un momento me arrepentí de no haberme ido con él, porque me estaba aburriendo como una ostra, y encima no ponían nada interesante en la tele.
De repente mi móvil sonó, lo tenía en mi bolsillo. Me levanté y lo saqué, para mi sorpresa era un mensaje de Ángel, un mensaje que no logré entender del todo y era un poco desconcertante…
“Lo de anoche estuvo genial, que pena que no te hayas quedado para poder levantarme junto a ti, y ver tus preciosos ojos, lo tenemos que repetir algún día, eh? Besitos guapetona”
No logré entender nada, pero el corazón se me disparó. Estuve pensando en lo que hice la noche anterior, yo creía que no había estado con Ángel, es más, a Ángel no le volví a ver desde aquel día en el bar…
Nerviosa, intenté recordar porque Ángel me decía eso…
¡Patricia! ¿Qué has hecho con Ángel? ¿Te has liado con él?- pensaba una y otra vez.
Pero era imposible. Así que decidí contestarle.
“Ángel, de verdad que no sé lo que pasó anoche, por más que intento recordar no lo consigo. Si que debería de estar borracha, pero borracha, borracha porque ni me acuerdo que me fuera contigo. Dime que pasó…Aunque lo veo imposible, pero bueno”
En ese momento Ángel estaba cantando en el baño. Estaba feliz, había vuelto a ligar con una chica después de mucho, mucho tiempo. Y la verdad es que Pilar le encantaba, era una mujer bastante impresionante.
Estaba delante del espejo, cuando le llegó el mensaje al móvil, lo cogió pensando que era Pilar la que le había contestado, pero para su sorpresa era mi mensaje. Frunció el ceño extrañado y lo leyó.
Nada más terminar de leerlo se quedó bloqueado, no sabía como reaccionar, se había equivocado de número. ¿Qué me iba a contar ahora? Si me decía que se había equivocado de número, sabría que se había tirado a otra chica y eso era una cosa que Ángel no quería.
¿Qué hago? ¿Qué hago?- se preguntó a él mismo, nervioso y mirándose al espejo.
Dio unas cuantas vueltas por el baño, sin dejar de mirarse en el espejo.
Cada vez estaba más nervioso y cada vez tenía menos claro lo que iba a hacer, si me iba a contestar, si me iba a decir que se había equivocado, y entonces, cuando más nervioso estaba llamaron al timbre. Resopló y fue a abrir rezando para que fuera Pilar la que llamaba a la puerta.
Pero no era Pilar, si no Berta.
Abrió la puerta sin saber qué hacía allí y para que había bajado. Parecía enfadada.
¿a que me recuerda esto?-pensó Ángel, aquella situación le recordaba a cuando había bajado Pilar la noche anterior- ¿También me voy a tirar a Berta?-pensó riéndose y abrió la puerta.
-Hola-le dijo no muy contenta, Ángel sonrió
-Hola ¿Qué te pasa?
Berta resopló y entro sin pedir permiso-No, no te cortes, pasa, pasa…si y te lo iba a decir yo-le dijo haciéndose el enfadado, y cerró la puerta.
Berta se sentó en el sofá del salón-Ángel, no sé qué hago aquí si te digo la verdad, pero es que a Patricia no la voy a ver hasta dentro de mucho y…necesito hablar con alguien
Ángel la escuchaba atentamente y le hizo un gesto para que empezara a contárselo.
-Verás, es Pilar…es que, no la aguanto más, si, es mi mejor amiga desde que éramos pequeñas, pero es que desde que vivimos juntas tenemos más discusiones y cada vez viene a casa con un chico nuevo, y ya me empieza a molestar.
Ángel se quedó pensativo, definitivamente, aquella conversación ya la había tenido antes…-Esta mañana ha vuelto a casa de nuevo con Rubén, el hermano de Patricia.
Los ojos de Ángel se agrandaron como platos al escuchar eso- y yo como un tonto mandándole mensajes al móvil-pensó- solo he sido un rollo de una noche- agachó la cabeza desilusionado-Ángel ¿me estas escuchando?-le preguntó poniéndole una mano en un hombro
Ángel levantó la cabeza y la miró preocupado. Asintió con la cabeza y la volvió a agachar.
Berta agachó también la cabeza y se llevó las manos a la cabeza.
-Yo no sé que voy a hacer Ángel, creo que me voy a ir de aquí y la voy a dejar sola con el piso-Ángel la miró extrañado y Berta asintió-Es verdad Ángel, me lo estoy pensando seriamente-Ángel le puso la mano en la rodilla- Berta no…no te vayas a ningún lado. Es mas, ¿A dónde vas a ir si te vas?
Berta agachó la cabeza, parecía tener la idea de saber muy bien a donde iba a ir.
-Hay alguien que me ha vuelto a llamar…-Ángel subió y bajó las cejas-La verdad es que…
-Que no, que no te vayas Berta, tu hazme caso-le dijo interrumpiéndole
Berta parecía tener las cosas claras, aunque las palabras de Ángel la hicieron pensar.
Nada mas marchase Berta, Ángel se sentó de nuevo en el sofá y sin saber porque recordó aquel día, cuando todavía yo vivía en su casa.
Estaba muy triste por a ver perdido a mi novio y una noche Berta se quedó a dormir en casa. Berta y yo estábamos sentadas en mi cama, hablando de nuestras cosas, yo parecía un poco más tranquila hablando con Berta, o por lo menos me quitaba a mi ex de la cabeza durante un rato.
Ángel estaba hablando por teléfono en su habitación. Hablaba con su amiguito Dani. Y no paraba de decirle que si estábamos las dos en su casa que nos fuera a buscar y que intentara algo con nosotras. Ángel no paraba de insistir en que no iba a hacerlo.
-Que si ¿Cómo vas a perder esa oportunidad de oro? ¿Cuándo las vas a volver a tener a las dos juntas? ¡NUNCA! Venga…ve a por ellas-le decía Dani por teléfono-Que no, Dani, que no voy a hacerlo
Tras mucho insistir, Ángel colgó y se dirigió a la habitación donde estábamos. Sigilosamente se asomó a la habitación y estuvo observándonos un rato, ninguna de las dos nos dimos cuenta de que Ángel nos observaba.
Ángel cerró los ojos. Quería entrar. Ya tenía la mano en el pomo de la puerta para empujarla y entrar. Pero no se decidía a dar el paso.
En ese momento yo me di cuenta de que estaba ahí detrás, pero no dije nada e hice como que no le había visto. Más que nada para ver lo que hacía.
Berta me hablaba de sus cosas, pero la verdad es que en ese momento no la estaba escuchando, estaba más pendiente de ver lo que hacía Ángel.
Vi como volvía a resoplar y dejaba el pomo libre. Entonces sin saber exactamente porque lo hice tosí para que Ángel mirara, para hacerle una señal.
Él miro y me vio sentada encima de la cama haciéndole señales con la mano para que entrara a la habitación. Ángel sonrió y entró. Berta se dio la vuelta. No pareció gustarle la entrada de Ángel.
-Hola-le dije sonriente, los ojos me brillaban con el reflejo de la luz de la mesilla-Hola- me contestó algo vergonzoso-¿Qué? ¿No puedes dormir?-le pregunté muy sonriente al ver que se estaba sonrojando-No, la verdad es que no
Me reí. Estaba feliz aquella noche, hablar con Berta me hacía sentir bien y me daba ánimos, por eso estaba tan contenta.
-Ven, siéntate aquí-dije dando golpecitos en la cama, Ángel me miró a los ojos y se sentó. Nos miró a las dos y agachó la cabeza.
Berta me miró, por la manera en la que lo hizo me dio a entender que no estaba contenta con la llegada de Ángel, yo me encogí de hombros.
Estuvimos un rato los tres en silencio, no sabíamos que decir, no teníamos de que hablar, Berta ya no me hablaba porque no quería contarme sus cosas delante de Ángel. De repente, después de bostezar dos o tres veces, Berta empezó a hablar.
-Cuando hacía acampadas con mis amigos, jugábamos a un juego divertido-Ángel y yo la miramos con ganas de saber cual era y con ganas de jugar-Cuenta, ¿de qué va?- preguntó Ángel
Berta sonrió avergonzada, pues el juego era un poco picante-Veréis, se tiran unos dados, y al que saque el número más bajo se le vendan lo ojos.
Ángel y yo nos miramos, después seguimos escuchando a ver como seguía el juego, la verdad es que parecía divertido.
-Pues…los que no tienen los ojos vendados, le tienen que dar un beso o hacerle lo que sea al que tiene los ojos vendados y después, tiene que adivinar quien ha sido, si no lo adivina se tiene que quitar una prenda.
Ángel soltó una pequeña carcajada, yo le miré y después miré a Berta-¿Quieres que juguemos o simplemente es un comentario?-le pregunté
Berta sonrió tímida y asintió- ¿Queréis?
Ángel y yo nos miramos, él asintió y entonces yo también accedí a jugar.
Los tres estábamos nerviosos, sobre todo Ángel.
Fui a por los dados de un juego de la oca que tenía en el armario y me los llevé a la cama.
Ángel se mojó los labios con la lengua y me miro de reojo.
Les miré a los dos y empecé a agitar el dado. Los dos me miraban esperando a que lanzara para ver que me salía. Y me salió lo peor que me podía a ver salido, un uno.
Berta y Ángel empezaron a reírse y a mirarse
-Parece que alguien va a vendase los ojos- me dijo Berta subiendo y bajando las cejas y dándole vueltas al pañuelo que tenía en la mano para vendar los ojos.
Ángel se rió y asintió.
-No habléis tan deprisa, guapos-le di los dados a Ángel- venga, tira tu
Ángel cogió los dados, los agitó y los tiró-¡Toma!- gritó-¡Un seis!
Le miré con cara de psicópata y él me sacó la lengua. Berta empezó a agitar los dados, yo cogí la venda, pues sabía que me la pondría yo.
El dado de Berta cayó al suelo y los tres nos asomamos para mirar lo que había salido, y si, me tocaba vendarme los ojos, había salido un cinco.
Berta y Ángel me miraron a la vez al ver el número que había salido, los dos estaban igual de sonrientes. Le miré un poco indecisa. Pero antes de que me echara atrás, Ángel me quitó la venda de las manos y empezó a atármela.
No borré la sonrisa en ningún momento, pero reconozco que estaba un poco incómoda.
De repente escuché la voz de Berta-Vale Patricia, tú no puedes tocar, y te tienes que dejar llevar ¿vale?
-¿Por qué no puedo tocar?-pregunté-Porque somos solo Ángel y yo, lo adivinarías si tocas…no creo que Ángel tenga esta melena-dijo tocándose el pelo, aunque no pude verla porque llevaba una venda en la cara.
Respiré hondo, oí como Berta y Ángel hacían pares y nones para ver quien se lanzaba a hacerme algo. Escuché un “Un, dos, tres” por lo que deduje que acababan de sacar quien se tiraba a por mí. Pasó un rato y nadie me hacía nada, pero escuche cuchicheos. No les dije nada para no darle a entender que tenía ganas de que se lanzaran, porque sinceramente. Era todo lo contrario. Cuanto más tardaran mejor. Y si no se lanzaban mejor que mejor.
De repente noté que alguno de los dos se acercaba a mí y me hacia el pelo hacía atrás. Sonreí, estaba dudosa, no sabía quién de los dos era. Noté que me hizo la cabeza hacia un lado y empezó a darme besos en el cuello, quería tocarle, pero me contuve. Normas del juego.
Aquellos tiernos besos terminaron y Berta me dijo que me quitara la venda. Y así lo hice.
-¿Quién ha sido?-Me preguntó Ángel
Yo sonreí, la verdad es que no lo sabía, y si fallaba me tenía que quitar una prenda.
Berta me miraba sonriente, al igual que Ángel. Yo me mordía el labio, siempre lo hacía cuando me ponía nerviosa.
-¿Quién ha sido Patri?-me preguntó Berta riéndose porque me tenía que quitar una prenda-ha sido…Ángel-dije sin pensar y no muy segura
Los dos se miraron y asintieron, yo sonreí avergonzada y miré a Ángel, este agachó la cabeza. Berta tiró el dado, sacó un seis. Sonrió satisfecha y se lo pasó a Ángel. Un tres.
-Vaya Angelito…cada vez sacas números más bajitos…-le dije cogiendo el dado, Ángel me miró con una sonrisa picarona.
Tiré el dado, y tuve claro que aquel día no era mi día de suerte. Un triste uno.
-De nuevo para ti el pañuelito-me dijo Berta. Y vino a ponerme el pañuelo en los ojos.
-ahora se lo haces de nuevo tu, porque ahora va a decir que he sido yo, y así le hacemos que se quite una prenda- le susurró Berta a Ángel al oído, este ilumino su cara con una sonrisa y asintió.
Berta terminó de atarme la venda y comprobó que no veía nada.
Oí como jugaron de nuevo a pares y nones. Y de repente alguien me cogió de la cara y noté un beso en la mejilla. ¿Ya está? ¿Eso era todo?- pensé, pero no, me equivocaba. Fuese quien fuese me dio un beso en la comisura de los labios, como muy tímido, que no quería llegar a dármelo completo. Yo creo que no se atrevía.
Me quité la venda y lo tuve muy claro, por la timidez del beso supe que era Berta.
Con una sonrisilla en mi boca miré a Berta, ella me sonrió tímidamente- ¡has sido tú!-le dije señalándola, entonces Berta y Ángel chocaron las manos y se rieron-No he sido yo- me dijo Berta, me quedé boquiabierta mirándoles a los dos.
Ángel me miró subiendo y bajando las cejas. Los miré a los dos con los ojos entornados. Estaban compinchados…querían que me desnudase la primera-Una prenda fuera- me dijo Ángel. Lo que me quité fueron los calcetines.
Berta hizo palmas a modo de una niña pequeña-¡Esto se empieza a animar!-gritó
Ahora sacas tu el primero-le dije a Ángel dándole los dados. Él me miró y sonrió.
Tiró los dados.
-¡UN UNO!- grité ilusionada, él me miró haciéndose el enfadado-Parece que te vas a vendar tú ahora los ojos-le dijo Berta y tiró, sacó un seis.
Cogí los dados y recé para que me saliera alto. Me levanté de un salto de la cama. Era un seis. Ángel se ponía la venda.
Cuando se la puso, Berta y yo discutimos en voz baja para ver quien se lanzaba.
Yo le decía que lo hiciera ella que todavía no había intervenido en el juego. Pero ella me decía que no, que lo hiciera yo. Entonces la miré extrañada-Berta, ¿por casualidad quieres que Ángel y yo nos enrollemos?-le pregunté al oído, Berta me negó rotundamente-¡qué va! Venga, lánzate que te espera-me dijo concluyendo la discusión
Miré a Ángel, me hizo gracia verle allí esperando, con la venda puesta ¿De verdad yo estaba tan ridícula?
-Venga, que no tengo todo el día- dijo Ángel, entonces yo quise lanzarme a besar sus labios, a darle un buen beso, más que nada para calentar un poco más el ambiente. Pero algo me frenó. Mi ex vino a mi cabeza, así que me volví atrás y le quité la venda a Ángel, él me miró extrañado, al igual que me miraba Berta.
-Se ha terminado el juego, no quiero seguir-les dije con la voz apagada
Ángel volvió a su habitación y Berta y yo nos acostamos a dormir.
Exactamente no sabía a cuento de qué, pero aquel momento había llegado a la cabeza de Ángel. Entonces se acordó que tenía que contestarme a un mensaje que me había enviado por error.
Se sacó el móvil del bolsillo y se quedó mirándolo, sin saber todavía exactamente qué hacer.
Yo mientras andaba aun dándole vueltas a la cabeza, con la duda de que había hecho con Ángel. Como no me contestaba y Dani estaba a punto de llegar le envié otro mensaje.
“Ángel, por favor, necesito saber que ha pasado entre tú y yo…porque no paro de pensarlo. Dime algo”
En ese momento Dani abrió la puerta de casa y me guardé el móvil en el bolsillo.
<A ciegas>
Esa mañana, me desperté. A mi lado estaba Dani, envuelto en una fina sábana. Sonreí, él sonreía en sueños, lo que me hizo aún más gracia.
Respiré hondo y me quedé mirando al techo, pensando en no sé exactamente que…
Quizá pensaba en Ángel, lo que si sabía es que me estaba poniendo triste.
Pasados unos minutos Dani se despertó y me dio un beso en el hombro, siempre lo hacía cuando despertaba a mi lado. Se quedó esperando a que yo me volviera y le diera el besito que siempre le daba tras ese dulce beso en el hombro. Pero no me vi animada para hacerlo.
-¿Te pasa algo?-me preguntó al ver que aquel beso no llegaba.
Negué con la cabeza. En realidad si me pasaba algo, pero no se lo podía contar porque no sabía ni yo que me pasaba-Dame un beso, guapa- me dijo acercándose a mis labios y rodeándome con sus brazos.
Le dí aquel beso, aunque sin ganas y él lo notó, pero prefirió no decirme nada.
Me quedé un rato más mirando al techo y me levanté, Dani me siguió con la mirada, sonriente. Le miré y vi que me sonreía, yo no tenía ganas para devolverle la sonrisa.
-Patricia, hoy me voy con David y Chema al local de ensayo-me dijo desde la cama frotándose los ojos.
Le miré de reojo y abrí el armario para sacar la ropa y vestirme. La verdad es que no quería que se fuera, aquel día estaba sensible y puede que necesitara su presencia. Noté como se levantó de la cama y de repente lo vi parado al lado de la puerta del armario, mirándome serio.
-De verdad Patricia, ¿te pasa algo?-me preguntó preocupado. Volví a negar con la cabeza y cerré el armario. Salí de la habitación y me dirigí al baño para cambiarme, Dani se quedó mirándome, pero no me siguió, lo que me pareció raro.
Cuando salí del baño vi que Dani estaba también vestido y desayunando en la cocina.
Le miré con los ojos llorosos, no sabía cómo decirle que no se fuera. Pensé en no decirle nada, llamar a Berta e irme a tomar algo, pero Berta ese día trabajaba, me iba a quedar sola y no quería, es más, no sabía ni que haría yo sola en mi casa todo el día. Dani se giró con dos tazas de café en la mano y me dio una.
-Gracias-mi voz sonaba apagada.
Dani me miraba fijamente mientras removía su café, sabía que algo me pasaba y no se lo quería decir. Le miré a los ojos al darme cuenta de que me miraba y sin pensarlo dos veces se lo dije.
-Dani, no quiero que te vayas- me miró extrañado-¿Por qué?-Negué con la cabeza-no lo sé, hoy no me encuentro bien de moral, quiero tu compañía, además no puedo irme con Berta porque trabaja…
Dani agachó la cabeza, le dio la vuelta a la mesa y vino a abrazarme, me dio un beso en la cabeza, le miré a los ojos y le cogí por la cintura.
-No quiero que te vayas, no me dejes solita- le dije poniéndole carita de inocente. Dani me acercó a él y me dio un tierno beso en los labios-¿Por qué no te vienes conmigo?
Por un momento pensé que era mejor que no. ¿Qué iba a hacer allí durante más de tres horas escuchando como ensayaban? Dani me volvió a besar y me insistió en que me fuera con él.
Pero yo no quería irme, quería que nos quedáramos en casa…haciendo nuestras cosas de enamorados.
Tras un rato abrazada a él pensándome si me iba con ellos o no, me decidí.
-¿Qué me dices? ¿Te vienes?-me preguntó esperando a que la respuesta fuera un sí. Pero para su sorpresa, negué con la cabeza-Mejor me quedo, me apetece estar en casa- me separé lentamente de él y me fui al salón, Dani me siguió con los cafés en la mano, se sentó a mi lado y me dio el mío.
-No quiero que estés triste ¿sabes?-me dijo tras darme un cariñoso beso en la mejilla. Le miré de reojo y le sonreí.
Después de unos diez minutos me quedé sola en casa, Dani se fue a ensayar, y la verdad es que por un momento me arrepentí de no haberme ido con él, porque me estaba aburriendo como una ostra, y encima no ponían nada interesante en la tele.
De repente mi móvil sonó, lo tenía en mi bolsillo. Me levanté y lo saqué, para mi sorpresa era un mensaje de Ángel, un mensaje que no logré entender del todo y era un poco desconcertante…
“Lo de anoche estuvo genial, que pena que no te hayas quedado para poder levantarme junto a ti, y ver tus preciosos ojos, lo tenemos que repetir algún día, eh? Besitos guapetona”
No logré entender nada, pero el corazón se me disparó. Estuve pensando en lo que hice la noche anterior, yo creía que no había estado con Ángel, es más, a Ángel no le volví a ver desde aquel día en el bar…
Nerviosa, intenté recordar porque Ángel me decía eso…
¡Patricia! ¿Qué has hecho con Ángel? ¿Te has liado con él?- pensaba una y otra vez.
Pero era imposible. Así que decidí contestarle.
“Ángel, de verdad que no sé lo que pasó anoche, por más que intento recordar no lo consigo. Si que debería de estar borracha, pero borracha, borracha porque ni me acuerdo que me fuera contigo. Dime que pasó…Aunque lo veo imposible, pero bueno”
En ese momento Ángel estaba cantando en el baño. Estaba feliz, había vuelto a ligar con una chica después de mucho, mucho tiempo. Y la verdad es que Pilar le encantaba, era una mujer bastante impresionante.
Estaba delante del espejo, cuando le llegó el mensaje al móvil, lo cogió pensando que era Pilar la que le había contestado, pero para su sorpresa era mi mensaje. Frunció el ceño extrañado y lo leyó.
Nada más terminar de leerlo se quedó bloqueado, no sabía como reaccionar, se había equivocado de número. ¿Qué me iba a contar ahora? Si me decía que se había equivocado de número, sabría que se había tirado a otra chica y eso era una cosa que Ángel no quería.
¿Qué hago? ¿Qué hago?- se preguntó a él mismo, nervioso y mirándose al espejo.
Dio unas cuantas vueltas por el baño, sin dejar de mirarse en el espejo.
Cada vez estaba más nervioso y cada vez tenía menos claro lo que iba a hacer, si me iba a contestar, si me iba a decir que se había equivocado, y entonces, cuando más nervioso estaba llamaron al timbre. Resopló y fue a abrir rezando para que fuera Pilar la que llamaba a la puerta.
Pero no era Pilar, si no Berta.
Abrió la puerta sin saber qué hacía allí y para que había bajado. Parecía enfadada.
¿a que me recuerda esto?-pensó Ángel, aquella situación le recordaba a cuando había bajado Pilar la noche anterior- ¿También me voy a tirar a Berta?-pensó riéndose y abrió la puerta.
-Hola-le dijo no muy contenta, Ángel sonrió
-Hola ¿Qué te pasa?
Berta resopló y entro sin pedir permiso-No, no te cortes, pasa, pasa…si y te lo iba a decir yo-le dijo haciéndose el enfadado, y cerró la puerta.
Berta se sentó en el sofá del salón-Ángel, no sé qué hago aquí si te digo la verdad, pero es que a Patricia no la voy a ver hasta dentro de mucho y…necesito hablar con alguien
Ángel la escuchaba atentamente y le hizo un gesto para que empezara a contárselo.
-Verás, es Pilar…es que, no la aguanto más, si, es mi mejor amiga desde que éramos pequeñas, pero es que desde que vivimos juntas tenemos más discusiones y cada vez viene a casa con un chico nuevo, y ya me empieza a molestar.
Ángel se quedó pensativo, definitivamente, aquella conversación ya la había tenido antes…-Esta mañana ha vuelto a casa de nuevo con Rubén, el hermano de Patricia.
Los ojos de Ángel se agrandaron como platos al escuchar eso- y yo como un tonto mandándole mensajes al móvil-pensó- solo he sido un rollo de una noche- agachó la cabeza desilusionado-Ángel ¿me estas escuchando?-le preguntó poniéndole una mano en un hombro
Ángel levantó la cabeza y la miró preocupado. Asintió con la cabeza y la volvió a agachar.
Berta agachó también la cabeza y se llevó las manos a la cabeza.
-Yo no sé que voy a hacer Ángel, creo que me voy a ir de aquí y la voy a dejar sola con el piso-Ángel la miró extrañado y Berta asintió-Es verdad Ángel, me lo estoy pensando seriamente-Ángel le puso la mano en la rodilla- Berta no…no te vayas a ningún lado. Es mas, ¿A dónde vas a ir si te vas?
Berta agachó la cabeza, parecía tener la idea de saber muy bien a donde iba a ir.
-Hay alguien que me ha vuelto a llamar…-Ángel subió y bajó las cejas-La verdad es que…
-Que no, que no te vayas Berta, tu hazme caso-le dijo interrumpiéndole
Berta parecía tener las cosas claras, aunque las palabras de Ángel la hicieron pensar.
Nada mas marchase Berta, Ángel se sentó de nuevo en el sofá y sin saber porque recordó aquel día, cuando todavía yo vivía en su casa.
Estaba muy triste por a ver perdido a mi novio y una noche Berta se quedó a dormir en casa. Berta y yo estábamos sentadas en mi cama, hablando de nuestras cosas, yo parecía un poco más tranquila hablando con Berta, o por lo menos me quitaba a mi ex de la cabeza durante un rato.
Ángel estaba hablando por teléfono en su habitación. Hablaba con su amiguito Dani. Y no paraba de decirle que si estábamos las dos en su casa que nos fuera a buscar y que intentara algo con nosotras. Ángel no paraba de insistir en que no iba a hacerlo.
-Que si ¿Cómo vas a perder esa oportunidad de oro? ¿Cuándo las vas a volver a tener a las dos juntas? ¡NUNCA! Venga…ve a por ellas-le decía Dani por teléfono-Que no, Dani, que no voy a hacerlo
Tras mucho insistir, Ángel colgó y se dirigió a la habitación donde estábamos. Sigilosamente se asomó a la habitación y estuvo observándonos un rato, ninguna de las dos nos dimos cuenta de que Ángel nos observaba.
Ángel cerró los ojos. Quería entrar. Ya tenía la mano en el pomo de la puerta para empujarla y entrar. Pero no se decidía a dar el paso.
En ese momento yo me di cuenta de que estaba ahí detrás, pero no dije nada e hice como que no le había visto. Más que nada para ver lo que hacía.
Berta me hablaba de sus cosas, pero la verdad es que en ese momento no la estaba escuchando, estaba más pendiente de ver lo que hacía Ángel.
Vi como volvía a resoplar y dejaba el pomo libre. Entonces sin saber exactamente porque lo hice tosí para que Ángel mirara, para hacerle una señal.
Él miro y me vio sentada encima de la cama haciéndole señales con la mano para que entrara a la habitación. Ángel sonrió y entró. Berta se dio la vuelta. No pareció gustarle la entrada de Ángel.
-Hola-le dije sonriente, los ojos me brillaban con el reflejo de la luz de la mesilla-Hola- me contestó algo vergonzoso-¿Qué? ¿No puedes dormir?-le pregunté muy sonriente al ver que se estaba sonrojando-No, la verdad es que no
Me reí. Estaba feliz aquella noche, hablar con Berta me hacía sentir bien y me daba ánimos, por eso estaba tan contenta.
-Ven, siéntate aquí-dije dando golpecitos en la cama, Ángel me miró a los ojos y se sentó. Nos miró a las dos y agachó la cabeza.
Berta me miró, por la manera en la que lo hizo me dio a entender que no estaba contenta con la llegada de Ángel, yo me encogí de hombros.
Estuvimos un rato los tres en silencio, no sabíamos que decir, no teníamos de que hablar, Berta ya no me hablaba porque no quería contarme sus cosas delante de Ángel. De repente, después de bostezar dos o tres veces, Berta empezó a hablar.
-Cuando hacía acampadas con mis amigos, jugábamos a un juego divertido-Ángel y yo la miramos con ganas de saber cual era y con ganas de jugar-Cuenta, ¿de qué va?- preguntó Ángel
Berta sonrió avergonzada, pues el juego era un poco picante-Veréis, se tiran unos dados, y al que saque el número más bajo se le vendan lo ojos.
Ángel y yo nos miramos, después seguimos escuchando a ver como seguía el juego, la verdad es que parecía divertido.
-Pues…los que no tienen los ojos vendados, le tienen que dar un beso o hacerle lo que sea al que tiene los ojos vendados y después, tiene que adivinar quien ha sido, si no lo adivina se tiene que quitar una prenda.
Ángel soltó una pequeña carcajada, yo le miré y después miré a Berta-¿Quieres que juguemos o simplemente es un comentario?-le pregunté
Berta sonrió tímida y asintió- ¿Queréis?
Ángel y yo nos miramos, él asintió y entonces yo también accedí a jugar.
Los tres estábamos nerviosos, sobre todo Ángel.
Fui a por los dados de un juego de la oca que tenía en el armario y me los llevé a la cama.
Ángel se mojó los labios con la lengua y me miro de reojo.
Les miré a los dos y empecé a agitar el dado. Los dos me miraban esperando a que lanzara para ver que me salía. Y me salió lo peor que me podía a ver salido, un uno.
Berta y Ángel empezaron a reírse y a mirarse
-Parece que alguien va a vendase los ojos- me dijo Berta subiendo y bajando las cejas y dándole vueltas al pañuelo que tenía en la mano para vendar los ojos.
Ángel se rió y asintió.
-No habléis tan deprisa, guapos-le di los dados a Ángel- venga, tira tu
Ángel cogió los dados, los agitó y los tiró-¡Toma!- gritó-¡Un seis!
Le miré con cara de psicópata y él me sacó la lengua. Berta empezó a agitar los dados, yo cogí la venda, pues sabía que me la pondría yo.
El dado de Berta cayó al suelo y los tres nos asomamos para mirar lo que había salido, y si, me tocaba vendarme los ojos, había salido un cinco.
Berta y Ángel me miraron a la vez al ver el número que había salido, los dos estaban igual de sonrientes. Le miré un poco indecisa. Pero antes de que me echara atrás, Ángel me quitó la venda de las manos y empezó a atármela.
No borré la sonrisa en ningún momento, pero reconozco que estaba un poco incómoda.
De repente escuché la voz de Berta-Vale Patricia, tú no puedes tocar, y te tienes que dejar llevar ¿vale?
-¿Por qué no puedo tocar?-pregunté-Porque somos solo Ángel y yo, lo adivinarías si tocas…no creo que Ángel tenga esta melena-dijo tocándose el pelo, aunque no pude verla porque llevaba una venda en la cara.
Respiré hondo, oí como Berta y Ángel hacían pares y nones para ver quien se lanzaba a hacerme algo. Escuché un “Un, dos, tres” por lo que deduje que acababan de sacar quien se tiraba a por mí. Pasó un rato y nadie me hacía nada, pero escuche cuchicheos. No les dije nada para no darle a entender que tenía ganas de que se lanzaran, porque sinceramente. Era todo lo contrario. Cuanto más tardaran mejor. Y si no se lanzaban mejor que mejor.
De repente noté que alguno de los dos se acercaba a mí y me hacia el pelo hacía atrás. Sonreí, estaba dudosa, no sabía quién de los dos era. Noté que me hizo la cabeza hacia un lado y empezó a darme besos en el cuello, quería tocarle, pero me contuve. Normas del juego.
Aquellos tiernos besos terminaron y Berta me dijo que me quitara la venda. Y así lo hice.
-¿Quién ha sido?-Me preguntó Ángel
Yo sonreí, la verdad es que no lo sabía, y si fallaba me tenía que quitar una prenda.
Berta me miraba sonriente, al igual que Ángel. Yo me mordía el labio, siempre lo hacía cuando me ponía nerviosa.
-¿Quién ha sido Patri?-me preguntó Berta riéndose porque me tenía que quitar una prenda-ha sido…Ángel-dije sin pensar y no muy segura
Los dos se miraron y asintieron, yo sonreí avergonzada y miré a Ángel, este agachó la cabeza. Berta tiró el dado, sacó un seis. Sonrió satisfecha y se lo pasó a Ángel. Un tres.
-Vaya Angelito…cada vez sacas números más bajitos…-le dije cogiendo el dado, Ángel me miró con una sonrisa picarona.
Tiré el dado, y tuve claro que aquel día no era mi día de suerte. Un triste uno.
-De nuevo para ti el pañuelito-me dijo Berta. Y vino a ponerme el pañuelo en los ojos.
-ahora se lo haces de nuevo tu, porque ahora va a decir que he sido yo, y así le hacemos que se quite una prenda- le susurró Berta a Ángel al oído, este ilumino su cara con una sonrisa y asintió.
Berta terminó de atarme la venda y comprobó que no veía nada.
Oí como jugaron de nuevo a pares y nones. Y de repente alguien me cogió de la cara y noté un beso en la mejilla. ¿Ya está? ¿Eso era todo?- pensé, pero no, me equivocaba. Fuese quien fuese me dio un beso en la comisura de los labios, como muy tímido, que no quería llegar a dármelo completo. Yo creo que no se atrevía.
Me quité la venda y lo tuve muy claro, por la timidez del beso supe que era Berta.
Con una sonrisilla en mi boca miré a Berta, ella me sonrió tímidamente- ¡has sido tú!-le dije señalándola, entonces Berta y Ángel chocaron las manos y se rieron-No he sido yo- me dijo Berta, me quedé boquiabierta mirándoles a los dos.
Ángel me miró subiendo y bajando las cejas. Los miré a los dos con los ojos entornados. Estaban compinchados…querían que me desnudase la primera-Una prenda fuera- me dijo Ángel. Lo que me quité fueron los calcetines.
Berta hizo palmas a modo de una niña pequeña-¡Esto se empieza a animar!-gritó
Ahora sacas tu el primero-le dije a Ángel dándole los dados. Él me miró y sonrió.
Tiró los dados.
-¡UN UNO!- grité ilusionada, él me miró haciéndose el enfadado-Parece que te vas a vendar tú ahora los ojos-le dijo Berta y tiró, sacó un seis.
Cogí los dados y recé para que me saliera alto. Me levanté de un salto de la cama. Era un seis. Ángel se ponía la venda.
Cuando se la puso, Berta y yo discutimos en voz baja para ver quien se lanzaba.
Yo le decía que lo hiciera ella que todavía no había intervenido en el juego. Pero ella me decía que no, que lo hiciera yo. Entonces la miré extrañada-Berta, ¿por casualidad quieres que Ángel y yo nos enrollemos?-le pregunté al oído, Berta me negó rotundamente-¡qué va! Venga, lánzate que te espera-me dijo concluyendo la discusión
Miré a Ángel, me hizo gracia verle allí esperando, con la venda puesta ¿De verdad yo estaba tan ridícula?
-Venga, que no tengo todo el día- dijo Ángel, entonces yo quise lanzarme a besar sus labios, a darle un buen beso, más que nada para calentar un poco más el ambiente. Pero algo me frenó. Mi ex vino a mi cabeza, así que me volví atrás y le quité la venda a Ángel, él me miró extrañado, al igual que me miraba Berta.
-Se ha terminado el juego, no quiero seguir-les dije con la voz apagada
Ángel volvió a su habitación y Berta y yo nos acostamos a dormir.
Exactamente no sabía a cuento de qué, pero aquel momento había llegado a la cabeza de Ángel. Entonces se acordó que tenía que contestarme a un mensaje que me había enviado por error.
Se sacó el móvil del bolsillo y se quedó mirándolo, sin saber todavía exactamente qué hacer.
Yo mientras andaba aun dándole vueltas a la cabeza, con la duda de que había hecho con Ángel. Como no me contestaba y Dani estaba a punto de llegar le envié otro mensaje.
“Ángel, por favor, necesito saber que ha pasado entre tú y yo…porque no paro de pensarlo. Dime algo”
En ese momento Dani abrió la puerta de casa y me guardé el móvil en el bolsillo.
beita- Mensajes : 7
Fecha de inscripción : 07/08/2010
Re: Si me quieres, besame
¿Por qué los fics que se empiezan en verano no se terminan? POR FAVOOOOOOOOOOOOR NECESITO SABER CÓMO ACABAAA
inma_pangelista- Mensajes : 40
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